HISTORIANDO
Un viaje al pasado, para saber de donde venimos.

Una idea de Oscar GARCIA MASSA

 

HISTORIANDO

!

 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 Promo Versión 5.0

EFEMÉRIDES PATRIAS.

 Algunas de las fechas más importantes de nuestra historia motivan nuestro recuerdo emocionado.  Esto ocurre, sin dudas, con el 25 de Mayo, especialmente en esta oportunidad, cuando se cumplen 190 años de ese hecho revolucionario.

  Una aclaración legal necesaria. Estos cuentos pertenecen al autor y están escritos bajo las leyes de propiedad intelectual y los derechos de autoría.  Podrán ser reproducidos solo con la autorización escrita del autor, la cual podrá gestionar escribiendonos a historiando@ciudad.com.ar .

Aquí, entonces, la fecha que recordamos, apelando a las letras.  Transcribimos tres relatos.

Introducción.

La Revolución habrá estado concertada antes de mayo, quizás. Pero el Disparador fue la prensa. La prensa trajo la noticia de la caída de la Junta Central de Sevilla. Y entonces aquellos hombres,  se jugaron a gloria u horca.

Algo se sabia, es cierto, desde el 8 de abril, pero la confirmación fue de la prensa inglesa, el 14 de mayo de 1810, con noticias atrasadas, del 24 de
febrero... y después sí, después vinieron la política, las armas, la Libertad ...

LA MÁSCARA.

El Río se veía nervioso, y ensombrecido de ocres por la tarde fría. El Cielo, que todo lo cubría, era cómplice de la Penumbra, aplastaba el puerto de las naves y la breve ciudad de Buenos Aires. Unas pocas torres solitarias de las iglesias santas y los mástiles más altos de los barcos clavaban sus aguijones certeros en ese abdomen lleno, desbordante de nubes curiosas, bajas y grises.

El joven aprendiz saltó con cuidado al bote de arribos, a uno de esos que servían para desembarcar a los viajeros que llegaban por agua a Buenos Aires. Era una cóncava caja de madera ruda, cascada por los golpes de las
petacas que los recién llegados acomodaban entre los bancos, donde se sentó, quieto, silencioso y alerta, como un puma en su primer acecho.

-.-

El solo debía mirar. Mirar y aprender el trabajo de su padre. Que ser botero no era poco. Ni mucho. Ni con nada de eso se podía ser rico. Ni con nada ser un alumbrado niño del Colegio de San Carlos. Ni con nada ... Que allí sólo era para unos pocos. Esos togados pálidos, engreídos malditos, que miraban con un desprecio mal disimulado o, peor, que no miraban a los ignorantes como él, que hubiera querido ser rico como ellos, -pero bueno-, en sus fantasías de aprendiz de botero.

-.-
Mientras divagaba, el bote llegó al lugre inglés Misletoe, un barco de tres palos, con líneas más audaces que bellas. Debía estirar sus brazos y tomar paquetes que le bajaran, acomodarlos, dar la mano a los viajeros que subían al bote y decirles dónde sentarse.

-.-

Cuando vio bajar al capitán inglés, con su vistoso uniforme, su cara blanca le pareció conocida. Un estremecimiento le recorrió la espalda y mientras acomodaba un paquete de La Gaceta de Londres, que no hubiera sabido leer ni en su idioma ni en ingles, tuvo la visión de aquella tarde, cuando tenía ocho anos, la del día de agosto en el que la ciudad venció a los britanos.
El pudo ver a los derrotados entregar sus armas, uno por uno, en una triste fila, cerca del Cabildo. Ahora estaba viéndolos, en sus recuerdos, y a sus rostros impresionantes -como máscaras muy blancas- y todas iguales. Pero aquella era distinta. Lo había mirado a los ojos, fríamente al tirar su sable. No parecía derrotado, y luego se había desvanecido en el olvido. Se había hecho máscara. Y ahora volvía, quizás a invadirnos nuevamente, como capitán.

-.-

-Que tengas cuidado con las gacetas, dice el capitán. Que traen noticias de España. Atento niño, que lo que haces es más importante de lo que crees  !

Así le dijo su padre, mientras el joven aprendiz aferraba los paquetes de gacetas que traían no una Invasión, sino una Revolución, en papeles entintados.

-.-

El capitán inglés,  de pie, mirando en silencio la costa mientras el bote se alejaba del lugre, observó al joven botero de reojo por un instante, con esa terrorífica frialdad conocida. Luego su cara blanca se deshizo en máscara para siempre.

-.-

En las noches, el sueno del joven se interrumpe con pesadillas alarmantes.
Ese capitán vuelve con miles de barcos britanos, cargados con hombres enmascarados y el virrey -desesperado- y toda su familia -que grita y llora- le ruega por Dios y por los Santos del Cielo que tire esas gacetas al río.

Mientras, suena en su memoria la voz de su padre:

-Atento niño, que lo que haces es más importante de lo que crees  !


Introducción.  EL PUEBLO Y LOS LOS DEBATES.

Por el río llegó la Revolución. Y aunque el Virrey quiso taparla con bandos falsos, el pueblo la conoció, pidió Cabildo Abierto y obtuvo su destitución el día 22. Sin embargo, se intentó burlar esa decisión e instalar una Junta presidida por el Virrey, lo que quedó sin efecto la noche del 24, para que el 25 se formara la nueva Junta.

El día 22, Villota, fiscal de la Audiencia, tuvo una destacada participación que casi da al traste con la Revolución. Pero Passo pudo con él. Sin embargo, los partidarios de la Revolución, algunos de ellos exaltados, fueron a verlo...

VENTANAS ROTAS

Aquella noche hubo ásperos gritos en la calle sola, que se oyeron en la cocina, y el esclavo negro vio, al mirar desde la ventana cerrada, corriendo la cortina, como un grupo con luces de antorchas se acercaba vociferando, entre insultos, el nombre de su amo, el doctor Manuel Genaro Villota, hábil abogado de la Audiencia. Se alejó unos metros, con miedo ...

-.-

-Esas ideas no. Esas ideas no se sostienen. Ya no., Libres ! Seremos libres!  Y esas ideas no nos atan. Que ese farol se rompa, que explote y que oscurezca ! Que esa luz de inteligencia se apague para siempre en la casa del abogado de la Audiencia de la colonia ! Que se rompan esos vidrios ! Que le entre en la casa el frío del invierno, que es el frío que le entrará en el cuerpo si se le saca la vida para que deje sus ideas de esclavitud !

-Esta noche te cuidarán unos esclavos. Duerme. Pero, pronto, no serán tus esclavos. (Palabras como esas dijeron las antorchas).

-.-

La casa del hábil abogado colonial el doctor Villota, era como la de toda la gente principal, con elegantes faroles sobre la calle y buenos vidriados en las ventanas enrejadas, vestidas con cortinas blancas, bordadas, con prolijas puntillas urdidas por gráciles manos femeninas.

Las manos fervientes de los revolucionarios cargaron gruesas piedras contra esa inteligencia colonial. Le hicieron saber que no se razonaban sus razones. Que ya no se atendía el pensamiento de los colonizadores. Se trataba de quiénes tendrían la autoridad. Más allá de las palabras.

-.-

Los vidrios perdieron su estable presencia fría, limpia y brillosa. Se crisparon en vértices filosos, que destellaron agónicos  con las últimas luces de los faroles de la casa, también moribundos. Y luego se desvanecieron en millares de añicos. Esas piedras sucias, opacas, multiformes, rotundas, los atravesaron e hicieron flamear, a su paso, las suaves cortinas -como cuando la Libertad agita sus banderas- y se erigieron en el piso de ladrillo -alfombrado de esparto español- como un duro e indiscutible mensaje irrevocable de la tierra.

-.-

Luego, los alaridos se fueron alejando por la calle, con sus antorchas luminosas. La dejaron a oscuras, con los faroles muertos, sangrando esos líquidos oscuros donde guardaban las sombras, que quedaron libres y se adueñaron de todo.

El esclavo negro volvió sobre la ventana herida, levantando trozos de vidrio, como retazos de un lienzo desgarrado a facón. El invierno entró decidido en el ambiente negro. Y el negro, asustado, sintió que los pulmones entumecidos se le llenaban de aire puro y limpio, liberándolos del gas enfermante del brasero colonial.,... Hasta la oscuridad se veía diferente sin el vidrio. Era más clara, verdadera como el llanto de su bebé recién nacido, en el pequeño cuarto sórdido del fondo ... otro esclavo.

El negro pensó que la Libertad sería Aire y Claridad, aún en medio de la noche más ensombrecida. Y guardando para sí una piedra libertadora de aquellas, sin rencor, le prometió esa luz a su hijo.


Introducción.

La sociedad porteña, de un extremo al otro, supo de estos hechos, pero en tiempos distintos y con diferente grado de compromiso. He aquí el caso de una mujer joven de la pequeña burguesía local. Qué posición habrá sustentado su padre en el Cabildo ? ...

DE PASEO

Ese viernes, ella -joven y soñadora-, soñaba con perfumes y con la tertulia.
Era invierno, y en invierno extrañaba más que nunca los perfumes, porque los patios no tenían flores, ni cargaban aromas alegres. Y si llovía, como ese viernes de mayo, todo lo envolvía un vapor terroso, agradable, pero sin la gracia festiva del dulce espíritu aromático de las flores de la primavera y del verano.

En la espaciosa casa de sombras, silencios y lejanos ruidos de esclavos que lavaban o cocinaban -cercana a Santo Domingo- la joven se marchitaba, esa tarde de viernes, como una flor cortada hacía mucho de su tallo. (El tiempo -por poco que sea- es muy largo para la joven ansiedad de los jóvenes). Y ese día -le habían dicho- no habría tertulia por los sucesos del Cabildo, que eran de la mayor importancia, y porque muchos estaban allí, incluso su padre.

-.-

Abrió el arca taraceada, sólo para sentir el aroma de las alucemas que yacían su muerte junto al vestido de algodón fino con puntillas, adormecido por las flores compasivas, esperando despertar en una salida de su dueña, al respirar el aire fresco de la calle.

Olió la ropa y deseo ponérsela. Primero fueron las finísimas medias de seda, y luego cada prenda. Sus labios ya lucían bermellón, sobre el todo blanco de su carita de albayalde. El cabello negro mostraba delgadas trenzas y una peineta, sus orejas, unos pequeños aros. Poco más faltaba para salir, excepto un motivo, y una excusa. El motivo sería curiosear y la excusa una visita a su mejor amiga, en compañía de su hermano y de una esclava vieja y de confianza.

Aprobada aquella extraña visita por su madre, que fingió haberle creído, volvió a su habitación, se sentó sobre la colcha blanca, cerca de la almohada labrada de azul, y tomó de una sencilla petaca -de noble madera-, el rosario de ámbar, en el que enredó su mano izquierda... La visita no sería, harían un paseo, uno breve, lluvioso y divertido. Se puso la mantilla, asumió ese aire serio, refinado y un tanto adusto que se esperaba de ella y salió a la calle, cuando la lluvia cesó.

Sus zapatos de badana no ayudaron a su breve pie encorvado. Pero todo dolor fue preferible al reposado encierro.

-.-

Caminando con paso breve pero rápido,  pronto vio el Cabildo y a esas gentes duras reunidas en torno, que le miraron al pasar, como se mira a una mariposa que pronto habrá de irse mientras llena el aire de colores y de gracia.

La joven audaz nada pudo ver. Pero pudo imaginar. Su vida era más imaginación que experiencia. Así que doblaron por las calles embarradas, pasaron delante del Fuerte, de las iglesias y de los cafés, fingiendo un apuro inexistente.

Poco después, todo había terminado. El regreso, las narraciones de los gritos de unos soberbios Patricios en contra del Virrey, que le asustaron, fueron los salientes comentarios de la cena temprana.

-.-

A las ocho de la noche el padre no había vuelto y las hondas campanas comenzaron a chocar con los badajos para que la libertad pariera su primera música. Y también se escucharon unos cañonazos y algunos vivas de alegría. Y la jovencita, rezó, al arrodillarse junto a su cama, con el rosario de ámbar en su mano, mirando hacia el cielo que lloraba de alegría sobre las tejas curvas:

-Virgen milagrosa y Dios mío, que nadie sufra muerte ni cadenas, que no falte el pan, ni el amor. Cubre a mi padre de todo mal. Cúbrenos ... !

-.-

Y la niña fue mujer, y maestra de sus hijos. Y la Patria fue libre, sin cadenas. Y aunque hubo y siempre habrá muerte; hubo y siempre habrá Amor, el que pidió a Dios y a la Virgen aquella joven, aquel 25 de mayo.

LA JUNTA

Dos del comercio, un cura, dos de la milicia, cuatro abogados. Así se formó la Junta.

Un presidente que se daría de cabeza con la Junta y un Moreno con vocación de presidente, pero impopular, el 25 de mayo, cuando nació la Patria, hace 190 anos.

Por Oscar García Massa
Derechos de autor reservados. Copyright 2000.  Si necesita una copia solicítela al autor, no infrinja la ley. Respete para ser respetado.

Desde el 28/05/2000 Ud. es el visitante Nº:

 
Copyright 1999,2000.  Todos los derechos reservados. No se autorizan copias o reproducciones por cualquier medioAdministrador del website: eic@utenet.com.ar