Verde Esperanza

 

Capítulo 6

 

Caldina no dejaba de hablar de Ascot, y lo cambiado que lo había visto, aunque el resto insistía que Ascot no había cambiado en nada, pero Caldina insistía que todos eran muy poco observadores al respecto.

Clef se mostraba muy pensativo y Umi no dejaba de verlo, cuando Clef sentía la mirada volteaba hacia ella con una sonrisa y la chica sonreía completamente sonrojada.

Las puertas del salón se abrieron unos segundos después todos voltearon justo cuando Fuu y Ferio hacían su aparición, seguidos de Liz y Ascot.

-          Quién es ella? – preguntó Umi, al ver a la chica junto a Ascot, era muy bonita.

-          Ella es Liz – respondió Caldina mirándola con una sonrisa – la chica de la que les he estado hablando todo el tiempo.

-          Wow, es muy bonita – sonrió Hikaru – verdad que lo es Lantis?

El chico la miró a los ojos y le sonrió, lo cual Hikaru aceptó como un sí y al mismo tiempo la hizo sonrojarse pues parecía decirle con la mirada que ella era mucho más.

-          Chicas les presento a Liz, ella es la nueva aprendiz de Guru Clef.

-          Mucho gusto Liz, yo soy Umi – sonrió la chica poniéndose de pie.

-          Ella es la Guerrera Mágica de Agua. – dijo Ascot, sin dejar de mirar a Umi, ella le correspondió la mirada y le sonrió a Liz quien la miraba con las manos juntas como si estuviera viendo la cosa más hermosa del mundo.

-          No puedo creer que sean las Guerreras Mágicas. – dijo en un susurro emocionado.

-          Y ella es Hikaru Shidou, Guerrera Mágica de Fuego. – Dijo Ferio.

-          El último pilar de Céfiro – agregó Liz mirándola sorprendida y rápidamente se arrodilló. – Es un honor estar ante usted.

La actitud de Liz hizo que los demás guardaran silencio.

-          Ponte de pie – dijo Hikaru con una sonrisa arrodillándose junto a ella – yo no soy nadie ante quien tengas que arrodillarte.

-          Pero... – Liz levantó la mirada confundida y Hikaru negó con la cabeza.

-          Tal vez si fui el último pilar pero ahora Céfiro decide por si mismo – le guiñó un ojo.

-          Aun así es un gran honor estar ante las Guerreras Mágicas que salvaron a Céfiro de su destrucción – sonrió felizmente una vez de pie – me siento tan feliz.

Las tres chicas se voltearon a ver con una sonrisa.

-          Por cierto Fuu, ya te sientes mejor? – preguntó Umi, preocupada por su amiga, una vez que la chica estuvo sentada junto a ellos.

-          Sí, gracias por preocuparse.

-          No es normal que te desmayes sin razón alguna.

-          Fue muy extraño, fue como si alguien me hubiera hablado de pronto, ni siquiera sentí cuando me desmayé – dijo Fuu extrañada y volteó a mirar a Ferio y después a Clef. – después vi a una chica muy extraña, era exactamente igual a Esmeralda, me dijo que se llamaba Céfiro, que significa Aire y desapareció poco después de eso.

-          Eso es muy extraño – Clef la miró confundido.

-          Sí, a mi también me pareció muy extraño, pero no fue como los demás sueños que he tenido, aunque no puedo asegurar que haya sido un sueño – dijo dudando.

-          Lo mejor será que estemos atentos a los sueños que han tenido ambos. – dijo Clef mirando a Fuu y a Ferio. 

-          Bueno yo no me preocuparía tanto ahora, se que Fuu está bien y mientras estemos en el castillo no creo que pueda ocurrirnos nada malo. – respondió Ferio con una sonrisa.

-          Pero no esta de más tomar algunas precauciones – agregó Fuu mirándolo. – no podemos estar vigilados 24 horas al día.

-          Aun así el castillo está protegido por la magia de Clef los demás habitantes de Céfiro.

-          Sin embargo, aun la magia más poderosa puede llegar a tener puntos vulnerables – dijo Clef y miró a Liz en ese momento como cuando le daba algún consejo.

-          De acuerdo, me rindo, tomaremos precauciones – dijo finalmente Ferio.

 

***

 

Un par de ojos amarillos brillan entre los arbustos que rodean los jardines del castillo, moviéndose con sigilo buscando a sus presas.

 

La tarde comenzaba a caer, mientras dentro del castillo se reasignaban las habitaciones a las guerreras mágicas.

-          Lantis espero que puedas realizar la guardia de la noche como es debido – dijo Clef mirando al espadachín con una sonrisa, y Lantis no respondió. - Ráfaga te relevará cuando sea tiempo.

-          Descuida Clef, las guardias siempre se han llevado a cabo sin novedades, no cambiará nada esta noche. – contestó Ráfaga.

-          Chicas, les recomiendo que descansen después de cenar – sonrió Clef – necesitarán recuperar las energías del viaje que realizaron desde Mundo Místico.

-          Estamos bien Clef, no te preocupes por nosotras, tenemos mucha energía – sonrió Hikaru – pero si nos caería bien algo de comer. – dijo mientras recordaba que habían salido de casa de Hikaru poco después que comieran el platillo que hubieran preparado juntas, el cual no podría decirse que fuera delicioso, pero era aceptable para el estómago.

-          No quieres entrar a practicar a la cocina de Céfiro, Hikaru – dijo Umi en broma. – tu madre se sentiría muy orgullosa si aprendieras algún platillo extranjero – le guiñó un ojo.

-          Sí eso creo – sonrió Hikaru – pero por el momento dejaremos las clases de cocina para otra oportunidad.

-          Clases de cocina? – preguntó Ferio un poco confundido.

-          La madre de Hikaru se ha propuesto enseñarle a su hija a preparar deliciosas comidas en estas vacaciones. – Agregó Umi.

-          Vaya eso si es una novedad – agregó Ferio imaginándose la imagen de Hikaru en la cocina.

-          Bueno, la cocina no es mi fuerte pero mamá insistió en enseñarme. – respondió Hikaru sonrojada.

-          Tal vez pueda enseñarte a preparar algún pastel, no estaría de más – dijo Umi poniendo su dedo en su barbilla. – agregaríamos una cualidad más a tu larga lista. – sonrió guiñándole un ojo y Hikaru y Fuu fueron las únicas que rieron al recordar lo preocupada que se encontraba la madre de Hikaru de ver que nadie veía las cualidades de su hija menor.

El resto de los presentes se miraron entre sí un poco extrañados.

-          Bueno yo tengo mucha hambre quien quiere cenar – dijo Ferio poniéndose en pie.

-          Yo – sonrió Hikaru con alegría.

-          Yo también – dijo Fuu y Umi.

 

***

 

-          Qué cosa? qué Céfiro desapareció? -  Azul no podía creer lo que estaba escuchando.

-          La carta del ángel ha dejado de brillar, eso significa que Esmeralda no se encuentra en la Tierra – Rubí apoyaba su rostro sobre sus manos mientras miraba las cartas que había extendido en la mesa. –  dudo mucho que haya regresado a Escarlata, o lo habrá hecho? – dijo enarcando la ceja en forma de confusión levantando el rostro hacia sus dos compañeras.

-          No lo creo, que razón tendría para regresar sola a Escarlata. – respondió Perla apoyando sus manos sobre la mesa, se mantenía sentada pero miraba con atención las cartas de Rubí. – esto es muy extraño.

-          Nos está evadiendo, por eso ha desaparecido. – dijo Rubí con una actitud molesta. – Todo es tan sencillo, pero se empeña en no aceptar hablar con nosotras.

-          Pues habrá que buscarla, no hay otra solución – Azul ya se encontraba enojada y se levantó de repente y caminó hacia la ventana observando con desdén a la luna. – Qué se cree esa niña tonta? Acaso piensa que todos los reinos estamos en la misma situación?

-          Cálmate Azul, tu reino aún puede resistir un par de años. – dijo Rubí.

-          No me digas eso! la vida de mi reino depende de mi!  tal vez si podamos resistir un par de años más pero mi vida se acabará a cada momento, yo no quiero morir y tampoco quiero que mi reino muera.

-          No morirás Azul, mis cartas no predicen ninguna muerte así que tranquilízate – le respondió Rubí.

-          No me lo tomes a mal, pero no confío en tus cartas – respondió Azul sin voltear a verla. – como confiar en un hada de fuego? Estoy haciendo más de lo que se espera de mi, si no conseguimos que Céfiro acepte, me rehusaré a permanecer en este mundo.

-          Te tomas muy en serio tu papel, todas estamos en tu misma situación, a cada una se nos acaba la vida, y estoy segura que Céfiro lo sabe muy bien, pero si no quiere encontrarse con nosotras tendrá sus razones no te parece.

-          Qué tontería... mi vida depende de ella.

-          Sólo puedo buscarla, no hay más que hacer, pero no garantizó que la encontraré pronto – dijo Rubí.

-          Haz lo que quieras – respondió Azul. – iré a tomar un baño – se alejó después de eso. 

-          No debería estar tan tensa, ni su reino ni ella morirán, ninguno de los dos son débiles, o sí? – dijo sonriéndole con malicia a Perla.

-          No la mal entiendas, ella es del tipo de personas que no le gusta tener problemas.

-          Pues no lo parece.

-          Sólo trata de resolver su problema, no es acaso eso por lo que nos hemos reunido, queremos vivir tranquilamente sin tener que preocuparnos.

-          Sí, pero si Céfiro no se reúne con nosotras, será por una razón no te parece, las cartas no me dicen más, nosotras no moriremos, así que no estoy preocupada, pero...

-          El silencio siempre es angustiante – sonrió Perla – tendremos que hablar con Céfiro a como de lugar, ella debe saber algo que nosotras desconocemos.

-          Lo mismo pensé. – Rubí miró a Perla seriamente – eso si me preocupa. 

Perla cerró los ojos y sonrió.

-          Como tu misma dijiste, tranquilízate, no pasará nada.

-          Espero que así sea.

 

***

 

Ascot se encontraba sólo en la oscuridad de la noche observando el jardín, su cabeza recargada contra una columna, el aire agitaba sus cabellos lentamente, no podía verse casi nada alrededor, salvo a Mokona que sobresalía por su blancura, la pequeña criatura saltaba de un lado a otro del jardín, al parecer perseguía a algún animal nocturno, pero el hechicero no le prestaba atención.

Umi, porqué regresaste, trato de olvidarte y justamente entonces apareces nuevamente en mi vida, no es justo” – pensó mientras apretaba uno de sus puños.

-          Ascot – una voz femenina llamó su atención y volteó descubriendo una figura en la oscuridad.

-          Liz? Qué haces despierta?

-          No podía dormir, estoy emocionada, no puedo creer que cené junto a las Guerreras Mágicas, es como un sueño hecho realidad – sonrió la chica y Ascot soltó la risa – No te rías, hablo muy en serio.

-          No era mi intención burlarme, ya me has contado muchas veces ese sueño, siempre tuviste la ilusión de ser una heroína pero no sabías como era una heroína hasta que escuchaste de las guerreras guardianas de Céfiro – sonrió desviando la vista hacia la luna – Realmente esas chicas son fascinantes no es cierto.

-          Sí, además de ser muy bonitas, me gustaría ser como alguna de ellas.

-          Clef hará que seas una de las mejores hechiceras de Céfiro.

-          Sí – respondió casi sin interés.

-          Sucede algo?

-          Sí, hoy noté a Clef particularmente distante, parece que le preocupa algo.

-          Bueno la presencia de las guerreras por lo general trae algún mal presagio, aunque no quiero ser pesimista , tal vez me equivoque.

-          No, a mi me parece que tienes razón, las guerreras son guardianas de Céfiro así que me imagino que habrán vuelto por alguna razón.

-          Sí, lo mismo pensaba – permaneció viendo la luna. – pero Céfiro no muestra ninguna señal negativa por ahora.

-          Qué bueno – Liz abrazó sus piernas y miró la luna – en más de alguna ocasión me ha tocado ver una batalla, y francamente, me encanta la tranquilidad que se respira en Céfiro, es muy agradable, tu mismo debes saber eso ya que estuviste aquí cuando este mundo casi desaparece.

-          Sí, sé a lo que te refieres. – Ascot volteó a ver a Liz, la chica parecía estar envuelta en alguna especie de aura tranquilizadora.

-          Mis padres eran expertos en oler los conflictos, simplemente cuando veían los malos presagios empacábamos las cosas y partíamos rumbo a nuevos horizontes, es divertido viajar al principio, pero con el tiempo pierde su emoción, o al menos la perdió para mi.

-          Y por eso decidiste venir a vivir en Céfiro?

-          Papá no quiso en un principio, pero ya tenía edad suficiente para decidir mi vida – dijo muy solemnemente. – así que sólo tuve que decirle “Iré a Céfiro te guste o no” y bueno heme aquí, bajo la tutela de Clef, el mejor Guru de Céfiro.

-          Sí, recuerdo cuando llegaste al palacio, todo mundo se preguntaba porque habías llegado.

-          Bueno papá solo dijo “Sí, irás a Céfiro tendrás que ser útil a ese planeta” realmente fue el quien decidió mi vocación de hechicera.

-          Arrepentida?

-          Debería decir que si, por los entrenamientos, pero realmente no – sonrió. – he conocido a muchas buenas personas, Caldina es la mejor de todas.

-          Sí, es la mejor de todas.

-          Bueno Ascot, me marcho, es tarde y seguramente Clef me levantará a primera hora para practicar.

-          Buena suerte – sonrió Ascot – y buenas noches.

-          Lo mismo para ti. – Liz se alejó del lugar, pero en el pasillo se topó con Umi. – Umi? – preguntó acercándose a la chica quien observaba el cielo a través de una ventana, al voltear a verla le sonrió.

-          Hola Liz.

-          Qué haces despierta tan tarde? – preguntó con curiosidad y algo de temor a sonar inoportuna.

-          Nada grave, no te preocupes, es sólo que no podía dormir, estar en Céfiro me parece tan irreal, hace mucho que no estaba aquí que me parece un sueño.

Liz sonrió escuchando a Umi, quien continuaba.

-          No creo ser la única, tal vez Hikaru y Fuu anden rondando por los pasillos acompañadas de alguien. – sonrió para si misma y cerró los ojos.

-          Y tu porqué no estás acompañada de nadie? – preguntó Liz con algo más de confianza. 

-          Por qué…?... – Umi dudó – Creo que no soy correspondida. – dijo casi en un susurro, pero al estar en completo silencio Liz escuchó completamente las palabras de la guerrera.

-          No puedo creerlo, quien podría rechazarte, mírate, eres hermosa, eres valiente, eres toda una guerrera mágica, eres… eres un sueño hecho realidad – dijo Liz mirándola como si no pudiera creer lo que había oído. – no creo que haya alguien tan tonto para no fijarse en ti. – dijo un poco desilusionada.

-          Bueno, no dije que me hubieran rechazado, es sólo que… bueno, no sé que piensa él de mi

-          Quién? – preguntó la hechicera curiosamente. – Es acaso Ascot? – preguntó con el corazón latiéndole a mil por hora

-          Ascot? No, él no, sé que el me quiere mucho, pero… yo no siento nada por él, al menos no como él espera. – dijo Umi. – es otra persona.

-          Quién?

-          Es… oye, no deberías ser tan curiosa – dijo Umi sonrojándose completamente.

-          Lo siento, no era mi intensión ponerte en una situación incomoda – sonrió Liz con algo de vergüenza – mis padres decían que mi mayor defecto era que tenía la lengua muy larga. – se rascó un poco la mejilla – creo que tenían razón.

-          Ja, ja, ja, ja, eres muy simpática Liz, estoy segura que a ti si te corresponderá pronto el chico que te gusta – sonrió Umi y Liz se sonrojó. – Porque hay alguien que te gusta no es cierto?

-          Bueno… – Liz se sonrojó aún más.  – yo…

-          Sí, estoy segura que Ascot será muy feliz a tu lado.

-          Quien te dijo que… - Liz se cubrió la boca.

-          Digamos que me lo dijo un pajarito – Umi le guiñó un ojo – y no hace falta ser demasiado observador para ver que ambos se llevan muy bien.

-          Bueno… eso…

-          Sigue así – Umi suspiró y apartando su cabello de su hombro sonrió – creo que lo mejor es descansar un poco no – diciendo esto se dirigió rumbo a su habitación – No creo tener mucha suerte esta noche de cualquier forma, ahora lo más importante son Fuu y Ferio – suspiró resignada. – nos veremos mañana Liz.

-          Sí – respondió la chica observando como Umi se marchaba mientras comenzaba a sacar sus propias conclusiones tratando de saber quien era el dueño del corazón de la guerrera mágica del agua.

 

Hikaru shidou.

20 de diciembre de 2004.