VI. Antigua interpretación de Apocalipsis 12.

Molde fijado en el siglo III.-

La serie de símbolos presentados en Apoc. 12 -la mujer", el "hijo", el "dragón", el "desierto", y "un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo"- comenzó a ser expuesta a mediados del siglo III. Hipólito y Victorino enseñaban que la "mujer" de Apoc. 12 simbolizaba la Iglesia, y el "hijo varón" era Cristo. La iglesia huía de la persecución de Roma. Metodio (c. 260-c. 311), de Tiro, creía que el "hijo" representaba a los santos.

Este modelo se encuentra vez tras vez entre Ticonio, a fines del siglo IV, y Olivi en el siglo XIII. En el siglo VIII Beda llamaba a la mujer de Apoc. 12 la iglesia, y al "dragón", el diablo; así también hicieron Berengaud (probablemente a fines del siglo IX) y Ricardo de San Victor en el siglo XII, y Bruno de Segni, con la excepción de que consideraba al hijo como los "hijos de la iglesia". El famoso abad Bernardo de Claraval (m. 1153) variaba la interpretación declarando que la "mujer" era la Virgen María. Así también lo hizo Alberto Magno, escolástico del siglo XIII, quien igualmente veía en estos símbolos una descripción gráfica de la iglesia en su lucha contra Satanás.

Joaquín introduce los 1.260 años en lugar de días.-

El célebre abad Joaquín de Fiore, del siglo XII, reafirmó la interpretación estándar de la "mujer" de Apoc. 12, que representaba a toda la iglesia, pero en particular a los ermitaños y las vírgenes. Concordó en que el "hijo varón" es Cristo y el "dragón" el diablo. Pero en este punto Joaquín introdujo un nuevo progreso, fundamental en la interpretación de este capítulo: que los 1.260 "días" del período de la huida de la "mujer" simbolizaban 1.260 años, y dijo: "un día sin duda es aceptado por un año, y mil doscientos sesenta días, por el mismo número de años". Esto hizo que anticipara la nueva "era del Espíritu" para poco después de sus días. El principio del día-año ya había sido aplicado a los 3 21/2 días del cap. 11 por Ticonio y otros, y a los 1.290, 1.335 y 2.300 días de Daniel por varios intérpretes medievales judíos.*

El discípulo de Joaquín, Pierre Jean d'Olivi, concordaba con su maestro en cuanto a los 1.260 días como años, que esperaba terminarían poco después de sus días, aunque también aplicaba el período como días literales de la persecución del anticristo. Por lo tanto, al final del período medieval la "mujer" era comúnmente aceptada como la Iglesia pura, y el "hijo" con mucha frecuencia como Cristo. Pero nadie había pensado que los 3 1/2 tiempos eran años proféticos hasta que Joaquín, alrededor del año 1190, consideró que los 1.260 días eran 1.260 años. Un notable progreso.

La mujer perseguida por el anticristo papal.-

Dos siglos después de Joaquín, John Purvey, expositor del Apocalipsis y colaborador de Wyclef, declaró que la "mujer" era la iglesia de Cristo y los 1.260 días-años el tiempo de la persecución del anticristo papal. Esta fue la posición típica de los lolardos. Walter Brute, otro erudito lolardo, en 1393 anticipó el pensamiento de que en los primeros siglos la "mujer" (iglesia) de Apoc. 12 se había refugiado durante los 1.260 años en Gran Bretaña, donde se había mantenido la verdadera fe.

En los días de la Reforma, a partir de Martín Lutero, los que comentaban acerca de la "mujer" generalmente la designaban como la iglesia verdadera o pura, en vez de llamarla simplemente Ia iglesia universal; y el "dragón" era considerado como Satanás. Los 1.260 días eran reconocidos como años proféticos, y había una preocupación creciente por ubicar su fecha. Por ejemplo, Georg Nigrinus (1530-1602) sugería 441-1701; Johann Funck (1518-1566), 261-1521; y Miguel Servet (1509 1553), 325-1585.

Se introduce la interpretación de los jesuitas.-

En la interpretación de la Contrarreforma católica, Francisco Ribera, paladín del futurismo, interpretaba a la "mujer" como la iglesia que huye perseguida en los últimos 3 1/2 años literales (durante el reinado de un anticristo universal), y consideraba al "dragón" como Satanás. Luis de Alcázar, de posición preterista, lanzó la teoría de que la "mujer" de Apoc. 12 era la iglesia apostólica que dio a luz a la Iglesia Católica.

Se determina el cómputo de los 1.260 años.-

En los días inmediatamente posteriores a la Reforma, aparecen pocos cambios en la interpretación. Más de una veintena de expositores, desde George Downham en 1603 hasta Christian G. Thube, de Alemania, en 1796, sostuvieron lo que entonces era una interpretación típicamente protestante: "mujer"-iglesia, "dragón"-Roma, "hijo"-Cristo. Todos los protestantes virtualmente consideraban los 1.260 días proféticos o 3 1/2 tiempos como 1.260 años literales.

Variaban en el cómputo al ubicar los 1.260 años. John Tillinghast (1654) calculaba el período de 396 a 1656; David Pareus (1618) se inclinaba por 606-1866; John Napier (1593) sugería 316- 1576; Thomas Beverley (1688), 437-1697; Drue Cressener (1689), desde Justiniano hasta aproximadamente el año 1800. Cuando estalló la Revolución Francesa muchos la relacionaron con el fin de los 1.260 días. James Bicheno (1793) sostenía la fecha aproximada de 529 a 1789. Pero tan pronto como el papa Pío VI fue llevado cautivo por el ejército francés en 1798, el cómputo de 538-1798 fue presentado por muchos como la verdadera ubicación cronológica. Por ejemplo, así lo hicieron Edward King y Richard Valpy, de Gran Bretaña.

Después de que Luis XIV revocó el edicto de Nantes en 1685, los hugonotes franceses - perseguidos como lo habían sido los valdenses antes que ellos- se llamaron a sí mismos "la iglesia en el desierto". El período en el desierto era para ellos la iglesia en la oscuridad.

Norteamérica incluida en el "desierto".-

Una cantidad de intérpretes del período colonial y de los comienzos de la vida independiente de Estados Unidos, comentaron acerca de Apoc. 12. Desde John Cotton hasta Timothy Dwight hubo poca variación en los símbolos. Cotton afirmaba que la mujer del desierto representaba a los valdenses. Roger Williams se refería a "la mujer sustentada de Apoc. 12" como algo acaecido en "los tiempos y lugares papales".

Para Samuel Langdon, la mujer en el desierto era la iglesia en su "estado más puro", y las dos "mujeres" (de Apoc. 12 y 17) claramente simbolizan las dos iglesias que contrastan. Samuel Sherwood, maestro de Princeton (1776), y Samuel Gatchel, diácono congregacionalista (1781), sostenían que la mujer huía del anticristo papal al desierto norteamericano.

Armonía entre los heraldos del Viejo Mundo.-

Una veintena de hábiles intérpretes del despertar adventista del Viejo Mundo, de comienzos del siglo XIX, para los cuales el segundo advenimiento era lo principal, explicaban que la "mujer" era la verdadera iglesia o los verdaderos creyentes, en contraste con la organización apóstata dominante. Entonces se consideraba generalmente que habían terminado los 1.260 años, que la mayoría hacía comenzar a partir de Justiniano, quien dio sanción legal a los poderes sin precedentes del papado, y los hacía terminar en 1792 ó 1793. Edward B. Elliott se inclinaba por 538-1798. Pero algunos preferían 606-1866.

Andrew Fuller, secretario de la Sociedad Misionera Bautista, creía que el "desierto" comprendía a Norteamérica, donde la verdadera iglesia huyó de la corrupción y persecución del anticristo. George Croly interpretaba el "río" como la persecución en tiempo de las cruzadas y de la inquisición. Para Louis Gaussen, la verdadera iglesia de Apoc. 12 incluía a los valdenses del Piamonte, a los paulicianos, los lolardos, los moravos, los hugonotes y aun los jansenistas.

Los norteamericanos del siglo XIX aceptan el modelo.-

Cuando despuntó el siglo XIX en Norteamérica, muchos escritores no mileritas de diversas denominaciones comentaban acerca de Apoc. 12 sin ninguna desviación esencial del modelo aceptado en cuanto a la mujer, el hijo y el dragón.

Había una notable uniformidad de exposición entre los mileritas acerca de la mujer como la "verdadera iglesia", el "hijo" como Cristo y el "dragón" como Roma. Los 1.260 años prácticamente se ubicaban, sin excepción, entre 538-1798. El modelo había llegado a ser ampliamente aceptado entre los intérpretes. Los adventistas del séptimo día han seguido muy de cerca esta interpretación.