VII. Demora la identificación de la segunda "bestia".

Dieciocho siglos de interpretación.-

Desde los tiempos de Ireneo de las Galias, las dos "bestias" simbólicas de Apoc. 13 comenzaron - y así continúa a través de los siglos- a recibir una sorprendente cantidad de comentario y atención. De acuerdo con Ireneo, encontramos en la iglesia primitiva la interpretación de que las dos bestias simbolizaban al anticristo y a su "falso profeta" o, de acuerdo con Victorino, a Roma y al anticristo. Los diez cuernos eran considerados como las divisiones futuras del Imperio Romano. Los 42 meses aún se entendían como un tiempo literal, y el nombre relacionado con el número 666 (vers. 18) podría ser Lateinos o Teitan, o Diclux. Se creía que Roma estaba implicada en el número.

Ticonio y Agustín introdujeron en el siglo V el concepto simbólico del corpus diaboli (cuerpo del diablo) de -la "ciudad impía" (o comunidad) del mundo, con el falso profeta como anticristo. Pero la posición anterior -el anticristo y su falso profeta, equivalentes de las dos bestias- fue sostenida por el arzobispo griego Andreas de Cesarea alrededor del año 632, y en el siglo IX por Berengaud y otros de ese período. El Venerable Beda enseñaba que la segunda bestia era definida de diversas formas: como los apóstoles o predicadores del anticristo, o falsos hermanos. Algunos se preguntaban si la bestia podría ser un incrédulo, un pagano o un sarraceno. Sin embargo, los valdenses claramente declaraban que la bestia era la Iglesia Romana. Joaquín de Fiore (o Floris) consideraba que la primera bestia de Apoc. 13 era una combinación de las cuatro bestias de Daniel: judíos, paganos, herejes y sarracenos. Creía que la segunda bestia era la secta de los falsos profetas, en la cual incluía al anticristo. Pensaba que aún no se había revelado el nombre para el número 666.

Inocencio III, procurando desviar las acusaciones crecientes que implicaban al papado, sostenía que Mahoma era el hombre de pecado, que el número 666 correspondía con los años de duración de su reino, y afirmaba que ese período terminaría pronto.

La bestia identificada como el anticristo papal.-

Encontramos nuevas interpretaciones entre los discípulos de Joaquín, como Pierre Jean d'Olivi, que enseñaba que las dos bestias eran gobernantes seculares, y el falso profeta y la imagen de la bestia un seudopapa. Ubertino de Casale interpretaba que Bonifacio VIII y Benedicto XI eran las bestias, y que "Benedicto" significaba 666. Los escritores anteriores a la Reforma: Matías de Janow (m. 1394), el Wyclef de Bohemia, John Purvey, líder lolardo, y Juan Hus, de Bohemia (1369-1415), sostuvieron después que la primera bestia era claramente el anticristo papal. Algunos atribuían al papa el número 666.

Dos ideas sobre la identificación de la bestia.-

Durante la Reforma del siglo XVI, más de una veintena de intérpretes se ocuparon de una o de ambas bestias. La mayoría designaba a la Roma papal como la primera bestia (Andreas Osiander, Alfonso Conrado, George Joye, John Bale y otros). Una minoría la interpretaba como la Roma pagana o imperial, y a la segunda bestia como la Roma papal (Martín Lutero, Johann Funck, John Foxe y otros). En ambos grupos la bestia de dos cuernos era considerada generalmente como otro aspecto del anticristo papal, o los predicadores anticristo: la jerarquía papal o el clero.

Los 42 meses proféticos era considerados como 1.260 años. El 666 era interpretado de diversas formas. Lutero, Bullinger y algunos otros consideraban que el número indicaba años; pero Melanchton, Flacius, Foxe, Napier, Pareus y otros, sostenían que el 666 representaba un nombre, como la palabra hebrea Romith, o griega Lateinos, o latina Latinus, equivalente a Romanus. Algunos pensaban que la "marca" representaba sumisión, culto o lealtad a la bestia. Pero esas posiciones eran menos que firmes.

La mayoría sostiene que el papado es la primera bestia.-

Durante los siglos XVII y XVIII, los exégetas del Viejo Mundo mostraron la misma división en la interpretación. Una mayoría entendía que el papado era la primera bestia; pero en ambos grupos encontramos que la segunda bestia era interpretada como la Roma papal, o sencillamente un segundo aspecto de Roma, aunque algunos, como Sir Isaac Newton, pensaban que podría ser la Iglesia Griega. John Wesley (1703-1791) pensaba que la segunda bestia podría provenir del Asia; Johann Bengel (1687- 1752) creía que podría representar al jesuitismo.

Fue creciente el número de tentativas que se hicieron para ubicar cronológicamente los 42 meses: de 396 a 1656, de 437 a 1697, o quizá de 454 a 1714, de 538 a 1798, o aun de 606 a 1866. De los numerosos nombres latinos, griegos y hebreos para "666" -la mayoría de los cuales eran aplicados al papado- Lateinos es el más frecuentemente preferido; Vicarius Filii Dei fue introducido por el profesor alemán Andreas Helwig.

El protestantismo como la segunda bestia.-

Thomas Goodwln (1600-1680) fue quizá el primero que sugirió que así como la primera bestia simbolizaba al papado, así también la imagen evidentemente representaba a la imagen protestante del papado en las iglesias reformadas. Posteriormente esta interpretación fue cada vez más aceptada. En la época colonial estadounidense y en los comienzos de la vida independiente de Estados Unidos, más de 30 escritores norteamericanos de toda condición social publicaron interpretaciones en cuanto a Apoc. 13, desde John Contton en 1639 hasta Timothy Dwight alrededor de 1800, presentando al papado o Iglesia Católica como la primera bestia. La segunda bestia aparece como otros aspectos del papado, siendo los dos cuernos posiblemente el símbolo de la tiranía civil religiosa. Isaac Backus, historiador bautista, aplicaba la segunda bestia al protestantismo. Los dos cuernos significaban para él la censura eclesiástica y los castigos seculares. John Bacon, clérigo congregacionalista, sostenía un punto de vista algo similar.

El énfasis persiste en el siglo XIX.-

EN los comienzos del siglo XIX hubo numerosos intérpretes de Apoc. 13 en el Viejo y en el Nuevo Mundo. Aún existía la división: algunos se aferraban a la Roma civil o pagana como la primera bestia. Casi os interpretaban que el papado, la jerarquía eclesiástica, el sacerdocio, los jesuitas o la inquisición, representaban la segunda bestia, aunque unos pocos, como Joseph Galloway y Samuel Toovey pensaban en la Francia atea; otros, como Samuel M. McCorkle y Elías Smith en Norteamérica, creían que se trataba del protestantismo o del sectarismo protestante; y algunas voces aisladas sugerían a la Iglesia Griega o a Francia, pero poco se opinaba en cuanto a los "dos cuernos" o la "marca". Una ubicación favorita para los 1.260 años era de 533 a 1792/1793; otras fechas eran de 529 a 1789, de 534 a 1794, de 537 a 1797, de 587 a 1847 o de 606 a 1866, para mencionar sólo las más importantes.

En Norteamérica, entre los estudiantes de la profecía no mileritas, de 1800 a 1844, algunos consideraban que la Roma civil o secular era la primera bestia; la gran mayoría sostenía que era el papado. Algunos interpretaban las siete cabezas como las siete formas de gobierno romano, o los diez cuernos como las diez divisiones del imperio.

666:¿años o un nombre?-

En el Viejo Mundo poco se hablaba en cuanto al 666, aunque tres intérpretes lo entendían como años: 133 a. C.-533 d. C.; 533-1198; otro los hacía terminar en 1843. En Estados Unidos sólo dos computaban el 666 como años. Los que entendían que esta línea de interpretación se aplicaba a un nombre, generalmente escogían Lateinos. Dos clérigos, el presbiteriano Amzi Armstrong y el episcopal Richard Shimeall, añadían Vicarius Filii Dei como una alternativa posible.

Los mileritas unidos en 538-1798.-

Guiliermo Milier entendía que la primera bestia era la Roma civil o pagana; pero sus colaboradores llegaron a creer que era el papado. Los mileritas concordaban en que las siete cabezas eran formas del gobierno romano, que los diez cuernos eran los diez reinos o divisiones de la Roma imperial, y que los 1.260 años iban desde 538 hasta 1798. Fuera de Miller quizá ninguno se ocupó de la segunda bestia; tres se preguntaban si era Francia. De acuerdo con Miller, unos pocos se refirieron al "666" como si hubieran sido años, desde 158 a. C. hasta 508 d. C.