66 AVANCES Y RETROCESOS SOCIALES

 

Los cambios que se producen en los hábitos y costumbres hacen que las sociedades humanas avancen, o bien retrocedan, en el proceso de adaptación cultural al orden natural. Estos cambios surgen en forma espontánea en algunos individuos o bien son consecuencia de la influencia de la ideología predominante. Sin embargo, desde la perspectiva del relativismo moral, aparece cierta neutralidad en los efectos producidos. Así, ante el alcoholismo, el descontrol y la violencia de los jóvenes en vacaciones, un periodista televisivo se refirió a ello como un “cambio cultural”. En esa expresión estaba implícita la idea de que en sí esa conducta “no es ni buena ni mala”, sino que es distinta a lo que se hacía en otras épocas, o a lo que se hace en otras sociedades. Para el que no adhiere al relativismo moral, tal conducta implica un retroceso social y, por lo tanto, algo debe hacerse para que no prospere.

 

   Hay veces en que, ante determinado cambio social, no es sencillo decir si se trata de un avance o de un retroceso, por cuanto debe compararse con el anterior estado de la sociedad. Si, en el caso considerado, supiéramos que los jóvenes antes consumían drogas en lugar de alcohol, se trataría de un avance social. Si, en cambio, antes el consumo de alcohol era bastante inferior, se tratará de un retroceso social.

 

   La esclavitud desapareció (se supone que totalmente) hace apenas uno o dos siglos atrás. Incluso leemos en textos de algunos filósofos griegos que esta situación era considerada como algo normal. No debemos olvidar que la apropiación de personas, en esos tiempos, fue un progreso social si tenemos en cuenta que lo habitual era la eliminación del bando perdedor luego de una contienda militar. Con este “avance” social al menos se mantenía la vida del individuo.

 

   En la antigua Roma se sugería no dar monedas a los esclavos, ya que podrían juntar la cantidad suficiente para comprar su libertad. Epicteto fue un esclavo romano y es el que tuvo la mayor trascendencia histórica, ya que sus escritos filosóficos han llegado hasta nuestros días. En cuanto a la educación romana,  René Hubert escribió: “Para el común de los ciudadanos había escuelas que recibían a sus hijos. En las familias aristocráticas o ricas, los padres de familia o los esclavos pedagogos aseguraban su educación. Eran estos esclavos pedagogos los que daban la iniciación en la literatura griega original” (De “Historia de la Pedagogía” - Ed. Kapelusz).

 

   Seguramente que hubo una mejora social notable desde las épocas en que los esclavos construían las pirámides egipcias, hasta los esclavos romanos que tienen una activa participación en la sociedad. De todas formas, la sensación de libertad es inherente al ser humano y sin ella siempre hará esfuerzos por recuperarla. Todavía tenemos en nuestra memoria la “muralla de Berlín”, que es el símbolo de la esclavitud forzada que impuso el comunismo en muchos sitios del planeta. Así como no existe un “terrorismo bueno”, tampoco existe una “esclavitud buena”, tal como tácitamente los marxistas consideran a los medios que emplean para conquistar el poder y al medio que emplean para mantenerlo.

 

   Una forma de esclavitud encubierta es la ejercida por el empleador cuando paga muy poco a sus empleados. Sin embargo, éstos tienen la posibilidad de ir a otros lugares en donde pueden recibir un salario mejor. De todas formas, así como la esclavitud fue una mejora social comparada con la muerte, la explotación laboral es una mejora social respecto del hambre, que surge junto al desempleo.  

 

   Casi siempre se considera como el único culpable de la explotación al empleador, pero existe una gran cantidad de culpables pasivos y son los que no dan empleo a nadie. Por el contrario, si hubiese una mayor demanda de trabajo, el explotador se quedaría sin empleados, de ahí que es necesario tener presente estos aspectos inherentes a la realidad. Quienes buscan el poder a través de la revolución socialista, se encargan de culpar a los empresarios asegurando que “todos ellos son explotadores”. Incluso les asignan la obligación de dar trabajo a todo desempleado, responsabilidad respecto de la cual ellos mismos se excluyen. Si en una sociedad existen muy pocos empleadores, no se los puede responsabilizar por los males ocasionados principalmente por aquellos que no lo son.

 

   Pocas veces, desde la política, se sugerirá algún tipo de mejora ética, porque ello no resultará popular, mientras que los votos se consiguen alabando irresponsablemente al pueblo. Incluso se prefiere culpar de todos los males al “sistema”, o al “imperialismo yankee”, antes que a los propios ciudadanos. Es oportuno mencionar parte de una propuesta política establecida por William Beveridge en donde puede observarse algunas de las fallas frecuentes en la sociedad:

 

“El desarrollo completo de la seguridad social puede fortalecer y asegurar la renta: es un ataque contra la necesidad. Pero la necesidad es sólo una de las cinco gigantescas pesadillas que estorban el camino de la reconstrucción y, en cierto modo, es la más fácil de combatir. Las otras son la enfermedad, la ignorancia, la suciedad y la holgazanería” (Citado en “Las ideas políticas” de David ThomsonEd. Labor SA)

 

   Y aquí aparece una de las principales causas de la “desigualdad social”, la holgazanería, que nunca es tenida en cuenta por los políticos porque ese concepto no forma parte del “discurso político correcto”. Sin embargo, esa actitud forma parte de la realidad social cotidiana.

 

   Otro de los cambios culturales que se observa en la actualidad es el cambio desde la virtud a la hipocresía, y luego hacia el cinismo. El hipócrita es el que finge la virtud, porque todavía en cierta forma la valora. Pero la falsa virtud es siempre una forma de mentira. De ahí que algunos prefieren “la verdad” y pasan de la falsa virtud al total desconocimiento de ella. Esta postura ética, el cinismo, está en concordancia con el relativismo moral imperante en la sociedad.

 

   Mientras que antes predominaba la búsqueda de satisfacciones morales, asociadas a los sentimientos, en la actualidad predomina la búsqueda del placer. La transición gradual de un extremo al otro ha ido acompañada por un cambio desde la virtud hasta el cinismo, siendo la hipocresía un estado intermedio entre ambas. Podemos hacer un esquema de esta transición, que implica un retroceso social:

 

 

Virtud

Hipocresía

Cinismo

Conciencia moral

Valora sin cumplir

Relativismo moral

Busca satisfacción moral

Busca placer

Busca placer

Actitud tolerante

Intermedia

Actitud exigente

Tiene deberes

Intermedio

Tiene derechos

Trata de ser

Trata de parecer

Indiferente

Siente culpa

Intermedio

Indiferente

Es trabajador

Intermedio

Es holgazán

Tiene honor

Intermedio

Tiene desfachatez

Valora opiniones

Intermedio

No valora opiniones

 

   Respecto de la hipocresía, podemos citar parte de un escrito del filósofo Maine de Biran:

 

“Hoy he estado en la ciudad. Tenía el espíritu recogido; el corazón, sereno; volví trastornado, confuso, inquieto. He visto mucha gente, he recibido pruebas de amabilidad y gratitud, de interés, pero la obligación y el disimulo se escondían detrás de estas explosiones afectuosas. ¡Cuántas máscaras y ni un solo corazón! Sin embargo, fue preciso responder como si estos gestos fuesen auténticos, es decir, fingir también, y ponerme una máscara como todo el mundo, pues hubiera sido ridículo aparecer con el rostro desnudo en medio de todos estos «dominós»…..”

 

“¡Qué suplicio mentirse a sí mismo y, cuando no se tiene en el corazón otra cosa que sentimientos honestos, manifestarse como perverso! ¡Ah!, volvamos a nuestros campos. Allí se puede ser bueno sin pasar por tonto; se puede ser uno mismo, sin contradicciones” (De “Autobiografía” – Ed. Aguilar Argentina SA)

 

 

 

67 IDEOLOGÍA

 

El significado original de “ideología” es el de “ciencia de las ideas” y está asociada al estudio de los fundamentos, estructura y demás características de un conjunto ordenado de ideas que busca una mejora del individuo y de la sociedad. De ahí que una ideología podrá tener una base religiosa, o bien filosófica, o bien científica.

 

   Debido a que en nuestra mente sólo podemos llevar una limitada cantidad de ideas claras, que serán la base de nuestro razonamiento, las ideologías deberán ser breves y sintéticas. Además, es imprescindible que estén organizadas en una forma axiomática para permitir establecer deducciones precisas y también para poder ser evaluadas con cierta facilidad. Se ha dicho que la claridad es la cortesía del escritor. También podemos decir que el orden axiomático es un requisito necesario, pero no suficiente, para afirmar la honestidad intelectual del autor.

 

   Una ideología no debe mutilar la realidad. Por el contrario, el ideólogo debe tener la habilidad de resumir una gran cantidad de fenómenos humanos y sociales en unos pocos principios básicos. Toda descripción del hombre y de la sociedad ha de conducir a dos objetivos básicos: teoría y práctica, que en filosofía estarán materializados en la Teoría del Conocimiento y en la Ética. En ciencias sociales podremos hablar de una Teoría del Conocimiento y de una Teoría de la Acción ética. De no contar con ambas, el sistema descriptivo (filosófico o científico) será incompleto. Maine de Biran escribió:

 

“El ideólogo no puede conseguir resultados útiles más que llevando a su lenguaje y a sus principios la más escrupulosa exactitud. «Los principios» son para él el origen de las ideas, cuya comparación intrínseca desea conocer. Se trata aquí no sólo de determinar los elementos sino de hallar el orden sucesivo y simultáneo de su asociación. De este modo, tendrá siempre un trabajo más o menos largo y difícil que ejecutar sobre cada una de las ideas principales antes de hacer entrar en sus razonamientos el término que las expresa y poder así fundar sobre este término alguna deducción legítima”.

 

“La ideología domina, por así decir, sobre todas las ciencias, ya que las ciencias se componen de nuestras ideas y sus diferentes relaciones. Éstas forman como una región inmensa e infinitamente variada, dividida en una multitud de provincias, atravesadas por un número mayor de vías de comunicación. Mientras que los sabios viajeros se dispersan por estas provincias, van y vienen por sus caminos, el ideólogo, colocado en una gran altura y como inmóvil, observa sus direcciones, toma nota de ellas y levanta su «mapa», de aquí que a menudo conozca mejor los caminos que los mismos viajeros, que los provea de indicaciones muy útiles y que de algún modo los «oriente». Pero todos estos caminos tienen un origen; la mayor parte nacen de un tronco común para separarse en seguida. Este origen, estos puntos comunes, ordinariamente ignorados por los viajeros, el ideólogo trata de enseñárselos”. (De “Autobiografía y otros escritos” – Ed. Aguilar Argentina SA).  

 

   En la actualidad, se utiliza generalmente la palabra “ideología” con un carácter peyorativo, ya que se supone de antemano que se trata de un simple conjunto de falsas ideas que se ha establecido para perjudicar a algún sector de la sociedad. Friedrich Engels escribió: “La ideología es un proceso realizado conscientemente por el así llamado pensador, en efecto, pero con una conciencia falsa”. Así, para el marxismo, el cristianismo es una simple “ideología” puesta al servicio de la burguesía para dominar mejor al proletariado. La economía de mercado tiene como finalidad “explotar” al trabajador. La sociedad humana es un conjunto de seres vivientes que, en estado de libertad, establece una “lucha de clases”, que es necesario abolir. Incluso la ciencia tendría un componente “ideológico” subyacente.

 

   El marxismo degrada y descalifica a toda actividad humana establecida en libertad. Transforma las virtudes, válidas en la ética natural, en vicios. Así, un empresario, que da trabajo y crea valores sociales y económicos para la comunidad, será considerado como un vulgar explotador. El marxista dirá que tal accionar “no es ético”, porque, para él, el empleado tiene sus propios deberes, en tanto que sus derechos deberán ser iguales a los del empresario; ya que considera “ético” trabajar “según su capacidad” y ser retribuido “según su necesidad”.  Si alguien contempla al ser humano como un ser corrupto y perverso por naturaleza, puede, quizás, ser un efecto del que ha utilizado la introspección y el “conócete a ti mismo”, y luego piensa que los demás son similares a él.

 

   La ética marxista indica “De cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad”. De ahí que los que trabajan bastante, deban trabajar aún más para compensar la poca productividad del negligente, pero deberán hacerlo con sumo placer, tal lo que se espera (y se exige) del trabajador en la sociedad comunista. Esta propuesta ética equivaldría a sugerir un “amarás al prójimo más que a ti mismo”.

 

   El mandamiento cristiano, es decir, el “amarás al prójimo como a ti mismo”, resulta bastante difícil de cumplir, ya que implica, ante todo, una actitud límite a la cual debemos aproximarnos paulatinamente. De ahí que la sugerencia de Marx sea aún más difícil de lograr, aún cuando se diseñe una sociedad con el aparente fin de hacerla válida. En realidad, se trata de una pseudoética que tan sólo puede surgir de una mente hipócrita, y que la usa como un disfraz para ocultar sus verdaderas intenciones. Mientras que el marxismo trata de llegar a un “fin noble” (en apariencia), utiliza “medios innobles”, ya que trata de establecer, como primer objetivo, “el derrumbamiento violento del orden tradicional”.

 

   El marxista utiliza un argumento “eficaz”, según la lógica de las masas, a la hora de justificar la acción violenta. Tal argumento es: «la explotación y el hambre es una forma de terrorismo, por lo cual también nosotros tenemos el derecho a utilizar la acción terrorista». Tales acciones están amparadas por el relativismo moral predicado por su ideología. Vladimir Lenín dijo: “Moral es lo que favorece el advenimiento del comunismo. Inmoral lo contrario”. De ahí que  quien está en contra del terrorismo podrá llegar a ser considerado como una persona “inmoral”, lo que debe tomarse como un elogio considerando el origen del adjetivo. 

 

   Se habla del “fin de las ideologías”, expresión seguramente asociada al uso peyorativo del término, y que tiene presente las catástrofes humanas asociadas al fascismo, al nazismo y al comunismo, movimientos políticos dirigidos a las masas. La neurobióloga Rita Levi Montalcini dijo: “Hitler y Mussolini supieron hablar a las masas, en las que siempre predomina el cerebro emocional sobre el neocortical, el intelectual. ¡Manejaron emociones, no razones!”. “No somos más buenos por el componente límbico cerebral que sigue dominando nuestra actividad. Vivimos como en el pasado, como hace 50.000 años, dominados por las pasiones y por impulsos de bajo nivel. No estamos controlados por el componente cognitivo, sino por el componente emotivo, el agresivo en particular. Seguimos siendo animales guiados por la región límbica palocortical, sustancialmente igual en el hombre y en otros animales. Nuestras opciones de mejora moral pasan por las circunvoluciones neocorticales que afortunadamente tenemos” (De www.mujereshoy.com).

 

   Para que la palabra “ideología” vuelva a tener el significado original, y no el peyorativo, debemos establecer descripciones sintéticas y verdaderas que sean dirigidas al hombre libre, para que de él surja una actitud cooperativa. Podemos hacer una breve síntesis de una ideología dirigida al intelecto humano. En primer lugar tenemos los principios básicos aceptados (tácitamente) en la ciencia experimental:   

 

 

Principios:

 

1)      Todo lo existente está regido por leyes naturales.

2)      Estas leyes son invariantes en el tiempo y en el espacio.

3)      La actividad del científico consiste en describirlas.

4)      La existencia de estas leyes es independiente de que el hombre las describa, o no.

5)      Es posible, en principio, conocer la totalidad de las leyes

 

 

Teoría del conocimiento:

 

1)        En todo sistema complejo adaptativo el proceso del conocimiento puede describirse mediante un sistema realimentado negativamente.

2)        La “verdad” se establece cuando el error (diferencia entre la descripción y lo descripto) se hace convencionalmente pequeño.

3)        Para producir estos resultados, en nuestro cerebro se realizan las operaciones básicas de “comparar” y “agrupar”.   

4)        Tanto la lógica natural como la ciencia experimental emplean el proceso de “ensayo y error”.

5)        El agrupamiento de la información se mejora hasta llegar a un sistema axiomático.

 

 

Teoría de la acción ética:

 

1)      En los seres humanos existen tendencias hacia la felicidad y hacia la competencia.

2)      Mediante el amor buscamos la felicidad y con el odio buscamos satisfacer nuestro espíritu competitivo. También existen el egoísmo y la negligencia.

3)      Nuestro comportamiento se describe en base a la actitud (o respuesta) característica, definida como una relación entre respuesta afectiva y estímulo.

4)      El “debe ser” se obtiene como una optimización de lo que el hombre “es”.

5)      El Bien y el Mal están asociados a las actitudes básicas del hombre.

 

 

Nótese que este sistema descriptivo puede servir tanto como descripción científica, ya que la mayor parte de los conceptos básicos son accesibles a la observación, y también puede servir como ideología básica para una mejor adaptación cultural al orden natural.

 

   Es de esperar que las nuevas propuestas ideológicas sean dirigidas al intelecto del hombre libre, antes que a exaltar las bajas pasiones del hombre-masa, ya que, precisamente, tales propuestas le ayudarán a convertirse en un hombre libre. Rita Levi Montalcini dijo: “La razón es hija de la imperfección. En los invertebrados todo está programado: son perfectos. ¡Nosotros, no!  Y, al ser imperfectos, hemos recurrido a la razón, a los valores éticos: ¡discernir entre el bien y el mal es el más alto grado de evolución darviniana!”

 

 

 

68 ÉTICA DEL TÉRMINO MEDIO

 

Existe un criterio para establecer la conveniencia de adoptar cierta actitud, entre varias posibles, y es la del término medio. Guillermo A. Obiols escribe: “El término medio aristotélico significa una crítica tanto del ascetismo, que condena todos los impulsos naturales, como al naturalismo, que coloca los impulsos naturales por encima de todo. Si la virtud está en el medio, el vicio está en los extremos. La virtud consiste en el medio, pero, es un extremo en cuanto a su perfección” (De “Curso de Lógica y Filosofía” – Ed. Kapelusz)

 

   Otro ejemplo es el de la cobardía y la temeridad, con la valentía como término medio. Si alguien tiene mucho temor, seguramente tenderá a la inacción buscando seguridad. Si alguien tiene muy poco temor, llegando hasta la imprudencia, arriesgará su vida en cada momento y es posible que la pierda fácilmente. Es evidente que el término medio, entre ambas actitudes, es el que mejor resultado produce.

 

   La ética tiene como objetivo dar sugerencias generales respecto de la actitud a adoptar frente a la vida, pero no podrá prever cada una de las posibles variantes que podrán ocurrir. Es el mismo caso del legislador que establece una norma, mientras que es el juez el que dictaminará en cuánto el infractor se desvió de la norma. La ética está hecha para orientar al individuo antes que para juzgar sus acciones.

 

   Las acciones humanas parecen seguir dos tendencias contradictorias por lo que es oportuno preguntarse si aquí también es apropiado utilizar el criterio del término medio de Aristóteles. Estas tendencias son:

 

1)      Competencia

2)      Cooperación

 

Así, el amor (compartir penas y alegrías) es una actitud que favorece la cooperación, mientras que el odio (cambiar alegrías de otros por penas propias y penas de otros por alegrías propias) y el egoísmo (interesarnos sólo por uno mismo) responden a la tendencia competitiva. De ahí que deberíamos buscar la virtud en el punto medio de estas tendencias extremas y contradictorias. Bertrand Russell escribió: “El moralista puede caer en la tentación de ignorar las demandas de la naturaleza humana, y si lo hace, es probable que la naturaleza humana ignore las demandas del moralista” (De “Sociedad humana: ética y política” – Ed. Altaya SA).

 

   También la inacción produce males, si bien no es posible ubicarla en alguna de las tendencias mencionadas. Wolfgang Goethe dijo: “La negligencia y la disidencia producen en el mundo más males que el odio y la maldad”.

 

   Es posible que tanto la competencia como la cooperación hayan sido ventajas adaptativas que apuntaron a fortalecer nuestra supervivencia. Queda al hombre discernir acerca de cuál es la proporción óptima que producirá el mejor resultado.

 

   Es evidente que la competencia favorece el progreso individual en todos sus aspectos, mientras que la total ausencia de competitividad puede traer asociado el atraso y la inacción. Pero, en cuanto la competencia excluye totalmente la cooperación, se vuelve un serio defecto que tarde o temprano traerá inconvenientes. Por otra parte, la actitud totalmente cooperativa puede ser desventajosa para el individuo, especialmente en el caso en que esté rodeado de personas exentas de esa virtud. De ahí que el criterio del término medio también aquí parece funcionar.

 

     Una solución interesante podría ser la de asociar nuestro espíritu competitivo a la efectividad de nuestra actitud cooperativa. Así, no sería descabellado decir que Teresa de Calcuta tenía un “elevado espíritu competitivo” y que buscaba ser la persona más solidaria del mundo, buscando de esa forma la óptima felicidad. Si, en definitiva, todos buscamos la felicidad y tenemos dos tendencias naturales que nos presionan, queda como solución competir en la búsqueda de la felicidad tratando de ser cada vez más cooperativo.

 

   Esta actitud competitiva-cooperativa se debe dar luego de asumirse tal posibilidad mediante el razonamiento. No confundir con la simple hipocresía de desear mostrarse a los demás como una persona solidaria cuando los sentimientos hacia otras personas no responden a esa actitud.

 

   Las dos principales tendencias sociales y económicas son aquellas que han promovido, como base de la sociedad, a la competencia (capitalismo privado) y a la cooperación (socialismo), excluyendo casi totalmente la otra actitud, y no han tenido los resultados esperados porque han descuidado, precisamente, el término medio.   

 

   Durante el proceso evolutivo, nuestro cerebro adquiere, entre otras, una parte que genera las emociones y que es compartida con otros seres vivientes. La evolución posterior nos permite disponer de la parte exterior de nuestro cerebro, que es la encargada de realizar el proceso del razonamiento. Bertrand Russell escribió: “Los deseos, las emociones, las pasiones (se puede elegir la palabra que se desee) son las únicas causas posibles de acción. La razón no es la causa de la acción, sino sólo un regulador”. “La ética y los códigos morales le son necesarios al hombre a causa del conflicto entre la inteligencia y el impulso. Si sólo hubiera inteligencia o sólo impulso no habría lugar para la ética”.

 

   Y aquí aparece otro aspecto importante por cuanto la mejora individual y colectiva no depende tanto, pareciera, de la cantidad de emociones o sentimientos humanos, sino de su adecuada regulación. Y esa regulación provendrá del aspecto cognoscitivo. Así se reivindica la opinión de Sócrates, quien asociaba la virtud a la sabiduría y el vicio a la ignorancia.

 

   La ética se reduce, en última instancia, a la descripción de los efectos producidos por nuestras acciones y actitudes. Siendo la ley natural un vínculo invariante entre causas y efectos, vemos que a la ética se le puede aplicar el método de la ciencia experimental. El conocimiento de las leyes éticas acrecentará nuestra conciencia de ellas, es decir, acrecentará nuestra conciencia moral.

 

   La razón, que permite conocer los vínculos causales asociados a las acciones y actitudes humanas, orienta, justamente, nuestras propias acciones y actitudes según una creencia establecida previamente. Tal creencia implica principalmente saber cuál es la causa de la felicidad. Luego, mediante el proceso de introspección, cuando comparamos los efectos de nuestras acciones, con las creencias previas, es posible modificarlas, estableciéndose así el proceso de maduración del individuo. Epicteto dijo: “La verdadera libertad radica en el dominio de nuestros impulsos”.

 

   Es oportuno decir que nuestra razón dispone tanto de creencias como de certezas, por lo que el proceso mencionado requiere de bastante tiempo y de muchos intentos para llegar a un adecuado nivel de adaptación al medio social. Epicteto dijo: “No son las cosas las que atormentan a los hombres, sino las opiniones que se tienen de ellas”.

 

   Si alguna vez se solucionan los graves problemas sociales que aquejan a la humanidad, será porque habremos podido llegar al término medio entre competencia y cooperación, distinguiéndose dos etapas nítidas en la historia de la humanidad. Será, además, el triunfo del Bien sobre el Mal.

 

1)      Era de la competencia: Predominan el egoísmo y el odio. Se busca el poder. Hay guerras y surgen imperios. Gandhi dijo: “Siempre ha sido un misterio para mí cómo puede haber hombres que se sientan honrados con la humillación de sus semejantes”. 

2)      Era de la cooperación.: predomina el amor al prójimo. Gandhi dijo: “Sé el cambio que quieras ver en el mundo”

 

 

 

69 VALORES, RESPETO Y DIGNIDAD    

 

El respeto auténtico surge de la adecuada valoración de los atributos que posee una persona. Hay veces en que el temor hace surgir un falso respeto, o una simulación del mismo. Mediante nuestra actitud, a través del lenguaje de las expresiones y de los gestos, transmitimos la valoración que asignamos a otra persona. De ahí que, en épocas de crisis, cuando los valores éticos elementales decaen, también se eleva la ausencia de respeto en todos los niveles de la sociedad.

 

   Si alguien se siente poco valorado, deberá tener presente que tal valoración dependerá de sus propios atributos, pero también dependerá de la capacidad de valorar de los demás. Así, hay gente que tiende a degradar a todo el mundo tratando, aparentemente, de sentirse en el lugar más alto, aunque en realidad lo rebaja a su misma altura. También existen personas que tratan de elevar a los demás hasta su propia altura. Wolfgang Goethe dijo: “Trata a la gente como si fuera lo que debería ser y la ayudarás a convertirse en lo que es capaz de ser”.

 

   Cuando sentimos que se nos falta el respeto, como señal de que somos muy poco valorados, se cuestionan nuestros valores promoviendo nuestro rápido alejamiento, tanto si somos merecedores del desprecio como si sólo se debe a una errónea valoración. Nos alejamos por orgullo o por dignidad.

 

   El que valora de sobremanera, exagerando lo bueno, es posible también que en otras circunstancias desvalorice de sobremanera, exagerando lo malo. La adulación en una circunstancia puede convertirse en desprecio en otras.

 

   A veces, los mensajes publicitarios, o la propaganda política, nos hacen sentir personas de poco valor. Sentimos que se falta el respeto a nuestra dignidad humana, y surge cierta actitud de rechazo. Nos sentimos peor aún cuando quienes nos faltan el respeto son alabados por la mayoría. Esto no sólo sucede con los políticos, sino también con filósofos y escritores que tuvieron nefastas influencias sobre la humanidad.

 

   Uno de los casos que pueden tomarse como ejemplo es el del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, quien degrada públicamente a todo lo que lo rodea. La duda es si esos pobres atributos son de los demás o son del propio Nietzsche. Sus adherentes filosóficos, que conocen muy bien su obra, necesariamente compartirán esa falta de respeto a la humanidad, llevando a la filosofía a un desprestigio ante la gente, ya que, pareciera, en filosofía “todo vale” y no hay límites éticos para quienes participan en ella.

 

   Recordemos que en la categoría psiquiátrica del “nietzscheanismo” aparecen juntos el deseo de elevarse de sobremanera como el de degradar a los demás. Henri Baruk expresó: “Colocándose entre los «amos» encargados de aplastar a una humanidad de esclavos, dan satisfacción a sus reacciones de compensación, de odio y de orgullo desmesurado”. Puede comprenderse mejor el pensamiento de Nietzsche a partir de su realidad psicológica.

 

 Veamos algunas partes del libro “El Anticristo”, del mencionado autor:

 

“El hombre, ¿es un fin? El problema que planteo es este otro: ¿qué tipo de hombre se debe crear, se debe querer? ¿qué tipo tendrá más valor, será más digno de vivir?”.

 

   Nótese que se pregunta por el hombre “que se debe crear”. En lugar de estudiar al ser humano tratando de mejorar su condición, supone que es el propio ser humano el que debe sugerir e imponer una escala de valores determinada para “crear” un hombre nuevo, lo que para Nietzsche será el superhombre.

 

“El cristianismo ha difundido deliberadamente el veneno de la doctrina de los derechos iguales para todos. Con esto, el cristianismo y los más bajos instintos que lo caracterizan, han declarado una guerra a muerte contra las normas de respeto que deben existir entre los hombres de diferente condición intelectual, y que son las que determinan la elevación, el progreso de la cultura; esto significa que se ha exacerbado el ánimo de la plebe contra nosotros, los aristócratas del pensamiento, hombres liberales y alegres por el saber, en cualquier parte del mundo en que nos hallemos”. “El cristianismo es un insulto que los que se arrastran por el lodo, dirigen contra el elevado”.

 

   Aquí expone la “desigualdad” esencial de los hombres, degradando de sobremanera al cristianismo y, también excesivamente, se ubica en la postura más elevada de la sociedad. Esta actitud la adopta respecto de otros escritores, de otros grupos sociales, ya que él se siente en la  cima de la humanidad. Pocos se salvan de la difamación pública.

 

“El ejemplo más lamentable de ello es Pascal, que creía en la perversión de su razón por efecto del pecado original, siendo así que lo que la había pervertido era precisamente el cristianismo”.

 

“Al cristianismo le llaman sus secuaces, religión de misericordia”. “La misericordia estorba el cumplimiento de una ley de la evolución, como es la de la selección. Ampara lo que está maduro para desaparecer, interviene en favor de los desheredados y de los sentenciados de la vida”

 

Schopenhauer era un enemigo de la vida, por eso sostenía que la compasión era una virtud”.

 

“Lo que un teólogo tiene por verdadero, tiene que ser falso; ésta es casi una verdad absoluta. Su bajo instinto de autoconservación le veda honrar la realidad y concederle la palabra sobre cualquier punto”.

 

“Definición del protestantismo: el cristianismo paralítico de un lado….y la razón paralítica también. No hay más que pronunciar el nombre del Seminario de Tubinga para comprender lo que es la filosofía alemana: una filosofía de embuste”.

 

“El concepto del mundo verdad y el concepto de la moral como esencia del mundo (los dos errores más dañinos que han existido), volvían a ser, si no demostrables, imposibles de refutar, gracias a un sutil escepticismo. La razón, el derecho a la razón, no tiene gran alcance. Se hizo de la realidad una apariencia, un mundo mentiroso, y la esencia se tornó realidad. El triunfo de Kant, al igual que Lutero y que Leibniz, no fue más que un freno para la integridad alemana, ya débil de por sí”.

 

“Todavía he de decir dos palabras más contra Kant moralista. Una virtud ha de ser nuestra invención, nuestra defensa y nuestra necesidad personal; tomada en cualquier otro sentido, no es más que un peligro. Todo aquello que no sea una condición vital, es perjudicial para la vida; una virtud que existe sólo por efecto del sentimiento de respeto a la idea de la virtud, como quería Kant, es peligrosa. La virtud, el deber, el bien en sí, el bien con el carácter de impersonalidad, de regla general, no son otra cosa que utopías que expresan la degeneración, la debilitación última de la vida, las bufonadas de Koenisberg. Las leyes más profundas de la conservación y el crecimiento exigen lo contrario; que cada uno invente su virtud, su imperativo categórico. Un pueblo deja de existir como tal, cuando confunde su deber con el concepto general del deber”.

 

“Esta es, en cierto modo, la receta para llegar a la decadencia, hasta la imbecilidad. Kant se volvió imbécil. ¡Y era contemporáneo de Goethe! ¡Y esa araña fue, y continúa siendo, considerada como el filósofo alemán por excelencia!”. “El instinto que se engaña en todas las cosas, el instinto contra la Naturaleza, la decadencia alemana ataviada con los austeros ropajes de filosofía: eso es Kant”.

 

“En modo alguno debemos considerarnos de un nivel moral inferior; nosotros mismos, nosotros los espíritus libres, somos ya una transmutación de todos los valores, una verdadera declaración de guerra y una victoria sobre los viejos conceptos de lo verdadero y lo falso”.

 

“En la religión de Buda, el egoísmo se convierte en un deber, es «lo único necesario». La manera en que desaira al dolor, regula y limita toda la dieta espiritual (recuérdese a aquel ateniense que declaró igualmente la guerra a la ciencia pura, a Sócrates, que en el plano de los problemas elevó el egoísmo personal a la altura de una virtud)”.

 

“Y los filósofos secundaron a la Iglesia: la mentira del orden moral acompaña a la filosofía en sus diversas evoluciones hasta llegar a la filosofía moderna”.

 

“He buscado en vano en el Evangelio un solo rasgo simpático. No hay allí nada que sea libre, bueno, franco, leal. La humanidad no ha dado aún su primer paso…faltan los instintos de limpieza”.

 

“Confieso que los alemanes son mis enemigos; desprecio en ellos todas las bajezas de ideas y de valores, todas las cobardías frente a la probidad de cada sí y cada no. De mil años a esta parte, han embestido y han embrollado todo aquello en que han puesto la mano, y tienen sobre la conciencia todas las transacciones de que está enferma Europa. Tienen también sobre la conciencia la clase más sucia del cristianismo, la más incurable, la más afrentosa: el protestantismo. Si no se consigue acabar con el cristianismo, la culpa será de los alemanes”.

 

“¡Y pensar que medimos el tiempo empezando a contar desde el día fatal en que empieza destino tan degradante: desde el primer día del cristianismo! ¿Por qué no ha de medirse a contar desde su último día? Desde hoy mismo por ejemplo…..¡Transmutación de todos los valores!” (De “El Anticristo” – Edicomunicación SA)

 

   Así como el adolescente a veces admira al conductor televisivo que se burla de todos y que, por ello, aparentemente, llega a la “cima de la sociedad”, posiblemente los admiradores de Nietzsche sientan algo similar, aunque, cuando se sube muy alto por este camino, al despertar, el golpe es grande.

 

   Los seguidores de un dictador argentino exclamaban con orgullo: “Criminal o ladrón, queremos a Perón”. En la actualidad, gran parte de la intelectualidad parece decir: “Marx y Nietzsche, perversos o malvados, seguimos a su lado”.

 

 

 

 

70 LOS PROBLEMAS DE LA FILOSOFÍA

 

Toda rama del conocimiento tiene sus propios objetivos y sus problemas típicos para resolver. Es de suma importancia tenerlos presente si es que se quiere innovar o hacer aportes de cierto interés. En cuanto a la filosofía, Bertrand Russell escribió: “Todo conocimiento definido –a mi entender- pertenece a la ciencia. Todo dogma en lo respectivo a cosas situadas por encima del conocimiento definido, pertenece a la teología. Pero entre la ciencia y la teología hay una «tierra de nadie» expuesta al ataque por ambos lados; esta «tierra de nadie» es la filosofía” (Del “Diccionario del hombre contemporáneo” – Ed. Rueda).

 

   Immanuel Kant propuso cuatro problemas básicos de la filosofía, estando expuestos en forma de preguntas:

 

1)      ¿Qué puedo saber? (Metafísica)

2)      ¿Qué puedo hacer? (Moral)

3)      ¿Qué puedo esperar? (Religión)

4)      ¿Qué es el hombre? (Antropología)

 

Podríamos agregar dos más:

 

5)      ¿Cuál es el sentido del universo?

6)      ¿Cuál es el sentido de la vida?

 

Cada uno de estos interrogantes abre otros. Así, respecto del saber, o del conocimiento, podemos citar a los siguientes:

 

a)      ¿Puede el sujeto conocer al objeto? (Problema de la posibilidad del conocimiento)

b)      ¿Es la razón o la experiencia la fuente primera y fundamental del conocimiento? (Problema del origen del conocimiento)

c)      ¿En el conocimiento es el objeto el que determina al sujeto o el sujeto el que determina e impone condiciones al objeto? (Problema de la esencia del conocimiento)

d)      ¿Fuera del conocimiento discursivo existen otras formas de conocer la realidad como la intuición opuesta a la forma lógica argumentativa? (Problemas de las formas del conocimiento)

e)      Cuando un conocimiento se revela como verdadero, ¿con qué criterio podemos estar absolutamente ciertos de que es así? (Problema del criterio de verdad del conocimiento) (De www.ucsm.edu.pe)   

 

 

   Existen dos formas básicas de conocer la filosofía. Una de ellas es a través de los interrogantes, o de los temas que la constituyen, y otra es por medio del estudio del pensamiento de los principales filósofos, que sería el enfoque histórico. En esto no existen diferencias esenciales con otras ramas del conocimiento. Así, podemos estudiar la física según el orden deductivo (desde los principios de una teoría hasta los fenómenos), o bien siguiendo una cronología histórica, que implica un orden distinto al anterior, en la mayoría de los casos.

 

   El pensador, o el innovador (o el que espera serlo), razonará en base a los temas de la filosofía, teniendo en la mente la propia realidad antes que la opinión de otros filósofos. Preferirá los libros de “filosofía por temas”. El docente, o el que desea tener un conocimiento amplio de la filosofía, optará por los libros de “historia de la filosofía”.

 

   Son pocos los libros de “filosofía por temas”. Uno de ellos se titula “Las enseñanzas básicas de los grandes filósofos”, de S. E. Frost (h) – Editorial Claridad SA. Cada capítulo trata sobre un tema de la filosofía y cita las diversas opiniones filosóficas respecto de ese tema. En cierta forma “recrea” la manera de encarar problemas filosóficos por parte del innovador. De paso se citan los capítulos involucrados en dicho libro:

 

1)      Naturaleza del universo

2)      Lugar del hombre en el universo

3)      El bien y el mal

4)      La naturaleza de Dios

5)      Destino o libre albedrío

6)      El alma y la inmortalidad

7)      El hombre y el Estado

8)      El hombre y la educación

9)      Mente y materia

10)  Las ideas y el pensar

 

   Mientras que en la ciencia se reserva el calificativo de “genio” al que logra resolver algunos de los grandes problemas de la especialidad, en el ámbito de la filosofía denominan “grandes filósofos” a los que relativizan la validez de los problemas y los dejan sin resolver. Así, F. Nietzsche escribe: “La virtud, el deber, el bien en sí, el bien con carácter de impersonalidad, de regla general, no son otra cosa que utopías que expresan la degeneración, la debilitación última de la vida, las bufonadas de Koenisberg” (De “El Anticristo”), mientras que K. Marx, escribe (con F. Engels): “La leyes, la moral, la religión son para el proletariado meros prejuicios burgueses, detrás de los cuales se ocultan otros tantos intereses de la burguesía” (De “El Manifiesto Comunista” – Ed. Anteo).

 

   Al calificarse los aspectos básicos de la moral como “utopías” (por parte de Nietzsche) y como “prejuicios” (por parte de Marx), denota que uno de los problemas más importantes de la filosofía, el problema de la moral, no existe para ellos. Tampoco, para ellos, existe una verdad objetiva respecto de otros aspectos de la realidad, sino una verdad relativa al individuo, en un caso, y una verdad relativa a la clase social, en el otro caso.

 

   La filosofía actual tiende cada vez más a ser “filosofía en circuito cerrado”, de interés tan sólo para ámbitos universitarios y de muy poca trascendencia para el ciudadano común. Incluso será severamente criticado el que trate de escribir algo sensato y claro, que pueda ser entendido por tal ciudadano.

 

   Muchos escritos filosóficos, o que pretenden serlo, nos hacen recordar el caso del que mide cierta longitud con exactitud hasta el orden de los centímetros. Pero, luego de operar con la calculadora, toma decisiones que involucran hasta los micrómetros. Ello implica que se toma, como punto de partida, opiniones y conceptos apenas definidos y bastante discutibles, y se realizan análisis lógicos con un rigor “matemático”, lo que carece totalmente de sentido. De esa forma se termina casi siempre confundiendo oscuridad con profundidad, que son tomados casi como sinónimos.

 

   En los artículos con cierto contenido, si uno anula toda referencia y toda cita a otros escritores, aún quedarán las ideas básicas, porque se toma como referencia a la propia realidad. En los artículos sin contenido, si se saca toda referencia o cita a otros autores, ya no quedará nada, porque sólo se escribe sobre la opinión de tales autores.

 

   Además de los problemas generales de la filosofía, existen los problemas filosóficos asociados a todas y cada una de las ramas de la ciencia experimental. Así tenemos la “filosofía de la física”, “filosofía de la ciencia”, etc. En estos casos, la filosofía interpreta los resultados logrados hasta el presente, extrae una imagen del mundo a ellos asociada y trata de vislumbrar los pasos que tal ciencia adoptará en el futuro.

 

   Finalmente, el gran objetivo de la filosofía es lograr resolver la mayor parte de los problemas en una forma unificada, que respondan a un sistema descriptivo general en donde se adviertan los vínculos existentes entre las distintas partes de la realidad.

 

   La severa crisis que atraviesa la filosofía actual consiste en el olvido de los grandes problemas de la filosofía, los que son reemplazados por el estudio de oscuros pensamientos, alejados de la ciencia y de la realidad, que surgen de los filósofos contemporáneos más conocidos. Ello hace que la filosofía pierda la seriedad que debería mostrar.