El
pueblo quiere más comida, no más pacto
Jorge Bolaños
Tengo que confesar que no me sorprenden las
últimas declaraciones del alcalde de Managua, don Nicho Marenco,
diciendo que una salida viable a la crisis actual entre los poderes del estado
es "dejar de comer y hacer elecciones" (pág.
4A, El Nuevo Diario, edición 8925, 23 de junio del 2005).
O sea, en esencia, don Nicho Marenco le está pidiendo al pueblo de Nicaragua que
sacrifique el dinero que usa para comprar su comida básica, para con este dinero
poder pagar la propuesta de adelantar las elecciones nacionales que hizo Daniel
Ortega la semana pasada a la misión de alto nivel de la OEA, como una salida
democrática a la crisis actual que vive Nicaragua.
Solamente alguien totalmente insensible a la
realidad socioeconómica de Nicaragua se atrevería a decir semejante barbaridad
política. Con un ingreso per capita
promedio menor de u$ 2 dólares al día, es obvio que
muy pocos en Nicaragua pueden darse el lujo de dejar de comer, o ahorrar
suficiente dinero dejando de comer, excepto quizás aquellos con suficiente
ingreso para comer a diario en restaurantes, o quienes comen en exceso y son
ostentosamente obesos, como es el caso de este alcalde con panza, el
panza-alcalde actual de Managua, don Nicho Marenco. (Otra vez, le recomiendo a Daniel Ortega que
medite sobre aquello que solamente los obreros y los campesinos irían hasta el
final, porque nunca he visto muchos obreros o campesinos panzones).
Déjeme decirle, don Nicho, por si acaso no se
ha dado cuenta, que la inmensa mayoría de los nicaragüenses prefiere gastar su
dinero en comida o en cualquier otro bien o servicio a como le plazca, que ser
obligado a gastarlo en más de esa politiquería cínica que ofrece tanto su
partido sandinista como el PLC Arnoldista,
o sea, el llamado Pacto. Los
nicaragüenses quieren trabajar en paz y quieren que los dejen trabajar en paz,
porque no es con leyes ni constituciones que se alcanza el bienestar sino con
el trabajo. Además, es totalmente
aberrante que ese tipo de propuesta tan grotesca ante la desnutrición del
pueblo nicaragüense que "hay que dejar de comer y hacer elecciones"
venga de alguien que se jacta de representar a un partido sandinista
supuestamente de izquierda, auto-llamado partido defensor de los intereses del
pueblo en contra de la burguesía, la oligarquía, el imperialismo, y tantos
más. Ja, ja.
Hay que recordar que don Nicho Marenco ha reconocido varias veces ser un cuadro muy
disciplinado dentro del partido sandinista, incluso en el ejercicio de su
función pública como alcalde de Managua.
Lo cito textualmente:
"Yo estoy cumpliendo una tarea partidaria, yo soy un
partisano, no soy un libre pensador".
Sin embargo, su trabajo como alcalde es servirle a la ciudadanía de
Managua, no usar los fondos que pagan los Managuas
con sus impuestos para actividades partidarias del FSLN. Los medios de comunicación han puesto en
suficiente evidencia que la alcaldía de Managua se ha dedicado activamente a
tratar de desestabilizar al gobierno con turbas, asonadas, pedradas,
morterazos, actos de violencia, proclamas o declamas partidarias, como un
obediente partisano servil de Daniel Ortega, ungido por el dedo de Daniel
Ortega.
Aquí sostengo que sí Nicho Marenco
es, dice ser y quiere ser un obediente partisano servil del partido sandinista,
incluso en el ejercicio de su cargo como alcalde electo de Managua, es justo y
necesario exigir como ciudadanos que debería ser el partido sandinista que le
pague su sueldo a Nicho, y no los ciudadanos de Managua. Lo mismo para los demás diputados,
magistrados y funcionarios que abiertamente obedecen las instrucciones de sus
caudillos en vez de cumplir con su función pública. No es justo que la ciudadanía pague el sueldo
de estos serviles del Pacto que trabajan en contra del pueblo. Basta ver estas últimas declaraciones de
"dejar de comer para hacer elecciones" que demuestran
claramente que Daniel Ortega está preparado a sacrificar el bienestar y la
nutrición del pueblo nicaragüense con tal de poder retornar al poder.
Los dictadores olvidan que los pueblos
aguantan las dictaduras hasta el momento que dejan de aguantarlas. Señores del Pacto, Nicaragua quiere trabajar
en paz y quiere que la dejen trabajar en paz.
Así que, nicaragüenses todos, ¿tenemos que
pasar también por "hambrunas" además de otra larga "noche
oscura" por el placer, el puro placer, el indisoluble placer, de placer a
Daniel Ortega?
Digámosle no a Daniel. Digámosle no al Pacto. Digámosle sí a Nicaragua.