Es un día muy especial en el Mundo Místico. Bueno, en cualquier mundo sería un día especial, pues hoy se celebra la unión de una pareja en un contrato de por vida y santo: el matrimonio. A pesar de ser un día especial, el clima no acompaña. El día es gris y anuncia lluvia.

Una muchacha, probablemente la novia, de 23 años se encontraba todavía en su habitación, recién duchada y con su vestido blanco a un lado. Tenía el cabello celeste, larguísimo y unos ojos del mismo intenso color, unos ojos que reflejaban una triste mirada. En eso, alguien llamó a su puerta.

• Soy yo, Lucy ¿Puedo pasar?- Dijo una dulce voz detrás de la puerta.

• Sí, claro. Pasa.

• Me alegra que hayas podido venir desde Francia- Dijo la muchacha de cabello azul en cuanto Lucy entró
• Je je je no me perdería tu gran día por nada del mundo- En ese minuto, tocaron nuevamente en la puerta. Y hay alguien que pensó igual que yo.

La chica Lucy se dirigió rápidamente (sería más correcto decir que corrió), entusiasta a la puerta, dejando entrar a una tercera chica. De mediana, estaba como en el medio entre Lucy y la novia, ojos verdes como esmeraldas y cabellos dorados, vestía un poco más seria que Lucy y su expresión era más o menos así. Seria, seria y dulce.

• ¡Anaís!- El tono de la novia es de completo asombro.
• Hola amiga –Le respondió la recién llegada-¿De verdad creíste que no vendría?
• OH, la verdad es que sí. Pensé que tendrías muchos exámenes en estas fechas...
• Los exámenes no se pueden comparar con un acontecimiento como este.-Finalizó Anaís con una sonrisa.

Ahora las tres chicas llevan una sonrisa en el rostro. Estuvieron un rato charlando, sobre cómo les había ido en los estudios, con sus novios, bueno, cosas de chicas. Al final, Lucy y Anaís decidieron ir a la iglesia a esperar a su amiga.

• -Te veremos allá- Se despidió Anaís.
• -Y tienes que ir bien bonita- Le dijo Lucy desde la puerta.

Ambas salieron y dejaron a la chica de cabellera celeste ola. En cuanto lo hicieron, su semblante se entristeció. Recordó cierta aventura a los 14 años, cuando conoció a Lucy y a Anaís... cuando se enamoró. En ese entonces ella era solo una niña y de un carácter muy distinto a sus amigas, por eso pensó que él jamás se fijaría en ella.

Ellas habían sido escogidas y llevadas al mundo de Céfiro para convertirse en las legendarias Guerreras Mágicas, para salvar a Céfiro de la destrucción... asesinando a quien creían que salvarían.

• Aquello si que nos hizo madurar, pero ni aún así él se fijaría en una niña.

Así fue. Cuando iban a regresar a este mundo (un regreso definitivo) ella trato de revelarle sus sentimientos, pero él se lo impidió, le desvió el tema. Fue así como le hizo saber que él no sentía nada por ella.

La muchacha decidió olvidar eso ahora, tomó su vestido de novia y comenzó a arreglarse.

A lo lejos se ve a un niño, de no más de 10 años de edad y de cabellos color lila que pasea por los corredores de un castillo. En realidad este no es ningún niño, en realidad tiene 754 y es el mago más poderoso de su mundo, Céfiro, y hoy (como todos los días) piensa en la muchacha, ya mujer, que le robó el corazón. Suspiró.

La muchacha de cabellera azul ya estaba lista e iba camino a la iglesia. Trataba de pensar en su novio, pero no podía, en su mente sólo estaba esa persona. Al que había amado desde los 14 años.

Por fin llegó a la iglesia. Era el momento. No supo por qué, pero una niñita que estaba en la entrada le dio gran curiosidad. No la conocía, pero la encontró familiar. No le prestó más atención. Debía mirar hacia delante, andar firme.

El mago y su acompañante aparecieron enfrente de lo que parecía una iglesia, en un día cubierto por oscuras nubes. Él ahora se fijó mejor en quien tenía al lado. Era una niñita, que no tendría más de 10 años de edad, cómo él en su forma cefiriana. Solo que ella tenía el cabello color lila, con brillos celestes y sus ojos eran color azul muy especial, mezcla del cielo con el mar. En sus manos llevaba lo que parecía una llave de plata, aunque el metal era aún más brillante. Después se observó a sí mismo, también había cambiado, ahora era mucho más alto y lucía como alguien de 20 años. Pero le parece extraño, solamente él puede cambiar su apariencia y solo si él lo desea. Sin embargo, allí está.

Marina llegó frente al altar. El novio la esperaba allí, él era alto, de cabello corto y café que tapaba sus ojos. Llevaba una sonrisa, pues él si que la amaba, o creía hacerlo. "Me recuerda a Ascot. Pensó el mago. ¿Qué habrá sido de él? Hace 4 años que se fue de Céfiro ¿Acaso...?

Ella miró a su novio, el que en unos minutos sería su esposo. Intentó sonreír y esperó que hubiese resultado. El sacerdote comenzó la ceremonia. Lejos de ellos, la niña empeoraba a medida que pasaban los minutos y la ceremonia avanzaba.

Después de un buen rato, llegó la pregunta definitiva.

• Ascot Nightwolf ¿Aceptas como esposa a Marina Ryuuzaki?

La cara del mago adquirió shock. Ascot, había dicho Ascot. Era él, su discípulo, el mejor aprendiz del mago GuruClef, o sea él. Era él quién le quitaba a Marina. En ese instante sintió un profundo odio por él.

La respuesta de Ascot fue la obvia "Sí, acepto". Para la niña fue como si la atravesaran con una lanza. Su llave de plata cayó al suelo. Llegaba el turno de Marina.

• Marina Ryuuzaki ¿Aceptas como esposo a Ascot...?

La niña ya no podía más, su condición empeoraba por segundos y el "Acepto" de Marina fue su sentencia de muerte. Cayó al piso y GuruClef, saliendo de su estado de shock. No había vuelta tras, pensó GuruClef después de revisar sus signos vitales, estaba muerta. GuruClef la tomó en brazos y la observó detenidamente. Y, ahora,... entendió todo. Marina debía saberlo.

Ya estaba todo hecho, pensó Marina. Ella salía ahora de la iglesia como la esposa de Ascot Nightwolf. Al salir, en las puertas de la iglesia, lo vió a él, a GuruClef. Había cambiado su apariencia, ahora se veía como ella. Ahora... que era tarde.