|   Marmóreo, 
            altivo, refulgente y bello, 
            corona de su rostro la dulzura, 
            cayendo en torno de su frente pura 
            en ondulados rizos su cabello. 
          Al enlazar mis brazos a su cuello 
            y al estrechar su espléndida hermosura, 
            anhelante de dicha y de ventura 
            la blanca frente con mis labios sello. 
          Contra su pecho inmóvil, apretada, 
            adoré su belleza  indiferente; 
            y al quererla animar, desesperada, 
          llevada por mi amante desvarío, 
            ¡dejé mil besos de ternura ardiente 
            allí apagados sobre el mármol frío! 
            
          Desde 
            muy niña Juanita Borrero amó al poeta cubano Julián del Casal. 
             Ella le escribióel poema precedente en 
            1891 y él,  le compuso otro 
            que comienza: “Tú sueñas con las flores 
            de otras praderas...”  
            Sin embargo hay un cono de sombra en ese 
            idilio fraterno y temprano de 
            Juanita. Casal, admirado por Verlaine, murió en 1893, cediendo así 
            a su 
            condición en extremo enfermiza. Y Juanita Borrero tuvo un nuevo amor 
            con el poeta Carlos Pío Urbach; pero murió de una enfermedad que los 
            románticos “hicieron” romántica, la tuberculosis, 
            en 1896.  
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