"ANSIEDAD"

Era apenas media noche según el reloj, la ocupante del cuarto no había podido pegar un ojo en toda la noche pensando en él, la incomodaba de sobremanera saberse tan lejos de la persona que amaba, el solo imaginar que otra le robara el corazón en su ausencia le ponía los nervios de punta, aun así se decía una y otra vez que todo estaba bien, que nadie podría quedarse con el corazón del príncipe, de "su príncipe".

Un par de esmeraldas veían aquel cuarto con melancolía fijándose en la ventana de la alcoba con impaciencia, necesitaba ver el amanecer para sentirse segura de los brazos de la noche y empezar otro día de escuela en que estaría ocupada buena parte de su tiempo, cosa que le impediría pensar aun más en él y la dejaría ignorar todos esos sentimientos que conmocionaban su joven corazón de solo pensar que la distancia que los separaba era enorme.

Con un suave movimiento de su cabeza comenzaron a bailotear aquellos cabellos rubios por un par de segundos mientras Anaís se levantaba de su cama y avanzaba hacia la ventana de su cuarto; se sentía sofocada en su alcoba y tenía una inmensa necesidad por aspirar y sentir en todo su cuerpo el aire fresco que sin duda abundaba fuera de su ventana la cual abrió por completo, no podía evitarlo, quería verlo y escuchar su voz, sentir su presencia y detectar su aroma tan característico en el viento de Céfiro; no había duda, Anaís deseaba sentirse entre los brazos de Paris de nuevo, sentir sus besos y ver aquellos ojos color miel para saber que todo estaría bien y que su mundo no se destruiría de un momento a otro, que el piso no sucumbiría ante sus pies.

Sonreír siempre había sido fácil para Anaís, lo era más que ahora que no lo hacía tan ampliamente y sus ojos se notaban aun más tristes que lo acostumbrado, solo se le notaba un ligero brillo cuando estaba con Lucy y Marina con quienes compartía recuerdos y podía desahogar todo aquello que sentía, sin duda alguna Paris le había robado el corazón casi a primera vista, y fue "casi" porque al principio no pudo evitar desconfianza hacia él, tan diferente a ella en muchos aspectos.

"Yo no soporto más esta situación, quizás podamos hacer algo para regresar allá entre las 3, pero de forma definitiva", pensaba la chica rubia mientras veía las estrellas que brillaban en la noche provocando que una pequeña sonrisa de niña traviesa surcara su rostro, parecía descabellado pero quizás no lo era tanto en realidad, después de todo, su pecho estaba vacío ahora y no podría ofrecer nada a nadie más que no fuera el príncipe de Céfiro.

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Un cuarto oscuro simplemente iluminado por la luz de las estrellas parecía el lugar perfecto para pensar en los tormentos de la angustia y la ansiedad que provocaba la ausencia de una chica rubia y de ojos verdes, con modales refinados y una suave risa que cautivaba a cualquiera en la opinión del joven de cabellos verdes, triste noche que descubría serio al príncipe que parecía feliz por su reino que día a día prosperaba sin la ayuda de un sistema cruel que pedía a gritos la esclavitud de una vida humana.

La más pura nostalgia se leía en los ojos de Paris, y un deseo incontrolable de ir a su mundo a buscarla le carcomía por dentro, no sabía como haría para llegar a Mundo Místico y encontrar a la dueña de sus sueños y de su corazón pero tarde o temprano encontraría la manera de mantenerla a su lado, lo más cerca posible para que nunca más se volviera a ir y lo torturara su ausencia; era insoportable para él pensar que todas sus ilusiones se hubieran esfumado a la par que su bella Anaís regresaba a un mundo demasiado retirado de Céfiro y el solo pensar que no la volvería a ver nunca lo destruía por dentro y le quitaba fuerzas hasta que la esperanza de que la vería de nuevo lo salvaba de caer en la locura, nadie impediría que estuvieran juntos a menos que ella lo deseara así y entonces, con toda la desdicha que era posible sentir renunciaría a ella, solo así podría darle un adiós definitivo a la guerrera del viento.

De pronto un recuerdo llegó a su mente, una luz que le dejaba creer que una vez que Anaís regresara no se iría nunca más de su lado, una especie de promesa que les hiciera su mejor amigo solo unos pocos días antes de partir para olvidar . . .

**** FLASHBACK ****

Ascot había pedido a Guru Clef que reuniera a Lantis y al príncipe en la sala del trono para hacerles un anuncio que seguramente les iluminaría el día y el resto de sus vidas, un anuncio extraño que tal vez nunca se tomarían la molestia por averiguar su verdadero proceder.

Ascot. – Bueno amigos, creo que deben saber que las chicas volverán pronto.

Clef. – ¿Qué cosa Ascot?

Lantis. – ¿Las chicas? No querrás decir que . . .

Ascot. – Exacto Lantis; Lucy, Marina y Anaís van a regresar muy pronto a Céfiro, de ustedes depende cuanto tiempo permanezcan ellas en

Céfiro.

Paris se quedó mudo de la impresión, no podía creer lo que acababa de escuchar por parte de su mejor amigo, Anaís regresaría muy pronto, era tanta la felicidad que no cabía dentro de si y a pesar de todo optó por mantener la compostura.

Paris. – Así que, después de todo, pronto la tendré cerca

Lantis. – ¿Dijiste algo Paris?

Paris. – No, nada, solo pensaba en voz alta.

Ascot. – Bueno, ahora que lo saben, debo irme.

Clef. – ¿Irte?

Paris. – No lo entiendo Ascot, ¿porqué te vas a ir amigo? ¿a dónde?

Ascot. – Paris, lo siento pero debo marcharme lo antes posible, visitaré nuestros planetas vecinos.

Lantis. – Piensas escapar por lo que veo.

Ascot. – No escapo de nada Lantis, es solo que . . .

Clef. – Te entiendo Ascot, espero sinceramente que encuentres lo que vas a buscar y regreses algún día.

Ascot. – Haré lo que pueda Guru Clef, gracias por entenderme.

Paris. – Pero yo no entiendo porque debes irte Ascot, ¿qué ocurre?

Ascot. – Paris, seguiremos siendo amigos a pesar de mi partida así que solo preocúpate por Anaís, ¿de acuerdo?

Paris lo pensó un poco antes de estrechar la mano de su mejor amigo a quien veía a los ojos por unos instantes, le deprimía saber que Ascot se iría pronto pero la alegría que le inundaba porque su querida Anaís regresara era más grande y algo en su interior le decía que era mejor así.

Paris. – De acuerdo Ascot, espero que vuelvas muy pronto.

Al día siguiente Ascot se fue para no regresar en mucho tiempo a Céfiro.

**** FIN DEL FLASHBACK ****

"Ojalá no te hubieras ido Ascot, sería menos mi ansiedad por verla de tenerte aquí para charlar un rato", pensaba el príncipe mientras observaba los 3 planetas vecinos desde la ventana de su habitación. Finalmente el sueño venció a Paris quien optó por acostarse y descansar un rato entre sus sábanas.

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El cansancio terminó por vencer a la chica rubia de ojos verdes que decidió dar un último vistazo al cielo nocturno, no podía evitarlo, le gustaba pensar que tal vez, solo por unos segundos, pudiera ver Céfiro reflejado en las estrellas y por tanto a su amado Paris; cerró su ventana con suavidad pues en el silencio en que dormía la casa hasta el más mínimo ruido se amplificaba de manera que trató de tener cuidado, dio media vuelta y se dirigió a su cama, colocó sus lentes en la mesita de noche que se encontraba justo a un lado, apoyó su cabeza en la almohada y cerró sus ojos para así descansar para tener fuerzas de enfrentarse al nuevo día y a su mundo carente de aquel joven de ojos miel y cabellos verdes.

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El cielo parecía ser todo lo que se podía ver, llenaba el paisaje de una manera espectacular, era difícil saber en donde se encontraba uno pues a pesar de la luz de las estrellas la oscuridad reinaba por completo, era extraño como no se podía tener una noción de donde era arriba y donde era abajo pues parecía que el cielo se reflejase en un enorme espejo, las ropas ligeras que llevaba encima le daban curiosidad, nunca antes había visto algo semejante a esas ropas blancas y ligeras que portaba, vio a todos lados tratando de deducir en que lugar se encontraba ahora pero no podía ver nada familiar en aquel extraño paisaje, de pronto vio algo que no había visto hacía solo unos momentos, otra persona se encontraba en aquel lugar no muy lejos de su ubicación, llevaba lo que parecía ser un vestido blanco del mismo material que la ropa que llevaba, se acercó rápidamente a la persona y cuando estuvo suficientemente cerca como para que esta la escuchara comenzó a hablar.

Paris. – Disculpe, ¿podría decirme que lugar es este?

La joven volteo dejando a Paris congelado en un minuto, aquellas facciones blancas y amables, ese cabello dorado que tanto le deleitaba, los mismos ojos verdes que ahora lo veían con interrogancia, no cabía ni la menor duda de que era ella en persona.

Paris. – ¿Anaís?

Anaís. - ¿Paris? ¿dónde estamos?

Paris. – No lo sé, no puedo recordar nada excepto este lugar.

Anaís. – Tampoco yo puedo recordar nada.

El silencio se apoderó nuevamente de aquel lugar tan extraño, ambos se veían a los ojos sin poder creer que estaban el uno frente al otro, ¿qué había sucedido?

Paris. – Anaís, yo . . . te extrañé demasiado.

Anaís. – También yo te extrañé Paris.

Ella se arrojó a sus brazos con una inmensa sonrisa que no se le había visto en mucho tiempo, el chico de los ojos color miel solo atinó a abrazarla y a recargar su barbilla en la cabeza de su amada, luego, con un pequeño ademán tomó el rostro de Anaís y la condujo hasta sus labios para poder besarla como había ansiado en mucho tiempo, ella le correspondió aquel beso mientras colocaba una de sus manos detrás de la cabeza de su amado, no querían separarse nunca más, no les importaba como era que habían llegado hasta ese extraño lugar, lo único que les importaba era estar juntos.

Paris. – Te amo Anaís.

Anaís. – Yo también te amo Paris.

Paris. – No quiero que te vayas de nuevo.

Anaís. – Siempre estaremos juntos.

Un nuevo beso provocó que todo quedara en silencio, Anaís se refugió entre los brazos de Paris quien la sujetaba con fuerza para no dejarla escapar, no cabía en si de felicidad, podía sentirla y su perfume lo embriagaba, no necesitaban de palabras para decirse todo lo que se tenían que decir pues ambos se sentían dichosos de estar juntos una vez más.

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El reloj despertador sonó con insistencia, las 6 de la mañana, "Todo fue un sueño" decía la Anaís con desilusión al encontrarse de nuevo en su cuarto, un nuevo día la esperaba en la escuela, definitivamente hablaría con las chicas en cuanto le fuera posible y también con sus padres, no podía quedarse así, no podía simplemente pensar que todo había terminado.

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Alguien movía su brazo con insistencia, una voz lo llamaba a levantarse para iniciar el día, Paris recordó todo de golpe y el shock. Que sintió lo hizo despertarse del todo, "¿No me digan que todo fue un sueño?", Lantis empezó a ver a su amigo con insistencia, al parecer no había comprendido lo que el príncipe intentaba decir y en realidad parecía no importarle, solo le recordó que fuera a desayunar porque les esperaba un día difícil dejándolo solo en su habitación. Un simple sueño, en verdad que no podía esperar a que su querida Anaís regresara a sus brazos para hacer realidad aquel sueño; "Siempre estaremos juntos" se dijo a sí mismo recordando lo que "su chica" le había dicho en aquel suño, lo repitió como si de un juramento se tratara, tomo aire y se levantó para empezar un nuevo día.

 

 

Notas de la autora:

Pues bien, ¿qué les ha parecido este nuevo fic?, espero que les haya gustado, por un momento había decidido dejar descansar a los personajes de MKR pero cierta personita me convenció ayer de escribir más de esta genial serie ^^ ¡ASÍ ES! Eternal, si estás leyendo esto déjame decirte que es TU CULPA así que te lo dedico a ti amiga ^_~. Y ya saben, quejas, asesinos a sueldo, virus por computadora, chocolates envenenados a ver si ya dejo de escribir o cosas por el estilo pueden enviárselos a mi amiga Eternal por ser la responsable de que escribiera este fic, si por el contrario son comentarios, criticas constructivas, felicitaciones o bishonens perdidos pueden enviármelos a pesadilla_13@excite.es y con gusto les responderé ^o^

SARABA