Cuando creé los cielos y la tierra les hablé de existir.
Cuando creé el hombre, lo formé y soplé en su ser. Pero a
tí mujer, te formé después de haber soplado el aliento de
vida al hombre por que tu interior es muy delicado.
Permití que un profundo sueño se apoderara de él para poder
crearte paciente y perfectamente. El hombre fue puesto a
dormir para que no interfiriera con la creatividad.
Te formé de un hueso. Elegí el hueso que protege la vida del
hombre. Elegí la costilla que protege su corazón e interior
y le da apoyo como tú debes hacer.
Te formé a partir de este hueso. Te moldeé. Te formé bella y
perfectamente. Tus características son como las de la
costilla, fuerte pero delicada y frágil. Provees protección
para el órgano más delicado del hombre... su corazón.
Su corazón es el centro de su ser, su interior contiene
el aliento de vida. La caja formada por la costilla se
quebrará antes de permitir que se dañe el corazón. Sostén al
hombre como la caja de costillas sostiene al cuerpo.
No vienes de sus pies, para estar por debajo de él, no fuiste
tomada de su cabeza para estar por encima de él.
Fuiste tomada de su costado para estar a su lado y ser
mantenida muy cerca de él.
Eres mi ángel perfecto, eres mi pequeña niña preciosa, has
crecido para ser una espléndida mujer, y mis ojos se llenan
de alegría cuando veo las virtudes de tu corazón.
Tus ojos no los cambies, tus labios qué adorables cuando
dicen una plegaria, tu nariz tan perfecta en forma, tus manos
de tacto tan suave. He acariciado tu cara en tu sueño más
profundo, he mantenido tu corazón cerca del mío.
Todo lo que quise que el hombre experimentara y compartiera
conmigo lo puse en tí.
Mi bendición, mi fortaleza, mi pureza,mi amor, mi protección y
apoyo. Eres especial por que como él, tú también eres una
extensión de mí.
El hombre representa mi imagen, la mujer mis emociones; juntos
ustedes representan la totalidad de Dios.
Así que, hombre, trata bien a la mujer, ámala, respétala, ella
es frágil. Al herirla me hieres a mí, lo que haces a ella me
lo haces a mí. Al quebrarla a ella solo dañas tu propio corazón.
Mujer apoya al hombre. En humildad muéstrale el poder de la
emoción que te he dado. En suave quietud, sé su luz que lo
guíe a puerto seguro como ese faro que he hecho de tí y
muéstrale tu fortaleza. En el amor, muéstrale que eres la
costilla que protege su interior.
Enviado por Fina Pérez (Uruguay)
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