Las puertas de adentro  Rocío Cattebeke

 

En el fondo nadie acepta al mundo tal como es, razón por la cual siempre estamos tratando de cambiarlo aunque bien sabemos que esto nunca funciona como quisiéramos. Esto lleva tiempo y siempre estamos apurados, todo deseo de cambio es un asunto personal, y no siempre nuestros deseos coinciden con los deseos de los demás, y entonces nos desgastamos tratando de convencer a los demás, por el camino encontramos partisanos y adversarios e  inevitablemente creamos descontentos, que hacer?

Cambiar el mundo es como un parto, y para parir hay que sufrir, y en éste caso también hacer sufrir a los demás.

Los espíritus libres han entendido que lo mas importante no es cambiar el mundo en si mismo sino la manera de mirarlo, podemos cambiar al mundo tranquilamente sin necesidad de tocarlo, solo basta con mirarlo de otra manera, es así como nació el arte, en cada uno de nosotros existen todos los instrumentos necesarios para crear nuestro propio mundo, entre ellos “la imaginación”, por supuesto que no todos somos Cézanne o Miguel Angel pero no importa, todos somos artistas, podemos ser máquinas creadoras que transforman la realidad.

 En el cerebro, según los científicos hay un 76 % de agua, y en el espíritu hay 90 % de sueños, dicen los poetas, y esto es un desperdicio porque solo usamos una pequeña parte de los dos, ya que somos demasiados dependientes de ésta realidad-dimensión material, realidad que dicta su propia ley ejerciendo una dictadura con cada uno de nosotros, devora nuestro tiempo, ocupa todo el espacio abrumándonos sin dejarnos lugar para los sueños, pero a pesar de todo los sueños vienen y nos dejan su huella, como el humo de una marmita que levanta la tapa de la olla para mostrarnos el camino.

Entonces todo es posible y los ángulos rectos de la pared-realidad-dual se modifican y se transforman para redondearse formando otra realidad más bella.

Muchos poetas, y locos lo han dicho: nada se crea, nada se pierde todo se transforma, porque todo nace de un ser único en el universo y en todos lo tiempos, único capaz de fabricar y dar vida.

Estamos aquí delante del misterio de la imaginación que pone al infinito al alcance de cada uno de nosotros. Dónde buscar?

La respuesta está en nosotros.

Pero el exterior nos llama y nos interrumpe a cada momento sin darnos respiro. Nuestro cuerpo está lleno de puertas y ventanas (los sentidos) que dejan  entrar en grandes cantidades las radiaciones de ésta realidad dual-pared, deslumbrados y confundidos ya no podemos ver las puertas y las ventanas de nuestro interior y para reencontrarlas debemos tomar el tiempo de acostumbrarnos a la oscuridad, y esto no es un camino llano y sin riesgos, muchos han perdido la razón en el intento, con luz es mucho más seguro, por lo tanto el viaje vale la pena, ir hasta el fondo de nuestro interior, y dejarse llevar como un barco sin control que va directo al naufragio, tomar el riesgo de no encontrar nada y quizás traer a la superficie un mundo nuevo, antes de llegar a esto debemos perder todos lo miedos incluida “la muerte”, una confianza absoluta, que hace mucho tiempo nos lo enseñó un hombre llamado “Jesús de Nazareth”, quien nos dijo como encontrar éstas puertas y ventanas que conducen a la eternidad, fue una enseñanza que se difuminó mas rápido que una epidemia y contaminó numerosos espíritus sedientos de luz. (Yo soy el camino, la verdad y la vida nos dijo)

Desde siempre los hombres intentaron abrir las puertas de adentro, y los que lo logran sacan de allí una luz que ilumina a todos a su alrededor y entonces esta  luz se vuelve mas poderosa que la realidad oscura que existe en el exterior.

Cambiar el mundo todavía es posible aunque "el reino de Dios no sea de éste mundo" quizás podamos traer algún pedacito de  nuestro interior, y así todos juntos armar un mundo nuevo.

Home