Memorias de un Sith

 

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Permitan, por unos instantes, que sea un Sith y no un Jedi quien los guíe. Solo por unos momentos, pretendan que las sombras de la muerte merecen ser escuchadas.

Si mi memoria no me falla nací y crecí en el planeta de Camer. Es un hermoso planeta en una galaxia algo alejada del Consejo, pero aún así, tenemos embajadores en el Senado. Este planeta vive en la noche absoluta los 380 días del año, excepto el día Natsu, que es el único día en el que podemos ver el sol. Esto se debe a que los otros días un planeta que tiene una velocidad y orbita similar a la de Camer provoca un eclipse. Pero por alguna razón en Natsu nuestro planeta parece acelerar un poco en su orbita y nos permite ver el sol. Es nuestra pequeña fiesta de año nuevo.

La fuente de luz de Camer consiste en ocho lunas que circundan el planeta, seis de ellas blancas, una roja y otra de color verde.

Cuando la luna roja se encuentra lo más cerca del planeta sucede lo que se conoce como el festejo de Reyes, en donde tenemos diez días de fiesta, al final de esos días los veinticinco embajadores del planeta y nuestro gobernante premian a las más destacadas mentes del año, que hayan sido nativos en nuestro planeta.

Cuando es la luna verde la que esta más cerca de Camer se produce la fiesta de la cosecha y es cuando los únicos árboles de nuestro planeta dan sus frutos. (Esto no dice que la flora de nuestro planeta solo sea arbórea, también tenemos varios tipos de plantas y arbustos).

Los árboles producen unos frutos que no son ni dulces ni amargos, pero son muy buenos para calmar la sed. Jamás entendí porque había una fiesta de la cosecha, los árboles dan frutos todo el año, pero siempre fue una buena razón para no estudiar.

El sistema educativo de nuestro planeta siempre fue muy serio, tanto así, que los miembros del planeta tienen prohibido abandonarlo hasta completar su educación. Esto nos permite tener muchos más conocimientos (esto es en teoría por supuesto) que miembros de otros planetas. Nuestra educación se lleva a cabo en los templos, cada templo tiene un nombre y una función especifica. Mis amigas y yo tuvimos educaciones distintas.

Scarlet tuvo su educación en el Templo de la Luna Roja (o luna de sangre como la llaman comúnmente), los que se educan en ese Templo se educan, no solo con conocimientos militares, sino también como embajadores. Scarlet llegó a terminar la educación pero, a causa de creer que no era su destino, jamás aprovecho esos conocimientos y se marcho del planeta. Tiempo después me entere que aprovecho los conocimientos militares y ejerció funciones de Mercenaria.

Kaneko tuvo su educación en el Templo Shiro, de ahí salieron grandes comerciantes y empresarios de nuestro planeta, ese fue el destino que siempre quiso ella... El de volar por las estrellas en caros cruceros espaciales, ganando dinero y con un hermoso chico a su lado... si no fuera porque yo le dejé una hermosa marca, que tal vez le quite esa parte del sueño.

Yo... no quería llegar a mí todavía, pero... Yo tenia mi educación en el Templo de la Luz, de ahí nos educaban en las artes, la filosofía, la sicología, y muy pocos podían educarse ahí en las artes del Jedi, aunque luego tenias que hacer un entrenamiento con un Jedi Master, que generalmente se completaba en el planeta de Salvia. Yo fui uno de los alumnos excelsos de esa escuela... quien imaginaria lo que deparaba mi destino... quien imaginaria que sangre correría a causa de mis manos y que yo lo disfrutaría... Quien imaginaria que la sangre teñiría mi sable dándole ese color... el color de la muerte

Mi deseo de ser un Sith no termina a causa de que escribí esto. Y esto no es mi manera de buscar la redención, creo que jamás la conseguiré (no importa cuanto Scarlet quiera que sea así). Lo que sucede es que cuando era chica mi padre me dijo: “Los que olvidan su historia están condenados a repetirla”. No quiero que eso me pase a mí, recuerdo toda mi vida, jamás volveré a la luz, seguiré siendo un seguidor de las sombras y destruiré a todos los que fueron parte de mi pasado si eso es necesario.

Yo soy de los que se paran entre el Diablo y la Muerte, soy aquella que ambos temen, ellos huyen al verme, porque la oscuridad que me acompaña es más peligrosa.

A veces me parece que parte de mí tiene una pequeña porción de luz que busca la libertad, tengo la suerte de saber como detenerla antes de que lo logre...

¿No tengo ningún sentido verdad? Lo que sucede es que mi alma (si se le puede llamar así, ya que dudo que sea un alma lo que yo tengo) me indica que estoy cerca de la muerte, ese es mi temor... Y---

 

- Electra- dijo una voz interrumpiendo la escritura de la Sith.

- ¿Qué quieres Daga?- dijo Electra, entre dientes, tratando de sonar lo más hostil posible con su compañera.

- Estamos listos para atacar Endor... Prepárate- con esto, Darth Daga se retiro de la habitación, demostrando su odio por Electra. Y pudo jurar que por unos segundos vio soledad y dolor en los ojos de la Sith de cabellos rubios.

Electra se levanto del escritorio y, llevando algo de su energía a su mano, se encargo de quemar en su totalidad el papel en el que había escrito.

Luego, miro por la ventana de la habitación en la que se encontraba.

- Mi sensei tenia razón, la luz desaparece a causa del miedo.

Con esto la Sith salió de su habitación para dirigirse a la batalla.

 

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Hola, estaba editando esto con Scarlet y me doy cuenta que debía estar un poco deprimida cuando escribí esto. En sí me parece que esta buena (disculpen que mi orgullo hable), lamento que nadie vaya a leerla. Los comentarios seguirán siendo aceptados a fiacchimg@infovia.com.ar

A los que leyeron gracias por leer.

Electra

 

Pd.- Dedicado a mi Padawan, Scarlet, por haberme ayudado a escribir y editar esto.