Unas pequeñas notas de inicio: ^^ ¡Hola a todos aquellos aventurados que han llegado hasta aquí! Para aquellos (creo que como tres) que hayan seguido la historia desde hace más de un año y hayan esperado estos capítulos, tengo que avisar que si no han leído la nueva versión (2.0) de los anteriores 7, no van a entender muchas cosas de las que ocurren de ahora en adelante, así que si así es ¡Detente!, y regresa al primer capítulo, pues muchos sucesos han sido modificados ^^. Por su atención, gracias.


( ) Observación
" " Pensamiento.

"SECRETOS DEL PASADO" 

CAPITULO OCHO:  “DÍA SOMBRÍO”

El fuego salvaje de la fogata iluminaba los rostros tristes de los viajeros. El humo no subía al cielo, se quedaba ahí como blanco vapor. Demeter se encontraba preparando algo. Era la primera vez que Demeter utilizaba sus utensilios para cocinar a alguien que no fuera él, y parecía contento por ello. Zircón y Estrella, mientras tanto, estaban discutiendo acerca de los gnomos. Ya era costumbre ello. Estrella siempre los criticaba, mientras Zircón siempre los defendía. Estaba muy orgulloso de ser gnomo, a pesar de que muchos de los suyos (sobre todo parientes) habían hecho cosas terribles. Gaya solamente miraba las llamas danzarinas que chocaban contra la cazuela en la que cocinaba Demeter.

Gaya había dormido un poco por la tarde, tuvo un sueño poco agradable que no podía recordar. En el bosque había observado a un hombre, quien también había aparecido en sus sueños. Parecía que le había dado un consejo que taladreaba en su cabeza: "¡No permitid que siga viviendo!". Breves palabras e inentendibles. ¿A qué o quién se refería? ¿Y quién era él? ¿Y por qué le decía esas cosas? No le había podido ver el rostro, sólo su larga cabellera... era plateada, o al menos así le pareció, pues le vio brillar. No comprendía, pero no quería tomarle mucha importancia. No sabía quien era él, y era casi probable que se hubiera sugestionado con lo que vio en aquel bosque desde lo alto, creyendo que su sueño había tenido relación con ello. Tampoco en ese momento le había prestado mucha atención pues estaba en peligro y su vida le interesaba más que saber quien era él.

—"No entiendo..." —se dijo Gaya.
—Ya está listo —pronunció Demeter.
—Que bien, ya estaba muerto de hambre, algo tibio en mi estómago si que hará bien —dijo el pequeño gnomo mientras acariciaba su estómago.
—Éste sería un gran manjar sino fuera porque nosotras no comemos alimentos humanos.

La conversación comenzaba a sonarle cada vez más distante a Gaya.
Alanis permanecía sentada contra el tronco de un árbol, la capucha de aquella túnica púrpura le cubría el rostro, quizá dormitaba, quizá no, pero los chicos no podían saberlo o al menos no les importaba.

—Gaya, ¿por qué no pruebas esto? —le habló Demeter sacándola de sus pensamientos y haciendo una seña con la mano para que se acercara.
—Claro —se acercó mirando el contenido de la cazuela.
—¿Qué te preocupa? —preguntó Demeter desconcertado. Ya había notado que Gaya se encontraba un tanto distante.
—Na... nada en especial. Sólo pensaba un poco en lo oscuro que está aquí —Demeter le miró con incredulidad, pero prefirió cambiar el tema.
—Vogel y Schlange aún están bastante malheridos. Para pasado mañana probablemente hubiésemos llegado al Castillo a la velocidad a la que viajábamos, pero quizá si nos apresuramos podremos llegar por el puente de Gizam rápidamente, lleva al camino para el pueblo de PAI.
—Eso no será posible —Alanis aún permanecía en la posición en la que se encontraba, sin embargo su voz se había escuchado clara. Se quitó prontamente el capuchón e inclinó su cabeza hacia atrás—. El puente fue destruido, lo temo. Tendremos que rodear. Tomará más tiempo, pero estaremos a salvo.
—¿A salvo? ¿Cómo de lo que ocurrió hoy? —preguntó Demeter con interés.

No hubo respuesta.

—Deben descansar bien esta noche, lo más conveniente es que partamos antes del alba.
—¿Por qué razón?
—Sé de que hablo. Coman rápido y duerman.

Los cuatro se mostraron dudosos así que se reunieron.

—¿Crees que debemos confíar en ella? —preguntó Zircón a su amigo.
—Hace unos momentos nos dijo que conocía al mago Gurú Clef y quizá en realidad sabe como llegar con él, pero... ¿cómo saber que no nos está utilizando?
—¿Y para qué nos utilizaría?
—Aquí en Céfiro así como hechiceros blancos, han existido y es probable que existan aún hechiceros negros(1). Sea lo que parezca Céfiro, un lugar de paz, tiene un pasado bastante escabroso. Hubo bastantes sacrificios, dolor, pena y sufrimiento, algo así como el pasado que nadie quiere recordar, quizá no lo entiendas ahora ni mientras estés aquí y es mejor así. No parece de desconfianza, pero a pesar de eso, yo también haré guardia. Tampoco hay que confiarnos demasiado.
—Lo que si me parece extraño es que el puente haya sido destruido, era vigilado por una criatura, me parece ser que un Ogro. El único modo que haya sido destruido es que... —el hada se detuvo.
—Es que haya sido asesinado el Ogro —dijo Demeter casi sonando preocupado.
—¿No crees que ella...? —dijo Gaya horrorizada.
—No parece una asesina, pero no hay que fiarnos de su apariencia. Lo mejor será ser cautelosos y descansar ya que si lo que dice es verdad tendremos un largo camino por seguir.

Los tres tomaron un poco del caldoso alimento que había preparado Demeter, en efecto les había asentado el estómago, en los últimos días que para ellos habían parecido semanas no se habían alimentado adecuadamente. Estrella prefirió buscar un poco de néctar de flores, el cual era su alimento, o eso parecía. Zircón fue el primero en ser vencido por el sueño, su respiración era calmada, parecía no preocuparle nada más. Mañana sería otro día. Estrella se acomodó en el regazo de su amiga humana. Gaya mantenía sus ojos cerrados aunque no podía dormir. Demeter se dedicó a hacer guardia, permanecía sentado admirando la fogata, en ocasiones se levantaba para admirar los alrededores. Alanis parecía dormitar pero su mirada estaba clavada en el cielo, estaba oscuro, parecía como si una gran bruma cubriera el cielo impidiendo la aparición de las estrellas y la luz tenue de las lunas cefirianas. El ambiente estaba lleno de humedad a pesar que habían pasado días que no lloviznaba.

Gaya no quería dormirse, sin embargo cada vez sentía sus párpados más y más pesados, así que poco a poco se fue quedando dormida entrando en un profundo sueño.

En el sueño se encontraba en medio de un paraje desierto, algunas ruinas de lo que parecía un antiguo templo. Columnas rotas, algunas aún se sostenían en pie, otras estaban en el suelo al lado de algunos pedazos. Habían unas estatuas que ahora deformes parecía que en su tiempo habían sido hermosas.

"¿Un templo?" pensó Gaya. Un camino se encontraba frente a ella, algo arenoso y blando. El cielo parecía cubierto por una neblina que no dejaba traspasar los rayos del sol. Caminó un poco hasta llegar a la entrada de lo que parecía una cueva, oscura y tenebrosa. Una brisa proveniente de ella sacudió la falda y el cabello de la joven. Había un aroma a flores dentro. Luego Gaya sintió como un escalofrío recorrió su cuerpo, se giró y se encontró con el hombre, ahora podía verlo claramente. Era más alto de lo que a ella le pareció desde el aire, su cabello era largo y sedoso color gris, pero que por alguna causa brillaba como la plata, parecía tener luz propia. Sus ojos eran de color azul muy claro, pero eran imponentes y hasta cierto punto tenían un brillo extraño.

"¿Quién es usted?" preguntó la joven, sin recibir respuesta. "¡Conteste!", gritó desesperada. La figura del hombre y su rostro sin expresión le intimidaban y le aterraban. El hombre levantó su mano señalando el interior de la cueva haciendo que su túnica color ceniza ondulara debido a sus movimientos. La joven sólo lo miraba, ¿acaso esperaba que entrara? ¿pero por qué no hablaba?

"¿Qué hay dentro?", preguntó Gaya. El hombre no le respondió, Gaya ya se estaba cansando de este juego. El hombre la tomó fuertemente del brazo, Gaya sintió como le heló la sangre. La llevaba contra su voluntad al interior de la cueva, la joven se imaginaba lo peor y trató de zafarse sin éxito alguno. El hombre seguía su rumbo sin escuchar las peticiones de la chica de que la soltara. Se detuvo un momento, luego se giró hacia la joven y la dejó ver un espectáculo poco agradable. Horrorizada ante lo que sus ojos veían ahora en ese momento, no evitó más que gritar.

Gaya ahora se encontraba despierta y agitada. Su respiración se encontraba acelerada y su rostro bañado en sudor. Miró a sus alrededores, sus amigos estaban dormidos, hasta el propio Demeter había sido vencido por el sueño mientras hacía guardia. Estrella ya no se encontraba en su regazo, descansaba sobre su mochila cobijada por una bufanda.
Se percató de que la fogata seguía encendida, se levantó y también se dio cuenta que Alanis no estaba, se sintió horrorizada, ¿a dónde se había ido? ¿En qué momento? Por alguna razón sin su presencia se sentía indefensa, aún cuando en algún momento en la tarde había creído que lo mejor era que no los acompañara. Escuchó el crujido de algunas ramitas y hojas secas detrás suyo, no quería voltear. Creía que podía ser la hechicera, pero y sino...¿cómo se iba a defender? Gaya se acercó a la fogata y tomó una tea encendida, trató de escuchar de donde provenía el sonido. Los pasos cada vez se escuchaban más y más cercanos, Gaya tomó la tea firmemente aunque sus manos estaban temblorosas.
Frente a sí, apareció Alanis con un rostro inexpresivo.

—¿Qué haces levantada? —Gaya dio un suspiro.
—Escuché ruidos y creí que... no importa.
—Será mejor que descances, partiremos en unas horas.
—No creo que pueda dormir. Emm... señorita Alanis, ¿puedo hacerle una pregunta?

La hechicera la miró fríamente, luego se sentó en el lugar que había escogido con anterioridad.

—¿Qué quieres saber? ¿Si pretendo hacerles daño o algo así? —Gaya se quedó helada, ¿qué clase de broma era esa?— No, no planeo hacerles algo, así que deja de estar tan preocupada. Cuando lleguemos allá te darás cuenta de que mis intenciones son nobles.
—¿En verdad conoce a ese mago?
—Sí, fue mi maestro, aunque hace algunos años que no lo veo. No sé que haya sido de él —Alanis miró con curiosidad a la joven— ¿Ustedes que quieren tratar con él? —Gaya se quedó callada mientras miraba a la hechicera a los ojos— Si no quieres decirme no hay problema. Puedo ver que no tienen malas intenciones, así que dudo que planeen una guerra —rió un poco la hechicera.
—¿Usted vio a ese señor que se encontraba en el Bosque? Quizá sólo fue mi imaginación y no vi a nadie en realidad.
—Sí, yo también lo vi. Creo que es un hechicero... pero no es seguro. Lo he visto un par de veces rondando por algunos sitios de Céfiro.
—¿Y sabe cómo cuanto tomará llegar a ese castillo? —preguntó Gaya cambiando el tema. No le agradaba mucho la simple mención de la palabra 'hechicero'.
—Un par de días, quizá semanas.
—¿Semanas? —Gaya sintió un impulsivo sentimiento de llorar. "Semanas..."— No puedo estar aquí tanto tiempo —sollozó la joven mientras sus ojos parecían perdidos— Mi madre, ella debe estar preocupada. Debe pensar que algo malo debió pasarme.

Alanis escuchaba atentamente el monologo de la chica. No entendía de que estaba hablando.

—Ella... ¡no! Si recae otra vez no me lo perdonaré nunca. Irá a buscarme a la Torre y no sabrán que decirle. Ella no creerá que una luz me arrastró aquí.

El rostro de Alanis se notó sorprendido, un pensamiento surcó su mente. Algo raro pasaba en Céfiro, y tal parecía que ella era una prueba de ello, algo así como un presagio de que algo malo se avecinaba. Quizá estaba un poco paranoica, pero más valía hacer que se tranquilizara. Comenzó a recitar un hechizo en voz muy baja. Gaya comenzó a sentirse débil y se desplomó, pero Alanis alcanzó a detener su caída.

—"¿Quién será esta chica?" —se preguntó a si misma mientras la recostaba sobre el pasto— "Además sus ojos son muy extraños, dejando aún lado el color. Hay algo muy raro en ella que tengo que averiguar que es".

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EN EL CASTILLO


Había sido un día tranquilo en el castillo, un día de campo, un paseo. El aire puro, la brisa refrescante, un día practicamente perfecto... casi perfecto en realidad, de no ser por cierta eventualidad: Nikona había desaparecido como en aquella ocasión.
Gurú Clef se encontraba un tanto preocupado. Arydea y Presea dijeron que quizá sólo había ido a dar un paseo, para regresar al día siguiente. Pero él sabía que no era así, algo en su corazón le decía que la pequeña y blanca criatura no sería vista por lo menos en un par de días. Miraba por su ventana, no había dormido todavía, aún estaba vestido, aunque sin usar sus botas blancas y su tiara. Salió por los pasillos con los pies descalzos y la cabeza desnuda. Salió por una puerta que casi nadie conocía... Posó su mirada en el cielo, también se había percatado que una capa delgada cubría el cielo, no sabía que era y lo cierto es que no le preocupaba, le preocupaba más el paradero de Nikona y esos papiros...
No llevaba ni la tercera parte traducida del escrito y lo cierto es que no decía mucho de lo que no supiera, pero todavía le faltaba mucho trabajo por realizar. Habían algunos datos que no comprendía, creía que podrían estar equivocados, pero para eso, tendría mucho tiempo, o al menos eso era lo que él creía. Pero lo cierto es, que sentía que se estaba engañando, había algo en su ser que no lo dejaba tranquilo, más que nada por la venida de las guerreras.
¿Cómo es que habían viajado sin la ayuda de un pilar? Si bien, tenía varias teorías para ello, aún no lo descifraba. Sabía que Esmeralda no lo había hecho, porque ya no tenía ese poder. Pudo ser el deseo de las jóvenes... eso era probable ya que Lucy había sido Pilar aunque anuló el sistema, pero sonaba un poco increíble, ya que sabía que se requiere un gran poder para abrir una puerta entre dimensiones. Esa idea sonaba un poco demente, pero si era posible entonces no se imaginaba que clase de poder tenían esas chicas... no quería ni imaginarlo, pero sino era eso... ¿Entonces que era? Simplemente no llegaba a una conclusión.

Con su vista trató de divisar las estrellas, pero parecía imposible. Se preguntaba porqué. Un nubarrón quizá... pero en Céfiro no llovía, quizá una llovizna ligera que refresacara las plantas y árboles.

—¿Sigues preocupado por Nikona? —Guru Clef se giró lentamente para encontrarse con Ascot.
—No, bueno, un poco. Necesitaba un poco de aire.
—Todos están preocupados. Saben del gran cariño que le tienes a Nikona y saben que estás preocupado por ella —Gurú Clef hizo un sonido con la boca que Ascot no pudo interpretar.
—¿Y qué es lo que te trae por aquí? Si no puedes dormir podemos ir por un té.
—En realidad quería hacerte una consulta.
—Sobre la boda, supongo. No te he dicho nada que no sepas ya.
—No, en realidad es sobre... —Ascot guardó silencio sin saber como darse a entender— ¿Qué tanto sabes sobre el significado de sueños? —Gurú Clef se extrañó con la pregunta.
—¿Qué es lo que deseas saber?
—Bueno, es que he tenido un sueño recurrente desde hace tiempo y no es que me preocupe, pero me inquieta. Me veo caminando por un bosque con ropas distintas a las mías y siempre llego a un lago en el que observo mi reflejo, es igual, pero diferente, no sé como explicarlo. Luego este desaparece como una ilusión y luego un calor... como de un incendio, alzo la vista y llegan a lo lejos gritos desgarradores, pero no logro divisar algo.
—¿Hace cuanto que tienes este sueño Ascot?
—No estoy seguro, unos meses tal vez.
—Muy extraño en verdad. Tu poder de hechicero ha aumentado y en cierto modo disminuido. Algunos de tus sentidos se han agudizado y tal vez esto se muestra en tus sueños. Podrían ser muchas cosas.
—No te preocupes. No es algo que me perturbe, sólo es simple curiosidad. ¿Crees que sea una visión?
—Podría ser, aunque no sé si del pasado o del futuro —Gurú Clef se quedó meditando por un momento, pues un suceso del pasado parecía llegar a su mente. Claro que él no lo había presenciado.
—Espero no sea algo malo.
—Dejemos que pase una semana y si el sueño se sigue presentando buscaremos algo que lo explique, ¿sí?
—De acuerdo. Iré a descansar, creo que el sueño me ha vuelto. Y pienso que tú también deberías ir a descansar.
—Me quedaré un poco más.
—No creo que Nikona regrese esta noche. En todo caso ella anunciará su llegada. Buenas noches.

Gurú Clef también sabía (y mejor que nadie) que Nikona no regresaría ni esa noche ni la siguiente, pero su mente se negaba a reconocerlo a pesar de que su corazón lo sabía a la perfección.

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A la mañana siguiente
EN UN BOSQUE

Gotas de agua en el rostro. Demeter se levantó exaltado. Zircón lo miraba fijamente con una expresión de enfado.

—¿Así que guardia, eh? —dijo sarcásticamente.
—Me quedé dormido.
—Hasta que te das cuenta. La joven hechicera si hizo guardia, que vergüenza me das Demeter, yo confiando mi vida en ti y... ¡que decepción, de verdad! —dijo el pequeño gnomo dándose aires ofendidos.
—No te pongas tan dramático Zircón. Por cierto, ¿ya se despertó Gaya?
—Aún no, Estrella trata de despertarla, pero no reacciona.
—No despertará en unas horas —dijo la hechicera interrumpiendo la conversación—. Estaba un tanto intranquila, así que tuve que hacer un hechizo para que durmiera, pero creo que se me pasó la mano. Sin embargo, no podemos perder más tiempo. Aún no amanece, pero debemos partir.
—Pero no dejaremos a Gaya aquí —dijo Demeter frunciendo el ceño.
—Yo la llevaré, ustedes llevaran sus cosas.

Los tres se quedaron inmóviles.

—¡Deprisa!

Alanis levantó a Gaya y la puso en su espalda. Demeter levantó sus cosas del suelo y luego las de Gaya.

—¿Un hechizo para dormir? Mmm... ¿no te suena un poco sospechoso Demeter? —el gnomo iba sentado en el hombro del joven, mientras que Estrella iba vigilando que su amiga despertara.
—Pues no tenemos otro remedio que confiar en ella. De cualquier modo pasaremos cerca del puente para verificar si en verdad está destruido y ella nos dice la verdad.
—No hay que confiar mucho en ella... sea o no discípula del mago Gurú Clef. Eso no podemos comprobarlo.
—¡Eso es!
—¿Qué?
—Gurú Naoum entrega a sus discípulos un emblema para que se les identifique en la ciudad cuando van a ayudar. Recuerda que los discípulos tienen cierto rango, y su emblema simbolizá su rango. Esa joven debe tener un emblema que le haya dado su maestro.
—El Gurú Naoum vaya que si te confiaba muchas cosas.
—Y ahora que lo recuerdo, creo que me mostró el símbolo del mago Gurú Clef, bueno era un dibujo que Gurú Naoum había hecho. Lo tenía en un libro muy bonito que no le mostraba a nadie...
—¿Y el punto es... ? —dijo el gnomo interrumpiendo antes de que Demeter siguiera hablando tranquilamente y olvidara el hilo que lo había llevado hasta ese punto.
—Que sé cuál es el símbolo del mago Gurú Clef
—¡¿Pero por qué tardan tanto?! —la voz de Alanis sonaba fastidiada, lo cierto es que no solía convivir mucho con gente joven, así que era algo difícil. Desde lejos Demeter logró ver un brillo en la túnica de la joven. Corrió a ella y tomó el objeto que había llamado su atención... era un broche que sostenía la túnica.
—En verdad usted es... —hizo una reverencia— Lamento haber dudado de usted.
—¿Qué tanta palabra sin sentido estás diciendo Demi?

Alanis no prestó atención y siguió caminando.

—¿Qué acaso no viste la figura de ese broche? ¡Lo sabía! Es el símbolo del mago Gurú Clef. En verdad es su discípula.
—Y qué tal si se la robó, ¿eh? —Demeter sonrió gentilmente.
—Te equivocas.

El Sol de Céfiro no se mostraba imponente, había salido por el horizonte, pero no se le notaba brillante, en realidad era ocultado por una masa de niebla. Se veía lúgubre y triste, dando la sensación de encontrarse en las zonas pantanosas.
Gaya comenzaba a despertar, pero se sentía un poco mareada, como si estuviera desorientada.

—¡Ya despertó! —gritó Estrella.

Alanis miró por sobre su hombro y luego se detuvo.

—¿Te encuentras bien? —preguntó la hechicera.
—Un poco cansada, pero estoy bien —Alanis permitió que la joven bajara y se pusiera en pie—. Me siento un poco mareada.
—El efecto del hechizo pasará pronto.
—¿Qué fue lo que sucedió? Estaba... ¿qué estaba haciendo? —Alanis guardó silencio, sabía que no sería bueno recordarle lo que estuvo haciendo o tendría que poner en práctica el hechizo nuevamente.
—Si puedes caminar, no hay que detenernos aquí y seguir la marcha. No podemos perder mucho tiempo. Será un largo viaje.
—Si es tan largo como dice, tendremos que hacer un parada para conseguir proviciones o moriremos de hambre —dijo Demeter, aún sabiendo que eso sería imposible, él era bueno para cazar, aunque le desagradaba.
—A unas horas de aquí se encuentra el pueblo de PAI, ahí haremos una parada para descansar y para que coman un poco. Pero tenemos que continuar.

______________
EN EL CASTILLO

La mayoría de los cefirianos se encontraban en el comedor. Había una sensación melancólica en el aire... no se lo explicaban, pero muchos se sentían tristes.

—No creí que Idalia de verdad decidiera irse, y más de ese modo, sólo dejándome una carta.
—Caldina, no fue tu culpa —le dijo Ráfaga mientras posaba su mano en la de su esposa
—Claro, que no fue su culpa, fue mía —dijo Paris golpeando la mesa.
—No busquen un culpable. Fue decisión de Idalia, tal vez no la mejor, pero...
—Además, si Idalia te hubiera avisado tía Caldina, tal vez no hubieras permitido que ella se fuera.
—¿Y por cierto dónde está Gurú Clef? —preguntó Marina después de tratar de buscarlo con la mirada.

El ambiente estaba bastante tenso en el Castillo. La repentina desaparición de Nikona, la huida de Idalia y la ausencia de Gurú Clef no ayudaban mucho las cosas. El único que parecía contento era Ascot por su próxima boda, aunque seguía un poco desconcertado por ese sueño.

Lucy llegó por la espalda del espadachín quien se encontraba de pie recargado sobre una columna del Salón del Trono a donde todos fueron después de comer algo por la mañana. Latis seguía intrigado (y preocupado) por el comportamiento de Gurú Clef. Cada vez su ausencia a las horas de la comida eran más notorias.

—¿Te sucede algo?
—Nada de que preocuparse —sonrió gentilmente hacia su pelirroja. Agitó un poco su cabello.
—No me mientas, lo veo en tus ojos.
—Nada en especial, en verdad. ¿Por que no me acompañas un momento al jardín? —Lucy sonrió ampliamente mientras tomaba la mano del espadachín y salía junto con él del salón.

Marina suspiró al ver esta escena. Anaís mientras tanto, se notaba inexpresiva. Paris parecía sentirse culpable por la partida de Idalia. Esmeralda y Zagato mientras tanto parecían estar en su mundo perfecto, pero eso era en realidad una fachada.

Mientras tanto, Gurú Clef seguía en su trabajo de traducir los papiros. Tomó uno de los papiros con su mano derecha mientras con la otra dejaba una pequeña taza sobre la mesa. Apenas había tomado el té que ahí estaba servido, estaba completamente frío y el azúcar se había asentado en el fondo.


—Esto habla de la creación de Céfiro, según parece —tomó otro papiro mientras trataba de observar su libro— Algo borroso, pero creo que habla del pilar. No entiendo...

"...mucho tiempo. (Esta parte está quemada) ...oposición... libertad... (Esto es más difícil de lo que pensé)".

Dejo el papiro sobre la mesa e hizo la silla hacia atrás mientras cerraba los ojos con cansancio. Tomó un leve respiro y regresó a su trabajo, cuando una línea que había escrito en su libro llamó su atención. La leyó primero en silencio y luego en voz alta.

"...la sangre se derramó... nada pudo hacerse... oscuridad...
[...] ...sigue ahí... no le pasó nada, como si fuera un ente inmortal [...]. Tratamos de destruirle... es mucho para nosotros...".


Gurú Clef siempre se detenía en esa línea, pues era la que menos entendía de todas las que llevaba traducidas hasta ahora. Mientras más leía y traducía, más confundido estaba. Tomó nuevamente la taza de té, de la cual dio un sorbo para continuar con su trabajo.

Belly Tiamat Atardecer.
pau_pooky@hotmail.com


Notas de la autora:
Es la primera vez que pongo notas. Anteriormente no lo hice, porque no lo creí necesario, pero de ahora en adelante la historia puede que se torne un poco confusa y si he de ser sincera, debo decir que me he tomado muchas libertades con respecto a lo que concierne a Céfiro. He ahí que probablemente anexe notas.
Y antes de pasar a la explicación que me trajo aquí, quiero agradecer a quienes han llegado hasta acá ^^.
Gracias por su paciencia y sus buenos deseos.

Por cierto, quiero hacer primero una pequeña aclaración de los capítulos pasados y con respecto a un nombre. Para el tiempo en que empecé a escribir este fanfic, desconocía que el nombre de la hermana gemela de Presea, era Sierra, fue por esa razón que le puse al personaje el nombre de Arydea. Y por costumbre y para no alterar mi fic (como si no lo hubiera alterado demasiado ya), le dejé ese nombre, espero no cause confusiones ^^.

(1)
El término de "hechiceros negros" está mal usado por Demeter, a pesar de que él es más versado en la historia de Céfiro que mucha de la gente común. Sólo los sabios y los más viejos la conocen con mayor exactitud.
El término de "hechiceros negros" fue muy manipulado en el pasado y por tanto es un término bastante antiguo para denotar al tipo de personas a las que Demeter se refiere, porque en realidad debió ser "magos negros".
En todo caso, "magos negros" era una categoria de magos que existieron hace mucho tiempo, por debajo de los magos blancos, los grises, y los cafés. En la historia por ejemplo, Gurú Clef fue un mago café por mucho tiempo, antes de llegar a ser un mago blanco y también pasó mucho tiempo para que llegara al título de Gurú.
Los magos negros, sin embargo, durante mucho tiempo, tuvieron muy mala reputación en Céfiro, pero esa es historia antigua, y que pocos recuerdan. No se sabe con exactitud cual fue la razón que esta categoría de magos fuera anulada.



© Todos los personajes (excepto los inventados por mi) son propiedad del grupo CLAMP y ésto no se hace con fin de robar o ganar dinero, así que no me demanden.