( ) Observaciones.
" " Están pensando.

 "SECRETOS DEL PASADO" 

CAPITULO SIETE:  “LA HECHICERA”


Los viajeros sobrevolaban un pequeño bosque de altos árboles y hojas de un verde opaco, de ramas enmarañadas y unidas que se confundían unas con otras creando una masa casi uniforme.

—¿Cómo es que sacaste esta criatura Demeter?
—Era de mi padre —dijo el chico con tono serio y melancólico—. Mi padre no confiaba en que gente extraña cuidase de nosotros, así que conoció a Vogel y lo llevó a casa en donde lo cuidó.
—¿Por qué tendría que haber gente para cuidarte?
Demeter no respondió de inmediato, se dio un tiempo como si estuviera recordando algo: —Mi padre era... bueno, no sé con exactitud cual era su trabajo, sólo que era algo así como el consejero y mano derecha del gobernante del pueblo de Traith. Hace mucho tiempo impidieron que se realizara una gran revuelta y mi padre y el gobernante quedaron muy mal en eso. Fue un tiempo muy duro.
—¿Una revuelta?
—Un líder de un movimiento que deseaba que el gobernante fuera cambiado. Mucha gente se opuso y por ende hubo una terrible revuelta que duró muchos años y que de no ser por mi padre pudo llegar a ser peor y pudo llegar a extenderse a otros poblados. Mucha gente murió... —Demeter cerró los ojos con gran pesar mientras llevaba su mano al pecho—. Entre esa gente estaba mi madre.
>>Fue la cosa más horripilante... Luego mi padre me pidió que escapara y lo recuerdo como si fuera ayer. Gritos y desesperación, entre fuego y sangre. No sabía que hacer, estaba solo, de no ser por Lihue. Él es un elfo amigo mío —Las pupilas de Gaya se dilataron con sorpresa, pero no dijo nada—. Me encontró en el camino, aún no me explico que hacía por esos sitios y me llevó con él. No sé cuanto tiempo permanecí con los elfos cuando decidí regresar. Traith estaba completamente destruida y la gente hizo hasta lo imposible por reconstruirla, pero ya no es el mismo pueblo que yo conocí. La gente ya no sonríe como antes. En ocasiones me acerco, pero no me atrevo a hablar con ellos.
>>La última vez que hablé con la gente de Traith fue para preguntar por mi padre. Nadie sabe que fue de él. Creen que está... —la voz de Demeter se quebró y una lágrima se asomó en el ahora demacrado rostro de Demeter— creen que está en la fosa común. Hay muchos cuerpos que no pudieron ser reconocidos.
—Lo lamento.
—Yo creo que escapó del algún modo. Y luego todo me fue más difícil con lo de la guerra de hace tres años. Lo del asunto que tanto hablaba Estrella.
—¿Una guerra hace tres años?
—Olvidé que no sabes nada de eso. Es un poco largo, pero trataré de hacerlo lo más breve y entendible posible.
>>Este mundo era gobernado por un Pilar hace algunos años, el Pilar era la parte importante y que sostenía el equilibrió en Céfiro. Su nombre era Esmeralda, no sé como era, pues sólo los gurús y sus guardianes podían acercársele. El modo en que se daba el equilibrio era que el Pilar orara por Céfiro, hasta que un día fue capturada por Zagato, uno de sus guardianes.
—¿Capturada?
—Temo que la razón la desconozco. Muchos dicen que fue porque Zagato quería apoderarse del poder del Pilar, cosa que me parece inverosímil...
—¿Y tú por qué crees que la haya capturado entonces?
Demeter no contestó la pregunta de la joven, pero prosiguió: —Luego la leyenda se cumplió. Desde tiempos antiguos se habla en una leyenda de que cuando Céfiro necesite ayuda, el Pilar podrá convocar a las Guerreras Mágicas quienes serán traídas desde el Mundo Místico, despertarán a los genios legendarios y ayudarán a Céfiro.
—¿Mundo Místico? ya lo habías mencionado, me parece.
—Sí, pero es una leyenda y nadie ha ido a ese lugar y no sabemos si exista en verdad. Fueron convocadas al parecer, y despertaron a los genios legendarios y pelearon contra Zagato. Pero no pudieron evitar que la Princesa Esmeralda muriera —Demeter aguardó un momento en silencio—. Nos percatamos de su muerte cuando Céfiro entró en caos. Para ese entonces las Guerreras Mágicas ya habían vuelto a su mundo, la gente fue en busca de refugio ya que era peligroso permanecer en sus hogares y en mi caso tuvimos que viajar al Castillo del Sur.
—¿Castillo del Sur? Pero creí que ibamos hacia el centro.
—Bueno, es que existen cinco castillos, pero en el Central es donde están los guerreros más poderosos y era ahí desde donde reinaba el Pilar. Y ahí veremos al gurú Clef.
—Creo que ya entiendo un poco, pero no lo de la guerra.
—Después de que la Princesa Esmeralda muriera, el puesto del Pilar quedó libre. Y otros planetas querían ese puesto.
—¿Para qué?
—Para ser sincero, no lo sé. Al parecer, cuando se es el Pilar, tu fuerza de voluntad te permite lograr tus objetivos.
—No comprendo.
—Céfiro es mantenido con la fuerza de voluntad de las personas, o al menos eso se dice.
—¿Entonces para que necesitaban de un Pilar si la gente podía mantener Céfiro?
Demeter no respondió. Ya en algún momento se lo había preguntado sin llegar a una respuesta.
—Como decía —dijo cambiando el tema—, Cizeta, Farem y Autozam eran los planetas que querían el puesto del Pilar y comenzaron un ataque a Céfiro. Sin embargo, eso no fue lo único que sucedió, nuestros miedos formaron a un ser llamado Devoner quien también comenzó a atacar Céfiro, bueno la parte central de Céfiro. Según supe, las Guerreras Mágicas regresaron nuevamente a ayudar Céfiro y lo lograron. Sin embargo... no sé como se abolió el Sistema del Pilar.
—¿Pero que fue lo que sucedió con Devoner y los planetas? ¿y cómo es posible que las Guerreras Mágicas volvieran sin ser convocadas por el Pilar?
—Con respecto a los planetas, terminaron aliándose con Céfiro, aunque no sé como llegaron a ese acuerdo. Y con Devoner, debido a que era una creación de nuestros miedos el único modo de acabar con ella era no temiéndole.
—¿Una creación de sus miedos? ¿Miedo de qué?
—Como ya te lo dije, Céfiro es un mundo donde la fuerza de voluntad es lo esencial. Al no haber Pilar, la gente comenzó a tener miedo de que el planeta se fuera a destruir. Y en lo que respecta a las guerreras mágicas, temo que es un misterio.
—¿Cómo es que dices todo tan seguro? —preguntó Zircón mientras una de sus pobladas cejas se arqueaba— De eso nadie está seguro.
—Un viajero que venía de la zona centro me lo contó. Él mismo me dijo que había visto a las Guerreras Mágicas.
—Y tú que te lo creiste ¿no?

De pronto una extraño rayo azul salió del bosque dirigido hacia ellos. Vogel apenas puedo esquivarlo.

—¿Qué fue eso? —preguntó Gaya mientras dirigía su vista al bosque.
—No lo sé, pero será mejor irnos de aquí cuanto antes.

Otro rayo más, éste pegó en el ala derecha de Vogel. El ave emitió un chillido de dolor. No se podía sostener en vuelo y comenzó a caer en picada.

—¡Vamos a estrellarnos! —gritó asustada Gaya mientras intentaba inútilmente de sostenerse sobre el lomo de Vogel.

Otro rayo de mayor intensidad se dirigía hacia ellos peligrosamente, amenazando con pegar de frente al ave, que caía aceleradamente. Otro rayo púrpura chocó con el rayo azul desviándolo.

—¿Qué está pasando? —se preguntó Demeter localizando el lugar de donde había provenido el rayo púrpura.
—Luego te preocupas, hay que hacer algo o nos estrellaremos contra esa roca puntiaguda —dijo Zircón. Demeter comenzó a hacer una estrella de seis picos. De ésta, salió una enorme serpiente con alas similares a las de una libélula.
—Hay que subirnos a ella —dijo Demeter apenas audible pues el aire que chocaba contra ellos a esa velocidad provocaba un agudo sonido— ¡Schlange, acércate un poco más! —el animal serpeó en el aire acercándose elegantemente. Demeter esperó a que Schlange estuviera lo suficientemente cerca como para que él con un impulso pudiera saltar, y aunque torpemente, saltó cayendo sobre la escamosa piel de Schlange— Es tu turno, Gaya.
La joven observó el suelo y cada segundo se aferraba con las uñas a las plumas del ave.
—¡Gaya!
—Tengo miedo.
—Schlange, acércate con cuidado a Vogel —la criatura serpenteaba aunque inútilmente tratando de acercarse a Vogel sin lastimarlo. A un metro de distancia entre ambas criaturas, Demeter le pidió a Gaya que saltara. El rostro de la joven estaba pálido y casi podía sentir su corazón que se salía por sobre su esternón. Su rostro expresaba lo que su boca no podía. La joven cerró los ojos y aún sujetándose, se puso de cuclillas.
—¡Vamos Gaya! —Demeter acercó su mano hasta que aferró casi sus uñas a la muñeca de Gaya y le tironeó dejándola suspendida en el aire por un momento, hasta que Demeter con un gran esfuerzo logró subirla— ¡Schlange, hay que rescatar a Vogel! Sujétense fuerte —Gaya se aferró a la cintura de Demeter mientras cerraba sus ojos. Schlange comenzó a bajar rápidamente, hasta que logró agarrar al ave por el cuello con su boca. Sin embargo, Schlange no era lo suficientemente fuerte, así que seguían cayendo.
—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Zircón quien iba sujeto a Demeter.
—¡Resiste Schlange! —la serpiente comenzó a agitar fuertemente sus alas para desviar el lugar de la caída, así como para suavizar el golpe... y aunque así sucedió, Schlange y Vogel cayeron estrepitosamente al suelo alzando una nube de humo.

Escucharon el sonido de unos cascos que se acercaba y vieron que el atacante había sido un unicornio quien les miraba de no muy buen modo. De su cuerno salían unas chispas pequeñas color azul, y se acercaba peligrosamente a los viajeros. El animal se encabritó alzando sus patas delanteras al aire. Luego de bajarlas apuntó su cuerno como un rifle. Planeaba dispararles otra vez.

—¡Escudo! —exclamó una figura. Una pared purpurea y cristalina se formó separando a los viajeros del animal. Un fuego se encendió en los ojos del unicornio, esté comenzó a golpear la barrera cristalina con su cuerno y su cabeza como si quisiera romperla. Sus relinchos se volvían cada vez más salvajes.
—¿Qué está sucediendo? —preguntó Gaya con una mirada de terror.
—Esto no me gusta. Vámonos
—dijo Demeter a sus compañeros. Mis criaturas son incapaces de pelear contra él, si es que esa es su intención.
—¿Están bien? —preguntó una figura en una capucha morada que no permitía que su rostro fuera visto.
Ninguno de los cuatro respondió pues un miedo les invadía el corazón.
—Tengo que sacarlos de aquí. Ese escudo no durará mucho tiempo.

La figura se quitó la capucha y los viajeros descubrieron que era una mujer de largos cabellos negros y ojos azul-violáceos.

—¿Qué esperan? —les dijo y los otros se sintieron regañados.

El escudo cristalino comenzaba a mostrar poca resistencia. La cabeza y el cuerno del unicornio le habían hecho unas fisuras, y si el animal seguía así, terminaría por romperlo.

—¡Vamos! —dijo la mujer tomando a Gaya de la muñeca mientras salía corriendo. Demeter les siguió de cerca, pero siempre mirando atrás por si el animal daba señales de persecusión.



Belly Tiamat Atardecer.



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