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El Ciudadano & la región 12 / MUNDO
Miércoles 11 de agosto de 1999
NOCHE DE DÍA
Observadores en Cornualles, Gran Bretaña. El mal tiempo es un enemigo al que temen tanto los científicos como los turistas que quieren disfrutar del espectáculo AP
Un eclipse total de Sol despide al siglo entre fiestas y temores
RUBÉN ALEJANDRO FRAGA Y JOSÉ DALONSO El último eclipse total de Sol del siglo, durante el que la sombra de la Luna recorrerá una franja de unos 14.000 kilómetros de largo y 112 de ancho desde la costa este de los Estados Unidos hasta la India –entre las 5.26 y las 10.40 hora de la Argentina–, generó expectativas de todo tipo, entre ellas las de algunas sectas que lo consideran como una señal del “fin del mundo”. El fenómeno, que se ve hoy en fases parcial y total en el noreste de América del norte, Groenlandia, regiones árticas, Islandia, Europa, norte de África y parte de Asia, no podrá ser apreciado, sin embargo, por los argentinos, que deberán esperar “entre 15 y 20 años” para observar un eclipse similar. El astrónomo Claudio Carlos Mallamaci, del Observatorio Astronómico Félix Aguilar de la ciudad de San Juan –reconocido como uno de los máximos estudiosos argentinos sobre el tema– señaló a El Ciudadano que el punto máximo del eclipse será de “dos minutos y veintitrés segundos” y se verá “a las 8.03 hora argentina –11.03 hora de Green wich– a su paso por la aldea rumana de Rimnicu Vilcea –150 kilómetros al oeste de Bucarest
. El especialista explicó que la fase total del fenómeno sólo se verá a lo largo de una franja de 112 kilómetros de ancho que comenzará en el océano Atlántico frente a las costas de Canadá, cruzará el Atlántico y pasará por Inglaterra, Francia, Alemania, Austria, Hungría, Yugoslavia, Rumania, el mar Negro, Turquía, Siria, Irak, Pakistán y la India, donde finalizará en el golfo de Bengala. El cono de sombra, generado por la Luna a su paso entre el Sol y la Tierra, se desplazará a una velocidad de 2.500 kilómetros por hora, dos veces la velocidad del sonido.
En tanto, travesías turísticas como trenes recorriendo distintas ciudades, un viaje en el avión Concorde persiguiendo la sombra de la Luna, o reuniones masivas de religiosos, astrónomos, adivinos y astrólogos, son algunos de los preparativos con los que europeos y asiáticos esperan el fenómeno que dejará en penumbras en plena mañana a distintos puntos del planeta. Con una mezcla de curiosidad, superstición y ambiente de fiesta, Europa se prepara para contemplar el eclipse, que hará de pronto visibles las estrellas y los planetas, mientras sobre la Tierra soplará una brisa fría y caerá la temperatura en unos cuatro grados. Muy probablemente, los animales, desorientados mostrarán un comportamiento anormal. Los fabricantes de anteojos especiales han hecho ya ventas “astronómicas”, mientras millones de personas aguardan informes meteorológicos favorables para observar el fenómeno, desde Cornualles en Inglaterra, hasta la India, donde el Sol se pondrá sobre el mar convertido en una bola negra. Entre los observadores estará el papa Juan Pablo II, quien podrá contemplar el fenómeno desde un helicóptero cuando se traslade desde el Vaticano a su residencia veraniega de Castelgandolfo. En Inglaterra, la tensión au menta y los rezos de los druidas –sacerdotes de una religión más antigua que el cristianismo que ya se practicaba entre los celtas de la Galia, Bretaña e Irlanda– se intensifican, mientras las nubes de tormenta amenazan con estropear el espectáculo. En Francia se agotaron los pasajes para subir al Concorde y volar tras la sombra de la Luna a la velocidad del sonido para poder prolongar así la observación del eclipse durante unos 15 ó 20 minutos. Para Rumania, el eclipse se ha convertido en fiesta popular. En puestos callejeros venden máscaras de Drácula y en la aldea transilvana de Cluj se preparan peleas de perros, con apuestas, en la creencia de que se vuelven más agresivos con el eclipse. Mientras, en Bucarest el tenor italiano Luciano Pavarotti dará un concierto al aire libre.
Pasajeros de un Concorde volarán tras la sombra unos veinte minutos

El modisto Paco Rabanne anunció que la Mir caerá sobre la torre Eiffel

En la India, el ocultamiento de Surya, el dios del Sol, es un signo infausto tras el cual se precisa una purificación: la gente debe tomar un baño en una laguna sagrada tras el eclipse. Por ello se espera a un millón de peregrinos en la norteña laguna de Kurukshetra. Pero habrá tres privilegiados: los cosmonautas a bordo de la estación espacial rusa Mir podrán observar dos veces el suceso. La central de vuelos de Moscú informó ayer que los cosmonautas rusos Viktor Afanasyev y Sergei Avdeyev y el francés Jean Pierre Haignere presenciarán dos veces el fenómeno por la velocidad con que giran en torno a la Tierra. Eso, mientras no se cumplan los vaticinios del modisto Paco Rabanne que dijo que con el eclipse la Mir caerá a plomo sobre la torre Eiffel, en pleno París. Ajenos a tanta expectativa, los argentinos deberán tener paciencia para poder protagonizar una experiencia similar. Claudio Mallamaci expresó que, si bien fenómenos de ese tipo ocurren aproximadamente cada seis meses, los argentinos deberán esperar hasta el 22 de setiembre del 2006 para poder ver un eclipse anular o parcial y hasta el 2 de julio del 2019 para uno total.