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Juderías

Octubre/Noviembre 2001

 

MEMORIA EN LAS JUDERÍAS DE ESPAÑA 

El judaísmo español, con su prolongada existencia en la Península ha dejado, como es sabido, una huella considerable.

Desde el punto de vista de la investigación científica y rigurosa, es de agradecer el hecho que historiadores, hispanistas y estudiosos hayan arrojado luz sobre las diversas disciplinas en ese campo, dado que mediante aquel ejercicio, ha sido posible acceder en buena medida, a la reconstrucción histórica y social del judaísmo español,

Ante el cuestionamiento de ¿Quiénes han sido aquellos judíos españoles que a través de siglos y fronteras marcaron su impronta en el pasado, con la carga emocional que han de heredar sus descendientes por el mundo?

¿Quienes son, por fin, los testigos vivos de la historia, que no recrean su paso por España guiados por las crónicas del ayer, sino por su lengua, su legado y una canción conservada y paseada por el mundo?

Los judíos españoles son la herencia de unas semillas de hispanidad que no ha logrado destruir ni la persecución, el alejamiento o el olvido.

Poco sabemos de ellos, ciertamente, aún cuando su lengua no acallada , mantenida amorosamente en un lenguaje detenido en el tiempo, acompañó en cadencias vibrantes y conmovedoras los avatares de su existencia en las Juderías que se extendieron como una diadema rodeando el Mediterráneo. 

Floreciendo en canciones al igual que los tiestos floridos de las ventanas de unos barrios judíos que recordaban los de Sefarad; y de unos templos sagrados que portaban los nombres hispánicos de las lejanas ciudades y la nostalgia.

Sin duda, el estudio destacado de las juderías y sinagogas españolas expresan el testimonio cuya observación permite evaluar la dimensión histórica de aquella presencia, siempre pendiente de la actitud y política adoptada por los monarcas en reinos y tiempos diferentes, en una existencia de luz y de sombra...  

JUDERIAS Y SINAGOGAS 

Nada menos que en 116 regiones hubieron una o más Sinagogas, y la rigurosa información aporta múltiples datos que ofrecen literaturas en que destacan los autores Francisco Cantera Burgos y José Luis Lacave sobre el particular.

La documentación, los detallados mapas, y la belleza de los restos e inscripciones que se reproducen en sus textos, permite vislumbrar un contenido que produce admiración estética.

Si mencionamos sólo la mítica Toledo, de la importancia de su comunidad Judía en Castilla da cuenta el Padrón de Huete, que en el año 1290 informa sobre su trascendencia en aquella época .

Ya en el siglo XII Yehudá al-Harizi, en su obra: “TAHKEMONÍ” dejaba consignada, al comienzo de La Puerta o Capítulo 46, su admiración por el número de sinagogas de singular belleza que Toledo atesoraba. 

RED DE JUDERIAS: RECUPERAR LAS RAICES  

Después de la expulsión de España, y un paréntesis de tiempo y de olvido demasiado prolongado, una conciencia nacional ligada a las raíces de aquel período histórico, conduce al reconocimiento del fenómeno de la civilización sefardí en muchas sociedades de Oriente, Occidente y América; y esa conciencia, expresa el deseo de reconstruir las juderías y la memoria de antaño.

Desde el siglo XX, las campañas de intelectuales en España, se intensificaron con el fin de recuperar una historia compartida con sus antiguos hermanos de la lengua, y desde entonces, en aquel empeño y hasta nuestros días muchos esfuerzos se encaminan con el fin de lograr esos propósitos.

En uno de los más importantes proyectos cristalizados, ha surgido la Red de Juderías de España: “Caminos de Sefarad”, que viene intensificando y concretando actividades en todos los campos, para la recuperación histórica, cultural y patrimonial de la presencia judía.

Recientemente, se ha recuperado también la Gastronomía Sefardí, una tradición bastante olvidada o desconocida, a pesar de las múltiples influencias que permanecen en los rasgos de la sociedad, aunque poco visibles en la tradición y la memoria.

Para ello, se organizaron Cursos de Gastronomía Sefardí, que fueron dictados por Anita Bensadón, de la Comunidad Israelita de Madrid.

Ante el gran interés que han despertado cursos y enseñanza de estas tradiciones, se ha valorizado uno de los aspectos más atractivos de toda cultura. 

EL PARADOR DE CACERES 

En esa línea, recientemente se han celebrado eventos gastronómicos, ofrecidos en los Paradores Nacionales, y cuya inauguración se celebró con Cocina Sefaradí, bajo la dirección y supervisión de Anita Bensadón.

Con Anita me une una gran amistad de muchos años: mi admiración nace ante su talento y generosidad, que se unen en Anita a una mente inteligente y un gran corazón.

El Parador de Cáceres, un antiguo y bello palacio rodeado de jardines, fue el lugar de cita para la celebración del festivo acontecimiento, donde los invitados, en un clima de alegría y refinamiento saboreaban la delicada gastronomía sefardí.

La agristada y las burrequitas tenían el mismo sabor que nuestras madres preparaban para el Shabat, en el revivir de la infancia y la memoria .

Y en el reflejo de las mesas y los cristales, volvían los aromas y las esencias para reivindicar unas antiguas recetas, que recordaban el paso de unos judíos por España, y el trajín de las diásporas.  

TESTIMONIO DE LA HUELLA EN LA PIEDRA  

Este viaje, nos deparaba a mi hija Rajel y a mí, más de una sorpresa.

Nuestras amables guías, nos acompañaban en el recorrido por el barrio antiguo y la vieja judería recientemente restauradas, que nos ofrecía el encanto y el misterio de sus callejuelas .

Con emoción entramos en la Ermita de San Antonio, que había sido la Sinagoga, con el deseo de buscar y descubrir, como siempre detalles del pasado, ahora tan visibles como la antigua galería de mujeres que aún se conserva...

Hasta era posible imaginar en el pequeño lugar de culto, oraciones y murmullos que aún sugerían el fervor de un pueblo vivo.

En un momento del recorrido por la vieja judería, nuestras guías nos condujeron a unos peldaños, y subimos hasta una antigua casa, magníficamente conservada y destacada del resto, que conservaba su oval portal original de piedra.

Ellas deseaban saber nuestra opinión sobre uno de los detalles superiores del portal de aquella casa, y si creíamos que se podía haber guardado una Mezuzá.

En tanto observábamos aquella forma, nuestros ojos sí reconocieron, algo más abajo, y perfectamente hundido en la piedra, el hueco que había albergado en un tiempo muy lejano, una Mezuzá.

Ante el descubrimiento, mi hija Rajel acarició conmovida con su mano aquella antigua huella en la piedra,el testimonio vivo de la Judería de Cáceres. 

“Y pondréis estas palabras mías en vuestros corazones y en vuestras almas. Las ataréis como señal en vuestra mano, y las llevaréis como frontal entre los ojos. Las enseñaréis a vuestros hijos; hablaréis de ella en vuestra estadía en casa y cuando anduviéreis en el camino, al acostaros y al levantaros. Las escribiréis en los umbrales de vuestras casas y en vuestros portones; para que se multipliquen vuestros días y los de vuestros hijos en la tierra que Dios juró que había de dar a vuestros padres, como los días de los cielos sobre la Tierra...”

Matilde Gini de Barnatán

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