Juderías |
MEMORIA EN LAS JUDERÍAS DE
ESPAÑA
El judaísmo español, con su prolongada
existencia en la Península ha dejado, como es sabido, una huella
considerable. Desde el punto de vista de la investigación
científica y rigurosa, es de agradecer el hecho que historiadores,
hispanistas y estudiosos hayan arrojado luz sobre las diversas
disciplinas en ese campo, dado que mediante aquel ejercicio, ha sido
posible acceder en buena medida, a la reconstrucción histórica y
social del judaísmo español, Ante el cuestionamiento de ¿Quiénes han
sido aquellos judíos españoles que a través de siglos y fronteras
marcaron su impronta en el pasado, con la carga emocional que han de
heredar sus descendientes por el mundo? ¿Quienes son, por fin, los testigos vivos de
la historia, que no recrean su paso por España guiados por las crónicas
del ayer, sino por su lengua, su legado y una canción conservada y
paseada por el mundo? Los judíos españoles son la herencia de
unas semillas de hispanidad que no ha logrado destruir ni la persecución,
el alejamiento o el olvido. Poco sabemos de ellos, ciertamente, aún
cuando su lengua no acallada , mantenida amorosamente en un lenguaje
detenido en el tiempo, acompañó en cadencias vibrantes y conmovedoras
los avatares de su existencia en las Juderías que se extendieron como
una diadema rodeando el Mediterráneo. Floreciendo en canciones al igual que los
tiestos floridos de las ventanas de unos barrios judíos que recordaban
los de Sefarad; y de unos templos sagrados que portaban los nombres hispánicos
de las lejanas ciudades y la nostalgia. Sin duda, el estudio destacado de las juderías
y sinagogas españolas expresan el testimonio cuya observación permite
evaluar la dimensión histórica de aquella presencia, siempre pendiente
de la actitud y política adoptada por los monarcas en reinos y tiempos
diferentes, en una existencia de luz y de sombra... JUDERIAS Y SINAGOGAS Nada menos que en 116 regiones hubieron una o
más Sinagogas, y la rigurosa información aporta múltiples datos que
ofrecen literaturas en que destacan los autores Francisco Cantera Burgos
y José Luis Lacave sobre el particular. La documentación, los detallados mapas, y la
belleza de los restos e inscripciones que se reproducen en sus textos,
permite vislumbrar un contenido que produce admiración estética. Si mencionamos sólo la mítica Toledo, de la
importancia de su comunidad Judía en Castilla da cuenta el Padrón de
Huete, que en el año 1290 informa sobre su trascendencia en aquella época
. Ya en el siglo XII Yehudá al-Harizi, en su
obra: “TAHKEMONÍ” dejaba consignada, al comienzo de La Puerta o Capítulo
46, su admiración por el número de sinagogas de singular belleza que
Toledo atesoraba. RED DE JUDERIAS: RECUPERAR LAS RAICES Después de la expulsión de España, y un
paréntesis de tiempo y de olvido demasiado prolongado, una conciencia
nacional ligada a las raíces de aquel período histórico, conduce al
reconocimiento del fenómeno de la civilización sefardí en muchas
sociedades de Oriente, Occidente y América; y esa conciencia, expresa
el deseo de reconstruir las juderías y la memoria de antaño. Desde el siglo XX, las campañas de
intelectuales en España, se intensificaron con el fin de recuperar una
historia compartida con sus antiguos hermanos de la lengua, y desde
entonces, en aquel empeño y hasta nuestros días muchos esfuerzos se
encaminan con el fin de lograr esos propósitos. En uno de los más importantes proyectos
cristalizados, ha surgido la Red de Juderías de España: “Caminos de
Sefarad”, que viene intensificando y concretando actividades en todos
los campos, para la recuperación histórica, cultural y patrimonial de
la presencia judía. Recientemente, se ha recuperado también la
Gastronomía Sefardí, una tradición bastante olvidada o desconocida, a
pesar de las múltiples influencias que permanecen en los rasgos de la
sociedad, aunque poco visibles en la tradición y la memoria. Para ello, se organizaron Cursos de Gastronomía
Sefardí, que fueron dictados por Anita Bensadón, de la Comunidad
Israelita de Madrid. Ante el gran interés que han despertado
cursos y enseñanza de estas tradiciones, se ha valorizado uno de los
aspectos más atractivos de toda cultura. EL PARADOR DE CACERES En esa línea, recientemente se han celebrado
eventos gastronómicos, ofrecidos en los Paradores Nacionales, y cuya
inauguración se celebró con Cocina Sefaradí, bajo la dirección y
supervisión de Anita Bensadón. Con Anita me une una gran amistad de muchos años:
mi admiración nace ante su talento y generosidad, que se unen en Anita
a una mente inteligente y un gran corazón. El Parador de Cáceres, un antiguo y bello
palacio rodeado de jardines, fue el lugar de cita para la celebración
del festivo acontecimiento, donde los invitados, en un clima de alegría
y refinamiento saboreaban la delicada gastronomía sefardí. La agristada y las burrequitas tenían el
mismo sabor que nuestras madres preparaban para el Shabat, en el revivir
de la infancia y la memoria . Y en el reflejo de las mesas y los cristales,
volvían los aromas y las esencias para reivindicar unas antiguas
recetas, que recordaban el paso de unos judíos por España, y el trajín
de las diásporas. TESTIMONIO DE LA HUELLA EN LA PIEDRA Este viaje, nos deparaba a mi hija Rajel y a
mí, más de una sorpresa. Nuestras amables guías, nos acompañaban en
el recorrido por el barrio antiguo y la vieja judería recientemente
restauradas, que nos ofrecía el encanto y el misterio de sus
callejuelas . Con emoción entramos en la Ermita de San
Antonio, que había sido la Sinagoga, con el deseo de buscar y
descubrir, como siempre detalles del pasado, ahora tan visibles como la
antigua galería de mujeres que aún se conserva... Hasta era posible imaginar en el pequeño
lugar de culto, oraciones y murmullos que aún sugerían el fervor de un
pueblo vivo. En un momento del recorrido por la vieja
judería, nuestras guías nos condujeron a unos peldaños, y subimos
hasta una antigua casa, magníficamente conservada y destacada del
resto, que conservaba su oval portal original de piedra. Ellas deseaban saber nuestra opinión sobre
uno de los detalles superiores del portal de aquella casa, y si creíamos
que se podía haber guardado una Mezuzá. En tanto observábamos aquella forma,
nuestros ojos sí reconocieron, algo más abajo, y perfectamente hundido
en la piedra, el hueco que había albergado en un tiempo muy lejano, una
Mezuzá. Ante el descubrimiento, mi hija Rajel acarició
conmovida con su mano aquella antigua huella en la piedra,el testimonio
vivo de la Judería de Cáceres. “Y pondréis estas palabras mías en
vuestros corazones y en vuestras almas. Las ataréis como señal en
vuestra mano, y las llevaréis como frontal entre los ojos. Las enseñaréis
a vuestros hijos; hablaréis de ella en vuestra estadía en casa y
cuando anduviéreis en el camino, al acostaros y al levantaros. Las
escribiréis en los umbrales de vuestras casas y en vuestros portones;
para que se multipliquen vuestros días y los de vuestros hijos en la
tierra que Dios juró que había de dar a vuestros padres, como los días
de los cielos sobre la Tierra...” Matilde
Gini de Barnatán |
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