Éste es un fanfic de Captain Tsubasa, aún así es una historia diferente...
Mi deseo es que os guste.
Las rosas hablan
- I -
Mamá, Yunko y yo
Por: Irene Fernández
...Somos como pétalos al viento...
Aquella mudanza era algo parecido a una excursión de superviviencia a la región de Kyoto de Japón por las pocas cosas que "mudábamos". Nuestra economía había ido decreciendo notablemente y teníamos poco que pudiéramos haber salvado de la venta de nuestra antigua casa en Yokohama. Cada una de nosotras llevaba una mochila y una caja de cartón, menos mamá que apenas sí tenía fueras suficientes para transportar su mochila en la espalda. Por eso, yo cargaba con la vieja y pesada maleta de un lugar a otro del andén de la estación.
Todo el que nos mirase podía darse cuenta de que Shemebe Kozo, mi madre, estaba enferma. Su faz tenía la blancura típica de los muertos, estaba muy delgada y caminaba con dificultad, se arrastraba como un ratón al que iban a atacar los gatos. A pesar de todo era muy guapa y parecía muhco más joven de lo que en realidad era, aún tenía el rostro de una adolescente... En realidad, a mí me tuvo cuando sólo contaba con diecisiete años, ahora yo tenía esa edad y aún no había llegado a enamorarme.
-Atención, el tren con destino a Kyoto hará su entrada por la vía dos. Por favor, manténganse a distancia de la vía.
La información volvió a repetirse una vez más cuando el morro blanco del tren asomaba al fondo de la estación. Junko se asustó al pararse el artefacto ante nosotras, nunca había visto un tren de tan cerca. La pobre, cuya caja abultaba más que ella, sólo tenía cinco años y aún no había tenido oportunidad de viajar en ninguno. Intengé cogerla de la mano, pro mamá se me adelantó con una sonrisa.
-Ya me encargo yo de ella, Mikki.
Mikki, Mikku Kozo. Ése era mi nombre y una de las razones de nuestro cambio de domicilio era una beca que me habían ofrecido en Toho High School para continuar mis estudios allí. Era una de las mejores escuelas de Kyoto, aquélla era una oportunidad que no podía rechazar en parte debido a nuestros problemas económicos. Luego estaba la otra gran razón...
Esa gran razón, que mantenía en secreto, era que había
averiguado que mi padre fue entrenador
de un equipo de fútbol escolar en aquella ciudad.
Mi padre... El solo hecho de pensar en aquella palabra me
incomodaba... Se llamaba Kira Kozo y ya hacía cinco años que no
sabíamos nada de él. Se marchó después de habernos hecho la
vida imposible durante muchos años. Fue un perdedor, y siempre
lo sería. Fracasó en el fútbol a causa de una lesión y acabó
entregándose a la bebida.
Dos
meses atrás por fin recibimos una carta suya. Iba dirigida a
mamá pero no le dije nada. No había ninguna nota en ella, sólo
dinero... Estúpidos billetes... Pero el matasellos no provenía
de Kyoto sino de un pueblo costero de Osaka. De la existencia de
dicha carta sólo yo era conocedora y lo que quería hacer era
devolverle aquel maldito sobre con el estúpido dinero a mi
padre.
- ¡Mira mamá! ¡El Monte Fuji! - exclamó Junko, poniéndose de
pie en el asiento del tren.
- Qué vista tan bonita - susurró ella enntrecerrando los ojos,
después se dirigió hacia mí y me preguntó-: ¿No te hubiera
gustado más venir a vivir a la ciudad de Fuji, Mikki?
No, la beca provenía de Kyoto, todo provenía de Kyoto...
Lleguemos a nuestro destino al atardecer y pedimos un taxi, lo
que no fue fácil pues había demasiadas personas ansiosas de
tomar uno.
La casa que se nos había conseguido la inmobiliaria era de una
sola planta, pequeña, con apenas unos metros de jardín: un poco
de césped mal cuidado; lo único que nos podíamos permitir
pagar mensualmente. Pero al menos, tenía teléfono. El barrio
donde estaba situada también era bastante modesto, todas las
casas eran más o menos del mismo estilo, sin embargo, la
tranquilidad y la ausencia de peligro que se respiraba en el
ambiente valían la pena...
- Es muy pequeña, no hay escaleras - gimmoteó Junko
escudriñando cada rincón.
- Pero es muy linda - mamá depositó un bbeso en su mejilla y
comenzó a abrir las cajas -. Prepararé la comida, ¿tenéis
hambre?
- ¡Sí! - exclamó, saltando, Junko.
Enseguida empezó a dar saltos más grandes, imitando a un
conejo. De mientras, yo comencé a deshacer el equipaje y a
ordenar el interior de la casa. Después comimos una parte de los
alimentos que había llevado todo el camino a mi espalda.
Desgraciadamente, hacía mucho tiempo que no recordaba haber
quedado satisfecha a la ahora de las comidas. Mamá siempre
comía poco porque apenas tenía apetito y yo solía dar de mi
parte a Junko. Tendíamos a racionar el más mínimo grano de
arroz. ¿Cuándo volveríamos a comer como la gente normal?
- Cuando acabe iré a ver al dueño para ppagarle lo que le
debemos - le dije a mamá entre bocado y bocado.
Normalmente trataba de comer poco a poco, masticando muy despacio
para poder saciar el hambre antes.
- Y después iré al Toho... Ah, buscaré uuna guardería para
Junko...
- ¿Por qué no te acuestas un rato antes de hacer nada?
Mamá me hablaba con un semblante triste y preocupado. Si la
mirabas fijamente a sus ojos castaños podías ver en ellos un
cierto brillo de esperanza, aunque yo ahora sólo veía
sufrimiento.
- Ya dormiré por la noche, pero tú sí quue deberías echarte un
rato - le dije.
- No me gustaría, hay tanto que hacer.... Pero se me cierran los
ojos...
- Acuéstate - le ordené -. Junko me ayuddará a recoger la mesa
y a lavar los platos. Cuándo acabemos nos ducharemos ¿qué te
parece, Junko?
- Vale - a Junko le encantaba bañarse y jugar a hacer pompas con
el agua.
Asqueada, contemplé aquel malparado y estrecho cuarto de baño.
Las baldosas estaban sucias y algunas se habían resquebrajado,
por suerte el agua salía caliente y limpia y no había
cucarachas en los rincones... Lo limpié todo: puerta, suelo,
paredes, grifos... Por eso ya era un poco tarde cuando salimos de
casa, por fin duchadas y frescas como una rosa...
El hombre que alquilaba aquella casa no era alguien que se andase
por las ramas. Además de gruñón y avaro era un desconfiado
total, nos miró a mi hermana y a mí con mala cara al entregarle
yo el resto del dinero.
- ¿Sabe de algún sitio donde necesiten eempleados? - le
pregunté antes de marcharnos.
- Supongo que seréis puntuales para pagaar el mes ¿no? -
murmuró entonces rascándose la barbilla sin afeitar. Calculé
que llevaría dos días sin pasarse la maquinilla de afeitar por
la cara...
- ¡Por supuesto que sí! - exclamé en acttitud desafiante, antes
que nada éramos honradas.
Junko a mi lado no me soltaba de la mano a la cual se aferraba
con fuerza. No había duda de que Kanta Hara, quien nos había
alquilado la casa, le infligía miedo, aunque para mí sólo era
un viejo cascarrabias que tenía que matar el aburrimiento de
alguna manera.
- Allí - señaló con el dedo el final de la calle -, gira a la
derecha. Hay muchos establecimientos, en alguno te cogerán.
Estuve a punto de soltarle una patada. ¿De verdad? Pero ¿había
establecimientos? Esos edificios con escaparates y carteles
atractivos... ¿Existían? ¡Já, maldita sea, eso ya lo sabía,
lo que quería saber era dónde necesitaban personal!
Me despedí educadamente, después de todo era el dueño de
nuestra casa y no vivía yo sola en ella...
Mi
nuevo instituto era tal y como me lo había imaginado y me
alegré de no haberme llevado ninguna otra decepción más. La
señora Haruka Noda y su marido eran los que dirigían aquel
centro y fueron ellos los que personalmente me ofrecieron la
beca. Mrs. Noda me buscó un uniforme de mi talla mientras Mr.
Noda oficializaba mi matriculación. Cuando ella regresó la
acompañaba otra
mujer unos tres dedos más baja, delgada y con el cabello
castaño recogido en una estirada cola alta. Vestía un chandal
rojo y parecía acalorada.
- Mikku - me dijo Mrs. Noda -, ella es lla entrenadora de nuestro
equipo de gimnasia. Se llama Mariko Fujita.
Las dos nos saludamos al unísono.
- Tengo ganas de verte practicar junto aa mis chicas - sonrió Ms.
Fujita-. Nuestro club es algo regular cualitativamente, pero
tenemos jóvenes promesas. ¿Te gustaría verlo?
Miré de reojo a Junko adormecida en un sillón del despacho y
rechacé el ofrecimiento. Aún tenía que encontrar una escuela
de parvulario cerca de casa para ella, así que me despedí.
Estaba contenta. Aunque había llegado con tres días de retraso
y, por tanto, las clases ya habían dado comienzo, me habían
recibido con los brazos abiertos. Sin embargo, sabía
perfectamente que el interés en mí se debía única y
exclusivamente a mi supuesto talento nato para la gimnasia
rítmica. Fue en el último campeonato en el que quedé primera
donde conocí a Mrs Noda.
Lograr matricular a Junko fue más sencillo. La escuela parecía
mucho más una guardería, pero estaba situada justamente dos
calles detrás de la nuestra. Se llamaba "El Cerezo
Feliz", en el patio crecían varios de ellos y en las
paredes había cerezas pintadas. Desde mi punto de vista era el
lugar perfecto
para una niña como Junko.
Seguidamente dejé a mi hermana en casa para continuar con mi
búsqueda de trabajo. Sabía que ella se aburriría y enseguida
se quejaría de tener hambre, para ponerse a gimotear un minuto
después. El aburrimiento y el hambre eran las dos
"enfermedades" que podían transformar a Junko Kozo en
una niña repelente...
Dos horas después se ponía el sol y yo llegaba a casa con
tantas ganas de llorar como quilos de rabia.
- Ya encontrarás, además, yo puedo seguir cosiendo ropa - me consoló mamá con su típica sonrisa cariñosa y comprensiva.
Pero yo no quería que mamá volviese a pasar noches en vela
cosiendo estúpidos harapos y cobrando miserias.
- He conocido a nuestra vecina - me expllicó -. Ella dice que
puede encontrarme clientes.
- No, mamá, tú debes mantener reposo y eel trabajo te haría
recaer de nuevo - traté de quitarle aquella tonta idea de la
cabeza.
- Pues si viene un cliente no pienso rechazarlo - aseguró ella -. Además, Mikki, me encuentro perfectamente.
Recapacité un momento y decidí dejarla hacer, sin darme cuenta
la estaba haciendo parecer una inútil y sabía muy bien que
aquello la deprimía...
Continuará.
Notas de la autora:
Sí, ya sé que tiene muy poco que ver con Captain Tsubasa, pero os ruego un poco de paciencia... Además ésta es "una historia diferente"...
Por favor, si tienes algo que decirme no dudes en escribirme. Leeré todas tus quejas, dudas, ¿alabanzas?... Pues eso, que las leeré encantada y responderé a todas ^_^
Mi e-mail: my_nimue@hotmail.com