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       ENLACE ENTRE DOS 
        MUNDOS 
      (Crossover de Magic Knight 
        Rayearth y Card Captor Sakura) 
          
      Todos los personajes que aparecen a continuación 
        no me pertenecen, son propiedad del grupo de mangakas CLAMP y esto no 
        lo hago con el fin robar o ganar dinero, así que no me demanden. 
         
         
        En el capítulo anterior: "Kero 
        estaba muy triste, pero Sakura trató de contentarlo, así 
        que le pidió que lo acompañara a su visita escolar a la 
        Torre de Tokyo. Mientras que nuestras amigas, las ex-guerreras mágicas 
        se habían quedado de ver en la Torre para recordar los viejos y 
        buenos tiempos". 
          
        Capítulo 2: "¿Recuerdos?" 
         
        Al día siguiente en la casa Kinomoto. 
         
        Sakura se levantó un poco sobresaltada al escuchar el sonido de 
        su despertador. 
         
        - Vaya sueño extraño que tuve. No lo vas a creer Kero - 
        pero Kero seguía durmiendo placidamente en su cama - Por que ya 
        no me extraña - a Sakura le resbaló una gota de sudor - 
        ¡¡Kero, despierta!! 
        - ¿Qué sucede? - respondió algo adormilado. 
        - Hoy vamos a ir a la Torre de Tokyo ¿recuerdas? 
        - Torre de Tokyo.... ¿qué es eso? 
        - ¡¡Kero despierta de una vez o se nos hará tarde!! 
         
        Entre que Sakura se arreglaba y trataba de despertar al pequeño 
        guardián, se llevó algunos minutos más de lo acostumbrado. 
         
        - ¿Entonces me tengo que meter a tu mochila? 
        - Sí. 
         
        Sakura bajó las escaleras rápidamente. 
         
        - Sabes que si no te apresuras se te hará tarde monstruo 
        - ¡Yo no soy un monstruo! 
        - Ya está tu almuerzo listo, hija. 
        - Buenos días papá. Muchas gracias (^^) - tomó el 
        almuerzo que Fujitaka sostenía en sus manos y antes de sentarse 
        se acercó al retrato de su madre - Buenos días mamá 
        - y luego se sentó en la mesa. 
        - Así que vas a ir de excursión a la Torre de Tokyo, ¿no 
        es así monstruo?  
        - ¡Que no soy un mostruo! - comenzó a saltarle una venita 
        en la cabeza. 
        - Sakura date prisa, o se te hará tarde - le dijo su padre. 
        - Eh... es cierto - comió su desayuno lo más rápido 
        que pudo. Subió a su cuarto, guardó su almuerzo en su mochila, 
        luego bajó las escaleras estrepitosamente, recibiendo el típico 
        apodo de "monstruo" por parte de Touya y al final salió 
        de su casa en patines para llegar a la escuela a tiempo. 
         
        Todos los alumnos de la escuela Tomoeda se reunieron en las instalaciones 
        de la escuela para irse de ahí en autobús a la Torre de 
        Tokyo.  
         
        - No te preocupes Kero, cuando lleguemos ahí te sacaré, 
        pero tendrás que fingir que eres un muñeco o de otro modo 
        tendremos problemas - dijo en voz queda a su mochila. 
        - ¿Qué haces Sakura? - llegó Naoko sorprendiendo 
        a Sakura. 
        - Na-Nada Naoko, jeje - rió nerviosamente. 
        - Sabían... - llegó sorpresivamente Yamazaki - Sabían 
        que cuando construyeron la Torre de Tokyo..... ¿la gente quería 
        construir algo que llegara hasta la Luna? En realidad no iba a ser una 
        torre, sino un puente.  
        - ¿En serio? - preguntó la ingenua Sakura. 
        - Pues si, hace algunos años..... - Chiharu jaló de la oreja 
        de su amigo y se lo llevó. 
        - Sí, si. Mejor vamos a la fila del autobús - dijo Chiharu 
        mientras arrastraba a Yamazaki. 
        - Pero lo más interesante es que........... 
        - Yamazaki nunca cambiará - suspiró Chiharu. 
        - ¿Era una mentira? - preguntó Sakura. 
        - (^^U) ... 
        - Chicos, ya es hora de irnos - gritó a lo lejos Tomoyo. 
         
        Todos comenzaron a subir al autobús para comenzar su excursión 
        a la Torre de Tokyo. 
         
        Mientras tanto.... Lucy, Marina y Anaís ya habían llegado 
        a la Torre. Fueron a la cafetería y se sentaron para poder desayunar, 
        ya que ninguna lo había hecho y por el hecho de que era temprano 
        aún. 
         
        - El estar aquí me trae tan buenos recuerdos - sonrió la 
        pequeña Lucy, traía unos pants negros con líneas 
        blancas a los lados, una playera blanca, y una sudadera gris amarrada 
        a su cintura. 
        - Sí, a mi también - dijo Anaís, traía una 
        falda larga azul marino con estampados de girasoles y una blusa blanca 
        de manga corta. 
        - Es grandioso estar aquí, pero es mejor estar las tres juntas 
        - Marina traía unos pantalones de mezclilla azules así como 
        una blusa sin mangas color lila. 
         
        - - - - - 
         
      Minutos después llegó el 
        grupo de Sakura a la Torre de Tokyo. Después de la visita escolar 
        irían a un parque cercano para tener un rico almuerzo. Estaban 
        abajo admirando lo imponente que se veía la Torre de Tokyo desde 
        el suelo. Se sentían tan pequeños e insignificantes ante 
        tal estructura... Sakura abrió un poco su mochila para que Kero 
        pudiera observarla. 
         
        - No se veía tan grande cuando vinimos la primera vez - dijo Kero 
        en un susurro. 
        - Y adentro venden unos dulces deliciosos. 
        - En eso tienes razón Sakura - Kero se escondió rápidamente, 
        era Rika. 
        - Sí, creo que yo compraré algunos para mi papá y 
        para mi hermano. 
        - Dense prisa - les dijo el profesor. Subieron por el elevador para así 
        poder llegar a la punta. 
         
      Encontrándose arriba en el mirador, 
        los alumnos de Tomoeda se percataron de la poca gente que se encontraba 
        ahí. Varios telescopios estaban disponibles para el futuro uso 
        de los chicos. El profesor comenzó el relato acerca de la construcción 
        de la Torre de Tokyo. Cuando hubo terminado, Takashi comenzó con 
        una historia del porque habían puesto los telescopios en realidad, 
        y como de costumbre Sakura se creyó cada palabra. Al final todos 
        los chicos se dispersaron, unos fueron directo a los telescopios, otros 
        fueron a comprar recuerdos y otros a consumir algo en la cafetería. 
        En el caso de los amigos de Sakura, fueron a los telescopios. 
         
        - La ciudad se ve increíble desde aquí - dijo Tomoyo admirando 
        la ciudad por medio de la lente de uno de los telescopios. Sakura miraba 
        de reojo a todas partes - ¿Qué pasa Sakura? 
        - Ah, es que traje a Kero, pero no puedo sacarlo aquí. Mira, vamos 
        allá, no hay gente - señaló una parte de la Torre 
        y ambas se dirigieron a ese lugar. Miró de nuevo a sus alrededores 
        y abrió su mochila - Aquí no hay gente Kero, puedes salir. 
        - Que bueno, me estaba ahogando - dijo asomando sólo su cabeza 
        - Tokyo se ve muy grande desde aquí - Sakura sonrió. 
        - ¡Mira Sakura, el cabello de esa chica es asombroso! - Tomoyo señaló 
        el azulado cabello de Marina, quien iba caminando con Lucy y Anaís. 
        Sakura y Kero voltearon. 
        - ¡Vaya, pero que color tan extraño!... Me pregunto que tinte 
        usará.... - murmuró Kero. Anaís volteó a ver 
        hacia donde ellas estaban, viendo también a Kero. 
         
        - Chicas, adelántense, en un momento las alcanzo. 
        - ¿A dónde vas Anaís? - le preguntó Lucy. 
        Anaís sólo sonrió y se dirigió hacia donde 
        estaban Sakura, Tomoyo y Kero. 
         
        - Esa chica viene hacia acá - dijo Tomoyo. 
        - ¿Crees que haya visto moverse a Kero? - preguntó Sakura 
        a su amiga algo preocupada. 
        - Hola - las saludó Anaís con una sonrisa. 
        - Ho-hola - dijo Sakura. 
        - Hola. 
        Me llamó mucho la atención el muñeco que traes contigo. 
        - ¿Ah...? ¿mi muñeco?....... Sí, mi muñeco, 
        claro. 
        - Podrías dejarme verlo.... - dijo esperando el nombre de la chica. 
        - Sa-Sakura - dijo dudando de si había hecho lo correcto en decirle 
        su nombre. 
        - Sakura, que lindo nombre. Yo me llamo Anaís Huouji, para servirles 
        - hizo una pequeña reverencia. 
        - Mi nombre es Tomoyo, mucho gusto en conocerla - se presentó la 
        chica de cabello negro-purpúreo, con su ya tan cortés tono 
        de voz. 
        - ¿Me permitirías verlo? - preguntó Anaís. 
        - Bueno... este.... - balbuceaba Sakura. Comenzó a abrir su mochila 
        lentamente y sacó a Kero, éste estaba completamente quieto. 
         
        Anaís se agachó un poco para poder ver bien a Kero, mientras 
        ajustaba sus lentes, moviéndolos de arriba-abajo por sobre su delgada 
        nariz. 
         
        - Anaís, Anaís - llegaron corriendo Lucy y Marina. 
        - ¿Por qué tardas tanto? 
        - Chicas, quiero presentarles a Sakura y Tomoyo. Ellas son mis amigas 
        Lucy y Marina. 
        - Mucho gusto - dijeron las cuatro al unísono. 
        - Ay, pero que lindo muñeco - Lucy se acercó a Kero - ¿Es 
        tuyo? 
        - Sí - dijo Sakura algo nerviosa.  
        - ¿No crees que es bonito Marina? - Marina lo mira detenidamente. 
        - Pues sí, es muy bonito, pero..... - hace una pausa para mirar 
        a Kero de cerca - ....¿Qué es? - a todas les apareció 
        una gota de sudor. 
        - Oye Anaís, no sabía que te gustaran los muñecos 
        de peluche. 
        - No es eso, lo que sucede es que pronto va a ser el cumpleaños 
        de Lulú y a ella si le gustan mucho ^^. 
        - Ah, ya veo. Oigan chicas no creen que si hubiera un muñeco como 
        Nikona sería tan lindo como este - Marina y Anaís sonrieron. 
        - ¿Y me podrías decir donde lo compraste? 
        - Bueno.... yo..... 
        - Ella lo hizo - la rescató Tomoyo. 
        - ¿En serio? - preguntó Lucy. 
        - Eres muy buena para hacerlos - dijo Anaís. 
        - Jeje - río nerviosa. 
        - Me dejarías tomarlo por un minuto. 
        - Este... - Sakura miró a Kero - "Ay, creo después 
        de todo no fue tan buena idea que sacara a Kero aquí" - se 
        lo extendió a Anaís. Anaís al tomarlo se dio cuenta 
        de algo... 
        - ¿Qué sucede Anaís? - preguntó Marina al 
        ver a Anaís tan extraña. 
        - ¿Eh? - miró a Kero nuevamente - Es algo extraño, 
        se ve que eres muy buena para esto, ya que no se ven las costuras - Sakura 
        y Tomoyo se quedaron heladas. El cabello de Anaís comenzaba a provocarle 
        comezón al pequeño guardián. 
        - Bueno... - murmuró Sakura.  
        - ........ ¡¡Achuuuuu!! - estornudó Kero. Sakura y 
        Tomoyo se quedaron petrificadas. Kero al abrir los ojos vio a Anaís 
        y a las otras chicas muy sorprendidas. 
         
        Una ya conocida luz dorada se hizo presente. Al desaparecer las chicas, 
        así como Sakura y Tomoyo aparecieron a la puerta de lo que fuera 
        un gran edificio constituido por tres enormes cristales que reflejaban 
        luces multicolor. Sakura y Tomoyo miraron a todos lados muy confundidas. 
         
        - ¿Regresamos? - miró asombrada Marina. 
        - ¡¡¡¡¡¡REGRESAMOS!!!!!! - gritó 
        Lucy muy emocionada. Anaís le devolvió Kero a Sakura. 
        - ¿Cómo fue que regresamos? 
         
        Se escucharon estruendosos pasos que se acercaban hacia ellas, de pronto 
        alguien se abalanzó hacia las guerreras y las abrazó, era 
        Caldina. Sakura y Tomoyo miraron la escena un poco asombradas. 
         
        - ¡¡¡Ay, que bueno que regresaron!!! ¡¡¡Las 
        extrañamos tanto!!! 
         
        Nuestras dos amigas y Kero, estaban a unos metros de las Guerreras. 
         
        - Kero, ¿tú sabes donde estamos? - Kero miró a todas 
        partes - ¿Fue culpa de una carta? ¿Acaso todavía 
        queda una? - Kero negó con la cabeza. 
        - No, esto no fue obra de una carta. 
        - ¿Entonces dónde estamos? ¿Qué nos trajo 
        aquí? 
         
        Caldina miró a Sakura y Tomoyo por encima del hombro de las chicas. 
         
         
        - ¿? - se separó de las chicas y se dirigió a Sakura 
        y Tomoyo. 
        - Caldina queremos presentarte a Sakura y Tomoyo - dijo Anaís. 
        - Mucho gusto - sonrió la bailarina. 
        - Disculpen, pero.... ¿ustedes saben donde estamos? - preguntó 
        Tomoyo. Las chicas se miraron entre si.  
        - Este lugar se llama Céfiro..... - respondió Caldina. 
        - ¿Pero qué hacemos aquí? El profesor se va a preocupar 
        sino volvemos - dijo Sakura un poco intranquila. 
        - No te preocupes - Lucy se acercó a Sakura - Este lugar es regido 
        por la fuerza de voluntad, así que si desean con todas sus fuerzas, 
        el tiempo en la Tierra no pasará. 
        - ¿¿?? 
        - O bien podrías usar a 'Return' - le dijo Tomoyo al oído. 
        - Ah, tienes razón - sonrió Sakura. 
        - Bueno, vengan por aquí - Caldina las guió hacia el interior 
        del Palacio. 
        - ¿Entonces dijeron que este lugar se llama Céfiro? 
        - Así es - dijo Anaís. 
        - ¿Cómo es que estamos aquí? - preguntó Sakura. 
        - Nosotras tampoco lo sabemos, jeje - rió Lucy. 
         
        Llegaron a uno de los jardines en donde todos estaban reunidos, al parecer 
        estaban conversando.  
         
        - Miren quienes vinieron a visitarnos - dijo muy alegre la bailarina, 
        todos voltearon al lugar donde habían entrado las guerreras y las 
        chicas. 
        - ¡¡Pero que sorpresa!! - se acercó Presea.  
        - Será mejor que los presentemos, les vamos a presentar, ellas 
        son Sakura y Tomoyo, y son unas chicas que conocimos en la Torre de Tokyo 
        - las presentó Marina.  
        - Mucho gusto - dijeron las chiquillas. 
        - Ya conocen a Caldina y los demás son: Presea, Guru Clef, Latis, 
        Ráfaga, Paris y Ascot - así presentó a cada uno de 
        los que se encontraban ahí la pequeña Lucy. 
        - ¡¡¡¡Ay, ya deja de seguirme bola de peluche!!!! 
        - entró volando Primavera mostrando una cara de fastidio mientras 
        era seguida por Nikona - ¿? 
        - ¡¡Pupu puuuu!! 
        - ¿Qué pasa aquí? 
        - Hola Primavera - la saludó Lucy alegremente. 
        - ¡¡¡¡¿¿Qué??!!!! ¡¿Ustedes 
        aquí?! ¡¿Pero...... cómo?! ¡¿Y 
        estas niñas quienes son?! - refiriéndose a Sakura y Tomoyo 
        - ¡¡¿Y otro peluche?!! 
        - ¡¡¡¡¿A QUIEN LLAMAS PELUCHE, MOSCA CON 
        ALAS?!!!! - le contestó Kero muy enojado dejando muy confundidas 
        a las guerreras y dejando heladas a Sakura y Tomoyo. Kero volteó 
        a ver a todos lados dándose cuenta del gravísimo error que 
        había cometido. 
        - Ke-Ke-Kero.... - pronunció a penas Sakura. 
        - Ya decía yo que no era un muñeco común y corriente 
        - sonrió Anaís. 
        - ¿Esta cosa habla? - decía Marina muy impresionada y señalando 
        a Kero sin creer lo que había escuchado. 
        - ¡¡¡¡Oye, yo no soy una cosa!!!! - bufó 
        Kero. De pronto Nikona se paró debajo de Kero.  
        - ¡Pu pu! 
        - ¿Y tú que me ves? - dijo Kero. 
        - Kero, no seas tan maleducado - miró a su alrededor - Jeje, creo 
        que debo explicarles... bueno, él es Kero - dijo Sakura un poco 
        dudosa. 
        - ¿Y cómo es que un animal como este habla? - dijo Marina. 
         
        - Bueno.......  
        - ¡¡Yo soy el Gran Keroberos, el guardián de Sakura 
        y exijo ahora mismo una explicación de porque estamos aquí!! 
        - Pero Kero.... 
        - Al menos ya no está triste - sonrió Tomoyo. 
        - ^^U, sí, supongo.... - Nikona seguía mirando a Kero. 
        - Te pregunté que qué me ves - dijo Kero perdiendo la paciencia. 
        Nikona puso una cara seria, luego dio un salto y le dio un besito en la 
        cabeza. Sakura ya estaba esperando la reacción furiosa de Kero, 
        pero sucedió algo muy raro... Kero se quedó inmóvil. 
        - ¿? - se quedó intrigada Sakura. 
        - Mokona...... - murmuró Kero como recordando algo. 
        - ¿Mokona? - se preguntaron todos al mismo tiempo. 
        - Kero - Sakura pasó su mano frente a los ojos de Kero, pero éste 
        no reaccionaba. 
        - ¿Eh? - reaccionó después de 1 minuto y volteó 
        a ver a Sakura. 
        - ¿Quién es Mokona? 
        - ¿Mokona?.... No sé.... no lo recuerdo. 
        - Pero tú dijiste ese nombre. 
        - Pues no sé porque lo dije, no conozco a nadie con ese nombre 
        - luego Kero bajó hasta donde Nikona estaba - ¬¬ ¿Por 
        qué hiciste eso? 
        - ¡Pupu Pu pu! 
        - ¡¡¿¿Qué quieres decir con eso??!! 
        - ¡Kero tranquilo!  
        - ¡Y a ustedes más les vale decirnos como fue que llegamos 
        aquí! - dijo Kero a los cefirianos. 
        - Tomoyo... ¡¿Tomoyo?! - pero Tomoyo estaba filmando todo 
        a su alrededor con una enorme sonrisa. 
        - ¿De-de dónde sacaste eso....? 
        - Iba a filmar "Sakura en su visita a la Torre de Tokyo", pero 
        creo que "Sakura en Céfiro" es mucho mejor (*_*) 
        - To-To-Tomoyo..... 
        - No sabemos que hacen aquí, en todo caso sólo debieron 
        viajar las guerreras solamente. Ellas son las únicas que podrían 
        - explicó Presea. 
        - Entonces deben tener poderes mágicos - sugirió Guru Clef. 
        - Pues..... - murmuró Sakura. 
         
        De pronto Kero comenzó a sentirse muy mareado. 
         
        - ¿Kero te encuentras bien? - preguntó Sakura preocupada. 
        - Claro Sakura. Estooooy bieeeeeeeen...... - Kero se desplomó en 
        el suelo. 
        - ¡Kero! ¡Kero! - pero Kero no despertó y comenzó 
        a soñar. 
         
        * * * * * Inicio del Sueño de Kero * * * * * 
         
        Un pequeño cachorro similar a un leoncito, pero 
        de color blanco y brillantes ojos color marrón jugaba cerca de un manantial 
        tratando de atrapar una mariposa, pero al tratar de brincar y atraparla, 
        cae al agua. El cachorro blanco comienza a llorar. 
         
        - ¿Estás bien? - se acerca un cachorro también similar a un león, pero 
        de color anaranjado y de ojos color oro, quien mira al otro cachorro todo 
        empapado.  
        - ¡Buaa, claro que no estoy bien! - contestó el cachorro blanco 
        con algunas lágrimas en sus brillantes ojos. 
        - ¿Te puedo ayudar? - el cachorro blanco se sonrojó un poco, dejando de 
        llorar. Luego el cachorro anaranjado sacó al otro con su hocico sujetando 
        su cuello - Ya estás a salvo.  
        - Gracias - dijo mientras sacudía su pelo, empapando un poco al cachorro 
        anaranjado - Ay, lo siento. No era mi intención - dijo apenado el cachorro 
        de ojos marrón.  
        - Está bien, no te preocupes (- -U).  
        - Oye, nunca te había visto por aquí, de hecho, no había visto a nadie 
        por aquí.  
        - ¿En serio? Yo tampoco - dijo - Al único que conozco es al Amo.  
        - ¿Amo?  
        - Sí, es un buen señor, y me ha cuidado desde que nací.  
        - ¿Es un señor de cabello blanco, ojos grises y algo viejo?  
        - Sí, ¿por qué? ¡No me digas que también lo conoces!  
        - Pues sí, también es a la única persona a la que conozco.  
         
      Hubo un incómodo 
        silencio. 
       - Este.... ¿y cuál 
        es tu.... tu nombre? - pregunto el cachorro blanco mientras sus mejillas 
        adquirian un tono rosado. 
        - Keroberos ¿y el tuyo?  
        - Mokona.  
        - ¡¿Así que eres una niña?! - preguntó asombrado el pequeño Keroberos. 
         
        - Este... si - respondió con una gota de sudor.  
        - ¿Y qué era lo que estabas hacíendo?  
        - Trataba de capturar a esa mariposa - señaló a una pequeña 
        mariposa amarilla reboloteando cerca de una roca - Pero.... - Mokona comenzó 
        a llorar nuevamente. 
        - Ya no llores Mokona, no vale la pena que llores por eso. Lo importante 
        es que no te ocurrió algo malo - Mokona se sonrojó nuevamente. 
         
        - Está bien, ya no lloraré - ahora sonrió dulcemente 
        provocando que Keroberos se ruborizara. 
         
        Keroberos miró por un momento a sus alrededores, sólo se 
        veían mariposas jugueteando, así como algunas aves cantando 
        y tomando un baño en el manantial. 
         
        - Me pregunto si habrá más como nosotros aquí.  
        - Es un lugar muy grande y muy bonito como para que se desperdicie ¿no? 
         
        - Sería muy divertido poder jugar con otros.  
        - Sí, siempre soñé con tener un amigo y jugar con él. Oye.... - Mokona 
        volteó a ver a Keroberos - ¿por qué no vienes mañana y tratamos de atrapar 
        mariposas?  
        - Sería genial - contesto Keroberos alegremente - Ninguna sobrevivirá 
        a mis garras.  
        - ¿Entonces prometes venir?  
        - Sí Mokona. Aunque sería bueno empezar hoy y hacer pagar a la 
        mariposa que te hizo caer al agua. Ya que no permitiré que una 
        simple mariposa haga pasar un mal rato a alguien como tú. 
        - Keroberos... - pronunció Mokona sorprendida mientras miraba fijamente 
        los ojos color sol de su nuevo amigo.  
        - Keroberos, Mokona - se oyó una voz cerca de ellos.  
        - ¡A-amo! - dijeron ambos al unísono. El hombre los miró con el ceño algo 
        fruncido. 
        - Keroberos es hora de irnos - dijo seriamente.  
        - ¡¿I-irnos?! - dijo Keroberos con algo de tristeza mientras volteó a 
        ver a Mokona de reojo - ¿A dónde?  
        - Ya lo sabrás. Te doy tiempo para despedirte.  
        - ¿Y qué pasará conmigo? - preguntó Mokona.  
        - Tú te quedarás aquí.  
        - ¿Quiere decir que no volveré a ver a Keroberos?  
        - .....  
        - Entonces es cierto....  
        - Nos iremos en un rato, así que apresúrate - y se fue. Keroberos vio 
        como se fue y luego volteó a ver a Mokona quien estaba llorando.  
        - ¿Por qué lloras?  
        - ¿Qué no lo entiendes? No nos vamos a ver nunca más. El Amo debe tener 
        algo planeado para tí. Keroberos sólo agachó la cabeza en señal de tristeza. 
         
        - No te preocupes, pase lo que pase, yo vendré a verte - Keroberos puso 
        su cabecita sobre la de Mokona.  
        - ¿En serio? - dijo aún algo llorosa - Es que yo ya no quiero estar sola... 
         
        - No llores, si Keroberos te lo promete es porque lo cumplirá. ¡No 
        importa lo que suceda, yo vendré! - Mokona no estaba muy convencida 
        de esto, ya que ella en verdad creía que no lo volvería a ver, se quitó 
        un arete con una piedra roja que traía puesto y se la entregó a 
        Keroberos.  
        - Toma, te protegerá.  
        - Gracias.  
        - ¡Keroberos! - se oyó la voz del Amo a lo lejos.  
        - Nos veremos, te lo prometo Mokona.  
        - Adiós Keroberos. 
         
        Y así Keroberos salió corriendo para encontrarse con el Amo, mientras 
        Mokona continuó llorando. 
         
        * * * * * Fin del sueño * * * * * 
         
        Después de dos horas, Kero por fin despertó.  
         
        - ¿Qué sucedió? - preguntó el pequeño 
        guardián al despertar y encontrarse en una cama muy pequeña 
        cubierto por una fina sábana blanca. 
        - Te desmayaste - dijo Sakura. Estaban en un cuarto color blanco y Kero 
        estaba en una camita. Ahí estaban también Tomoyo, las guerreras 
        y Nikona. 
        - ¿Ya te sientes mejor? - preguntó Lucy. 
        - ¿Quién eres tú? ¿Y dónde estamos? 
        - Estamos en Céfiro, Kero - le respondió Lucy. 
        - ..... 
        - ¿Pasa algo? - preguntó Sakura. 
        - No, nada. No se preocupen - Kero miró al lado derecho de esta 
        camita y vio a Nikona. 
        - Ella hizo esta cama Kero, ¿por qué no le agradeces? - 
        le dijo Sakura, pero Kero no la escuchó, miró a Nikona fijamente..... 
        - Mokona, ¿eres tú? 
         
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       Belly 
         
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