51 CIENCIA DE LA CIENCIA
Antes de la
aparición de la teoría de la evolución, la biología consistía en una
acumulación de datos inconexos y con poco sentido. Asimismo, es necesario disponer
de conceptos unificadores que le den sentido a la propia actividad científica,
si bien ella misma se justifica al proveer satisfacciones personales a quien la
practica, como de conocimientos a toda la humanidad.
Así como existe una progresiva adaptación
biológica, es imprescindible que logremos una creciente adaptación cultural,
que sólo será una prolongación de aquélla, y que es una exigencia que nos
impone el propio orden natural como precio a nuestra supervivencia. La ciencia
experimental es el principal componente de la adaptación cultural, por lo que
en ello podemos encontrar el mencionado concepto unificador.
Como era de esperar, en la filosofía de la
ciencia coexisten posturas opuestas y contradictorias respecto de lo que la
ciencia implica. De ahí que ha aparecido últimamente la expresión “ciencia de
la ciencia” designando a una nueva rama del conocimiento científico, y es la
que busca describir su propia actividad con un carácter objetivo y unificado.
Tal unificación de criterios provendrá, posiblemente, de dos fusiones previas:
a)
Considerar a la actividad
científica dentro del proceso cognoscitivo natural.
b)
Considerar a la actividad
científica dentro del proceso de la evolución cultural.
Estos intentos se
conocen como “epistemología evolucionista” y, como toda ciencia, deberá
encontrar resultados válidos y accesibles a todo pensador, en forma
independiente a la postura filosófica imperante en cada individuo. Karl Popper, quien es uno de los
que se encuadran en esta tendencia, escribió respecto del proceso cognoscitivo:
“Aunque he
limitado mi discusión al desarrollo del conocimiento en la ciencia, mis
observaciones son también aplicables, creo que sin muchos cambios, al
desarrollo del conocimiento precientífico, es decir,
a la manera general en que los hombres, e incluso los animales, adquieren
nuevos conocimientos fácticos acerca del mundo. El método de aprendizaje de
ensayo y error –de aprender de nuestros errores- parece ser fundamentalmente el
mismo, ya sea practicado por animales más o menos desarrollados, por chimpancés
o por hombres de ciencia. Mi interés no se dirige meramente a la teoría del
conocimiento científico, sino más bien a la teoría del conocimiento en general.
Ahora bien, el estudio del desarrollo del conocimiento científico es, creo, la
manera más fructífera de estudiar el desarrollo del conocimiento en general.
Puede decirse que el desarrollo del conocimiento científico es el desarrollo
del conocimiento humano ordinario amplificado”.
“El método de
ensayo y error no es, desde luego, simplemente idéntico al enfoque científico o
crítico –esto es, al método de conjetura y refutación. No sólo Einstein aplica el método de ensayo y error, también lo
aplica la ameba, aunque de una manera más dogmática. La diferencia no reside
tanto en los ensayos como en las actitudes críticas y constructivas hacia los
errores; errores que el científico trata consciente y cautelosamente de
descubrir para refutar sus teorías con argumentos de indagación, incluyendo el
recurso a las más severas pruebas experimentales que sus teorías y su ingenio
le permitan diseñar” (De “Conjeturas y refutaciones”).
Y respecto del
proceso cognoscitivo en relación a la selección natural:
“De acuerdo con mi
propuesta, lo que caracteriza al método empírico es su manera de exponer a falsación el sistema que ha de contrastarse: justamente de
todos los modos imaginables. Su meta no es salvarles la vida a los sistemas
insostenibles sino, por el contrario, elegir el que comparativamente sea más
apto, sometiendo todos a la más áspera lucha por la supervivencia”.
“¿Cómo y por qué
aceptamos una teoría con preferencia a otras? Ciertamente tal preferencia no se
debe a nada semejante a una justificación experimental de los enunciados que
componen una teoría, es decir, no se debe a una reducción lógica de la teoría a
la experiencia. Elegimos a la teoría que se mantiene mejor en la competición
con las demás teorías, la que por selección natural muestra ser más apta para
sobrevivir; y ésta será la que no solamente haya resistido las contrastaciones más exigentes, sino que sea, asimismo,
contrastable del modo más riguroso. Una teoría es una herramienta que sometemos
a contraste aplicándola, y que juzgamos si es o no apropiada teniendo en cuenta
el resultado de su aplicación” (De “La lógica de la Investigación Científica” –
Red Editorial Iberoamericana SA).
Es oportuno aclarar que una descripción
unificada de la actividad científica no implica establecer un fundamento axiomático
riguroso de la misma. Considerando que la matemática establece el fundamento
lógico de la física, y que ésta lo es de la química, y la química de la
biología, etc., el fundamento riguroso de la ciencia partiría de los
fundamentos de la matemática, problema de por sí bastante arduo aún para los
especialistas en ese tema. Por el contrario, con la “ciencia de la ciencia” tan
sólo se pretende lograr una descripción objetiva que permita establecer
pensamientos y acciones correctas asociadas a la misma, por lo que vendría a
ser una “sociología de la ciencia” fundamentada coherentemente.
Respecto de la posibilidad de encuadrar la
actividad científica dentro del marco de una teoría general del conocimiento,
ello es posible por cuanto tanto una como la otra pueden describirse a partir
de un mismo sistema de realimentación negativa. Así, el objetivo del sistema es
lograr la descripción de R (realidad), o una parte de ella, mientras que se
logra un modelo de la misma M(t). Mediante la
comparación entre ambas (R – M(t)) se establece el
error que hará proseguir el proceso hasta que se lo haya podido reducir hasta
un valor aceptable. Albert Einstein
dijo: “Toda ciencia no es otra cosa que una depuración del pensamiento
cotidiano”.
En cuanto a la posibilidad de encuadrar la
actividad científica en el marco del proceso de evolución y adaptación, debemos
considerar que también los procesos adaptativos son
esencialmente sistemas de realimentación negativa. Así, el objetivo a lograr es
la “especie adaptada”, mientras que sólo obtenemos la “especie en vías de
adaptación”, apareciendo un error, o diferencia, que hace que el proceso (de la
selección natural) siga hasta que el error haya disminuido hasta un valor
aceptable. En el caso de las teorías, tenemos como objetivo lograr la “teoría
mejor adaptada”, pero sólo disponemos de una “teoría en vías de adaptación”,
apareciendo el error y siguiendo el proceso buscando su reducción.
Es oportuno decir que la “evolución
cultural”, proceso que permite el progresivo aumento del nivel de conocimientos
de la humanidad, resulta similar al de la “evolución biológica”. Sin embargo,
mientras que en ésta no se heredan los caracteres adquiridos (excepto que
consideremos a la mejora genética como una mejora en el contenido de información
que estará disponible a las futuras generaciones), en la evolución cultural
heredamos el conocimiento aportado por las generaciones pasadas. De todas
maneras, aun cuando no se pueda establecer una vinculación estricta entre
evolución biológica y cultural, y sólo pueda establecerse una analogía formal,
es posible utilizar los sistemas realimentados mencionados como base para el
establecimiento de una descripción aceptable del proceso científico.
En cuanto al criterio de verificación de los
resultados obtenidos, mencionaremos al proceso de falsación
de una teoría propuesta. Javier Echevarría escribió:
“Popper propuso un criterio alternativo de demarcación entre
ciencia y no ciencia: una teoría es científica si puede ser falsada por medio
de la experiencia (en el caso de las teorías empíricas) o por medio de su contradictoriedad interna (en el caso de las teorías
lógicas y matemáticas)” (De “Introducción a la Metodología de la ciencia” – Ed. Cátedra SA).
Consideremos el
siguiente caso:
Premisa Si llueve, entonces el patio se
moja p → q
Premisa El patio está mojado q
——————————————— ————
Conclusión Ha llovido
p
Si hubiese una
sola posible causa para la existencia de un determinado efecto, el razonamiento
hubiese sido válido, pero en nuestro ejemplo sabemos que el patio pudo estar
mojado por otra causa distinta de la lluvia. Por lo tanto, este razonamiento no
es válido en la generalidad de los casos. Consideremos ahora este otro
razonamiento:
Premisa Si llueve, entonces el patio se
moja p → q
Premisa El patio no está mojado ┐q
——————————————— ————
Conclusión No ha llovido
┐p
La lógica proposicional muestra que este tipo de razonamiento es
válido en todos los casos ya que, si no existe el efecto, puede asegurarse que
no existió ninguna de las causas posibles. Se lo denomina “modus
tollendo tollens” (“modo
que niega negando”) y es el tipo de razonamiento utilizado por Karl Popper para la falsación de teorías.
Así, Popper indicó
que la teoría de la relatividad generalizada de Einstein
era una teoría científica por cuanto proponía un experimento crucial: un rayo
luminoso (de una estrella lejana) habría de ser curvado por el campo
gravitacional de otra estrella (el Sol). Realizado el experimento, se pudo
verificar lo que estaba previsto.
La opinión inmediata consiste en afirmar que
“el experimento verificó la validez de la teoría”. Sin embargo, como son muchos
los fenómenos gravitacionales posibles (las causas de su veracidad), no podemos
asegurar que siempre la teoría saldrá airosa. Estamos en un caso similar al del
razonamiento no válido mencionado antes. Por el contrario, sólo podemos decir
que “la teoría no es errónea”. No podemos asegurar que siempre será
“verdadera”, sino que, hasta ahora, “no es falsa”, siguiendo un criterio
similar al segundo razonamiento citado.
Toda descripción, para ser considerada
“científica” debe prestarse a algún tipo de experimento crucial. Luego del
experimento, podrá “ser falsa”, o “no serlo”. Esto muestra la actitud prudente
de la ciencia, que poco tiene que ver con la imagen de infalibilidad que muchas
veces se le asocia.
52 CONTRA LA
CIENCIA
Varias son las
críticas que se destinan a la ciencia y a los científicos; a veces justificadas
y otras veces no tanto. Debemos distinguir, sin embargo, entre las críticas
constructivas y aquellas que no lo son. En general, todos estamos de acuerdo en
que la humanidad dista bastante de funcionar adecuadamente, por lo que debemos
buscar soluciones factibles en lugar de intentar su destrucción esperando
construir un mundo mejor sobre sus cenizas; tal como pretenden los
revolucionarios.
En primer lugar es oportuno distinguir entre
ciencia y técnica, ya que son dos actividades distintas. La ciencia es la que
busca describir leyes naturales sin interesarle al científico la aplicación
concreta que ese conocimiento pueda tener. La tecnología busca aplicaciones
concretas sin interesarle al tecnólogo el fundamento científico del
conocimiento que aplica. Estas serían las actitudes predominantes en los
científicos y en los tecnólogos “puros”, mientras que en realidad el científico
puede interesarse por las aplicaciones concretas de su actividad y al tecnólogo
pueden interesarle los fundamentos científicos de lo que ha de aplicar. De ahí
que existe una transición gradual entre ambos extremos.
Quizás la mayor crítica que se le hace a los científicos es haber construido armas
nucleares, que constituyen la mayor amenaza contra la seguridad del planeta.
Sin embargo, la misma tecnología que permite realizar bombas de fusión, o
bombas de hidrógeno, será la que permitirá algún día proveer de energía a la
humanidad cuando el petróleo y el uranio se hayan agotado. En cuanto al mal
empleo del conocimiento científico, es un problema ético que deberá resolverse
a partir de un conocimiento más profundo del comportamiento humano. Todo nuevo
conocimiento podrá emplearse tanto para el Bien como para el Mal; por ello no
debe culparse al que descubrió algo nuevo, sino al que lo aplicó con fines
perjudiciales al hombre.
Citaremos algunas críticas que aparecen en
el libro “Introducción a la Metodología de la Ciencia” de Javier Echeverría – Ed. Cátedra. En primer lugar aparece una crítica sobre su
utilización, por parte del Estado, como un medio para afianzar su poder:
“Concediendo los
medios para la investigación, el Estado controla y selecciona, pero se
convierte al mismo tiempo en apoyo, si no en promotor, de la ciencia. Los
sabios son así incitados a adoptar una conciencia de servidores del Estado,
sutilmente mezclada con la conciencia de trabajar por el bien público. A
cambio, la ciencia aporta al Estado la garantía de su universalidad, reforzando
la clase de autoridad que él pretende obtener de la «voluntad general»” (por
Sonia y Maurice Dayan)
Respuesta: Esta
descripción se adapta mejor a las sociedades con mayor concentración de poder
estatal, tal el caso de los países comunistas. El físico Andrei
Sajarov escribió sobre la ex URSS:
”La influencia de
estos mismos factores anti-intelectuales es más
indirecta sobre las ciencias exactas y la técnica, pero no menos destructiva.
La comparación de los logros de la URSS en el campo de la ciencia, la técnica y
la economía, con los obtenidos por los países extranjeros lo demuestra con toda
claridad”. “No es casualidad que sea precisamente en nuestro país donde,
durante largos años, se hayan visto privados de su normal desarrollo muchos y
prometedores intentos científicos de la biología y la cibernética, mientras,
revestidas de suntuosos colores, la demagogia descarada, la ignorancia y la
charlatanería ganaban florecientes la luz pública. No es casualidad que hayan
sido realizados en otros países todos los hallazgos importantes de la ciencia y
de la técnica modernas: la mecánica cuántica, las nuevas partículas
elementales, la fisión del uranio; el descubrimiento de los antibióticos y de
la mayoría de los nuevos preparados farmacéuticos de alta efectividad; la
invención del transistor, de las calculadoras electrónicas y del rayo láser; la
generación de nuevas especies vegetales de gran rendimiento agrícola, el
descubrimiento de otros componentes de la «revolución verde» y la creación de
una nueva tecnología en la agricultura, la industria y la construcción” (De “Mi
país y el mundo” – Ed. Noguer
SA).
Otras críticas que
aparecen en el libro de J. Echeverría se deben al grupo Survivre:
“La ciencia ha
creado su propia ideología, que tiene muchas de las características de una nueva religión, que podríamos llamar el cientificismo. Dicha ideología ha reemplazado
a las religiones tradicionales. Se enseña obligatoriamente en todos los niveles
educativos y está difundida en todas las clases sociales, si bien resulta más
poderosa en los países más desarrollados y en las profesiones intelectuales”.
“La ciencia, y la
tecnología surgida de la ciencia, y sólo ellas, pueden resolver los problemas
del hombre” (Mito)
Respuesta: Hay
veces en que se critica la religión tradicional desde una postura científica,
pero sin ofrecer una alternativa válida, por lo que no es honesta tal postura.
El hombre no puede vivir sin religión, o sin una ética o sin un sentido de la
vida, por lo que, debido a las crisis internas de las propias religiones, busca
aferrarse a otras alternativas que supone válidas, tal como la ciencia. Sin
embargo, la ciencia todavía no ha podido responder aceptablemente a los
interrogantes cuyas respuestas eran antes brindadas por la religión
tradicional.
Desde un punto de vista científico, nadie
puede oponerse a que los problemas del hombre sean resueltos por la religión o
por la filosofía, pero si estas disciplinas se deterioran cada vez más, le
están dejando a la ciencia la principal responsabilidad respecto del futuro de
la humanidad; la de resolver no sólo los problemas materiales sino también los
espirituales. La ciencia no busca reemplazar a la filosofía y a la religión,
sino que trata de fundamentarlas.
Otras críticas son
las siguientes:
“Sólo el
conocimiento científico es un conocimiento verdadero y real, es decir, sólo lo
que puede ser expresado cuantitativamente y ser formalizado, o ser repetido a
voluntad bajo condiciones de laboratorio, puede ser el contenido de un
conocimiento verdadero». De acuerdo con este mito, el conocimiento científico
es «universal, válido en todo momento, en todo lugar y para todos, más allá de
las sociedades y de las formas culturales particulares»”
Respuesta: En
realidad, el conocimiento científico verificado experimentalmente tiene las
características mencionadas, de lo contrario estaría al margen de la ciencia.
Pero este conocimiento seguro se da principalmente en las ciencias naturales.
Además, no es lícito afirmar que no existe verdad fuera de la ciencia, por
cuanto parte de la religión o parte de la filosofía pueden ser verdaderas sin
que entren en el marco de la verificación experimental.
“Todo lo que puede
ser expresado en forma coherente en términos cuantitativos, o puede ser
repetido bajo condiciones de laboratorio, es objeto de conocimiento científico
y, por lo mismo, válido y aceptable. En otra palabras, la verdad…..es idéntica al conocimiento, es decir, al
conocimiento científico”. (Mito)
Respuesta: No todo
conocimiento es bien interpretado. Incluso en ciencia se cometen errores
considerables, tal el caso del científico que recibió el Premio Nobel de Medicina por error. En el libro “Biopsicología”, de John P.J. Pinel – Ed.
Prentice-Hall, encontramos
lo siguiente:
“En 1949, el Dr.
Egas Moniz fue galardonado con el premio Nobel de Fisiología y Medicina por la invención de la
técnica de la lobotomía prefrontal, un procedimiento
quirúrgico en el que se cortan las conexiones entre los lóbulos prefrontales y el resto del cerebro”.
“Aunque parezca
increíble, el programa de psicocirugía de Moniz se basaba en una única observación de un único
chimpancé en una única situación, lo que demuestra una completa falta de
conocimiento de la diversidad cerebral y del comportamiento, tanto entre
especies como dentro de una misma especie”.
“El segundo gran
punto débil del caso científico de la psicocirugía
fue el fallo de Moniz, así como de otros
investigadores, de evaluar con sumo cuidado los efectos de este tipo de
intervención sobre los primeros pacientes que la sufrieron”.
“A la larga
resultó evidente que la lobotomía prefrontal era poco
beneficiosa como terapia, y que producía una amplia gama de efectos secundarios
indeseables, como amoralidad, falta de previsión, falta de sensibilidad
emocional, epilepsia e incontinencia urinaria. Esto llevó al abandono de la
práctica de la lobotomía prefrontal en muchas partes
del mundo, pero no antes de que más de 40.000 pacientes, sólo en EEUU, hubiesen
sido lobotomizados”.
“Esta historia
tiene un sombrío epílogo, Moniz fue tiroteado por uno
de sus pacientes. La bala se alojó en su columna vertebral, a resultas de lo
cual quedó parapléjico (paralítico de cintura para abajo)”.
Otra crítica (en
forma de mito):
“Átomos, moléculas
y sus combinaciones pueden ser enteramente descritos según las leyes
matemáticas de las partículas elementales; la vida de la célula en términos de
moléculas; los organismos pluricelulares en términos de poblaciones celulares;
el pensamiento y el espíritu (incluyendo toda clase de experiencia psíquica) en
términos de circuitos de neuronas; las sociedades animales y humanas, las
culturas humanas, en términos de los individuos que las componen”
Respuesta: En
realidad, tanto no se podría hacer, pero si alguna vez tuviéramos la
posibilidad de lograr descripciones tan precisas, es posible que se podrían solucionar
varias enfermedades hoy en día incurables, lo que no dejaría de constituir un
gran adelanto.
En cuanto a la planificación estricta de la
actividad científica, ya sea por parte del Estado o por parte de los directivos
de una empresa, es oportuno mencionar la opinión del Premio Nobel
de Medicina Arthur Kornberg:
“Si realizamos un
paralelismo y salvando las distancias, las investigaciones médicas parecen más
bien un juego de pool que un juego de billar: los puntos son marcados sin
importar en qué agujero entra la bola, porque cada aumento en la técnica y en
la comprensión de una enfermedad pueden beneficiar a los esfuerzos de los
investigadores que trabajan en otras diferentes enfermedades”.
“Los científicos
estuvieron satisfechos cuando el Alopurinol, el cual
sintetizaron para la terapia del cáncer, confirmó ser eficaz en el tratamiento
contra la gota en un primer paciente estudiado; la droga emerge como un
tratamiento excepcional de artritis gotosa. Ni siquiera se desconcertaron
cuando el Acyclovir, que siempre ha sido deseado como
tratamiento para el cáncer, resultó ser una de las mejores drogas contra las
infecciones del virus herpes” (De “La hélice de oro” – Univ.Nac.
de Quilmes Ediciones).
El conocimiento científico es criticado por
ser muy especializado. Se dice que el científico “conoce todo de nada”,
mientras que el conocimiento filosófico es demasiado general, por lo que se
dice que el filósofo “conoce nada de todo”. Lo ideal es buscar un término medio
buscando el complemento de ambas ramas del conocimiento.
53 FUNDAMENTOS DE LA ÉTICA
Es conveniente
establecer una ética científica, de validez general, que pueda ser aceptada
incluso dentro del ámbito de las distintas religiones y de las distintas
posturas filosóficas. Si bien son varios los intentos realizados en este
sentido, todavía no disponemos de la solución buscada. Robert
S. Hartman escribió:
“La causa de la
falta de moralidad en el mundo puede entonces determinarse con exactitud: es la
falta de una ciencia moral en el estricto sentido definido, la falta de
conceptos morales sintéticos y verdaderamente formales. Lo que tenemos es una ética precientífica.
Sus conceptos analíticos hacen que el pensamiento ético sea tan ineficaz, a
despecho de toda la buena voluntad que hay en el mundo”.
“El propio
Jesucristo comprendió esta aparente falta de método en sus enseñanzas y
profetizó una época en que no se
comprenderían y atenderían, y una época en que sí se comprenderían y atenderían: una época en que todo lo que él
había enseñado se enseñaría nuevamente y volvería al recuerdo de los hombres”
(De “La estructura del valor” – Fondo de Cultura Económica).
Uno de los intentos por lograr una ética
objetiva fue realizado por George E. Moore, quien escribió respecto de la objetividad de los
juicios morales:
“Y vamos a
principiar con un punto muy fundamental. Dos cosas implica
claramente nuestra teoría. Implica
1)
Que si alguna vez es cierto que
una particular acción voluntaria es justa, siempre
debe ser cierto de aquella particular acción el que sea justa; o con otras palabras, que una acción no puede cambiar de
justa a injusta o de injusta a justa; que no es posible que sea verdad de una
misma acción que sea justa una vez e injusta otra. E implica también:
2)
Que no es posible que la misma
acción sea al mismo tiempo juntamente
justa e injusta.
La teoría en
cuestión claramente implica ambas cosas porque afirma que una acción voluntaria
puede ser justa solamente si produce un máximun de
placer, y solamente puede ser injusta si produce menos que el máximun (posible) de placer” (De “Ética” – Ed. Labor SA)
Podemos decir, a partir del escrito
anterior, que la ética trata acerca de los efectos que producen nuestras
acciones voluntarias y que esos efectos se valoran en función del placer, o no,
que habrán de producir en el individuo. También implica que la secuencia
acción-efecto se mantiene inalterable en el tiempo, lo que no es de extrañar
por cuanto se trata de una secuencia del tipo causa-efecto, o ley natural
causal, que es invariable.
La propuesta ética se construye, entre otras
formas, a partir de cierta finalidad supuesta, como ha de ser el logro de la
felicidad, cumplir con la voluntad de Dios, etc. A partir de la finalidad
adoptada como punto de partida, se consideran las causas que la favorecen (lo
bueno) y las causas que la desfavorecen (lo malo), de ahí que el bien y el mal
tienen sentido en función de la previa finalidad adoptada. La ética de origen
religioso se caracteriza por la búsqueda de la acción que lleva al logro de la
mencionada finalidad.
También se considera que la acción ética es
orientada por la búsqueda de valores que la promueven. Adolfo P. Carpio
escribió: “El tercer género de entes (juntos a los sensibles e ideales) lo
constituyen los valores: la belleza, la fealdad, la justicia, la injusticia, la
utilidad, etc. Se trata de entes muy diferentes de todos los anteriores, y la
característica que los separa de ellos reside en que los valores valen: esto significa que frente a ellos no podemos permanecer indiferentes, porque ante un valor
siempre se despierta en nosotros una reacción, una respuesta –la valoración o
estimación- que puede ser de adhesión –si el valor es positivo- o de rechazo-
si el valor es negativo. La disciplina que se ocupa del estudio de los valores
se denomina axiología” (De “Principios de Filosofía” – Ed.
Glauco)
A cada valor le corresponde siempre un
contravalor, o valor negativo. Además, existirá una jerarquía de valores
asociados a los atributos de objetos y de personas. En cuanto a la valoración
que cada individuo atribuye a cada uno de esos atributos, depende tanto del
atributo en sí como del individuo que valora, si bien es posible encontrar
coincidencias respecto a ciertos valores como la honestidad o respecto de
ciertos desvalores como la ingratitud. De las divergencias y de las
coincidencias se generaliza hacia dos casos extremos posibles: el objetivismo y
el relativismo axiológicos, que llevan al objetivismo y al relativismo moral,
respectivamente.
Nótese que en esta ética fundamentada en los
valores tenemos en cuenta tanto los valores asociados a objetos como a
personas, lo que se presta generalmente para considerar válido el relativismo
moral, por cuanto muchos de los valores asociados a los objetos son en realidad
subjetivos.
Si buscamos una ética objetiva, debemos
considerar fundamentos objetivos, distintos a los valores, y son los que han de
residir en las propias actitudes del hombre, dejando de lado la consideración
de atributos de objetos o cosas. La ética, de esa forma, sólo describirá las
acciones, y los efectos asociados, de la sola intervención de seres vivientes.
Ello llevará a considerar prioritarios los afectos o sentimientos del hombre.
Podemos, entonces, resumir las tres situaciones mencionadas:
Fundamentos de la
ética:
a)
Finalidad (acciones que la
favorecen)
b)
Axiología (valores asociados a
objetos y personas)
c)
Afectos (valores estrictamente
humanos)
Si existe
veracidad en distintas éticas propuestas, elaboradas en base a distintos
fundamentos, debe existir alguna vinculación entre tales fundamentos. En lugar
de buscar la eliminación de uno de ellos, resulta conveniente buscar la
complementación de los mismos.
Si tenemos presente que el hombre tiene
atributos asociados al cuerpo (estéticos), asociados a la mente (intelectuales)
y asociados a los afectos (sentimientos), las prioridades posibles llevarán a
distintas “escalas de valores” que producirán distintos niveles de felicidad.
Todas las tendencias constructivas tratadas
(finalidad, axiología, afectos) se identificarán en cuanto aceptemos la escala
de valores en la que se ubican en un primer lugar los aspectos afectivos,
seguidos de los intelectuales y luego de los estéticos.
El
proceso de aceptación de una escala de valores, o de otra distinta, proviene
generalmente de la simple búsqueda de optimización del grado de felicidad
logrado. Lo que “debe ser” es la optimización de lo que “es”. Así, decimos que
la actitud del amor es la que produce el mayor nivel de felicidad posible, algo
que no puede inferirse ni deducirse a partir del razonamiento lógico, sino que
esa información ha de provenir de la observación de las costumbres a través de
las distintas generaciones humanas.
Así, las costumbres (de donde viene la
palabra “moral”, del latín “mor”) sugieren establecer
teorizaciones que llevan a la ética (palabra de
origen griego), que a veces se asocia a la idea de “fundamento para la
realización de la vida”. Por ello podemos decir que la moral se va
estableciendo a partir de la ética aceptada por la sociedad, mientras que la
propuesta ética se va construyendo con la moral practicada en la sociedad. Este
no es un proceso demasiado diferente al que existe en el caso de la física, en
la que la teoría describe y predice fenómenos, mientras que los nuevos
fenómenos requieren de una mejor teoría. José Ferrater
Mora escribió: “Muchos autores consideran a Sócrates como el fundador de una
reflexión ética autónoma, aún reconociendo que la misma no hubiera sido posible
sin el sistema de ideas morales dentro de las cuales vivía el filósofo y
especialmente sin las cuestiones suscitadas acerca de ellas por los sofistas.
En efecto, al considerar el problema ético individual como el problema central
filosófico, Sócrates pareció centrar toda reflexión filosófica en la ética”
(Del “Diccionario de Filosofía” – Ed. Ariel SA).
En cuanto a la ética fundamentada en los
afectos, podemos decir que puede describirse en función del concepto básico de
la psicología social, y es el concepto de “actitud”. De acuerdo con Moore, de que existe una invariabilidad temporal entre
causas y efectos, o entre estímulo y respuesta, en el caso de cada individuo
existe una respuesta característica que definimos de la siguiente manera:
Actitud
característica = Respuesta / Estímulo
que da origen a cuatro actitudes
básicas que cubren prácticamente todas las actitudes afectivas posibles,
considerando que en cada individuo existe una superposición de dos o más de
esas actitudes. Y ellas serán:
a)
Amor (implica compartir penas y
alegrías de los demás)
b)
Odio (implica cambiar penas y
alegrías de los demás en alegrías y penas propias, respectivamente)
c)
Egoísmo (implica buscar sólo la
felicidad propia sin referencia a los demás)
d)
Negligencia (implica desinterés
aún por la propia felicidad)
También, a partir
de la experiencia, podemos asociar los antiguos conceptos religiosos del Bien y
del Mal a las actitudes básicas mencionadas, considerando que el bien es lo que
deseamos y el mal lo que no deseamos:
a)
Bien: Amor
b)
Mal: Odio, egoísmo, negligencia
Lo que permite
decir que la ética es la ciencia que estudia y determina las causas que
producen el Bien y el Mal, ya que es tan necesario buscar el Bien como evitar el
Mal.
El Bien está asociado a una actitud
cooperativa, mientras que el Mal está asociado a una actitud competitiva,
aspectos de nuestra conducta que tienen un origen biológico antes que cultural.
Es decir, el conocimiento acumulado por las distintas generaciones humanas ha
permitido disponer de información respecto de nuestro comportamiento moral que
se origina, no en el simple establecimiento de reglas arbitrarias o
convencionales, sino en el hecho de que tales reglas provienen, en general, de
nuestra naturaleza humana y de las leyes biológicas subyacentes a nuestro
organismo. Ello resulta evidente cuando contemplamos la existencia de
respuestas afectivas en los propios animales domésticos, que comparten con el
hombre varios sistemas y procesos adaptativos.
Podemos denominar “ética natural”, a la mejor ética posible, o la que
lleva a un mayor nivel de felicidad compartida. Vemos que es posible
construirla a partir de aspectos evidentes, observables, cuantificables y
comparables, lo que implica poder encuadrar nuestras descripciones en el marco
de la ciencia experimental.
La ética natural, por ser un conocimiento
necesario e imprescindible para la vida del hombre, debe expresarse en términos
sencillos y accesibles a cualquier ser humano, y no sólo a quienes poseen
determinado nivel intelectual. Por algo Cristo afirmaba que la ética por él
predicada era “accesible a los niños y oculta a los sabios”. A partir de este
principio de sencillez, es posible afirmar que las construcciones éticas en las
que se confunde “oscuridad” con “profundidad”, o bien no son verdaderas, o bien
resultarán inaccesibles al ciudadano común, que es el destinatario natural de
tal conocimiento.
Como vemos, la propia naturaleza nos
presenta aspectos observables que permiten establecer descripciones muy
simples, que deben constituirse en un conocimiento básico para el hombre. En
realidad, la ética de las actitudes y de los afectos no difiere esencialmente
de la ética cristiana, por lo que habría una justificación adicional para la
misma. La concordancia entre lo que surge de la ciencia y lo que surge de la
religión y la filosofía, no resulta extraña si se tiene presente que las tres
actividades mencionadas buscan la verdad.
Es de hacer notar que la ética natural trata
de sugerir una actitud a adoptar, tal la de compartir las penas y las alegrías
de nuestros semejantes, sin necesidad de establecer una extensa clasificación
de acciones que llevan al Bien y al Mal. Se busca una tendencia y un hábito,
antes que una referencia para valorar o para castigar a los seres humanos.
Muchas veces nos contentamos con no hacer el
Mal, que no es lo mismo que hacer el Bien, habiendo una distancia considerable
entre ambos objetivos. No hacer el Bien implica, muchas veces, algo cercano a
hacer el Mal.
Esto es tan simple y evidente que cuesta
creer que haya gente que se oponga tenazmente al contenido y a la difusión de
propuestas éticas simples. La realización de propuestas éticas que están contra
las costumbres y el conocimiento acumulado por varias generaciones,
generalmente conducen a verdaderas catástrofes sociales, tal el caso de la
ética de Nietzsche que propone una “transmutación de
los valores tradicionales”, o la ética de “la revolución” y la violencia
propuesta por Marx. Ambos autores, cuyas ideologías
fueron aceptadas por personajes nefastos como Hitler
y Stalin, respectivamente, son justamente quienes se
oponen tenazmente al cristianismo, algo que no resulta nada extraño dados los
resultados por todos conocidos. Suponen que no son sus teorías las que deben
adaptarse a la realidad, sino que el ser humano debe cambiar su propia
naturaleza para adaptarse a sus ideas. Suponen que el universo no tiene
finalidad alguna y que ellos han de darle una. Si alguna vez queda bien hablar
de “la miseria de la filosofía”, cabe hacerlo en estos casos.
La idea importante, en todo esto, es que
existe un absolutismo moral, en el sentido de que toda propuesta ética dará
buenos resultados sólo si es compatible con las leyes naturales que rigen la
conducta del hombre. No importa tanto si la ética propuesta surge a partir de
una supuesta finalidad, o de una escala de valores determinada, lo importante
es que produzca buenos resultados. Las experiencias del pasado nos deben ayudar
a aceptar lo mejor. Es posible que de esa forma alguna vez deje de tener
validez aquello de que “el hombre es el único ser viviente capaz de tropezar
más de una vez con la misma piedra”.
54 CONTRAPEDAGOGÍA
Además de la falta
de interés que los alumnos muestran respecto del conocimiento y de la
adquisición de valores éticos, producto de la pobre valoración social de los
mismos, se añade cierto criterio dominante en los educadores que hacen que el
resultado final vaya decayendo cada vez más. Jorge Bosch
escribió: “La contracultura alcanza su culminación en la contrapedagogía. Llamo así al conjunto de ideas que, en forma
directa e indirecta, contribuyen al debilitamiento de la función que considero
primordial en la pedagogía, que es la transmisión del saber, de la cultura y de
los mecanismos que hacen posible su renovación, en un sentido que apunte a una
mayor calidad de los productos y a una mayor elevación del espíritu” (De
“Cultura y contracultura” – EMECE)
Para tener una idea del criterio dominante
en educación citamos un informe de especialistas de la UNESCO:
“El hecho es que,
con la óptica de la educación permanente y en el presente estado del saber
humano, cada vez constituye un abuso mayor del término dar al enseñante el nombre de maestro, cualquiera que sea el
sentido que se le dé a la palabra entre sus múltiples acepciones. Está claro
que los enseñantes tienen cada vez menos como tarea
única el inculcar conocimientos, y cada vez más el papel de despertar el
pensamiento. El enseñante, al lado de sus tareas
tradicionales, está llamado a convertirse cada día más en un consejero, un
interlocutor; más bien la persona que ayuda a buscar en común los argumentos
contradictorios, que la que posee las verdades prefabricadas; deberá dedicar
más tiempo y energías a las actividades productivas y creadoras: interacción,
discusión, comprensión y estímulo”.
Se estima que la cantidad de conocimientos
existentes en la humanidad se duplica cada diez años, por lo que existe la
necesidad de enseñar mayor cantidad de información en un tiempo similar. De ahí
que el educador debe transmitir un conocimiento básico (“ideas prefabricadas”)
que se acrecienta año a año. Y este conocimiento básico no ha de ser algo que
se ha de debatir buscando elementos contradictorios entre maestro y alumno. Las
actividades productoras y creativas se irán dando una vez que se tenga un nivel
de conocimientos básicos previos, pero no en las primeras etapas del
aprendizaje. Jorge Bosch escribió: “Si se pretende
con esto dejar en manos del alumno la selección de temas, métodos y vías de
confirmación o refutación, esperando que llegue por sus propios medios a
descubrir todo el saber científico acumulado durante dos mil años, desde el
teorema de Pitágoras hasta las teorías modernas de la constitución de la
materia y de la genética, entonces se producirá una decadencia generalizada en
la transmisión de la cultura y en poco tiempo la humanidad volverá, en el mejor
de los casos, a la beatífica armonía de la era pre-industrial,
en las cuales las relaciones de dominación se hallaban sólidamente
establecidas”.
La mayor parte de los conocimientos que se
enseñan en las escuelas, proviene de los contenidos de la ciencia experimental.
De todos ellos, existe una parte importante que ha sido comprobada
fehacientemente y que no es materia de discusión. Algunos suponen que en la
ciencia cada nueva teoría “destruye” a las anteriores, lo que en realidad no
sucede. Una nueva teoría reemplaza, o mejora, a una anterior, pero ésta sigue
teniendo validez (si fue verificada en su oportunidad). Así, la mecánica de
Newton sigue teniendo la validez de siempre a pesar de las correcciones
relativistas que se le han hecho. La biología básica tampoco cambia aún cuando
cada día aparezcan hallazgos novedosos. La matemática básica no cambia desde
hace varios siglos. Jorge Bosch escribió: “Me parece
que una de las principales tareas del enseñante
actual consiste en idear las formas adecuadas para transmitir una mayor y más
compleja masa de información a una gran cantidad de gente. Este problema no se
resuelve con animadores sonrientes y felices que «ayuden a buscar en común los
argumentos contradictorios». Con el método de los animadores sonrientes la
cantidad de información que se logrará transmitir será cada vez menor y la
educación marchará hacia atrás”.
Debido a que predomina en la intelectualidad
la búsqueda de la igualdad antes que la búsqueda de la libertad, de la
justicia, de la cultura, etc., en todas partes se ve el antagonismo entre
dominantes y dominados, entre explotadores y explotados, etc., por lo que se
hace necesario destruir cualquier tipo de vínculo social que se le parezca. De
ahí que Jorge Bosch reelabora el artículo de la
UNESCO antes citado tratando de interpretar su contenido de una manera más
efectiva:
“En la actualidad,
la relación maestro-alumno es un caso particular de la relación
dominante-dominado. El maestro ejerce su dominio comportándose en forma
autoritaria, inculcando conocimientos y haciendo valer verdades prefabricadas.
Hay que romper esta relación, para lo cual el proceso educativo debe centrarse
en la interacción, la discusión, la comprensión y el estímulo; el maestro debe
ser un consejero y un interlocutor, pero el alumno debe ser quien busque y
encuentre el conocimiento”.
Jorge Bosch hace
referencia, en el libro citado, de alguien que utiliza la propia actividad
educativa para propagar su postura política, por lo que escribe: “El autor se
explaya acerca de la violencia e incurre sin ninguna originalidad en la
«teoría» que los terroristas de izquierda han elaborado sobre la violencia.
Leemos: «Toda relación de dominación, de explotación, de opresión ya en sí es
violencia. No importa que se haga a través de medios drásticos o no». Así se
reencuentra el conocido slogan de los terroristas de izquierda: «La violencia
de arriba engendra la violencia de abajo». Pero, ¿qué es la violencia de
arriba? Ya lo ha dicho Paulo Freire: la dominación, la explotación, la
opresión, aunque no se realicen por medios drásticos. La conclusión que se
extrae de toda esta «pedagogía» es la siguiente: todo el que se considera
explotado tiene derecho a radicalizarse y entonces, por una cuestión de amor,
debe reaccionar con violencia. Ésta es una fórmula insurreccional que nada
tiene que ver con la pedagogía, evidentemente. Es más bien contrapedagogía”.
La práctica antiautoritaria,
que trata de eliminar la “desigualdad” entre maestro y alumno, ha promovido el
auge de los siguientes aspectos negativos en la educación:
a)
Indisciplina: cada vez en más
lugares se está prohibiendo el uso de amonestaciones, algo muy “autoritario”,
lo que resulta en un estímulo a la indisciplina.
b)
Facilismo: el docente habla de
“buscar en común elementos contradictorios”, de “no inculcar” conocimientos, de
no transmitir “verdades prefabricadas”.
c)
Desaliento al mérito y a la
competencia: el buen alumno, el que se destaca, crea “desigualdades” y ello no
ha de ser permitido.
d)
Degradación de los contenidos:
se utiliza el criterio de que, con hábitos de investigación, el alumno
aprenderá cuando le haga falta. Pero sin conocimientos básicos previos, no
puede investigar ni siquiera algo mínimo.
Las sociedades actuales están reaccionando
contra el “sistema opresivo” (real o imaginado) de varias décadas atrás. De ahí
que se opta por hacer todo lo contrario a lo que se hacía antes, sin importar
los resultados de antes y los de ahora. Incluso se trata de hacer todo lo
contrario a lo que predica la religión cristiana (considerada por muchos como
la portadora de la ideología que favorece la explotación). El precio que
estamos pagando es muy caro. Si la gente prefiere seguir a los violentos, al
menos que sea consciente de ello.
Existe una lista de “principios” que
predominan en la educación actual (autor anónimo):
1)
Principio de bondad: El joven
(al estilo del Emilio roussoniano) es naturalmente
bueno y, dejado a su libre albedrío, llegará a formarse y educarse
adecuadamente. Él, y sólo él, es el artífice de su educación.
2)
Principio de comodidad: En su
educación debe prescindirse de todo elemento que pueda producirle dolor o
sufrimiento, incluso esfuerzo. Sólo por el hecho de existir y asistir ya cumple
su deber. (“Al alumno hay que darle lo que le gusta”)
3)
Principio de igualdad: Puesto
que todos somos iguales, cualquier desviación de esa igualdad se trata como un
defecto a corregir. Se adaptarán los sistemas de evaluación de manera que se
respete el criterio de igualdad, lo que se consigue graduando las pruebas a las
posibilidades de cada alumno (enseñanza individualizada).
4)
Principio democratizador: Una
decisión es válida si se toma democráticamente. Se sustituye la crítica científica
y los criterios lógicos por el valor del consenso.
5)
Principio de presunción de
responsabilidad: Cualquier problema surgido en el ámbito educativo es debido a
la acción incorrecta del profesor, de acuerdo con el principio 1.
6)
Principio de inocencia: Cualquier
problema provocado presuntamente por un educando, para poder ser corregido,
deberá seguir un procedimiento sancionador de complejidad y duración suficiente
para que su eficacia correctora sea mínima, de acuerdo con el principio 2.
7)
Principio de no autoridad: El
profesor asistirá a clase como uno más, desarrollando su función docente en
función de la disposición de los demás componentes del grupo y de acuerdo con
el principio 4.
8)
Principio de igualdad de
oportunidades: Finalizado el periodo educativo, todos tendrán los mismos
derechos, el mismo sueldo y las mismas oportunidades de ocupar cualquier puesto
de trabajo, por riguroso orden de solicitud del mismo.
55 UNIÓN EN EL ODIO
Se dice que “el que
odia a tu enemigo es tu amigo”. Esta
sería la motivación básica que une a ciertos hombres en contra de otro ser
humano, de otro pueblo o de otra nación. Es también el sentimiento negativo
básico que hace que en nuestro mundo existan tantas divisiones y que todavía
estemos lejos de sentirnos “ciudadanos del mundo”, sin dejar de sentirnos
ciudadanos de nuestra propia patria.
En el adolescente, por lo general, existe la
tendencia a exagerar y a acentuar virtudes y defectos de distintos personajes,
ya sea que provengan del deporte, de la política o de la ciencia, por lo que
hacia ellos se dirige con frecuencia la exaltación de las pasiones. Hacia esos
personajes, reales o idealizados, se destina todo el amor o todo el odio
posible. Pero el odio tiene efectos negativos que afectarán seriamente la vida
del que lo siente. Es una de las formas seguras de llevar una vida infeliz.
Jorge Luis Borges dijo: “Odiando, uno depende de la persona odiada. Es un poco
esclavo de la otra. Es su sirviente”. Generalmente, se siente envidia por quien
se supone superior. De ahí que sentir odio implica aceptar tácitamente que uno
es inferior a la persona odiada.
Recordamos haber escuchado a veces la
“versión nazi” de la historia. En ella se justifica, con detalles y datos “comprobables”,
que los “judíos son los culpables de todos los males de la humanidad”. De
aceptarse esta versión, sólo resta al individuo sentir un odio generalizado por
todo aquél que pertenezca a ese pueblo, o a esa religión. Grande será su
malestar, sin embargo, si valora la ciencia y la cultura, cuando se entere de
que más de cien Premios Nobel fueron ganados por
judíos, con una población mundial no muy elevada.
Algo similar ocurre en la actualidad con el
odio generalizado hacia los EEUU, que llega a ser tan intenso, que hasta lo
positivo se interpreta como algo perjudicial al resto del mundo, tal como la
ciencia y la tecnología, que sus instituciones y sus empresas producen.
Personalmente, quien esto escribe, trata de mostrar que dicha nación tiene muchos
aspectos positivos, además de los negativos que todos conocemos. Esta actitud
es observada, algunas veces, como una forma de “adhesión”, o “defensa”, de “lo
malo y lo perverso”. Por el contrario, en especial cuando se puede influir
sobre adolescentes, uno trata de que lleven una vida libre de odios, libre de
complejos de inferioridad. Ya que, de no ser así, es posible que habrán de sentir, a lo largo de la vida, un gran malestar. Y
ello ocurrirá cada vez que algún ciudadano de EEUU tenga éxito en alguna
actividad emprendida.
Todavía recordamos a la presidenta de Madres
de Plaza de Mayo cuando dijo “haber festejado” el atentado terrorista a las
torres de New York, postura
apoyada por el 55% de los encuestados por una radioemisora argentina. Este es
un ejemplo de apoyo explícito al terrorismo, que no contempla el derecho a la
vida de las víctimas inocentes de los atentados, vidas que resultan
insignificantes en comparación al odio que se siente por toda una Nación.
Incluso en un viaje a España expresó públicamente su adhesión a un movimiento
terrorista local al proclamar “¡Viva ETA!”.
Pero el caso más notable, en cuanto a
adhesión popular se refiere, es el de Ernesto “Che” Guevara. Podremos tener
alguna idea de su personalidad y de su accionar a través de algunas de sus
frases (citadas en un artículo de Revista “Noticias” del 28/Dic/2007):
“Tenemos que crear
la pedagogía de los paredones de fusilamiento y no necesitamos pruebas para
matar a un hombre”.
“Hay que llevar la
guerra hasta donde el enemigo la lleve: a su casa, a sus lugares de diversión,
hacerla total”.
“Las revoluciones
son feas, pero necesarias, y parte de este proceso revolucionario es la
injusticia al servicio de la futura justicia”.
“Un revolucionario
tiene que convertirse en una fría máquina de matar”.
Los enemigos de los marxistas son,
principalmente, los empresarios, los “explotadores” del trabajador. El marxista
considera que es explotador quien no considera a un empleado como un socio más.
La “injusticia social” que ellos ven, sólo puede ser solucionada mediante el
socialismo, y ello les da plenos derechos a la violencia, la cual es ejercida
incluso con cierto orgullo, ya que interpretan al odio como una virtud
personal.
Sin embargo, aquellos “ideales humanitarios”
llevan al establecimiento de una gran concentración de poder. Al eliminarse la
propiedad privada, todo depende del Estado, por lo que el socialismo resulta
ser una especie de “capitalismo estatal”, que acentúa todos los males
atribuidos al capitalismo privado. Por ello surgen expresiones como la del
físico y Premio Nobel de la Paz, Andrei Sajarov, respecto de la ex URSS: “Atrincheradas en su
bienestar las minorías satisfechas”. Hacía referencia a la clase dominante y
privilegiada de la “sociedad sin clases”. Gustavo González, en el artículo
citado, escribe sobre el Che Guevara:
“Los muertos de
Guevara superarían los 200, aunque sólo están documentados 164, incluyendo los
fusilados durante los seis meses que estuvo al mando de la fortaleza La Cabaña”
“Napoleón Vilaboa era miembro del Movimiento 26 de Julio y asesor del
Che. Hoy recuerda dos episodios que le resultaron traumáticos, aun en el
contexto de la guerra. El primero sucedió después de llevar ante el Che al
detenido José Castaño, un oficial del ejército de Batista. Vilaboa
dice que el preso estaba acusado de trabajar para la dictadura y cuenta que
antes de retirarse del lugar vio a Guevara sacar una pistola 45 y liquidar al
hombre ahí mismo. Afirma también que Fidel había enviado una misiva para interceder
por el detenido, pero llegó demasiado tarde”.
“El segundo
episodio se refiere a otro preso, pero de 15 años. Lo habían atrapado mientras
pintaba una pared con consignas contra Fidel. El ex asesor del Che recuerda
ahora que el comandante estaba muy preocupado porque la madre del menor se veía
desesperada y asegura que cuando un soldado se acercó a informarle que el joven
iba a ser fusilado en unos días, Guevara le ordenó que lo hiciera de inmediato
«para que la madre no pase por la angustia de una espera larga»”.
“En su diario
privado, el Che llegó a describir con la naturalidad de un perito la ejecución
de Eutimio Guerra: «Acabé con el problema dándole un
tiro con una pistola calibre 32 en el lado derecho del cráneo, con orificio de
salida en el lóbulo temporal derecho»”.
“John Lee Anderson hizo lo que
para algunos es la biografía más completa de Guevara. El gobierno de Cuba lo
autorizó a instalarse tres años en la isla y le abrió los archivos de la
Revolución. Además de buen periodista, los cubanos siempre lo consideraron un
amigo de la causa. Desde ese lugar, Anderson escribió
en su libro «Che Guevara. Una vida revolucionaria» que sólo entre enero y abril
de 1959 se produjeron unos 550 fusilamientos en la isla: «El asunto, que ya ha
provocado protestas en Cuba, le había causado graves problemas a Fidel durante
su viaje por EEUU». Anderson agrega que el Che se
molestó cuando Castro le ordenó la suspensión de las ejecuciones y lo mandó a
un viaje de tres meses por el mundo”.
“¿Era un asesino?
Convengamos que si Guevara hubiera matado a una sola persona sería un criminal
y no habría discusión. Pero mató a tantas que la historia le dio la chance de
ser asesino o un héroe, según quien lo mire. Pero la verdad histórica es una:
mató a casi 200 personas”.
En la actualidad, existe una aceptación
tácita, por una gran parte de la sociedad, de que existe un “terrorismo bueno”
(el que lleva al socialismo, el que ataca a los EEUU) y un “terrorismo malo”
(el que se opone a esos intentos), lo que constituye un claro ejemplo de la
plena vigencia del relativismo moral. Se acepta la validez y la defensa de los
“derechos humanos” especialmente en el caso de quienes realizan, adhieren o
promueven al “terrorismo bueno”. Incluso son los que generalmente nos dan “lecciones
de ética” al resto de la sociedad. Alguien dijo que los pueblos que olvidan el
pasado, están condenados a repetirlo. Lo que más sorprende es que los que
recuerdan muy bien al nefasto pasado, hagan lo posible por revivirlo.
Los castristas traicionan a varios
revolucionarios cubanos, ya que buscaban derrocar a Batista, en lugar de
instalar una nueva dictadura. La lucha “antiimperialista” del castrismo buscó
siempre ampliar el poderío mundial del imperialismo soviético. Quien en
realidad debe denominarse “antiimperialista” es el Mahatma Gandhi,
quien liberó a la India del dominio británico utilizando medios pacíficos. No
invocaba ni exaltaba al odio, que denigra al ser humano, sino que se basaba en
la “fuerza del amor y la verdad”, método que, aunque muchos pseudointelectuales
no quieran reconocerlo, dio resultados muy superiores a los producidos por los
métodos violentos que promueve el marxismo, que se basan en “la fuerza del odio
y la mentira” y que glorifica a personajes siniestros como el Che Guevara.