Guerreros Legendarios
(Fan fict de la serie Magic Knight Rayearth)
por Lady Jade



Capítulo 3: Anais, la muchacha en el Bosque del Silencio.


- Pu pu pu pu pu...
- ¡Nicona! ¡Espéranos!
- ¡¿Hacia dónde nos dirigimos?!

Latis, Clef y Paris atraviezan el bosque del silencio mientras siguen a Nicona que va a un paso muy rápido, lo que obliga a los muchachos a correr. Repentinamente un gran mounstro de un solo ojo aparece frente a los muchachos.

- ¡Latis! ¡Clef! ¡Tengan cuidado!

Sin prestar atención a las advertencias de su amigo, Latis convoca la espada de su guante y se lanza contra el mounstro, atravezando facilmente la cabeza de este. Unos segundos después, el mounstro había desaparecido en una gran explosión. La espada de Latis desaparece y él se vuelve hacia sus amigos.

- ¡Muy bien hecho Latis! - Mientras más avanzamos, más mounstro encontramos. - Nicona ¿no será que tu nos estás llevando hacia los mounstros apropósito?- le pregunto Paris a la pequeña y simpática criatura.

Nicona corrio a refugiarse en los brazos de Clef mientras negaba con movimientos de cabeza.

- ¡Pu pu pupu!
- Paris, estoy seguro de que ella no lo hace a propósito. Quizás los mounstros nos están persiguiendo.
- Clef, no digas esas cosas ¿si?- dijo Paris con una gran gota en su cabeza.

Todos comenzaron a reir, sin notar que detras de algunos árboles había una sombra que los observaba...

Clef puso a Nicona en el suelo y ella comenzó a saltar nuevamente. Los muchachos comenzaron a correr siguiendola. Después de algunos minutos, otro mounstro con forma de pájaro gigante hizo su aparición, pero fue derrotado facilmente por los tres muchachos.

- Cada vez hay más mounstros.
- ¿Cómo vamos a hacer para llegar a la fuente de la Eternidad con tantos mounstros en el camino?- preguntó Paris cansado ya de tanto correr y luchar
- No lo se. Estoy empezando a dudar de ti Nicona- le advirtió Clef a la criatura
- ¡Pupu!
- No creo que esto sea solamente una coincidencia. Seguramente en la Fuente de la Eternidad es en donde viven todos los mounstros.
- ¡No seas tan pesimista!

Latis no prestaba atención a la conversación de sus amigos.

- ¿Latis? ¿Sucede algo?
- Puede que sea mi imaginación, pero siento que alguien nos está observando.
- Tal vez deberíamos tomar nuestras armas.
- Si, creo que es lo mejor. Nunca sabremos cuando va a atacarnos algún otro mounstro...

Latis no pudo terminar. Un mounstro sacudio el suelo y comenzó a atacar a Latis. Cuando Clef y Paris se disponían a convocar sus armas, hizo su aparición detrás de ellos una enorme criatura con aspecto de flor gigante, un solo ojo y vario tentáculos, con los que los atrapó. Latis logró deshacerse de la criatura y antes de que pudiera rescatar a sus amigos, algo extraño sucedió: el mounstro cayó cortado en dos partes y liberando a Paris y a Clef, para que luego sus restos desaparecieran. Y detrás de donde minutos antes se había encontrado la criatura había ahora una bonita muchacha aspecto frágil, cabellos castaños a la altura de sus hombros, profundos ojos verdes y una altura algo menor a la de Paris. Ella llevaba en su mano derecha una espada sencilla de doble filo con el mago recubierto de piedras verdes y estaba vestida con ropas sencillas en varios tonos de verde. Los muchachos la miraron sorprendidos.

- Muchas gracias por ayudarnos señorita- le dijo Clef
- No fue nada. ¿Quienes son ustedes?
- Mi nombre es Latis.
- Yo soy Paris.
- Y yo soy Clef. ¿Y tu quién eres?
- Mi nombre es Anais- dijo haciendo una ligera reverencia, para luego darles una advertencia- No deberían caminar por el bosque del Silencio sin armas. Es un lugar demasiado peligroso. En este bosque habitan miles de mounstros- explicó la muchacha mirandolos seriemente.
- ¿Miles?
- ¿Y entonces que es lo que estás haciendo tu en este lugar?
- Yo solo estaba paseando cuando me extravie en este lugar y todavía no puedo encontrar la salida- explicó Anais con una sonrisa mientras tras la cabeza de los muchachos surgía una de las clásicas gotas de sudor- Ustedes parecen conocer la salida de este lugar, así que podríamos hacer un trato: necesito que me guien hasta la salida de este bosque. A cambio yo quizás pueda ayudarlos un poco con los mounstros. Si tuvieran quizás podrían darme tambien un poco de comida. No he comido nada decente en días.
- Pero nosotros no tenemos...- comenzó a explicar Paris- ¡Nicona!
- Pu puuuu...

La pequeña criatura había saltado a los brazos del muchacho y comenzó a mirar a Anais. En un momento la joya de su frente comenzó a brillar y de repente Anais tuvo en sus manos un gran plato con comida.

- ¡Nicona! No sabía que podías hacer eso...
- Con razón Marina nos dijo que la lleváramos con nosotros.

Los tres chicos vuelven a dirigir sus miradas a Anais, la cual se encontraba todavía mirando extrañada el plato que Nicona le había proporcionado. En ese momento los miró y les sonrió.

- Parece que el trato está hecho. ¿Hacia dónde vamos?

Clef iba a contestarle a la muchacha cuando Latis y Paris lo tomaron de los brazos y los tres se alejaron un poco.

- ¿Qué sucede?
- Noy hay que dejarnos convencer tan fácilmente.
- ¿Cómo sabremos si podemos confiar en ella? ¡Quizás sea uno de los secuaces de Zagato!
- Pero ella nos ayudó con ese mounstro.
- Quizás solo lo hizo para engañarnos. No conocemos a nadie en este lugar. Solo podemos confiar en Marina y en Presea.
- Si... Quizás tengas razón.

Los muchachos volvieron su atención sobre Anais.

- No necesitaremos que nos acompañes. Puedes quedarte con la comida. Quizás seas buena con la espada, pero podemos terminar solos nuestro recorrido.
- ¿Acaso les ofende que siendo mujer pueda ayudarlos?- sonrió pícaramente Anais.
- No se trata de eso- se adelantó Paris- Además tu historia debió ser una mentira. Ninguna persona, aunque sea muy buena con la espada, se atrevería a pasear en un lugar en el que hay tantos mounstros ¿O si?- terminó con una sonrisa.
- Que pregunta tan interesante, Paris- dijo Anais sin dejar de sonreir- De acuerdo, tu ganas. Yo no estaba paseando. En realidad solo soy una estudiante del manejo de la espada. El pueblo en el que vivía fue atacado por uno de los ayudantes de Zagato. Las únicas personas que conocí como mi familia murieron y mi única salvación fue venir a este lugar- explicó la chica con mirada llena de tristeza, pero pronto volvío a sonreir- Me escondí aquí y ahora no puedo encontrar la salida- terminó de explicar
- Perdona... yo no quise...- trató de disculparse Paris
- No te preocupes. Tu no tenías por qué saberlo- lo interrumpió Anais, provocando que Paris la mirara intensamente
- En todo caso, no creo que sea necesario que nos acompañes; así que, por lo tanto, adios- dijo Latis serio mientras comenzó a caminar rápidamente, haciendo que los otros dos muchachos lo siguieran a caminar.

Anais solo los miró ir.

**************************

- Esta siguiéndonos de nuevo.

Los tres Guerreros Legendarios estaban caminando por el bosque mientras seguían a Nicona, y a su vez eran seguidos por Anais, quien no trataba de ocultarlo.

- Quizás sea que realmente no sabe como salir de este bosque.
- O posiblemente tenga algún otro objetivo. Quizás quiere secuestrar a Nicona ahora que conoce sus poderes.

Llegando a un acuerdo entre miradas, Clef tomó a Nicona entre sus brazos con el fin de "protegerla" y los tres comenzaron a correr; mientras que Anais los seguia a corta distancia en todo momento.

- Dejémonos que nos siga. Tal vez podamos perderla entre los árboles.

Sin mantener un rumbo fijo, los tres muchachos comenzaron a esconderse entre los árboles del bosque; pero, al parecer, era imposible perder a Anais. Después de algunos cuantos minutos de carrera los muchachos se detuvieron.

- Parece que la perdimos.
- Si... creo que si...
- Oigan ¿Qué es lo que están haciendo? ¿Jugando a las escondidas?- preguntó la muchacha saliendo de la nada.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!!!!!!

**************************

- Tenemos que descansar para mañana.
- Pero que vamos a hacer aquí a la interperie.
- Podemos levantar un campamento. ¿Qué otra cosa podemos hacer? - Pupu pupu

Haciendo gala de sus poderes, la joya de Nicona comienza a brillar nuevamente, desde la cual sale un rayo de luz hacia el centro del claro. En instantes aparece en el lugar una estructura blanca en forma de huevo, que es sostenida por cuatro soportes dorados.

- Nicona, tienes unos poderes maravillosos.
- ¡Pupu pu pu!
- Presea tenía razón. Nicona tiene todo lo que nosotros necesitamos.

Los tres muchachos entraron a la cabina y empezaron a recorrerla. El interior de la cabina era blanco y no tenía ventanas hacia el exterior. Estaba decorado con figuras extrañas de color dorado y estaba amueblada con una mesa, un pequeño espejo y tres camas individuales; una para cada uno de los muchachos. Sobre la mesa había también dos cuencos con frutas.

- En este lugar hay de todo.
- ¡Esto parece un hotel!

Paris se había detenido a mirar las frutas que estaban sobre la mesa.

- Oigan, ¿Qué les parece si le llevo algo de comida a Anais? Después de todo, no parece una mala persona.
- No me parece una buena idea- comentó Latis
- Pero es solo una muchacha ¿Qué podría hacernos?
- Yo estoy de acuerdo con Paris- aseguró Clef. Latis los miró a ambos y se dejo convencer.
- De acuerdo Paris, pero ten cuidado. Aún no la conocemos lo suficiente como para confiar totalmente en ella.
- De acuerdo.

Paris salió de la cabina llevando consigo algunas de las frutas que había sobre la mesa. Anais se encontraba con su espalda apoyada en un árbol, como si estuviera pensando. Paris la contempló unos minutos en silencio. Por fin se decidio a hablarle.

- Oye Anais, te traje algo de comida- se acercó a ella y puso el cuenco entre las raices del árbol- La dejare aquí- le aclaró.

Paris comenzó a caminar nuevamente hacia el interior de la cabina.

- Paris
- ¿Si?- preguntó extrañado el mucho mientras giraba a ver a la muchacha
- Muchas gracias- le sonrió Anais mientras lo miraba con sus profundos ojos verdes.

Paris le devolvió la sonrisa y entró a la cabina junto a sus amigos.

**************************

Un nuevo día. Los tres Guerreros Legendarios corrían tras Nicona que iba saltando por el camino. Los muchachos llevaban las armas en sus manos, debido a que constantemente debían enfrentarse a alguna clase de mounstro.

- ¡AAAHHH!
- ¡Latis! ¡Cuidado!
- ¡¡AAAAAHHHHHHH!!
- ¡Paris!¡Clef!

Cada vez eran más los mounstro que aparecían en el camino de los muchachos. Ellos los enfrentaban sin temor, pero ya comenzaban a sentirse cansados.

- Pupupu pupupu pupupu...
- Nicona ¿Qué es lo que está sucediendo? Mientras más avanzamos más mounstros se nos aparecen.
- Pupu pupupu.
- Me gustaría que ya no encontraramos más mounstros...

Al parecer, Nicona decidió que no sería como Clef lo pedía....
Al salir a un claro los tres muchachos pudieron observar a lo lejos una gran roca negra que flotaba a cierta altura del suelo y que estaba rodeada de los más extraños mounstros que ellos jamás hubieran visto. Los Guerreros Legendarios se mantuvieron ocultos tras unos árboles.

- Pupu pupu- Nicona comenzó a saltar en dirección a la roca
- ¡¿A dónde vas?!- la detuvo Latis- ¿No querrás decirnos que debemos ir a ese lugar lleno de mounstros?
- Pupu
- ¡Es una locura! Aún con nuestras armas no podemos hacer nada en contra de todos esos mounstros- acotó Latis
- ¿Qué vamos a hacer?
- Lo mejor será que regresemos.
- Preguntémosle a Anais que opina.
- ¡Clef! No podemos hacerlo...
- Marina nos dijo que Céfiro había cambiado y se había convertido en un mundo invadido por criaturas. Pero eso es demasiado. Tenemos que hacer algo- dijo seriamente el muchacho de cabellos lilaceos.
- Es peligroso confiar en esa persona. Parece que ella nunca dice la verdad- lo interrumpió Paris
- Marina y Presea no están aquí con nosotros. En este momento sólo podemos confiar en ella ya que conoce bien este bosque.
- Eso es verdad.
- ¡Anais!
- Parece que ahora si van a necesitar que yo los ayude, a pesar de que soy una mujer ¿o no?- les sonrió la muchacha apareciendo detrás de un árbol- Ahora estoy dispuesta a responder todas sus preguntas, con la verdad- dijo la muchacha mirando a Paris
- Cuéntanos acerca del Bosque del Silencio. ¿Era un bosque normal antes de que Zagato tomara el control?
- En realidad este bosque no ha cambiado. En este lugar la magia nunca funcionó y siempre estuvo poblado de extrañas criatura. Por eso es que ni siquiera Zagato y sus secuaces se aventura por estos lados. Al parecer esa gran roca negra es la causante de todo lo que sucede aquí.
- Si destruimos esa roca, quizás los mounstros desaparescan...- dijo Clef pensativo
- ¡Pero que es lo que estas diciendo! ¡Si vamos a donde están todos esos mounstros vamos a morir!
- Lo mejor va a ser dividirnos en dos grupos. Un grupo distraerá a los mounstros mientras el otro destruye la roca- dijo Latis al tiempo que convocaba su espada.
- Yo me encargaré de distrer a los mounstros- dijo Anais decidida
- No- le ordenó Latis- si nosotros no podemos hacer esto nosotros jamás podremos salvar Céfiro.
- Ustedes mencionaron a Marina, ¿Se referian a la gran hechicera?
- Si, así es- empezó a explicar Clef- Ella nos salvo y nos dijo que...
- No debes confiar en ella- volvio a repetirle Paris por lo bajo
- Ya entiendo. Ustedes intentan rescatar a la Princesa Esmeralda y salvar Céfiro. ¿No es así?
- ¿Ahhhhh?
- A mi también me gustaría poder salvar a la Princesa Esmeralda...- el rostro de Anais se puso serio repentinamente.
- ¿Por qué...?
- Es que... Yo nunca conocí a mis padres o a mi familia. Lo único que puedo recordar es que cierto día desperté en una casa desconocida en la que un hombre y una mujer algo mayores me trataron muy bien, como si fuera su hija. Ellos me contaron que me habían encontrado dormida en el bosque cercano a aquel pueblo y desde entonces viví junto a ellos y legué a quererlos como si fueran mis padres. Un día, sin saber por qué, fuimos invitados al castillo real. En un momento en que me dejaron sola comencé a recorrer los pasillos y las lujosas habitaciones del castillo sin permiso. Yo nunca quise robar nada, pero en una habitación encontré una delicada caja de madera y al abrirla encontré dos hermosas joyas. Tome una de ellas en mi mano para observarla mejor, pero los guardias del castillo llegaron repentinamente... Me llevaron hasta el salón principal del castillo. La Princesa era una muchacha joven y muy hermosa... Ella me salvó...

- Yo se lo obsequie. Ella no robó nada del castillo. Déjenla en libertad.

- Desde ese momento, le debo mi vida a la Princesa. Desde que cayó prisionera me hubiera gustado intentar rescatarla, pero yo sola nunca podría. Por eso hice todo lo que estuve a mi alcance... Había logrado reunir un gran grupo de espadachines y gente dispuesta a atacar el castillo de Zagato... todo estaba listo... hasta ese día atacaron el poblado y quedé atrapada en este bosque.

Anais tenía el rostro serio y la mirada obscurecida. Una pequeña lágrima se formó en sus ojos, aunque Anais la secó rápidamente y volvió a sonreir. Los muchachos la observaron.

- De acuerdo, tu puedes ayudarnos- declaró Latis- Clef y yo iremos a distrer a los mounstros mientras Paris y Anais destruyen la roca.
- De acuerdo.
- ¡Clef! ¡Vamos!
- ¡Si!

Clef y Latis comienzan a correr en dirección a los mounstros, dejando a Paris y Anais a solas. La muchacha observaba el claro esperando el momento exacto en el cual debían destruir la roca. Paris solo se limitaba a observarla.

- Anais... Espero que ahora si hayas dicho la verdad.
- Tu decides si quieres creerme o no, Paris- dijo la chica con una sincera sonrisa, con lo que logró obtener otra sonrisa como única respuesta del muchacho.

**************************

Latis y Clef cayeron en un lugar en donde los rodeaba toda clase de extraños mounstros a los que comienzaron a atacr, logrando que poco a poco se alejaran de la roca.

- ¡Clef!- Latis cayó justo a tiempo sobre un mounstro que se disponía atacar a su amigo
- ¡Cuidado!
- ¡AAAhhhhhh!
- ¡Cada vez son más mounstros!
- ¡Paris y Anais tienen que apresurarse!

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Al ver que los mounstros comienzan a alejarse, Anais decide comenzar con su parte del trabajo.

- ¡Vamos!- Anais comienza a correr adelantándose
- ¡Anais! ¡Espera!

Los muchachos correr. Anais delante y Paris algunos metros más atrás sin poder alcanzarla.

- ¡Anais!
- ¡Paris! ¡Vigila atrás! ¡Yo voy a destruir esa roc...! ¡¡Ahhhh!

Anais no pudo terminar. Sintió como una fuerza extraña recorría su cuerpo a medida que se acercaba cada vez más a la roca y comenzó a marearse hasta caer de rodillas clavando su espada en la tierra.

- ¡¿Qué es esto?! ¡AAhhhhhh!
- ¡Anais! ¡¿Qué sucede?!
- ¡Paris! ¡No te acerques más!- gritó la muchacha haciendo que Paris se detuviera antes de llegar hasta ella.

Paris lucía sorprendido, hasta que vio como la muchacha comenzaba a flotar a cierta altura del suelo.

- ¡¿Qué está sucediendo?! ¡Anais! ¡¿Estás bien?!- Paris iba a comenzar a correr nuevamente
- ¡Paris! Esta roca tiene un poder sobrenatural. ¡No te acerques!- gritó la muchacha mientras intentaba sostenerse de su espada clavada en el suelo, al tiempo que una invisible fuerza la atraía hacia la roca y su cuerpo comenzaba a transformarse en algo extraño, comenzando desde sus piernas- No se lo que está pasando pero estoy segura de que si te acercas serás convertido en alguna extraña criatura, al igual que pasa con todos los animales que se acercan hasta ella. Y eso es lo que quiere conseguir conmigo. Por eso es que este bosque está tan poblado de mounstros.¡AAhhhh!
- ¡Anais!
- ¡No te acerques! Debes destruir esta roca desde donde estas. De otro modo... ¡¡AAAAHHHH!!
- ¡Eso es imposible! ¡¿Cómno voy a destruirla desde donde estoy si ni siquiera puedo acercarme hasta ella?!
- ¡Arroja tus dagas!
- ¡¿Pero cómo voy a hacerlo?!
- ¡Paris! ¡Céfiro se rige por el poder mental! ¡Si crees en ti mismo puedes llegar y destruir la roca!
- ¿Si creo en mi alcanzaré la roca con mis dagas y podré destruirla?- meditó Paris
- ¡AAhhh! ¡Paris!

Paris tomó una de sus dagas e iba a lanzarla. Pero no pudo hacerlo. Tenía temor de no llegar a destruir la roca.

- ¡Por favor Paris! ¡Hazlo!

Paris observó que a lo lejos, Latis y Clef continuaban enfrentándose a los mounstros. La lucha era interminable. Volvió su mirada hacia Anais. El delicado rostro de la muchacha estaba transformado por el dolor, mientras que ahora casi todo su cuerpo estaba cubierto por una extraña sustancia. Y entonces él volvió a tomar su daga, aunque esta vez lo hizo con más determinación.

- ¡Paris! ¡Debes creer en ti! ¡Hazlo!

"Todo lo que tengo que hacer es creer" pensó el muchacho. Y, cerrando sus ojos, arrojó una de sus dagas con la mayor fuerza que le fue posible.

La daga atravezó el aire girando a gran velocidad, hasta clavarse en la gran roca. La daga no hizo un gran daño, solo logró agrietarla; pero al parecer esto fue suficiente, ya que la roca cayó al suelo. Anais recuperó su forma normal y ella también cayó al suelo quedando inconsciente.

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Latis y Clef seguían luchando contra los mounstros, pero la lucha era despareja. En un momento estaban espalda contra espalda viéndose rodeados de mounstros.

- ¿Qué haremos ahora?

La pregunta de Clef fue respondida inmediatamente cuando uno a uno los mounstros que los rodeaban fueron cubniertos por un leve resplandor y se convirtieron en extrañas pero inofensivas criaturas.

- ¿Qué es todo esto?
- ¡No lo sé!
- Quizás... ¡Anais y Paris deben haber destruido la roca! ¡Que bien!

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Paris se acercó corriendo a Anais que yacía inconsciente en el suelo. La tomó en sus brazos y comenzó a llamarla.

- ¡Anais! ¡Anais!

La muchacha despertó lentamente y cuando vio a Paris le sonrió.

- Parece ser que necesito más práctica. Ni siquiera pude destruir esa roca- bromeo Paris. Luego los dos muchachos comenzaron a reir alegremente.

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Los Guerreros Legendarios y Anais había llegado hasta los límites del Bosque del Silencio en un bonito atardecer.

- Creí que vendrías con nosotros- dijo Clef sosteniendo a Nicona entre sus brazos
- Yo nunca dije eso. Solo estaba buscando la salida del bosque. Es hora de que nuestros caminos se separen- dijo Anais seriamente, aunque hubiera preferido que no fuera así.

Paris observaba a la muchacha silenciosamente con ojos entristecidos. La muchacha comenzó a buscar algo entre los pliegues de su ropa. Cuando lo encontró, le dirigió una mirada llena de cariño a Paris, se acercó a él sonriendo, tomó una de sus manos y le entregó una bonita joya.

- Esto es para ti Paris. Es una joya capaz de conceder deseos. Estoy segura de que te cumplirá cualquier deseo que pidas.

Sin decir nada más, Anais comenzó a correr, sin dejar que los muchachos notaran su sonrojado rostro, hasta perderse de vista, mientras Paris la observaba con detenimiento.

- Paris, parece que le gustaste a Anais ¿O no es así Latis?
- Creo que tienes mucha razón Clef.
- ¡Ya callense!- les gritó el muchacho que tenía el rostro teñido de un fuerte color rojo mientras sus amigos seguía molestándolo y en sus manos sostenía fuertemente la joya que Anais le había entregado.

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Zagato se encontraba de pie en el centro de un oscuro cuarto. Tras él se encontraba Nova. Ambos estaban mirando el espejo mágico en el que podían observar como los tres Guerreros Legendarios recomenzaban su camino siguiendo a Nicona.

- Amo Zagato, el Bosque del Silencio está en el espejo. ¿Qué es lo que ha sucedido?
- Entonces aún siguen vivos- la expresión de Zagato era de odio- He menospreciado a esos guerreros. Esto no volverá a suceder.

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Notas de la autora:

Ohaiyou yaa minna-san!!!(Hola a todos!!) ¿Cómo están? espero que muy bien. ¿Y? ¿Qué les parece este capítulo?
Quiero aprovechar este pequeño espacio para... Bueno, basta de formalidades. Lo único que quiero decir es que les agradezco a todos aquellos que están leyendo mi fic. Muchísimas gracias a todos.

Ahh! Muchísima gracias a las personas que me han escrito. Prometo contestar sus mensajes pronto. Y para aquellos que quieran escribirme, haganlo sin ningún problema a lady_jade_chan@yahoo.com

Espero encontrarlos leyendo el próximo capítulo. Y perdónenme si es que tienen que esperar un poco para seguir leyendo, pero es que ultimamente me han bombardeado con exámenes en la escuela.

Muchísima suerte para todos.
Nos vemos.
                                                                                                                                                                                      Lady Jade