Guerreras Mágicas

 

Lullaby

 

5. Una mañana tranquila

 

En esa mañana brillante, parecía como si en la noche no hubiese pasado nada. Los soldados del  castillo revisaban cada rincón buscando algún posible intruso u otro daño además de las paredes rajadas y la puerta rota del ex cuarto de Lucy. Anais caminaba muy de mañana buscando el cuarto de Paris. Caldina, quien recién salía de su cuarto, la encontró en el pasillo.  

 

-¿Qué haces despierta tan de mañana Anais?

 

-Busco a Paris, quedamos de  vernos temprano para que le enseñara a usar el arco y la flecha. ¿Sería mucha molestia si te pido que me indiques donde duerme él?

 

-ˆ-ˆ Claro que no niña, ni que lo preguntes. Vamos te llevaré allá.

 

Comenzaron a caminar con dirección al pasillo donde estaba el cuarto donde Lucy  había sido atacada. Anais se dio cuenta de eso y le dijo a Caldina:

 

-Esta dirección lleva también a los cuartos donde íbamos a quedarnos ¿no es así?

 

-Claro que sí. Ese era el plan, que estuvieran relativamente cerca de los hombres que quieren. ¿Por qué crees que Latiz se tardo tan poco en  llegar durante el ataque? Sí Paris no llego es porque estaba hablando con Ascot cerca de la fuente que queda en la zona Sur del castillo.

 

-¬-¬ Y debo suponer que el  cuarto de  Ascot esta cerca del cuarto de Paris.

 

-Uˆ-ˆ ¿Qué te hace pensar eso?

 

-¬-¬ Sólo un pequeño presentimiento.

 

-Bueno aquí llegamos. Este es cuarto de Paris, pero debo decirte que él no suele levantarse a estas horas de la mañana.

 

-¿Ah sí? Pues este será su primer día.-dijo mientras tocaba un poco suave la puerta.

 

Para sorpresa de Caldina Paris abrió la puerta de su cuarto ya vestido y sonriente.

 

-Buenos días Anais, ahora mismo iba a tu cuarto pero veo que te me  adelantaste. Ah, veo que Caldina te trajo. Muchas gracias Caldina.

 

-De nada, Príncipe Paris.

 

-Buenos días Paris. La verdad es que pensábamos que  estarías  dormido.

 

-En realidad lo estaría, pero una vez en la vida- y se le acerco al odio para decirle- Además entre más temprano me despierte para verte serán más horas las que  pasaré contigo.

 

Anais no pudo evitar sonrojarse con el comentario tan sorpresivo de Paris. Caldina que aún continuaba con ellos comenzó a reírse al ver la cara de la joven guerrera mágica.

 

-Con su permiso jóvenes yo me retiro, es mejor que los momentos de pareja se los deje solos… ustedes saben hay más intimidad para hacer algunas cositas- les dijo mientras los dejaba y les guiñaba un ojo.

 

Los dos jóvenes se sonrojaron con el comentario de Caldina, unos minutos después se  vieron a las caras y comenzaron a reír.

 

-Iré por mis cosas, esperame  un momento.

 

-Sí, no hay  problema.

 

Y Paris entró al cuarto sacando de el dos arcos y algunas flechas.

 

-Vamonos ya estoy listo.

 

Anais le dijo un si con la cabeza, se tomaron de las manos y comenzaron a caminar. “Así viéndolo con sus bellos ojos amarillos y tan tranquilo no podría creer que algo malo esta ocurriendo en Cephiro” pensó Anais y bajo la cabeza. Paris se dio cuenta de eso y con cara molesta le dijo:

 

-No estés pensando en cosas malas. Esta mañana será tranquila y nos olvidaremos, sólo por ella, de cualquier cosa que no seamos nosotros dos.

 

-Siˆ-ˆ - le dijo Anais.

 

Caldina caminaba para ir a ver el cuarto de Lucy y ver cuales eran los  daños en la decoración para arreglarlos en ese mismo día. Al llegar se dio cuenta de que alguien salía de uno de los cuartos, se escondió en la esquina de la entrada del pasillo (recordemos que era otro pasillo pequeño sólo para los tres cuartos) y desde allí pudo ver que se trataba de Marina. Dio un suspiro  y salió del escondite.

 

-Niña me haz asustado en gran manera-dijo poniéndose la mano en el pecho.- ¿Acaso dormiste en ese cuarto?- al decir esto se dio cuenta de la cara de Marina, los ojos de esta estaban completamente rojos y tenía grandes ojeras debajo de ellos.- Pero niña ¿Qué te paso? ¿Por qué tienes esa cara? Pareciera que hubieses estado llorando toda la noche.

 

-Nada de eso… dormí aquí porque no pude encontrar el otro cuarto, pero me dio miedo y no descanse bien así que por eso debo tener los ojos rojos y un poco de ojeras- ella sabía lo que tenía que responder porque justo antes de salir del cuarto se había visto al espejo dándose cuenta de lo mal que lucía.  

 

-Pues te  ves realmente mal así que será mejor que te acuestes otro rato, pareciera que no hubieses dormido en toda la noche.

 

“En realidad no lo hice” pensó Marina. -ˆ-ˆ Creo que es una buena idea. Buscaré el  otro cuarto ahora que es de día tal vez se me haga más fácil encontrarlo.

 

-¿No quieres que te acompañe?

 

-No, no te molestes. Yo llegaré sola. Además debes estar muy ocupada.

 

-Uhmmm, bueno.

 

-Nos vemos luego Caldina.- Marina levanto la mano para despedirse y comenzó a  caminar en la dirección en la que Caldina había llegado.

 

“Tenía unos ojos muy tristes” pensó Caldina mientras la miraba alejarse.

 

Lucy se había levantado muy de mañana porque acompañaría a Latiz al cambio de  turno de los guardias. Mientras Latiz organizaba todo junto con Ráfaga ella lo observaba, tan serio y  con su porte de autoridad, misterioso y con gran ternura en el fondo de sus ojos “Como extrañaba esa mirada” pensó Lucy. Primavera que estaba en el hombro de Latiz se percato de la mirada de Lucy, voló hasta ella y le dijo:

 

-Sé que estas pensando en él y que pretendes que eres su novia. Pero debo decirte que él es sólo mío y  tu no podrás quitármelo.

 

Lucy comenzó a reírse tiernamente.-No hagamos la guerra primavera. Las dos lo queremos mucho. ¿Por qué mejor no somos felices con su felicidad?

 

-¬-¬ ¿Me estas diciendo que me aleje de él?

 

-Uˆ-ˆ No, en ningún momento dije eso.

 

-Pues es lo que entendí y déjame decirte que… ¡¡¡¡Nunca lo haré ni muerta!!!!-Primavera dio un gran grito llamando la atención de todos los soldados que se voltearon a verlas.

 

“Hay que vergüenza” pensó Lucy mientras se  ponía completamente roja y  como una gatita pequeña.

 

Latiz le pidió a  Ráfaga que se encargará de terminar de asignar todos los grupos y los cambios. Le dijo a Lucy que se fueran y le prohibió a Primavera que los siguiera.

 

-¿A dónde vamos?

 

-Será  una sorpresa.- le  respondió al momento que llama a su caballo. Luego subió a Lucy y se subió él. Comenzaron a cabalgar. Así tan cerca del pecho de Latiz,  Lucy podía escuchar los latidos del corazón de este, los cuales se confundían con los suyos.

 

Marina caminaba con la mirada baja. Escucho unas risas y levantó la cara, a  lo lejos pudo ver a Anais y Paris. Anais le ayudaba a tensar la cuerda del  arco, mientras este se acercaba a ella para tratar de robarle un beso.

 

-No hagas eso… te desconcentras y lo haces conmigo también.

 

-Eso es lo que  quiero.

 

-Uhmmmmm…..¬-¬ no te volveré a  enseñar.

 

“Se ven tan felices… ¿Por qué yo no puedo  serlo también?” pensó Marina mientras los veía. Muchas lagrimas comenzaron a escaparse de sus ojos al momento que comenzó a caminar más rápido con el temor de que Clef o alguien más la encontrará en esas condiciones.

 

Dobló en una esquina y salió a otro pasillo que conducía a otra parte del jardín, allí vio a Latiz abrasando a Lucy mientras paseaban sobre el caballo de este. Marina hizo a un lado la cara  mientras se ponía la mano derecha en la boca. Ya no podía contenerse más, el pensar que ella no podría estar nunca así con la persona que amaba la mataba por dentro. Se regreso por el mismo camino corriendo sin ver a donde se dirigía. Sin querer tropezó con Ascot que caminaba buscando a Nicona. Al chocar se dio cuenta de las condiciones de Marina la agarró de los brazos para evitar que cayera y la vio a la cara.

 

-Marina ¿te pasa algo? ¿Por qué estas llorando así?

 

Marina que no podía responderle pues tenía un nudo en la  garganta sólo lo abrazo fuertemente. Ascot por instinto la cubrió con sus brazos como protegiéndola mientras le decía al oído.

 

-No estés así, todo estará bien ya lo verás. Sólo tranquilízate.- y comenzó a sobarle delicadamente la cabeza.   

 

Clef, que caminaba por el pasillo del cual Marina  se  había regresado, doblaba la esquina cuando pudo ver a Ascot abrazando a Marina. Se quedó en la esquina mientras sentía que el mundo se le deshacía en pedazos. No se daba cuenta del estado de Marina porque Ascot la cubría totalmente con su cuerpo. Clef dio unos pasos hacía atrás y  se regreso por el camino que había venido.

 

“Debí suponerlo desde un comienzo… pedía mucho cuando pensaba en que ella tal vez podría quererme un poco… después de todo sólo soy un tipo serio y sin ninguna gracia...” sonrió amargamente para sí mientras caminaba al único lugar donde se sentiría bien, la biblioteca.

 

En una parte del jardín del castillo se miraba un gran estanque y unas  estructuras  que  parecían ser ruinas. Con todo el lugar lucía hermoso. Lucy estaba encantada, ya se habían bajado del caballo y caminaban juntos.

 

-Nunca pensé que habría un lugar así dentro del castillo.

 

-Pocos lo visitan. En realidad sólo lo hacemos Clef y yo, a veces nos venimos a tener grandes conversaciones durante horas los dos solos. 

 

-¿En serio? Creo que te llevas muy bien con él.

 

-Si así es. Aunque a veces él intenta ocultarse tras  una coraza y hacerse el fuerte, es una persona como tu y yo.- Latiz hizo una pausa y señalo a un pájaro que hacía su nido entre las ruinas- mira esta poniendo una flor en su nido.

 

Lucy se dio la  vuelta y sonrió, de su cabeza salieron orejitas de gatita y dijo- Que tierno  se ve.

 

Latiz que estaba atrás de ella la abrazo por  detrás y le dijo al oído –Pase lo que pase tienes que saber que yo te amo y no permitiré que nada te haga daño… aunque tenga que morir.

 

Lucy abrió sus ojos sorprendía, se soltó de los brazos de Latiz, se dio la vuelta viéndolo de frente y con  sus manos tomo su cara –Nunca digas eso, si tu mueres nada tendrá sentido para mí- entonces lo envolvió en sus brazos. Y este hizo lo mismo y así se quedaron durante horas.

 

Una flecha se clavo en el árbol, justo en el centro de una mancha blanca que Anais había hecho.

 

-Muy bien! Parece que aprendes rápido.- dijo Anais aplaudiendo.

 

-Es que tengo una gran maestra… además de un gran talento claro.

 

- -_- Que modesto…

 

Paris comenzó a reírse y la abrazo. –Sabes que sólo bromeo.

 

-Si, lo sé.

 

Y se dieron un tierno beso.

 

En el pasillo Ascot le secaba las lagrimas de la cara a Marina.

 

-¿Ya estas mejor?

 

-Sí, muchas gracias por siempre estar conmigo Ascot.- le dijo sonriéndole.

 

-Marina yo siempre estaré contigo porque- mientras intentaba terminar la oración de la nada salió Karma.

 

-Disculpen que los interrumpa sólo quería saludar. Déjeme decirle señorita Marina que  luce muy tierna con los ojos hinchados y rojos, realmente le hacen ver muy dulce.- dijo mientras le tomaba la mano y le daba un beso en ella.  Marina de sonrojo por el gesto

 

“¡Demonios! ¿Y este de donde sale?¬-¬” pensó Ascot.

 

En un espejo se reflejaba la imagen de un Clef triste sentado en una silla dentro de una enorme biblioteca oscura, con sus manos golpeando una mesa por la  frustración.  Leibac que veía la escena reía a carcajadas.

 

-Así es mi querido hermano que estas enamorado como un niño de la guerrera mágica del agua. Jajajajajaja, entonces será más  fácil hacerte  sufrir de lo que yo imagine.- En su boca una sonrisa maléfica se dibujaba lentamente.

 

 

ضمجةﺀئ Hola soy de nuevo la autoraˆ-ˆ

 

¿Qué molesto verdad? Jijijijijijiji.

 

Soy mala como hago sufrir, jijijijijijijiji, pero si no… no tendría gusto.

 

Bueno aquí les muestro una foto de cómo luciría el lugar en donde están Latiz y Lucy, para que se hagan una idea. La encontré buscando por allí y me encanto. Por cierto que me deci a dejar así el fondo de la historia, es más sencillo y se ve bien :p, sorry por la imagen de Primavera pero me encanta esa foto :D.

 

Bueno ya saben ideas, comentarios, patadas, insultos (pero que sean suavecitos :p) todo se acepta a tolkien_sarahi_lal@hotmail.com o asoch_3@kenshin.cc