LOS HEROES SON RECORDADOS PERO...
Por:
Anais.
Es una noche pacifica, una noche sin luna en Céfiro. Las estrellas se ven claramente mientras ligeras ráfagas de viento juguetean con las ramas de los arboles. Desde una casa pequeña en las penumbras, recargada en el marco de la puerta, una mujer observa con atención, su figura es alta y delgada, de cabellos largos sujetos a una larga y gruesa trenza. Sus ojos morado claro vagan por el firmamento mientras cavila.
Sus ojos se abren y sus cejas se arquean, es un fenómeno sorprendente, nunca visto en Céfiro. De tres estrellas cercanas se desprenden pequeños pedazos de ellas mismas y recorren el cielo como un ligero relámpago que alumbra el cielo, las ve hasta que se pierden en la oscuridad. Ha presenciado lo que en Mundo Místico conocemos como estrellas fugases. Su vista regresa a las tres estrellas que han realizado este pequeño milagro, junto a ellas ahora hay una cuarta estrella brillando. Es más chica que las otras, tal vez por eso no la había visto. ¡No! Ella conoce muy bien esa parte del cielo, corre dentro de la casa que parece un cubo con una mitad de naranja encima, minutos después parte del techo, en forma de mitad de naranja, se abre por el centro dejando una pequeña ranura de la cual sale un telescopio. ¡Ahí esta!, ¡Es sin duda una estrella!, ¡Una estrella que el día anterior no estaba! Esta segura de ello por los registros que lleva del cielo.
Su cara se pone pálida, su rostro se contrae por la terrible sensación de angustia y terror que esta experimentando. Toma una vela y baja hasta el sótano de la casa, este más bien parece una biblioteca pues esta lleno muebles atestados de libros, en medio hay un pequeño tapete rojo, la mujer levanta una mano y el tapete es retirado, de bajo hay una especie de cristal que protege un libro viejo de pastas rojas. La mujer posa sus manos sobre el cristal, recita un conjuro y este desaparece, toma el libro y lo abre...
Todo lo que comienza
tiene que terminar...
Los ciclos abiertos
deben ser cerrados...
Años después de la caída
de la princesa niña
hermanos pelearan contra hermanos
y ese será el principio del caos.
Tres estrellas caerán del cielo
y una más aparecerá en el firmamento...
Cerró el libro con fuerza, sus sospechas eran ciertas, las profecías comenzaban a cumplirse y por ahora era lo único que necesitaba saber...
b a
El hombre se arrodillo junto al lago y con la más infinita delicadeza deposito una flor de pétalos alargados, color entre azul y violeta, sobre la superficie del agua. La florecilla floto por unos segundos y luego se hundió en las tranquilas aguas del lago. Él le miro pacientemente hundirse, mientras exhalaba un suspiro.
Era un hombre alto, de cuerpo marcado sin exagerar, cabellos largos y rojos-castaños sujetos por una liga(que intentaba mantenerlos alejados de su rostro sin mucho éxito) y tez blanca con unos hermosos ojos verdes de mirar melancólico. Su ropa constaba de unas botas blancas adornadas por un par de piedras verdes, un pantalón negro y una especie de camisa holgada con orillas verde oscuro que le llegaba un poco más debajo de sus glúteos, ceñida por un cinturón negro, con una piedra azul en el centro, unos guantes negros con las mismas piedras verdes completaban el atuendo. Vestido de esta manera, era muy difícil darse cuenta si era un guerrero o un hechicero
.- El pueblo olvida fácilmente.-
- Tal vez... pero creo que hay personas que no podemos olvidar.-
El pelirrojo se levanto y volteo buscado al dueño de la voz. Saliendo detrás de un árbol cercano, se le presento la figura de un hombre moreno, de la misma estatura que él, pero igualmente de cuerpo fuerte y marcado, con barba en forma de candado, que enmarcaba sus labios, su cabello era verde y como antaño lo llevaba un poco largo y atado. Su atuendo era compuesto por unas botas adornadas por unas piedras preciosas amarillas, unos pantalones blancos en donde se fajaba una camisa de cuello alto, manga larga y orillas amarillas, también blanca con un cinturón ancho color rojo, una hombreras doradas adornadas por una piedra amarilla rodeada de un circulo rojo y atadas una a la otra por una cadena también dorada, de estas hombreras salía una capa que se movía majestuosamente a cada paso que el hombre daba. Sobre su cabeza llevaba una corona dorada(tan delgada que parecía una tiara), terminada en picos asía arriba con una piedra semiredonda de color rojo en el centro y a los lados de esta piedra, había cuatro más pequeñas del mismo color.
- ¿Su majestad?.-
- Muy gracioso...¿Así saludas a los viejos amigos?.-
Ambos hombre se acercaron y rieron mientras se daban un abrazo fraternal.
-¿Llego tarde?.-
El que había llamado era un hombre de piel blanca, un poco más alto que ellos, de complexión delgada pero fuerte, su cuerpo musculoso era cubierto primero por una playera sin mangas y pantalón, ambos negros, después le cubría una especie de gabardina negra con orillas gris que era atada a su cuerpo por un cinturón ancho, también gris que contaba con una joya azul marino en el centro. Así mismo llevaba guantes negros, con unas piedras azul marino rodeadas por un circulo gris que era el mismo adorno de sus botas negras. Su cabello era negro y lacio, lo llevaba corto. En su cabeza portaba una especie de tiara con un cristal redondo, protegido por una pequeña placa metálica y del cual salía un cable con dirección a su espalda que se escondía detrás de su capa azul-gris. Por ultimo portaba unos lentes oscuros sobre sus ojos negros. Se veía como una combinación de los ropajes típicos cefirianos con ropa de Autosam, cosa que ya no era de extrañar.
Los dos hombres se acercaron a saludar al recién llegado. Después el moreno y el de cabellos negros procedieron también ha depositar una flor en el lago.
- Ya han pasado diez años... - Susurro el pelirrojo y sus palabras concordaron con una pequeña ráfaga de viento, que arrastro las hojas de los arboles y movió la superficie del lago.
b a
En las afueras de una señorial mansión, una niña pide una audiencia con la dueña de la casa. El mayordomo, un poco extrañado avisa a la señora de la casa.
- ¿En que puedo ayudarte pequeña?.-
La niña observo a aquella dama, trato de encontrar algo, algún indicio en sus facciones que le fuera familiar. Solo encontró conocida una gran dulzura en unos ojos cafés que ella recordaba verdes.
- Creo que me equivoque de casa.-
- ¿A quien buscas pequeña?.-
- A Anais.-
- No te equivocaste, ella vivía aquí. Se fue de esta casa hace como siete años.-
Lucero se dedico a observar a la niña, tendría aproximadamente 10 años, tenía los cabellos ensortijados y rosas, como el algodón de azúcar, los llevaba amarrados en una media cola, y tenía unos enormes ojos azules claros, como el reflejo del agua. Llevaba un vestido color entre café y amarillo con bordados de girasoles y sandalias blancas. ¿Cómo conocía esa niña a su hermana? Esa niña debió ser una bebe cuando Anais se fue de casa.
- Dime, ¿Cómo conociste a mi hermana?.-
- Fuimos compañeras de viaje. Es muy importante que la encuentre.- Dijo la niña sonriendo y con cierto aire misterioso.
- Lamento no poder ayudarte, desde que se fue no he sabido nada de ella. Habla algunas veces por teléfono para decir que esta bien, pero nunca ha querido decirme donde esta. Creo que podría cruzarme en la calle con ella y no saber que es mi hermana.- Dijo tristemente Lucero.
- No era mi intención entristecerla.-
- No te preocupes, no es nada. No tengo por que quejarme, ella esta bien, lo se. Por cierto no nos hemos presentado, yo soy Lucero Hohonji.-
- Mi nombre es Nina. Tengo que irme, me dio gusto conocerla- La niña se dispuso a salir.
- Espera.- La detuvo suavemente por un hombro.- ¿Quién eres tu?.-
La niña bajo la vista.
- No lo entenderías.-
- Esta bien. Sabes como encontrar a Anais, ¿no es verdad?.-
- Si, es nuestro destino encontrarnos.- Dijo la niña con cierto tono de dolor y tristeza.
- Cuando la encuentres por favor dile que vuelva a casa. Prométeme que se lo dirás. Promete que ella volverá a casa-
- ¡No puedo hacer eso!.-
La niña salió corriendo de la habitación y atravesó el resto de la casa de igual manera. La mirada de Lucero se torno triste, ella ahora tenía una familia de quien cuidar pero aun así extrañaba a su hermana y deseaba verla. La visita de Nina la había dejado intrigada, sabía que su hermana siempre había guardado un secreto y sospechaba que es niña tenia que ver con el. Lo descubrió por su mirada, su cuerpo sería de niña, incluso su actitud, pero su mirada delataba que sus ojos ya habían visto demasiadas cosas.
Nina abandono el lugar corriendo. Hizo esfuerzos por no llorar, pero las lagrimas brotaron sin control de sus azules ojos.
- No puedo prometerlo, no puedo, por que ninguna de ellas volverá...-
b a
- ¡Buenos días Luisa!.-
- ¡Buenos días señorita Mirash!.-
- Luisa, ya te he dicho que solo me digas Mirash, ¿Esta bien?.-
- Si, señ...Mirash.-
- ¿Ya esta listo el desayuno?.-
- Si, en seguida lo sirvo.-
Luisa desapareció detrás de las puertas de madera de la cocina. Mirash tomo asiento en la barra que estaba en la cocina.
- Tu papa llamo anoche, todavía no llegabas. Dijo que él y tu mama te esperan para cenar.-
- Esta bien.- Dijo sonriendo, mientras se llevaba a la boca la fruta picada que Luisa le había dado.
Dio un rápido vistazo a su departamento, estaba orgullosa de él, por que lo había comprado con el pago de su primer estelar en una película. Después de eso, los tres años siguientes le habían llovido ofertas de trabajo.
El departamento era espacioso y cubría todas las necesidades que una mujer joven requería, tenía dos habitaciones(en una dormía ella y en la otra su asistente, ósea Luisa), un baño con tina, un comedor, la cocina que podía ser transformada en una pequeña cantina para los invitados y por ultimo un pequeño balcón. Ella misma había decorado con un gusto muy elegante y a la vez sencillo. Es verdad que el amueblado se lo había obsequiado su papa, (No podía permitir que su "princesa" se mudara a un departamento sin muebles)pero todo lo demás lo había adquirido ella con su trabajo de actriz. Su madre se había opuesto al principio a que ella siguiera esa carrera, pero después de verla actuar, fue la más entusiasta. Además también tenía trabajos eventuales de modelaje, le iba bastante bien en el mudo del espectáculo.
Este día en particular tenía llamado para empezar a rodar la película "Mystic World", había aceptado participar(aunque le ofrecieron un papel secundario) por que el argumento la había capturado, a pesar de ser totalmente fantasioso: unas niñas que caían en un mundo desconocido y se veían forzadas a pelear para salvar a una princesa. Ella interpretaría a una hechicera que peleaba contra ellas no por convicción propia, si no por estar enamorada del enemigo de la princesa. Era increíble, pero ella se había identificado mucho con la historia y con el personaje, por eso había aceptado.
Termino su desayuno y se dispuso a vestirse, entro en su cuarto y abrió su espacioso closet. Se despojo de su bata y de su camisón. Tomo unos pantalones de mezclilla a la cadera y un top azul, encima se puso una blusa blanca pequeña, con manga corta. Por ultimo se calzo unas sandalias blancas de tiras, se hizo una cola alta de su largo cabello azul y se puso unos lentes oscuros. No tenía sentido darse más arreglo, pues en el set, se encargarían de eso. Miro el reloj y salió corriendo.
- ¡Adiós Luisa!- Le grito mientras daba un portazo.
La chica la miro salir en su Beetle azul, se le sobrecogió el corazón, tenía un mal presentimiento.
b a
La doctora se dejo caer exhausta sobre un sillón de la sala de espera. Había sido una noche muy ajetreada y su turno estaba apunto de terminar. Sus compañeros detestaban eso de los doctores residentes, a ellos: "los novatos", les dejaban las tareas más pesadas o bochornosas.
Ella no se quejaba, sabía que eso era parte de su trabajo y aunque aquellas grandes eminencias medicas parecían realmente disfrutar el hacer sufrir a los "novatos". De ella jamas recibían un solo reclamo o queja, ella sabía que necesitaban esa presión para aprender a controlarla, para no explotar en el peor momento y tomar decisiones equivocadas.
Era pues la consentida del Director General y la preferida de las enfermeras, todos le ayudaban para encontrar algún rato para estudiar su especialidad: Pediatría. Ya que por ahora solo era medico general.
Su carácter alegre, entusiasta y optimista le atraía la simpatía de muchos y la envidia de algunos que la veían como una mosca muerta, sobre todo les hacia rabiar esa especie de ingenuidad que dejaba traslucir en sus ojos.
Por eso sus hermanos se habían opuesto rotundamente a que su pequeña hermana estudiara una carrera tan conflictiva y demandante como la medicina, pero la chica había demostrado no solo poder con ella, si no tener el valor y el corazón para ser una buena medico. Ella había decidido estudiar medicina por que tenía un marcado deseo de ayudar a los demás. Y si algo la hacia desdichada era ver que la gente sufriera y no pudiera hacer nada por ayudarla. Por eso su primera experiencia con la muerte de un paciente fue traumática, casi la hizo abandonarlo todo. Fue su corazón fuerte y su deseo de no rendirse lo que la saco de ese bache, había pasado la prueba más dura que enfrentaban los médicos y había salido airosa. Su deseo de ayudar y proteger a toda costa se hizo más fuerte.
Sin embargo, había algo que la ensombrecía, algo que no dejaba que nadie notara. Ni siquiera sus hermanos lo sabían, tal vez sus mejores amigas se hubieran dado cuenta, si no fuera por que hacia años que no se veían. Había algo en su corazón, algo que pareció despertar cuando aquella niña murió en sus brazos y no pudo hacer nada por ella. Esa chiquilla tenía leucemia(cáncer en la sangre) el doctor que llevaba su caso, había dicho que era una simple anemia causada por desnutrición. Ella se hizo amiga de la pequeña de largo cabello rubio y unos enormes ojos azules. Muchas veces hablaron de que irían juntas a ver el estreno de una película, basada en el libro favorito de Joyce: "Mystic World".
Joyce no sobrevivió para saber quienes actuarían en la película. Murió en sus brazos y ella se culpo de su muerte, pasaba demasiado tiempo con ella para no darse cuenta., ella debió darse cuenta de que el diagnostico estaba equivocado, debió ver como en tratamiento no surtía efecto, debió saber que la niña tenía cáncer. Cuando se percato de la verdad ya era muy tarde, Joyce murió una mañana de mayo y ella tuvo que decírselo a sus padres y a su hermano. Por meses soñó con una niña de cabellos rubios y ojos azules a quien ella mataba con sus propias manos.
Desde entonces se dedicaba a revisar, con sumo cuidado, cada caso que podía. Lo hacia inclusive, inconscientemente. De alguna manera necesitaba sacar esa culpabilidad que mantenía en su corazón. Curiosamente esa culpabilidad la sentía muy familiar, como si siempre hubiera estado ahí.
La doctora tiro de la liga para soltar su sedoso cabello ondulado que le llegaba a los hombros. En un tiempo lo trajo muy largo pero como era demasiado incomodo y no tenía tiempo para hacerse su trenza, se lo había cortado muy chico, sus hermanos casi la matan, pero como ella les dijo que crecería rápidamente de nuevo la dejaron en paz. Y no se había equivocado, un año más y su hermoso cabello de fuego volvería a tener las dimensiones de antes, pero como volvía a molestarle no estaba muy segura de dejar que siguiera creciendo. Se levanto y se quito su bata blanca, debajo llevaba unos pantalones de mezclilla, tenis y una blusa de algodón roja de manga corta y cuello en V. Se dirigió a los lockers, saco su bolsa y metió su bata y su estetoscopio.
- Nos vemos en dos días Martha.-
- Hasta pronto querida, descansa y diviértete.-
- Tratare.- Le dijo sonriendo, mientras atravesaba la puerta del hospital.
Tal vez si Martha, la recepcionista, supiera que esa era la ultima vez que la vería, se hubiera despedido más de ella.
b a
El despertador esta sonando, no tengo ganas de levantarme. ¿Qué día es?, Es...es... ¡Lunes!. ¡Voy a llegar tarde a trabajar!.
Me levante a toda prisa y apague el despertador, me metí corriendo al baño, tome una ducha de 5 minutos y me vestía a toda prisa con un traje sastre compuesto por una blusa sin manga abotonada al frente y una falda arriba de la rodilla, ambas color entre gris y verde militar. Tome la secadora de cabello y el cepillo redondo, me dedique a meter las puntas y mi rizado natural hizo el resto. Definitivamente el cabello corto siempre había sido mi estilo y degrafilado de esa manera se veía muy moderno y elegante. Me maquillo a toda prisa.
Salí corriendo, ya desayunaría algo en la revista, cualquier cosa antes de llegara tarde. Tome un taxi.
Veo mi reflejo en la ventanilla y me sonrió a mi misma. Se que esta un poco mal que yo lo diga pero me veo muy bien, trato de mantener mi cuerpo sano y por consecuencia me mantengo en mi peso y creo que tengo bonita figura, aunque no creo parecer modelo. Mis ojos verdes son muy lindos, ahora uso lentes de contacto pero de vez en cuando aun tengo que usar mis lentes para leer. Sobretodo por las noches, en que escribo hasta entrada la madrugada. Escribir era un pasatiempo para mi, jamas pense que la historia que escribí se convirtiera en un libro y menos que ahora lo adaptaran para hacer una película. ¡Eso fue increíble! Mis compañeros en el trabajo dicen que si la película tiene éxito ya no tendría que trabajar. "Serás rica y feliz" dijo Shun, yo le respondí que no se desharía de mi tan fácilmente. Shun, es muy simpático y muy dulce, me gusta estar con él, me recuerda a alguien pero no se a quien. Creo que el quiere que seamos algo más que amigos, quisiera intentarlo pero temo que lo nuestro no funcione y perdería su amistad. No me gustaría que eso pasara. Gracias a Dios es muy tímido y no sea atrevido a hablarme.
Ahora que lo pienso es el único que no me ha preguntado sobre mi pasado, por eso tuve muchos problemas con mis otras parejas, y yo tampoco se mucho sobre quien era él antes de entrar a trabajar a la revista. Tal vez los dos ocultamos el pasado por que es demasiado doloroso, por eso nos llevamos bien, nos entendemos y nos apoyamos sin hacer demasiadas preguntas, tal vez podría funcionar...
- Disculpe señorita. ¿No es usted la escritora de "Mystic World"?.- Me hablo el taxista mientras me miraba por el espejo retrovisor.
Asentí con una sonrisa.
- Mis hijos adoran su libro, ¿Podría darme un autógrafo?.- El hombre abrió un compartimento y saco el libro. Lo mire un poco extrañada.
- Bueno, yo también soy su admirador. -
Tome el libro de sus manos y saque una pluma de mi bolsa. Aun me era difícil aceptar que la gente me reconocía y me pedía autógrafos. Que pensaría este hombre si supiera la verdad sobre el libro, si supiera que esa historia me atormentaba, que era una alucinación que me perseguía desde la muerte de mis padres. Por eso había escrito el libro, quería sacarla de mi como fuera. Había resultado, ya no me atormentaba. El trabajo y el tiempo me habían hecho olvidar.
Sin embargo no podía evitar sentir que había una parte perdida en mi vida, no podía evitar sentir un vacío en mi corazón...
b a
Una niña de aproximadamente 10 años atravesó corriendo el crucero, frente a la torre de Tokyo, el semáforo estaba en verde, una mujer de cabellos rojos salto de la banqueta para intentar protegerla, las llantas del Beetle azul rechinaron al frenar y desviar el volante a toda prisa para tratar de esquivar a la mujer y a la niña, al mismo tiempo salió un taxi a toda velocidad de la otra calle.
Una segadora luz dorada ilumino el cielo...
Continuara...
Notas de Autora.
¡Hola!
Espero que les este gustando la continuación como algunos me han dicho que les gusto la primera parte. De una vez les digo que a lo largo de la historia va a ver escenas bastante fuertes( y no me refiero a sexo solamente) ya que quiero que sea una historia bastante realista. Aquí los problemas a los que se van a enfrentar los personajes ya es de un tipo más adulto. Todos han crecido y los años hacen cambiar a las personas, inclusive los sentimientos, ¿O no?
Bueno, nos escribimos luego.
Saludos a todos los escritores de la pagina.