6 POBREZA
La pobreza es una
calamidad que, por el momento, no podemos solucionar. Posiblemente ello se deba
a la existencia de varias causas, algunas de ellas poco conocidas, ya que no son
sólo las decisiones económicas o políticas las que influirán en una posible
solución, sino también los aspectos culturales y psicológicos. Sin embargo, si
uno le pregunta al primer hombre que ve por la calle, acerca de las causas y de
la solución de este mal, inmediatamente dará una respuesta concreta y segura.
La sociedad presenta, ante muchos hombres,
un carácter hostil, contra el cual deberán luchar diariamente. De ahí que se
necesita cierta fortaleza espiritual, y grandes motivaciones, para afrontar con
éxito las dificultades que día a día nos ofrece el quehacer cotidiano. Quien
tiene poca fortaleza para esa lucha, se verá vencido y aparecerá la
negligencia. La vagancia implica rendirse antes de comenzar a luchar. El vago
es consciente de que será el resto de la sociedad quien, indirectamente, deberá
mantenerlo. Cuando el parásito social incrementa sus ambiciones, puede llegar
al robo y a la delincuencia.
Hay otros que, sin dejar de trabajar,
abandonan sus intentos por salir de la pobreza. Se mentalizan de tal forma que
se adaptan a esa vida conformándose con un mínimo de comodidades y de
seguridad. John K. Galbraith
escribió: “Sin embargo, no hay nada que mantenga mejor este equilibrio (de la
pobreza) que la ausencia de aspiración y la falta de esfuerzo para huir de él.
A su vez, en la comunidad rural pobre, tal aspiración se encuentra en conflicto
con uno de los elementos más profundos y predecibles de la conducta humana.
Este es la negativa a luchar contra lo imposible, la tendencia a preferir la
resignación a la frustración”. “Dada la formidable fuerza del equilibrio de la
pobreza dentro de la cual viven, la adaptación es la solución óptima. La
pobreza es cruel, pero una constante lucha por liberarse de ella y que de
continuo se ve frustrada, es todavía más cruel. Resulta más civilizado, más
inteligente así como más plausible, que después de siglos de experiencia, la
gente se conforme con lo que durante tanto tiempo ha sido inevitable”.
Podemos encontrar dos actitudes extremas que
caracterizan a los países desarrollados y a los que no lo son. También podemos
encontrar, dentro de una misma sociedad, tales actitudes extremas (con todos
los matices intermedios). Incluso en EEUU, con su gran poderío económico, el
17% de la población vive bajo el nivel de pobreza. John
K. Galbraith escribió: “La tendencia del país
poderoso es hacia un aumento del
ingreso; la tendencia del pobre es
hacia un equilibrio de la pobreza” (De “El origen de la pobreza de las masas” –
Ed. Diana).
Ya que la pobreza implica sufrimiento,
existirá ante ella cierto temor. El temor normal hace que una persona sea
ahorrativa y previsora del futuro. La ausencia de temor puede impulsar al
hombre hacia el progreso sostenido, o bien hacia una vida que contempla sólo el
presente favoreciendo una frágil posición económica futura. El temor excesivo
puede llevar al hombre a la inacción, o bien a la adaptación antes mencionada. Galbraith escribió: “Los economistas de los mundos
desarrollados tanto capitalista como socialista, consideran un hecho el deseo
de progresar. Sus recomendaciones abarcan en general a la gente que procura un
progreso material. Si tal progreso no se busca, los cimientos que sostienen a
toda la política económica desaparecen”.
La acción humana motivada por el miedo al
sufrimiento implica la búsqueda de la “felicidad negativa”, ya que no se busca
tanto la felicidad como la ausencia de sufrimiento. No se tiene confianza en
que la felicidad existe. Es una actitud similar a la adoptada por el budismo.
Muchas veces, el Estado recurre a la
asignación de ayuda a quienes carecen de medios económicos básicos. Esto puede
promover, a la larga, la vagancia. Esto ocurre cuando los sueldos más bajos, en
el mercado laboral, son equivalentes al monto de tales ayudas, o al menos comparables.
De ahí que a muchos les resulta más fácil lograr uno de esos recursos que
trabajar dignamente. Henry Hazlitt escribió al
respecto: “Una vez que la beneficencia estatal o cualquier programa similar de
ayuda empieza a funcionar, es casi imposible eliminarlo, a menos que se tomen
medidas muy severas. Una vez adoptado este sistema, aumenta el número de pobres
y la situación de éstos empeora en relación con su situación anterior, no sólo
porque han perdido la confianza en sí mismos, sino porque las fuentes de
riqueza y producción de las que dependen para contar con esa ayuda benéfica o
trabajo disminuyen o desaparecen” (De “La conquista de la pobreza” – Unión
Editorial SA)
En el siglo XIX, en Inglaterra, se promulga
la “ley de pobres” que establecía un beneficio otorgado por el Estado a quienes
carecían de trabajo. La asignación era mayor en proporción a la cantidad de
hijos que tuviese. Henry Hazlitt escribió: “Uno de
los efectos lógicos de este programa fue la disminución de los salarios, ya que
los empresarios se dieron cuanta de que podían reducir los salarios y dejar a
los contribuyentes que compensaran la diferencia. Al trabajador no le importaba
quién le pagara, puesto que él recibía la cantidad fijada. Otra consecuencia
fue la desmoralización en la eficacia laboral, ya que se pagaba a cada uno de
acuerdo con el número de miembros de su familia, y no según la calidad del
trabajo realizado. Los obreros no cualificados no obtenían más beneficios por
un mayor esfuerzo, y nada tenían que perder si se dedicaban a la vagancia”.
En cuanto a los países en desarrollo,
predomina la búsqueda del “sistema económico” que mejore la situación sin que
sus habitantes cambien en lo más mínimo. Incluso se pretende imitar el
“sistema” que utiliza tal o cual país sin siquiera preguntar acerca de cuáles
son las ideas predominantes en ese país. Wilhelm Röpke escribió: “Para poder apreciar hasta que punto es
importante para nuestro mundo este espíritu «burgués», pensemos en lo difícil
que resulta implantar las modernas formas de la economía a los países
subdesarrollados, que a menudo carecen de las condiciones espirituales y
morales que estamos analizando. Los occidentales las damos por sobreentendidas,
y por eso apenas somos conscientes de que existen, pero los dirigentes de los
países subdesarrollados, con frecuencia, sólo advierten los éxitos económicos
exteriores de las naciones de Occidente, sin percibir los cimientos
espirituales y morales que sustentan esos éxitos” (Citado en “Enfoques
económicos del mundo actual” de L.S. Stepelevich – Ed, Troquel).
Cuando en una sociedad predomina la gente
negligente, o temerosa en exceso, es posible que no se logre establecer la
proporción mínima aconsejable de empresarios. Sin esa cantidad mínima, la
desocupación seguramente adquirirá niveles importantes. Aunque existe cierta
desocupación encubierta que está constituida por miles de puestos de trabajo, a
nivel estatal, casi totalmente improductivos, que son una carga adicional para
los sectores productivos de la sociedad.
Es común que los demagogos jamás critiquen
el ocio y la vagancia, porque de ese sector surgirán muchos votos. Por el
contrario, pareciera que tienen como misión defender a los sectores pobres de
la “maldad empresarial”. De esa manera se desalienta notablemente la creación
de empresas que ofrezcan fuentes de trabajo productivo.
Es indudable que debe existir un cambio
moral sustancial. Sin embargo, a palabras tales como “ética”, “moral”,
“altruismo”, se les dan significados completamente opuestos según sea la
ideología predominante en quien las utilice. Así, cuando un marxista habla de
la “distribución de la riqueza”, no ha de ser de la riqueza propia, sino de la
ajena. Siempre es “generoso” con los bienes ajenos. Por el contrario, si
alguien sugiere que se deje de lado el egoísmo, para ser generoso con su propio
patrimonio, será para que esa persona aumente la cantidad de satisfacciones
morales y sea más feliz.
También, cuando el marxista utiliza la
palabra “altruismo” se refiere a una situación en la que el individuo debe
resignarse a sacrificar su felicidad en beneficio de los demás, o del Estado.
Esta será la justificación “ética” del encarcelamiento que se imponía a cada
individuo en los ex – países socialistas. La palabra “altruista” también podrá
utilizarse en aquella situación en que uno mismo decide sacrificarse por los
demás buscando una gran satisfacción moral. Es muy distinta una decisión
individual a una imposición exterior.
Cuando un marxista habla de “ética” se
refiere a la obediencia que el individuo debe darle a la planificación
económica previamente establecida, o cuando participa en la usurpación armada
de algún medio de producción privado. De ahí que Lenín
haya expresado: “Moral es lo que favorece el advenimiento del comunismo”. La
palabra “ética” tiene un significado completamente distinto en el contexto de
las ciencias sociales.
Todavía hay quienes sostienen las “ventajas”
de la reforma agraria por medio de la cual se expropia la tierra para cultivos.
Ayn Rand escribió: “La
colectivización de la agricultura soviética se logró por medio del hambre
oficialmente planificada, organizada e impuesta deliberadamente para forzar a
los campesinos a ingresar a las granjas colectivas” (De “El capitalismo, un
ideal desconocido”).
En cuanto a las soluciones posibles, una de
ellas consiste en finalizar con el elevado gasto en armamentos a nivel mundial.
Para ello es necesario dejar de lado los nacionalismos exagerados como también
las divisiones a nivel religioso. Si la religión es una cuestión ética,
entonces debemos priorizar la existencia de esta ética objetiva y dejar de lado
los aspectos subjetivos tradicionales, o menos relevantes.
A partir de la globalización económica y
cultural, debemos modificar su actual curso de manera que permita la solución
de los grandes males, evitando, a su vez, que sea causa de males mayores. De
ahí que es necesario que el principal grupo de naciones, como es el europeo,
tome el liderazgo para promover las reformas tan ansiadas. El escritor
estadounidense Jeremy Rifkin
compara la actitud de EEUU con la de Europa, de la siguiente forma: “Los sueños
europeos y americano consisten esencialmente en dos ideas diametralmente
opuestas sobre la libertad y la seguridad. Los estadounidenses defienden una
definición negativa de la libertad, y, por lo tanto, de la seguridad. Para
nosotros, la libertad ha ido asociada desde siempre con la autonomía. Si uno es
autónomo, no depende de los demás ni es vulnerable a circunstancias ajenas a su
control. Para ser autónomo es preciso ser propietario. Cuanta más riqueza amasa
uno, más independiente es respecto al mundo. Uno es libre si se convierte en
una isla autónoma y autosuficiente. La riqueza trae consigo la exclusividad y
la exclusividad trae consigo la seguridad”.
“El nuevo sueño europeo, en cambio, se basa
en un conjunto distinto de premisas sobre aquello en que consisten la libertad
y la seguridad. Para los europeos, no hay que buscar la libertad en la
autonomía sino en la integración. Ser libre significa tener acceso a una miriada de relaciones de interdependencia con otras
personas. Cuanto más acceso tiene uno a comunidades distintas, tantas más
opciones y posibilidades tiene de vivir una vida plena y con sentido. Las
relaciones traen consigo la inclusividad, y la inclusividad trae consigo la seguridad” (De “El sueño
europeo” – Editorial Paidós).
7 IDEAS QUE FAVORECEN AL
PROGRESO
En realidad trataremos tanto las ideas que
favorecen como las que perjudican al progreso. Comenzaremos con el siguiente
lema atribuido a Karl Marx:
“De cada uno según su capacidad, para cada uno según sus necesidades”. En esta
expresión algunos ven las “buenas intenciones” que aparentemente mueven al
marxismo. Sin embargo, debemos ver el marco en el cual se habría de realizar.
Supongamos que alguien tiene, por decisión
propia, cinco hijos, y no le alcanza el sueldo para mantenerlos adecuadamente.
Por otra parte, existe otro trabajador que no tiene hijos, y que le alcanza el
sueldo, incluso le queda un excedente. En esa circunstancia, tendrá la
posibilidad de colaborar, aunque sea indirectamente, con el padre mencionado.
Esto lo hará pensando en la satisfacción moral que habrá de sentir.
Alguien dirá que “debemos obligar” de alguna
forma al que le sobra dinero para “ayudar” al necesitado. Esta ha de ser la
actitud marxista, siempre “generoso” con los bienes y el dinero ajenos. Cuando
existe una imposición a “ayudar” a otro, ya no existirá ninguna satisfacción
moral ni tampoco habrá el menor deseo de lograrla, ya que todo el mérito será
para “el generoso con los bienes y el trabajo ajenos”. Y sí, teniendo presente
el lema anterior, se busca que ambos trabajen a su máximo rendimiento, mientras
que el que más necesita ganará más que el otro (aun cuando pueda ocurrir que el
menos necesitado sea mucho más productivo), éste último tratará de trabajar lo
menos posible.
Esta igualdad forzada produce un
estancamiento en la productividad del más activo, haciendo que la economía
tienda a marchar al ritmo de los menos productivos (excepto si la economía se
militariza adecuadamente).
Las sociedades en las que existe una
economía de libre empresa, favorecen lo de “cada uno según su capacidad” y
permiten (si la ética acompaña) “a cada uno según su necesidad”. Las sociedades
de economía planificada impiden ambos propósitos. Debemos recordar que, en
realidad, el marxista no busca tanto elevar el ingreso de los que tienen
menores recursos, sino que trata de bajar el nivel de quienes tienen mejores
recursos económicos.
La ética marxista es simple hipocresía, un
fingido interés por los que menos tienen y que, al poco tiempo de aplicado el
lema antes mencionado, perjudicará a todos por igual. El marxismo-leninismo no
fracasó por estar mal aplicado, o por ser
erróneo, sino por ser mal intencionado.
Recordemos que el punto de partida para establecer el comunismo es la
revolución (guerra civil) y la expropiación (robo) de los medios de producción
privados. No puede haber buena intención cuando la acción inicial implica
robos, asesinatos y violencia.
El periodista Mariano Grondona estableció
algunas comparaciones entre la mentalidad que prevalece en los países
desarrollados y la que prevalece en aquéllos que no lo son. Estas comparaciones
forman parte del libro editado por S. P. Huntignton y
L. E. Harrison titulado “La cultura es lo que
importa” – Editorial Planeta. Este último autor escribió otro libro titulado
“El subdesarrollo está en la mente”, sintetizando la importancia de las ideas
predominantes en las distintas sociedades. Mariano Grondona escribió: “La
paradoja del desarrollo económico es que los valores económicos no son
suficientes para garantizarlo. El desarrollo económico es demasiado importante
como para confiárselo exclusivamente a los valores económicos. Los valores que
una nación acepta o descuida pertenecen al campo cultural. Podemos decir,
entonces, que el desarrollo económico es un proceso cultural.”
Uno de los
síntomas aparecidos en la Argentina es la tendencia a no ahorrar y a gastar
todo lo posible de manera de hacer “vida de rico” aunque sea por poco tiempo.
En ello radica el secreto de “vivir la vida”, y no en poseer valores morales o
culturales. Muchos optan por hacer
viajes al exterior antes de elevar su nivel de seguridad económica futura.
Mientras los islámicos tienen que viajar al menos una vez en la vida a La Meca,
los argentinos, pareciera, deben viajar al menos una vez en la vida a EEUU.
El capitalismo, y la economía, se favorecen
cuando, una vez logrado cierto nivel económico, se sigue trabajando. Es la
manera de promover el mejoramiento de la sociedad. Grondona escribió:
“Supongamos que un país está dedicado al crecimiento económico y para
conseguirlo hace hincapié en el trabajo, la producción y la inversión. Si las
decisiones favorables sólo responden a un valor instrumental de naturaleza
económica, como por ejemplo el aumento de la riqueza, el esfuerzo del país
bajará tan pronto como se logre el grado de riqueza propuesto. ¿Porqué una
nación va a tener que seguir actuando como si fuera pobre una vez alcanzada la
riqueza? La revolución del desarrollo económico se produce cuando la gente
sigue trabajando, compitiendo, invirtiendo e innovando, incluso cuando ya no lo
necesite para ser rica”.
Respecto de la influencia de la religión en
el desarrollo económico, Grondona escribió: “Allí donde predomina la religión publicana, el desarrollo económico será difícil porque los
pobres se sentirán justificados en su pobreza y los ricos estarán incómodos
porque se verán como pecadores. Por el contrario, los ricos, en las religiones
farisaicas, celebran su éxito como prueba de la gracia de Dios, y los pobres
contemplan su condición como condena divina. Tanto ricos como pobres tienen un
fuerte incentivo para mejorar su condición mediante la acumulación y la
inversión”. En este caso hace referencia a la religión católica (publicana según la denominación de Max
Weber), que prevalece en los países latinoamericanos,
mientras que la religión farisaica (protestante, en especial calvinista) es la
que prevalece en los EEUU. Además, si predominan los valores éticos e
intelectuales, cada individuo llevará una vida muy simple y, seguramente, casi
siempre ganará más de lo que gasta. Y así irá formando cierto capital.
En la Argentina se considera que la riqueza
ya viene otorgada por la naturaleza (como si fuera el aire o el agua) y que
algunos se apoderan de ella haciendo que le falte a los demás. Pocas veces se
piensa que la riqueza se debe al trabajo y a la producción, y que quien
produce, no es alguien negativo para la sociedad, aunque tenga dinero
suficiente.
Respecto de la confianza en el individuo,
Grondona escribió: “El motor principal del desarrollo es el trabajo y la
creatividad de los individuos. Lo que los induce a esforzarse e inventar es el
clima de libertad que les permite controlar su propio destino. Si los
individuos sienten que otros son responsables de ellos, su esfuerzo decae. Si
los demás les dicen qué tienen que pensar y en qué tienen que creer, la
consecuencia es la pérdida de la motivación y la creatividad, o bien la
elección entre sometimiento o rebelión. No obstante, ni la sumisión ni la
rebelión generan desarrollo. La sumisión deja a la sociedad sin innovadores, y
la rebelión deriva las energías del esfuerzo constructivo a la resistencia,
sembrando obstáculos y destrucción”.
Cuando se supone que “todo es culpa del
sistema económico”, o social, se libera al individuo de toda responsabilidad.
Incluso esta actitud se ve a diario en todos los ámbitos de la sociedad debido
al predominio de una mentalidad verticalista. Nadie
se siente responsable porque, se supone, quien está en el escalafón inmediato
superior será el receptor de todas las culpas. Si ocurre un accidente automovilístico,
nunca será culpa del conductor, sino a la ausencia de semáforos, o por no estar
presente un policía en el momento del accidente, o por la mala educación
recibida por el conductor en los establecimientos públicos. De ahí que nadie se
sienta culpable por sus actos fallidos, porque siempre transfiere la
responsabilidad individual a otros.
Respecto de la competencia, Grondona
escribe: “La necesidad de competir para alcanzar riqueza y excelencia
caracteriza a las sociedades que favorecen el desarrollo, no sólo en lo
económico sino en todos los ámbitos de la sociedad. La competencia es esencial
para el éxito de la empresa, el político, el intelectual, el profesional. En
todas las sociedades que rechazan el desarrollo, se condena la competencia como
forma de agresión. Lo que se supone que debe sustituirla es la solidaridad, la
lealtad y la cooperación. La competencia entre empresas es reemplazada por el
corporativismo. Las políticas giran en torno del caudillo, y la vida
intelectual tiene que adaptarse al dogma establecido. La competencia se admite
sólo en los deportes. En las sociedades que no favorecen el desarrollo, los
puntos de vista negativos sobre la competencia reflejan la legitimación de la
envidia y la igualdad utópica. Aunque esas sociedades critican la competencia y
ensalzan la cooperación, ésta suele ser menos frecuente allí que en las
sociedades «competitivas». De hecho, se puede decir que la competencia es una
forma de cooperación en la que ambos competidores se benefician del hecho de verse
obligados a dar lo mejor de sí, como en los deportes. La competencia alimenta
la democracia, el capitalismo y el disenso”.
En cuanto al valor del trabajo, Grondona
escribe: “El trabajo no es muy valorado en las sociedades que rechazan el
progreso, y esto refleja una corriente filosófica que se retrotrae a los
griegos. El empresario es sospechoso, pero el obrero un poco menos porque tiene
que trabajar para sobrevivir. En la cima de la escalera del prestigio están los
intelectuales, los artistas, los políticos, los líderes religiosos, los líderes
militares. Una escala similar de prestigio caracterizó al cristianismo hasta la
Reforma. Sin embargo, como observó Max Weber, la Reforma, y en especial la interpretación que el
calvinismo hizo de ella, invirtió la escala de prestigio, consagrando la ética
del trabajo. Es este mismo sistema de valores invertidos lo que explica de
manera tan importante la prosperidad de Europa Occidental y América del Norte
–y el Este Asiático- y la pobreza relativa de América Latina y otras áreas del
Tercer Mundo”.
8 HACIA LA UNIDAD LATINOAMERICANA
Ante la
tendencia impuesta por la globalización económica, diversos países buscan
agruparse a fin de fortalecerse ante tal embate. Esta fue una de las razones
por las que se forma la Unión Europea, si bien el motivo principal radicaba en
establecer un gobierno supranacional que evitara posibles conflictos bélicos
como los ocurridos durante el siglo XX. Así nace un acuerdo para el control del
carbón, cuyas minas, existentes en territorios ubicados en Francia y Alemania,
habían sido una causa de conflictos entre ambos países. En este primer acuerdo
participan Italia, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda y Luxemburgo.
La globalización económica, impulsada por el
adelanto tecnológico, promueve incluso una globalización cultural, que avanza
sobre las culturas regionales. De ahí que Europa busca la “unidad en la
diversidad”, ya que debe adaptarse a la existencia de pueblos con idiomas,
costumbres y formas de pensar diferentes. Aún así, existen varios puntos en
común por lo que resulta factible tal unión.
En la constitución europea no aparece la
palabra “Dios”, lo que ha resultado sorpresivo debido a la tradición religiosa
de estos pueblos. Sin embargo, existe una realidad evidente y es la posibilidad
de conflictos y antagonismos debidos a la existencia de posturas que hacen
resaltar las diferencias en lugar de hacerlo con las coincidencias.
En cuanto a Latinoamérica, son otros
aspectos los que debemos resolver, si bien compartimos algunos de los problemas
europeos. Los latinoamericanos podemos afirmar, con cierta tranquilidad, que
nunca hemos llegado a producir las decenas de millones de muertes como las que
los europeos produjeron en sus grandes conflictos armados. Siempre tenemos en la
mente los indiscutibles éxitos científicos y culturales de Occidente, que
quedan opacados por tales conflictos.
La unión entre los pueblos, cualesquiera
ellos sean, ha de establecerse a partir de vínculos. Un vínculo es algo que une
y es algo que se comparte. La unión de los países, como sociedades humanas que
son, habrá de establecerse a través de los mismos vínculos que permiten la
formación de todo orden social. Uno de los vínculos propuestos es el de los
sentimientos humanos, tal como lo hace el cristianismo. Si podemos compartir
las penas y las alegrías de los demás, elló hará que
tratemos de evitar el mal y a favorecer el bien, ya que, al ser compartidos,
serán nuestro propio bien y nuestro propio mal. Este es el vínculo más firme y
duradero que existe.
Ya no debemos seguir con las ideologías
europeas que fracasaron rotundamente, tales los casos del marxismo, del nazismo
y del fascismo. Sin embargo, todavía hoy perduran en Latinoamérica quienes
tratan de mantener tales ideologías antidemocráticas, si bien se predica y se
recita a cada rato la palabra “democracia”. Recordemos el caso de Perón, sobre
el que Jorge Luis Borges escribió: “Dijo Croce: no
hay en Italia un solo fascista, todos se hacen los fascistas. La observación es
aplicable a nuestra república y a nuestro remedo vernáculo del fascismo. Ahora
hay gente que afirma abiertamente: soy peronista. En los años de oprobio nadie
se atrevía a formular en el diálogo algo semejante; declaración que lo hubiera
puesto en ridículo. Quienes lo eran abiertamente se apresuraban a explicar que
se habían afiliado al régimen porque les convenía, no porque lo pensaran en
serio. El argentino suele carecer de conciencia moral, no intelectual; pasar
por inmoral le importa menos que pasar por zonzo. La
deshonestidad, según se sabe, goza de la veneración general y se llama viveza
criolla” (Publicado en Diario “Los Andes”).
El escritor argentino Héctor Bianciotti (de la Academia de Francia), dijo: “Yo creo que
estaba al mismo tiempo huyendo del campo y huyendo de la dictadura de Perón,
que fue mucho más terrible de lo que la gente cree. No se ha sabido nunca en
Europa lo que era la vida cotidiana durante la dictadura de Perón; algo
simplemente atroz. Un pueblo convertido en policías los unos de los otros. En
delatores” (Reportaje de la Revista “Gente”).
También Fidel Castro trae una ideología de
Europa, buscando hacer de Latinoamérica una parte del ex Imperio Soviético.
Traiciona la revolución cubana (que buscaba derrocar al dictador Fulgencio
Batista) para consolidarse finalmente como el dueño absoluto de Cuba. Nótese
que su dictadura fue establecida en el año 1959. Sin embargo, fue aplaudido
ruidosamente por los políticos argentinos que pregonan la democracia en cada
uno de sus discursos y declaraciones.
Europa ha abandonado a Marx,
Lenín, Stalin, Hitler y a Mussolini. De igual
forma, es necesario que Latinoamérica abandone a Perón, a Castro y al Che
Guevara, que no son otra cosa que fieles representantes latinoamericanos del
totalitarismo europeo.
Nuestra identidad cultural, por el
contrario, debe identificarse mucho más con Cristo y con Gandhi.
Sus propios pueblos estaban dominados por poderosos imperialismos, tales el
romano y el británico, respectivamente. En ambos casos, sin embargo, buscaron
el camino del fortalecimiento ético del individuo, como paso previo al éxito
que posteriormente tuvieron. Si bien sus vidas están separadas por casi dos mil
años, son ejemplos que tienen vigencia en la actualidad.
El camino sugerido por Cristo, como el
seguido por Gandhi, llevan implícito un arquetipo
político claramente definido y que es tan sólo una consecuencia del predominio
ético que debe imperar en cada hombre. Miguel de Unamuno
escribió: “Creer en Dios es anhelar que le haya y es además conducirse como si
le hubiera”.
9 ASPECTOS DE LA CULTURA EMPRESARIAL JAPONESA
Por Carlos Kasuga
Osaka
Director General de Yakult
SA de C.V.
Soy hijo de
inmigrantes japoneses que en los años 30 tuvieron la gran visión de escoger
esta tierra y con moldes japoneses me hicieron. De fabricantes japoneses pero
ensamblado en México. ¡Y lo que está hecho en México, dicen que está bien
hecho!
El tema que me
designaron el día de hoy “trabajo en equipo”, es muy común en Japón.
Me llenó de mucho
orgullo y esperanza que existan jóvenes que traten de luchar por ser
empresarios y no estudien para buscar empleo.
Japón es un país
del tamaño de Chihuahua y Aguascalientes juntos, pero tiene 124 millones de
habitantes, tiene los 10 bancos más grandes del mundo, tiene el índice educativo
y de longevidad más alto del mundo, tiene el índice de criminalidad más bajo
del mundo y su producto nacional es igual a lo que producen Francia, Inglaterra
y Alemania juntos.
¿A qué se debe esa
gran productividad? Es una gran historia, una gran tradición. Les voy a dar
unos “tips” para que sean magníficos empresarios
en esta Nación.
Analizando las
diferencias entre Japón y México, veo cuatro diferencias importantes:
La educación
Actitud ante la naturaleza
La religión y
La actitud ante la vida misma
La
educación: En México se da mucho la
educación instructiva, de conocimientos. A nuestros padres les preocupa el 5,
el 6, el 8 pero ¿y la educación formativa? ¿Qué valores son los inculcados en
nuestras escuelas?
Entre los valores
que tenemos que tomar en cuenta están: la honestidad, la puntualidad y la
limpieza.
Esta educación se
relaciona con la educación necesaria en un empresario de éxito.
Existen cuatro
pasos para ser un empresario de excelencia. Estos pasos son: el bien ser, el
bien hacer, el bien estar y el bien tener.
1 El “bien
ser”: honesto, puntual y disciplinado. Por ejemplo: aquí están cerca de 600
personas. Si el conferenciante llega 10 minutos tarde, estamos perdiendo 6.000
minutos en esta Nación. Por eso no se puede jugar con el tiempo y menos con el
tiempo de las demás personas.
El principio
fundamental del respeto. Si no es tuyo debe ser de alguien. Si esta pluma te la
encontraste en un escritorio debe ser de alguien, entonces devuélvela. Si te
encuentras con un reloj o un anillo y no es tuyo, debe ser de alguien, si te
encuentras una cartera tirada en la calle y no es tuya, debe ser de alguien y
si te encuentras en una fiesta una señora, y no es tuya, debe ser de alguien. Y
si todos respetamos todas estas cosas, viviríamos mejor.
Soy el fabricante
de los juguetes Kay “como Kay
no hay”. En esta empresa no hay llaves en algún lado.
Les voy a comentar
cómo conseguí a mi gente. Compraba yo el periódico que venden los muchachos en
la tarde. Les daba yo 100 pesos y me tenían que regresar $ 99,20.
Muchos no me los
regresaron, pero los que me lo regresaron son los que actualmente tienen un
porvenir, son ellos los actuales ejecutivos y directores, por eso yo tengo
tanta fe en este país porque la gente con la que trabajo sabe trabajar en
equipo.
Como los japoneses
somos pequeños, la maestra nos pide sacar el volumen de la jaula de los changos
sin utilizar ningún instrumento, con puro cálculo visual.
Es por eso que
cuando los japoneses van a cualquier exposición en el mundo, regresan al hotel y sin cámaras de video o fotografías
hacen los planos de esas máquinas y las mejoran.
Yo he mandado a
mis técnicos a exposiciones en Hamburgo y les pregunté ¿Qué vieron? Me contestan:
“un oso” y ¿qué tiene el oso? Les pregunto las medidas, el volumen o el
material de los osos y no me saben decir algo con exactitud.
2 El “bien
hacer”: Haz las cosas bien. Si vas a nadar hazlo bien y si vas a estudiar,
hazlo bien
3 El “bien estar”:
Las gentes que son un “bien ser” y dan a la familia y a su escuela más de lo
que recibieron llegarán a este paso, y quienes siguen estos tres pasos en este
orden, tarde o temprano llegarán a lograr
4 El “bien
tener”
Actitud
ante la naturaleza: En cada acto importante de la
vida planta un árbol: cuanto te cases planta un árbol, cuando nazca un hijo
tuyo planta un árbol, cuando entres a la primaria planta un árbol, antes de
cualquier evento realmente importante, planta un árbol.
Si tu padre y tu
mamá plantaron un árbol cuando naciste, a ese árbol que tiene ahora unos 20
años, a ese árbol lo quieres. Sí, realmente sí, porque significa mucho para ti.
Pero si aquel
árbol lo siembra el gobierno, me importa un comino y es el mismo.
Es por eso
importante que cada quien hagamos nuestras propias cosas, para que las amemos.
Por eso, la juventud tiene que ser emprendedora. Nos quejamos de la
contaminación y de la erosión de la República, pero si cada quien plantara un
árbol en cada momento importante de su vida, México sería otro.
La
religión: En un programa de televisión al
que me invitó Ricardo Roche, yo fungía de traductor y
Ricardo preguntó: ¿cuál es la diferencia entre los trabajadores japoneses y
mexicanos?
Después que los
japoneses terminaron de cuchichear, se levantó el jefe y les dijo: “Hemos
visitado muchas empresas mexicanas y creemos que el trabajador mexicano es
mucho más hábil, pero el día de hoy acabamos de estar en la Villa y nos hemos
dado cuenta porqué las relaciones entre los obreros y la empresa son tan
deficientes”. “Lo que vimos en la Villa, es que los dos pueblos son iguales:
les gustan las peregrinaciones, los tambores, los amuletos, los cuetes, etc.,
pero ustedes van a los templos a pedir y a esperar, y en el Shintoismo nosotros
vamos a ofrecer”
“Por eso, nos
hemos dado cuenta que los sindicatos mexicanos presentan pliegos de
peticiones y los sindicatos japoneses presentan pliegos de ofrecimientos.
¡Pequeña gran diferencia!”
El pliego de
ofrecimientos: ¿A qué me refiero con esto?
Si fabricamos
1.000 Datsun, ofrecemos el año entrante fabricar
1.200. ¿Qué ofrece la empresa? Tenemos 5% de errores en la producción,
ofrecemos reducirlos al 3%. ¿Qué ofrece la empresa?
Y en base a estos ofrecimientos, las empresas japonesas han logrado un error
0, calidad total y “Just in time” o “Justo a tiempo”.
Con pliego de peticiones nos es posible, pedimos más días no laborables,
más vacaciones, más aguinaldo, que nuestro cumpleaños nos lo paguen triple y no
trabajarlo.
Actitud ante la vida: El elefante del circo Ataide levanta la
trompa y ¿por qué no se escapa siendo un elefante? ¿por
qué no es libre como los otros elefantes? Porque le pasa lo que a muchos de
nosotros nos pasó cuando éramos pequeños.
A ese elefantito
de pequeño lo tenían atado con una cuerda de la patita y él quería ser libre y
jalaba y jalaba, quería ser libre. Se lastimó la piernita, le sangró y después
le salió un callo y no solo en la pierna, sino también en la cabeza, de que “yo
no puedo” y ya no puede.
Y así muchos jóvenes
que llegan a tener 20 años y que ya son adultos y “ya no pueden”. ¿Por qué
desgraciadamente no pueden? Porque desde chiquitos estuvieron escuchando todos
los días: eres un bruto, eres la vergüenza de la familia, eres un malcriado,
siempre te reprueban.
Entonces, ese
joven llega a ser grande, como el elefante, a determinada hora nada más
sale trabajar, da las vueltas que tiene
que dar, ni una más ni una menos, mueve la trompita, termina y se lo llevan al
corral y alguien le trae de comer.
Y así muchos
empleados que nada más hacen lo esencial. ¿Qué deben hacer? Que el objetivo de
hoy sea ser felices y disfrutar lo que hacen, prepárense para que su objetivo
de vida no sea que den las cinco de la tarde. ¡Qué triste!
Mi gente sabe que
son ayudantes de Dios, que todos los días están creando productos que dan
alegría a los niños o que llevan a través de Yakult
salud a sus hijos.
Sabe mi equipo de
diseño que lo que diseñan en esta Nación no lo había, que gracias a su ingenio
está saliendo un producto nuevo en México.
Así, hay padres de
familia, maestros, empresarios, que todos los días están creando fracasados.
Pero también hay maestros, padres de familia, empresarios y jefes que todos los
días están creando triunfadores.
Es muy diferente,
créanme, trabajar así. Tenemos que cambiar la mentalidad de la gente y de los
jóvenes universitarios que tuvieren la dicha de ocupar un lugar en esta
institución, y que son sólo el tres o cuatro por ciento de la elite de esta
Nación. Tenemos una obligación con México. ¿Porqué no
crean sus propias empresas? Pero no se imaginen su primera empresa con dos
hectáreas de largo. ¡No! ¡No! ¿Cómo empezamos todos los empresarios? Pues
tenían capital ¡No es cierto!
Yo conozco a
muchos libaneses, israelitas, españoles, que llegaron a esta Nación, a México,
con una mano adelante y otra atrás, sin amigos, sin conocer el idioma y las
costumbres, pero con una fe en sí mismos, en este México, y trabajaron mucho y
ahora son los empresarios de esta Nación.
Pero ¿qué pasa con
el pueblo? Vean ustedes el comportamiento en el pueblo de Chiconcuac;
hay la fiesta del pueblo, se celebra San Agustín o Santo Tomás, el patrono del
pueblo, y es casi toda la semana de pachanga. ¿Qué hacemos los mexicanos? El
bailongo, los cuetes y los cheves.
¿Y los españoles?
Abriendo desde las cuatro de la mañana sus panaderías, hasta las diez de la
noche, y vean a los israelitas trabajando y trabajando. Nosotros no, pues es
día de fiesta del pueblo. ¡Cómo! Me va a castigar San Agustín.
Vean la diferencia
en el trabajo. Vean un domingo de nosotros, juega el América..los
cheves. Los anglosajones arreglando el carro,
limpiando, pintando la pared, engrasando la puerta, podando. El japonés
arreglando su jardín, trabajando. Nosotros no. ¡Pues es domingo! Y como hoy es
domingo ¡cómo quieres que trabaje!
Yo hablo con mis
trabajadores. Vieran lo que he aprendido de todos ellos: gente que ha vivido en
los cinturones de la miseria, gente que después se va superando poco a poco.
Cada vida, de cada ser humano, es una enseñanza.
La obligación del
empresario, los que tuvimos la fortuna de haber estudiado, no es nada más hacer
dinero. Es trabajar y trabajar, y dar educación.
Soy director de Yakult. Tenemos 20 años en esta empresa. ¿Qué es Yakult? Hubo un científico japonés al que le llamó la
atención que los niños cuando están tomando leche materna nunca se enferman del
estómago y descubrió que la madre en la leche materna produce un lacto bacilo
el cual fue extraído de la leche materna para hacerlo vivir en leche de vaca.
Cada frasquito de Yakult tiene más de 8 mil millones
de lacto bacilos.
Actualmente
vendemos 2 millones de frasquitos diarios. Mis trabajadores son los mejor
pagados en el área de Ixtapaluca. El reparto de
utilidades que reciben, es lo que ganaron en un año de sueldo.
Pero ¿cuánto
retira el empresario en estos quince años que tenemos en México? Ni un solo
centavo. Así es cómo las empresas de los japoneses crecen. Cuando éstas todavía
no cumplen 20 años, nosotros, no retiramos ni la parte japonesa ni la parte
mexicana. Es pura inversión y reinversión.
Y quiero que
entiendan futuros empresarios, que cuando los jóvenes aquí en la universidad
están pensando ¿Qué vamos a hacer?, es como el enamoramiento. Cuando hacen el
Plan de Negocios, es la concepción. El embarazo, cuando construye la fábrica. Y
cuando la inaugura, es el nacimiento. Después ya tienen un bebito.
Dentro de los tres primeros años tienen que cuidarlo a diario, con el único
objetivo de hacerlo crecer.
Pero en México el
84% de todas las empresas nuevas, los tres primeros años, los papás quieren que
el “bebito” les ponga auto último modelo, que les
ponga alfombra, aire acondicionado, muebles de caoba y una secretaria “güera” de minifalda. ¡Pues quiebran!
Después viene la
adolescencia y después llegan a ser adultos. Es cuando las empresas japonesas
empiezan a hacer reparto de utilidades a los socios.
Así es cómo las
empresas japonesas, por eso son empresas multimillonarias y empresarios pobres.
Y la diferencia de sueldo entre el obrero de más bajo nivel y el presidente de
la compañía, es 8 veces.
En la pirámide de
nuestra Nación, quieren hacerse ricos al segundo año con esa empresa que ponen.
Váyanse a 20 años de plazo, métanle todo lo que ganen, dénle
todo a su hijo que es su nueva empresa y verán cómo crece. Verán cómo se hace
adulto. Sí, ¿y de qué vivimos? ¿de un sueldo? Pueden
tener un salario, pero no lo sangren.
Quiero terminar
con un cuento que me contó mi padre, dice así:
Había un bosque en
el que vivían muchos animalitos. De repente este bosque se empieza a incendiar
y todos los animalitos empiezan a huir. Sólo hay un gorrioncito que va al río,
moja sus alitas, vuela sobre el bosque incendiado y deja caer una gotita de
agua, tratando de apagar el incendio. Va al río, moja sus alitas, vuela sobre el
bosque incendiado y una o dos gotitas de agua deja
caer, tratando de apagar el incendio.
Pasa un elefante y
le grita al gorrioncito: ¡No seas tonto! ¡Huye como todos! ¡No ves que te vas a
achicharrar! El gorrioncito voltea y le dice: ¡No! Este bosque me ha dado todo,
familia, felicidad; me ha dado todo y tengo tanta lealtad que no me importa que
me muera, pero voy a tratar de salvar este bosque.
Va al río, moja
sus alitas y revolotea sobre el bosque incendiado y deja caer una o dos gotitas
de agua.
Ante esta actitud
los dioses se compadecen de él y dejan caer un tormentón,
y el incendio se apaga. Y este bosque vuelve a reverdecer y a florecer, y todos
los animalitos vuelven a regresar y a ser felices, más felices de lo que eran.
Mexicanos de todas
las edades, yo comparo este bosque con mi México, tal vez estemos en un gran
incendio, en una gran crisis política, social, económica y moral; pero yo les
pido a ustedes que todos los días dejemos caer una o dos gotitas de sudor y de
trabajo. ¡Si así lo hacen, México se los agradecerá y Dios los bendecirá!
10 LA SOCIEDAD POSCAPITALISTA
Por Peter Drucker
Sociedad
poscapitalista y organización política poscapitalista:
“En lugar del
capitalista de la vieja escuela, en los países desarrollados son los fondos de
pensiones los que, en forma creciente, controlan la provisión y asignación del
dinero. En EEUU, en 1992, estos fondos reunían la mitad del capital en acciones
de las empresas de mayor tamaño del país y controlaban casi el mismo porcentaje
de la deuda fija de esas mismas empresas. Los propietarios beneficiarios de los
fondos de pensiones, son, por supuesto, los empleados del país. Si el
socialismo se define, como lo hizo Marx, como la
propiedad de los medios de producción por parte de los trabajadores, entonces
EEUU se ha convertido en el país más «socialista» que existe, al tiempo que
sigue siendo también el más «capitalista». Los fondos de pensiones son
gestionados por una nueva raza de capitalistas, los anónimos y desconocidos
empleados asalariados, los analistas de inversiones de fondos de pensiones y
los directores de cartera.
Pero hay algo igualmente importante: el
recurso real que controla todo, el «factor de producción» absolutamente
decisivo, ha dejado de ser el capital, o el suelo o la mano de obra; ahora es
el saber. En lugar de capitalistas y proletarios, las clases de la sociedad
poscapitalista son los trabajadores del saber y los trabajadores de los
servicios”.
El giro hacia
la sociedad del saber:
“No obstante, fue
sólo con el hundimiento del marxismo como ideología y del comunismo como
sistema cuando estuvo totalmente claro que ya nos habíamos mudado a una
sociedad nueva y diferente. Sólo entonces fue posible escribir un libro como
éste; un libro que no es predictivo sino descriptivo,
un libro que no es futurista sino que
llama a la acción sobre el aquí y ahora. La bancarrota moral, política y
económica del marxismo y el hundimiento de los regímenes comunistas no fue «El
final de la historia» (como proclamaba un ampliamente divulgado artículo de
1989). Inclusive firmes partidarios del mercado libre vacilan en saludar el
triunfo de éste como un segundo advenimiento”.
“Sin embargo, las
mismas fuerzas que destruyeron al marxismo como ideología y el comunismo como
sistema social son las que están llevando al capitalismo a la obsolescencia.
Durante doscientos cincuenta años, a partir de mediados del siglo XVIII, el
capitalismo ha sido la realidad social dominante, y durante los últimos cien
años el marxismo ha sido la ideología social dominante; ambos están siendo
rápidamente sustituidos por una sociedad nueva y muy diferente.
La nueva sociedad, que ya está aquí, es una
sociedad poscapitalista. Con certeza, digámoslo de nuevo, utilizará el mercado
libre como único mecanismo de integración económica comprobado; no será una
«sociedad anticapitalista», ni siquiera será una «sociedad acapitalista»;
las instituciones del capitalismo sobrevivirán, aunque algunas, por ejemplo los
bancos, representen un papel bastante diferente.”
“El recurso económico
básico, el «medio de producción», para utilizar el término de los economistas,
ya no es el capital ni los recursos naturales (el «suelo» de los economistas)
ni la «mano de obra». Es y será el saber.
Las actividades principales en la creación de la riqueza no serán ni la
asignación de capital para usos productivos, ni la «mano de obra», los dos
polos de la teoría económica de los siglos XIX y XX, fuera ésta clásica,
marxista, keynesiana o neoclásica; ahora el valor se crea mediante la
«productividad» y la «innovación», ambas aplicaciones del saber al trabajo. Los
grupos sociales dirigentes de la sociedad del saber serán los «trabajadores del
saber», ejecutivos que saben cómo aplicar el saber a un uso productivo, al
igual que los capitalistas sabían aplicar el capital a un uso productivo:
profesionales del saber, empleados del saber.
Prácticamente toda esta gente del saber
estará empleada en organizaciones; no obstante, y a diferencia de los empleados
bajo el capitalismo, ellos son dueños tanto de los «medios de producción» como
de los «útiles de producción»; de los primeros, a través de sus fondos de
pensiones, que se van afirmando rápidamente en todos los países desarrollados
como únicos propietarios reales; de los segundos, porque los trabajadores del
saber poseen su saber y pueden llevárselo con ellos adondequiera que vayan. Por
lo tanto, el desafío económico de la sociedad poscapitalista será la
productividad del trabajo del saber y del trabajador del saber. No obstante, el
reto social en la sociedad capitalista será la dignidad de la segunda clase de
esa sociedad: los trabajadores de los servicios. Éstos, por regla general,
carecen de la educación necesaria para ser trabajadores del saber y en
cualquier país, inclusive el más avanzado, constituirán una mayoría”.
La revolución
de la gestión:
“El cambio de
significado del saber, que empezó hace doscientos cincuenta años, ha
transformado a la sociedad y la economía. El saber convencional se considera a la
vez el recurso personal clave y el recurso económico clave. El saber es hoy el único recurso
significativo. Los tradicionales «factores de la producción», suelo
(recursos naturales), mano de obra y capital, no han desaparecido, pero se han
convertido en secundarios; pueden obtenerse, y con facilidad, siempre que haya
saber; y el saber en su nuevo significado es saber en tanto que servicio, saber
como medio de obtener resultados sociales y económicos. Estos cambios, sean o
no deseables, son respuestas a un cambio irreversible: el saber está siendo aplicado ahora al saber, y éste es el tercer y
tal vez definitivo paso en su transformación. Proporcionar saber para averiguar
en qué forma el saber existente puede
aplicarse a producir resultados es, de hecho, lo que significa gestión. Además el saber también se
aplica de forma sistemática y decidida a definir qué nuevo saber se necesita,
si es factible y qué hay que hacer para que sea eficaz; en otras palabras, se
aplica a la innovación sistemática”
(Del libro “La
sociedad poscapitalista” – Editorial Sudamericana)