Primera Revolución Industrial en Europa. Consecuencias.
En primer lugar, hay que diferenciar la era preindustrial para analizar
las relaciones laborales en Europa. Los cambios industriales y tecnológicos
constituyen el arranque de la historia contemporánea, ya que articularon
la sociedad urbana e industrial y actuaron como disolventes del Antiguo
Régimen e impulsaron al nuevo. La primera Revolución Industrial supuso un trasvase de mano
de obra del campo a la ciudad; se produjo un éxodo rural acompañado
de grandes transformaciones en toda Europa. Se producen tres fenómenos
paralelos: El fenómeno industrializador tiene su foco en Inglaterra entre
1760 y 1830, y se extiende por Europa de un modo desigual y paulatino
produciendo cambios económicos en todos los países. Los
principales rasgos son: Los principales resultados de esos cambios son: En el sector agrario también se producen cambios en los modos
de producción en parte vinculados con los cambios en la industria: La mano de obra agraria era la mayoritaria en Europa, se produce un
trasvase de esta mano de obra de la agricultura a la industria. En el
resto de Europa la evolución hacia la industria es bastante más
lenta que en Inglaterra, sobre todo en Francia, Italia y España,
en el periodo de finales del S. XVIII y principios del XIX. El resultado de los cambios en agricultura e industria, además
de una fuerte urbanización, es el incremento demográfico,
además de una mejora en el nivel económico de los trabajadores,
pudiendo decir que existe una relación mutua entre la explosión
demográfica y la evolución económica. Otro fenómeno
importante traído por los cambios fue la desvertebración
social cuyas máximas expresiones son: Aparece el fenómeno de la alineación de los trabajadores,
no se valora su trabajo y comienzan a aparecer situaciones de miseria
económica y social. Se produce una minusvaloración del trabajador
respecto a la máquina que lo lleva a ser visto como una pieza más
del sistema de producción. Aparecen los enfrentamientos entre clases. Así, en Francia las cuestiones políticas son el factor
que lastra el desarrollo industrial. Por un lado la Revolución,
que afianza a la pequeña clase agrícola, por otro las guerras
imperialistas, que consumen el capital humano y económico. Otro
elemento en Francia es el burgués, de mentalidad conservadora y
ligada a la agricultura, hecho que no favorece al desarrollo industrial. Tambien el desarrollo industrial fue lento y gradual en Alemania,
país donde se mantuvieron por más tiempo los rasgos de una
sociedad feudal. La aparición de fábricas se produce a partir
ede la segunda mitad del S. XIX, pero su gran expansión se produce
después de 1870. En España la incorporación a la industria fue tardía,
incompleta y llena de desequilibrios; es lo que se denomina "modelo
de retraso", correspondiente a los países mediterráneos.
Las características de la industria española fueron: En relación a la agricultura encontramos estas características: El modelo social de la Revolución Industrial trata de realizar
el ideal de libertad y la organización de la sociedad de modo que
sea igualitaria, frente al modelo medieval, que consideraba la desigualdad
entre los hombres como algo que formaba parte del orden natural, la Revolución
Francesa coadyuva al derrumbe del sistema medieval, dando lugar a la sociedad
de clases. Se ponen todos los medios al servicio del capitalismo, en el
que las ideas económicas prima la satisfacción del interés
del individuo; los empresarios realizan una lucha sin cuartel para rebajar
costes; las consecuencias que esto conlleva para los trabajadores hacen
que se entable un enfrentamiento entre capital y proletariado, se cree
una conciencia de clase, y la organización de los trabajadores
para exigir ventajas sociales y económicas. La llamada conciencia
igualitaria se extiende poco a poco por Europa, aunque falta mucho tiempo
para que esto se plasme en el plano socioeconómico. |
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