Duerme Secreto

 

* * *

 

Capítulo 13

El Otro Amanecer

 

"Ayer soñé contigo...No recuerdo

muy bien de qué iba el sueño, aunque

me estabas sonriendo, como siempre.

Ojalá también salgas en el sueño

de hoy..."

 

 

 

 

-Es ella...

 

Una jovencita de largo cabello azul se acababa de detener delante de una floristería. Llevaba el uniforme del Colegio Clamp y un maletín de piel marrón en la mano izquierda.

 

-Sí, es ella.

 

Los dos jóvenes que la observaban se detuvieron a pocos pasos de la chica de cabello azul, que se había agachado para oler unas rosas blancas. Uno de los dos jóvenes cogió una de las rosas y se la ofreció.

 

-Es un regalo - dijo.

 

La muchacha de pelo azul y grandes ojos color mar contempló con atención a aquella chica que le ofrecía la rosa. Quizás tuviese su edad, puede que un año menos. Era bonita, tenía la piel blanca, el cabello largo y liso brillante y negro y los ojos muy profundos, de color violeta, como las amatistas... Su sonrisa le infringió confianza, así que cogió la rosa que le ofrecía.

 

-Gracias...

 

-Son tus flores favoritas ¿verdad, Umi? - la chica entrelazó su brazo al del chico que había a su lado y que acababa de pagar la rosa que ella le había dado.

 

-¿Cómo sabes mi nombre? - le preguntó sorprendida la joven de pelo azulado.

 

Pero ella sonrió sin responder.

 

-¿Cómo te llamas? - preguntó entonces Umi.

 

Al principio pensó que quizás fueran compañeras de clase; sin embargo, ninguno de aquellos dos misteriosos personajes llevaba uniforme de estudiante, vestían de calle, los dos con pantalones tejanos... Además, el chico daba la impresión de ser más mayor que ella. ¿Serían novios?

 

La chica de los ojos de amatista miró a su compañero antes de contestar a su pregunta, parecía que fuera a pedirle permiso para responder. Entonces él, un joven guapo, alto, de ojos color cielo y cabello liláceo, le ofreció una sonrisa.

 

-Me llamo Ceres - dijo la joven y seguidamente le tendió la mano.

 

Umi la estrechó y la llamada Ceres y su compañero se despidieron de ella. La joven Umi les observó alejarse preguntándose quiénes serían. Sintió deseos de seguirlos y averiguarlo; no obstante, dio media vuelta y continuó su camino. Si se daba prisa, hoy no llegaría tarde a clase... Y quería explicarles a sus amigas Hikaru y Fuu aquel extraño encuentro.

 

En ese preciso instante, la misteriosa pareja se detuvo y echaron una última mirada a la joven de sedoso cabello azul, que corría calle arriba.

 

-Los ojos le brillaban - comentó Ceres -. Pero me gustaría que nos recordase...

 

-Sabes que eso ya no podrá ser nunca - dijo Elar cogiéndola de la mano.

 

-Lo sé, pero no puedo evitar echarla de menos...

 

-Yo tampoco - Elar depositó un suave beso en su mejilla -. Pero podemos volver a verla cuando queramos.

 

Justo en ese momento un hombre joven que se parecía mucho a Elar se cruzó con ellos. Tenía una expresión seria y también inteligente en su cara, ni siquiera deparó en ellos, parecía bastante ocupado. Llevaba varios libros de Biología y Química bajo el brazo...

 

-¿Crees que ella y Kleff se encontrarán algún día y volverán a enamorarse? - preguntó Ceres cuando reanudaron el camino.

 

-Puede que sí y puede que no...

 

-Ojalá me respondieras más claramente - bufó Ceres.

 

-Nunca se sabe las vueltas que llegas a dar en tu propia vida.

 

-Ajá... Así que sí puede ser que vuelvan a enamorarse y puede que no... O puede que aparezca un nuevo hombre en la vida de Umi... O puede que decidan regresar a Zafiro y ella se reencuentre con Ascot y...

 

No pudo continuar porque Elar la interrumpió sellando sus labios con un profundo beso y continuaron su paseo por las calles de Tokyo.

 

Cerca de ellos, al otro lado de la calle, un hombre y una mujer acababan de tropezar...

 

-Pero ¿es que no mira por dónde va? - le gritó la mujer ordenado los papeles que se habían esparcido por el suelo por la caída al haberse abierto la carpeta donde los guardaba.

 

-Creo que usted también iba muy distraída - dijo el hombre con tono burlón mientras la ayudaba a recoger los papeles.

 

La mujer dejó escapar una risita irónica e hizo oídos sordos a aquella afirmación. ¿Qué se creía aquel hombre? No sabía con quién estaba hablando, ella era abogada y podía conseguir que lo metieran en la cárcel por... Aunque... Aquel hombre... ¿Qué tenia que le hacía sentirse como si lo conociera desde tiempo inmemoriable? Además, no parecía ser mala persona, al contrario, tenía algo dulce en la expresión de sus ojos...

 

-Lo siento - dijó él entregándole los documentos que acababa de recoger del suelo.

 

Y su sonrisa... En su memoria vagó el extraño sentimiento de haber visto a un hombre sonreírle de esa manera...

 

¿Quién sería? ¿Cómo se llamaría?

 

-Yo también lo siento - rencor a un lado, decidió que lo mejor que podía hacer después de haberse mostrado tan grosera era presentarse -. Mi nombre es Hime Yumemizu muchas gracias por su ayuda.

 

-Y el mío Ôji Onnayume, mucho gusto.

 

Se despidieron y cuando ya estaban lejos el uno del otro, cada uno por su lado se preguntó si volverían a tropezarse otro día...

 

 

Una suave carcajada fue conducida por la brisa del cielo...

 

-¿Ríes? Pensé que nunca te vería sonreír.

 

Pero ella no le miró, desde que había despertado en aquel lugar y le había visto a Él procuraba no mirarlo a los ojos, se sentía muy incómoda.

 

-Creo que nunca he sonreído - dijo ella, sin despegar la vista de aquellos seres humanos, entre los cuales había convivido y había pasado muchas penurias.

 

-¿Sonríes por lo que ven tus ojos?

 

-Ellos... -murmuró -.Parecen felices, ¿haces tú que sea así?

 

Sin quererlo lo miró a los ojos, eran azul claro como el cielo aquella mañana. Los ojos le cambiaban de color según fuese el color del cielo...

 

-No - respondió -, son ellos los que hacen y deshacen según sus propios deseos. Yo sólo cuido de ellos y los vigilo.

 

-¿De ellos y de todos los demás? ¿De toda la humanidad?

 

-De los que quieren escuchar.

 

-¿Cuidaste de mí y de mis hermanas cuando estuvimos en la Tierra? - le preguntó entonces a modo de reproche.

 

Él se puso detrás suyo, ella nunca le había permitido que se acercase tanto.

 

-Davalia - susurró su nombre, quería tocarla, abrazarla... Mas ella dio un largo paso y se alejó de Él.

 

-¿Y mi hermana Loredana? No me has dicho donde está, pero no está en la Tierra ¿verdad?

 

-Su alma no quiso renacer en la Tierra - respondió Él -, aunque no ha desaparecido. Puedes verla cuando quieras.

 

-¿Está en Zafiro con Pirotase? - Davalia se volvió hacia Él, era la segunda vez en aquel día que sus ojos se encontraban.

 

El Dios de la Creación, Ónice, supo que jamás podría vencer a aquellos ojos...

 

-Está en Zafiro - dijo -, pero su alma no la puede ver ni percibir nadie más que tú o yo. Ella quiso permanecer al lado de Ferio y ésa fue la única manera...

 

-Comprendo...

 

-No te entristezcas, ella es feliz.

 

Davalia sintió algo cálido en sus ojos, sabía lo que significaba aunque pocas veces lo había sentido. Se limpió las lágrimas antes de que cayesen.

 

-Creo que he cambiado - susurró en voz muy baja -, desde que estoy aquí que no soy la misma. Creo que nunca volveré a serlo...

 

Otra vez Ónice tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no cogerla entre sus brazos, para no robarle un beso... Era tan difícil.

 

-Aunque estés aquí eres libre - le dijo -. Recuerda que aún tienes tu poder, puedes hacer lo que quieras. Si deseas marcharte yo nunca te impediré que lo hagas.

 

Davalia miró a su alrededor. ¿Marcharse? ¿Por qué no lo había pensado antes? Era extraño... Se sentía extraña, sobre todo cuando Él estaba cerca. Normalmente siempre la dejaba sola, parecía no querer estorbarla... Aunque parecía tan feliz cuando ella le permitía quedarse a su lado... ¿Por qué?

 

-No quiero marcharme - se sorprendió a sí misma diciéndolo, después se arrepintió de haber permitido que su corazón hablara, nunca antes se había dado aquel lujo.

 

"No puede ser que me esté ocurriendo esto... No a mí", se dijo. "Pero es Él, es Él quien está haciendo que cambie..."

 

Él la amaba, nadie la había amado, no sabía lo que era el amor... ¿Por eso se sentía tan extraña?

 

-Ónice - murmuró dando un paso hacia Él -, enséñame más cosas. Me gustaría ver más cosas.

 

-Las verás - respondió Él en tono solemne -, las verás siempre que quieras.

 

Movió su mano hacia ella impulsivamente. Nuevamente se había dejado llevar por sus sentimientos, mas esta vez Davalia no hizo como si no se diera cuenta, apartándose. Davalia aceptó su mano, primeramente rozando sus dedos tímidamente hasta que finalmente se entrelazaron con firmeza.

 

Los dos miraron hacia abajo.

 

Allí abajo, en un moderno edificio, uno de los mejores colegios de Japón: el Colegio Clamp, las clases ya habían dado comienzo.

 

En una de las aulas, Umi, sentada como si estuviera aún medio dormida, recibía una nota de su compañera de delante. Umi la leyó: "¿Te has fijado en el nuevo profesor?", y la arrugó. Hikaru, que era la escritora de aquella nota, se giró hacia ella sigilosamente y le guiñó un ojo. Umi le respondió sacándole la lengua y volteando la cabeza hacia el lado izquierdo, lugar donde estaba sentada Fuu. Ella también le sonreía con picardía.

 

Umi refunfuño para sí misma. ¿Qué pasaba? Porque su chico ideal fuera alguien mayor que ella, alto, de ojos azules, inteligente y apuesto, no significaba que se fuese a enamorar de todos los chicos que coincidieran con tal descripción ¡y menos aún del nuevo profesor de Biología! Claro, como ellas ya tenían novio (aunque no fueran de este mundo, pero tenían) pues se habían puesto de acuerdo en buscarle uno... ¡Já! ¡Lo llevaban claro!

 

Y menos ese profesor... Parecía demasiado serio... Aunque... Era apuesto: alto, de cabello bien peinado color violeta muy claro, ojos hermosos y azules...

 

Umi negó rápidamente con la cabeza. No, no se iba a fijar en él, no se iba a fijar en él, no..

 

-Señorita Ryuuzaki, ¿tiene algún problema? ¿No está de acuerdo con la afirmación de Darwin y por eso niega con la cabeza tantas veces seguidas?

 

El profesor estaba justo a su lado y tenía la mano sobre su pupitre. Umi se puso en seguida como un tomate.

 

-Lo siento - murmuró.

 

Y él la sonrió y de una forma tan cariñosa que Umi ya no pudo quitarse su imagen de la cabeza en todo el día...

 

 

-¿Kleff no recuerda tampoco nada? - preguntó Davalia.

 

-No, ni recuerda ni es recordado. En Zafiro es como si nunca hubiera existido... A excepción de Pirotase, Ascot y Primera, que siempre conservarán su recuerdo.

 

-¿Primera también?

 

-Elar decidió que fuera así, quiso hacerte ese regalo.

 

Primera... Aquella criatura le traía el sentimiento maternal que siempre había sentido con la pequeña Pirotase cuando vivieron en la Tierra y ella tuvo que cuidarla como una madre...

 

-Otro de los regalos de Elar fue la sanación de Umi - le explicó Ónice -. Su enfermedad al igual que el recuerdo de Kleff se ha desvanecido por completo, como si nunca hubiera existido.

 

-¿Y qué ha pasado con Hien y Sora? Ellas aún no han renacido...

 

-Así es, lo harán en su momento... Cuando Hikaru y Fuu se casen, que puede ser que no sea ni con Lantis ni con Ferio...

 

-O sí...

 

Ónice la miró a los ojos, aquellos ojos a los que nunca podría vencer... Ni a los que nunca podría negar nada.

 

 

 

Fin

 

 

Así acaba la saga de "Mi Secreto" (un final abierto ^^) y espero que os haya gustado. Mi intención con esta segunda parte "Duerme Secreto" era la de crear una historia diferente, una historia dentro de otra y otra: un rompecabezas.

Quería saber hasta dónde podía llegar y si sería capaz de llevarla a cabo (es decir, de encontrar un desenlace con la que acabar el rompecabezas) y creo que me he salido con la mía. Esta historia es, si os habéis dado cuenta, como un sueño. Un sueño raramente es claro, tiene muchos símbolos y casi siempre es bastante confuso, tanto que a veces, cuando despertamos no tenemos ni idea de lo que hemos soñado, pero sabemos que hemos soñado algo. Eso es lo que quise reflejar en mi historia y por eso se repite tanto que la historia no es real sino un sueño soñado por Umi, pero el sueño ha sido real, aunque muy pocas personas lo sabrán. ^__^

También mi intención en un principio era la de NO hacer una historia romántica, pero al final creo que no he podido resistir la tentación. Aunque lo que nunca había pensado es que acabaría utilizando la Bíblia como fuente de inspiración, al final la sorpresa me la he llevado yo. Tanto me ha gustado que no sé si hacer un "especial" centrado en la relación entre Davalia y Ónice (Dios), iniciándolo cuando ella despierta junto a Él, en una nueva vida. Ya veremos...

Otra cosa que me queda por aclarar: ¿Ya habéis adivinado quiénes son Hime Yumemizu y Ôji Onnayume? Sus nombres significan:

Hime (Princesa) Yume (sueño) + mizu (agua)

Si lo sabéis relacionar debidamente con la historia os encontraréis a la Reina Amarilis... ^^

Ôji (Príncipe) Onna (mujer) + yume (sueño)

Sabiendo que Hime es la encarnación de Amarilis, éste es más fácil. Ôji sería la encarnación del Rey Zafiro.

¿Y qué ha pasado con Zagato y Esmeralda? Si recordáis en la historia de la Creación se explica que ellos viven ahora en la Tierra por designio de Ónice... Bueno, si así es dejémoslos vivir por fin libremente (por eso no los he nombrado en esta última parte, que cada cual se imagine lo que desee: ellos dos son libres).

Perdonad todo el laberinto por el que os he hecho pasar, pero espero (ojalá ^^U) que en verdad os haya gustado esta historia y que hayáis aprendido algo con ella: "lo que parece no es y lo que es no lo parece." (que es el lema de las CLAMP)

 

Un beso a todos.

 

Pd: Cuéntame lo que te ha parecido esta historia escribiéndome a la siguiente dirección:

my_nimue@hotmail.com