Pablo Picasso, biografía
Pablo Ruiz Picasso nació en Málaga el 25 de octubre
de 1881, hijo de María Picasso López y del profesor de arte
José Ruiz Blasco. Hasta 1898 siempre utilizó los apellidos
paterno y materno para firmar sus obras, pero alrededor de 1901 abandonó
el primero para utilizar desde entonces sólo el apellido de la
madre. El genio de Picasso se pone ya de manifiesto desde fechas muy tempranas:
a la edad de 10 años hizo sus primeras pinturas y a los 15 aprobó
con brillantez los exámenes de ingreso en la Escuela de Bellas
Artes de Barcelona, con su gran lienzo Ciencia y caridad (1897, Museo
Picasso, Barcelona), que representa, dentro aún de la corriente
academicista, a un médico, una monja y un niño junto a la
cama de una mujer enferma, ganó una medalla de oro.
Entre 1900 y 1902 Picasso hizo tres viajes a París, estableciéndose
finalmente allí en 1904. El ambiente bohemio de las calles parisinas
le fascinó desde un primer momento, mostrando en sus cuadros de
la gente en los salones de baile y en los cafés la asimilación
del postimpresionismo de Paul Gauguin y del simbolismo de los pintores
nabis. Los temas de la obra de Edgar Degas y Henri Marie Raymond de Toulouse-Lautrec,
así como el estilo de este último, ejercieron una gran influencia
sobre Picasso. El cuadro Habitación azul (1901, Colección
Phillips, Washington) refleja el trabajo de ambos pintores y, a la vez,
muestra su evolución hacia el periodo azul, así llamado
por el predominio de los tonos azules en las obras que realizó
durante estos años. En ellas reflejará la miseria humana,
con trabajadores extenuados, mendigos, alcohólicos y prostitutas,
representados con cuerpos y formas ligeramente alargadas, recordando el
estilo de El Greco. Poco después de establecerse en París
en un desvencijado edificio conocido como el Bateau-Lavoir, Picasso conoce
a su primera compañera, Fernande Olivier. Con esta feliz relación
Picasso cambió su paleta hacia tonos rosas y rojos; los años
1904 y 1905 se conocen, así, como periodo rosa. Sus temas se centraron
en el mundo del circo, que visitó con gran asiduidad, creando obras
como Familia de acróbatas (1905, National Gallery, Washington).
En la figura del arlequín, Picasso pintó su otro yo, su
alter ego, práctica que repitió también en posteriores
trabajos. De su primera época en París datan su amistad
con el poeta Max Jacob, el escritor Guillaume Apollinaire, los marchantes
Ambroise Vollard y Daniel Henry Kahnweiler y los ricos estadounidenses
residentes en Francia Gertrude Stein y su hermano Leo, quienes se convirtieron
en sus primeros mecenas. Todos ellos fueron retratados por el pintor.
En el verano de 1906, durante una estancia de Picasso en Gosol, Andorra,
su obra entrará en una nueva fase marcada por la influencia del
arte griego, ibérico y africano. El célebre retrato de Gertrude
Stein (1905-1906, Metropolitan Museum of Art, Nueva York) revela un tratamiento
del rostro en forma de máscara. La obra clave de este periodo es
Las señoritas de Avignon (1907, Museo de Arte Moderno, Nueva York),
tan radical en su estilo -la superficie del cuadro semeja un cristal fracturado-
que no fue entendido, incluso, por los críticos y pintores vanguardistas
de aquel momento. Frente a la pintura tradicional, Picasso rompe en esta
obra con la profundidad espacial y la forma de representación ideal
del desnudo femenino, reestructurándolo por medio de líneas
y planos cortantes y angulosos.
Inspirados por el tratamiento volumétrico de las formas pictóricas
de Paul Cézanne, Picasso y Georges Braque pintaron en 1908 una
serie de paisajes dentro de un estilo que un crítico describió
después como si hubieran sido hechos a base de "pequeños
cubos", imponiéndose así el término cubismo.
Entre 1908 y 1911 trabajaron en estrecha colaboración dentro de
esta línea de descomposición y análisis de las formas,
desarrollando juntos la primera fase del cubismo, conocida como cubismo
analítico. La paleta monocromática prevaleció en
estas representaciones de motivos totalmente fragmentados, mostrados de
modo simultáneo desde varios lados. Los temas favoritos de Picasso
fueron los instrumentos musicales, las naturalezas muertas y sus amigos,
entre los que destaca el retrato de uno de sus marchantes Daniel Henry
Kahnweiler (1910, Art Institute, Chicago). En 1912 realiza su primer collage,
Naturaleza muerta con silla de paja (Museo Picasso, París), combinando
pasta de papel y un trozo de hule sobre un lienzo pintado sólo
en algunas zonas, que representa un vaso, un periódico, una pipa,
una ostra y un limón. Esta técnica señala la transición
hacia el cubismo sintético. Esta segunda fase del cubismo es más
decorativa, y el color juega un papel más destacado, aunque nunca
de manera exclusiva. Dos obras de 1915 demuestran la simultaneidad de
estilos que utilizó: Arlequín (Museo de Arte Moderno) es
un cuadro cubista sintético, mientras que un dibujo de su marchante,
Vollard (Metropolitan Museum of Art), está realizado dentro de
lo que se conoce como estilo ingrista, así denominado porque emula
las formas artísticas del pintor francés Jean August Dominique
Ingres. De 1923 es su Arlequín con espejo (Museo Thyssen-Bornemisza
de Madrid). Obra de su llamado periodo clásico (1921-1925), anunciado,
en parte, en los dibujos ingristas y consecuencia de su estancia en Italia
en 1917.
El busto de bronce de Fernande Olivier (también llamado Cabeza
de mujer, 1909, Museo de Arte Moderno) muestra la consumada habilidad
técnica de Picasso en el tratamiento de las formas tridimensionales.
También realizó conjuntos -como Mandolina y clarinete (1914,
Museo Picasso, París)- formados por fragmentos de madera, metal,
papel y otros materiales, explorando con ello las hipótesis espaciales
planteadas por la pintura cubista. Su Vaso de ajenjo (1914, Museo de Arte
Moderno) es una escultura en bronce coloreada que representa un vaso de
ajenjo sobre el que aparece colocada una cucharilla de plata y la reproducción
exacta de un terrón de azúcar; tal vez se trate del ejemplo
más interesante de escultura policromada cubista realizado por
Picasso, anticipando con ella tanto sus posteriores creaciones de objetos
encontrados del tipo Mandril y joven (1951, Museo de Arte Moderno), como
los objetos Pop art de la década de 1960.
Durante la I Guerra Mundial, Picasso viajó a Roma para realizar
los decorados de los ballets rusos de Sergei Diáguilev. Conoció
allí a la bailarina Olga Koklova, con la que se casó poco
después. Dentro de un estilo realista, figurativo, en torno a 1917
Picasso la retrató en varias ocasiones, al igual que a su único
hijo legítimo, Pablo (por ejemplo en Pablo vestido de Arlequín,
1924, Museo Picasso, París) y a sus numerosos amigos. A comienzos
de la década de 1920 pintó una serie de cuadros con figuras
robustas, pesadas, escultóricas, dentro del que se ha denominado
estilo ingresco, como por ejemplo Tres mujeres en la fuente (1921, Museo
de Arte Moderno) y obras inspiradas en la mitología como Las flautas
de pan (1923, Museo Picasso, París). Al mismo tiempo creó
también extraños cuadros de bañistas inflados e informes,
con cabezas muy pequeñas y grandes cuerpos, así como retratos
de mujeres en actitudes violentas, convulsas, indicando a menudo con ellas
sus propias tensiones vitales. Aunque siempre declaró que no era
surrealista, en muchos de sus cuadros se pueden apreciar cualidades y
características propias de este movimiento artístico, como
en Mujer durmiendo en un sillón (1927, Colección Privada,
Bruselas) y Bañista sentada (1930, Museo de Arte Moderno).
Varios cuadros cubistas de comienzos de la década de 1930, en los
que predomina la armonía de líneas, el trazo curvilíneo
y un cierto erotismo subyacente, reflejan el placer y la pasión
de Picasso por su nuevo amor, Marie Thérèse Walter, con
la que tuvo a su hija Maya en 1935. Marie Thérèse, retratada
muy a menudo en actitudes de reposo, fue también la modelo del
famoso cuadro Muchacha ante el espejo (1932, Museo de Arte Moderno). En
1935 Picasso llevó a cabo la serie de grabados Minotauromaquia,
un bellísimo trabajo en el que mezcla los temas del minotauro y
las corridas de toros; en esta obra, tanto la figura del toro como la
del caballo destripado anuncian las imágenes del Guernica, el gran
mural considerado por la mayoría como una de las obras artísticas
individuales más importante del siglo.
El 26 de abril de 1937, durante la Guerra Civil Española, la aviación
alemana, por orden de Francisco Franco, bombardeó el pueblo vasco
de Guernica. Pocas semanas después Picasso comenzó a pintar
el enorme mural conocido como Guernica. En menos de dos meses terminó
la obra, exhibiéndola en el Pabellón Español de la
Exposición Internacional de París de 1937. El cuadro no
retrata el acontecimiento en sí; más bien quiso expresar
con él la violencia y crueldad del acontecimiento mediante la utilización
de imágenes como el toro, el caballo moribundo, el guerrero caído,
la madre con su hijo muerto o una mujer atrapada en un edificio en llamas.
Pese a la complejidad de estos y otros símbolos, y a la imposibilidad
de dar a la obra una interpretación definitiva, el Guernica logró
un aplastante impacto como retrato-denuncia de los horrores de la guerra.
El cuadro permaneció en el Museo de Arte Moderno de Nueva York
desde 1939 hasta 1981, año en el que regresó a España;
aquí se emplazó en el Casón del Buen Retiro, junto
al Museo del Prado, en Madrid, hasta que en 1992 se trasladó de
nuevo, esta vez de manera definitiva, a su actual emplazamiento en el
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, también en Madrid.
El estallido y posterior desarrollo de la II Guerra Mundial contribuyeron
a que la paleta de Picasso se oscureciera y a que la muerte fuera el tema
más frecuente en la mayor parte de sus obras. Así lo vemos,
por ejemplo, en Bodegón con calavera de buey (1942, Kunstsammlung
Nordrhein-Wesfalen, Düsseldorf) y en El osario (1945, Museo de Arte
Moderno). Conoce por entonces a la pintora Françoise Gilot, con
la que tendrá dos hijos, Paloma y Claude; ambos aparecerán
retratados en numerosas obras que recuperan los primeros estilos de Picasso.
Su última compañera sentimental, a la que también
retrató en bastantes ocasiones, fue Jacqueline Roque, a la que
conoció en 1953 y con la que se casó en 1961. Desde entonces
residió casi siempre en el sur de Francia.
Muchos de los últimos cuadros de Picasso están basados en
las obras de los grandes maestros del pasado como Diego Velázquez,
Gustave Courbet, Eugène Delacroix y Édouard Manet. Además
de en la pintura de cuadros, Picasso trabajó también en
cientos de litografías que realizó en la imprenta de Fernande
Mourlot. Se interesó también por la cerámica, y así,
en 1947, en Vallauris, realizó cerca de 2.000 piezas. Durante este
tiempo Picasso hizo también importantes esculturas: El hombre del
carnero (1944, Museo de Arte de Filadelfia), un bronce a tamaño
natural y La cabra (1950, Museo de Arte Moderno), también en bronce
obra de enorme fuerza. En 1964 llevó a cabo la maqueta de Cabeza
de mujer, una monumental escultura levantada en 1966 en acero soldado
en el Civic Center de Chicago. En 1968, y a lo largo de siete meses, creó
las notables series de 347 grabados con los que retornó a sus primitivos
temas: el circo, las corridas de toros, el teatro y las escenas eróticas.
A lo largo de toda su vida la obra de Picasso se expuso en innumerables
ocasiones. La más inusual de ellas fue la que le dedicó
el Louvre en 1971 con motivo del 90 cumpleaños del artista; hasta
entonces nunca se había expuesto en el museo parisino la obra de
ningún artista vivo. Picasso murió el 3 de abril de 1973
en Notre-Dame-de-Vie, su residencia cercana a Mougins.
Pedro Torres
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