La Compra
Soy un comerciante por naturaleza;
los buenos negocios me persiguen sin buscarlos.
Por eso, cuando supe de una
feria donde se iban a vender cosas insólitas y exóticas,
decidí ir porque sabía que algo bueno podía comprar.
Apenas llegué, me di cuenta de que era una feria muy extraña;
vendían los más inverosímiles artículos que
se pueda imaginar.
Vi vender, desde el elíxir de la eterna juventud, hasta un manual
mágico para lograr el éxito y dinero, también un
automóvil cuyo combustible era el aire. Pero lo que más
me dolió fue no poder comprar la fórmula para lograr la
felicidad, que tan esquiva había sido conmigo.
No pude obtener nada de lo que se vendía; todo era bien caro para
mí, y cuando creía que podía comprar algo, otros
ofrecían mucho más de lo que yo llevaba en los bolsillos.
Cuando ya me disponía a dejar aquél lugar, me llamó
poderosamente la atención un caballero bien vestido que estaba
atendiendo una mesa pequeña donde el único artículo
a la venta era un anillo.
Era el más maravilloso que vi en mi vida. Inmediatamente quedé
fascinado con semejante joya, y le pregunté el precio al vendedor.
_ Es muy caro, porque tiene poderes sobrenaturales. ¿ Acaso deseas
comprarlo ?
_ Si me dices cuánto, tal vez tenga el dinero. – contesté.
_ Vale todo lo que poseas – dijo mirándome fijamente a los
ojos.
Inmediatamente saqué de mi billetera todo lo que llevaba, tres
mil pesos, y cien dólares que guardaba un compartimiento desde
hacía mucho tiempo y se los ofrecí sin titubear.
_ ¿ Es todo lo que tienes, seguro que no hay algo más ?-
preguntó.
_ ¿ Qué más quieres ?. Te he dado todo lo que tengo,
y por dártelo me he que dado sin dinero para poner combustible
en mi auto y regresar a casa.
_ ¿ Así que tienes auto y casa ? Eso también es parte
del precio.
_ ¿ Te has vuelto loco ? ¿ que dirá mi esposa ? La
construimos juntos con mucho sacrificio y privaciones.
_ ¿ Así que tienes esposa ? Ella también será
parte del pago de éste anillo.
Palidecí al oír semejante cosa, y las fuerzas casi me abandonan
ante la dureza de sus palabras. Y sin saber cómo, con firmeza le
dije:
_ No me cerques de esa manera; a mi esposa la amo demasiado, además,
si te la entrego, ¿ Que haremos mis hijos y yo ?
_ Ahora me entero que tienes hijos; ellos también serán
parte del pago. Debes recordar
que al principio te dije que valía todo lo que poseías.
_ Eres injusto, sabes que me gusta mucho ese anillo y por eso me presionas.
Estoy dispuesto a darte todos mis bienes materiales, pero no a mi familia
porque es lo único que realmente tengo.
_ Ese es el precio, todo o nada, tómalo o déjalo.
Mirando fascinado hacia el anillo pensé : “ El sabe que estoy
muy interesado, y por eso me presiona, pero entregar a mi familia no podría
“. El haberme fijado en él, me ha sacado de mis cabales,
que creo que no podría vivir sin ese anillo.
No sé que magnetismo tan poderoso se apoderó de mí
que me escuché diciendo:
_ Está bien, te lo entrego todo; dame el anillo.
_ Te lo daré si antes me firmas un documento donde me cedes todos
tus derechos – dijo entregándome una lapicera al parecer
de oro macizo.
Firmé; y al tomar mi tan ansiada pieza, sentí que irradiaba
una felicidad inmensa que inundaba todo mi ser. En ése momento,
ya no me acordaba de mi familia, mientras que el vendedor me decía
:
_ ¡ Has hecho un buen negocio, creo que el mejor de tu vida !
Comencé a alejarme de aquél lugar pensando adónde
iría, pues me había quedado sin nada, cuando oí la
voz del enigmático vendedor que me decía :
_ ¡ Espera, todavía no terminamos de negociar !
_ ¿ Y ahora, qué más quieres ? Ya te he dado todo,
no tengo absolutamente nada, a menos que quieras que yo también
me ofrezca como pago.
_ Eso podría, ser pero lo que me has dado es suficiente.
Acto seguido, tomó el dinero que le había dado diciendo
:
_ ¡ Tómalo, te pertenece !
_ ¡ Me devuelves mi dinero ! –dije con asombro.
_ Sí; te lo devuelvo todo con el compromiso de que lo uses según
mi criterio. Cuando vayas a gastarlo, apareceré yo y te diré
la manera de usarlo. Además toma tu casa, tu auto y toda tu familia;
pero yo pondré las reglas.
_ ¿ Mi mujer y mis hijos ? ¡ no lo puedo creer ! ¡
entonces no me cuesta nada ¿ Me devuelves todo ? – pregunté
asombrado.
_ No te los devuelvo; es un préstamo. Yo te daré las instrucciones.
Con gran gozo en mi corazón, me fui retirando de la mesa, pero
a unos pocos pasos, se me ocurrió voltear la cabeza para ver por
última vez al extraño feriante, y grande fue la sorpresa
al comprobar que ya no estaba allí.
No sólo había desaparecido él, sino también
todos los puestos de venta. Me vi solo en una calle desierta donde no
quedaba ni rastro de que ahí hubiese feria alguna.
Pensé que lo había soñado todo, pero al ver algo
que tenía apretado en mi mano derecha, me convenció de que
había sido real. Abrí el puño, y ahí estaba
ese maravilloso anillo.” La mejor compra que había hecho
en mi vida “.
FIN
Siddharta
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