PARA UNA ROSA DOLORIDA…
No quisiera preguntar de más, al intentar sanar esas heridas del alma.
Existen penas que quisiera respetar, y que nunca he de tocar, porque solo el tiempo es cura.
"Malvado que a flores y almas hiere, su perfume y virtud no trunca"
Así como el aroma de la rosa nunca muere, la virtud en tu alma jamás extingue.
Y si por ventura el cerdo se perfuma al rondar la rosaleda, Conserva por momentos su fragancia, pero jamás tu compañía.
DEMASIADO TARDE…
El día nace al fin sin ti, frío y gris como una pena, Hasta el cielo pardo se siente falto de cobijo.
Desconsolado por la tarde presentí, Que tal vez el sol se iría a dormir contigo.
Soñé en vigilia que al alba las gentes preguntaban: ¿Y el sol?, ¿Y el sol?, sin darse cuenta, -Que el sol de invierno es muy remiso-
Igual mi amor desventurado, Que arribó a tu corazón tal vez,
-Demasiado tarde-…
LA CASCADITA…
La cascadita de aquel riachuelo que va a la ermita, Ermita mi alma, que tu has dejado, sola y sin ti, Y ya no emergen límpidas aguas que ahí nacían, La cruel sequía de tus ausencias ya la secó.
La blanca espuma de aquellas aguas llenas de flores, Que las magnolias como suspiros hacían caer, Hasta las piedras lloran muy tristes por tus ausencias, Ya se han secado, ruedan de pena, penas de amor.
Y ya no pasan inquietas aguas por las riberas, Ya solo hay polvo, polvo de olvido, de soledad, Y si volvieras como los trinos por las mañanas, Vendrían las lluvias y las magnolias a florecer.
El viejo sauce de nuestra ermita no se ha secado, Tiene raíces que van ahondando en su dolor, Dolor tan triste como esta pena que me has dejado, Que duele tanto, que llora tanto, de estar sin ti.
Y nuestros nombres siguen grabados en su corteza, Los corazones entrelazados siguen ahí, Y de esa herida que guarda el sauce de tu recuerdo, Brotan mis penas, lloros de olvido, penas de amor,
Brotan mis penas, ríos de ausencia, de soledad…
EL BATEL DE MIS SOLEDADES…
Batel que navegas en turbulentas aguas, Hidalgo en tumbos y plebeyo en avances.
Eres romería de albas y de noches, Sempiterna soledad repodas sola.
Otrora felices días, Has trocado en océanos de lloros.
Igual que los augurios tristes, De tu pesca infortunada.
-Aquí el cuerpo-;-Allá el pensamiento-, ¡Que tortuosa dualidad tan discordante!
La prosaica ambición desprecio el avatar, Y gambusinos fuimos tras el oro.
Hoy las redes del recuerdo lloran perlas, Regresando al mar la quimera de las almas idas.
¡Ventisca que desguazas el velamen! Zarandeas el batel y mi ánimo es penuria.
Batel de las tristes alboradas… ¡Naufraga ya mis angustiadas noches!
Dejadme ahí por muerto donde más preciso, En el pensil florido de mis felices días.
Y síguete de frente y no regreses, Que con gusto te regalo mi ambición y mis pesares.
Leopoldo Peña del Bosque Escritor Mexicano Obra publicada: Herejía Poética, Manual del Mentiroso,
Manual del Editoriales: Castillo, Monterrey México, E-LIBRO.NET ,
Miami Fla.USA,
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