6 POBREZA

La pobreza es una calamidad que, por el momento, no podemos solucionar. Posiblemente ello se deba a la existencia de varias causas, algunas de ellas poco conocidas, ya que no son sólo las decisiones económicas o políticas las que influirán en una posible solución, sino también los aspectos culturales y psicológicos. Sin embargo, si uno le pregunta al primer hombre que ve por la calle, acerca de las causas y de la solución de este mal, inmediatamente dará una respuesta concreta y segura.

   La sociedad presenta, ante muchos hombres, un carácter hostil, contra el cual deberán luchar diariamente. De ahí que se necesita cierta fortaleza espiritual, y grandes motivaciones, para afrontar con éxito las dificultades que día a día nos ofrece el quehacer cotidiano. Quien tiene poca fortaleza para esa lucha, se verá vencido y aparecerá la negligencia. La vagancia implica rendirse antes de comenzar a luchar. El vago es consciente de que será el resto de la sociedad quien, indirectamente, deberá mantenerlo. Cuando el parásito social incrementa sus ambiciones, puede llegar al robo y a la delincuencia.

  Hay otros que, sin dejar de trabajar, abandonan sus intentos por salir de la pobreza. Se mentalizan de tal forma que se adaptan a esa vida conformándose con un mínimo de comodidades y de seguridad. John K. Galbraith escribió: “Sin embargo, no hay nada que mantenga mejor este equilibrio (de la pobreza) que la ausencia de aspiración y la falta de esfuerzo para huir de él. A su vez, en la comunidad rural pobre, tal aspiración se encuentra en conflicto con uno de los elementos más profundos y predecibles de la conducta humana. Este es la negativa a luchar contra lo imposible, la tendencia a preferir la resignación a la frustración”. “Dada la formidable fuerza del equilibrio de la pobreza dentro de la cual viven, la adaptación es la solución óptima. La pobreza es cruel, pero una constante lucha por liberarse de ella y que de continuo se ve frustrada, es todavía más cruel. Resulta más civilizado, más inteligente así como más plausible, que después de siglos de experiencia, la gente se conforme con lo que durante tanto tiempo ha sido inevitable”.

   Podemos encontrar dos actitudes extremas que caracterizan a los países desarrollados y a los que no lo son. También podemos encontrar, dentro de una misma sociedad, tales actitudes extremas (con todos los matices intermedios). Incluso en EEUU, con su gran poderío económico, el 17% de la población vive bajo el nivel de pobreza. John K. Galbraith escribió: “La tendencia del país poderoso es hacia un aumento del ingreso; la tendencia del pobre es hacia un equilibrio de la pobreza” (De “El origen de la pobreza de las masas” – Ed. Diana).

   Ya que la pobreza implica sufrimiento, existirá ante ella cierto temor. El temor normal hace que una persona sea ahorrativa y previsora del futuro. La ausencia de temor puede impulsar al hombre hacia el progreso sostenido, o bien hacia una vida que contempla sólo el presente favoreciendo una frágil posición económica futura. El temor excesivo puede llevar al hombre a la inacción, o bien a la adaptación antes mencionada. Galbraith escribió: “Los economistas de los mundos desarrollados tanto capitalista como socialista, consideran un hecho el deseo de progresar. Sus recomendaciones abarcan en general a la gente que procura un progreso material. Si tal progreso no se busca, los cimientos que sostienen a toda la política económica desaparecen”.

   La acción humana motivada por el miedo al sufrimiento implica la búsqueda de la “felicidad negativa”, ya que no se busca tanto la felicidad como la ausencia de sufrimiento. No se tiene confianza en que la felicidad existe. Es una actitud similar a la adoptada por el budismo.

   Muchas veces, el Estado recurre a la asignación de ayuda a quienes carecen de medios económicos básicos. Esto puede promover, a la larga, la vagancia. Esto ocurre cuando los sueldos más bajos, en el mercado laboral, son equivalentes al monto de tales ayudas, o al menos comparables. De ahí que a muchos les resulta más fácil lograr uno de esos recursos que trabajar dignamente. Henry Hazlitt escribió al respecto: “Una vez que la beneficencia estatal o cualquier programa similar de ayuda empieza a funcionar, es casi imposible eliminarlo, a menos que se tomen medidas muy severas. Una vez adoptado este sistema, aumenta el número de pobres y la situación de éstos empeora en relación con su situación anterior, no sólo porque han perdido la confianza en sí mismos, sino porque las fuentes de riqueza y producción de las que dependen para contar con esa ayuda benéfica o trabajo disminuyen o desaparecen” (De “La conquista de la pobreza” – Unión Editorial SA)

    En el siglo XIX, en Inglaterra, se promulga la “ley de pobres” que establecía un beneficio otorgado por el Estado a quienes carecían de trabajo. La asignación era mayor en proporción a la cantidad de hijos que tuviese. Henry Hazlitt escribió: “Uno de los efectos lógicos de este programa fue la disminución de los salarios, ya que los empresarios se dieron cuanta de que podían reducir los salarios y dejar a los contribuyentes que compensaran la diferencia. Al trabajador no le importaba quién le pagara, puesto que él recibía la cantidad fijada. Otra consecuencia fue la desmoralización en la eficacia laboral, ya que se pagaba a cada uno de acuerdo con el número de miembros de su familia, y no según la calidad del trabajo realizado. Los obreros no cualificados no obtenían más beneficios por un mayor esfuerzo, y nada tenían que perder si se dedicaban a la vagancia”.

  En cuanto a los países en desarrollo, predomina la búsqueda del “sistema económico” que mejore la situación sin que sus habitantes cambien en lo más mínimo. Incluso se pretende imitar el “sistema” que utiliza tal o cual país sin siquiera preguntar acerca de cuáles son las ideas predominantes en ese país. Wilhelm Röpke escribió: “Para poder apreciar hasta que punto es importante para nuestro mundo este espíritu «burgués», pensemos en lo difícil que resulta implantar las modernas formas de la economía a los países subdesarrollados, que a menudo carecen de las condiciones espirituales y morales que estamos analizando. Los occidentales las damos por sobreentendidas, y por eso apenas somos conscientes de que existen, pero los dirigentes de los países subdesarrollados, con frecuencia, sólo advierten los éxitos económicos exteriores de las naciones de Occidente, sin percibir los cimientos espirituales y morales que sustentan esos éxitos” (Citado en “Enfoques económicos del mundo actual” de L.S. StepelevichEd, Troquel).

   Cuando en una sociedad predomina la gente negligente, o temerosa en exceso, es posible que no se logre establecer la proporción mínima aconsejable de empresarios. Sin esa cantidad mínima, la desocupación seguramente adquirirá niveles importantes. Aunque existe cierta desocupación encubierta que está constituida por miles de puestos de trabajo, a nivel estatal, casi totalmente improductivos, que son una carga adicional para los sectores productivos de la sociedad.

   Es común que los demagogos jamás critiquen el ocio y la vagancia, porque de ese sector surgirán muchos votos. Por el contrario, pareciera que tienen como misión defender a los sectores pobres de la “maldad empresarial”. De esa manera se desalienta notablemente la creación de empresas que ofrezcan fuentes de trabajo productivo.

   Es indudable que debe existir un cambio moral sustancial. Sin embargo, a palabras tales como “ética”, “moral”, “altruismo”, se les dan significados completamente opuestos según sea la ideología predominante en quien las utilice. Así, cuando un marxista habla de la “distribución de la riqueza”, no ha de ser de la riqueza propia, sino de la ajena. Siempre es “generoso” con los bienes ajenos. Por el contrario, si alguien sugiere que se deje de lado el egoísmo, para ser generoso con su propio patrimonio, será para que esa persona aumente la cantidad de satisfacciones morales y sea más feliz.

   También, cuando el marxista utiliza la palabra “altruismo” se refiere a una situación en la que el individuo debe resignarse a sacrificar su felicidad en beneficio de los demás, o del Estado. Esta será la justificación “ética” del encarcelamiento que se imponía a cada individuo en los ex – países socialistas. La palabra “altruista” también podrá utilizarse en aquella situación en que uno mismo decide sacrificarse por los demás buscando una gran satisfacción moral. Es muy distinta una decisión individual a una imposición exterior.

   Cuando un marxista habla de “ética” se refiere a la obediencia que el individuo debe darle a la planificación económica previamente establecida, o cuando participa en la usurpación armada de algún medio de producción privado. De ahí que Lenín haya expresado: “Moral es lo que favorece el advenimiento del comunismo”. La palabra “ética” tiene un significado completamente distinto en el contexto de las ciencias sociales.

   Todavía hay quienes sostienen las “ventajas” de la reforma agraria por medio de la cual se expropia la tierra para cultivos. Ayn Rand escribió: “La colectivización de la agricultura soviética se logró por medio del hambre oficialmente planificada, organizada e impuesta deliberadamente para forzar a los campesinos a ingresar a las granjas colectivas” (De “El capitalismo, un ideal desconocido”).

   En cuanto a las soluciones posibles, una de ellas consiste en finalizar con el elevado gasto en armamentos a nivel mundial. Para ello es necesario dejar de lado los nacionalismos exagerados como también las divisiones a nivel religioso. Si la religión es una cuestión ética, entonces debemos priorizar la existencia de esta ética objetiva y dejar de lado los aspectos subjetivos tradicionales, o menos relevantes.

   A partir de la globalización económica y cultural, debemos modificar su actual curso de manera que permita la solución de los grandes males, evitando, a su vez, que sea causa de males mayores. De ahí que es necesario que el principal grupo de naciones, como es el europeo, tome el liderazgo para promover las reformas tan ansiadas. El escritor estadounidense Jeremy Rifkin compara la actitud de EEUU con la de Europa, de la siguiente forma: “Los sueños europeos y americano consisten esencialmente en dos ideas diametralmente opuestas sobre la libertad y la seguridad. Los estadounidenses defienden una definición negativa de la libertad, y, por lo tanto, de la seguridad. Para nosotros, la libertad ha ido asociada desde siempre con la autonomía. Si uno es autónomo, no depende de los demás ni es vulnerable a circunstancias ajenas a su control. Para ser autónomo es preciso ser propietario. Cuanta más riqueza amasa uno, más independiente es respecto al mundo. Uno es libre si se convierte en una isla autónoma y autosuficiente. La riqueza trae consigo la exclusividad y la exclusividad trae consigo la seguridad”.

   “El nuevo sueño europeo, en cambio, se basa en un conjunto distinto de premisas sobre aquello en que consisten la libertad y la seguridad. Para los europeos, no hay que buscar la libertad en la autonomía sino en la integración. Ser libre significa tener acceso a una miriada de relaciones de interdependencia con otras personas. Cuanto más acceso tiene uno a comunidades distintas, tantas más opciones y posibilidades tiene de vivir una vida plena y con sentido. Las relaciones traen consigo la inclusividad, y la inclusividad trae consigo la seguridad” (De “El sueño europeo” – Editorial Paidós).

 

7 IDEAS QUE FAVORECEN AL PROGRESO

   En realidad trataremos tanto las ideas que favorecen como las que perjudican al progreso. Comenzaremos con el siguiente lema atribuido a Karl Marx: “De cada uno según su capacidad, para cada uno según sus necesidades”. En esta expresión algunos ven las “buenas intenciones” que aparentemente mueven al marxismo. Sin embargo, debemos ver el marco en el cual se habría de realizar.

   Supongamos que alguien tiene, por decisión propia, cinco hijos, y no le alcanza el sueldo para mantenerlos adecuadamente. Por otra parte, existe otro trabajador que no tiene hijos, y que le alcanza el sueldo, incluso le queda un excedente. En esa circunstancia, tendrá la posibilidad de colaborar, aunque sea indirectamente, con el padre mencionado. Esto lo hará pensando en la satisfacción moral que habrá de sentir.

   Alguien dirá que “debemos obligar” de alguna forma al que le sobra dinero para “ayudar” al necesitado. Esta ha de ser la actitud marxista, siempre “generoso” con los bienes y el dinero ajenos. Cuando existe una imposición a “ayudar” a otro, ya no existirá ninguna satisfacción moral ni tampoco habrá el menor deseo de lograrla, ya que todo el mérito será para “el generoso con los bienes y el trabajo ajenos”. Y sí, teniendo presente el lema anterior, se busca que ambos trabajen a su máximo rendimiento, mientras que el que más necesita ganará más que el otro (aun cuando pueda ocurrir que el menos necesitado sea mucho más productivo), éste último tratará de trabajar lo menos posible.

   Esta igualdad forzada produce un estancamiento en la productividad del más activo, haciendo que la economía tienda a marchar al ritmo de los menos productivos (excepto si la economía se militariza adecuadamente).

   Las sociedades en las que existe una economía de libre empresa, favorecen lo de “cada uno según su capacidad” y permiten (si la ética acompaña) “a cada uno según su necesidad”. Las sociedades de economía planificada impiden ambos propósitos. Debemos recordar que, en realidad, el marxista no busca tanto elevar el ingreso de los que tienen menores recursos, sino que trata de bajar el nivel de quienes tienen mejores recursos económicos.

   La ética marxista es simple hipocresía, un fingido interés por los que menos tienen y que, al poco tiempo de aplicado el lema antes mencionado, perjudicará a todos por igual. El marxismo-leninismo no fracasó por estar mal aplicado, o  por ser erróneo, sino por ser mal  intencionado. Recordemos que el punto de partida para establecer el comunismo es la revolución (guerra civil) y la expropiación (robo) de los medios de producción privados. No puede haber buena intención cuando la acción inicial implica robos, asesinatos y violencia.

   El periodista Mariano Grondona estableció algunas comparaciones entre la mentalidad que prevalece en los países desarrollados y la que prevalece en aquéllos que no lo son. Estas comparaciones forman parte del libro editado por S. P. Huntignton y L. E. Harrison titulado “La cultura es lo que importa” – Editorial Planeta. Este último autor escribió otro libro titulado “El subdesarrollo está en la mente”, sintetizando la importancia de las ideas predominantes en las distintas sociedades. Mariano Grondona escribió: “La paradoja del desarrollo económico es que los valores económicos no son suficientes para garantizarlo. El desarrollo económico es demasiado importante como para confiárselo exclusivamente a los valores económicos. Los valores que una nación acepta o descuida pertenecen al campo cultural. Podemos decir, entonces, que el desarrollo económico es un proceso cultural.”

1   Uno de los síntomas aparecidos en la Argentina es la tendencia a no ahorrar y a gastar todo lo posible de manera de hacer “vida de rico” aunque sea por poco tiempo. En ello radica el secreto de “vivir la vida”, y no en poseer valores morales o culturales.  Muchos optan por hacer viajes al exterior antes de elevar su nivel de seguridad económica futura. Mientras los islámicos tienen que viajar al menos una vez en la vida a La Meca, los argentinos, pareciera, deben viajar al menos una vez en la vida a EEUU.

   El capitalismo, y la economía, se favorecen cuando, una vez logrado cierto nivel económico, se sigue trabajando. Es la manera de promover el mejoramiento de la sociedad. Grondona escribió: “Supongamos que un país está dedicado al crecimiento económico y para conseguirlo hace hincapié en el trabajo, la producción y la inversión. Si las decisiones favorables sólo responden a un valor instrumental de naturaleza económica, como por ejemplo el aumento de la riqueza, el esfuerzo del país bajará tan pronto como se logre el grado de riqueza propuesto. ¿Porqué una nación va a tener que seguir actuando como si fuera pobre una vez alcanzada la riqueza? La revolución del desarrollo económico se produce cuando la gente sigue trabajando, compitiendo, invirtiendo e innovando, incluso cuando ya no lo necesite para ser rica”.

   Respecto de la influencia de la religión en el desarrollo económico, Grondona escribió: “Allí donde predomina la religión publicana, el desarrollo económico será difícil porque los pobres se sentirán justificados en su pobreza y los ricos estarán incómodos porque se verán como pecadores. Por el contrario, los ricos, en las religiones farisaicas, celebran su éxito como prueba de la gracia de Dios, y los pobres contemplan su condición como condena divina. Tanto ricos como pobres tienen un fuerte incentivo para mejorar su condición mediante la acumulación y la inversión”. En este caso hace referencia a la religión católica (publicana según la denominación de Max Weber), que prevalece en los países latinoamericanos, mientras que la religión farisaica (protestante, en especial calvinista) es la que prevalece en los EEUU. Además, si predominan los valores éticos e intelectuales, cada individuo llevará una vida muy simple y, seguramente, casi siempre ganará más de lo que gasta. Y así irá formando cierto capital.

   En la Argentina se considera que la riqueza ya viene otorgada por la naturaleza (como si fuera el aire o el agua) y que algunos se apoderan de ella haciendo que le falte a los demás. Pocas veces se piensa que la riqueza se debe al trabajo y a la producción, y que quien produce, no es alguien negativo para la sociedad, aunque tenga dinero suficiente.

   Respecto de la confianza en el individuo, Grondona escribió: “El motor principal del desarrollo es el trabajo y la creatividad de los individuos. Lo que los induce a esforzarse e inventar es el clima de libertad que les permite controlar su propio destino. Si los individuos sienten que otros son responsables de ellos, su esfuerzo decae. Si los demás les dicen qué tienen que pensar y en qué tienen que creer, la consecuencia es la pérdida de la motivación y la creatividad, o bien la elección entre sometimiento o rebelión. No obstante, ni la sumisión ni la rebelión generan desarrollo. La sumisión deja a la sociedad sin innovadores, y la rebelión deriva las energías del esfuerzo constructivo a la resistencia, sembrando obstáculos y destrucción”.

   Cuando se supone que “todo es culpa del sistema económico”, o social, se libera al individuo de toda responsabilidad. Incluso esta actitud se ve a diario en todos los ámbitos de la sociedad debido al predominio de una mentalidad verticalista. Nadie se siente responsable porque, se supone, quien está en el escalafón inmediato superior será el receptor de todas las culpas. Si ocurre un accidente automovilístico, nunca será culpa del conductor, sino a la ausencia de semáforos, o por no estar presente un policía en el momento del accidente, o por la mala educación recibida por el conductor en los establecimientos públicos. De ahí que nadie se sienta culpable por sus actos fallidos, porque siempre transfiere la responsabilidad individual a otros.

   Respecto de la competencia, Grondona escribe: “La necesidad de competir para alcanzar riqueza y excelencia caracteriza a las sociedades que favorecen el desarrollo, no sólo en lo económico sino en todos los ámbitos de la sociedad. La competencia es esencial para el éxito de la empresa, el político, el intelectual, el profesional. En todas las sociedades que rechazan el desarrollo, se condena la competencia como forma de agresión. Lo que se supone que debe sustituirla es la solidaridad, la lealtad y la cooperación. La competencia entre empresas es reemplazada por el corporativismo. Las políticas giran en torno del caudillo, y la vida intelectual tiene que adaptarse al dogma establecido. La competencia se admite sólo en los deportes. En las sociedades que no favorecen el desarrollo, los puntos de vista negativos sobre la competencia reflejan la legitimación de la envidia y la igualdad utópica. Aunque esas sociedades critican la competencia y ensalzan la cooperación, ésta suele ser menos frecuente allí que en las sociedades «competitivas». De hecho, se puede decir que la competencia es una forma de cooperación en la que ambos competidores se benefician del hecho de verse obligados a dar lo mejor de sí, como en los deportes. La competencia alimenta la democracia, el capitalismo y el disenso”.

   En cuanto al valor del trabajo, Grondona escribe: “El trabajo no es muy valorado en las sociedades que rechazan el progreso, y esto refleja una corriente filosófica que se retrotrae a los griegos. El empresario es sospechoso, pero el obrero un poco menos porque tiene que trabajar para sobrevivir. En la cima de la escalera del prestigio están los intelectuales, los artistas, los políticos, los líderes religiosos, los líderes militares. Una escala similar de prestigio caracterizó al cristianismo hasta la Reforma. Sin embargo, como observó Max Weber, la Reforma, y en especial la interpretación que el calvinismo hizo de ella, invirtió la escala de prestigio, consagrando la ética del trabajo. Es este mismo sistema de valores invertidos lo que explica de manera tan importante la prosperidad de Europa Occidental y América del Norte –y el Este Asiático- y la pobreza relativa de América Latina y otras áreas del Tercer Mundo”.

 

8 HACIA LA UNIDAD LATINOAMERICANA

Ante la tendencia impuesta por la globalización económica, diversos países buscan agruparse a fin de fortalecerse ante tal embate. Esta fue una de las razones por las que se forma la Unión Europea, si bien el motivo principal radicaba en establecer un gobierno supranacional que evitara posibles conflictos bélicos como los ocurridos durante el siglo XX. Así nace un acuerdo para el control del carbón, cuyas minas, existentes en territorios ubicados en Francia y Alemania, habían sido una causa de conflictos entre ambos países. En este primer acuerdo participan Italia, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda y Luxemburgo.

   La globalización económica, impulsada por el adelanto tecnológico, promueve incluso una globalización cultural, que avanza sobre las culturas regionales. De ahí que Europa busca la “unidad en la diversidad”, ya que debe adaptarse a la existencia de pueblos con idiomas, costumbres y formas de pensar diferentes. Aún así, existen varios puntos en común por lo que resulta factible tal unión.

   En la constitución europea no aparece la palabra “Dios”, lo que ha resultado sorpresivo debido a la tradición religiosa de estos pueblos. Sin embargo, existe una realidad evidente y es la posibilidad de conflictos y antagonismos debidos a la existencia de posturas que hacen resaltar las diferencias en lugar de hacerlo con las coincidencias.

   En cuanto a Latinoamérica, son otros aspectos los que debemos resolver, si bien compartimos algunos de los problemas europeos. Los latinoamericanos podemos afirmar, con cierta tranquilidad, que nunca hemos llegado a producir las decenas de millones de muertes como las que los europeos produjeron en sus grandes conflictos armados. Siempre tenemos en la mente los indiscutibles éxitos científicos y culturales de Occidente, que quedan opacados por tales conflictos.

   La unión entre los pueblos, cualesquiera ellos sean, ha de establecerse a partir de vínculos. Un vínculo es algo que une y es algo que se comparte. La unión de los países, como sociedades humanas que son, habrá de establecerse a través de los mismos vínculos que permiten la formación de todo orden social. Uno de los vínculos propuestos es el de los sentimientos humanos, tal como lo hace el cristianismo. Si podemos compartir las penas y las alegrías de los demás, elló hará que tratemos de evitar el mal y a favorecer el bien, ya que, al ser compartidos, serán nuestro propio bien y nuestro propio mal. Este es el vínculo más firme y duradero que existe.

   Ya no debemos seguir con las ideologías europeas que fracasaron rotundamente, tales los casos del marxismo, del nazismo y del fascismo. Sin embargo, todavía hoy perduran en Latinoamérica quienes tratan de mantener tales ideologías antidemocráticas, si bien se predica y se recita a cada rato la palabra “democracia”. Recordemos el caso de Perón, sobre el que Jorge Luis Borges escribió: “Dijo Croce: no hay en Italia un solo fascista, todos se hacen los fascistas. La observación es aplicable a nuestra república y a nuestro remedo vernáculo del fascismo. Ahora hay gente que afirma abiertamente: soy peronista. En los años de oprobio nadie se atrevía a formular en el diálogo algo semejante; declaración que lo hubiera puesto en ridículo. Quienes lo eran abiertamente se apresuraban a explicar que se habían afiliado al régimen porque les convenía, no porque lo pensaran en serio. El argentino suele carecer de conciencia moral, no intelectual; pasar por inmoral le importa menos que pasar por zonzo. La deshonestidad, según se sabe, goza de la veneración general y se llama viveza criolla” (Publicado en Diario “Los Andes”).

   El escritor argentino Héctor Bianciotti (de la Academia de Francia), dijo: “Yo creo que estaba al mismo tiempo huyendo del campo y huyendo de la dictadura de Perón, que fue mucho más terrible de lo que la gente cree. No se ha sabido nunca en Europa lo que era la vida cotidiana durante la dictadura de Perón; algo simplemente atroz. Un pueblo convertido en policías los unos de los otros. En delatores” (Reportaje de la Revista “Gente”).

   También Fidel Castro trae una ideología de Europa, buscando hacer de Latinoamérica una parte del ex Imperio Soviético. Traiciona la revolución cubana (que buscaba derrocar al dictador Fulgencio Batista) para consolidarse finalmente como el dueño absoluto de Cuba. Nótese que su dictadura fue establecida en el año 1959. Sin embargo, fue aplaudido ruidosamente por los políticos argentinos que pregonan la democracia en cada uno de sus discursos y declaraciones.

   Europa ha abandonado a Marx, Lenín, Stalin, Hitler y a Mussolini. De igual forma, es necesario que Latinoamérica abandone a Perón, a Castro y al Che Guevara, que no son otra cosa que fieles representantes latinoamericanos del totalitarismo europeo.

   Nuestra identidad cultural, por el contrario, debe identificarse mucho más con Cristo y con Gandhi. Sus propios pueblos estaban dominados por poderosos imperialismos, tales el romano y el británico, respectivamente. En ambos casos, sin embargo, buscaron el camino del fortalecimiento ético del individuo, como paso previo al éxito que posteriormente tuvieron. Si bien sus vidas están separadas por casi dos mil años, son ejemplos que tienen vigencia en la actualidad.

   El camino sugerido por Cristo, como el seguido por Gandhi, llevan implícito un arquetipo político claramente definido y que es tan sólo una consecuencia del predominio ético que debe imperar en cada hombre. Miguel de Unamuno escribió: “Creer en Dios es anhelar que le haya y es además conducirse como si le hubiera”.

 

9 ASPECTOS DE LA CULTURA EMPRESARIAL JAPONESA

                                      

Por Carlos Kasuga Osaka

 

Director General de Yakult SA de C.V.

 

Soy hijo de inmigrantes japoneses que en los años 30 tuvieron la gran visión de escoger esta tierra y con moldes japoneses me hicieron. De fabricantes japoneses pero ensamblado en México. ¡Y lo que está hecho en México, dicen que está bien hecho!

 

El tema que me designaron el día de hoy “trabajo en equipo”, es muy común en Japón.

 

Me llenó de mucho orgullo y esperanza que existan jóvenes que traten de luchar por ser empresarios y no estudien para buscar empleo.

 

Japón es un país del tamaño de Chihuahua y Aguascalientes juntos, pero tiene 124 millones de habitantes, tiene los 10 bancos más grandes del mundo, tiene el índice educativo y de longevidad más alto del mundo, tiene el índice de criminalidad más bajo del mundo y su producto nacional es igual a lo que producen Francia, Inglaterra y Alemania juntos.

 

¿A qué se debe esa gran productividad? Es una gran historia, una gran tradición. Les voy a dar unos “tips” para que sean magníficos empresarios en esta Nación.

 

Analizando las diferencias entre Japón y México, veo cuatro diferencias importantes:

 

La educación

 

Actitud ante la naturaleza

 

La religión    y

 

La actitud ante la vida misma

 

La educación: En México se da mucho la educación instructiva, de conocimientos. A nuestros padres les preocupa el 5, el 6, el 8 pero ¿y la educación formativa? ¿Qué valores son los inculcados en nuestras escuelas?

 

Entre los valores que tenemos que tomar en cuenta están: la honestidad, la puntualidad y la limpieza.

 

Esta educación se relaciona con la educación necesaria en un empresario de éxito.

 

Existen cuatro pasos para ser un empresario de excelencia. Estos pasos son: el bien ser, el bien hacer, el bien estar y el bien tener.

 

1 El “bien ser”: honesto, puntual y disciplinado. Por ejemplo: aquí están cerca de 600 personas. Si el conferenciante llega 10 minutos tarde, estamos perdiendo 6.000 minutos en esta Nación. Por eso no se puede jugar con el tiempo y menos con el tiempo de las demás personas.

 

El principio fundamental del respeto. Si no es tuyo debe ser de alguien. Si esta pluma te la encontraste en un escritorio debe ser de alguien, entonces devuélvela. Si te encuentras con un reloj o un anillo y no es tuyo, debe ser de alguien, si te encuentras una cartera tirada en la calle y no es tuya, debe ser de alguien y si te encuentras en una fiesta una señora, y no es tuya, debe ser de alguien. Y si todos respetamos todas estas cosas, viviríamos mejor.

 

Soy el fabricante de los juguetes Kay “como Kay no hay”. En esta empresa no hay llaves en algún lado.

 

Les voy a comentar cómo conseguí a mi gente. Compraba yo el periódico que venden los muchachos en la tarde. Les daba yo 100 pesos y me tenían que regresar $ 99,20.

 

Muchos no me los regresaron, pero los que me lo regresaron son los que actualmente tienen un porvenir, son ellos los actuales ejecutivos y directores, por eso yo tengo tanta fe en este país porque la gente con la que trabajo sabe trabajar en equipo.

 

Como los japoneses somos pequeños, la maestra nos pide sacar el volumen de la jaula de los changos sin utilizar ningún instrumento, con puro cálculo visual.

 

Es por eso que cuando los japoneses van a cualquier exposición en el mundo, regresan al  hotel y sin cámaras de video o fotografías hacen los planos de esas máquinas y las mejoran.

 

Yo he mandado a mis técnicos a exposiciones en Hamburgo y les pregunté ¿Qué vieron? Me contestan: “un oso” y ¿qué tiene el oso? Les pregunto las medidas, el volumen o el material de los osos y no me saben decir algo con exactitud.

 

2 El “bien hacer”: Haz las cosas bien. Si vas a nadar hazlo bien y si vas a estudiar, hazlo bien

 

3 El “bien estar”: Las gentes que son un “bien ser” y dan a la familia y a su escuela más de lo que recibieron llegarán a este paso, y quienes siguen estos tres pasos en este orden, tarde o temprano llegarán a lograr

 

4 El “bien tener”

 

 

Actitud ante la naturaleza: En cada acto importante de la vida planta un árbol: cuanto te cases planta un árbol, cuando nazca un hijo tuyo planta un árbol, cuando entres a la primaria planta un árbol, antes de cualquier evento realmente importante, planta un árbol.

 

Si tu padre y tu mamá plantaron un árbol cuando naciste, a ese árbol que tiene ahora unos 20 años, a ese árbol lo quieres. Sí, realmente sí, porque significa mucho para ti.

 

Pero si aquel árbol lo siembra el gobierno, me importa un comino y es el mismo.

 

Es por eso importante que cada quien hagamos nuestras propias cosas, para que las amemos. Por eso, la juventud tiene que ser emprendedora. Nos quejamos de la contaminación y de la erosión de la República, pero si cada quien plantara un árbol en cada momento importante de su vida, México sería otro.

 

La religión: En un programa de televisión al que me invitó Ricardo Roche, yo fungía de traductor y Ricardo preguntó: ¿cuál es la diferencia entre los trabajadores japoneses y mexicanos?

 

Después que los japoneses terminaron de cuchichear, se levantó el jefe y les dijo: “Hemos visitado muchas empresas mexicanas y creemos que el trabajador mexicano es mucho más hábil, pero el día de hoy acabamos de estar en la Villa y nos hemos dado cuenta porqué las relaciones entre los obreros y la empresa son tan deficientes”. “Lo que vimos en la Villa, es que los dos pueblos son iguales: les gustan las peregrinaciones, los tambores, los amuletos, los cuetes, etc., pero ustedes van a los templos a pedir y a esperar, y en el Shintoismo nosotros vamos a ofrecer”

 

“Por eso, nos hemos dado cuenta que los sindicatos mexicanos presentan pliegos de peticiones y los sindicatos japoneses presentan pliegos de ofrecimientos. ¡Pequeña gran diferencia!”

 

El pliego de ofrecimientos: ¿A qué me refiero con esto?

 

Si fabricamos 1.000 Datsun, ofrecemos el año entrante fabricar 1.200. ¿Qué ofrece la empresa? Tenemos 5% de errores en la producción, ofrecemos reducirlos al 3%. ¿Qué ofrece la empresa?

 

Y en base a estos ofrecimientos, las empresas japonesas han logrado un error 0, calidad total y “Just in time” o “Justo a tiempo”.

 

Con pliego de peticiones nos es posible, pedimos más días no laborables, más vacaciones, más aguinaldo, que nuestro cumpleaños nos lo paguen triple y no trabajarlo.

 

Actitud ante la vida: El elefante del circo Ataide levanta la trompa y ¿por qué no se escapa siendo un elefante? ¿por qué no es libre como los otros elefantes? Porque le pasa lo que a muchos de nosotros nos pasó cuando éramos pequeños.

 

A ese elefantito de pequeño lo tenían atado con una cuerda de la patita y él quería ser libre y jalaba y jalaba, quería ser libre. Se lastimó la piernita, le sangró y después le salió un callo y no solo en la pierna, sino también en la cabeza, de que “yo no puedo” y ya no puede.

 

Y así muchos jóvenes que llegan a tener 20 años y que ya son adultos y “ya no pueden”. ¿Por qué desgraciadamente no pueden? Porque desde chiquitos estuvieron escuchando todos los días: eres un bruto, eres la vergüenza de la familia, eres un malcriado, siempre te reprueban.

 

Entonces, ese joven llega a ser grande, como el elefante, a determinada hora nada más sale  trabajar, da las vueltas que tiene que dar, ni una más ni una menos, mueve la trompita, termina y se lo llevan al corral y alguien le trae de comer.

 

Y así muchos empleados que nada más hacen lo esencial. ¿Qué deben hacer? Que el objetivo de hoy sea ser felices y disfrutar lo que hacen, prepárense para que su objetivo de vida no sea que den las cinco de la tarde. ¡Qué triste!

 

Mi gente sabe que son ayudantes de Dios, que todos los días están creando productos que dan alegría a los niños o que llevan a través de Yakult salud a sus hijos.

 

Sabe mi equipo de diseño que lo que diseñan en esta Nación no lo había, que gracias a su ingenio está saliendo un producto nuevo en México.

 

Así, hay padres de familia, maestros, empresarios, que todos los días están creando fracasados. Pero también hay maestros, padres de familia, empresarios y jefes que todos los días están creando triunfadores.

 

Es muy diferente, créanme, trabajar así. Tenemos que cambiar la mentalidad de la gente y de los jóvenes universitarios que tuvieren la dicha de ocupar un lugar en esta institución, y que son sólo el tres o cuatro por ciento de la elite de esta Nación. Tenemos una obligación con México. ¿Porqué no crean sus propias empresas? Pero no se imaginen su primera empresa con dos hectáreas de largo. ¡No! ¡No! ¿Cómo empezamos todos los empresarios? Pues tenían capital ¡No es cierto!

 

Yo conozco a muchos libaneses, israelitas, españoles, que llegaron a esta Nación, a México, con una mano adelante y otra atrás, sin amigos, sin conocer el idioma y las costumbres, pero con una fe en sí mismos, en este México, y trabajaron mucho y ahora son los empresarios de esta Nación.

 

Pero ¿qué pasa con el pueblo? Vean ustedes el comportamiento en el pueblo de Chiconcuac; hay la fiesta del pueblo, se celebra San Agustín o Santo Tomás, el patrono del pueblo, y es casi toda la semana de pachanga. ¿Qué hacemos los mexicanos? El bailongo, los cuetes y los cheves.

 

¿Y los españoles? Abriendo desde las cuatro de la mañana sus panaderías, hasta las diez de la noche, y vean a los israelitas trabajando y trabajando. Nosotros no, pues es día de fiesta del pueblo. ¡Cómo! Me va a castigar San Agustín.

 

Vean la diferencia en el trabajo. Vean un domingo de nosotros, juega el América..los cheves. Los anglosajones arreglando el carro, limpiando, pintando la pared, engrasando la puerta, podando. El japonés arreglando su jardín, trabajando. Nosotros no. ¡Pues es domingo! Y como hoy es domingo ¡cómo quieres que trabaje!

 

Yo hablo con mis trabajadores. Vieran lo que he aprendido de todos ellos: gente que ha vivido en los cinturones de la miseria, gente que después se va superando poco a poco. Cada vida, de cada ser humano, es una enseñanza.

 

La obligación del empresario, los que tuvimos la fortuna de haber estudiado, no es nada más hacer dinero. Es trabajar y trabajar, y dar educación.

 

Soy director de Yakult. Tenemos 20 años en esta empresa. ¿Qué es Yakult? Hubo un científico japonés al que le llamó la atención que los niños cuando están tomando leche materna nunca se enferman del estómago y descubrió que la madre en la leche materna produce un lacto bacilo el cual fue extraído de la leche materna para hacerlo vivir en leche de vaca. Cada frasquito de Yakult tiene más de 8 mil millones de lacto bacilos.

 

Actualmente vendemos 2 millones de frasquitos diarios. Mis trabajadores son los mejor pagados en el área de Ixtapaluca. El reparto de utilidades que reciben, es lo que ganaron en un año de sueldo.

 

Pero ¿cuánto retira el empresario en estos quince años que tenemos en México? Ni un solo centavo. Así es cómo las empresas de los japoneses crecen. Cuando éstas todavía no cumplen 20 años, nosotros, no retiramos ni la parte japonesa ni la parte mexicana. Es pura inversión y reinversión.

 

Y quiero que entiendan futuros empresarios, que cuando los jóvenes aquí en la universidad están pensando ¿Qué vamos a hacer?, es como el enamoramiento. Cuando hacen el Plan de Negocios, es la concepción. El embarazo, cuando construye la fábrica. Y cuando la inaugura, es el nacimiento. Después ya tienen un bebito. Dentro de los tres primeros años tienen que cuidarlo a diario, con el único objetivo de hacerlo crecer.

 

Pero en México el 84% de todas las empresas nuevas, los tres primeros años, los papás quieren que el “bebito” les ponga auto último modelo, que les ponga alfombra, aire acondicionado, muebles de caoba y una secretaria “güera” de minifalda. ¡Pues quiebran!

 

Después viene la adolescencia y después llegan a ser adultos. Es cuando las empresas japonesas empiezan a hacer reparto de utilidades a los socios.

 

Así es cómo las empresas japonesas, por eso son empresas multimillonarias y empresarios pobres. Y la diferencia de sueldo entre el obrero de más bajo nivel y el presidente de la compañía, es 8 veces.

 

En la pirámide de nuestra Nación, quieren hacerse ricos al segundo año con esa empresa que ponen. Váyanse a 20 años de plazo, métanle todo lo que ganen, dénle todo a su hijo que es su nueva empresa y verán cómo crece. Verán cómo se hace adulto. Sí, ¿y de qué vivimos? ¿de un sueldo? Pueden tener un salario, pero no lo sangren.

 

Quiero terminar con un cuento que me contó mi padre, dice así:

 

Había un bosque en el que vivían muchos animalitos. De repente este bosque se empieza a incendiar y todos los animalitos empiezan a huir. Sólo hay un gorrioncito que va al río, moja sus alitas, vuela sobre el bosque incendiado y deja caer una gotita de agua, tratando de apagar el incendio. Va al río, moja sus alitas, vuela sobre el bosque incendiado y una o dos gotitas de agua deja caer, tratando de apagar el incendio.

 

Pasa un elefante y le grita al gorrioncito: ¡No seas tonto! ¡Huye como todos! ¡No ves que te vas a achicharrar! El gorrioncito voltea y le dice: ¡No! Este bosque me ha dado todo, familia, felicidad; me ha dado todo y tengo tanta lealtad que no me importa que me muera, pero voy a tratar de salvar este bosque.

 

Va al río, moja sus alitas y revolotea sobre el bosque incendiado y deja caer una o dos gotitas de agua.

 

Ante esta actitud los dioses se compadecen de él y dejan caer un tormentón, y el incendio se apaga. Y este bosque vuelve a reverdecer y a florecer, y todos los animalitos vuelven a regresar y a ser felices, más felices de lo que eran.

 

Mexicanos de todas las edades, yo comparo este bosque con mi México, tal vez estemos en un gran incendio, en una gran crisis política, social, económica y moral; pero yo les pido a ustedes que todos los días dejemos caer una o dos gotitas de sudor y de trabajo. ¡Si así lo hacen, México se los agradecerá y Dios los bendecirá!

 

 

 

10 LA SOCIEDAD POSCAPITALISTA

 

Por Peter Drucker

 

Sociedad poscapitalista y organización política poscapitalista:

 

“En lugar del capitalista de la vieja escuela, en los países desarrollados son los fondos de pensiones los que, en forma creciente, controlan la provisión y asignación del dinero. En EEUU, en 1992, estos fondos reunían la mitad del capital en acciones de las empresas de mayor tamaño del país y controlaban casi el mismo porcentaje de la deuda fija de esas mismas empresas. Los propietarios beneficiarios de los fondos de pensiones, son, por supuesto, los empleados del país. Si el socialismo se define, como lo hizo Marx, como la propiedad de los medios de producción por parte de los trabajadores, entonces EEUU se ha convertido en el país más «socialista» que existe, al tiempo que sigue siendo también el más «capitalista». Los fondos de pensiones son gestionados por una nueva raza de capitalistas, los anónimos y desconocidos empleados asalariados, los analistas de inversiones de fondos de pensiones y los directores de cartera.

   Pero hay algo igualmente importante: el recurso real que controla todo, el «factor de producción» absolutamente decisivo, ha dejado de ser el capital, o el suelo o la mano de obra; ahora es el saber. En lugar de capitalistas y proletarios, las clases de la sociedad poscapitalista son los trabajadores del saber y los trabajadores de los servicios”.

 

El giro hacia la sociedad del saber:

 

“No obstante, fue sólo con el hundimiento del marxismo como ideología y del comunismo como sistema cuando estuvo totalmente claro que ya nos habíamos mudado a una sociedad nueva y diferente. Sólo entonces fue posible escribir un libro como éste; un libro que no es predictivo sino descriptivo, un libro que no es futurista sino que llama a la acción sobre el aquí y ahora. La bancarrota moral, política y económica del marxismo y el hundimiento de los regímenes comunistas no fue «El final de la historia» (como proclamaba un ampliamente divulgado artículo de 1989). Inclusive firmes partidarios del mercado libre vacilan en saludar el triunfo de éste como un segundo advenimiento”.

 

“Sin embargo, las mismas fuerzas que destruyeron al marxismo como ideología y el comunismo como sistema social son las que están llevando al capitalismo a la obsolescencia. Durante doscientos cincuenta años, a partir de mediados del siglo XVIII, el capitalismo ha sido la realidad social dominante, y durante los últimos cien años el marxismo ha sido la ideología social dominante; ambos están siendo rápidamente sustituidos por una sociedad nueva y muy diferente.

   La nueva sociedad, que ya está aquí, es una sociedad poscapitalista. Con certeza, digámoslo de nuevo, utilizará el mercado libre como único mecanismo de integración económica comprobado; no será una «sociedad anticapitalista», ni siquiera será una «sociedad acapitalista»; las instituciones del capitalismo sobrevivirán, aunque algunas, por ejemplo los bancos, representen un papel bastante diferente.”

 

“El recurso económico básico, el «medio de producción», para utilizar el término de los economistas, ya no es el capital ni los recursos naturales (el «suelo» de los economistas) ni la «mano de obra». Es y será el saber. Las actividades principales en la creación de la riqueza no serán ni la asignación de capital para usos productivos, ni la «mano de obra», los dos polos de la teoría económica de los siglos XIX y XX, fuera ésta clásica, marxista, keynesiana o neoclásica; ahora el valor se crea mediante la «productividad» y la «innovación», ambas aplicaciones del saber al trabajo. Los grupos sociales dirigentes de la sociedad del saber serán los «trabajadores del saber», ejecutivos que saben cómo aplicar el saber a un uso productivo, al igual que los capitalistas sabían aplicar el capital a un uso productivo: profesionales del saber, empleados del saber.

   Prácticamente toda esta gente del saber estará empleada en organizaciones; no obstante, y a diferencia de los empleados bajo el capitalismo, ellos son dueños tanto de los «medios de producción» como de los «útiles de producción»; de los primeros, a través de sus fondos de pensiones, que se van afirmando rápidamente en todos los países desarrollados como únicos propietarios reales; de los segundos, porque los trabajadores del saber poseen su saber y pueden llevárselo con ellos adondequiera que vayan. Por lo tanto, el desafío económico de la sociedad poscapitalista será la productividad del trabajo del saber y del trabajador del saber. No obstante, el reto social en la sociedad capitalista será la dignidad de la segunda clase de esa sociedad: los trabajadores de los servicios. Éstos, por regla general, carecen de la educación necesaria para ser trabajadores del saber y en cualquier país, inclusive el más avanzado, constituirán una mayoría”.

 

La revolución de la gestión:

 

“El cambio de significado del saber, que empezó hace doscientos cincuenta años, ha transformado a la sociedad y la economía. El saber convencional se considera a la vez el recurso personal clave y el recurso económico clave. El saber es hoy el único recurso significativo. Los tradicionales «factores de la producción», suelo (recursos naturales), mano de obra y capital, no han desaparecido, pero se han convertido en secundarios; pueden obtenerse, y con facilidad, siempre que haya saber; y el saber en su nuevo significado es saber en tanto que servicio, saber como medio de obtener resultados sociales y económicos. Estos cambios, sean o no deseables, son respuestas a un cambio irreversible: el saber está siendo aplicado ahora al saber, y éste es el tercer y tal vez definitivo paso en su transformación. Proporcionar saber para averiguar en qué forma el saber existente puede aplicarse a producir resultados es, de hecho, lo que significa gestión. Además el saber también se aplica de forma sistemática y decidida a definir qué nuevo saber se necesita, si es factible y qué hay que hacer para que sea eficaz; en otras palabras, se aplica a la innovación sistemática”

 

(Del libro “La sociedad poscapitalista” – Editorial Sudamericana)