Disclaimer: “Las Guerreras Mágicas” no me pertenece. Esto es algo que hice con el simple propósito de entretener y no gano nada a cambio por escribirlo. Por lo tanto, me gustaría que ninguna demanda se haga en mi contra.

 

Capítulo N ° 10

 

- ¿Dónde se habrá metido esa bola de pelos?- preguntaba molesta la Guerrera de Agua mientras apartaba algunas malesas del jardín. No había nadie en el castillo que no estuviese buscando a Nikona. Según Paris, quién al parecer fue el último que vio al animalito, Nikona no había aparecido desde el día en que Latis había vuelto. Lo cual era extraño ya que ese era el mismo día en que las Guerreras habían sido invocadas nuevamente.

 

- No creo que halla simplemente desaparecido- comentó Presea.

 

- No habrá entrado alguien ha…

 

- No- respondió rápidamente la herrera- la seguridad aquí es muy buena. 

 

Saliendo del castillo, Lucy se dirigió corriendo hacia ellas dos- Ya sabemos donde está- anunció todavía exaltada por la carrera- Guru Clef utilizó un hechizo localizador y pudo ver que estaba en las afueras de un pantano algo lejos de aquí.

 

- ¿Y cómo iremos ahí?- preguntó Marina.

 

- Yo las llevaré- la voz de Ascot las sorprende- Latis y Ráfaga están patrullando las aldeas y Guru Clef no quiere que Paris salga del castillo.

 

Y así, invocando a dos de sus criaturas voladoras, los tres se ponen en marcha mientras Presea se queda observando a la distancia.

 

- ¿Sabes porqué Guru Clef no quiere que Paris venga con nosotras?- preguntó Lucy mientras se sujetaba con fuerza para no caer- Es que me parece un poco extraño.

 

- Guru Clef solo está preocupado de que Paris cometa una tontería. Después de todo, ahora es el rey de Céfiro y ya no puede tomarse la libertad de arriesgar su vida a su antojo. Además- agregó sonriendo- solo vamos a buscar a Nikona. No es necesario que todos salgamos para cumplir esta tarea dejando el castillo sin protección.

 

Ambas guerreras se limitaron a disfrutar el paisaje mientras el viaje continuó. Céfiro había florecido en los últimos años. Ciertamente, se veía mucho más bonito que cuando habían venido por primera vez.

 

Lucy miraba maravillada. Cierto, su trabajo y carrera le había permitido observar y estudiar los diferentes ecosistemas de la Tierra y había aprendido a apreciar los diferentes tipos de belleza que daba la naturaleza. Pero todos esos lugares palidecían comparados con este mágico planeta. ¿Cómo podría volver a conformarse con sus expediciones una vez que volviesen a la Tierra?

 

Sacudió rápidamente su cabeza echando esos pensamientos a un rincón profundo  de su mente. La simple idea de regresar y separarse nuevamente de Latis la ponía melancólica. Y estos no eran momentos de pensar en ella. Anais estaba perdida y un nuevo mal acechaba Céfiro. Realmente, ¿qué estaba pensando?

 

-¡¡Lucy, Ya llegamos!!- La Guerrera de Fuego despertó de su hipnotismo. Marina la miraba divertida- Por fin, parecías estar en otro lado.

 

-Perdón- se sonrojó al ver que ya habían aterrizado.

 

-Bien- empezó Ascot mientras su criatura desaparecía gracias a la magia del joven hechicero- se supone que por aquí encontraremos a Nikona.

 

- Bien- carraspeó Marina mirando hacia el pantano que se encontraba frente a ellos- espero que sea así. Ya estoy harta de sorpresas.

 

Claro que Marina olvidó una muy importante regla de la vida: es necesario no divulgar en voz alta un deseo de tranquilidad (no importaba que estuviesen en Céfiro, donde los deseos podían hacerse realidad) ya que todo lo contrario sucedería.

 

Y así fue, ya que una vez que se disponían a entrar al pantano, filosos dientes se clavaron en el brazo de Ascot.

 

- Aahhhh!!- ambas Guerreras se voltearon para ver una gran criatura con cabeza de León y cabellos de serpiente. Una de estas serpientes todavía estaba aferrada al pobre hechicero. En el cogote de la criatura, sentada con una inocente sonrisa, estaba aquella chica rubia a la que conocía por el nombre de Ycul.

 

- ¡Sorpresa!

 

- ¡¡Ascot!!- Gritó Marina.

 

- ¡¡Flecha de fuego!!- la serpiente es cortada y Ascot cae al suelo donde la guerrera del Agua lo recibe con dificultad.

 

- Creo que te prefería cuando eras un simple y liviano niño. ¿Cómo hiciste para ganar tanto peso en estos últimos años?

 

El joven rió un poco aunque su voz denotaba que estaba en mucho dolor- Fingiré que no oí eso y que nun…- Ascot no pudo terminar la oración y Marina sintió como su cuerpo aumentaba de peso  gracias a su estado de inconsciencia.

 

A unos pasos de ella, Lucy trataba de mantener la pelea contra la criatura haciendo uso de sus poderes y la espada que Presea le había prestado. Trataba de moverse lo más rápido posible para evitar que las serpientes en la cabeza de la bestia no la mordiesen. 

 

- Vamos, Guerrera de Fuego- decía Ycul divertida- el juego del gato y el ratón es muy aburrido. Enfréntate a mi mascota, será muy divertido.

 

-¡Lucy!- llamó Marina a su amiga- Ascot está ardiendo en fiebre. Me parece que fue envenenado- Lucy pudo notar por el tono de preocupación, que el estado de su amigo no mejoraría a menos que lo llevaran rápidamente al castillo donde podía ser atendido.

 

- Muy bien Ycul- dijo la Guerrera de Fuego adoptando la posición de ataque que su hermano mayor le había enseñado cuando era una niña- Si quieres jugar, jugaremos.

 

**************

 

Anais dejó escapar un ligero bostezo. Sin embargo, no fue tan ligero como para que Hosuel no lo notara.

 

- ¿No dormiste muy bien? 

 

 La Guerrera del Viento sonríe amablemente- Lo siento, no estoy acostumbrada a pasar las noches en la intemperie.

 

Hosuel niega con la cabeza. Había escuchado maravillas de las Guerreras Mágicas. Sin embargo no podía evitar quedar extrañado con el comportamiento de esta mujer. ¿Serían las otras Guerreras iguales a ella?

 

- No me veas así- dijo Anais adivinando sus pensamientos- Soy una chica de ciudad, no una aventurera. Mi trabajo en el Mundo Místico no requiere que esté hecha para los cambios de ambiente.

 

 La suave sonrisa logra alivianar un poco su actitud. Aunque sufriría la peor de las torturas antes de confesarlo frente a ella.

 

 De repente, un sonido de arbustos moviéndose llama la atención de ambos. Algo se acercaba. ¿Un monstruo? En céfiro, sobre todo en las afueras de un pantano, esa era siempre una posibilidad. Hosuel desenfunda su espada y se posiciona delante de Anais.

 

- Pupupu pupu- esta vez, lo que sea que esté ahí, emite un sonido propio. El jefe de la aldea aprieta con fuerza la empuñadura de su espada, dispuesto a atacar, cuando la Guerrera Mágica sostiene suavemente su brazo.

 

- Espera- dice susurrando con un pequeño tono de extrañeza- Yo… yo conozco ese sonido- deja pasar unos segundos antes de llamar- ¿Nikona? 

 

Y como si respondiese al llamado, el conocido animalito blanco salta a los brazos de la joven- Pupupu pupu.

 

- ¡¡Nikona!!- Anais no puede creerlo. Nikona no había cambiado en lo absoluto. Seguía siento tan suave como siempre- Te extrañé tanto.

 

Hosuel mira el caluroso encuentro. El también conocía a la criatura. Su recuerdo era vago, pero ahí estaba. Años atrás, el rey de Céfiro había hecho una visita a la aldea para ver si todo estaba estable y comprobar que la batalla contra Deboner no había dejado consecuencias irreparables. El blanco animalito estaba junto a el al igual que el conocido Guru Clef.

 

- Dime Nikona- comenta Anais sin notar como su acompañante se sumergía en sus recuerdos- ¿Qué haces aquí?

 

- Pupupu pupu.

 

 Una gota aparece en la frente de la joven- Cielos, había olvidado que solo Lucy te entiende- rió la chica.

 

El animalito salta de la alegría en sus brazos. Pero la tierna escena es cortada cuando un lejano rugido de animal es escuchado y la tierra tiembla solamente por unos segundos.

 

- ¿Y eso qué fue?- preguntó.

 

- Me parece que esta vez si fue un monstruo- comentó Hosuel- Ten tu arco y flecha listos- ordenó suavemente mientras empezaba a caminar con su arma en mano.

 

- Espera- lo detuvo dándose vuelta enfrentando a Nikona, quien había saltado de sus brazos al suelo- Nikona- la llamó- necesito que me hagas un favor.

 

*********

 

-¡¡Cómo que se fueron!!- gritó furioso el Monarca de Céfiro. Había estado buscando a Nikona por el ala oeste del castillo, donde se estaban quedando temporalmente los habitantes evacuados de las aldeas atacadas.

 

 Guru Clef acababa de informarle que la presencia de Nikona había sido detectada en las afueras de uno de los pantanos del planeta y que Ascot junto con las Guerreras Mágicas había partido a buscar al animalito.

 

- No entiendo por qué estás enojado- comentó el gran mago- solo fueron en una misión de retribución, no una cacería.

 

- Las Guerreras Mágicas no debieron salir con solo la escolta de Ascot- comentó furioso- No sabemos cuando el enemigo puede aparecer.

 

- Bueno, Latis y Ráfaga se fueron a investigar en las últimas aldeas que faltaban para saber si Anais está ahí. Y tengo entendido que Caldina partió a su Villa donde su trabajo requería de sus servicios.

 

- Oh, y qué hay de mí. ¿Hee? ¿O acaso ya no se me considera?

 

- Paris- dijo ya algo cansado de discutir este tema- entiende que a veces se necesitará más de ti aquí con tu gente. Ya no eres solo un guerrero, también eres Rey de Céfiro.

 

Paris lo miró furioso- Entonces como Rey, espero que se respete mi opinión. No permitiré que esto vuelva a pasar… Guru Clef?

 

 Sin embargo, Guru Clef ya no estaba prestando atención. No por falta de respeto o algo por el estilo. Sus ojos estaban fijos en el infinito y su suave color azul tomó un tono glaseado.

 

-¿Qué estás viendo?- preguntó Paris reconociendo esa expresión- ¿Quién se está comunicando contigo? 

 

Guru Clef no respondió. No podía ya que no lo escuchaba.

 

Una amable sonrisa se dibujó en su rostro.

 

********

 

La Guerrera de Fuego retira su espada del lomo de la bestia que acababa de derrotar. El animal cae pesadamente, sus cabellos de serpiente ya no tienen movimiento.

 

 A unos pasos de ella, Ycul la mira con una fingida tristeza- ¿Era realmente necesario que lo mataras? El pobrecito solo quería jugar contigo.

 

Lucy la miró furiosa. Esta situación no le gustaba nada. Marina estaba detrás de ella atendiendo a Ascot.

 

Justo en ese momento, las hermanas de Ycul aparecen detrás de ella.

 

- ¿Necesitas ayuda hermanita?- preguntó sarcásticamente Aniram.

 

- No, gracias. Creo que puedo arreglármelas yo sola.

 

- Eso se puede ver- respondió tranquila Siana.

 

Ycul desenfunda su espada y arremete contra Lucy la cual bloquea rápidamente.

 

Izquierda, derecha, mantener posición de defensa pero buscar el punto donde su oponente dejara una abertura para atacar. Parecía una de las prácticas que sus hermanos y ella hacían en su dojo. Solo que su oponente se movía increíblemente rápido y con fuerza relativamente mayor a la de una persona de la edad que aparentaba. 

 

- Ascot, despierta por favor.

 

El llanto de Marina la hizo despertar de su intensa concentración. Ycul tomó ventaja de esto golpeándola con tal fuerza que la Guerrera de Fuego sale volando aterrizando junto a sus dos amigos.

 

- ¡¡Lucy!!- Marina deposita la cabeza de Ascot en el suelo y toma posición delante su amiga. Lucy colocó una mano temblorosa en su labio para comprobar que estaba sangrando.

 

- Decepcionante- escucharon decir a Aniram.

 

 Ycul enfundó su espada. Su mirada no se apartó de la escena enfrente de ella. Los tres estaban juntos con la guerrera de Agua bloqueando el camino en un patético intento de defender a sus amigos. 

 

Una sonrisa aparece en su rostro- Supongo que podríamos terminar con esto- Una enorme esfera de fuego aparece en su mano derecha lista para hacer el lanzamiento- ¡¡Adiós Guerreras Mágicas!!- Y diciendo esto, la esfera sale disparada hacia su blanco.

 

- ¡Viento de defensa!- inmediatamente, una barrera verde claro los envuelve evitando ser quemados.

 

- Que demoni…-  pero Ycul no puede terminar ya que una flecha atraviesa la palma de la mano que acababa de soltar la esfera de fuego- Aaahh!!

 

Todos los presentes miran extrañados el origen de la repentina defensa. A gran distancia de ellos, una mujer mira desafiante a las tres atacantes tensando otra flecha en su arco. Sus ojos verdes las mira desafiante.

 

Siana sonríe resignadamente- Entonces, por fin apareció la que faltaba.

 

- Ves que tenía razón- comentó Ycul mientras dolorosamente, y ayudada por Aniram, extraía la flecha de su herida- Es igual que antes pero tiene un nuevo aire repelente y agresivo.

 

La recién llegada Guerrera de Viento camina lentamente, aún apuntando al enemigo, colocándose enfrente de sus amigos- Ya te lo había dicho antes. No permitiré que amenacen a mis seres queridos. 

 

 Aniram intenta detener la sangre que brotaba de la mano de su hermana. Pero al ver que sus intentos eran en vano se vuelve hacia las Guerreras Mágicas- ¡¿Cómo te atreviste?!- gritó furiosa. Su cuerpo empezó a brillar y una barrera de agua brota de la nada atacándolas.

 

- ¡¡Viento de defensa!!- y nuevamente, la defensa mágica del viento las protege del ataque.

 

- Déjalas, Aniram- la detuvo Siana con una simple frase- ya no tiene sentido que estemos aquí.

 

-Ni pensarlo- negó bruscamente Aniram- Lastimaron a Ycul, merecen morir.

 

- Nos vengaremos más tarde- continuó tranquilamente Siana mientras tomaba a su herida hermana – Después de todo, ya no pueden escapar de nosotras. Ya no más- y con un movimiento de su mano, Ycul y ella se desvanecieron en el aire.

 

- Nos volveremos a ver, Guerreras Mágicas- y tras esa amenaza, Aniram también se desvanece.

 

 Al desaparecer el peligro, la defensa mágica de Anais se disuelve y la Guerrera Mágica del Viento gira para encontrar la mirada expectante de sus viejas amigas.

 

- Hola chicas- saludó un poco incómoda ante tan repentino silencio. Silencio que solo se vio roto abruptamente por el grito de júbilo que soltaron ambas.

 

- ¡¡Anais!!

 

 La joven mujer de ojos verdes se vio tumbada en el suelo ante abrazos inesperados que no dudó en devolver- Yo también las extrañé.

 

Nuevamente estaban juntas. Y ese reencuentro devolvió un calor fraternal en sus corazones. Ninguna de las tres notó un leve brillo de luz nacer e irradiar entre ellas.

 

****************************

 

Latiz detuvo el paso de su caballo. Sus sentidos se alertaron repentinamente.

 

-¿Qué sucede?- preguntó Ráfaga, quién conocía el sexto sentido que el esgrimista mágico poseía.

 

- Es Lucy- murmuró extrañado- y también las otras dos guerreras.

 

- ¿Qué sucede con ellas?- preguntó preocupado.

 

- Puedo... puedo sentir sus presencias nuevamente.

 

********************************************************************

Bueno, muchísimas gracias a aquellos que me han escrito. Y lamento mucho haber tardado tanto.

 

Espero que les haya gustado este capítulo (y si leyeron hasta acá, tengo que decir que los admiro).

 

Si tienen alguna sugerencia, queja o comentario, no duden en escribir.

   

                    Mística