II. Las siete iglesias cubren la era cristiana

El interés en identificar a las siete iglesias de Apoc. 2 y 3 puede remontarse hasta la última parte del siglo III, con Victorino, obispo de Petavio (m. c. 303), el primer comentarista sistemático del Apocalipsis. Es indudable que él introdujo el principio de la repetición como una característica del Apocalipsis: que los sellos, las trompetas y las copas no son consecutivos, sino que abarcan el mismo período. Cada serie cubre la era cristiana. Victorino creía que las siete iglesias simbolizaban la iglesia universal en siete fases, o siete clases de cristianos; pero la ubicación cronológica de las respectivas divisiones como períodos de tiempo, se desarrolló más tarde y sólo fue percibida gradualmente.*

Los períodos identificados progresivamente.-

La escuela de interpretación espiritualizada de Ticonio y Agustín en cuanto a la exposición del Apocalipsis, predominó durante varios siglos. Después los estudiosos comenzaron gradualmente a volver a la interpretación histórica de los esquemas proféticos. El Venerable Beda (c. 673-735), teólogo e historiador eclesiástico británico del siglo VIII, el más antiguo expositor inglés del Apocalipsis, sostenía que las siete iglesias son "símbolos de toda la iglesia séptuple" e indicaban una secuencia histórica. Creía que Sardis se refería al tiempo del anticristo, y Laodicea al período de escasez de fe anterior al segundo advenimiento. La Glossa Ordinaria, atribuida a un abate alemán, Walafrid Strabo (807-849), daba una aplicación similar a la sexta época de la iglesia. La influencia de Beda se ve además en Haymo, obispo de Halberstadt, también del siglo IX. Un obispo italiano, Bruno de Segni (m. 1123), y un abate escocés, Richard de San Victor (M. 1173), extendían el panorama de las siete iglesias desde el nacimiento de la iglesia hasta el fin del tiempo.

Pierre Jean d'Olivi, del sur de Francia, luz orientadora entre los llamados espirituales del siglo XIII, creía que vivía cerca del fin del 5.º período de las siete iglesias que cubren la era cristiana. Berenguer, canónigo de la catedral de Tours, y más tarde cabeza de la escuela de esa catedral, luchando en el siglo XI contra la transubstanciación argumentaba que la sede de Roma era el "trono de Satanás", aludiendo así posiblemente a la condición de la iglesia simbolizada por Pérgamo. Pero el gigante literario de su tiempo, Alberto Magno de Colonia (m. 1280), mencionaba, por el contrario, la "herejía de Mahoma" como la Jezabel de la iglesia de Tiatira.

La identificación protestante de Tiatira.-

Aunque ya en el siglo XIV el erudito lolardo, Walter Brute, educado en Oxford, aplicaba el período de Esmirna a los diez años de violenta persecución en los días de Diocleciano, parece que el tema de las iglesias fue poco tratado en el siglo de la Reforma, quizá porque Lutero las consideraba como iglesias antiguas y literales. Pero el concepto de los siete períodos continuó siendo sostenido por escritores posteriores como el ilustre Heinrich Bullinger (1562-1607), principal pastor de Zurich; John Bale, de Irlanda (1495-1563); Thomas Brightman (1562-1607), erudito puritano y uno de los padres del presbiterianismo inglés; Thomas Beverley (floreció entre 1670 y 1700), clérigo independiente; Charles Daubuz (1673-1717), hugonote exiliado; y Theodore Crinsoz de Bionens (1690-c. 1750), teólogo y orientalista suizo. Llegó a ser común la enseñanza protestante de que el período de los papas era el de la iglesia de Tiatira, durante el cual enseñó la Jezabel romana. Las iglesias restantes se extendían a través de la Reforma y proseguían hasta el juicio final. Hasta de la periferia del catolicismo llegó la voz de Pierre Aigier, jurista y jansenista francés, que declaró que la "Jezabel" de la iglesia de Tiatira representaba a los jesuitas.

Se identifican los períodos de Sardis y Filadelfia.-

Daniel Cramer (1568-1637), profesor luterano, descubrió las características de las siete iglesias en los grupos religiosos de sus días, especialmente en las iglesias zwingliana y calvinista. Heinrich Horch (1652-1729), teólogo reformado de Heidelberg, también aplicó el símbolo de Sardis a la iglesia inmediatamente posterior a la Reforma, cuyas obras muertas debían ser eliminadas en el período de Filadelfia. Alrededor del comienzo del siglo XVIII encontramos entre los pietistas alemanes la creencia de que estaban viviendo en la era de Filadelfia.

Laodicea seguida por el advenimiento.-

En el difundido despertar británico del advenimiento, de comienzos del siglo XIX, una lista típica (Morning Watch, septiembre de 1830) ubicaba de esta manera a las iglesias: (1) Efeso, desde los apóstoles hasta la persecución de Nerón; (2) Esmirna, hasta que Constantino llegó a ser emperador; (3) Pérgamo, desde el apogeo de Constantino hasta el surgimiento del cuerno pequeño al comienzo de los 1.260 años; (4) Tiatira, el testimonio contra el papado durante los 1.260 años; (5) Sardis, desde el fin de los 1.260 años hasta la preparación para la venida del Señor; (6) Filadelfia, el período de preparación hasta la venida del Señor; (7) Laodicea, la "única enteramente futura", precisamente antes del fin. Había un acuerdo general en cuanto a Tiatira como el período de la apostasía papal, y a Laodicea como la condición de los últimos días antes del segundo advenimiento (por ejemplo, Joseph D'Arcy Sirr [1794-1868], párroco irlandés; Louis Gaussen [1790-1863], teólogo protestante suizo; y Edward Irving de Londres [1792-1834]); pero había ligeras variantes en cuanto a las tres últimas iglesias. Algunos (como "R. H.", en el Christian Herald, enero de 1830), hacían de Sardis la iglesia de la Reforma del siglo XVI, y de Filadelfia el despertar espiritual de comienzos del siglo XIX, tiempo en el que entonces vivían. Gaussen interpretaba a Filadelfia como la Reforma. Pero el molde general ya se había establecido con firmeza. John Baylord, uno de los patrocinadores de Joseph Wolff, declaró que "la iglesia está ahora en Laodicea", siendo inminentes los juicios finales en el segundo advenimiento.

Los "10 días" generalmente ubicados de 303 a 313 d. C.-

Ya en el siglo XIV, Walter Brute había ubicado en el período de Esmirna los "diez días" profetizados como de persecución (303-313), o sea la terrible persecución que comenzó el emperador Diocleciano. Esta llegó a ser la Interpretación generalmente aceptada, y fue mencionada por varios expositores británicos del siglo XIX como George Croly, erudito irlandés; Thomas Keyworth, hebraísta británico; Edward Blckersteth, secretario de la Sociedad Misionera de la Iglesia; y Thomas R. Birks, profesor de Cambridge. Croly añade: "Días en el lenguaje profético son años".

Interés en Norteamérica.-

Los primeros expositores del Nuevo Mundo, así como los exégetas protestantes europeos, habían relacionado a Tiatira con el período papal; por ejemplo, Roger Williams (c. 1603-1683), pastor de la primera iglesia bautista de Norteamérica, y Samuel Osgood (1748-1813), ex director general de correos. Por lo tanto, acerca de las siete iglesias, había una unidad esencial entre los exégetas de la profecía a ambos lados del Atlántico.

Durante el despertar norteamericano acerca del segundo advenimiento (c. 1830-1840), la entonces virtualmente posición uniforme era que las siete iglesias, según las palabras de Adán Hood Burwell (c. 1790-1849), misionero en el Canadá, se extendían "desde el Pentecostés hasta el día del Señor". Esta interpretación de las siete iglesias fue entre los mileritas más aceptada que discutida. Por ejemplo, Henry Jones, Clérigo congregacionalista, consideraba como axiomáticos los siete períodos o estados de la iglesia, siendo Laodicea el estado de ese momento. Con esto concordaba Elon Galusha, pastor bautista.

Por lo tanto, alrededor de ese tiempo el reconocimiento de las siete iglesias fue progresivo, consistente y más bien uniforme a lo largo de los siglos, incluso el período de "diez días", situado del 303 al 313 d. C.