66 AVANCES Y RETROCESOS SOCIALES
Los cambios que se
producen en los hábitos y costumbres hacen que las sociedades humanas avancen,
o bien retrocedan, en el proceso de adaptación cultural al orden natural. Estos
cambios surgen en forma espontánea en algunos individuos o bien son
consecuencia de la influencia de la ideología predominante. Sin embargo, desde
la perspectiva del relativismo moral, aparece cierta neutralidad en los efectos
producidos. Así, ante el alcoholismo, el descontrol y la violencia de los
jóvenes en vacaciones, un periodista televisivo se refirió a ello como un
“cambio cultural”. En esa expresión estaba implícita la idea de que en sí esa
conducta “no es ni buena ni mala”, sino que es distinta a lo que se hacía en
otras épocas, o a lo que se hace en otras sociedades. Para el que no adhiere al
relativismo moral, tal conducta implica un retroceso social y, por lo tanto,
algo debe hacerse para que no prospere.
Hay veces en que, ante determinado cambio
social, no es sencillo decir si se trata de un avance o de un retroceso, por
cuanto debe compararse con el anterior estado de la sociedad. Si, en el caso
considerado, supiéramos que los jóvenes antes consumían drogas en lugar de
alcohol, se trataría de un avance social. Si, en cambio, antes el consumo de
alcohol era bastante inferior, se tratará de un retroceso social.
La esclavitud desapareció (se supone que
totalmente) hace apenas uno o dos siglos atrás. Incluso leemos en textos de
algunos filósofos griegos que esta situación era considerada como algo normal.
No debemos olvidar que la apropiación de personas, en esos tiempos, fue un
progreso social si tenemos en cuenta que lo habitual era la eliminación del
bando perdedor luego de una contienda militar. Con este “avance” social al
menos se mantenía la vida del individuo.
En la antigua Roma se sugería no dar monedas
a los esclavos, ya que podrían juntar la cantidad suficiente para comprar su
libertad. Epicteto fue un esclavo romano y es el que
tuvo la mayor trascendencia histórica, ya que sus escritos filosóficos han
llegado hasta nuestros días. En cuanto a la educación romana, René Hubert
escribió: “Para el común de los ciudadanos había escuelas que recibían a sus
hijos. En las familias aristocráticas o ricas, los padres de familia o los
esclavos pedagogos aseguraban su educación. Eran estos esclavos pedagogos los
que daban la iniciación en la literatura griega original” (De “Historia de la
Pedagogía” - Ed. Kapelusz).
Seguramente que hubo una mejora social
notable desde las épocas en que los esclavos construían las pirámides egipcias,
hasta los esclavos romanos que tienen una activa participación en la sociedad.
De todas formas, la sensación de libertad es inherente al ser humano y sin ella
siempre hará esfuerzos por recuperarla. Todavía tenemos en nuestra memoria la
“muralla de Berlín”, que es el símbolo de la esclavitud forzada que impuso el
comunismo en muchos sitios del planeta. Así como no existe un “terrorismo
bueno”, tampoco existe una “esclavitud buena”, tal como tácitamente los
marxistas consideran a los medios que emplean para conquistar el poder y al
medio que emplean para mantenerlo.
Una forma de esclavitud encubierta es la
ejercida por el empleador cuando paga muy poco a sus empleados. Sin embargo,
éstos tienen la posibilidad de ir a otros lugares en donde pueden recibir un
salario mejor. De todas formas, así como la esclavitud fue una mejora social
comparada con la muerte, la explotación laboral es una mejora social respecto
del hambre, que surge junto al desempleo.
Casi siempre se considera como el único
culpable de la explotación al empleador, pero existe una gran cantidad de
culpables pasivos y son los que no dan empleo a nadie. Por el contrario, si
hubiese una mayor demanda de trabajo, el explotador se quedaría sin empleados,
de ahí que es necesario tener presente estos aspectos inherentes a la realidad.
Quienes buscan el poder a través de la revolución socialista, se encargan de
culpar a los empresarios asegurando que “todos ellos son explotadores”. Incluso
les asignan la obligación de dar trabajo a todo desempleado, responsabilidad
respecto de la cual ellos mismos se excluyen. Si en una sociedad existen muy
pocos empleadores, no se los puede responsabilizar por los males ocasionados
principalmente por aquellos que no lo son.
Pocas veces, desde la política, se sugerirá
algún tipo de mejora ética, porque ello no resultará popular, mientras que los
votos se consiguen alabando irresponsablemente al pueblo. Incluso se prefiere
culpar de todos los males al “sistema”, o al “imperialismo yankee”,
antes que a los propios ciudadanos. Es oportuno mencionar parte de una
propuesta política establecida por William Beveridge
en donde puede observarse algunas de las fallas frecuentes en la sociedad:
“El desarrollo
completo de la seguridad social puede fortalecer y asegurar la renta: es un
ataque contra la necesidad. Pero la necesidad es sólo una de las cinco
gigantescas pesadillas que estorban el camino de la reconstrucción y, en cierto
modo, es la más fácil de combatir. Las otras son la enfermedad, la ignorancia,
la suciedad y la holgazanería” (Citado en “Las ideas políticas” de David Thomson – Ed. Labor SA)
Y aquí aparece una de las principales causas
de la “desigualdad social”, la holgazanería, que nunca es tenida en cuenta por
los políticos porque ese concepto no forma parte del “discurso político
correcto”. Sin embargo, esa actitud forma parte de la realidad social
cotidiana.
Otro de los cambios culturales que se observa
en la actualidad es el cambio desde la virtud a la hipocresía, y luego hacia el
cinismo. El hipócrita es el que finge la virtud, porque todavía en cierta forma
la valora. Pero la falsa virtud es siempre una forma de mentira. De ahí que
algunos prefieren “la verdad” y pasan de la falsa virtud al total
desconocimiento de ella. Esta postura ética, el cinismo, está en concordancia
con el relativismo moral imperante en la sociedad.
Mientras que antes predominaba la búsqueda
de satisfacciones morales, asociadas a los sentimientos, en la actualidad
predomina la búsqueda del placer. La transición gradual de un extremo al otro
ha ido acompañada por un cambio desde la virtud hasta el cinismo, siendo la
hipocresía un estado intermedio entre ambas. Podemos hacer un esquema de esta
transición, que implica un retroceso social:
Virtud |
Hipocresía |
Cinismo |
Conciencia moral |
Valora sin
cumplir |
Relativismo
moral |
Busca
satisfacción moral |
Busca placer |
Busca placer |
Actitud
tolerante |
Intermedia |
Actitud exigente |
Tiene deberes |
Intermedio |
Tiene derechos |
Trata de ser |
Trata de parecer |
Indiferente |
Siente culpa |
Intermedio |
Indiferente |
Es trabajador |
Intermedio |
Es holgazán |
Tiene honor |
Intermedio |
Tiene
desfachatez |
Valora opiniones
|
Intermedio |
No valora
opiniones |
Respecto de la hipocresía, podemos citar
parte de un escrito del filósofo Maine de Biran:
“Hoy he estado en
la ciudad. Tenía el espíritu recogido; el corazón, sereno; volví trastornado,
confuso, inquieto. He visto mucha gente, he recibido pruebas de amabilidad y
gratitud, de interés, pero la obligación y el disimulo se escondían detrás de
estas explosiones afectuosas. ¡Cuántas máscaras y ni un solo corazón! Sin
embargo, fue preciso responder como si estos gestos fuesen auténticos, es
decir, fingir también, y ponerme una máscara como todo el mundo, pues hubiera
sido ridículo aparecer con el rostro desnudo en medio de todos estos
«dominós»…..”
“¡Qué suplicio
mentirse a sí mismo y, cuando no se tiene en el corazón otra cosa que
sentimientos honestos, manifestarse como perverso! ¡Ah!, volvamos a nuestros
campos. Allí se puede ser bueno sin pasar por tonto; se puede ser uno mismo,
sin contradicciones” (De “Autobiografía” – Ed.
Aguilar Argentina SA)
67 IDEOLOGÍA
El significado
original de “ideología” es el de “ciencia de las ideas” y está asociada al
estudio de los fundamentos, estructura y demás características de un conjunto
ordenado de ideas que busca una mejora del individuo y de la sociedad. De ahí
que una ideología podrá tener una base religiosa, o bien filosófica, o bien
científica.
Debido a que en nuestra mente sólo podemos
llevar una limitada cantidad de ideas claras, que serán la base de nuestro
razonamiento, las ideologías deberán ser breves y sintéticas. Además, es
imprescindible que estén organizadas en una forma axiomática para permitir establecer
deducciones precisas y también para poder ser evaluadas con cierta facilidad.
Se ha dicho que la claridad es la cortesía del escritor. También podemos decir
que el orden axiomático es un requisito necesario, pero no suficiente, para
afirmar la honestidad intelectual del autor.
Una ideología no debe mutilar la realidad.
Por el contrario, el ideólogo debe tener la habilidad de resumir una gran
cantidad de fenómenos humanos y sociales en unos pocos principios básicos. Toda
descripción del hombre y de la sociedad ha de conducir a dos objetivos básicos:
teoría y práctica, que en filosofía estarán materializados en la Teoría del
Conocimiento y en la Ética. En ciencias sociales podremos hablar de una Teoría
del Conocimiento y de una Teoría de la Acción ética. De no contar con ambas, el
sistema descriptivo (filosófico o científico) será incompleto. Maine de Biran escribió:
“El ideólogo no
puede conseguir resultados útiles más que llevando a su lenguaje y a sus
principios la más escrupulosa exactitud. «Los principios» son para él el origen
de las ideas, cuya comparación intrínseca desea conocer. Se trata aquí no sólo
de determinar los elementos sino de hallar el orden sucesivo y simultáneo de su
asociación. De este modo, tendrá siempre un trabajo más o menos largo y difícil
que ejecutar sobre cada una de las ideas principales antes de hacer entrar en
sus razonamientos el término que las expresa y poder así fundar sobre este
término alguna deducción legítima”.
“La ideología
domina, por así decir, sobre todas las ciencias, ya que las ciencias se
componen de nuestras ideas y sus diferentes relaciones. Éstas forman como una
región inmensa e infinitamente variada, dividida en una multitud de provincias,
atravesadas por un número mayor de vías de comunicación. Mientras que los
sabios viajeros se dispersan por estas provincias, van y vienen por sus
caminos, el ideólogo, colocado en una gran altura y como inmóvil, observa sus
direcciones, toma nota de ellas y levanta su «mapa», de aquí que a menudo
conozca mejor los caminos que los mismos viajeros, que los provea de
indicaciones muy útiles y que de algún modo los «oriente». Pero todos estos
caminos tienen un origen; la mayor parte nacen de un tronco común para
separarse en seguida. Este origen, estos puntos comunes, ordinariamente
ignorados por los viajeros, el ideólogo trata de enseñárselos”. (De
“Autobiografía y otros escritos” – Ed. Aguilar
Argentina SA).
En la actualidad, se utiliza generalmente la
palabra “ideología” con un carácter peyorativo, ya que se supone de antemano
que se trata de un simple conjunto de falsas ideas que se ha establecido para
perjudicar a algún sector de la sociedad. Friedrich Engels escribió: “La ideología es un proceso realizado
conscientemente por el así llamado pensador, en efecto, pero con una conciencia
falsa”. Así, para el marxismo, el cristianismo es una simple “ideología” puesta
al servicio de la burguesía para dominar mejor al proletariado. La economía de
mercado tiene como finalidad “explotar” al trabajador. La sociedad humana es un
conjunto de seres vivientes que, en estado de libertad, establece una “lucha de
clases”, que es necesario abolir. Incluso la ciencia tendría un componente
“ideológico” subyacente.
El marxismo degrada y descalifica a toda
actividad humana establecida en libertad. Transforma las virtudes, válidas en
la ética natural, en vicios. Así, un empresario, que da trabajo y crea valores
sociales y económicos para la comunidad, será considerado como un vulgar
explotador. El marxista dirá que tal accionar “no es ético”, porque, para él,
el empleado tiene sus propios deberes, en tanto que sus derechos deberán ser
iguales a los del empresario; ya que considera “ético” trabajar “según su
capacidad” y ser retribuido “según su necesidad”. Si alguien contempla al ser humano como un
ser corrupto y perverso por naturaleza, puede, quizás, ser un efecto del que ha
utilizado la introspección y el “conócete a ti mismo”, y luego piensa que los
demás son similares a él.
La ética marxista indica “De cada uno según
su capacidad, a cada uno según su necesidad”. De ahí que los que trabajan
bastante, deban trabajar aún más para compensar la poca productividad del
negligente, pero deberán hacerlo con sumo placer, tal lo que se espera (y se
exige) del trabajador en la sociedad comunista. Esta propuesta ética
equivaldría a sugerir un “amarás al prójimo más que a ti mismo”.
El mandamiento cristiano, es decir, el
“amarás al prójimo como a ti mismo”, resulta bastante difícil de cumplir, ya
que implica, ante todo, una actitud límite a la cual debemos aproximarnos
paulatinamente. De ahí que la sugerencia de Marx sea
aún más difícil de lograr, aún cuando se diseñe una sociedad con el aparente
fin de hacerla válida. En realidad, se trata de una pseudoética
que tan sólo puede surgir de una mente hipócrita, y que la usa como un disfraz
para ocultar sus verdaderas intenciones. Mientras que el marxismo trata de
llegar a un “fin noble” (en apariencia), utiliza “medios innobles”, ya que
trata de establecer, como primer objetivo, “el derrumbamiento violento del
orden tradicional”.
El marxista utiliza un argumento “eficaz”,
según la lógica de las masas, a la hora de justificar la acción violenta. Tal
argumento es: «la explotación y el hambre es una forma de terrorismo, por lo
cual también nosotros tenemos el derecho a utilizar la acción terrorista».
Tales acciones están amparadas por el relativismo moral predicado por su
ideología. Vladimir Lenín
dijo: “Moral es lo que favorece el advenimiento del comunismo. Inmoral lo
contrario”. De ahí que quien está en
contra del terrorismo podrá llegar a ser considerado como una persona
“inmoral”, lo que debe tomarse como un elogio considerando el origen del
adjetivo.
Se habla del “fin de las ideologías”,
expresión seguramente asociada al uso peyorativo del término, y que tiene
presente las catástrofes humanas asociadas al fascismo, al nazismo y al
comunismo, movimientos políticos dirigidos a las masas. La neurobióloga Rita Levi Montalcini dijo: “Hitler y Mussolini supieron
hablar a las masas, en las que siempre predomina el cerebro emocional sobre el neocortical, el intelectual. ¡Manejaron emociones, no
razones!”. “No somos más buenos por el componente límbico
cerebral que sigue dominando nuestra actividad. Vivimos como en el pasado, como
hace 50.000 años, dominados por las pasiones y por impulsos de bajo nivel. No
estamos controlados por el componente cognitivo, sino por el componente
emotivo, el agresivo en particular. Seguimos siendo animales guiados por la
región límbica palocortical,
sustancialmente igual en el hombre y en otros animales. Nuestras opciones de
mejora moral pasan por las circunvoluciones neocorticales
que afortunadamente tenemos” (De www.mujereshoy.com).
Para que la palabra “ideología” vuelva a
tener el significado original, y no el peyorativo, debemos establecer
descripciones sintéticas y verdaderas que sean dirigidas al hombre libre, para
que de él surja una actitud cooperativa. Podemos hacer una breve síntesis de
una ideología dirigida al intelecto humano. En primer lugar tenemos los
principios básicos aceptados (tácitamente) en la ciencia experimental:
Principios:
1)
Todo lo existente está regido
por leyes naturales.
2)
Estas leyes son invariantes en
el tiempo y en el espacio.
3)
La actividad del científico consiste
en describirlas.
4)
La existencia de estas leyes es
independiente de que el hombre las describa, o no.
5)
Es posible, en principio, conocer la
totalidad de las leyes
Teoría del
conocimiento:
1)
En todo sistema complejo adaptativo el proceso del conocimiento puede describirse
mediante un sistema realimentado negativamente.
2)
La “verdad” se establece cuando
el error (diferencia entre la descripción y lo descripto)
se hace convencionalmente pequeño.
3)
Para producir estos resultados, en
nuestro cerebro se realizan las operaciones básicas de “comparar” y
“agrupar”.
4)
Tanto la lógica natural como la
ciencia experimental emplean el proceso de “ensayo y error”.
5)
El agrupamiento de la
información se mejora hasta llegar a un sistema axiomático.
Teoría de la
acción ética:
1)
En los seres humanos existen
tendencias hacia la felicidad y hacia la competencia.
2)
Mediante el amor buscamos la
felicidad y con el odio buscamos satisfacer nuestro espíritu competitivo.
También existen el egoísmo y la negligencia.
3)
Nuestro comportamiento se
describe en base a la actitud (o respuesta) característica, definida como una
relación entre respuesta afectiva y estímulo.
4)
El “debe ser” se obtiene como
una optimización de lo que el hombre “es”.
5)
El Bien y el Mal están asociados
a las actitudes básicas del hombre.
Nótese que este
sistema descriptivo puede servir tanto como descripción científica, ya que la
mayor parte de los conceptos básicos son accesibles a la observación, y también
puede servir como ideología básica para una mejor adaptación cultural al orden
natural.
Es de esperar que las nuevas propuestas
ideológicas sean dirigidas al intelecto del hombre libre, antes que a exaltar
las bajas pasiones del hombre-masa, ya que, precisamente, tales propuestas le
ayudarán a convertirse en un hombre libre. Rita Levi Montalcini dijo: “La razón es hija de la imperfección. En
los invertebrados todo está programado: son perfectos. ¡Nosotros, no! Y, al ser imperfectos, hemos recurrido a la
razón, a los valores éticos: ¡discernir entre el bien y el mal es el más alto
grado de evolución darviniana!”
68 ÉTICA DEL TÉRMINO MEDIO
Existe un criterio
para establecer la conveniencia de adoptar cierta actitud, entre varias
posibles, y es la del término medio. Guillermo A. Obiols
escribe: “El término medio aristotélico significa una crítica tanto del ascetismo, que condena todos los
impulsos naturales, como al naturalismo,
que coloca los impulsos naturales por encima de todo. Si la virtud está en el
medio, el vicio está en los extremos. La virtud consiste en el medio, pero, es
un extremo en cuanto a su perfección” (De “Curso de Lógica y Filosofía” – Ed. Kapelusz)
Otro ejemplo es el de la cobardía y la
temeridad, con la valentía como término medio. Si alguien tiene mucho temor,
seguramente tenderá a la inacción buscando seguridad. Si alguien tiene muy poco
temor, llegando hasta la imprudencia, arriesgará su vida en cada momento y es
posible que la pierda fácilmente. Es evidente que el término medio, entre ambas
actitudes, es el que mejor resultado produce.
La ética tiene como objetivo dar sugerencias
generales respecto de la actitud a adoptar frente a la vida, pero no podrá
prever cada una de las posibles variantes que podrán ocurrir. Es el mismo caso
del legislador que establece una norma, mientras que es el juez el que
dictaminará en cuánto el infractor se desvió de la norma. La ética está hecha
para orientar al individuo antes que para juzgar sus acciones.
Las acciones humanas parecen seguir dos tendencias
contradictorias por lo que es oportuno preguntarse si aquí también es apropiado
utilizar el criterio del término medio de Aristóteles. Estas tendencias son:
1)
Competencia
2)
Cooperación
Así, el amor
(compartir penas y alegrías) es una actitud que favorece la cooperación,
mientras que el odio (cambiar alegrías de otros por penas propias y penas de
otros por alegrías propias) y el egoísmo (interesarnos sólo por uno mismo)
responden a la tendencia competitiva. De ahí que deberíamos buscar la virtud en
el punto medio de estas tendencias extremas y contradictorias. Bertrand Russell escribió: “El
moralista puede caer en la tentación de ignorar las demandas de la naturaleza
humana, y si lo hace, es probable que la naturaleza humana ignore las demandas
del moralista” (De “Sociedad humana: ética y política” – Ed.
Altaya SA).
También la inacción produce males, si bien
no es posible ubicarla en alguna de las tendencias mencionadas. Wolfgang Goethe dijo: “La
negligencia y la disidencia producen en el mundo más males que el odio y la
maldad”.
Es posible que tanto la competencia como la
cooperación hayan sido ventajas adaptativas que
apuntaron a fortalecer nuestra supervivencia. Queda al hombre discernir acerca
de cuál es la proporción óptima que producirá el mejor resultado.
Es evidente que la competencia favorece el
progreso individual en todos sus aspectos, mientras que la total ausencia de
competitividad puede traer asociado el atraso y la inacción. Pero, en cuanto la
competencia excluye totalmente la cooperación, se vuelve un serio defecto que
tarde o temprano traerá inconvenientes. Por otra parte, la actitud totalmente
cooperativa puede ser desventajosa para el individuo, especialmente en el caso
en que esté rodeado de personas exentas de esa virtud. De ahí que el criterio
del término medio también aquí parece funcionar.
Una solución interesante podría ser la de
asociar nuestro espíritu competitivo a la efectividad de nuestra actitud
cooperativa. Así, no sería descabellado decir que Teresa de Calcuta tenía un
“elevado espíritu competitivo” y que buscaba ser la persona más solidaria del
mundo, buscando de esa forma la óptima felicidad. Si, en definitiva, todos
buscamos la felicidad y tenemos dos tendencias naturales que nos presionan,
queda como solución competir en la búsqueda de la felicidad tratando de ser
cada vez más cooperativo.
Esta actitud competitiva-cooperativa se debe
dar luego de asumirse tal posibilidad mediante el razonamiento. No confundir con
la simple hipocresía de desear mostrarse a los demás como una persona solidaria
cuando los sentimientos hacia otras personas no responden a esa actitud.
Las dos principales tendencias sociales y
económicas son aquellas que han promovido, como base de la sociedad, a la
competencia (capitalismo privado) y a la cooperación (socialismo), excluyendo
casi totalmente la otra actitud, y no han tenido los resultados esperados
porque han descuidado, precisamente, el término medio.
Durante el proceso evolutivo, nuestro
cerebro adquiere, entre otras, una parte que genera las emociones y que es
compartida con otros seres vivientes. La evolución posterior nos permite
disponer de la parte exterior de nuestro cerebro, que es la encargada de
realizar el proceso del razonamiento. Bertrand Russell escribió: “Los deseos, las emociones, las pasiones
(se puede elegir la palabra que se desee) son las únicas causas posibles de
acción. La razón no es la causa de la acción, sino sólo un regulador”. “La
ética y los códigos morales le son necesarios al hombre a causa del conflicto
entre la inteligencia y el impulso. Si sólo hubiera inteligencia o sólo impulso
no habría lugar para la ética”.
Y aquí aparece otro aspecto importante por
cuanto la mejora individual y colectiva no depende tanto, pareciera, de la
cantidad de emociones o sentimientos humanos, sino de su adecuada regulación. Y
esa regulación provendrá del aspecto cognoscitivo. Así se reivindica la opinión
de Sócrates, quien asociaba la virtud a la sabiduría y el vicio a la
ignorancia.
La ética se reduce, en última instancia, a
la descripción de los efectos producidos por nuestras acciones y actitudes.
Siendo la ley natural un vínculo invariante entre causas y efectos, vemos que a
la ética se le puede aplicar el método de la ciencia experimental. El
conocimiento de las leyes éticas acrecentará nuestra conciencia de ellas, es
decir, acrecentará nuestra conciencia moral.
La razón, que permite conocer los vínculos
causales asociados a las acciones y actitudes humanas, orienta, justamente,
nuestras propias acciones y actitudes según una creencia establecida
previamente. Tal creencia implica principalmente saber cuál es la causa de la
felicidad. Luego, mediante el proceso de introspección, cuando comparamos los efectos
de nuestras acciones, con las creencias previas, es posible modificarlas,
estableciéndose así el proceso de maduración del individuo. Epicteto
dijo: “La verdadera libertad radica en el dominio de nuestros impulsos”.
Es oportuno decir que nuestra razón dispone
tanto de creencias como de certezas, por lo que el proceso mencionado requiere
de bastante tiempo y de muchos intentos para llegar a un adecuado nivel de
adaptación al medio social. Epicteto dijo: “No son
las cosas las que atormentan a los hombres, sino las opiniones que se tienen de
ellas”.
Si alguna vez se solucionan los graves
problemas sociales que aquejan a la humanidad, será porque habremos podido
llegar al término medio entre competencia y cooperación, distinguiéndose dos
etapas nítidas en la historia de la humanidad. Será, además, el triunfo del
Bien sobre el Mal.
1)
Era de la competencia:
Predominan el egoísmo y el odio. Se busca el poder. Hay guerras y surgen
imperios. Gandhi dijo: “Siempre ha sido un misterio
para mí cómo puede haber hombres que se sientan honrados con la humillación de
sus semejantes”.
2)
Era de la cooperación.:
predomina el amor al prójimo. Gandhi dijo: “Sé el
cambio que quieras ver en el mundo”
69 VALORES, RESPETO Y DIGNIDAD
El respeto
auténtico surge de la adecuada valoración de los atributos que posee una
persona. Hay veces en que el temor hace surgir un falso respeto, o una
simulación del mismo. Mediante nuestra actitud, a través del lenguaje de las
expresiones y de los gestos, transmitimos la valoración que asignamos a otra
persona. De ahí que, en épocas de crisis, cuando los valores éticos elementales
decaen, también se eleva la ausencia de respeto en todos los niveles de la
sociedad.
Si alguien se siente poco valorado, deberá
tener presente que tal valoración dependerá de sus propios atributos, pero
también dependerá de la capacidad de valorar de los demás. Así, hay gente que
tiende a degradar a todo el mundo tratando, aparentemente, de sentirse en el
lugar más alto, aunque en realidad lo rebaja a su misma altura. También existen
personas que tratan de elevar a los demás hasta su propia altura. Wolfgang Goethe dijo: “Trata
a la gente como si fuera lo que debería ser y la ayudarás a convertirse en lo
que es capaz de ser”.
Cuando sentimos que se nos falta el respeto,
como señal de que somos muy poco valorados, se cuestionan nuestros valores
promoviendo nuestro rápido alejamiento, tanto si somos merecedores del
desprecio como si sólo se debe a una errónea valoración. Nos alejamos por orgullo
o por dignidad.
El que valora de sobremanera, exagerando lo
bueno, es posible también que en otras circunstancias desvalorice de
sobremanera, exagerando lo malo. La adulación en una circunstancia puede
convertirse en desprecio en otras.
A veces, los mensajes publicitarios, o la
propaganda política, nos hacen sentir personas de poco valor. Sentimos que se
falta el respeto a nuestra dignidad humana, y surge cierta actitud de rechazo.
Nos sentimos peor aún cuando quienes nos faltan el respeto son alabados por la
mayoría. Esto no sólo sucede con los políticos, sino también con filósofos y
escritores que tuvieron nefastas influencias sobre la humanidad.
Uno de los casos que pueden tomarse como
ejemplo es el del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, quien degrada públicamente a todo lo que lo
rodea. La duda es si esos pobres atributos son de los demás o son del propio Nietzsche. Sus adherentes filosóficos, que conocen muy bien
su obra, necesariamente compartirán esa falta de respeto a la humanidad, llevando
a la filosofía a un desprestigio ante la gente, ya que, pareciera, en filosofía
“todo vale” y no hay límites éticos para quienes participan en ella.
Recordemos que en la categoría psiquiátrica
del “nietzscheanismo” aparecen juntos el deseo de elevarse
de sobremanera como el de degradar a los demás. Henri Baruk
expresó: “Colocándose entre los «amos» encargados de aplastar a una humanidad
de esclavos, dan satisfacción a sus reacciones de compensación, de odio y de
orgullo desmesurado”. Puede comprenderse mejor el pensamiento de Nietzsche a partir de su realidad psicológica.
Veamos algunas partes del libro “El
Anticristo”, del mencionado autor:
“El hombre, ¿es un
fin? El problema que planteo es este otro: ¿qué tipo de hombre se debe crear,
se debe querer? ¿qué tipo tendrá más valor, será más
digno de vivir?”.
Nótese que se pregunta por el hombre “que se
debe crear”. En lugar de estudiar al ser humano tratando de mejorar su
condición, supone que es el propio ser humano el que debe sugerir e imponer una
escala de valores determinada para “crear” un hombre nuevo, lo que para Nietzsche será el superhombre.
“El cristianismo
ha difundido deliberadamente el veneno de la doctrina de los derechos iguales
para todos. Con esto, el cristianismo y los más bajos instintos que lo
caracterizan, han declarado una guerra a muerte contra las normas de respeto
que deben existir entre los hombres de diferente condición intelectual, y que
son las que determinan la elevación, el progreso de la cultura; esto significa
que se ha exacerbado el ánimo de la plebe contra nosotros, los aristócratas del pensamiento, hombres liberales y
alegres por el saber, en cualquier parte del mundo en que nos hallemos”. “El
cristianismo es un insulto que los que se arrastran por el lodo, dirigen contra
el elevado”.
Aquí expone la “desigualdad” esencial de los
hombres, degradando de sobremanera al cristianismo y, también excesivamente, se
ubica en la postura más elevada de la sociedad. Esta actitud la adopta respecto
de otros escritores, de otros grupos sociales, ya que él se siente en la cima de la humanidad. Pocos se salvan de la
difamación pública.
“El ejemplo más
lamentable de ello es Pascal, que creía en la perversión de su razón por efecto
del pecado original, siendo así que lo que la había pervertido era precisamente
el cristianismo”.
“Al cristianismo
le llaman sus secuaces, religión de misericordia”. “La misericordia estorba el
cumplimiento de una ley de la evolución, como es la de la selección. Ampara lo
que está maduro para desaparecer, interviene en favor de los desheredados y de
los sentenciados de la vida”
“Schopenhauer era un enemigo de la vida, por eso sostenía
que la compasión era una virtud”.
“Lo que un teólogo
tiene por verdadero, tiene que ser falso; ésta es casi una verdad absoluta. Su
bajo instinto de autoconservación le veda honrar la
realidad y concederle la palabra sobre cualquier punto”.
“Definición del
protestantismo: el cristianismo paralítico de un lado….y la razón paralítica
también. No hay más que pronunciar el nombre del Seminario de Tubinga para comprender lo que es la filosofía alemana: una
filosofía de embuste”.
“El concepto del
mundo verdad y el concepto de la moral como esencia del mundo (los dos errores
más dañinos que han existido), volvían a ser, si no demostrables, imposibles de
refutar, gracias a un sutil escepticismo. La razón, el derecho a la razón, no
tiene gran alcance. Se hizo de la realidad una apariencia, un mundo mentiroso,
y la esencia se tornó realidad. El triunfo de Kant,
al igual que Lutero y que Leibniz,
no fue más que un freno para la integridad alemana, ya débil de por sí”.
“Todavía he de
decir dos palabras más contra Kant moralista. Una
virtud ha de ser nuestra invención, nuestra defensa y nuestra necesidad
personal; tomada en cualquier otro sentido, no es más que un peligro. Todo
aquello que no sea una condición vital, es perjudicial para la vida; una virtud
que existe sólo por efecto del sentimiento de respeto a la idea de la virtud,
como quería Kant, es peligrosa. La virtud, el deber,
el bien en sí, el bien con el carácter de impersonalidad, de regla general, no
son otra cosa que utopías que expresan la degeneración, la debilitación última
de la vida, las bufonadas de Koenisberg. Las leyes
más profundas de la conservación y el crecimiento exigen lo contrario; que cada
uno invente su virtud, su imperativo categórico. Un pueblo deja de existir como
tal, cuando confunde su deber con el concepto general del deber”.
“Esta es, en
cierto modo, la receta para llegar a la decadencia, hasta la imbecilidad. Kant se volvió imbécil. ¡Y era contemporáneo de Goethe! ¡Y esa araña fue, y continúa siendo, considerada
como el filósofo alemán por excelencia!”. “El instinto que se engaña en todas
las cosas, el instinto contra la Naturaleza, la decadencia alemana ataviada con
los austeros ropajes de filosofía: eso es
Kant”.
“En modo alguno
debemos considerarnos de un nivel moral inferior; nosotros mismos, nosotros los espíritus libres, somos ya una
transmutación de todos los valores, una verdadera declaración de guerra y una
victoria sobre los viejos conceptos de lo verdadero y lo falso”.
“En la religión de
Buda, el egoísmo se convierte en un deber, es «lo único necesario». La manera
en que desaira al dolor, regula y limita toda la dieta espiritual (recuérdese a
aquel ateniense que declaró igualmente la guerra a la ciencia pura, a Sócrates,
que en el plano de los problemas elevó el egoísmo personal a la altura de una
virtud)”.
“Y los filósofos
secundaron a la Iglesia: la mentira del orden
moral acompaña a la filosofía en sus diversas evoluciones hasta llegar a la
filosofía moderna”.
“He buscado en
vano en el Evangelio un solo rasgo simpático. No hay allí nada que sea libre,
bueno, franco, leal. La humanidad no ha dado aún su primer paso…faltan los
instintos de limpieza”.
“Confieso que los
alemanes son mis enemigos; desprecio
en ellos todas las bajezas de ideas y de valores, todas las cobardías frente a
la probidad de cada sí y cada no. De mil años a esta parte, han embestido y han
embrollado todo aquello en que han puesto la mano, y tienen sobre la conciencia
todas las transacciones de que está enferma Europa. Tienen también sobre la
conciencia la clase más sucia del cristianismo, la más incurable, la más
afrentosa: el protestantismo. Si no se consigue acabar con el cristianismo, la
culpa será de los alemanes”.
“¡Y pensar que
medimos el tiempo empezando a contar desde el día fatal en que empieza destino
tan degradante: desde el primer día del cristianismo! ¿Por qué no ha de medirse a contar
desde su último día? Desde hoy mismo por ejemplo…..¡Transmutación
de todos los valores!” (De “El Anticristo” – Edicomunicación
SA)
Así como el adolescente a veces admira al
conductor televisivo que se burla de todos y que, por ello, aparentemente,
llega a la “cima de la sociedad”, posiblemente los admiradores de Nietzsche sientan algo similar, aunque, cuando se sube muy
alto por este camino, al despertar, el golpe es grande.
Los seguidores de un dictador argentino
exclamaban con orgullo: “Criminal o ladrón, queremos a Perón”. En la
actualidad, gran parte de la intelectualidad parece decir: “Marx
y Nietzsche, perversos o malvados, seguimos a su
lado”.
70 LOS PROBLEMAS DE LA FILOSOFÍA
Toda rama del
conocimiento tiene sus propios objetivos y sus problemas típicos para resolver.
Es de suma importancia tenerlos presente si es que se quiere innovar o hacer
aportes de cierto interés. En cuanto a la filosofía, Bertrand
Russell escribió: “Todo conocimiento definido –a mi
entender- pertenece a la ciencia. Todo dogma
en lo respectivo a cosas situadas por encima del conocimiento definido, pertenece a la teología. Pero
entre la ciencia y la teología hay una «tierra de nadie» expuesta al ataque por
ambos lados; esta «tierra de nadie» es la filosofía” (Del “Diccionario del
hombre contemporáneo” – Ed. Rueda).
Immanuel Kant propuso cuatro problemas básicos de la filosofía,
estando expuestos en forma de preguntas:
1)
¿Qué puedo saber? (Metafísica)
2)
¿Qué puedo hacer? (Moral)
3)
¿Qué puedo esperar? (Religión)
4)
¿Qué es el hombre?
(Antropología)
Podríamos agregar
dos más:
5)
¿Cuál es el sentido del
universo?
6)
¿Cuál es el sentido de la vida?
Cada uno de estos interrogantes
abre otros. Así, respecto del saber, o del conocimiento, podemos citar a los
siguientes:
a)
¿Puede el sujeto conocer al
objeto? (Problema de la posibilidad del conocimiento)
b)
¿Es la razón o la experiencia la
fuente primera y fundamental del conocimiento? (Problema del origen del
conocimiento)
c)
¿En el conocimiento es el objeto
el que determina al sujeto o el sujeto el que determina e impone condiciones al
objeto? (Problema de la esencia del conocimiento)
d)
¿Fuera del conocimiento
discursivo existen otras formas de conocer la realidad como la intuición
opuesta a la forma lógica argumentativa? (Problemas de las formas del
conocimiento)
e)
Cuando un conocimiento se revela
como verdadero, ¿con qué criterio podemos estar absolutamente ciertos de que es
así? (Problema del criterio de verdad del conocimiento) (De www.ucsm.edu.pe)
Existen dos formas básicas de conocer la
filosofía. Una de ellas es a través de los interrogantes, o de los temas que la
constituyen, y otra es por medio del estudio del pensamiento de los principales
filósofos, que sería el enfoque histórico. En esto no existen diferencias
esenciales con otras ramas del conocimiento. Así, podemos estudiar la física
según el orden deductivo (desde los principios de una teoría hasta los
fenómenos), o bien siguiendo una cronología histórica, que implica un orden
distinto al anterior, en la mayoría de los casos.
El pensador, o el innovador (o el que espera
serlo), razonará en base a los temas de la filosofía, teniendo en la mente la
propia realidad antes que la opinión de otros filósofos. Preferirá los libros
de “filosofía por temas”. El docente, o el que desea tener un conocimiento
amplio de la filosofía, optará por los libros de “historia de la filosofía”.
Son pocos los libros de “filosofía por
temas”. Uno de ellos se titula “Las enseñanzas básicas de los grandes
filósofos”, de S. E. Frost (h) – Editorial Claridad
SA. Cada capítulo trata sobre un tema de la filosofía y cita las diversas
opiniones filosóficas respecto de ese tema. En cierta forma “recrea” la manera
de encarar problemas filosóficos por parte del innovador. De paso se citan los
capítulos involucrados en dicho libro:
1)
Naturaleza del universo
2)
Lugar del hombre en el universo
3)
El bien y el mal
4)
La naturaleza de Dios
5)
Destino o libre albedrío
6)
El alma y la inmortalidad
7)
El hombre y el Estado
8)
El hombre y la educación
9)
Mente y materia
10)
Las ideas y el pensar
Mientras que en la ciencia se reserva el
calificativo de “genio” al que logra resolver algunos de los grandes problemas
de la especialidad, en el ámbito de la filosofía denominan “grandes filósofos”
a los que relativizan la validez de los problemas y
los dejan sin resolver. Así, F. Nietzsche escribe:
“La virtud, el deber, el bien en sí, el bien con carácter de impersonalidad, de
regla general, no son otra cosa que utopías que expresan la degeneración, la
debilitación última de la vida, las bufonadas de Koenisberg”
(De “El Anticristo”), mientras que K. Marx, escribe
(con F. Engels): “La leyes, la moral, la religión son
para el proletariado meros prejuicios burgueses, detrás de los cuales se
ocultan otros tantos intereses de la burguesía” (De “El Manifiesto Comunista” –
Ed. Anteo).
Al calificarse los aspectos básicos de la
moral como “utopías” (por parte de Nietzsche) y como
“prejuicios” (por parte de Marx), denota que uno de
los problemas más importantes de la filosofía, el problema de la moral, no
existe para ellos. Tampoco, para ellos, existe una verdad objetiva respecto de
otros aspectos de la realidad, sino una verdad relativa al individuo, en un
caso, y una verdad relativa a la clase social, en el otro caso.
La filosofía actual tiende cada vez más a
ser “filosofía en circuito cerrado”, de interés tan sólo para ámbitos
universitarios y de muy poca trascendencia para el ciudadano común. Incluso
será severamente criticado el que trate de escribir algo sensato y claro, que
pueda ser entendido por tal ciudadano.
Muchos escritos filosóficos, o que pretenden
serlo, nos hacen recordar el caso del que mide cierta longitud con exactitud
hasta el orden de los centímetros. Pero, luego de operar con la calculadora,
toma decisiones que involucran hasta los micrómetros. Ello implica que se toma,
como punto de partida, opiniones y conceptos apenas definidos y bastante
discutibles, y se realizan análisis lógicos con un rigor “matemático”, lo que
carece totalmente de sentido. De esa forma se termina casi siempre confundiendo
oscuridad con profundidad, que son tomados casi como sinónimos.
En los artículos con cierto contenido, si
uno anula toda referencia y toda cita a otros escritores, aún quedarán las
ideas básicas, porque se toma como referencia a la propia realidad. En los
artículos sin contenido, si se saca toda referencia o cita a otros autores, ya
no quedará nada, porque sólo se escribe sobre la opinión de tales autores.
Además de los problemas generales de la
filosofía, existen los problemas filosóficos asociados a todas y cada una de
las ramas de la ciencia experimental. Así tenemos la “filosofía de la física”,
“filosofía de la ciencia”, etc. En estos casos, la filosofía interpreta los
resultados logrados hasta el presente, extrae una imagen del mundo a ellos
asociada y trata de vislumbrar los pasos que tal ciencia adoptará en el futuro.
Finalmente, el gran objetivo de la filosofía
es lograr resolver la mayor parte de los problemas en una forma unificada, que
respondan a un sistema descriptivo general en donde se adviertan los vínculos
existentes entre las distintas partes de la realidad.
La severa crisis que atraviesa la filosofía
actual consiste en el olvido de los grandes problemas de la filosofía, los que
son reemplazados por el estudio de oscuros pensamientos, alejados de la ciencia
y de la realidad, que surgen de los filósofos contemporáneos más conocidos.
Ello hace que la filosofía pierda la seriedad que debería mostrar.