EL SUEÑO DE LA TENTACIÓN

 

Sinopsis : "Sueño y realidad. Los sueños son como puzzles; donde un personaje y otro personaje bien diferentes, en la realidad son la misma persona. Son como puzzles porque las imágenes se confunden con la realidad, pero puede ser que tan solo una de ellas sea la que más se acerca a la realidad, por muy macabra que sea, esa imagen servirá como la última pieza que completa el puzzle..."

Una noche en una discoteca. Mucha muchedumbre juvenil. Una chica pelirroja llamada Lorena de unos 17 años, ojos azules, con mirada melancólica y algo cansada, se sitúa sentada en la barra tomándose una tónica para aliviar su cansancio. Ella esta esperando impaciente a su mejor amiga, Amalia, que hacía varios minutos que entró a los lavabos de la discoteca.
En ese momento, Amalia, una chica de pelo castaño-oscuro con melena, de unos 18 años, gafas oscuras, sale de los lavabos algo desconcertada por la muchedumbre juvenil que le complica para encontrarse con su mejor amiga, Lorena. Amalia se muestra algo mareada y su vista se vuelve borrosa. Ella observa de lejos la silueta borrosa de una chica pelirroja sentada en la barra y decide acercarse. Es su amiga Lorena quien se da cuenta que andaba buscándola.
LORENA - Amalia...¿cómo que has tardado tanto en salir de los lavabos?
AMALIA - Me había quedado encerrada. Una puerta de los lavabos se había quedado trabada. Suerte de un joven y gracias a él que me ha abierto.
LORENA - Mira, sabes Amalia que te conozco más bien que nadie para decir que me estás engañando. Algo te ha pasado en los lavabos. Estas pálida... además porque se nota como lo disimulas tras esas gafas oscuras.
AMALIA - Pues me he encontrado con mi ex-novio, sabes, y me ha incitado a tomar algo de esa porquería con sus colegas.
LORENA - No digas eso. Has vuelto otra vez. (Lorena se preocupa mucho y grita) - ¡¡Tienes que seguir con el tratamiento, por favor Amalia, no me hagas esto!!
AMALIA - Lo siento. No lo he podido evitar. Cuando entro en trance de depresiones suelo hacer cualquier animalada como esta. Por eso tengo que disimular los síntomas de esa porquería. (Amalia se quita sus gafas oscuras mostrando sus ojos enrojecidos e inflamados delante de su amiga).
Al instante, Amalia, recibe una serie de imágenes retrospectivas que transcurren a través de su mente muy rápidamente: los lavabos de la discoteca, muchas jeringas por los suelos, un grupo de jóvenes que le incitan a ella, su ex-novio muy violento y agresivo, un joven chico rubio que le salva de esa porqueria y se lanza en una lucha contra su ex-novio, ella consigue irse desconcertada de los lavabos.
Lorena se da cuenta que su amiga no esta en condiciones de seguir estando en esa discoteca, ya que tiende a sufrir profundos dolores de jaqueca.
LORENA - Amalia debemos irnos de aquí. Será mejor que alcancemos un taxi. No estas en condiciones de conducir.
AMALIA - No. Ahora recuerdo que un joven chico me ha conseguido apartar del grupo de jóvenes y él se ha enfrentado contra mi ex-novio. Pero es raro que aún el chico permanezca en los lavabos.
Precisamente, en esos momentos sale un chico rubio de los lavabos. El chico se muestra muy indefenso, con el rostro ensangrentado, arrastrándose débilmente por el suelo. Al mismo tiempo salen huyendo de los lavabos un grupo de jóvenes acompañados por el ex-novio de Amalia, consiguiendo huir de la discoteca. El joven chico, exhausto, pide ayuda a gritos a la multitud de gente, pero parece ser que la gente le es indiferente, ya que esta sumergida en la sobredosis de esas drogas. No obstante, Amalia y Lorena se percatan oyendo los gritos de ayuda del pobre muchacho y se dirigen a socorrerlo.
AMALIA - Oh, dios mío, ¿qué te han hecho?
LORENA - Esta perdiendo mucha sangre... ¿cómo te llamas?
VÍCTOR - Me llamo Víctor. Esto... ese grupo de enfermos ha huido. Se divierten suministrándose narcóticos muy violentos para reaccionar de la forma con que lo han hecho conmigo... (Él no tiene fuerzas para seguir hablando y suspira)
Amalia decide adentrarse de nuevo a los lavabos mientras su amiga Lorena telefonea para contactar con el SAMUR. Una vez dentro de los lavabos, Amalia se paraliza tras observar algunas paredes ensangrentadas, espejos rotos y cristales esparcidos por el suelo. Solo hay un espejo que permanece intacto. Amalia se acerca al espejo para leer unas palabras escritas con sangre: "AMALIA NO CONDUZCA". A partir de ese momento, ella empieza a notar un profundo dolor de migraña. La cabeza le comienza a dar vueltas, consiguiendo aumentar su temperatura y cayendo desmayada al suelo entre los cristales rotos.
AL DIA SIGUIENTE
Amalia se despierta, esta vez se siente mejor. Ella comprueba que sigue estando en el mismo lugar. Ya no hay sangre en las paredes de los lavabos. No hay cristales esparcidos por el suelo, y los espejos no están rotos. En el espejo que permaneció intacto ya no aparecen las palabras con sangre. Amalia decide pues irse de los lavabos. Cual es su sorpresa al observar que la discoteca esta totalmente desierta. En plena mañana es normal que no haya nadie. Ella se encamina hacia la puerta de salida de la discoteca. Una vez fuera de la discoteca ella se dirige hacia el parking público. Solo hay un coche en el parking. Es el coche de Amalia. Ella se introduce en el coche y suspira. Tiene un mal presentimiento, como un cierto temor a conducir. Pero ella sabe que se encuentra bien y ya se le pasó la jaqueca del día anterior. El coche comienza a arrancar su potente motor. Amalia no sabe hacia donde dirigirse con su coche. Un rumbo desconocido. Ella decide seguir todo recto por la carretera rural contemplando el paisaje campestre y la magnífica puesta de sol. En esos momentos ella se siente feliz pero insegura. No sabe que hacer.

Minutos más tarde

Ella sigue tomando el control del coche pero esta vez empieza a sentir un fuerte dolor de migraña y comienza a tomar cierto descontrol con el automóvil. Otra vez Amalia recibe más imágenes retrospectivas que transcurren a través de su mente: los lavabos de la discoteca, muchas jeringas por los suelos, un grupo de jóvenes que le incitan a ella, su ex-novio muy violento y agresivo, un joven chico rubio que le salva de esa porqueria y se lanza en una lucha contra su ex-novio, ella consigue irse desconcertada de los lavabos, el chico rubio con el rostro ensangrentado, las paredes ensangrentadas, espejos rotos y cristales esparcidos por el suelo, palabras escritas con sangre "AMALIA NO CONDUZCAS".
Amalia se extraña de ver a través de su mente una imagen que ella cree no recordar y se asusta: se ve a ella misma en los lavabos de la discoteca, agrediendo al joven chico rubio, llamado Víctor, rompiendo todos los espejos del lavabo sobre la espalda ensangrentada del pobre muchacho.
Amalia, asustada por el pánico que le producen esas imágenes, pierde el control de su automóvil y se estrella al traspasar una valla que da a un barranco.

Club del Misterio.

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