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         ( ) Observaciones. 
           
           " " Pensamientos. 
            
          "SECRETOS 
          DEL PASADO"  
         
         
        CAPITULO 
          CUATRO:  “EL REFUGIO DE GURÚ CLEF” 
           
         Después 
          de una extraña bienvenida y una comida-cena poco común, 
          la noche había llegado y todos ya se habían ido a dormir, 
          había sido una larga tarde, y algo cansada. Pero había 
          una personita que en ese momento no podía dormir y era nada más 
          y nada menos que Anaís. Sintió como si alguien le hubiese 
          dado un fuerte golpe cuando se enteró que su primer amor, ¡su 
          único amor!, estaba comprometido. Eso hacía que las cosas 
          fueran más claras.  
          El por qué no la había saludado, siquiera haberle dirigido 
          una mirada, había sido fatal para su joven corazón. Entonces 
          decidió salir de su habitación. Al menos se sentía 
          tranquila ahora que no compartía la habitación con Lucy 
          y Marina, ya que no la verían triste y así no se preocuparían. 
          Caminó sin rumbo por los largos y serpeantes pasillos del castillo 
          mientras mantenía su mirada en sus zapatos, hasta que un reflejo 
          la distrajo: una luz tenue proveniente de una de las ventanas, era debido 
          a las dos lunas cefirianas. Una de ellas era azul, en un momento le 
          pareció que era la Tierra, sólo que más pequeña, 
          la otra era color arena, "quizá haya un gran desierto allí", 
          pensó. Luego dirigió su vista a Céfiro, en verdad 
          que se veía muy diferente al que ella había conocido, 
          ¡era radiante!, y aún con la diminuta luz brindada por 
          las estrellas, parecía hermoso. Las estrellas titilaban como 
          si estuvieran entonando una dulce melodía que la tranquilizaba. 
          Así permaneció durante unos minutos, quizá una 
          hora o dos, había perdido la medida del tiempo, un reloj no servía 
          en ese lugar, ella lo sabía.  
          Escuchó un ruido repentino de pasos al final de un corredor. 
          Los latidos de su corazón se aceleraron, se sintió indefensa 
          y un miedo repentino la embargó. ¿Y si era Paris? ¿qué 
          debía hacer? ¿huir quizá? Y eso fue lo que pensó: 
          huir, pero sus piernas no le respondían. Ya era inevitable que 
          la viera, no sabía como debía comportarse. Ella lo amaba 
          y quizá en un arrebato, desearía besarlo, aunque ella 
          sabía que no estaría bien.  
         ¿Qué 
          haces aquí? era Idalia quien venía jugando con un 
          manzana, aventándola y atrapándola con su mano derecha 
          ¿No puedes dormir?  
          Ay, eras tú dijo Anaís llevándose una 
          mano al pecho aliviada, pero luego alzando su vista con cierto recelo. 
          ¿Esperabas a alguien más?  
          No. Claro que no. 
          ¿Te encuentras bien? 
          Sí, estoy bien. 
          ¿Segura? 
          preguntó insistente, pero con voz dulce la chica de cabello 
          anaranjado. 
          ¡Ya te dije que sí! dijo Anaís fastidiada, 
          pero luego arrepintiéndose Lo lamento, no fue mi intención 
          contestarte de ese modo. 
          No te preocupes. El insomnio vuelve loco a cualquiera sonrió. 
          Además por lo que me ha contado Paris, lo último que esperaría 
          de Anaís sería un insulto con intención, ¿sabías 
          que Paris te tiene un gran cariño?   
          ¿Ah, sí? decía Anaís confundida 
          con las palabras de la joven. 
          Sí, bueno, a todas, pero por ti es un cariño muy 
          especial, todo el tiempo hablaba de ti las primeras veces que venía. 
          Te admira ¿sabes?, por tu valor, tu inteligencia y tu amabilidad. 
          Hum, yo diría que él mismo quisiera tener un poquito más 
          de las dos últimas Anaís se sonrojó con su 
          descripción. Oye, ¿estás bien? ¿Tienes 
          calor?  
          No trató de disimular su sonrojo. Será 
          mejor que regrese a mi cuarto.  
          Está bien sonrió. Luego nos vemos Anaís. 
          Y si tienes insomnio otra vez, avísame. Conozco de un té 
          muy bueno para dormir y tener sueños lindos.  
          Eh... sí, gracias Idalia. 
          Que pases buenas noches dijo la pelirroja agitando su mano 
          en el aire. 
         Anaís regresó 
          a su habitación, estaba avergonzada de si misma. Tal parecía 
          que Idalia no era una mala persona como ella creyó cuando la 
          vio. Además tenía que comprender, después de tres 
          años de no ver a Paris, era lógico que rehiciera su vida. 
         A la mañana 
          siguiente, era un día hermoso en Céfiro, soleado 
          y despejado. Los pájaros cantaban contentos a todo pulmón. 
          Las hojas de los árboles se mecían de un lado a otro con 
          el viento sibilante. El río corría tranquilo chocando 
          contra las rocas que se cruzaban en su camino. Era un día que 
          podía considerarse perfecto. Sin embargo, había alguien 
          quien no se había percatado de esta magnificencia. Era el mago, 
          quien se encontraba sentado sobre la robusta raíz de un árbol. 
          Hacia tiempo que se encontraba preocupado con su "nueva obligación". 
          Pero la repentina llegada de las jóvenes de Mundo Místico 
          parecía haberle sorprendido y le inquietaba.  
         Sabía que 
          te encontraría aquí.  
          Ah, eres tú Latis de cierto modo, no le sorprendia 
          en lo más mínimo al mago que Latis se encontrara ahí. 
          A Gurú Clef le gustaba ir a aquel lugar, sobre todo cuando deseaba 
          pensar o estar solo. Latis era el único que conocía su 
          refugio, o al menos así le llamaba.  
          Quería preguntarte algo ayer, pero ya no tuve oportunidad. 
           
          Dime  
          Quería saber si les habías contado sobre... 
           
          ¡No! dijo de inmediato como si no deseara que Latis 
          pronunciara aquello que planeaba Es decir, no tenía porqué 
          haberles dicho Gurú Clef miró al cielo como si buscara 
          una respuesta. 
          Hubiera sido mejor que ellas nunca regresaran.  
          No digas eso, ¿a poco no tenías ganas de verlas? 
           
          No es eso Latis, tú lo sabes.  
          No tienes de que preocuparte que ellas estén aquí 
          ¿o sí? dijo mientras se volteaba de espaldas a él. 
          Y aunque sigas negándolo, yo sé que lo que me dijiste 
          con referencia a esos papiros que ocultas no es verdad.  
          Quien no debería preocuparse eres tú. No es nada 
          importante. 
          Sé que no es cierto, y sin embargo, te dejaré solo 
          para que medites y desearía me tuvieras más confianza. 
          Cuídate.  
          Estaré bien, que esté viejo no significa que no 
          sepa cuidarme Latis se alejó no sin dar un último 
          vistazo a Gurú Clef. Él no le devolvía la mirada. 
         EN 
          EL CASTILLO 
         Marina se encuentra en 
          su cuarto peinando su sedoso cabello frente al espejo. Y la pequeña 
          Nikona, quien se encontraba brincando sobre la blanda cama de la joven 
          de cabello azulado, jugaba con un objeto de color azul. 
         ¿Nikona 
          no has visto mi diadema? Marina seguía mirándose 
          en el espejo.  
          ¡Pu pupupuuuuuu!  
          Nikona, yo no soy como Lucy. Yo no entiendo lo que dices Marina 
          volteó a verla y se dio cuenta que la pequeña bola de 
          algodón jugaba con su diadema de tela, de hecho, la traía 
          puesta como una cinta sobre la frente.  
          Pupu pupu Nikona brincaba en la cama de Marina alegremente. 
           
           
          Marina se acercaba lentamente 
          a Nikona, pensando en que no debía hacer movimientos bruscos, 
          como si fuera una bestia salvaje vigilando cautelosamente a su presa 
          para poder atraparle. 
         Nikona, dame la 
          diadema dijo en tono cortés y extendiendo su mano hacia 
          la criatura, pero ésta, no le prestó mínimo caso. 
          ¡Nikona! Marina comenzaba a desesperarse con la actitud 
          del ser ¡Nikona, dame esa diadema o sino...!  
           
          El pequeño ser se detuvo en su brincoteo y observó a la 
          chica por un momento, y justo cuando Marina se disponía atraparla, 
          ésta dio un salto tan alto que casi llegó al techo, cayendo 
          sobre la cabeza de la joven y sumiéndola en el colchón, 
          mientras aprovechaba para huir del cuarto. ¡Nikona vuelve 
          en este instante! 
         La joven pelirroja, quien 
          desde su cuarto había logrado escuchar el alboroto, salió 
          de éste para averiguar que era lo que sucedía, pero la 
          joven alta de cabello azul terminó por atropellarla en el camino 
          y derribarla al suelo, dejando que Lucy desparramara su cabello a medio 
          trenzar por todo éste.  
         ¿Qué 
          fue lo que sucedió? se dijo a sí misma viendo en 
          la lejanía a su amiga corriendo detrás de la alegre y 
          traviesa Nikona.  
           
          Marina corrió 
          por los pasillos no sabiendo por cual dirección la llevaba Nikona. 
          El pequeño ser, era lamentablemente para la chica, más 
          rápida que ella. Pero la joven no se detenía no importándole 
          nada, mas que hacer pagar el mal rato a la pequeña Nikona. No 
          prestó atención a nada mas que a la bolita blanca. Pisó 
          a Paris en el camino, casi hace que Presea tirara unas sábanas 
          o manteles, era difícil saberlo. Y casi fue a dar al piso de 
          no ser que Ráfaga le detuvo y apenas tuvo tiempo para darle las 
          gracias.  
         ¡Cuando te 
          encuentre Nikona, vas a conocer quien es Marina Ryuuzaki!  
           
          La joven se detuvo al darse cuenta que se encontraba en las afueras 
          del castillo, una salida sin vigilancia. "Interesante", 
          pensó. Avanzó un poco, se encontraba en un jardín, 
          no muchos árboles, pero había una vasta vegetación, 
          así como hongos y flores silvestres. Admiró el paísaje 
          por un momento. "Es hermoso" dijo maravillada mientras caminaba 
          y observaba. Nunca había tenido una oportunidad como aquella 
          de deleitarse con los paisajes cefirianos. No sabía a donde se 
          dirigía, pero como era temprano, no le preocupaba mucho, quizá 
          pasaría el día paseándose así hasta la hora 
          de la comida.  
           
          ¡Pupu 
          puuu! escuchó la joven a lo lejos.  
          Con este paisaje, ya había olvidado por que estaba aquí 
          en su rostro se dibujo una sonrisa traviesa. Así 
          que por allá es donde te encuentras su mirada observaba 
          el final de una vereda que se perdía en un pequeño bosque 
          que era quizá el que llevaba al río.  
         Pu pu puuuuu. 
           
          Ah, eres tu Nikona el ser saltó al regazo de Gurú 
          Clef ¿Qué es lo que traes en la cabeza? Gurú 
          Clef le quitó la diadema de la cabeza Te lastimaba ¿no 
          es así? Nikona negó agitando sus peludas y largas 
          orejas. 
         Marina ya se encontraba 
          cerca, podía escuchar el agua. "Seguro que se está 
          divirtiendo", pensó. Tenía una sospecha de que 
          Nikona se estaba mojando en el río.  
          Los pasos de la joven, pudieron haber pasado desapercibidos para cualquiera, 
          pero no para el agudo oído de Nikona. El pequeño ser se 
          desprendió de los brazos del mago y saltó dos metros de 
          distancia de él cerca del río.  
           
          Pu pupu pu dijo el ser, entonándolo como una canción. 
           
          Gurú Clef no hizo el más mínimo movimiento, quizá 
          Nikona quería jugar con los animalitos del bosque. Eso le gustaba 
          y él lo sabía. Gurú Clef hizo su cuerpo hacia atrás 
          llevando las manos a su nuca y dejando que los rayos del sol broncearan 
          su pálido rostro y la brisa matutina acariciara su cabello. Cerró 
          sus ojos y sólo escuchaba la música del viento.  
         ¡Pu pupu 
          puuuu! entonó burlonamente el esponjoso ser.  
          ¿Cómo es que tiene el descaro de burlarse de mí? 
          se dijo Marina indignada.  
          ¡PU PUPU! parecía que Nikona ya se había 
          cansado de tanta espera y entonó su grito de guerra. 
          ¡Si esas tenemos.....! la chica comenzó a correr, 
          ya había visto la figura de Nikona a lo lejos, no pensaba detenerse, 
          la iba atrapar justo cuando saltara. Ya había planeado todo mientras 
          se acercaba.  
           
          Ya estaba a pocos pasos, la victoria era segura. Nikona no se movía. 
          Todo parecía moverse en cámara lenta, Marina dio un fuerte 
          pisotón antes de la orilla del río para provocar que la 
          criatura saltara, y Nikona así lo había hecho. Marina 
          la iba atrapar, había ganado. La sujetó. Sí, lo 
          había logrado...  
          ¡No!. Nikona se deslizó por sus brazos cual mantequilla. 
          Ahora parecía caminar el tiempo normalmente. Marina no había 
          calculado el impulso y salió volando al río. Se escuchó 
          un fuerte chapuzón en el agua. Y aunque ésta corría 
          tranquila, la corriente era rápida y de agua profunda. Gurú 
          Clef se levantó de súbito y vio caer a la chica estrepitosamente. 
          No pensó, sólo actuó. La joven pasaría cerca 
          de la nudosa raíz en la que se encontraba, estiró su brazó 
          y tomó a la chica por la muñeca, y con un esfuerzo sobrehumano 
          la sacó. Se encontraba completamente empapada y con el rostro 
          lodoso. 
           
          ¿Te encuentras bien? preguntó el mago. 
          Me duele murmuró la joven escondiendo su rostro en 
          su alborotado cabello. 
          ¿Qué Marina? Dime, te puedo curar. 
          El orgullo respondió sentándose sobre la gruesa 
          raíz y quitando el cabello de su rostro.  
          ¿Pero estás bien?  
           
          Reaccionando y dándose cuenta de quien era la persona que le 
          había salvado y la que le estaba hablando en ese momento, un 
          tono sonrojado se le subió hasta las mejillas, no sabía 
          si era de vergüenza o por estar tan cerca del mago. 
           
          ¿Qué... qué haces aquí? 
          Salvándote, creo dijo algo dudoso. 
          No, no, me refería que... cómo decirlo... ¿qué 
          hacías aquí? 
          Meditaba dijo tratando de no sonar sospechoso. El mago, 
          afuera, solo y tan temprano, era algo un poco 'extraño'. 
          Meditando... ya, ya. 
          ¿Sucede algo? 
          Bueno yo... es que... Gurú Clef... 
          Dime Marina le animó el mago. 
          Es que... yo... a... un estornudo interrumpió la 
          confesión de la joven. 
          Será mejor que vayas a cambiarte antes de que te enfermes 
          el mago se puso de pie, dio un saltó desde la raíz 
          y ayudó a bajar a la joven. Gurú Clef se acercó 
          a su báculo y lo tomó del suelo en donde estaba. 
          Vamos, te acompañaré para que no te pierdas. 
          Gracias dijo la joven algo desilusionada. 
          Ah por cierto, esto debe de ser tuyo le entregó su 
          diadema de tela. Parece que Nikona estaba jugando con ella. Suele 
          hacer travesuras en ocasiones. 
          Puu dijo el pequeño ser, triste desde el suelo. Se 
          sentía culpable por la caída de Marina al río. 
           
          Lo que haya hecho, no lo hizo con mala intención dijo 
          Gurú Clef recogiendo a Nikona del suelo. 
          Puuu volvió a decir saltando a brazos de Marina mientras 
          acariciaba el rostro de la muchacha en señal de arrepentimiento. 
          Lamento haber interrumpido tu meditación dijo la 
          joven. 
          ¿Eh? se vio el mago sorprendido No Marina, 
          no digas eso. Además que hubiera pasado si... 
          Ya no te di las gracias, lo siento. 
          No tienes que agradecer. Estabas en apuro y sólo yo estaba 
          cerca. Además no podría dejar que a una de mis niñas 
          le pasara algo. 
          Tus niñas... sí, claro... dijo esbozando una 
          apagada sonrisa y sintiéndose muy desdichada. 
           
          ______________ 
          EN EL CASTILLO 
         ¿Dónde 
          me dijiste que estaba Marina? Ya se tardó, ¿no? dijo 
          Anaís, quien se arreglaba el moño de su uniforme frente 
          al espejo.  
          Cuando la ví, perseguía a Nikona. No sé que 
          fue lo que sucedió. Ráfaga, Presea y Paris también 
          la vieron, pero no saben a donde iba. 
         Anaís bajó 
          su mirada al piso sintiéndose triste. Lucy se había dado 
          cuenta de su error al mencionar a Paris.  
         Anaís, yo 
          no quise... lo siento dijo preocupada Lucy.  
          No te preocupes Lucy.  
          ¿Cómo me pides que no me preocupe Anaís? 
           
          No quisiera hablar de eso ahora Lucy, discúlpame. 
           
          Entonces no insitiré más.  
          ¿Y qué hay de Latis? cambió el tema 
          la rubia. 
          Pues no he podido hablar con él hasta ahora.  
          ¿...Y qué opinas de la boda de Ascot y Tata? 
           
          Nunca me lo hubiera imaginado. Pobre Marina.  
          Sí... aunque...  
          ¿Qué Anaís?  
          ¿Eh? Nada. Olvídalo. 
         Un rato más tarde, 
          Lucy y Anaís escucharon un golpe sordo en la puerta de Marina. 
          La joven ya había llegado. No acompañada por Gurú 
          Clef. El mago se había tenido que disculpar y es que tenía 
          cosas que hacer. Marina le dijo que no se preocupara que podría 
          llegar sola, pues ya se encontraban a pocos metros del cuarto de la 
          joven.  
          La ropa de Marina aún escurría, así como su cabello. 
          Su ropa pegada a su cuerpo le provocó escalofrío y se 
          dirigió al baño y se miró en el espejo. 
           
          'Sus niñas' se repitió. Ya lo sabías 
          y aún así se lo ibas a decir... 
           
          Golpes se escucharon fuera de su habitación. La joven sabía 
          que se trataba de sus amigas. No se sentía con ganas de verlas, 
          pero si no les abría, ellas se preocuparían y comenzarían 
          las preguntas que ella no quería contestar. 
           
          ¿Marina 
          estás....? Lucy ya no terminó su frase. Marina abrió 
          la puerta y las dejó pasar en silencio y sentándose desganada 
          en una silla observándolas fijamente.  
          ¿Qué te pasó? preguntó Anaís 
          con un tono de confusión mezclado con asombro.  
          Me caí en una fuente sin querer dijo sin mirar a 
          Nikona, quien se encontraba en su cama con una mirada melancólica. 
          No quería echarle la culpa, apesar de todo le estimaba y no quería 
          causarle problemas. 
          ¿Cómo que te caíste a una fuente sin querer? 
          "Lucy siempre preocupada, una respuesta así no la 
          iba a satisfacer, debía suponerlo" pensó. 
          Bueno, me estaba balanceando en la orilla de la fuente y 'zaz', me caí. 
          Ay, Marina, tienes que tener más cuidado. 
          Lo tendré Lucy dijo Marina sonriendo débilmente. 
          Sería bueno que te cambiaras o te enfermarás. 
          "Anaís siempre al tanto de nosotras" se 
          dijo sonriendo. Sí, a eso me dirigía. Bueno, nos 
          vemos en un rato en el comedor. 
          Sí, nosotras te esperaremos en mi cuartodijo Lucy. 
          Gracias. 
           
          La hora del desayuno ya había pasado y todos ya se encontraban 
          satisfechos. Decidieron ir al Salón del Trono, y es que mas que 
          Salón de Trono, era como una Sala de Reuniones. Si había 
          que tomar la decisión de algo: Salón del Trono; una noticia 
          importante: Salón del Trono; una fiesta: Salón del Trono; 
          un cumpleaños: Salón del Trono. Y en algún momento 
          alguien sugirió que se le cambiara el nombre, sobraba decir que 
          esa persona había sido Idalia. Siempre daba sus puntos de vista 
          o ideas innovadoras, pero comúnmente nadie le prestaba atención. 
           
          ¿Por qué no llevas contigo a las chicas a Autozam? 
          sugirió Caldina quien se encontraba abrazando a su esposo. 
          ¿Autozam?  
          Sí, ¿no sería buena idea Latis? dijo 
          la chica de cabello rosado nuevamente. 
          Eh, sí, supongo...  
          Llévalas contigo.  
          Pero yo voy por asuntos de trabajo, y quizá se vayan a 
          aburrir dijo el espadachín mintiendo.  
          Ajá, como no.  
          Está bien.  
          Les va a encantar Autozam decía la bailarina con 
          una sonrisa.  
          ¿Esas niñas van a irse con mi Latis? era Primavera 
          que las miraba con recelo, sobre todo a Lucy  
         Al parecer nadie le prestó 
          atención. Después de ponerse de acuerdo y que todos dejaran 
          de hablar, las jóvenes siguieron a Latis por los pasillos hasta 
          llegar a un hangar, en donde ya se encontraba una nave pequeña 
          lista para llevarlos a Autozam. Era de color blanco y con forma ovalada 
          como un huevo. A ambos lados había un símbolo dorado que 
          aún en el oscuro lugar, parecía titilar. Era el símbolo 
          de Céfiro.  
         Ellas también 
          vendrán dijo Latis a uno de los guardias que ahora se encontraba 
          en el hangar. Las guerreras se dieron cuenta que era uno de los diez 
          a quienes habían visto el día de su llegada.  
          Ásí que si terminaron siendo de Mundo Místico. 
          Disculpen por no haberles creído dijo el guardia haciendo 
          una reverencia.  
          No hay problema dijo Lucy sonriente.  
          Muy bien, entonces suban a la nave. 
         La puerta de la pequeña 
          nave se abrió. Había dos asientos de cómodo revestimiento, 
          una era para el piloto y otra para el copiloto, en donde viajaría 
          Latis. Detrás, pero no muy de lejos, había varios asientos 
          destinados para las guerreras.  
           
          Sólo 
          esperamos a que llegue Sarek, nuestro piloto, y ahora nos vamos les 
          dijo Latis a las chicas.  
          ¿Y está muy lejos Autozam? preguntó 
          Anaís.  
          No en realidad.  
          ¿Y 
          cómo es Autozam? preguntó Marina.  
          Ya lo verán ustedes con sus propios ojos, no desesperen 
          y justo hubo terminado aquella frase, un joven iba subiendo a 
          la nave. Alto y de cabello castaño, ojos cafés y piel 
          bronceada.  
          Buenos días 
          joven Latis saludó el joven respetuosamente.  
          Quiero presentarte a Lucy, Marina y Anaís. Ellas nos acompañarán 
          en esta ocasión. 
          Mucho gusto dijeron las tres jóvenes.  
          Y él es Sarek, el piloto de esta nave.  
          Mucho gusto jovencitas. Ustedes deben ser las niñas que 
          vienen de Mundo Místico sino me equivoco. 
          ¿Cómo lo sabe? dijo Lucy.  
          No ha habido otro tema desde ayer. ¡Mucha bulla! Muchos 
          dicen que es el final de Céfiro río el hombre. 
          Bueno, creo que esas son exageraciones de mis compañeros. Yo 
          en lo personal, no creería que jovencitas como ustedes pudieran 
          hacer algo malo... Sarek dejó de hablar, arregló 
          todo lo de la nave y encendió el motor ¿Están 
          listas? 
          Sí dijeron las tres ansiosamente.  
          Bueno, entonces vámonos. 
           
          Y así, la nave emprendió vuelo y salió por una 
          puerta en forma de media luna y expidiendo una llamita color azul se 
          perdió en los cielos.  
           
          ______________ 
         EN EL CASTILLO 
         Era la hora de la clase 
          de magia. Gurú Clef la impartía y los chiquillos e Idalia 
          eran sus aprendices. Idalia al parecer, estaba fastidiada y cansada, 
          así que se fue a un rincón y se recostó en el suelo. 
          Los niños, mientras tanto estaban practicando un hechizo sencillo: 
          "Aprendiendo como hacer invisible un objeto". En realidad 
          no era un hechizo sencillo, pero los niños ya tenían cierto 
          conocimiento y nivel en el arte, por lo que para ese momento, ya era 
          sencillo para ellos.  
         Así holgazaneando 
          no vas a llegar muy lejos Idalia. ¿Ya aprendiste lo que te enseñé? 
          dijo Guru Clef quien trataba de comportarse comprensivo y no perder 
          la paciencia con la muchacha.  
          Ya deje de molestar Clef. Yo no nací para la magia y lo 
          sabe.  
          En primera, no admito que me llames Clef; cosa que como sabes, 
          te da un día de castigo; y en segunda, tampoco admito que mis 
          alumnos se rindan sin intentar. 
          Ya lo he intentado, usted mismo lo ha visto. ¡Y deje de 
          presionarme Clef!  
          Mejor ponte a estudiar dijo dándole la espalda para 
          ir a supervisar el hechizo de Zafiro y Helios.  
          ¿O sino qué? se levantó y se puso amenazante 
          ante el mago. 
          Dos días más de castigo. Ya llevas ocho Idalia. 
           
          Sino fuera porque ya es más alto... se detuvó 
          y cambió la expresión de su rostro ¿Qué 
          le ha pasado maestro? Antes se la vivía riñendo conmigo, 
          y no va a negar que era divertido, a pesar que siempre terminaba yo 
          con un fuerte dolor de cabeza, si sabe a que me refiero. Pero unos meses 
          atrás ha cambiado... No sólo físicamente, sino 
          en su actitud para con todos.  
          Ponte a estudiar dijo nuevamente el mago secamente. 
          ¿Sólo eso me va a decir? Por favor maestro, voy 
          a pensar que en verdad le está afectando la edad.  
          ¿Me estás diciendo viejo? dijo Guru Clef ya 
          no tan indiferentemente.  
          Eh... dijo Idalia dándose cuenta del efecto de sus 
          palabras, que al fin hacían reaccionar al mago Sí, 
          sí. Viejo y amargado, maestro... Y no sólo comienzo a 
          creerlo yo, sino también Zafiro y Helios. 
          ¡Ey! reclamó Helios quien había escuchado 
          esto último. 
          Y ni les pregunte, porque ellos lo negarán todo. 
          ¡Eso no es cierto Idalia! bufó Helios nuevamente. 
          Zafiro sólo reía. 
          Sí, de hecho Helios asegura que usa su báculo como 
          bastón porque ya no se puede sostener en pie.  
          ¿Ah sí? dijo Guru Clef esbozando una leve 
          sonrisa siguiendo el juego de la joven y pretendiendo estar interesando. 
           
          Sí, y eso no es lo único. Usted es el único 
          que conocemos que tiene el cabello color lila, creemos que se lo tiñe, 
          de otro modo lo tendría blanco. 
          Continúa le dijo el mago. 
          Ah, pues... eh... 
          Seguro que ya se le acabaron sus mentiras dijo Helios a 
          Zafiro. 
          Era de esperarse. Siempre sucede lo mismo. 
          ¿Terminaste? preguntó el mago como si esperara 
          que a la muchacha se le ocurriese algo nuevo Porque si es así, 
          y aún cuando crees que ya tu pobre maestro apenas puede sostenerse 
          en su apolillado 'bastón' no cambia el hecho de que crea que 
          necesitas estudiar y practicar. 
          Siempre estudiar y practicar, practicar y estudiar. ¿qué 
          hay de mis deseos de salir a pasear por el bosque? preguntó 
          Idalia. 
          Cuando aprendas lo que te enseñé, lo pensaré. 
          ¿De que me sirve aprender algo que no voy a utilizar en 
          mi vida? No es que le quiera ofender maestro, pero no le veo caso a 
          que me enseñe élfico. ¡Los elfos no existen! Guru 
          Clef le miró seriamente, pero no dijo nada. Tomó su báculo 
          con fuerza y se dirigió a la puerta. 
          ¿A dónde va maestro? preguntó Zafiro. 
          Tengo cosas que hacer ahora. 
          Nunca nos deja solos dijo Helios. 
          Creo que ya son lo suficientemente grandes como para confiar en 
          que no destrozaran el castillo ¿no? dijo antes de salir 
          Pero antes, vigilen que Idalia cumpla su castigo de hoy. 
          Esto si que es nuevo hasta para mí murmuró 
          Idalia atónita. Cada vez está más raro. Desearía 
          saber que es eso en lo que está tan ocupado. 
           
          ___________  
           EN 
          LA NAVE 
           
          La nave sobrevolaba los aires cefirianos a una velocidad increíblemente 
          rápida, pero ninguno de los tripulantes tenía que darse 
          cuenta de ello, ya que Sarek era un excelente piloto y no quería 
          hacer sentir incómodos a los viajeros.  
           
         Céfiro se 
          ve realmente hermoso desde aquí exclamaba Lucy con alegría. 
           
          Tienes razón Lucy, pero no sólo se ve, ¡es 
          muy hermoso! dijo Marina quien también observaba maravillada 
          el paisaje.  
          Ahora que lo pienso, también es muy grande dijo Anaís. 
           
          Sí... susurraron Lucy y Marina.  
          ¿Latis, tú conoces todo Céfiro? preguntó 
          Lucy.  
          No contestó el joven. Como ven, Céfiro 
          es de una vasta magnitud. Me gustaría, dicen que el pueblo que 
          se encuentra al Sur es muy hermoso o es al menos lo que dice Gurú 
          Clef. Al parecer es el único que conoce practicamente todo Céfiro. 
          Como tiene juntas con los otros cuatro Gurús muy seguido, tiene 
          la oportunidad de viajar.  
          ¿Gurús? preguntó confundida Marina. 
           
          En realidad, Céfiro es regido por cinco Gurús. Cada 
          uno se encarga de mantener o *gobernar* una parte de Céfiro. 
          Por ejemplo Gurú Clef es el encargado de la parte central de 
          éste, porque es el mayor de todos los Gurús así 
          como el que tiene más experiencia. Es por esa razón que 
          él estaba a cargo del Pilar quien regía desde la parte 
          central de Céfiro.  
          ¿Entonces hay otros? preguntó ahora Anaís. 
           
          Sí, pero ellos se encargan de las relaciones 'internas' 
          de Céfiro a diferencia de Gurú Clef, quien tiene que encargarse 
          de las relaciones con los otros planetas, pero sin dejar de lado también 
          a Céfiro. La parte central no es muy poblada, por eso consideramos 
          que no hay tantos problemas o trabajo, pero si los hay.  
          >>Es una de las partes que no enfrenta tanta dificultad. Y no 
          es que la gente se quiera alejar del Castillo Central, sino por la situación 
          geográfica que tiene. Montañas, desiertos, ríos, 
          riscos, pero sobre todo bosques. A la gente no le gusta cruzar bosques, 
          y no es que haya criaturas salvajes, aunque no voy a negar que las haya, 
          sino porque son tan extensos que salir de uno sería toda una 
          hazaña.  
          De aquello que el Bosque del Silencio tuviera tanta fama, ¿verdad? 
          En realidad el Bosque del Silencio es famoso por otras razones, 
          que no vienen al caso discutirlas o siquiera mencionarlas.  
          >>Lo que debo admitir, es que hay mucho trabajo que hacer en Céfiro. 
          Será muy extraño el que no vean a alguno de nosotros trabajando, 
          y sobre todo a Gurú Clef.  
          No lo sabíamos dijo Lucy. 
          No tenían porque saberlo sonrió el espadachín 
          comprendiendo la actitud de la pelirroja. Es por eso que tratamos 
          de ayudarle a Gurú Clef en lo que podamos. Ráfaga y Presea 
          por ejemplo se encargan de las armas para los soldados. 
          ¿Para qué encargarse de armas si Céfiro se 
          encuentra en paz? Además tienen buenos tratos con los otros países 
          ¿o no? 
           
          Latis por primera vez durante la conversación se había 
          quedado mudo, pero luego continuó.  
           
          Tienes razón Anaís, y no te lo discutiré. 
          Céfiro se encuentra en paz, pero en ocasiones se efectúan 
          revueltas en los pueblos. Llámenla 'diferencia de opiniones' 
          si quieren, por eso preferimos prevenirnos. Las armas son un instrumento 
          que debe utilizarse con conciencia de las consecuencias que podría 
          acarrear.  
          >>Y como iba diciendo, Arydea, con un poco de ayuda de Presea, 
          se encarga de llevarle actas y propuestas a Gurú Clef, así 
          como a la organización de éstas. Caldina nos ayuda con 
          las vestimentas para toda ocasión. Eso, es en el caso de la parte 
          interna. En el caso de las relaciones interplanetarias, Ascot es el 
          embajador de Cizeta en Céfiro, aunque de ahora en adelante será 
          todo lo contrario; Paris, es el embajador de Farem en Céfiro, 
          y yo soy el embajador de Autozam en Céfiro.  
          Todo un honor trabajar para gente como ustedes dijo Sarek 
          sonriendo. 
          No seas pesado Sarek. 
          Lo siento joven Latis, pero lo que dije es completamente cierto. 
          A mi me halaga trabajar para usted. 
          Es por eso que le dijiste a Caldina que venías por trabajo. 
           
          Así es Anaís. Sí, 
          Gurú Clef tiene una vida muy pesada como 'gobernante' temporal 
          de Céfiro. 
          ¿Qué hay de la Princesa Esmeralda y Zagato? ¿Por 
          qué no gobiernan ellos? 
          No lo digan eso ni en broma señoritas dijo Sarek 
          alarmado. Cosas horribles sucederían si eso pasara. 
          ¿Por qué? 
          Rumores... dijo ¿Cómo explicarlo? ¿Usted 
          los ha escuchado no es así joven Latis?  
          Sí, pero no son ciertos dijo Latis sin mirarle mientras 
          una de sus cejas se arqueaba como si meditara su respuesta. 
          ¿Usted lo cree? Bueno, yo no sé que pensar. Pero 
          no sería bueno que repitieran eso, ni siquiera mencionen el nombre 
          de la señora Esmeralda y el señor Zagato. Sería 
          bueno que no se metieran en eso.  
          ¿Por qué no? preguntó Lucy confundida, 
          mientras sus amigas comenzaban a sentirse incómodas. 
          Porque la gente no sabe que Esmeralda y Zagato están vivos, 
          por eso. 
          ¿Qué? 
          Creo que yo me perdí dijo Marina ya no de muy buen 
          humor por tanta intriga. ¿Cómo es eso que la gente 
          no sabe que ellos están vivos? 
          Ya se los dije señoritas, mejor que ni se entrometan en 
          esos asuntos dijo Sarek nuevamente y dando por terminada la conversación. 
           
           
          Después de algunas horas de viaje, las jóvenes y Latis 
          llegaron a Autozam. El planeta tecnológico no se encontraba muy 
          alejado de Céfiro y Sarek se había ido lo suficientemente 
          rápido como para evitar dar explicaciones de su "extraña" 
          actitud anteriormente mostrada. Y la razón era, que si el tedioso 
          silencio que había seguido a la conversación continuaba, 
          quizá algo no muy bueno saldría de aquel viaje.  
          La última frase retumbaba en los oídos de las guerreras. 
          Ahí en esa nave algo había sucedido y ellas no entendieron 
          que fue. Ni tampoco ninguna se animó a hacer más preguntas. 
           
           
          Bien, ya hemos llegado dijo Latis, tratando de amainar la 
          situación. 
          Yo los esperaré aquí en la nave dijo Sarek 
          sintiéndose un tanto arrepentido del modo en que les había 
          hablado a las jóvenes. 
          De acuerdo Sarek. 
           
          Latis y las jóvenes bajaron de la nave y caminaron por un hangar 
          sombrío, pero iluminado. Se dirigieron a la salida y se encontraron 
          una magnificencia jamás imaginada. Edificios que casi podían 
          tocar el cielo. Naves volando de un lugar a otro. Gente apresurada caminando 
          por las calles. Uno que otro árbol plantado en las esquinas de 
          las cuadras. Pero había algo que faltaba aún en ese lugar, 
          como vida. 
          Luego se dirigieron a un enorme edificio, entraron sin problemas y subieron 
          por un elevador. Les llevó unos minutos llegar al último 
          piso. Ahí les recibió una secretaria. 
           
          Bienvenido señor Latis. Permita que lo anuncie en 
          un aparato que se encontraba en su escritorio, un intercomunicador con 
          pantalla se mostró el rostro del joven Águila. El 
          joven Latis acaba de llegar. 
          ¿Hoy? 
          se escuchó confundida su voz. 
          ¿No esperaba su visita? 
          Déjalo pasar 
          dijo por último. 
          Viene con unas jóvenes, ¿también las dejo 
          pasar? 
          Sí, déjales 
          pasar. 
          Le están esperando joven Latis. Disculpen señoritas, 
          ¿podrían firmar antes de entrar? estas así 
          lo hicieron en un aparato digital, con un bolígrafo sin tinta. 
           
          __________  
          EN CÉFIRO 
           
          Paris se encontraba en un jardín acompañado por Ascot, 
          quien alimentaba a sus criaturas. 
           
          Has estado muy callado Paris. 
          Lo lamento, no era mi intención. 
          Sé lo que te ocurre, no hay porque ocultarlo. ¿Y 
          qué piensas hacer al respecto? 
          Ella no se quedará por mucho tiempo, ¿de qué 
          sirve que esté sufriendo de este modo? 
          Me imaginé que aún la querías. 
          Nunca dije que hubiera dejado de quererla. 
          ¿Qué hay de Idalia? 
          Ella es sólo mi amiga. 
          Yo no creo que ella sienta lo mismo. 
          Es un cariño fraternal, eso es todo. 
          De todos modos vas a dejar que la situación siga así. 
          Vas a terminar por lastimar a tres personas, contándote a tí. 
          Ya te lo dije, Anaís no estará aquí por mucho 
          tiempo. ¿Qué se supone podría hacer? No puedo obligarle 
          a que se quede. Además, ¿cómo saber que no está 
          interesada por otra persona? 
          ¿Eso es lo que piensas? No seas tan derrotista Paris. Si 
          la quieres sabrás luchar por ella, pero sobre todo esperarla. 
          Sí, puede que se vaya de nuevo por ahora, pero tú no sabes 
          que te espera en el mañana. Es eso o que termines arrepintiéndote 
          de haberte casado con Idalia sin siquiera quererla. 
          Eso ya lo había pensado. 
          ¿Planeabas arrepentirte? 
          El consejo de los gurús me puso condiciones, ¡qué 
          otra cosa puedo hacer! 
          Sí y también la opción de que encontraras 
          a alguien y que se rompiera el compromiso. 
          Pero ellos esperan que ya haya un rey para mi siguiente cumpleaños. 
          No tengo tanto tiempo y si Anaís... No, ya no hay mucho que hacer. 
           
          ____________  
          EN AUTOZAM 
           
          Ya habiendo caminado por un pasillo, llegaron hasta una puerta que podría 
          considerarse blindada. Del acero más resistente que se haya visto 
          jamás. Latis tocó débilmente y las puertas se abrieron. 
          Ahí, en un escritorio se encontraba sentado Águila. El 
          escritorio se encontraba lleno de papeles, una taza de café recién 
          servida, más papeles, una computadora portátil y más 
          papeles; en pocas palabras: un desastre. 
           
          Bienvenidos dijo éste sonriendo normalmente. 
          ¡Águila! ¡Estás con vida! ¿Pero 
          cómo? dijo Lucy muy alegre pero muy confundida. 
          Águila no es una persona tan fácil de eliminar ¿no? 
          dijo Latis. 
          Algo así, pero siéntense y ahora les explico.  
           
          Frente al escritorio había casualmente tres sillas, Latis se 
          fue a sentar a un pequeño sillón al lado de un gigantesco 
          ventanal que daba una vista espectacular desde aquella altura. Las jóvenes 
          se sentaron y luego Águila les ofreció un poco de café, 
          pero se rehusaron amablemente, tenían más ganas de saber 
          la explicación del antiguo comandante que tomar café. 
           
          Bien, por donde empezar... meditó el joven 
          Creo que Latis es mejor para contarla que yo. 
          Que oportuno dijo éste. 
          Bien, entonces la contaré yo, pero él es mucho mejor. 
          En fin... después que Iron explotara cerró los ojos 
          con pesar. 
          Geo, Zaz y yo, fuimos a recoger los restos del robot y nos encontramos 
          con una inesperada sorpresa. Águila seguía vivo. 
          Moribundo sería la descripción más correcta. 
          Aún había posibilidad de salvarlo. Y nuestro deseo 
          de verlo bien... 
          Estoy muy agradecido por lo que hicieron. Entre Geo, Zaz y Latis 
          hicieron hasta lo imposible. 
          Y Gurú Clef. 
          Sí, de no ser por su magia, yo estaría vivo, pero 
          como un vegetal. 
          Pero también tu fuerza de voluntad. 
          ¿Te das cuenta de que puedes complementar la historia bastante 
          bien?  
          Que alegría me da ver que estés bien dijo 
          la pelirroja soltando unas cuantas lágrimas. 
          No llores Lucy dijo Águila extendiéndole un 
          pañuelo. 
          Lo lamento, es que estoy tan, tan feliz. Cuando creí que... 
          Ya no llores más. No recuerdes cosas desagradables. Ahora 
          nos hemos reunido y me alegra haberlas visto nuevamente. Supongo que 
          a Geo y Zaz les agradará verlas también. 
          ¿Dónde se encuentran? preguntó Lucy. 
          Aquí dijeron los jóvenes que acababan de entrar. 
          Que gusto verlas expresó Geo. 
          Bienvenidas a Autozam dijo Zaz.  
           
          Ambos jóvenes se adentraron a la oficina de Águila. Y 
          así, ya todos reunidos comenzaron una agradable plática 
          que duró varias horas, hasta que Geo y Zaz se ofrecieron en mostrarles 
          a las jóvenes una parte de Autozam, para dejar que Latis y Águila 
          trabajaran en sus asuntos 'comerciales'.  
          Ya habiéndose ido, Águila cambió su sonrisa por 
          un rostro serio. 
           
          ¿Qué sucede Latis? 
          ¿Por qué habría de sucederme algo? dijo 
          éste acomodándose en el sillón. 
          Porque te conozco, ¿qué te preocupa? 
          Siempre tan observador sonrió Latis. Muchas 
          cosas, en cierto modo. 
          ¿Es sobre Lucy? 
          Esa es una, pero... 
          No es la que más te preocupa. 
          De hecho, no. Es algo relacionado con mi maestro. 
          ¿Qué hay con Gurú Clef? 
          Últimamente ha estado muy raro. 
          ¿Acerca de lo que me contaste? 
          Sí, sobre ello. No digo que no sea importante, pero se 
          lo ha tomado muy en serio. Me preocupa. 'Un simple relato antiguo', 
          me dijo. Que no había de que preocuparse, que sólo quería 
          traducirlo. 
          ¿Entonces cuál es el problema? 
          Hoy por la mañana lo encontré en 'ese' lugar. Dijo 
          que hubiera deseado que ellas no regresaran la mirada de Águila 
          cambió por completo a una de asombro Y en cierto modo, 
          me sorprende que no se haya dado cuenta de su llegada.  
          Ahora que lo dices, si se escucha extraño.  
          Él es muy reservado y no dice lo que piensa o lo que siente. 
          Con los demás trata de ocultar lo que le ocurre, pero yo lo conozco 
          desde hace años, y sé que hay algo que le molesta. 
          ¿Qué harás entonces? 
          Nada. No me queda otro remedio que esperar a que me diga que es 
          lo que en verdad le tiene encerrado tanto tiempo en su biblioteca. 
           
          Y luego de que un turbio y molesto silencio inundara el lugar, ambos 
          jóvenes se dedicaron a su trabajo. Ya por la tarde, Geo y Zaz 
          regresaron junto con las chicas. 
           
          Es hora de irnos dijo Latis acomodando unos papeles. 
          ¿Tan pronto? dijo Águila. 
          Los demás también querrán verlas. 
          Me dio tanto gusto verlas y que hayan crecido tanto. 
          También a mí, me alegró verte expresó 
          Lucy. 
          Nos veremos en la boda de Ascot y Tata. 
          Por supuesto dijeron las tres. 
          Por qué no se adelantan, yo en un momento las alcanzo dijo 
          Latis. 
          Piensa bien lo que vas a hacer antes de actuar. No se te ocurra 
          recriminarle a tu maestro de que te oculte algo, sea importante o no. 
          No tendría por qué hacerlo. Es mi maestro y le admiro. 
          Aún cuando esté tan preocupado. 
          Tú mismo lo has dicho Latis, pero no te olvides de que 
          él también es una persona y necesita de un apoyo, en cualquier 
          momento. 
          Lo sé. Nos veremos después. 
          Sí, cuida bien de las chicas. 
           
          Y así, también despidiéndose de Geo y Zaz, se marcharon. 
          La noche ya había caído en Autozam hacía una hora, 
          lo que significaba que en Céfiro varios ya estarían durmiendo, 
          y es que había horas de retraso en Autozam con respecto de Céfiro. 
          Subieron a la nave y de lo único que se habló, fue del 
          recorrido que hicieron las jóvenes con Geo y Zaz y todas las 
          cosas que habían visto. No querían tocar el tema de Esmeralda 
          y Zagato otra vez. Minutos más tarde se quedaron dormidas. 
          Después de unas horas llegaron a Céfiro. Ahí en 
          el hangar les esperaba Gurú Clef.  
           
          ¿Qué haces aquí? le preguntó 
          Latis sorprendido y en voz baja. 
          Los esperaba. 
          Pero es muy tarde. 
          Precisamente quería ser el primero en saber que estaban 
          bien dijo sonriendo, pero más que nada, se le había 
          quitado un peso de encima. 
          Lo estamos, sólo que las chicas se quedaron dormidas. 
          Habrá que llevarlas a su habitación expresó 
          Sarek. 
          Sí respondió Latis ¿Crees que 
          podrías ayudarnos Gurú Clef? 
          Claro respondió éste. 
           
          Así Sarek, Latis y Gurú Clef llevaron en brazos a las 
          jóvenes. En verdad que parecía que el viaje les había 
          agotado. Sarek dejó en su cuarto a Anaís, Latis a Lucy 
          y Gurú Clef a Marina.  
          Latis sin embargo, se había demorado un poco y esto fue lo que 
          pasó: 
           
          Latis... dijo adormilada la pelirroja. 
          Duerme dijo éste. 
          Gracias por llevarnos a Autozam dijo la joven 'prácticamente' 
          dormida. 
          Supuse que sería una sorpresa agradable el que vieras a 
          Águila nuevamente.  
          Hum... pronunció dormida. 
          Que tengas dulces sueños, mi querida Lucy. 
           
          Entre sueños y mientras Guru Clef había dejado a Marina 
          sobre su cama, escuchó que la joven había pronunciado 
          su nombre, cosa que le sorprendió hasta cierto punto, y luego 
          salió de la habitación silenciosamente.  
           
           
           
           
          Belly 
          Tiamat Atardecer. 
           
          
           
        
  
        © Todos los personajes (excepto 
        los inventados por mi) son propiedad del grupo CLAMP y ésto no 
        se hace con fin de robar o ganar dinero, así que no me demanden. 
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