Tolomeo

Leonardo Arres Navarrete

Perdón Señor, te ofendí,
te robé unos pensamientos,
que sólo eran de tí.
Pero al hombre se los dí,
pretendiendo que entendiera,
la grandeza de tu amor.

Y sin embargo, ya vez,
dijeron que estaba loco.
Fue más grande ese castigo,
que el que tú darme pudieres.

Perdona Dios mi torpeza,
de compartir mi experiencia,
con aquellos que la ciencia,
les obstruye la cabeza.

Sin embargo, mi Señor,
permitemé blasfemar.
Las cosas que yo escribí,
no todos lo entenderán.

Si no entienden a tu hijo,
menos podrán comprender,
este pobre parecer,
que escribí como reflejo.

Perdona entonces Señor,
la fatuidad de este hijo,
que se creyó pensador,
en un mundo tan complejo.

He cumplido mi misión,
como tú lo decidiste.
No puede haber perfección,
en un alma que está triste.

4/Abril/1996



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