LA VERDAD SOBRE PAMPLONA Y SUS FIESTAS DE SAN FERMÍN |
THE TRUTH ON PAMPLONA AND ITS FIESTAS DE SAN FERMÍN |
0. GENERALIDADES En Pamplona, como en otras muchas poblaciones españolas, se celebran fiestas con encierros de toros. En el punto 3 explico por qué las de Pamplona son las más conocidas. |
0. GENERALITIES In Pamplona, as in many other Spanish towns, holidays are celebrated with the the running of the bulls. In point number 3 I explain why that of Pamplona is the best-known. |
1. ORIGEN DE LOS ENCIERROS Siglos atrás la gente comía poco y mal. En las poblaciones más pobres sólo se podía comer carne -si había suerte- en las fiestas patronales, una vez al año. Entonces la gente se volvía loca de contento, y los animales que iban a ser sacrificados y comidos eran recibidos por todo el pueblo con el previsible entusiasmo y gamberrismo, acentuado por el alcohol. Los más osados toreaban a las reses. Por consiguiente, las poblaciones que TODAVÍA celebran encierros es porque AÚN pasan hambre, o porque sus antepasados pasaron TANTA hambre que sus actuales descendientes AÚN lo recuerdan. En este último caso, es obvio que dichos descendientes son, por lo menos, indiscretos. |
1. ORIGIN OF THE RUNNING Centuries ago people didn’t have much food or good food. In the poorest towns they could only eat meat -if they were fortunate- at the annual celebrations of saints’ days. At that time people were exuberantly happy, and the animals which were to be sacrificed and eaten were received by the whole town with foreseeable enthusiasm and rowdy high spirits, heightened by alcohol. The most daring teased the bulls. For that reason the towns which STILL celebrate the running of the bulls do so because either they are STILL hungry or because their ancestors were SO hungry that their descendants STILL remember it. In that case it is obvious that said descendants are, at the least, indiscreet. |
2. CARACTERÍSTICAS NORMALES DE LOS ENCIERROS DE TOROS En los encierros los organizadores ya tienen buen cuidado de que TODOS los toros vayan en rebaño. Así los "valientes" que corren en el encierro se creen de veras ser unos prodigios de valor, cuando en realidad a los toros les tienen sin cuidado ...siempre y cuando no les hagan perder contacto con el resto de la manada. En un libro dedicado a los encierros de Pamplona se cuenta que, antes de la masificación actual, un mozo borracho se puso a correr en dirección contraria a la del encierro. Los vecinos le gritaron y algunos se taparon los ojos para no ver cómo al vecino lo hacían pedazos. Pero no: Los toros se separaron para que el borracho pasara entre ellos, y éste no sufrió ni el más leve rasguño. Repito: A los toros les importan un pepino los "valientes" corredores, no los atacan. Solo si pierden o temen perder el contacto con el resto del rebaño, es decir, cuando se asustan, "atacan", o sea que huyen hacia adelante, asustados. |
2. NORMAL CHARACTERISTICS OF THE RUNNING OF THE BULLS As is explained in the video “The Spanish on Trial. Hearing I. Bullfighting (I)", the bull is a gregarious animal. If he is separated from the herd, he gets scared. At the runnings the organizers make sure that ALL the bulls are in a herd. In this way the “brave” people who run with them really believe that they are remarkably brave, when in fact the bulls are not paying any attention to them…as long as they haven’t lost contact with the rest of the herd. In a book on the running of the bulls at Pamplona it says that in the days before the modern massification, a drunken boy started to run toward the bulls instead of away from them. The neighbors shouted at him and some of them covered their eyes so they wouldn’t see their neighbor torn to bits. But no: The bulls did separate among them in order that the drunk boy could pass among them, and thus he escaped without the least injury. I repeat: The bulls don’t care at all about the “valiant” runners, they don’t attack them. Only if they lose or fear losing contact with the rest of the herd, that is, when they get frightened, do they “attack", that is, they run forward in fear. |
3. ORIGEN DEL ATÍPICO ENCIERRO DE PAMPLONA Hemingway, como literato sensacionalista, hinchó el perro y describió aquel pobre espectáculo como un arriesgadísimo ejercicio del que, claro está, tomó parte, resultando herido, por lo que recibió asistencia médica. Obviamente, si mintió en lo primero, también debía mentir en lo segundo. En efecto, un escritor se dedicó a revisar los registros del dispensario donde se atendía a los lesionados, y, claro está, ni rastro de D. Ernesto Hemingway. Pero como hay gente que no entiende qué es la literatura, se lo tomó en serio, y empezaron a venir extranjeros a los encierros, de manera que por los 40-50 ya se podía considerar a Pamplona por S. Fermín como la capital del gamberrismo mundial. Los pamploneses sensatos que podían se marchaban de la ciudad mientras duraba el show. Más tarde, con el espectacular aumento del nivel de vida, mucha más gente, entre ella los estudiantes, podían permitirse viajar hasta Pamplona, hasta alcanzar los actuales niveles de hacinamiento que denuncian los nostálgicos. ¿Para qué?. Para emborracharse, fornicar y quizá correr ante los toros. Pamplona ha pasado de ser la capital mundial del gamberrismo a ser la capital mundial de la beodez. Es indudable que para emborracharse, fornicar y correr ante unos toros que no les hacen el más mínimo caso, no es preciso viajar a Pamplona. A pocos kilómetros de sus casas lo pueden hacer todo, excepto lo de los toros, pero para el caso pueden correr ante una vaca, una cabra o, si se tercia, un caracol; cualquier animal con "cuernos". |
3. ORIGIN OF THE ATYPICAL RUNNING OF THE BULLS AT PAMPLONA The sensationalist writer Ernest Hemingway went to Pamplona based on the recommendation of a woman writer who was also American, and saw what we may see in photographs taken at the time: a dozen boys, dressed normally (without the red kerchief or the white outfit), whose faces, to put it mildly, did not reveal any great intellectual capacity, running not any closer than 10 meters from the bulls. Hemingway, as a sensationalist writer, got carried away and described that pathetic spectacle as an extremely daring exercise in which, of course, he took part, winding up injured, for which he received medical attention. Obviously, if he lied about the first thing, he very likely lied about the second thing. And indeed one writer studied the records of the clinic where the injured were treated, and, of course, there was no trace of Mr. Ernest Hemingway. But as there are people who don’t understand what literature is, they took Hemingway’s account seriously, and thus foreigners started to come for the running, so that by the 40’s and 50’s Pamplona might be considered the world capital of hoodlums on the day of San Fermín. Those inhabitants of Pamplona with any common sense left town during these days. Later, with the spectacular improvement in the standard of living, many more people, among them students, were able to travel to Pamplona, until to reach the present levels of crowding that the nostalgic ones denounce. Why? To get drunk, have sex, and maybe run with the bulls. Pamplona has gone from being the world capital of hoodlumism to being the world capital of drunkenness. It is indisputable that for getting drunk, having sex, and running before some bulls that don’t pay the slightest attention to them, it is not necessary to travel to Pamplona. A few kilometers from their houses they can do it all, except the bull part, but for that they might run before a cow, a goat, or, if an occasion comes to hand, a snail; any animal with “horns”. |
4. CARACTERÍSTICAS ATÍPICAS DE LOS ENCIERROS DE PAMPLONA Las autoridades pamplonesas saben que el principal gancho para atraer turistas son los encierros. Es preciso que los "valientes" corredores se convenzan de que son unos héroes. La consecución de tal fin se complicó desde que empezaron a correr los extranjeros. Ya hemos visto que en el genuino encierro había muy pocos mozos corredores, que corrían a gran distancia de los toros. Pese a esa lejanía los mozos sufrían. Como explica un libro sobre la materia, se veía a los mozos temblorosos, con el rostro desencajado, lívidos, como resultado del lavado de cerebro al que los toreístas sometían a los españoles, haciéndoles creer que los pobres toros son unas terribles fieras. Cuando vinieron los extranjeros, sin tal lavado de cerebro, no solo se acercaban mucho más a los toros, sino que se les veía disfrutar, divertirse. Los indígenas vieron con sorpresa e incredulidad tal comportamiento, y poco a poco los fueron imitando. Tal proximidad complicó el problema de las autoridades, que se vieron obligadas a inventar algunos trucos:
1.º En lugar de dejar correr a los toros solos, como se hace en un
encierro normal, se les hace correr con cabestros AMAESTRADOS PARA QUE
CORRAN A MENOR VELOCIDAD DE LA NORMAL. Así los "valientes" se hacen la
ilusión de que los toros los persiguen, pero que ellos, debido en parte
a su extraordinarias facultades atléticas y en parte a su portentosos
valor e inteligencia, no se dejan coger. Hay dos o tres manadas de bueyes de reserva. Con estos trucos se consigue que los "valientes", cuidados como niños inconscientes, crean que son unos héroes, y vuelvan. |
4. ATYPICAL CHARACTERISTICS OF THE RUNNING AT PAMPLONA The Pamplonan authorities know that the main attraction for tourists is the running. The “valiant” runners have to be convinced that they are heroes. It has become more difficult to convince them of this since foreigners have started to run. We’ve seen that in the genuine running there were very few runners, who kept a long way away from the bulls. In spite of this distance the boys suffered. As a book on the subject explains, one could see the boys trembling, their faces contorted, pale, as a result of the brainwashing to which the “toreístas” forced the Spanish to submit, making them believe that the poor bulls were fearsome savage animals. When the foreigners arrived, without this brainwashing, not only did they get closer to the bulls, but they were seen to enjoy it, to have fun. The natives were surprised and incredulous to see such behavior, and little by little they began imitating them. Such proximity complicated the problem for the authorities, who were obliged to come up with some tricks:
1st. Instead of letting the bulls run alone, as is done in a normal running, they make them run with steers TRAINED TO RUN SLOWER THAN NORMAL. In this way the “valiant” men can imagine that the bulls are chasing them, but that they, owing in part to their extraordinary athletic gifts and in part to their extraordinary courage and intelligence, do not get gored. There are two or three herds of steers in reserve. With these tricks the “valiant”, coddled like careless children, are able to believe that they are heroes, and thus they return. |
5. CONCLUSIÓN Lo único positivo de los encierros de Pamplona es la creación de un subgénero literario que podríamos denominar "Consejos a los Corredores", en el que los "veteranos", provistos del aura de los héroes, describen el "horroroso" peligro que comporta el correr, cómo se corre, cómo se debe correr, qué calzado usar, si se debe ir en ayunas o desayunado, y otras amenidades, que al lector que conozca la realidad le provocan una sucesión de carcajadas. Este subgénero de la literatura humorística es lo mejor de los encierrros de San Fermín en Pamplona. Salvador Raich |
5. CONCLUSION Once more it is demonstrated that the poor toreístas of good faith are so incredibly stupid that, as in the case of those runners who have been participating in the runnings of Pamplona for forty years, not even after forty years of seeing the spectacle of the bulls truly realize what they are seeing. The only positive thing about the runnings of Pamplona is the creation of a literary subgenre that we could call “Advice to the Runners", in which the “veterans", with the aura of heroes projected onto them, describe the “horrible” danger that running incurs, how to run, how one should run, what kind of shoes to wear, whether or not one should eat breakfast before to go, and other amenities, which will make the reader acquainted with the reality of it burst out laughing. This subgenre of humorous literature is the best thing about the running of the bulls for San Fermín in Pamplona. Salvador Raich |
Los más curioso del caso es que muchos antitoreístas caen en la trampa y se autodenominan "antitaurinos", como si tuviesen algo en contra de los pobres animalitos.
Para clarificar el tema basta ver lo que dice la Real Academia Española, edición de 1970 (que es la que tengo), sobre el caso:
"taurino: Perteneciente o relativo al toro", y sigue con lo que luego veremos. Ergo, decir "taurino" es decir "perteneciente o relativo al toro", lo que en nada se refiere al toreo, ni mucho menos significa que está algo o alguien "taurino" a favor o en contra del toreo.
Desde siempre, la definición de la R.A.E. del término "taurino" ha sido la que he apuntado más arriba. Pero un mal día debían de entrar en la Academia algunos toreístas, y -como era de temer- la pifiaron, y añadieron "o a las corridas de toros". Es como si "infantil", que supongo la R.A.E. definirá como "perteneciente o relativo a los niños", lo usasen para referirse a "infanticidio", o sea "matanza de niños" y dejaran la definición en "infantil: Perteneciente o relativo a los niños o a la matanza de niños.". Si a uno le gustan los niños, ama a los niños, se declarará "pro infantil"; y si le gusta matarlos, no debería declararse "pro infantil", sino "anti infantil". Meter en un mismo saco a los toros y a los antitoros como son las corridas de toros, en las que se los tortura y asesina, es un disparate.
El toricidio se perpetró a finales del siglo pasado o a principios del presente. En un diccionario de la R.A.E. de finales del siglo pasado había la definición de siempre, la auténtica, y en otro, de principios del siglo actual, ya estaba hecho el disparate. Si algún residente en Madrid o visitante fuese a la R.A.E., podría ver la colección completa de los diccionarios de aquellos tiempos y saber con qué fecha se consumó la fechoría. También lo podría ver, probablemente, en otra Biblioteca bien surtida.
Pero hay más: Cuando alguien dice "taurino" según la definición catastrófica, sigue sin pronunciarse ni en favor ni en contra del toro ni del toreo. Está diciendo "perteneciente a relativo al toro o a las corridas de toros". Para posicionarse debería elegir una de las dos opciones y anteponer un prefijo: "pro" o "anti". Mejor se puede prescindir del "pro" que del "anti", aunque hablando con rigor no se debería prescindir de ninguno. Si no elige una de las dos opciones, el significado auténtico, el original, prevalece sobre el antitético, el de la coletilla. Ergo, YO soy el "taurino", y los toreístas, los "antitaurinos". Para evitar tener que explicar "Yo soy taurino pro significado auténtico, histórico, de la palabra." o "Yo soy taurino pro coletilla toricida de la palabra.", digamos, en el primer caso, "Yo soy antitoreísta." y en el segundo "Yo soy toreísta."
Además. hay que darse cuenta de que "taurino" según la coletilla se aplica sólo a las corridas de toros. No a las novilladas, a los festivales, al rejoneo, etc..
Sigamos:
"taurófilo. Que tiene afición a las corridas de toros.". Tengo entendido que los "inmortales" que
aprobaron esta definición fueron llevados a urgencias de una clínica psiquiátrica cercana para ser
atendidos convenientemente.¿A quién se le ocurre ese disparate?. "Tauro" = "toro", "filo"= "amigo".
Un taurófilo es todo lo contrario de lo que dice la R.A.E.. Ésta define como "taurófilo" a un
antitaurófilo, que se burla del toro mientras lo tortura y al final lo asesina, si no él, porque no se
atreve, sí el torero por delegación. Es un antitaurófilo el que tiene afición a las corridas. Y obsérvese
otra vez que el "taurófilo" secundum R.A.E. es únicamente el que tiene afición a las corridas, no a
las novilladas, etc.
Todo este galimatías se remedia partiendo del término "toreo" y generando su adjetivo con la común terminación "ista", como de "toro" se genera "torista" y de "torero", "torerista"; es decir "toreísta"
En resumen, mientras no tenga yo tiempo de asesorar a esos muchachos "inmortales" y llevarlos por el buen camino, para evitar el caos debemos emplear "toreísta" y "antitoreísta".
© Salvador Raich Ullán 1997
En lo que sí están de acuerdo unos y otros estudiosos es en clasificar a los toreístas en cuatro grupos, o para hablar con más precisión, encastes.
Encaste 1: Los profesionales. Sus individuos ganan dinero, a veces mucho, con el toreo, o, por lo menos, intentan ganarlo. Conocen los trucos del toreo, y se ríen disimuladamente de los individuos de los otros tres encastes, a los que consideran unos "primos" o infelices. Su característica principal es la ancestral picaresca: Son felices cuando consiguen engañar a alguien, toreísta o toro. Son hábiles en escenificar el toreo: Que si "la oración del torero", que si "el valor del torero", que si "la danza de la muerte", que si "me juego la vida", que si "el arte", que si "el honor", etc.. Y para los que flaquean, que si "el toro no sufre", que si "el gran respeto por el toro", que si "el honor del toro", que si "la lucha de igual a igual", y demás monsergas. No son inteligentes pero sí pillos o pícaros, y siempre son crueles, ya que les importa un pimiento torturar a un animal para ganar dinero.
Encaste 2: Los espectadores normales. Constituyen la inmensa mayoría de los toreístas. Son explotados por los individuos del encaste 1, que les hacen pagar para que puedan ver torear. Son de un nivel intelectual ínfimo y de una insensibilidad inhumana, lo que da argumentos a los estudiosos que opinan que el toreísta no es de la misma especie que el "homo sapiens sapiens". Son broncos y violentos, y comparten con los del encaste 1 su afición a tratar de engañar a otros toreístas, o a humanos o a toros.
Encaste 3: Los cándidos. Tienen una sensibilidad que se aproxima a la humana, pero son tan pueriles que se creen todo eso del "arte", el "valor", "el toro no sufre" y demás patrañas de los individuos del encaste 1. Por consiguiente, toleran el toreo y algunos individuos del encaste son tan infantiles que hasta llegan a practicarlo.
Encaste 4: Los ilusos y los rutinarios. Está próximos a los humanos en cuanto a inteligencia y sensibilidad, pero no tienen espíritu crítico o no lo ejercitan.
Los ilusos forman parte del encaste por sugestión literaria o, en menor medida, cinematográfica, ya que son tan cándidos como los del encaste 3, si bien más inteligentes,
Los rutinarios son toreístas por tradición familiar, por el ambiente, por la costumbre, etc..
Lo único que les falta a unos y otros para alcanzar el grado de
"humanos" es conocer el célebre pareado de Bartrina:
La especie o subespecie de los toreístas está en trance de extinción. Solo en siete países tienen ocasión de sobrevivir más o menos libremente. En el resto del mundo es posible encontrar algún ejemplar aislado, generalmente de los encastes 3 ó 4, que subsiste escondiendo su condición para no ser rechazado por los homo sapiens sapiens de su entorno.
Al contrario que otras especies o subespecies animales, ningún ecologista, protector de animales o interesado en la biodiversidad siente el menor impulso de conservar tal especie o subespecie; al contrario: todos están deseando que acabe de extinguirse.
© Copyright Salvador Raich Ullán 1998