Carmen Extraterrestre (pero Cristiana y "Desente")


Como ya nadie cree en príncipes azules y princesas encantadas, pongámonos al día empezando el relato con: érase una vez un Objeto Volante No Identificado que aterrizó en una aldea extremeña, donde Carmen Sebolla contaba ovejitas para combatir no se sabe bien si el insomnio o el autismo.

La capitana de la Nave Nodriza era una tal Carmina Ordeña, una especie de pija extraterrestre que al ver a nuestra Carmen con tanta oveja, posiblemente la confundió con un ser zoofílico, y acto seguido la abdujo.

-¿Eres un ser celestial? -preguntó Carmen -¿De dónde vienes? ¿A dónde vas?

-Vengo del Planeta Exclusiva Rosa y voy divinamente divina a enseñar la vagina a las ovejas y a las gallinas, vamos, para nada, o sea, que voy a Zahara de los Atunes, procedente de la Cuesta de las Perdices y no pienso pasar por la zona plebeya: el Meridiano de los Potajes; o la zona indigente: El Callejón de la Casquería. ¿Tú no serás de La Tarrina de los Percebes?

-No -respondió Carmen- Yo padezco claustrofurcia y tengo un cólico nefertítico, aparte de ser cacainómana. ¡Ea! que estoy enganchada a la caca cultural.

-No te preocupes -replicó Carmina- . Eso lo arreglamos nosotros en un plis-plas con una abducción. "Tarántula manca, murciélago indigente, transforma a la Carmen en culta e inteligente". Sigue tu camino, Carmen, que ya puedes debatir como tertuliana con Antonio Gala o con el octoplasma de Jean Paul Sartre.

-Pues muchas gracias, extraterrestre; ahora mismo voy a organizar un simposium sobre Lorca, ese Federico en un Nueva York que vomita torres gemelas, devoradas un día por cobras silbantes, trepando como lianas ante el rey de Harlem que arranca los ojos de los cocodrilos y torea a las golondrinas que abrevan en la sangre de un corazón en forma de zapato. No, no es que haya fumado cinco porros , Paquita Borrico, es que esto es surrealismo. Un día haces un panegírico del Apocalipsis, otro te sientes la Infanta Naranja de Borbón y le sueltas a tu marido en plan feminista carpetovetónica: "tu miembro viril parece un teléfono móvil... cada día es más pequeño". Otro día detestas la pobreza intelectiva de tu cefalopoidal y espongiforme cerebelo. Y otro día me envilezco y prefiero tener relaciones contra-natura con un chino cochino antes que con un chino decente. Y dentro de mi insumisión al orden sexual, en el que los hombres prometen hasta que la meten, y una vez la han metido olvídate de lo prometido, hay que potenciar el onanismo, llegar al contorsionismo para alcanzar un orgasmo titulado "cantando bajo la lluvia dorada" o "habla, chucho, que no te escucho".


Rampova Rodrigo Rata (Gescartera)
Noviembre 2001