LEONARDO GUTTER

 

 

Centro Sai Baba de Uriarte, 20 de diciembre de 2005

 

 

Sai Ram. 

El tema de la charla de hoy es medio impreciso, así que les voy a contar que en este viaje, algo que me impresionó mucho fue una frase que leía todos los días en la Cantina.  En la Cantina occidental hay un cartel que uno puede leer cuando almuerza, y dice lo siguiente: -“Antes de hablar piensen: si es necesario, si es amable, si es verdadero, si no le va a hacer daño a nadie y si va a mejorar el silencio”.

Yo estoy reflexionando intensamente antes de hablar, por lo menos, si voy a mejorar el silencio…

Me pidieron que converse sobre este último viaje.  Cada viaje a India para mí, es un viaje donde Sai me lleva; y  por algún motivo especial, me lleva para que aprenda algo.  Yo estoy muy atento a las enseñanzas que Él quiere transmitir en ese viaje.  Y esta frase que les acabo de decir, para mí es una de las importantes enseñanzas de este viaje.  Es la importancia no solamente del silencio, sino la importancia de callarse la boca, de hablar menos, de pensar qué es lo que uno dice, qué sentido tiene;  porque en última instancia, uno habla por dos motivos: o por el ego o por el ego.  Estas son las dos grandes razones por las que uno abre la boca.  Abría que decir una tercera causa, y es que a veces, es necesario; pero a mí cada vez me queda más claro que quien tiene que hablar es Swami, que ya habla permanentemente en Sus Mensajes, en Sus discursos y en Sus libros, y que realmente nosotros ponernos a hacer acotaciones a lo que dice Swami es medio ridículo.

En este viaje tuve una gracia muy especial, y es que, el día de la inauguración de la Conferencia Mundial, habló Indulal Shah - fue el mayor dirigente de la Organización por 40 años-, después habló el Presidente de la Organización Sai de India, después habló Goldstein, -quien es el Presidente de la Organización Sai Internacional-, y después le tocaba hablar a Swami… Y de repente, Swami lo llama a Goldstein, le dice algo al oído, Goldstein sale y empieza a mirar a la gente; yo lo miro y me mira, y me llama… y era que Swami me había llamado para hablar en lugar de Él.  Y cuando me acerqué a Swami, le digo:

-         “Si Swami”, o tenía la menor idea de qué se trataba. Y Swami me dice con una voz tan dulce, tan suave:

-          “Hablá, Yo voy a hablar mañana.  Hoy hablá vos”.  Con tanta dulzura, con tanta suavidad… Y Me dice:

-         “¿Cuánto tiempo vas a hablar?”  Y yo, que estaba ahí levantado sin saber qué hacer de mi vida, le dije:

-         “Swami, lo que vos quieras”.  Y Él Me dijo:

-         “¿Pero cuánto tiempo vas a hablar?”  Y yo le dije:

-         “Swami, lo que vos digas, lo que quieras”.  Entonces Me miró y Me dijo:

-         “Hablá de experiencias personales”. 

Y ahí me di vuelta y empecé a hablar de experiencias personales.  Menos mal que hablé de experiencias personales, porque si no… ¡qué iba a decir delante de Swami!  Tenía la boca seca, había miles y miles de personas…  En realidad es una experiencia muy linda, el gesto de Swami.  También estoy tratando todavía de descifrar el significado que tuvo para mí esa oportunidad de hablar.  Les voy a decir el significado que deduje hasta ahora, que es otro de los grandes aprendizajes de este viaje.

Swami me agarró de improviso.  A veces, Él dice que alguien hable y da un tiempo de preparación.  No tuve ningún tiempo de preparación, nada… hablé 20 minutos, media hora… no sé cuánto tiempo fue.  Cuando terminó la charla, empecé a reaccionar acerca de lo que había dicho, y lo que me pasó fue que empecé a reaccionar de lo que no había dicho y que, en frío, si hubiera tenido tiempo, me hubiera gustado decir.  Y empecé a pensar y a torturarme diciendo “por qué no dije esto…”, y viví los siguientes días –en vez de haber sido días de Bienaventuranza- en medio de una tortura terrible; porque todo el tiempo fue: “por qué no dije esto”.  Cada vez que pensaba en lo que hubiera dicho en la presencia de Swami… yo muchas veces quise hablar delante de Él… Tuve la oportunidad de hacerlo creo que tres o cuatro veces.  Las anteriores me habían avisado.  Pero uno siempre dice que, si tuviera la oportunidad de hablar delante de Él y delante de miles de personas de todo el mundo, diría esto y esto y esto…  Salió bien hablar de experiencias, pero todo lo que hubiera querido decir que consideraba importante y que no dije, me torturaba de una manera terrible.

En ese viaje, lo que me pasó fue que, los días subsiguientes, me hicieron hablar delante de una delegación de Rusia (unos mil rusos), y tuve varias situaciones como ésa  donde en vez de decir: “bueno, ¡qué lindo que pude hablar!”, después me agarró esta tortura de por qué no hubiera sido otra cosa… Y esto fue algo que está relacionado. 

Swami teje una obra maestra.  Cuando Él quiere enseñar algo es un maestro impresionante, con una perfección que no podemos terminar de comprender, por eso no lo comprendemos a Él.  Nosotros somos como chicos, ni siquiera del jardín de infantes, pre-jardín de infantes o pre-pre-jardín de infantes para entenderlo a Él.  A veces, cuando tengo atisbos de lucidez, me doy cuenta de la total incomprensión que tengo de quién es Él.  Me doy cuenta de lo lejos que estamos de comprender quién es.  Siempre doy el ejemplo de una hormiga tratando de entender cómo funciona un televisor.  Yo hoy no comprendo cómo funciona un televisor; no sé si ustedes comprenden.  Cómo sale la voz del teléfono a través de un cable… para mí es incomprensible.  Esa dificultad, multiplíquenla por un millón y es lo que uno puede imaginar modestamente de nuestra incomprensión de Swami.

Un día, en un acto cultural, yo tuve la oportunidad de sentarme frente al escenario, en un semicírculo, y era ahí donde ese día se venía a sentar Swami.  Y cuando uno está ahí, dice: “¿dónde me siento?”; yo llegué temprano y estaba casi todo vacío, podía elegir.  Fui como llevado a sentarme en un lugar.  Después llegó Goldstein y le dije: “Michael, ¿te querés sentar en este lugar?”, porque era muy bueno… y lo llevaron allá… y me dijo: “no, allá es mejor, porque Swami pasa…”  Y yo ahí empecé: “por qué no me senté allá…” y seguí otra vez más el “por qué no…”.  Y ese día, Swami se sentó ahí…

Estaban dando la obra de teatro.  Y obviamente, cuando uno está al lado de Swami, lo mira a Él y no a la obra de teatro.  Yo estaba mirándolo y Swami me dio una de las experiencias en los 23, 25 años que estoy con Él, más grande que he tenido en mi experiencia espiritual.  No se las puedo contar realmente.  Tres personas vimos lo que vimos y creo que ninguna de las tres le va a contar a nadie, pero lo que les puedo decir es esto: Swami vive en el absoluto presente; no existe para Él el pasado, no existe para Él el futuro.  Es como si lo que Él ve… uno puede decir cuando uno ve, lo ve por primera vez y vive con toda la felicidad de esa primera vez de ver algo, y no existe haberlo visto antes aunque lo haya visto antes.  Hay un libro que se llama “Ahora”, “Vivir en el ahora, vivir en el presente”…  Y en esa experiencia, Swami nos mostró a las tres personas que estábamos viendo eso, -que no entiendo por qué el resto no lo viio y duró bastante tiempo- cómo es el Absoluto presente en el que vive Sai y en el que quiere que vivamos y en el que no vivimos.

Y todo lo que vine aprendiendo en este viaje o lo que Él me estuvo enseñando, es justamente esta dificultad de vivir en el presente absoluto, sin ninguna preocupación por el pasado, y sin ninguna preocupación por el futuro; disfrutando algo realmente como si fuera la primera vez.

Todo lo que les conté antes, por ejemplo esta tortura de lo que no dije, está relacionado justamente con este no vivir en el presente.  En cada charla que di, la preocupación porque “hubiera…”.  El “hubiera” es una conjugación terrible para un aspirante espiritual; es una tortura el estar apegado a lo que uno cree que debe hacer y adjudicarse el rol de Hacedor.  Cuando uno se cree el Hacedor, uno es el responsable de lo que dice, y si dice bien cree que está bien, y si deja de decir bien o si dice mal, se siente culpable. 

Si nosotros nos desprendemos de ese ego de Hacedor, vivimos en una paz total.  Y esto fue quizás el aprendizaje más importante de este viaje, el cómo estoy todavía atado a esta conciencia del yo, del ego, del Hacedor; y de las responsabilidades y las culpas.  Miren qué locura… haber podido hablar delante de Él, haber tenido esa gracia dentro de miles y miles de devotos.  No solamente hablar delante de Él, sino que me eligió para hablar en lugar de Él.  En vez de disfrutar… torturarme por lo que no dije.  ¿No es una aberración de la mente?  Y no me podía despegar de esa tortura.  A la noche me iba a dormir pensando todo el tiempo lo que hubiera dicho, la oportunidad que perdí…  Uno ve eso y dice: ¡qué perversión mental!, ¿no es cierto?  Y esa perversión mental, en diferentes niveles, la tenemos todos nosotros. 

Entonces, el primer consejo que les doy, porque me lo estoy dando a mí todo el tiempo, es: tratemos de soltar esta preocupación por el pasado y por el futuro, y la vida se alivia y empieza a aparecer la paz.  No les puedo contar la experiencia, pero sí voy a enfatizar esto de lo que se trata, de lo que Swami nos mostró a estas tres personas, es que no existe ni el pasado ni el futuro.  Nosotros creemos que existe, pero creemos que no tenemos que prestarle atención.  ¿Entienden la diferencia?  Hay una enorme diferencia en creer que el pasado existe, que el futuro existe, pero uno no tiene que prestarle atención, a darse cuenta que en realidad, no existe.  Es muy difícil creer que no existe.

¿Cuál es la enseñanza siguiente en este viaje de Swami?  Fue algo que me aparecía todo el tiempo.  Él dice que Dios es Sat-Chit-Ananda.  Sat es Existencia Eterna o también Él lo llama energía y Chit es Conciencia Absoluta.  Otra forma de decir esto, dice Sai Baba que, todo lo que existe es una permutación de Conciencia y energía, no hay otra cosa que energía y Conciencia; juntos son lo que es Dios.  Si uno se mentaliza en esto –que fue el otro tema de mi viaje- yo estoy repitiendo todo el tiempo como un mantra: Conciencia energía, energía Conciencia… Cada vez que veo a una persona o en una situación, repito como un mantra Conciencia y energía y nada más.  Si lo aplican, les va a ser muy útil, especialmente cuando aparezca una persona que les molesta.  Es Conciencia y energía, no hay otra cosa.  Como sólo hay una Conciencia y energía, eso soy Yo, esa otra persona soy Yo.  Este es el ejercicio que estoy haciendo desde que volví de India.

Swami me está poniendo a prueba de una manera maravillosa.  Al día siguiente de llegar… venía de India, de un viaje de 21 días –un viaje largo para lo que eran mis viajes-, con todo lo que viví… es un montón, porque tuve oportunidad de estar muchas, muchas veces cerca de Swami, hablando con Él…, ahora que es más difícil que nunca estar cerca de Él.  Los que habrán ido a India saben.  Sin embargo tuve muchas oportunidades de hablar, y, sin embargo, a los dos días de volver, estoy manejando con toda la tranquilidad del mundo, en estado de Bienaventuranza Absoluta, y de repente, un coche de atrás me empieza a tocar la bocina, me doy vuelta y veo que me insulta, y yo no tenía la menor idea por qué, porque no hice nada.  Uno puede decir… maneja, encierra a otro coche… Yo iba despacio, a 30 o 40 Km. por hora, en una tranquilidad total, no pasé a nadie, y veo a tras a alguien que me toca la bocina, me insulta y yo pensé: ¿qué le habré hecho?  Y en un momento, me molesté.  Yo justo bajé.  Iba por la autopista Panamericana, yo salí.  Cuando salgo, me agarró el ego del enojo y freno, para no sé si decirle algo, como para decirle: “vení a pelear”, y frené.  Y en el momento en que freno, este loco que estaba arriba, frenó y me tiró una piedra que me cayó en el parabrisas del coche y me lo rompió.  Si yo hubiera seguido, esa piedra hubiera quedado en otro lugar.  La locura de mi ego que me hizo frenar… Swami me dijo: “¿frenaste?, fue el ego, tomá esta piedra”.  Ni les quiero contar lo que sale el parabrisas del auto.

A mí me parece perfecto, porque es el aprendizaje instantáneo con Swami.  Fue para recordar otra vez más el tema de Conciencia y energía.   Trato de no despegarme en ningún momento, con las personas que me gustan y con las personas que me disgustan, porque en el camino espiritual, se dice que raga- duesha se llaman los dos enemigos que tenemos, que son la atracción y la aversión. 

Nosotros estamos atrapados en este cuerpo… es como el mono que es atrapado porque le colocan un montón de maní en una olla con una boca muy chica; el mono mete la mano, se llena de maní y no la puede sacar, y ahí quedó atrapado. 

Nosotros quedamos atrapados en esta ilusión, siendo el anzuelo que nos ponen: raga-duesha, es decir,  las atracciones y los rechazos, quienes nos gustan y quienes nos disgustan, y que hace que sigamos encarnando y participando de este sueño, de esta película que es la vida.  Si logramos despegarnos de lo que nos gusta y de lo que nos disgusta, pensando que todos somos Yo, Conciencia y energía, con otra forma y otro nombre, pero siempre Yo, empezamos a neutralizar este estado de apegos y rechazos.  Y yo creo que, en este camino espiritual en el que estamos todos, tenemos que tratar de avanzar un poco, porque no podemos seguir repitiendo ritualmente, mecánicamente, actividades sin tratar de avanzar realmente en esta escuela de la vida, de la evolución.  Y tenemos que mirarnos con un espejo todo el tiempo, y no mirar a nadie afuera. 

En las charlas que doy, siempre recomiendo algunos consejos –no sé si recuerdan- de los papelitos y el espejo.  Si no se acuerdan, se los repito.

El consejo que doy es el siguiente –pero si se los doy, lo van a tener que aplicar… ¿está bien?- cuando se vayan hoy de aquí, pueden hacerlo en el Centro o en sus casas, escriban en un papelito no muy grande, una frase, que luego van a plastificar y lo van a llevar en el bolsillo y la van a ver todos los días cuando se levanten.  La frase dice: “Me voy a morir”.  Se levantan contentos, toman el papelito y lo miran; unos 10 o 15 minutos después, antes de caer en una profunda depresión, lean el papelito que también van a escribir hoy y van a plastificar y que va a decir: “No todavía”.  Entonces a la mañana, leen el primero, reflexionan un rato y antes de deprimirse del todo, lean el segundo.  Esta es una disciplina espiritual importantísima, porque hace que aprovechemos la vida, porque mientras vivamos inconcientes de que nos vamos a morir, como uno no sabe cuando… Piensen que se van a morir, pero no todavía.  ¿Qué significa “no todavía”?  Ustedes se dan cuenta de que se van a morir, y si lo reflexionan el tiempo necesario como para realmente darse cuenta, y cuando digan ¡ah! no todavía, piensen en qué van a hacer en el tiempo que les queda, qué es lo importante.  Los que crean que lo importante es disfrutar de los sentidos, vayan adelante.  Los que crean que lo importante es otra cosa, también vayan adelante en esa dirección.

El otro consejo es –para las mujeres es más fácil-, tengan un espejito chiquito siempre en la cartera; los hombres traten de tenerlo en algún lado, a mano; y siempre, siempre que se enojen, mírense al espejo.  Siempre que alguien los moleste por cualquier cosa, mírense al espejo hasta que desaparezca la molestia, porque y escuchen bien este mantra: toda reacción de enojo es absolutamente equivocada.  Como es equivocada, no reaccionen.  Esto no implica ser una persona sin carácter.  Por ejemplo, alguien  hace algo incorrecto, ustedes se enojan… y uno podría decir: pero tendría que decile algo…  La reacción en el momento de enojo es equivocada cuando se les pase el enojo, pueden decirle lo que quieran, pero sin la emoción del enojo; porque si ustedes analizan el enojo y lo ven fríamente, a lo mejor llegan a la conclusión de que objetivamente deben abrir la boca para hacer un comentario o cambiar a la otra persona, pero lo van a hacer desde un lugar diferente, no desde el ego y la emoción.

Entonces, en el camino espiritual hay tres cosas fundamentales: los dos papelitos, el espejo y la tercera disciplina espiritual que siempre comento en las charlas, y que es quizás la más importante de todas, más que meditar: es el hecho de no pensar ni hablar mal de nadie.  Esta es la práctica espiritual más valiosa que hay, si podemos volvernos maestros  en no emitir ningún pensamiento negativo de nadie, ni ningún comentario negativo de nadie, ningún juicio de valor negativo de nadie… vamos a evolucionar mucho más que meditando o cantando bhajans 20 horas por día.

¿Les cuento la experiencia?  Ésta la habrán conocido en algún libro, pero me pasó que me llegó de primera mano.  ¿Vieron la resurrección de Walter Cowan de Sai Baba?  Me enteré cómo fue realmente.  La esposa de Ratan Lal tiene un karma especial, porque es la que le cocina a Swami todos los días.  Todos los días entra a la casa de Swami y le cocina.  Swami come muy poco, pero ella está todos los días allí.  Hace muchísimos años ella está muy, muy cerca de Swami; ella y su marido Ratan Lal, que ahora dejó el cuerpo.  Esta señora le contó a Bill Harbie, que es miembro del Consejo de Prashanti, y el salió y me lo contó a mí, cómo fue la resurrección de Walter.  Se los voy a contar a ustedes, si quieren escucharlo. 

Resulta que estaban en Bangalore, en un hotel, Walter Cowan y la esposa y él estaba en la habitación de al lado.  A las 2 de la mañana, la esposa de Walter le golpea la puerta porque se había descompuesto el marido.  Lo van a ver, estaba muy mal; llaman a la gente del hotel, a una ambulancia y lo llevan a un hospital.  Camino al hospital, Walter murió.  Eso fue a las 2 y pico de la mañana. Y, a la mañana, como ella tenía tanto acceso directo a Swami, fue a verlo y le contó.  Y, le insistió tanto a Swami, que lo llevó al hospital.  Swami estaba en Whitefield y fue con ella al hospital de Bangalore.  Entraron juntos a la habitación donde yacía el cuerpo muerto de Walter cubierto con una sábana.  Estaban enfermeras y otra gente.  Swami le sacó la sábana.  Walter ya tenía los algodones en la nariz, porque hacía horas que estaba muerto, y Swami le dice: “Walter” y ¡pah! le pega en el pecho.  Habló Swami pero le pegó duro.  Le volvió a decir: “¡Walter!”, ¡pah! Y la tercera vez le dijo: “¡¡¡Walter!!!” ¡pah!, y Walter expulsó los algodones de la nariz, tosió y volvió a la vida.  Así lo trajo de nuevo.  Así que, si algún día no llegan a tiempo de sacar la segunda tarjeta, que por lo menos aparezca Swami pegándoles en el pecho.  Esto fue por los ´70.

Swami dice que la verdadera meditación… vieron que Él da la meditación en la luz, que dice que es la mejor forma de meditación que hay.  Pero en realidad dice, que hay una forma más impecable que es la que usaba Ramana Maharshi y todos los grandes maestros.  Meditación es tres etapas: concentración, contemplación y meditación, que Swami llama también, a la primera etapa:”Yo estoy en la luz”, a la segunda: “La luz está en mí” y a la tercera: “Yo soy la luz”.

Él dice que a la concentración impecable se arriba cuando uno logra 8 segundos mirando un objeto sin pensar en ninguna otra cosa.  Si uno por ejemplo, mira la luz o una imagen sin pestañear y sin que ningún otro pensamiento aparezca en la mente, esos 8 segundos son concentración perfecta.  Dice que debemos practicar esos 8 segundos de concentración.  Primero practiquen 8 segundos de concentración.  Después hay que lograr 12 veces 8 segundos.  Hay que practicar…  No queda otra que la práctica.  Debe dar resultado, porque a Ramana Maharshi le dio resultado.  Y Swami dice que es así.  Hay que practicar, no queda otro tema, porque la mente no existe, son pensamientos… 

Otro consejo que les doy y es importante: traten a todos los pensamientos como intrusos que aparecen para perturbarlos, no les presten atención.  La clave con la mente, es no caer en la trampa de prestarle atención.  No les presten atención a ningún pensamiento.  Trátenlos como intrusos que aparecen; ustedes no son los pensamientos.  Cuando tengo un pensamiento inadecuado: “yo no soy… que entre y salga, a mí no me importa”.  Usen ese ejercicio: “yo no soy mi mente, no soy el pensamiento, no me engancho con el pensamiento, ni bueno ni malo”.  Esta es una clave importantísima para no quedar atrapado, esclavo de la mente. 

La mente es una instancia del ego que quiere evitar que nos realicemos, entonces está molestando todo el tiempo.  Molesta cuando tiene que molestar.  Si ustedes van a ver ahora a King Kong, no les va a molestar, pero si quieren meditar 3 minutos y 8 segundos, les va a molestar; porque la meditación le molesta a la mente.  Entonces si nosotros la atacamos con el arma más mortal de todas, que es la indiferencia, la indiferencia mata a la mente.  Si son indiferentes a la mente, le ganan por cansancio.  La mente los va a molestar mientras que sienta que tiene efecto su molestia, cuando se de cuenta que no los puede molestar, va a dejar de jorobar, va a perder energía.  Como la mente no es nada, es algo que nosotros cargamos de energía, en la medida en que le restamos energía, se deshace sola.

Cuando uno repite 12 veces 8 segundos, esa cantidad de tiempo, logra la verdadera concentración.  Y si eso lo hace por unos 24 minutos, entra en Samadhi.  Sai Baba dice que la verdadera meditación y el Samadhi, solamente dura 24 minutos.  El que alcanzó 24 minutos, entra en Samadhi.  Lo que pasa es que 24 minutos sin que ningún pensamiento moleste, hay que ser Ramana Maharshi, o hay que ser Swami.  Hacia eso vamos… 

Mi mejor consejo es que comiencen con los 8 segundos; los dos papelitos, el espejo, el no criticar a nadie en pensamiento, palabra y acción y 8 segundos de concentración.  Y, lo que les comenté al principio: callarse la boca, callarse la boca, callarse la boca.  O sea, antes de hablar: ¿es útil, es necesario, es verdadero, no le va a causar dolor a nadie, no le va a hacer daño jamás y va a mejorar el silencio?  Solamente hablar cuando pase estas calificaciones.  Yo creo que si logramos poner en práctica esto, vamos realmente a avanzar en el verdadero camino de aspirantes espirituales.

Swami, ¿por qué tiene el impedimento físico que tiene?  ¿Qué es lo que pienso yo al respecto?, que es lo que pude comprender mejor en este viaje.  A propósito, dicen personas que Swami en la casa camina… no sé, pero independientemente de eso, Swami claramente no es el cuerpo ni le interesa en lo más mínimo ese cuerpo. Ese cuerpo físico, simplemente podrían operarlo, ponerle una cadera nueva y estaría caminando en poco tiempo.  No quiere saber nada.  Ahora, se levanta y camina, da un discurso parado, pero después se sienta; pero no está dando darshan caminando, va en la silla a todos lados.  Y sé que no quiere saber nada.  Él dice que el cuerpo no es Él, que no le interesa en absoluto.  Swami está… tan Dios como siempre, con una Conciencia Absoluta de todo, todo el tiempo; Él sabe todo lo que pasa en todo momento y en todo lugar.  He tenido la oportunidad de comprobarlo tres veces en este viaje, la Omnisciencia completa que tiene.  El tema es que Él no es este cuerpo ni le interesa el cuerpo, quiere un poco que nosotros nos demos cuenta que no somos el cuerpo.  Pero lo que pasa es que nosotros no podemos desapegarnos de la idea y creemos que somos este cuerpo y nos preocupamos por el cuerpo más de la cuenta.  Este es un tema que tenemos que tratar de comprender.

Lo que quisiera enfatizar una y mil veces es lo que estoy comprendiendo acerca del Mensaje de Sai Baba.  Él nos viene a despertar para que nos demos cuenta de que somos Dios, que sólo existe Dios todo el tiempo; que esto es sólo un sueño, una alucinación.  Es un sueño que dura un poco más que el sueño de la noche, pero que no tiene ninguna otra diferencia.  La diferencia que tiene, es que dura más y nos la creemos; pero Él dice que algún día nos vamos a despertar, y así como a la mañana nos despertamos y decimos: ¡ah, era un sueño!, vamos a decir: ¡qué increíble sueño soñé!  Y había sólo un soñador, que era Él y que todo esto somos Él, soñándose en estos cuerpo y creyéndonosla, y que lo único, lo único que tiene importancia, es despertarnos cada día un poquito más.  El resto no tiene ninguna importancia.  Le tenemos que dejar de dar importancia.  El tema es cómo vivir sin irse al otro extremo.  No puedo decir, bueno, le dejo de dar importancia y no como, no trabajo, no hago esto, no hago lo otro.  Esa no es la salida tampoco, porque el cuerpo es el instrumento en el que estamos metidos hasta salir y despertar.  Entonces lo tenemos que usar sabiamente para despertar, porque si no comemos y nos morimos, perdemos una oportunidad de despertarnos.  Vamos a tener que volver a despertarnos en este cuerpo en circunstancias idénticas para avanzar.

No hay escapatoria.  O avanzamos hasta despertar, o vamos a seguir y seguir despertando en sucesivos cuerpos , con las experiencias dolorosas de cada cuerpo, porque todas las vidas –incluso la de Bill Gates- son dolorosas. Son momentos de felicidad y dolor; y el dolor es físico, mental o emocional; pero no hay escapatoria, porque son las formas que tiene el Señor para que no nos encantemos y nos quedemos apegados a este sueño.

Entonces, lo que yo les quiero transmitir, son los aprendizajes de este viaje: descartar el “hubiera”, despegarnos del pasado y el futuro, realmente soltarlos.  Soltar el pasado, pero también soltar el futuro como expectativa, como “quisiera que”.  En realidad, lo que creemos que manejamos, desde el ego no manejamos nada.  ¿Quién puede manejar que mañana llueva o no llueva? ¿quién puede manejar que mañana esté vivo o no vivo? ¿quién puede manejar el latido del corazón?  Nosotros creemos que manejamos que mañana vamos a ir a algún lugar; para ir a algún lugar mañana, hay que estar vivos.  Como el estar vivos no depende de nosotros, lo que manejamos es relativo.

El tema es, soltar todo aquello que esté consolidando o intensificando el ego, la noción de “yo soy” este cuerpo, esta mente y esta vanidad, y esta idea de personalidad.  Soltar, desenergetizar, sacar el alimento que le damos día a día con el pensamiento de “yo soy”, yo soy esto y aquello.

En este viaje tuve la oportunidad de dar una charla a un grupo de Rusia, en el que había como mil personas.  Fue una experiencia increíble, porque hablaba en castellano, pero tenían que traducir al ruso y llevaba todo un tiempo.  Yo hablaba, después esperaba a que traduzcan al ruso, y después la reacción de la gente.  Uno cuando habla, tiene un raport inmediato, pero cuando uno habla y los demás están como estatuas, y recién después de un rato reaccionan, es una experiencia… Pero lo que me dio esta oportunidad, fue algo increíble, porque cuando estoy hablando, las palabras salen y aparecen, viene una palabra y después viene otra, pero cuando uno tiene que guardar silencio, mira al otro; y en ese mirar al otro, vi a los rusos, que eran ángeles. 

Vieron cuando Swami habla del despertar espiritual de la humanidad y dice que, donde estaban los países comunistas, es donde viene la gran ola del despertar espiritual?  La pureza –se los dije a ellos cuando terminé mi charla-, no sé si la palabra es infantil… porque infantil es una mala palabra, la inocencia y la pureza de los rusos es algo que me abrió el corazón de una manera impresionante, porque realmente viven en un estado de… pureza, de inocencia.  Pero de inocencia, no porque no sean inteligentes, porque tenían 3 o 4 títulos las personas con las que después hablé.  Así como en Cuba, en los países comunistas les dan una enorme importancia a la educación y tienen varios postgrados… no eran inocentes por falta de intelecto, eran inocentes por la pureza de corazón que tenían. 

Y yo, creo que Swami me pone en situaciones para aprender algo, como que me lleva y me dice: vení acá y aprendé; no, vení a enseñar… Te pongo ahí para que aprendas de los maestros que eran esos rusos.

¿Cuál fue el aprendizaje enorme que tuve en este viaje, con los rusos?: que nosotros tenemos que purificar el corazón y la mente.  Mientras no purifiquemos el corazón y la mente, no vamos realmente a avanzar en nuestro camino espiritual.  No existe avance en el camino espiritual porque vengan a cantar acá, o porque lean libros, o porque mediten.  No existe avance si no hay purificación de la mente y del corazón.  La purificación de la mente y el corazón, es a su vez, el único resultado, o la única prueba verdadera de nuestro avance espiritual.  Y la prueba del retroceso del camino espiritual, es la intensificación del ego.  Cuando vean a una persona con mucho ego en un camino espiritual, díganle: hermanito, estás 10 pasos atrás de lo que llegaste.  Es la gran trampa, porque se habla de los devotos Sai… ¿conocen las 4 clases, las Olimpíadas de Jagadeesan

El que llega con todo, el que llega y corre un montón y se para totalmente, el que llega con todo y después con todo se va, el que avanza todo el tiempo despacio, pero permanentemente y es el que gana la medalla de oro.  Jagadeesan dice que esto muestra las clases de devotos que hay: el que llega y trabaja con todo, pero después para; el que llega, trabaja muchísimo pero se va; el que llega y está siempre en el mismo lugar y el que llega y trabaja siempre.  Dice también que hay otra clase de devotos que es el que llega y al tiempo, tiene más enemigos que cuando llegó.  Él clasifica a los devotos por en qué lugar están.  Nosotros también nos tenemos que auto clasificar a ver si tenemos más enemigos que antes o no, si estamos siempre en el mismo lugar, si estamos realmente trabajando…  Trabajar no es solamente trabajar en el Centro Sai, el trabajo es en nosotros, en nuestra verdadera modificación, mirarnos en el espejo no solamente para que se nos pase el enojo, sino para ver quién soy hoy, si estoy mejor y más avanzado espiritualmente que antes, no engañarnos. 

Es decir, en el camino espiritual no existe el tirar la basura debajo de la alfombra y decir que la pieza está limpia, porque Dios, que está en nuestro corazón, sabe todo y si no aprovechamos esta vida para avanzar… la desaprovechamos.  No hay otra historia, no hay nadie que nos va a juzgar, ni que nos va a dar una palmada en la cola si no avanzamos.  Somos nosotros mismos con nuestra Conciencia, y lo que es el remordimiento de Conciencia, que es el famoso juicio final.  Juicio final no es otra cosa que el tremendo remordimiento de Conciencia al final de la vida, si uno no la hizo bien y la paz de Conciencia, si la hizo bien.

Les iba a contar la experiencia Nº 23… La experiencia fue que una vez estaba en los EE UU, y era una semana en la que tenía un montón de reuniones con diferentes compañías americanas… Tengan paciencia, ya sé que muchos de ustedes ya la han escuchado muchas veces, como la experiencia del reloj.  Y ahora, como me la prohibieron en muchos lados, la conté delante de Swami… Swami, no sólo que la vivió cuando la hizo, sino que la escuchó ya dos veces.  Mientras hablaba delante de Él en este viaje, a cada rato me daba vuelta y le decía: Swami, ¿una más?  Y Él me decía: “Sí”.  Y como Swami me decía Sí, yo seguía.

La historia fue que estaba en una semana con muchas reuniones, y muchas de esas reuniones eran superpuestas, o sea que tenía, por ejemplo, una reunión con una compañía a las 10 hs. de la mañana y con otra a las 10,30 hs., pero en diferentes lugares; como si les dijera: tenía una reunión en Retiro y otra en Constitución, y otra en Lomas de Zamora y otra en Belgrano, durante el día.  Esas reuniones, algunas estaban con una diferencia de 15 minutos, y cada reunión llevaba una hora como mínimo.  Imagínense estar a las 10 en Lomas de Zamora, y tener que estar a las 10,30 hs. en Retiro.  Yo corría, porque eran reuniones no individuales, sino colectivas, pero que tenía que estar presente, porque era con compañías que yo representaba, si no iba a una reunión podía perder la representación.  Entonces, lunes, martes, miércoles… iba de un lado a otro.  El día miércoles tenía una reunión que duraba toda la mañana; vamos a suponer que esta reunión era en Constitución.  Empezó a las 8 de la mañana y duraba hasta las 12 hs. del mediodía; pero a las 10 hs. tenía otra reunión en Retiro.  La reunión de Constitución era muy importante, pero la de Retiro también.  Lo que hice fue, a las 10 menos cuarto, como eran reuniones grupales, me escabullí, dejé mi maletín en una habitación, en una oficina muy grande, una de las dos más grandes compañías del mundo de juguetes, imagínense las oficinas que tienen… me metí en un despacho cualquiera y dejé mi maletín.  Mes de febrero, New York nevaba, no se conseguía un taxi ni de casualidad; me tomo el subterráneo y me voy al otro lugar.  Por supuesto, la reunión había empezado hacía rato para cuando llegué.  Estaban mostrando un dibujo animado nuevo, y hay una práctica internacional que, en las primeras muestras de algo nuevo, las animaciones empiezan 10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1, 0, y la imagen.  Pero esta vez, esta película empezó con el número 23, que es absolutamente inusual.  Primero, el standard mundial es de 10 o 9 a 0; con el número 23 a 0, la gente se duerme o queda hipnotizada, no existe el 23 como standard.  Cuando vi el 23 pensé en Swami.  Swami nació el 23 de noviembre, el 23 es el número de Swami… por si no lo saben, se les va a aparecer el 23 muchas veces.  El olor a jazmín, el 23… son señales de la presencia de Swami.  A mí se me aparece en situaciones increíbles, que digo: ¡wow Swami!, muchas veces, muy seguido.

Cuando vi el 23, pensé en Swami y me dije: voy a prestarle atención a este dibujo animado, después levanté un par de veces la mano para hacer una pregunta como para que sepan que estaba ahí, y unos 40 minutos después, cuando había levantado la mano una suficiente cantidad de veces y ya sabían que había estado allí, me escabullí para volver a la otra reunión.  Otra vez tomé el subte, y, segundo milagro: me pude sentar.  En New York sentarse en el subte a esa hora del día es inédito también.  Y cuando me senté, tuve la tercera experiencia.  Nunca cerré los ojos, pero desde el momento en que me senté, automáticamente, dejé de ver la realidad.  En lugar de ver la realidad, empecé a ver escenas de mi vida, como dicen que en el último momento de la vida uno ve escenas de la vida de uno como una película…. Les cuento para cuando les llegue…  Era como una imagen, otra, y otra… vi una imagen, y aparecía otra.  No me daba tiempo a nada, sólo ver la imagen y de repente, aparecía otra imagen.  Eran escenas de mi vida, pero todas relacionadas con cosas que yo no estaba haciendo bien desde la perspectiva espiritual.  Lo que van a ver, van a ser cosas que hicieron incorrectas desde la perspectiva espiritual, una tras otra…  Volví a la realidad en el momento en que el subte estaba parando en la estación en que yo tenía que bajar.  Leí el nombre, me levanté, salí del subterráneo y me quedé en el andén totalmente shockeado, reviviendo las escenas que había visto.  Estaba en verdadero estado de shock, rememorando una escena y otra.  Me había mostrado Swami, escenas de mi vida que para Él no estaban bien desde la perspectiva espiritual y que yo me daba cuenta o no me daba cuenta… pero ahí me di cuenta.  Y algunas de esas cosas, eran bastante difíciles de cambiar.  Empecé a caminar y mientras caminaba empecé a hablar con Swami, y le dije: “mirá Swami, yo ni siquiera voy a intentar cambiar si no me das otra prueba de que fuiste vos”.  Pensé en el número 23 y le dije: “si me mostrás el número 23 de nuevo, de una manera especial, voy a creer que fuiste vos, y voy a intentar cambiar”.  Esto fue lo que venía hablando con Él… Hablen con Él todo el tiempo.  Llegué al edificio al que tenía que ir, tomé el ascensor, y lo primero que hice fue ir a buscar el maletín.  Cuando tomo el maletín, lo levanto, y alguien había pegado a un costado un papel con el número 23.

Acostúmbrense a hablar y a pedirle a Swami.  Swami soy Yo, somos nosotros, es mi Ser, pero como todavía no nos damos cuenta, comiencen a vivir en la constante presencia de Swami.  Sientan la invisible compañía de Él al lado de ustedes todo el tiempo; acuérdense de esa compañía, y los va a ayudar muchísimo a hacer menos macanas.  A lo mejor no van a tener que sacar tan seguido el espejo para mirarse antes de enojarse, porque si se acuerdan que Él está al lado, van a vivir con mucho más cuidado.  Y, un aspirante espiritual, tiene que vivir con cuidado.

Hay palabras que en el camino espiritual para mí son importantes: la impecabilidad es una, el cuidado es otra.  Tenemos que ser cuidadosos de lo que decimos, de lo que hacemos, de cómo reaccionamos.

Otro mensaje muy fuerte de este viaje para mí, tiene que ver con las palabras Verdad y Amor.  Creo que son dos cualidades que tenemos que ser impecables en vivirlas.  Volvámonos autoexigentes de ser impecables con la Verdad si queremos avanzar.  Sean impecables con la Verdad.  Swami siempre dice que no hay que decir una verdad que duela, pero no hay que mentir.  Cuando no pueden decir la verdad, cállense la boca, busquen una manera de evitar decir la verdad.  Swami siempre cuenta la historia del sabio que estaba sentado, y pasa una persona corriendo y después vienen otros atrás que lo querían matar, y le preguntan al sabio: -dónde fue?  El sabio no podía mentir, pero les dijo: -Los ojos que ven no hablan, la boca que habla no ve-, y se calló la boca.  Encontró una salida.  Ustedes tienen que encontrar una salida cuando no pueden decir la verdad, pero jamás mentir; y un parámetro es la verdad, como parámetro permanente de la vida de uno, y el segundo es el Amor.  Irradiar amor, generar amor.  Swami dice siempre: Si no puedes ayudar no dañes; ayuda siempre, no dañes jamás.  Pero si no puedes ayudar, al menos no dañes.  Esta es una de las cualidades del amor: no dañar, no lastimar a nadie.  Y después, tratar de generar relaciones amorosas, vibraciones amorosas, gestos amorosos, palabras amorosas, tonos amorosos… Swami es tan impecable en esto.  Swami habla tan suave y tan dulce, que uno tiene que estar muy atento para escucharlo; porque habla muy bajo.  Vieron que Él dice que no hay que gastar energía… y Él, practica todo lo que predica.  Swami habla bajito y suave.  Entonces uno tiene que tratar de hablar bajito y suave; bajar el tono, porque el tono alto de voz es también una expresión del ego.  En el camino espiritual, es el no ego, cuanto más ego, más atrasados estamos.

Todo lo que les estoy diciendo, me lo estoy diciendo a mí; lo que me dije a mí cuando me hice un resumen de qué aprendí en este viaje.  Es decir que, no estoy dictándole una cátedra de maestro a alumno, les estoy diciendo lo que para mí fue el aprendizaje de este viaje, lo que estoy tratando de trabajar en forma más impecable, como producto de este viaje.  Tenemos que combatir permanentemente cualquier aparición de nuestro ego.  Ser vigilantes y decir: ¿es mi ego el que está apareciendo?, y cortarle la cabeza cuando aparece, porque no hay otra cosa.  Cuando desaparece el ego, nos realizamos. 

Swami dice que el Samadhi no tiene nada que ver con experiencias espirituales de tener visiones.  Eso puede ser producto de la droga, del alcohol, un golpe en la cabeza… a lo mejor hay alguna experiencia verdadera de meditación, pero no tiene nada que ver con un avance espiritual, puede ser simplemente una gotita de muestra para alentarnos a seguir.

¿Les cuento una?  No sé qué tiene que ver, pero les estoy contando lo que me viene a la cabeza.  Una vez, yo estaba acá en la Organización Sai Baba de Argentina y vino una señora de India, que dirigía una Organización espiritual; invitó a unos 7 u 8 líderes espirituales de otras Organizaciones espirituales, y tuve la suerte que me haya invitado.  Tuve una experiencia bárbara ese día, porque éramos 5 o 7 personas, cada uno dirigente de una Organización espiritual de Argentina, nos sentamos, ella hablaba muy poco, y dijo: ¿vamos a meditar?  Fuimos ahí para hablar con ella y ella nos dijo: ¿meditamos?, nosotros dijimos: bueno…  Nos sentamos, ella se sentó delante de nosotros y meditamos.  Yo me quedé mirándola y ella se quedó mirándome fijamente a los ojos,  Lo único que hice fue mirarla a los ojos y ella me miraba a los ojos.  De repente, el cuerpo de ella comenzó a desaparecer, se volvió totalmente energía de abajo para arriba y se volvió invisible.  La empecé a ver, y era energía, energía y energía, hasta que sólo quedaron sus ojos, el resto había desaparecido, se había hecho invisible, pero se veía a través de ella.  Muchas veces pensé en el sentido de esa experiencia, y me di cuenta que, esa experiencia fue simplemente para probarme, darme una confirmación de que lo espiritual es verdadero. 

Uno a veces lee los temas espirituales, y a veces yo creo que los leemos como si fueran libros de ciencia ficción, y la espiritualidad no es una cosa más de la vida de nosotros.  Nosotros no tenemos que venir al Centro como una actividad más.  Por ejemplo: trabajo, voy al cine, y los jueves voy al Centro Sai a cantar.  La espiritualidad no puede ser una parte más de la vida.  Nosotros tenemos que ser seres absolutamente espirituales que, además trabajan para tener alimento para el cuerpo, que además tienen que tener relaciones sociales con la gente, necesarias para ciertas situaciones de convivencia.  Pero somos un espíritu que está encarnado en un cuerpo que no pudo despertar y que tiene que hacer ciertas cosas en el mundo hasta despertar.  Pero nuestro eje, es: somos seres espirituales.

Si ustedes siguen viniendo acá a una actividad más… lo espiritual no puede ser una cosa más.  Toda nuestra vida tiene que ser espiritualidad permanente, constante.  Y, esa espiritualidad permanente, constante, de paso hace algunas otras cosas.

Cambien el eje para poder aprovechar esta vida.  Yo creo que tenemos una suerte infinita de estar vivos ahora que está el Avatar, tenemos que tratar de darnos cuenta quién es Sai Baba, cada día más.  Realmente Él es la encarnación de la Conciencia Absoluta y Cósmica.  Cada uno de ustedes está hoy acá, porque Él es el maestro directo y especial de ustedes.  No están acá como devotos de Sai Baba, están acá como discípulos aceptados de Sai baba.  Él los va a guiar hasta que se fundan en Él en esta vida o dentro de 10.  Pero ustedes tienen la oportunidad de hacerlo en esta vida, o muy pronto.  Les va a dar toda la ayuda que pueda.  Una cosa que dije delante de Swami en esta oportunidad que hablé, fue  lo que Él decía cuando era Shirdi.  Y lo dije delante de Él, porque yo sé que todo lo que dije delante de Él, me lo hizo decir Él, porque es verdad.  Sé que, lo que no fuera cierto, no me lo hubiera dejado decir, de eso tengo la convicción absoluta, porque sé que Él es el Hacedor de todo, y más aún en Su presencia, y más aún delante de 40.000 o 50.000 personas.  Lo que dice es, la frase que Él decía cuando era Shirdi.  Vieron que el mantra de Él ahora es: “¿Por qué temer si Yo estoy aquí?”, es lo que Él quiere que nosotros recordemos todo el tiempo: No temas, estoy aquí.  En la encarnación anterior, Él decía: “Tú Me miras a Mí, Yo Te miro a ti”.  Cada vez que nosotros pensamos en Él, Él está presente mirándonos; está presente aquí al lado mío diciéndome: sí, acá estoy.

Dios está presente en nuestras vidas de una manera directamente proporcional a las veces que pensamos en Él.

Entonces: los dos papelitos, el espejo, no pensar mal de nadie, concentrarse 8 segundos y acordarse de Él todo el tiempo. 

Acuérdense de Sai Baba todo el tiempo.  Hagan como ejercicio; acordarse, acordarse, acordarse de Él.  Tengan la disciplina espiritual de acordarse de Sai Baba.

¿Se acuerdan la disciplina diaria que también comenté varias veces?  Lo primero que tienen que hacer cuando se levantan a la mañana, cuando tengan conciencia  despiertos, denle un besito a Sai Baba que está durmiendo al lado de ustedes. 

(Cuando se levanten de la cama, háganlo con el pie derecho.  Esto lo dice Swami, así que debe ser importante, igual que dice que hay que dormir del lado izquierdo.)

Traten de imaginarse, porque sin imaginación no hay camino espiritual.  Entonces, sean locos para el mundo, pero cuerdos para Dios.  Imagínense que Sai se está lavando los dientes al lado de ustedes, van a desayunar… antes de comer, la verdadera consagración de la comida no es simplemente cantar un mantra.  ¿saben por qué hay que agradecer la comida?  Swami dice que hay que agradecer la comida, porque la naturaleza está creada por seres elementales o devas; son los arquitectos e ingenieros del mundo natural.  Son los que hacen las plantas, las hierbas, de lo que se alimentan las vacas, que los que coman cadáveres que comen animales, se comen en última instancia el pasto que comen las vacas.  El cuerpo se llama Anamaya Kosha.  Ana, es comida.  En India, se dice que el cuerpo es el producto de la comida que comemos, no es otra cosa.  Y la comida que comemos, viene en última instancia del mundo natural, y el mundo natural lo hacen los seres elementales.  Esos elementales que nos dan de comer y nos dan el cuerpo y la vida, se alimentan de la vibración que emitimos cuando agradecemos la comida.  Si uno agradece sin esa vibración, no los alimenta. 

Swami dice que el que come sin agradecer es un ladrón, porque toma y no da nada a cambio, entonces cuando coman sin agradecer, están incrementando su karma.  Swami es muy puntilloso en eso, por eso Él dice que no hay que aceptar regalos, a menos que sea inevitable, porque por cada regalo que se acepta, uno recibe karma.  Pero si ustedes reciben un regalo, den algo a cambio, den otro regalo, den algo.

Conclusión: cuando van a agradecer la comida, además de la vibración de agradecimiento, van a imaginarse que Swami está al lado de ustedes y van a decirle: Swami, comé vos primero; Swami les va a decir: no, vos, y ustedes le dicen: no, Swami, vos primero, y Swami: no, vos; Swami, yo no como si vos no comés.  Como los quiere va a comer para que no se mueran de hambre.  Cuando sientan que Swami tomó un bocado y lo comió, van a decirle: ¿querés otro, Swami?  Cuando Swami dice: Bas, bas, que en sánscrito significa Basta, cuando sientan que Él dice: suficiente, coman.  La comida se volvió Prasad.

Van a trabajar con Él, almuerzan con Él, vuelven de trabajar con Él, se lavan los dientes con Él y se van a dormir con Él.  Al acostarse, le dan un besito y le dicen: Swami, que duermas bien y por favor, dejame soñar con vos.  Este es el día mental de un aspirante espiritual.

Traten de vivir este día mentalmente, y van a ver que van a llenarse de luz y el aura va a estar más dorada todavía.

 

Respuesta a una pregunta:

Para mí el cuerpo de Swami viéndolo de muy cerca, está igual que siempre.  Puede aparentar de lejos estar un poquito más viejo el cuerpo, pero cuando lo ves de cerca, está radiante de luz y de energía.  Swami tiene dos momentos: uno cuando está en público, que juega a estar más viejo, y cuando está solo con Él vuelve a ser el eterno adolescente de 16 años

 

Respuesta a pregunta:

Objetivamente lo que sé es que se cayó.  Swami dice que, en la vida pasada cuando era Krishna tomó mucha leche.  En esta vida, no toma lácteos.  Swami prácticamente no come.  Yo tuve dos oportunidades de comer con Él, y Él come dos bocados y para.

Swami duerme muy poquito.  Los que están con Él, dicen que no duerme en toda la noche, se acuesta un rato, después se levanta y va a dar darshan.  Cuando sale del darshan, a eso de las 9,30 hs. de la mañana, entra a la habitación de atrás y ahí almuerza muy poquito.  Ese almuerzo dura unos segundos, y ahí termina la historia.  A la noche, a veces toma suero.  Como no toma nada de lácteos, los médicos dicen que no tiene calcio, entonces los huesos de las rodillas se debilitaron, y por eso se cayó y como no se quiso cambiar la cadera, ahí siguieron los problemas.  La solución es, como le sucede a cualquier persona, cambiarse la cadera, pero Él no quiere saber absolutamente nada.

¿Qué más quieren preguntar?

 

Respuesta a pregunta:

La inteligencia de Swami está a unos 50.000 millones de años luz de la nuestra.  No hay persona en esta tierra, sea el científico que sea, que pueda hablar de igual a igual con Swami.   En conocimiento científico, está a años luz, a nivel de inteligencia, sabe todo lo que pensás, todo lo que sentís, todo lo que pasa en tu vida, todos los detalles de tu vida los conoce.  Sin que hayas abierto la boca, te cuenta de tu familia, te dice: a tal persona le pasó esto y esto y el otro, y así de todos; que es la inteligencia.  Tiene el conocimiento completo y total todo el tiempo, de todos.  No tuvo merma ni tiene merma, en ningún momento.

Y lo que come Él, es muy poquito.  Él come unas verduras, es absolutamente vegetariano.  Come chapati y raghi, que es un cereal de la India, y muy poquito.  Come con las manos.

 

 

Respuesta a pregunta:

Mi consejo es, despreocupate del lado derecho o izquierdo del cerebro, concentrate a los centímetros del lado derecho del corazón, en el lugar del Atma, y concentrate en lo que dije antes: de vivir espiritualmente.  El resto son anécdotas espirituales.  Lo importante es cómo vivimos.  Pero Swami le presta atención a esos detalles, por ejemplo, Swami le presta atención a las horas del día.  En la India se clasifica el día en tres períodos de tiempo: auspicioso, inauspicioso y el de la muerte.  Cada uno de estos períodos tienen dos horas de duración.  Entonces Él dice que, por ejemplo, si uno se va a ir de viaje, no tiene que comenzarlo en el período inauspicioso. 

Le presta atención a esas cosas para que nosotros le prestemos atención, no es que Él le presta atención; porque nosotros vivimos en el planeta Tierra sometidos a energías de los polos, energías magnéticas, energías astrales, que realmente influencian en nosotros.  Entonces, en la medida en que las conozcamos y podamos tomar precauciones, mejor.  En ese contexto está el dormir de ese lado y levantarse con el pie derecho y otra serie de hechos.  Pero son insignificantes al lado de ser honesto, vivir bien, no pensar mal de nadie… esa es la verdadera espiritualidad.

 

Respuesta a pregunta:

Swami en Su casa trabaja todo el tiempo, no está en ningún momento descansando.

En lugar de hacerme preguntas importantes espirituales, me preguntan trivialidades, así que les voy a contar trivialidades…

¿Cómo es el día de Sai Baba?  Nosotros miramos el sol, el cielo y decimos: ¡qué lindo!  Swami se pasa el día sentado en un sillón en una habitación sin ventanas.  Hay una persona, que es uno de los mejores médicos homeópatas de la India, que está todo el tiempo con Él.  Detrás del Poornachandra hay un pasillo, que tendrá este largo, y será de ancho como del altar hasta esta silla.  En ese pasillo no hay ventanas, y en ese pasillo está en una punta sentado Swami en un sillón, en la otra punta está sentado este médico que va ahí antes de que salga el sol, sale al mediodía unos minutos para comer y vuelve, y sale de ahí para irse a dormir a la noche.  Hace más de 20 años que esa persona no ve la luz del día, salvo los pocos minutos que sale a su casa al mediodía.  Imagínense, durante 20 años una persona no ver la luz del sol, porque está todo el tiempo ahí adentro.  Dedica su vida, sentándose ahí, por si Swami necesita algo.  Y Swami está todo el día sentado, atendiendo un tema más importante que otro.  La cantidad de temas que Él atiende son impresionantes; tiene que ver con todo: con detalles de los hospitales, de las escuelas, en India y en todo el mundo; proyectos de servicio en la India, enormes… está todo el tiempo ocupado en esto.  Y a veces, está en esos proyectos y no sale a dar darshan porque está en eso.

Hace años yo me preguntaba por qué Swami está viendo a esta gente, y la ve otra vez y otra vez… después me enteraba que esas personas estaban haciendo un servicio, y que la atención que les prestaba, era porque Swami estaba supervisando paso a paso esos servicios.

 

Respuesta a pregunta:

Su energía  tiene l4 Km. de distancia.  Es una sadhana espiritual estar en el ashram.

 

Respuesta a pregunta:

En realidad, es muy difícil que otra persona asuma la forma de Swami y que Swami lo permita, pero tendrías que preguntarle a Swami si es imposible o no.  En realidad, creo que la forma del Avatar, es muy difícil que otro la pueda asumir.  El sueño es en el plano astral, en el mundo astral, un ser tiene que materializar la forma astral con la que quiere aparecer, y hay reglas.  Y no creo que uno pueda materializar la forma del Avatar porque sí, pero a lo mejor Swami lo permite para algo.

 

Antes de que me hagan una pregunta más, quiero decir que, si alguna persona tiene un familiar que tiene una enfermedad terminal, cáncer terminal, después me viene a ver, porque ¡oh casualidad!, cuando venía, el brahmín que hace el Arathi a Swami, me dio unas cenizas de Dásara y me dijo que tienen un poder muy especial para estas enfermedades.  A lo mejor lo cura, o a lo mejor lo mata, se le termina el dolor… pero puede llegar a curarlo, así que si alguien quiere, voy a compartirlo.  No tengo mucho, así que no va a durar demasiado.

 

Respuesta a pregunta:

¿Qué somos nosotros?   Somos energía, Conciencia.  Swami dice eso es lo que es Dios: energía, que aparece a veces como si fuera densa, llamada materia, pero que no deja de ser energía, pero con una absoluta Conciencia; que esa energía está permanentemente viva, que no nació ni morirá nunca, que en esa energía no existe el tiempo ni el espacio, que no tiene forma.  Tiene tres cualidades: es absolutamente conciente de todo, no hay nada que no sepa y existe en un estado de permanente Bienaventuranza. 

El nivel de Bienaventuranza una vez Swami lo describió dando una comparación: dijo que la felicidad máxima de un ser humano, podría ser un granito de arena comparada con la felicidad…  Él habla de tres planos: el plano –podríamos llamar- material del Universo físico, el plano del Universo mental y el plano del Universo causal.  Él dice que el plano del Universo físico, que nosotros creemos que es infinito, pero que por lo menos es muy grande, es del tamaño de un granito de arena comparado con el Universo mental.  Él dijo: miren qué grande es este Universo mental.  Este Universo menta, es del tamaño de un granito de arena comparado con el Universo causal. ¡Qué grande es el Universo causal! dijo.  Y todo este Universo causal, está en nuestra mente, en nuestro corazón; en la mente de Dios.  Entonces dice que esto, que es esto que es, que es infinito, que es enorme… cuando Él habló de la Bienaventuranza dijo que la mayor felicidad que un ser humano puede tener, es un granito de arena comparada con la felicidad del Universo causal.  Esta felicidad ele Universo mental es un granito de arena comparada con el Universo causal, y la felicidad del Universo causal, es insignificante comparada con la felicidad de Dios.

Dice que nuestra alma vive permanentemente en ese nivel inconcebible de felicidad.  ¿ustedes son así de felices? No.  Entonces tenemos que despertar porque nos estamos perdiendo algo muy bueno.

 

Respuesta a pregunta:

Tiene varias perspectivas.  Para Él, los jóvenes son los únicos que pueden cambiar.  Los jóvenes son el futuro maleable que puede transmutarse y cambiar.

Dos, entre los jóvenes, los estudiantes de Él son unos santos.  Son seres puros, de una pureza enorme.  En este viaje, estuve hablando con unos jóvenes hindúes que viven en los EE UU, que han estado muy cerca de Swami.  Swami los invitó a estar viviendo en la casa con Él en Kodaikanal, son personas físicamente muy cercanas.  Estábamos hablando de lo que habían estado viviendo ellos, estando 30 días, viviendo con Swami todo el tiempo, y decían qué exhausto era eso… porque una cosa es tenerlo en darshan un ratito y otra es tenerlo 24 hs. delante.  No hay tiempo de ir al baño, no hay tiempo de lavarse, no hay tiempo de nada… estás todo el tiempo delante de Él.  Y me contaron lo que vivieron, las materializaciones que Swami hacía cuando estaba solo, que materializa el anillo de Rama, cosas de Krishna, dicen que es impresionante.  Cuando está solo, revela Su Divinidad constantemente.  Y de repente me dijeron: mirá, lo único que valora Swami, es el amor y la devoción, no le importa nada más.  No le importa la riqueza, no le importa el intelecto, sólo le interesa la pureza de la devoción de una persona.

Los estudiantes de Swami tienen esa pureza de devoción, mucho mayor que la nuestra, y va a valorarnos a nosotros cuando nosotros tengamos esa pureza de corazón.

Ahora, otra vez: ¿quién es Swami?  ¿Es una persona que está en India que nos quiere o no nos quiere o que nos quiere más o menos?  Si Él soy Yo, no hay otro que me quiera o no me quiera, soy Yo mismo que me valoro porque me estoy despertando o que me critico porque me estoy escapando o durmiendo.  Entonces, mi Yo que me quiere mucho, todo lo que hace es para mi bien, porque se lo hace a sí mismo.  Si me reta es por mi bien, si me muestra amor es por mi bien.

De la misma manera, Swami  ha aparecido en esa forma en India, todo lo que hace es por nuestro bien, la atención o la no atención.

Nosotros tenemos que empezar a relacionarnos con este Swami que está más cerca, que está acá, y ganar la atención constante de este Swami que diga: sos mi propiedad, hasta que me de cuenta y diga: ah, era Yo todo el tiempo.

 

Vamos a hacer un Om y tres Shanti.

Sean felices.

 

 

 

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