Por Celeste
Tu piel, tan suave,
a veces llego a sentir el calor de tu piel.
Tu ojos marrones, llenos de alegría,
a veces llego a creer que te fijas en mí.
Tu sonrisa, tan de niño,
a veces llego a pensar que me pertenece.
Tus palabras, tan insignificantes,
a veces llego a pensar que son sabias.
Tu piel, sin escrúpulos,
a veces llego a sentir el roce de tu piel.
Tus ojos tan normales,
a veces llego a creer que son diferentes.
Tu risa, tan frecuente,
a veces llego a pensar que te ríes de mí.
Tus palabras, tan sabias,
a veces llego a pensar que te diviertes
por mis sentimientos;
bebiendo de mi manantial y ahogándote
en un amor profundo...