Abrázame  por Palito-san.

 

Este fanfic de Magic Knigth Rayearth es sin fines de lucro y los personajes que aparecen en este texto pertenecen a sus respectivos autores. En este fanfic la Princesa Esmeralda esta viva.

 

Capítulo I

 

- ¿Por qué me trajiste hasta aquí, Clef?- preguntó Umi entornando sus ojos azulinos y mirando el lugar alrededor.

Nunca antes había estado en la habitación de Guru Clef  y en realidad se encontraba algo incómoda en la oscuridad de ese recinto. Todo parecía estar cubierto de un oscuro azabache y apenas se vislumbraba una cama  que escasamente era alumbrada por una pequeña vela sostenida en aire.

El mago de pronto apareció entre las tinieblas del lugar  fijando sus ojos como espejos en la chica que aún se sentía algo consternada. El se veía particularmente distinto. Sin duda su altura había aumentado en estos últimos cuatro años y su vestimenta ya no era de un blanco albino si no como todo próximo, de un negro majestuoso.

Se acercó lentamente hacia Umi y con suave ternura extendió su mano hasta acariciar la pálida mejilla de la muchacha. Esta puso su mano sobre la de el y la apartó con delicadeza de su cara.

- Dime ¿Qué pasa?- preguntó de nuevo sin quitar su mirada de la cara de su amante.

El rostro de Guru Clef se veía mortalmente serio pero algo destellante de agria melancolía.

- Todo, Umi. Todo se encuentra mal. Conoces las reglas de Céfiro, yo no..- hizo una pausa. Pequeñas lágrimas rodaban por la cara de la muchacha.

- Lo sé. Clef, se que lo nuestro es totalmente prohibido que tu corazón, mente y alma no pueden apartarse del solo bienestar del planeta, pero yo te..

Un beso interrumpió las palabras. Cálidamente Guru Clef acaricio su cabello celeste y susurrándole al oído dijo:

- Te amo más que a todo este mundo y tu muy bien lo sabes, pero no puedo arriesgarte. Tu sabes muy bien cual sería nuestro castigo. No me importa morir pero mi corazón no tendría consuelo si algo te sucede.

Umi se aferró firmemente de su amado. No podía evitar llorar. Clef, la persona que mas amaba en el mundo podría morir si se descubre este secreto. La guerrera mágica tómo su mano y la observó. En ella ya no se encontraba ese poderoso anillo que llevaba con el ahora residía en la mano de Umi desde ese día en el Bosque del Silencio.

FLASH BACK

Llovía tormentosamente y Umi estaba empapada hasta los huesos. Llevaba horas buscando a Nikona entre el espeso bosque. De repente Guru Clef apareció y severo la miró de arriba hacia abajo. Umi ya esperaba el sermón que le iba a dar pero no iba a dejar que otra vez la regañara.

- Estaba buscando a Nikona por si lo preguntas, Guru Clef.- inquirió algo molesta- ¡No se a donde se ha metido esa bola de pelos!

Guru Clef suspiró resignado.

- A veces puedes ser tan terca, Umi. Ven, antes de que agarres una pulmonía.

La chica dudó. Era demasiado orgullosa pero el frío hizo que se apresurara al lado del hechicero. Este con su larga capa la cubrió y la rodeó con una de sus manos provocando que la muchacha se sonrojara levemente. Continuaron caminando y Umi pudo darse cuenta de que a ellos dos no los tocaba la lluvia como si tuvieran un enorme paraguas invisible entonces después de algo de silencio se atrevió a hablar:

- Gracias...- pronunció tímida.

Guru Clef se paró en seco. Algo de rubor cubría sus mejillas. Sonrío y de su mano derecha extrajo su anillo y tomando la mano de la chica lo depositó dentro de esta y con afecto dijo: - Ahora es tuyo. Umi no sabía que decir. Realmente parecía estar en un maravilloso sueño y solo atinó a decir: - ¿ Porque? El mago la miró a los ojos por unos instantes y Umi sin darse cuenta se acercó a el y selló la conversación con un dulce beso.

FIN FLASH BACK

 Los dos seguían fuertemente abrazados como si nunca quisieran dejar de sentirse el uno del otro, ni en un millón de años, infinitamente.

- Entonces ¿qué propones hacer?- musitó Umi secándose las lágrimas con el dorso de su mano.

- No puedo dejar de verte, eso jamás. Pero debemos tener cautela. No quiero que nadie sospeche. No permitiré que nadie te haga daño, Umi. Eso nunca.

Juntos se sentaron en el lecho del aposento y como un lamento Umi dijo:- Abrázame, como si muriera.

Fin del Capitulo I