Esos ojos negros brillaron
a través del cristal de la ventana,
trajeron consigo una figura encantadora
y aunque ya la conocía
esa noche era más bella.
Su figura y sus ojos
montaron el carruaje,
se acercaron
y provocaron un terremoto
en todo mi cuerpo.
Su figura, sus ojos y mi cuerpo
llegaron al salón
que era grande y deslumbrante,
y estos dos cuerpos
fueron invadidos por miradas
mientras se desplazaban
al ritmo de una música ligera.
Pero su espíritu y el mío
observaron lentamente la escena
y la llevaron a sus corazones
uniéndose más.
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