6 de agosto de 2005
Desde Barcelona tomamos la Nacional II para salir en El Bruc. Antes de llegar
a esa población, nuevamente nos desviamos a la derecha y pillamos una pista
forestal. Unos centenares de metros más tarde topamos con un cruce, seguimos
hacia la derecha hasta llegar a una gran masía/restaurant. Circulamos por
delante de ella, en dirección al parking, para seguir por otra pista forestal
durante unos 500 ó 600 metros, donde aparece, a nuestra izquierda, una pista
más pequeña. La tomamos para aparcar el coche una veintena de metros después.
Caminando seguimos la pista que, poco a poco, se estrecha y se vuelve más
tortuosa. En algunos lugares, donde se ha transformado en torrentera,
habremos de poner las manos para seguir por ella. Al poco aparece una estaca
clavada en el suelo, pintada de azul, que nos indica el camino a tomar, hasta
llegar a un letrero de madera clavado en la roca, que nos indica la dirección
de la vía, que se inicia en una pequeña pared vertical.
Los primeros escalones se encuentran a cierta altura, llegamos a ellos con
alguna dificultad. Unos metros más arriba y ya asegurados en el cable, encon-
tramos los escalones totalmente hundidos, dicen que por el efecto destructivo
de algunos escaladores, envidiosos de ver profanados ciertos lugares que
consideran únicamente suyos. La salida de esta primera pared, al final de
ella, es por la izquierda y con un poco de dificultad. Llegamos a un resalte
para continuar por otra pared, equipada en un principio con una cuerda con
nudos, y el resto con los consabidos escalones y cables de seguridad.
Los siguientes tramos de la vía van alternando cuerdas (de dudosa seguridad
aunque no nos quedó más remedio que fiarnos) con escalones pequeños y cable
de seguridad, hasta llegar a una pared en la que encontramos, sin ningún otro
seguro, una gran cadena de unos ¿20 metros?. Al final de esta cadena y en
medio de la pared, en un resalte rocoso, nos encontramos grandes escalones de
color naranja que nos llevan, durante otro 20 metros aproximadamente, al
final de ella, escorándonos un poco a la derecha. En este tramos encontramos
dificultades sin importancia como son una pequeña barriga y que los escalones
no se encuentren superpuestos, sino desviados a la derecha y la sorpresa de
algún que otro peldaño que, si tiras de él, cede peligrosamente.
Al poco, después de algún tramo sin complicaciones, llegamos a la zona
denominada "la olla". Se trata de un pequeño espacio rodeado por todas partes
menos por una, de elevadas paredes. Nos introducimos en él. A nuestra derecha
damos con un recipiente que contiene una gruesa libreta, donde los usuarios
de esta vía van detallando sus impresiones.
La pared que nos toca ascender, al igual que la primera de la ferrata, tiene
los peldaños a cierta altura. Si a eso añadimos que es, en su base, bastante
lisa y que al poco, hacia nuestra izquierda, aparece un resalte rocoso que
asciende verticalmente por toda ella, formando una grieta, nos percataremos
que estamos en la zona de mayor dificultad de la vía. El cable para asegurar-
nos se encuentra a nuestra izquierda, en medio de la grieta. La salida de la
pared también resulta un poco laboriosa.
La vía se ha acabado. Aunque el sendero continua y podemos llegar a un
resalte de unos dos metros de altura, con algún peldaño, no encontraremos
nada más de importancia. Volvemos por el mismo lugar, rapelando por las
paredes verticales, para darle más interés a la ferrata.
FICHA TECNICA:
Dificultad: Media. Quizá el miedo de los que instalaron la vía, a que
alguien se dañara en ella, les hizo poner demasiados clavos en los cables de
seguridad. Obligan a cambiar continuamente los mosquetones del zyper. Pero
esto, al fin y al cabo, es de agradecer. La ferrata se puede ascender en
pleno verano. Casi todo el recorrido de ella se encuentra en la sombra.
Material mínimo: Casco, arnés, zyper doble, cuerda de 40 m., ocho, guantes
y cinta expres.
Rafa Montoliu
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Ferrata de Las Damas
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