Capítulo 02: El latido desorientado
Un muchacho de cabellos lilas y ojos azules estaba sentado en un cómodo
sofá, observando por la ventana como el sol se escondía detrás de las montañas.
Su mirada se mostraba algo triste, ya había pasado una semana desde que Marina se
fue sin despedirse de nadie, ni siquiera de él. Solamente se había despedido de
Ascot, eso le hacia sentir celos hacia el criador de animales.
Durante esta semana, había tenido varios accidentes poco graves. Todos los
del castillo llegaron a pensar que el mago sentía algo más que afecto por
Marina, pero el siempre lo negaba cuando le preguntaban. La más interesada en
los asuntos amorosos de los residentes del castillo era Caldina, a ella siempre
le gustaba actuar como la “ilusionista del corazón”. Varias veces, había
intentado hacerle algún hechizo para saber cuales eran sus verdaderos
sentimientos hacia Presea o Marina. Empezaron a aparecerle gotitas al recordar
los métodos de Caldina. Prefería no recordarlos... pero lo que no podía evitar
recordar es lo que le había pasado en la última semana... todos los accidentes
que tuvo...
Recordando...
La marcha de Marina era reciente. Los rostros de los residentes del
castillo se veían tristes, menos el de Ascot. Guru Clef lo miró con rencor
hasta que el cuidador de animales se dio cuenta. El mago se limitó a desviar su
mirada y continuar haciendo sus labores. Por la mañana, Guru Clef tenía que
enseñar mágica a algunos aldeanos del pueblo que daban muestras de tener
poderes ocultos. Cuando dio comienzo la clase, Guru Clef quiso mostrar un hechizo de fuego.
-
Miren bien lo que
voy a hacer, solamente lo mostrare una vez –el mago levantó su báculo y
continuó diciendo- ahora haré que aparezca una llama de fuego!
Guru Clef conjuró unas palabras mágicas y hizo aparecer... un gran viento
que los rodeó a todos por completo. Los alumnos del mago se llevaron una gran
sorpresa al ver como su maestro se equivocaba de hechizo. Guru Clef intentó
disimular la vergüenza que había pasado al hacer el ridículo por confundirse de
hechizo.
-
Disculpen mi error,
creo que lo dejaremos por hoy –dijo con seriedad.
-
Maestro, le ocurre
algo? Parece cansado –preguntó un joven aldeano.
-
No se preocupen por
mí, estoy bien –contestó el mago con una débil sonrisa.
Volvió al interior del castillo. Mientras caminaba por los largos pasillos
se preguntaba a sí mismo.
-
Que me esta pasando?
Sentía como el sentimiento de envidia lo invadía cada vez mas al pensar la
despedida de Marina y Ascot.
Pocos días pasaron desde el primer accidente de Guru Clef en el jardín
cuando enseñaba el hechizo. Por la mañana, todos estaban en el comedor
desayunando y hablando animadamente. En la cabeza de la mesa, se sentaba un
Guru Clef con la mirada perdida. Cogió el plato que había en la mesa y...
-
Guru Clef... que
haces comiéndote el plato? Aun no te he puesto las tostadas! –dijo la armera
con una gotita.
Efectivamente, el mago estaba comiéndose el plato con la misma mirada
ausente. Todos lo miraban extrañados por la rara actitud.
-
Te encuentras bien?
–preguntó Presea poniendo su mano en la frente del mago- quizás tienes fiebre.
Tendrías que descansar!
Guru Clef se dio cuenta que estaba comiendo un plato y dijo:
-
Perdón! No pude
diferenciar que era la comida! –dijo el mago para no preocupar a sus amigos.
Todos los presentes en la mesa rieron y volvieron a comer. Pero Guru Clef
continuó con la mirada perdida pensando en lo que le había preocupado durante
algunos días. Cada vez soportaba menos la idea de tener a Marina lejos de
Cefiro, quizás sentía un sentimiento de protección hacia ella o... quizás era
un sentimiento que él desconocía. Un sentimiento que no había leído durante su
época de estudiante.
-
Guru Clef, te pasa
algo? –todos los presenten miraban preocupados al mago.
-
Discúlpenme, pero
iré a descansar un poco –contestó el mago con el rostro serio.
Se dirigió a su habitación, donde se sentó en su sofá. Allí volvió a
sumergirse en sus pensamientos hasta quedarse dormido.
Durante el rato que estuvo dormido, tuvo un sueño muy extraño. En ese sueño
aparecían Marina y Ascot abrazados, mientras que ella dirigía su mirada al
mago, intentando encontrar algún sentimiento de celos.
Cuando se despertó, pudo sentir un sentimiento de preocupación. Seria Ascot
la persona mas indicada para Marina? No paraba de preguntarse lo mismo una y
otra vez. Miró por la ventana y se dio cuenta que estaba oscureciendo, entonces
sintió como caía encima de él una roca... no había asistido ni a las clases, ni
a las reuniones!!!
Corrió hacia el comedor rápidamente, pero por el camino se encontró a una
enfadada Presea.
-
Cómo has podido
hacer eso Guru Clef!?
-
Lo siento, me quedé
dormido y me acabo de despertar.
-
Ya lo veo, tienes la
marca de la almohada en la mejilla! –dijo Presea todavía mas enfadada. Guru
Clef tapó con su mano la mejilla donde tenía la marca.
-
Bueno, me dirigiré
hacia el comedor y... –no pudo terminar de hablar porque Presea lo interrumpió.
-
Sabes muy bien que
Paris no esta preparado para asistir a las reuniones, pero tu insistes en que
tiene que asistir porque será el futuro rey –gritó la armera.
-
Te entiendo y tienes
razón. Pero esta reunión era muy importante, creo que Paris no debería de
haberse presentado.
-
Eres un
irresponsable, Guru Clef!!!
El mago sintió un sentimiento de tristeza... cuantas veces había escuchado
esa palabra? Nunca había podido hacer lo que le gustaba, desde pequeño su
destino era convertirse en el Guru de Cefiro y obtener grandes
responsabilidades. Cuando consiguió el cargo de Guru, tuvo que tomar decisiones
de las que aun se arrepiente. Lo único que había conseguido era cansarse de su
labor. Guru Clef se dirigió deprimido hacia el comedor, donde le esperaban
Paris y Anaís.
-
Espero que me
disculpes, Paris. Has tenido que asistir tu solo a esa reunión –dijo el mago
apenado.
-
No te preocupes,
Guru Clef –dijo el príncipe con una actitud muy confiada- Anaís estaba conmigo.
El muchacho miró a Anaís con mucho cariño y se cogieron de la mano y
salieron de la Sala del Trono. Esto le había afectado mucho a Guru Clef...
tener a una persona era tan importante? Él nunca se había esforzado por tener a
alguien en quien confiar, y menos enamorarse. Estaba solo...
Ahora el mago empezaba a sentir una gran soledad en su corazón. Se sentía
perdido... y ahora que iba a hacer? Quién le iba a ayudar? Quién le iba a
extender una mano para salir de la oscuridad de la soledad?
-
Guru Clef! –dijo la
armera abriendo la puerta de la habitación del mago.
Guru Clef miró con desilusión a la armera y le contestó.
-
Querías alguna cosa,
Presea?
-
Bueno... –la armera
miró muy preocupada a Guru Clef- es que Ascot me acaba de decir que Marina
vendrá mañana. No crees que le tendríamos que pedir a Caldina que decore un
poco el castillo para recibirla?
-
Que va a venir
Marina?? –preguntó el mago nervioso- ejem... haced lo que queráis –continuó
intentando disimular.
-
De acuerdo, Guru
Clef.
La armera salió de la habitación de Guru Clef bastante preocupada por el
mago, empezaba a sospechar sobre los sentimientos de él hacia Marina.
Ya había anochecido cuando Guru Clef permanecía despierto sentado en su
sillón. Acababa de tomar una decisión fatal para él, algo que estaba prohibido
para los Gurús de Cefiro, pero eso a él no le importaba ahora que no estaba el
Pilar. Se levantó lentamente del sofá y decidió dar un paseo a pesar de ser muy
tarde.
Caminó por los jardines del castillo hasta llegar a la fuente donde Marina
le había declarado su amor. Sonrió con melancolía... como deseaba volver
atrás... pero ahora demasiado tarde... tenia que resignarse? No! Nunca lo
haría! Estaba seguro de que tendría otra oportunidad cuando ella volviese a la
mañana siguiente.
De repente, en el silencio de la noche, escuchó unos pasos lentos de una
persona. En la oscuridad, apareció Latis con su rostro serio.
-
Que haces aquí, Guru
Clef? –preguntó el espadachín.
-
Pensar... –dijo el
mago mirando las estrellas- es extraño, las personas cambian muy rápidamente su
personalidad, no crees?
-
Quieres decir que el
amor a veces cambia a las personas? –preguntó Latis.
-
Exacto –dijo Guru
Clef mirando sorprendido a Latis.
-
Por eso has cambiado
tu apariencia? A pesar de que ella no esta aquí?
-
Ella volverá pronto
y le podré confesar mis sentimientos.
-
Creo que no tendrías
que hacerte tantas ilusiones.
-
Que quieres decir?
–preguntó el mago un poco enojado.
Durante unos instantes hubo un silencio incomodo, Guru Clef estaba
esperando una respuesta que Latis no le iba a decir, así que decidió preguntar
otra cosa.
-
Latis, tu que haces
cuando Lucy esta en su mundo?
-
Esperar... –contestó
secamente.
A Guru Clef le apareció una gotita en la cabeza, su antiguo alumno no era
el tipo de persona con la que se podía tener una conversación muy animada. Pero
la actitud de Latis cambiaba completamente cuando estaba con Lucy. En eso él
tenía razón, el amor hacía cambiar a las personas, y eso también le estaba
pasando a él mismo... estaba cambiando por Marina. Volvió a mirar al cielo con
una gran sonrisa.
-
Guru Clef... sé que
esto te va a doler, pero... lo tienes que saber. Creo que Marina y Ascot tienen
una relación –dijo Latis.
-
Eso es imposible,
Marina no ha vuelto a venir desde que se fue a su mundo.
-
Se escriben cartas.
-
Como? –Guru Clef no
entendió lo ultimo que había dicho Latis.
-
Yo tampoco sé lo que
significa, pero eso dijeron Anaís y Lucy hace tres días.
-
Mmm... supongo que
ese es un medio de comunicación muy avanzado –comentó Guru Clef con cara
pensativa.
El mago no podía entender como mantenían Marina y Ascot una relación hacía
tan poco tiempo... si hacía apenas una semana ella le había dicho que le amaba
a él!! A Guru Clef le empezó a aparecer una aura de color rojo en su alrededor,
empezaba a enfadarse cada vez que pensaba en la relación entre el criador de
animales y la guerrera mágica del agua.
-
Buenas noches
–saludó Lucy.
Latis sonrió a la muchacha que acababa de llegar.
-
Será mejor que vaya
a dormir –comentó Guru Clef levantándose.
-
Si quieres puedes
quedarte con nosotros Guru Clef –dijo la muchacha.
-
No quiero ser una
molestia, Lucy –dijo el mago alejándose de la pareja- Buenas noches!
Se dirigió a su habitación tranquilamente con un rostro muy triste, le deprimía
pensar que Marina y Ascot mantenían una relación. Ella nunca le había dicho
nada sobre esa relación. Por que habían comenzado a mantenerla sin comentarle
nada a él? Es que Ascot no sabía que Marina se había declarado antes a él? Por
que Marina ahora quería estar con Ascot? Tan rápido se había olvidado de él?
Mientras formulaba estas preguntas, sentía como su corazón empezaba a
oprimirse. Pensaba que la conversación que había tenido con Latis le iba a
animar, pero paso todo lo contrario. Entró en su habitación con pasos lentos y
la cabeza agachada. Se tiró encima de la cama con pocas ganas y se quedó
dormido rápidamente, sumergido en sus pensamientos nuevamente.
A la mañana siguiente se despertó todavía más deprimido. Su rostro se veía triste
y cansado, no tenía ganas de recibir a Marina. Veía el recibimiento de la
guerrera del agua como una obligación. Se levantó lentamente y sin ganas, y se
cambió de ropa con un sencillo hechizo.
Después, se dirigió hacia la Sala del Trono para recibir a Marina. Cuando
entró, todo estaba muy bien decorado, se notaba que lo había decorado Caldina,
ella era muy buena con todo lo que estuviese relacionado con la decoración.
Todos estuvieron reunidos a los pocos minutos de la llegada de Guru Clef. El
último en llegar fue Ascot, con una gran sonrisa, pero algo sonrojado por la
llegada de Marina. Esto hizo enfurecer un poco al mago, pero intentó
disimularlo lo mejor posible con una falsa sonrisa.
-
Así que hoy llega
Marina, no? –preguntó Guru Clef.
-
Si –contestó Anaís-
creo que llegará dentro de un rato.
-
Entonces será mejor
que prepare a Fyula para que la vaya a buscar cuando llegue a nuestro mundo.
-
No te preocupes,
Guru Clef –le interrumpió Ascot- ya deje a uno de mis amigos.
Una aura roja apareció alrededor de Guru Clef, empezó a sentir algo más que
celos... furia! No soportaba que Ascot tuviese controladas a las Guerreras
Mágicas, él se tenía que encargar de su llegada y de que estuviesen cómodas en
Cefiro. Por que Ascot quería hacer todo eso? Lo hacia por Marina...
Guru Clef movió frenéticamente la cabeza y volvió a mostrar una falsa
sonrisa.
La puerta se empezó a abrir lentamente... se empezó a ver una figura
femenina...
-
Marina!! –gritó
Caldina corriendo hacía la persona que estaba en la puerta.
-
Hola a todos! –saludó
Marina.
-
Ah!!! No me lo puedo
creer??? –gritó Caldina asustando a todos- tu...? tu...?
-
Que pasa, Caldina?
–preguntó Lucy intrigada.
-
Marina –dijo Caldina
en tono serio- que le hiciste a tu pelo??????
-
Bueno, decidí
cortármelo bien cortito –contestó Marina con una gotita.
Todos los residentes del castillo miraron a Marina sorprendidos, se había
cortado su larga cabellera. Pero... por que hizo semejante locura?
Hola!!! Este capítulo lo hice para alargar un poco el fic!! ^^ No sé si he conseguido hacerlo bien, pero me ha costado muchísimo escribirlo. Por una parte, el anterior capítulo me quedó larguísimo y, por otra parte, no sé expresar muy bien los sentimientos desde el punto de vista de Guru Clef! ^^UU
Bueno, pero lo importante es que les haya gustado! ^-^ Si les a gustado o no, háganmelo saber a mi e-mail, que es: Eleone_chan@hotmail.com donde también me pueden enviar comentarios, dudas, quejas, insultos,...
Y vuelvo a repetir, este fic esta dedicado especialmente para mi mami Umi!!! ^___^
También se lo dedico a la gente que siempre me esta apoyando y me esta ayudando! Muchas gracias a Lucy Oraki, a mi prima Lucil, a Natalia, a mi tia Tiamat,... (siento no poner a mas personas, pero es que seria mas largo que el fic :p)
Sayonara y beshitos
ELE-CHAN