El Fantasma de la Opera

 

Capítulo 4

 

Anaís concluyó con el ensayo de la tarde, su vez era hermosa sin duda, pero me preocupaba un poco Lucy, la chica se esforzaba por mejorar pero no parecía avanzar mucho, le faltaba sentimiento en las canciones, me gustaría ayudarla de alguna forma para que no sufriera los continuos regaños de Aguila, quien a pesar de ser muy dulce con ella fuera de los ensayos era muy exigente. Yo era la única que continuaba en la opera viendo los ensayos, Clef y Ascott continuaron con la investigación que habíamos venido a hacer.

-          Lucy date un descanso, continuaremos en 10 minutos - dijo el chico mirando a la chica en el escenario.

-          Lo siento Aguila.

-          Tranquilízate Lucy, no te presiones tanto, tu tono de voz ha mejorado desde la primera vez que ensayamos ahora sólo te falta un poco la entonación de las canciones pero eso lo aprenderás, así que cálmate o no podrás aprender.

-          Sí - Lucy sonrió nuevamente con su alegría de antaño, la tensión se calmó después de eso y subí al escenario para ver a la chica.

-          Lucy estás bien.

-          Claro, creo que Anaís tiene razón, los nervios me están traicionando.

-          Respira profundo eso te ayudará a calmarte cuando estés en el escenario, por cierto lucy donde estabas, cuando fui a buscarte a tu cuarto no te encontré.

-          Estaba vagando por la opera Anaís, no te preocupes, sólo curioseaba por ahí.

-          Ya veo. - dije y Sonreí al ver como Lucy lucía feliz.

-          Christine Daaé? - Un hombre apareció repentinamente de la oscuridad al parecer era el vigilante más antiguo del lugar, nos asustó su presencia al verlo aparecer repentinamente.

-          Disculpe? - preguntó Anaís.

-          No es usted la señorita Daaé? - preguntó dirigiéndose hacia Lucy, la chica volteó a ambos lados dudando si era a ella a quien iba dirigida la pregunta.

-          No, me confunde señor – respondió Lucy, el hombre sonrió.

-          Disculpe mi imprudencia señorita, pero me pareció recordar a la señorita Daaé en usted, tiene ese aire de inocencia que la rodeaba a ella.

-          Chistine Daaé existió? - pregunté con asombro.

-          Claro, ella fue una cantante reconocida después de la obra del fantasma.

-          A claro eso debe ser... entonces también existieron los demás personajes.

-          Así es la señora Carlotta Giudicelli era una cantante con mucha experiencia y mucho reconocimiento, ningún productor de esa época habría dudado en lo absoluto en ponerla en escena, una dama con un porte muy elegante y muy atractiva como la señorita Hououji.

-          Bueno en la obra la representan de otra forma - comenté al recordar con un poco de desprecio la figura de la Carlota de la obra.

-          Pequeños detalles que tuvieron que arreglar para hacerla lucir un tanto despreciable o de lo contrario hubiera sido un problema para rechazar a tan encantador personaje para centra la atención en la señorita Chistine.

-          Ya veo fue una adaptación, entonces realmente Chistine era tan buena.

-          No, la señorita Chistine tenía la gracia de la juventud, pero la señora Carlotta tenía la experiencia de toda su carrera, algo que opacaba a la señorita Daaé.

-          Qué interesante, y permítame hacerle una pregunta más - como buena reportera acosaba a mis entrevistados hasta sacarles toda la información que me fuera de utilidad. - Realmente existió el fantasma.

-          Bueno.....eso no puedo decirlo con seguridad.

-          Por qué?

-          Muchas personas dicen haberlo visto rondando por la casa de la opera, pero después de la desaparición de Chistine nunca más volvió a hablarse de él, más que en la obra.

-          Vaya no tenía idea, según lo que veo el fantasma desapareció junto con la persona a la que amaba.

-          Eso parece - respondió el hombre.

-          "Me gustaría que Clef hubiera escuchado esto" pensé tratando de animar mi pobre alma, pero Clef había ido al museo de Louvre con Ascot a cubrir el reporte que yo me rehusé a hacer para acompañar a mis nuevas amigas, bueno después de todo no estaría en Paris por siempre y quería pasar un poco más de tiempo con ellas.

-          Lucy? - Anaís me sacó de concentración, volteé a verla y descubrí que Lucy había desaparecido. - Dónde está Lucy? - Me preguntó, pero realmente no sabía que contestarle, había permanecido junto a mi todo ese tiempo pero hacía unos pocos segundos que dejé de sentir su presencia cuando comencé a interrogar al extraño hombre.

-          Lucy!! - gritó Paris tratando de encontrar a la desaparecida, para nuestra sorpresa quien apareció en ese momento fue Latiz y después de una breve explicación por parte de Paris nos dedicamos a buscar a la chica, no fue difícil dar con ella, se encontraba en un salón en la parte interior del teatro, la puerta estaba abierta y al entrar la vimos parada junto a un piano, parecía admirar cada tecla del instrumento con nostalgia.

-          Lucy - Latiz se acercó a la chica colocando una de sus manos en su hombro, ella reaccionó en ese momento. - Qué haces aquí? - preguntó Latiz al verla voltear.

-          Latiz - nuevamente vio el instrumento. - No escucharon la música? - nos preguntó, pero nadie había escuchado nada.

-          Música? - mis dudas crecieron en ese momento. - qué tipo de música Lucy?

-          Era una música muy triste. - respondió la chica viendo los ojos de Latiz - era demasiado triste - su expresión mosstraba el sentimiento que le causara la tonada, por unos momentos me pareció no reconocer a la chica vivaz y animada que había conocido en esos días.

-          Lucy viste a alguien aquí? - preguntó Paris.

-          No, cuando llegué aquí, la melodía se detuvo, entré a ver quien era pero no había nadie.

-          Eso es extraño.

-          Lucy!!! - Aguila apareció buscando a la chica.

-          Aguila?

-          Lucy tienes que ensayar una vez más - dijo el chico mientras entraba en el cuarto y viendo que todos poníamos cara de asombro comprendió que era un mal momento para eso.

-          Iremos al hotel Lucy debes descansar - sugirió Latiz pero la chica negó con la cabeza.

-          Estoy bien, vamos a practicar una vez más - su sonrisa apareció nuevamente en sus labios y pensamos que había vuelto a la normalidad.

Por extraño que parezca la voz de Lucy pareció experimentar un cambio en ese último ensayo, era más clara, fuerte y con una tonalidad más delicada parecía el trino de una delicada ave, logró darnos una gran sorpresa el avance de la chica y sobre todo a Aguila quien veía el sueño de comprobar su teoría apunto de realizarse.

-          Magnífico! - Aguila subió al estrado tan pronto terminó el ensayo de Lucy - Estuviste sencillamente estupenda.

Lucy sonrió 

-          Es muy cierto Lucy mejoraste mucho, creo que sólo necesitaban descansar para poder asimilar todo lo que Aguila te dijo - anaís sonrió tomando las manos de Lucy.

-          Gracias, pero estoy cansada, podemos irnos al hotel - no me extrañaba que Lucy estuviera exhausta, había estado todo el día en la Opera y el descanso de la tarde no fue suficiente, incluso yo me sentía cansada sin que hubiera hecho nada.

-          Supongo que es tiempo de irnos - sonreí ante la idea de llegar a mi cama y dormir.

-          Tiene en que irse señorita Ryusaky - dijo Latiz amablemente.

-          Ahora que lo menciona no sé si mis amigos ya hayan regresado del paseo al Louvre.

-          No creo que hayan salido todavía el museo es muy amplio y el tiempo vuela cuando uno está dentro - dijo Anaís.

-          Te llevaremos a tu hotel - agregó Lucy con una sonrisa.

-          Lo harían? Muchas gracias.

Me despedí de Anaís y Paris en la entrada de la Opera y me fui con Aguila, Latiz y Lucy en el auto, tan pronto llegué al hotel encontré a mis padres en la recepción.

-          Papá, Mamá a donde van?

-          Venimos llegando hija, hemos pasado un día increíble paseando por los alrededores. - sonrió mi madre y mi padre asintió.

-          Como estuvo tu día hija?  - me preguntó mi padre.

-          Estuve en la casa de la Opera papa. - dije con una sonrisa. - ahora soy amiga de las estrellas de la siguiente representación.

-          Me alegra hija, ya cenaste algo?

-          No, estaba esperando encontrar a Ascot y a Clef aquí.

-          Pues ahí vienen ambos. - Volteé y a mis espaldas estaban los dos chicos tenían cara seria, no podría decir si era el cansancio u otra cosa.

-          Chicos como estuvo el museo.

-          Enorme, no lo terminamos de recorrer.

-          Pero recolectamos toda la información necesaria  - agregó Clef. - como estuvo el ensayo de esta tarde.

-          Se habrían sorprendido al escuchar a Lucy, mejoró espectacularmente en sólo unas horas.

-          En serio? - preguntó confundido Ascot. - te refieres a Lucy Shidou verdad?

-          A cual otra si no.

-          Es sólo que me parece imposible - Ascot levantó la cabeza en forma pensativa.

-          Por eso te digo que te habrías sorprendido.

-          Has averiguado algo más de la opera.

-          Claro estuve hablando con uno de los viejos guardianes de la opera y me dijo muchas cosa interesantes, pero les parece silo discutimos en la cena, tengo hambre.

 

Fuimos al restaurante del hotel y ordenamos algo de tomar en lo que nos traían la comida. 

-          ...así que parece que Lucy podrá estar lista para cuando le permitan cantar – sonreí al concluir mi relato.

-          Papá y Yo iremos a la primera presentación de esa obra, tu padre encontró a uno de sus colegas y los acompañaremos.

-          En serio mamá, que bueno  - me alegré que mis padres fueran a ver esa obra por lo poco que había logrado ver en los ensayos valía la pena verla.

-          Yo también estaré ahí, Anaís me invitó, a ustedes también – dije viendo a Clef y a Ascot.

-          Será un placer asistir a esa obra. – sonrió Ascot.

-          Más aun cuando los actores de la obra nos han invitado. - agregó Clef.

Sonreí con gusto al ver que todo estaba listo para asistir, cuando por fin llegué a mi cuarto caí rendida sobre mi cama, apenas tuve la fuerza suficiente para quitarme la ropa y meterme bajo las sábanas. 

 

Hikaru

 

29 de Mayo del 2001