Sai Ram. Estoy más que contento de estar
acá. Muy, muy, muy feliz. Como dice Swami: “muy, muy, muy”. Él dice que cuando
uno quiere decir algo, tiene que repetirlo tres veces. Por eso Swami nos
advierte, que cuando le pidamos algo, esa petición debe repetirse tres veces y
esperar por Su Gracia divina. Bueno, quiero compartir con ustedes algunas experiencias
que he tenido con Swami, pero sobre todo, tratar de expandirme un poco más en
lo que hablé ayer durante el día en las dos charlas que tuve después del
anuncio de los nuevos Comités y Consejo Central y en la charla final, sobre la
esencia de nuestro camino espiritual, según Sai Baba, para que podamos
reflexionar un poco más, de quiénes somos, qué estamos haciendo aquí, por qué
estamos aquí y fundamentalmente, cómo debemos estar aquí. Cuando menciono estar
aquí, no menciono en primera instancia en este Centro Sai. En primera
instancia, la reflexión tiene que ser aquí, en el cuerpo humano. Swami dice que
tenemos tres suertes al estar vivos.
Una vez tuve la oportunidad de hablar en
público, antes de que Él pronunciara su discurso y dije que en realidad
teníamos cuatro suertes. Le agregué una más. Y la primera es: tener un cuerpo
humano. Swami dice que de las ocho millones cuatrocientas mil formas de vida
que existen en el universo, la forma humana es la más difícil de lograr. La
segunda suerte es la de tener este cuerpo humano, al mismo tiempo que se
encuentra encarnado el Avatar. Esto es infinitamente más difícil que la
primera. La tercera suerte es la de no solamente estar al mismo tiempo con un
Avatar, pero conocer la existencia de ese Avatar. Ustedes saben que hay seis
mil millones de seres humanos en la tierra y sólo ciento cincuenta millones o
un poco más, saben de la existencia de Swami. Yo le agregué la cuarta suerte y
que era, no solamente saberlo sino ser discípulo de Él. Estar siguiéndolo a Él como
un Maestro Espiritual, es una suerte inmensa que nosotros tenemos que
concientizar.
Una vez estaba en una entrevista. No sé
si ustedes vieron la película “El Aura de la Divinidad”; en un momento
aparece, en realidad es Kasturi, que habla como si fuera Swami y que dice, “que
solamente hay una forma de vida humana en todo el universo”. A mí siempre me
causó cierta extrañeza porque cuando comencé a dar mis primeros pasos en esta
historia, comencé con platos voladores; creyendo en los Ovnis y por supuesto,
que dijeran en una película que no había vida fuera de la Tierra, a mí no me
sonaba muy bien. En esa entrevista y no sé cómo tuve la oportunidad de
preguntarle a Swami sobre este tema. Justo Swami había terminado la entrevista
y se levantó para dar Vibhuti y yo me arrodillé y le dije “Swami, Swami”.
Ustedes saben que cuando están con Swami, uno intenta hablarle, pero eso de
intentar y poder son dos cosas completamente diferentes. Sin embargo, esta vez
pude expresarle a Él todo esto y no solamente expresárselo; por poco le doy un
discurso. Swami cuando termina, termina. Esta vez Swami se quedó allí y me
agarró muy fuerte el hombro, y a cierta distancia se quedó mirándome a los
ojos. Yo le dije: Swami, hay una película, “El Aura de la Divinidad” en
la que dices que hay solamente vida en la tierra y nada más. Swami me miraba y
me miraba y de repente me empezó a responder. Me dijo que no era así, que todo
el universo estaba lleno de vida, que no había ni un sólo átomo en el universo
sin vida, incluso había vida en el sol, pero que nosotros no podíamos
comprender esas formas de vida y me hablaba y me hablaba. Por momentos le
escuchaba, pero por momentos entraba en los ojos de Él y me perdía, porque los
tenía tan cerca. Pensaba, me está mirando, me sumergía allí, y durante todo el
tiempo, pensé, qué gracia que me esté apretando tanto el hombro y fue el único
segundo en que Swami sacó sus ojos de mis ojos y miró a mi hombro, para
mostrarme que Él sabía lo que yo había pensado durante todo el tiempo.
Recuerdo las cuatro leyes de Swami.
¿Ustedes las conocen?
La primera es: “lo que sucede, es lo que tiene que suceder”;
la segunda es: “el que tenía que venir, era el que tenía que venir”;
la tercera es: “el momento en que sucede, es cuando tenía que suceder”;
y la cuarta, y la más importante es: “cuando pasó, pasó”.
Hay que soltarse; es una enseñanza muy
importante. Swami las llama “las cuatro leyes fundamentales”. Lo que sucede, es
lo que tenía que suceder, no hay que lamentarse más. Estaba escrito. “Quien aparece,
es el que tenía que aparecer”; “cuándo sucedió”; “cuándo terminó”. Si las
aplicamos en nuestra vida, vamos a dejar de lamentarnos, vamos a dejar todo,
vamos a desapegarnos. En realidad, hacemos referencia al carácter; Swami habla
de carácter. Y cuando habla de ello lo analiza profundamente. Él nos dice que
el carácter es la unión de pensamiento, palabra y acción. Pero luego se expande
un poco más y dice que es la unión de la integridad y el Dharma. Y cuando
empieza a hablar de lo que es la integridad y el Dharma, entonces hay que
comprender, hay que profundizar y profundizar qué quiere decir el Avatar. La
Encarnación de Dios en la tierra, no pronuncia palabras en vano; no habla por
hablar; cada palabra tiene un profundo significado. Lo que pasa es que nosotros
leemos de corrido y es otra la forma de aprender a leer a Swami. Hay que leer
despacio, hay que profundizar. Algún día, en algún viaje me gustaría sentarme
con ustedes y leer un par de páginas de Swami y trabajarlas como Swami dice que
hay que trabajarlas.
“Carácter e integridad”. ¿Qué es
integridad? Swami dice, la primera es goodness y saben lo que define por
goodness: bondad, Él la define como “preocuparse por los demás”. Después
la segunda característica que forma la integridad es wholeness, que es
un sentimiento de plenitud con moralidad; uno se siente realizado, completo,
pero en esa realización es porque uno está actuando con una actitud de
moralidad. La tercera es coraje, tener valor, ser bravo. Después,
autodisciplina. Swami dice algo muy simple. Ser organizado. Y la cuarta, vivir
de acuerdo a la voz interior, o sea, que uno debe seguir la voz interior. Para
escuchar la voz interior es necesario parar el cuerpo y parar la mente, si no,
no es posible escuchar.
A continuación, habla del Dharma del que
todos sabemos. Podemos hablar horas y horas de lo que es el Dharma, la
rectitud, que el Dharma es aquello que hace que una cosa sea lo que es.
¿Recuerdan eso? Para Swami, Dharma es aquello que hace que algo sea lo que es.
Esto es fundamentalmente el Dharma. Es aquello sin lo cual, una cosa no es. Por
ejemplo, el fuego si no quema, ni da luz, ni da calor, entonces no es fuego. El
agua si no se mueve no es agua, si no moja, no es agua. Son las características
esenciales. Entonces, la pregunta es ¿Cuál es el Dharma del ser humano? ¿Qué es
aquello que hace a un humano ser humano? Esta es la pregunta que tenemos que
hacernos.
¿Cuál es el Dharma del ser humano? Es el
Atma. El ser humano si no es consciente de la realización de la existencia de
Dios en su corazón, en realidad no es humano. Tiene forma humana, pero no está
cumpliendo con su Dharma. El Dharma del humano es trabajar para sentir la
presencia de Dios en su corazón. Y para Swami entonces, los tres atributos que
explican el Dharma son: el espíritu, la rectitud y cuando dice de la rectitud,
es hacer lo correcto, y la tercera, la ausencia de temor. Si uno tiene temor,
no tiene Dharma. ¿Por qué? Porque el Dharma es estar consciente de que somos
Dios. ¿Cómo puede uno, sabiendo que es Dios, tener temor? Cuando uno tiene
temor, está lejos del Dharma. Esto es importante para la vida de cada uno.
Nosotros, cuántas veces nos preocupamos y tenemos temor, ¡montones de veces!
Cada vez que tenemos temor, que nos preocupamos, no estamos centrados, no estamos
en nuestra realidad, estamos lejos, lejos, lejos, en maya; todavía
estamos nadando en el mar de maya. Se los digo, para que les sirva como
una especie de “alarma”. Si nos surge el temor, estamos sumergidos en maya,
estamos lejos de la realidad. Es como cuando uno está meditando y de repente se
distrajo y empezó a pensar en cualquier otra cosa, y suena la alarma ¿a dónde
me fui? Lo mismo debe ser en nuestra vida, tuve temor ¿a dónde me fui? Swami
dice que el propósito de la vida es tener carácter, y entonces ¿Qué es
carácter? es alcanzar la integridad y el Dharma. ¿Qué es integridad? Repito,
bondad, plenitud con la moralidad, coraje, ser organizado, autodisciplina,
vivir de acuerdo a la voz interior y el Dharma, el espíritu, lo que dije, el
Atma, recordar permanentemente que “yo soy Atma”, la rectitud, hacer lo
correcto y no tener temor. Creo que cuando nosotros decimos devotos Sai es como
“grande” porque yo lo que siempre quiero en todos los centros, donde tengo la
oportunidad de hablar, es compartir con todos este sentimiento de hermandad.
Todos estamos intentando despertar. Tuvimos esta oportunidad de aparecer en el
planeta tierra, de tener este cuerpo humano, de estar vivos. Yo me preguntaba a
los siete años, estoy vivo, cómo es que estoy vivo, quién soy, dónde estoy;
cómo es que estoy consciente. Estamos vivos en un cuerpo humano y tenemos la
suficiente madurez evolutiva como para no estar ahora corriendo detrás de los
objetos de los sentidos en forma descontrolada y tener un poquito más de
discernimiento para estar en una búsqueda espiritual. No vivamos un “como si”.
Si yo pudiera decirles de qué les quiero hablar, les hablaría solamente dos
minutos y les diría: “queridos hermanos y hermanas, no hagamos un “como si”; no
nos engañemos a nosotros mismos; tenemos una oportunidad increíble y gloriosa,
maravillosa, donde tenemos la oportunidad de estar en un camino espiritual.
Hace ya tantas vidas que venimos medio a ciegas, confundidos, como cuando uno
está en una neblina total y trata de no ir muy lejos y trata de aclararse un
poco mejor la vista y no tiene ni idea de hacia dónde ir. Así estábamos
nosotros vida tras vida. Con una sensación de que tenía que haber algo más y
ahora tenemos claramente la respuesta de qué se trata. Recuerdo cuando era
chico, pensaba qué es la vida, qué pasa después de la muerte, qué es todo esto.
Anhelaba que apareciera un extraterrestre de un platillo volador, que se parara
delante de mí y me dijera toda la verdad. Esperaba eso, y ahora me doy cuenta
que ese ser debe estar en la misma búsqueda que yo, sin conocer las respuestas,
algunos un poquito más, otros un poquito menos, pero tuve la suerte en esta
vida de encontrar la respuesta. Porque las respuestas son las verdaderas
respuestas del camino espiritual y las que están mejor expresadas en el mensaje
de Sai Baba, en forma perfecta, qué es la realidad, qué es la vida. Entonces,
ya tenemos la respuesta, no hay más neblina. Pero ahora sabemos para qué
nacimos, por esto tenemos un cuerpo humano, ahora debemos realizarlo. Los
ángeles “envidian” esta enorme oportunidad que Dios nos ha dado.
Les voy a contar una anécdota. Una vez
en Brasil, cuando la Organización Sai empezó a crecer, el Movimiento Espírita
que es muy poderoso en Brasil, empezó a preocuparse por el crecimiento de la
Organización Sai y decidió enviar a India al número 2 del Movimiento Espírita,
el Profesor Dibaldo, quien es una persona con poderes espirituales. El objeto
del viaje era para ver a Sai Baba y para ver si era un fraude y volver a Brasil
y llegar hablando en todos lados, de acuerdo a su propia experiencia de que Sai
Baba era un fraude. Esta persona fue a India y volvió. Cuando dio la charla,
esta persona logró juntar a más de 5.000 personas. Con ello, pueden deducir la
importancia que tiene en Brasil este movimiento, así que dio su charla, pero en
vez de decir que Sai Baba era un fraude dijo, “que todo el Ashram estaba
rodeado de ángeles y que cuando Sai Baba salía, caía del cielo una lluvia
espiritual, caía una gracia divina que bañaba a toda la gente y que cuando se
acercaba a alguien, el aura de Sai Baba envolvía a esa persona, y toda la
negatividad de esa persona era absorbida por Él y se le desaparecía”. Contó de
los ángeles que rodeaban el Ashram; estaba totalmente rodeado de ángeles y de
la suerte que tenemos nosotros de estar dentro del Ashram y que los ángeles
quieren entrar al Ashram; nosotros entramos, esos ángeles nos “envidian” por la
oportunidad que tenemos como seres humanos de estar cerca de Él en India o acá,
porque la fantasía física es la distancia. Él está tan acá como en India; está
presente, está en contacto directo con nosotros; no hay distancia para Él
porque está en nuestro corazón. Lo dice todo el tiempo o creemos o no creemos.
Dejémonos de tonterías porque o creemos lo que Él dice o lo creemos a media, o
nos olvidamos o creemos un poco y en la práctica en realidad no creemos, o
creemos que Dios es todo, punto uno o creemos que Él está en el corazón de
todos nosotros, que es nuestra verdadera realidad. Entonces ¿qué diferencia hay
que Él esté en Prashanti y en mi corazón? Es lo mismo. Si creemos en esto, de
qué temer? Cuando Él levanta la mano nos dice “¿Por qué temer cuando estoy
aquí? Esa bendición se llama “abhaya hasta” y esta bendición quiere
decir: “¿Por qué temer cuando estoy aquí? No en Prashanti, estoy aquí”. Somos
conscientes o no.
Lo que yo quiero decirles es que
¡despierten, despierten, despierten, sean conscientes, están en un camino
espiritual, ya tienen las respuestas, no tienen otras respuestas! Créanme, no
es que mañana va a venir un extraterrestre y les va a decir algo que ya saben.
No es que la verdad tenga algo esotérico, oculto, que después de la quinta
iniciación se puedan enterar. No es así.
Una vez, antes de estar con Sai Baba, yo
estaba en el otro camino espiritual que mencioné ayer, una organización de Raja
Yoga y nos daban las enseñanzas con cuenta-gotas. La primera práctica, por
ejemplo era, por 90 días uno tenía que hacer un determinado tipo de meditación,
y si uno fallaba al día 89 porque no meditaba ese día, no podía completar el
total de días, al día siguiente. Ya se había fallado y por lo tanto, había que
comenzar desde el día primero. Después venía la otra iniciación y en un momento
tuve la oportunidad de ir a India y me quedé en la casa del maestro mundial de
esa organización.
Este maestro un día me miró. Nosotros,
imagínense los que estábamos en esa organización, era, recibiste la nueva
lección? Lo que se tardaba, pasar de una a otra, el tiempo que me llevó; cuál
era el secreto en la próxima. Recuerdo que estaba en la casa del maestro en la
India; él había venido a Buenos Aires una vez y yo estaba con él, había sido su
traductor, estuve mucho con él e hice una relación especial con él y por eso
terminé en la casa de él en India y un día agarró y trajo todas las famosas
lecciones secretas, agarró y me las dio y me dijo, toma. Se imaginan tener todo
de golpe, para qué esperar 10 años; me dijo, úsalas o bótalas, simplemente.
Porque sabía de esta verdad, nosotros, o la usamos o la botamos, y
lamentablemente la estamos botando. Todas estas lecciones de este maestro, si
se dan cuenta o no, están contenidas en las enseñanzas de Sai Baba y en el
trabajo espiritual que Sai Baba nos da. Todo, todo, está en forma perfecta,
impecable; lo que pasa es que hay que aplicarlo.
Uno dice, no me curo. El médico nos
pregunta, te tomaste el remedio, si o no? Pero no me curé. Tómalo y te vas a
curar. Te di cinco pastillas; no, es que solamente me tomé tres; pero te dije
que eran cinco pastillas, había que tomarlas todas si no las tomas como dice el
médico, no te curas; no se puede dejar de hacerlo y esperar el fruto. Lo que
pasa, es que nosotros no ponemos en práctica las enseñanzas. Viéndolos acá,
viéndome, me doy cuenta que tampoco nos tomamos las cinco pastillas en forma
impecable como dice nuestro médico Sai Baba. Entonces pasan los años, pasa el
tiempo y un día pasará esta encarnación y llegará la siguiente, y ¡Oh karma que
tendremos acumulado! los cuatro sacarán nuestra cuenta y nos dirán: “toma, en
esta próxima te toca toda esta cosa”. ¿Saben cómo es? Hay un gran bagaje de
karma acumulado; quién sabe en la próxima qué va a tocar. En ésta, nos hemos
sacado la lotería, pero o la aprovechamos o la botamos.
Una vez, Goldstein, no sé si los dijo
acá en su charla, dijo que “... todo camino espiritual es como una escuela, el
jardín de infancia, la primaria, la secundaria y la universidad”. En la primera
etapa, uno quiere el reconocimiento de los demás; la etapa primera del camino
espiritual; cada uno busca el reconocimiento, la fama, el nombre, todos son
juegos del ego; en la segunda etapa, uno busca el reconocimiento de Dios, uno
hace algo para que Dios esté contento y en la etapa de la universidad, uno no
busca el reconocimiento de Dios, uno actúa porque siente que Dios está presente
en el otro; entonces actúa delante de Dios, no puede actuar de otra manera.
Cuando se gradúa, uno espontáneamente hace todo correcto, porque actúa desde el
Atma. No tenemos que agradar a nadie. Dios actúa en forma divina, porque en Él
no hay ninguna maya, ningún ego y lo que expresa es su divinidad,
entonces todo lo que Él hace es sagrado y perfecto. El graduado actúa desde ese
nivel y luego desaparece y actúa desde su conciencia divina y no espera agradar
a nadie. Espontáneamente actúa divinamente. Estas etapas son las que tenemos
que recorrer. Para recorrerlas, tenemos que tomar las cinco medicinas en forma
impecable.
Cada uno de nosotros puede aprovechar o
no esta encarnación. Acá no se trata de quedar bien con nadie. No se trata de
que alguien los rete, que les diga qué hiciste; qué dejaste de hacer; es uno
sólo que se ayuda o se perjudica. Esta es la reflexión que debemos tener. ¿Qué
estamos haciendo? Entonces, yo no sé cómo insistir sobre este tema. Creo que a
veces me preocupa tanto esta falta de conciencia, a lo mejor que yo mismo tengo
y que quiero trasmitirla a los demás, porque en realidad, el tiempo es sagrado
y la oportunidad es increíble. La oportunidad de estar en un camino espiritual
con el verdadero maestro, es muy, muy, muy difícil, porque no hay verdaderos
maestros en la tierra y para colmo nosotros, los que estamos en este salón,
tenemos directamente al Avatar. ¿Qué diferencia hay entre un maestro verdadero
y el Avatar? Que el maestro verdadero puede tener una pizca de ego, puede tener
algún resabio de ego que lo hace actuar de una manera u otra. El Avatar es
espontáneamente Dios y su enseñanza y su mensaje y su vida, son absolutamente
perfectos. Ustedes saben cómo trabajan los maestros, los grandes maestros en
los Himalayas. Los grandes maestros cuando aceptan a algún discípulo, el
maestro reproduce al lado suyo un cuerpo astral mental del discípulo. Entonces
observa lo que el discípulo piensa y siente. A partir de allí, irradia su
energía para ayudarlo a cambiar algunas cosas. El Avatar no tiene que
reproducir nada al lado suyo. No es que ahora miró, o que estaba distraído con
otro discípulo. El Avatar está en el corazón nuestro todo el tiempo; no se le
escapa absolutamente nada y por lo tanto, como está acá todo el tiempo, es
impecable, sabe todo lo que hacemos; sabe todo lo que pensamos; sabe la
motivación anterior, la posterior, todo y su vida es perfecta, no hay falla en
el poder, no puede haber falla en el poder de Dios. Entonces, ésta es la suerte
de tener al Avatar como maestro. Lo que pasa, es que el Avatar, al igual que
los otros maestros siguen la regla de darnos el camino, pero no caminan con
nosotros. No es porque tengamos a Swami como maestro ya llegamos a la meta. No!
porque Swami nos enseña el camino perfecto y la guía perfecta pero también mira
si hacemos o no hacemos, entienden? Allí está nuestro deber, el hacer, el
actuar correctamente. De esto se trata en todos los niveles. Nosotros también
tenemos que reflexionar cómo se manifiestan estos niveles primarios. Ayer les
dije en mi charla, qué pasaba si un ser de otro planeta venía y miraba la
tierra en guerra. Miren qué absurdo, que los seres humanos se estén matando por
una diferencia religiosa, por una diferencia de no sé qué, se maten, no es
absurdo? Hacen bombas atómicas, los niños se mueren de hambre e invierten
millones de dólares en armas para destruirse, no es una locura total? Es
realmente primitivo; nosotros hablamos de la era de piedra en la que los seres
humanos se mataban, eran caníbales; pero ahora no estamos muy, muy lejos de
eso; estamos segundos alejados, pero no mucho más. ¿No se dan cuenta de lo
grotesco que es? ¡Qué pena! y por otro lado, imagínense que esa misma grosería
la traigamos a la Organización Sai. ¿No es absurdo que en la Organización Sai
haya peleas y diferencias? ¿No es increíble? ¿No somos todos hermanos y
hermanas? Estamos tratando de despertar. Swami dice, son todos Dios.
Creo que en la India dicen “Namaste”
o “Namaskar”. ¿Qué significa Namaste? “El Dios que está en mí
saluda al Dios que está en ti”. Namaskar significa “Me postro ante el
Dios que está en tí”. Así se saludan en India. Y nosotros que sabemos eso, que
teóricamente lo tenemos que saber, porque Swami lo dice todo el tiempo,
llegamos a la Organización Sai y nos peleamos. ¿No es ridículo? Nos peleamos,
porque el uno cree tener la razón y entonces cree que el otro es su enemigo.
Primer error. Se los digo sin objeto de crítica, es para su auto-observación.
¿No es increíble que el otro considere que es su enemigo? ¡Piénsenlo bien!
Recuerden que ese hermano también está
en el camino espiritual y que Swami lo eligió porque tiene la madurez evolutiva
de estar en ese camino. Ha recorrido tantas vidas para estar en un camino espiritual
y no estar bailando en una discoteca en la noche.
El domingo vienen todos acá a hacer
servicio, sin embargo, otros duermen hasta el mediodía y luego se van a
disfrutar y en la noche a bailar mientras ustedes hacen servicio. Están en este
nivel espiritual, sin embargo, Swami consideró por algún motivo, que son
suficientemente dignos de tenerlo a Él mismo como maestro. Miren la pureza del
alma de todos ustedes y sin embargo, alguien considera que esa persona es mala.
Swami considera que es buena, pero yo considero que es mala; ¿no es increíble?
¿no hay algo que falla en la mente? En la mente de Swami no falla nada, eso es
seguro, o sea, que falla en la nuestra. Cuando voy a algún país y me entero de
estas peleas, les aseguro que yo miro todo esto y digo: “¡....ay, ay, ay”! en
serio porque, Sai, ¡qué pena que me da! Y tratar de ver cómo se supera esta
locura, esta enfermedad.
Lo que les quiero transmitir es que no
hay enemigos, simplemente hay hermanos unos un poco más confundidos que otros,
entienden? El otro cree que tiene razón y lo que uno tiene que pensar es que a
lo mejor tiene razón; a lo mejor yo no estoy viendo la historia completa y el
otro la ve bien. Puede ser también que yo tenga razón o que el otro tenga
razón, los dos estamos tratando de hacer algo bueno. Si el otro está
insistiendo, lo hace por su bondad, porque quiere lo mejor para Sai Baba y lo
mejor para su organización. Yo también quiero lo mejor para Sai Baba y para su
organización; no lo quiero para mí ni para mi riqueza personal. Ninguna persona
en la Organización Sai quiere algo para su riqueza personal. Eso sería una
barbaridad, sería una persona todavía más confundida. ¿Qué pasa con las
personas confundidas? ¿Qué debe una persona en un camino espiritual, pensar,
qué es lo que dice Swami? La persona puede estar muy confundida.
Vamos a tomar un ejemplo muy grosero:
Saddam Hussain. Esta persona evidentemente está muy confundida. Imagínense que
eligió, en lugar de irse de Irak, porque sabía que iba a perder, de irse donde
le ofrecieron el exilio, se podría haber ido tranquilamente a vivir con toda su
riqueza y su familia a otro país, eligió una guerra donde murieran todos los
que murieron; él no, él se refugió y que murieran los otros; después se escapó
sin nada de lo que tenía o con menos de lo que hubiera podido tener.
¡Pobrecito! está muy confundido; está en un nivel de ignorancia muy grande,
pero es una enfermedad. Es como si yo voy a un asilo de enfermos mentales y viene
un enfermo mental y me escupe la cara. Yo agarro un palo y le parto la cabeza y
lo mato. ¿Quién está más loco, en serio? El tema es éste. El pobre hombre está
enfermo mentalmente, no lo puedo matar, está enfermo. Si no comprendo que el
otro está enfermo, no le tiene odio, está enfermo. Así hay que comprender en
nuestro planeta tierra, la relación con los hermanos y hermanas. Los malos
están enfermos. Enfermos de ignorancia, apegados a su ego, son diferentes
niveles de enfermedad y de allí viene la escala y cuando se llega al nivel de
un ser humano en la Organización Sai, un ser que está muy metido evolutivamente
en un camino espiritual, muy avanzado, elegido por el Avatar, porque por algo
el Avatar lo elige, entonces a ese nivel, debemos comprender que estos seres
humanos no son malos, pueden estar confundidos pero malos no son; no los
tratemos como enemigos.
Swami siempre dice: “dos manos para
hacer ruido, nunca ruido con una sola mano”. Siempre que hay un conflicto, hay
dos involucrados. Lo que les pido por favor, es que trabajen todos para que no
existan más peleas en la Organización Sai. Recuerden que una pelea es el
resultado de dos confundidos, no de uno sólo. Uno más y otro menos, pero si yo
vengo acá y escucho las diferencias y tomo partido por un lado, quiere decir
que también yo estoy confundido. A mi lo único que me interesa cuando vengo acá
y escucho las diferencias, es cómo hacer para que den un paso para arriba y se
unan. Es como la anécdota que conté ayer dos veces. Me callo la boca y doy un paso
atrás. Lo que importa es la unidad, porque el hacer esto o aquello es una
anécdota; no importa ni una cosa ni la otra; créanme. Todo lo que estamos
haciendo es maya, es como una película. Qué importa si vamos para la
derecha o para la izquierda, si sigue siendo maya. Uno es Dios todo el
tiempo. Dios es pura luz, refulgencia absoluta. En Dios no hay, voy para la
derecha o voy para la izquierda. Dios es Dios todo el tiempo. Así que este
juego es el que nos deja jugar Él. Yo no sé si soy lo suficientemente claro. A
mí no me importa si ustedes van para la derecha o para la izquierda; lo que me
importa es que vayan todos juntos y felices. Esta Organización tiene que ser la
reunión de un montón de gente feliz, irradiando amor y si son felices e
irradian amor van a transformar al mundo, van a transformar a toda Venezuela;
van a irradiar de acá una energía luminosa que va a diluir el aura de oscuridad
que rodea a Caracas y a Venezuela entera y va a desaparecer toda esta
violencia. Esto lo van a lograr si están contentos y felices con un sentimiento
de alegría.
Una vez tuve una experiencia espiritual
en la cual estaba meditando y de repente salí y me vi en una especie de colina
que estaba llena de seres humanos, todos vestidos de blanco, era una marea de
seres de blanco y adelante estaba Dios; estábamos todos cantándole a Dios y
estábamos cantándole con el corazón a Dios que recuerdo y miraba para acá y
miraba para allá y todos teníamos una sonrisa de oreja a oreja y compartíamos
esa felicidad. Eso es lo que es ser felices; lograr esta felicidad y llegar acá
y decir, está Dios, qué felicidad, cantémosle a Dios; salgamos juntos a
celebrar a Dios ayudándole en la forma que adquiere como enfermo, de
abandonado, de hambriento, de triste y salgamos con esa sonrisa de oreja a
oreja y vamos a ser una fuerza luminosa que va a transformar a todo el mundo.
Eso es lo que espera Swami de nosotros. Nosotros en vez de estar haciendo eso,
estamos con la mente pensando en esto y aquello. ¿Saben lo que todavía tienen
acá en Venezuela? Tienen los anteojos oscuros y piensan todavía mal del otro.
La cantidad de personas que juzga al otro, este es amarillo y el otro es
colorado. ¿Por qué juzgan? ¿Qué están haciendo? Si lo único que se trata es de
generar este sentimiento de felicidad y de alegría y juntos tomarse de la mano
e ir sonriendo y decir, hagamos de todo, cantemos todos juntos, hagamos
servicio todos juntos y cuando logren esta energía, el movimiento Sai de
Venezuela no podrá detenerse; van a convertir a todos los venezolanos, porque
cuando vean a un grupo de seres humanos con esta felicidad, les aseguro que la
irradiación purificará y transformará a todos los que se acerquen. Este es el
ejército Sai; esto es lo que tienen que lograr. Swami está esperando de ustedes
esto. Swami dice, vengan porque yo doy a manos llenas; ustedes vacíense las
manos. En lugar de eso, vamos con las manos cerradas o con las manos llenas de
tonterías, entonces Él no podrá decirles nada; Él está esperando que soltemos
las tonterías para llenarnos las manos de gracia.
Swami dice que hay cuatro clases de
persona. Primera clase: la que ve lo malo en lo malo. Ninguno de nosotros
tenemos dificultad en ver lo malo en lo malo ¿no es cierto? Segunda clase: la
que ve lo bueno en lo bueno; esto es un poco más difícil, porque hay personas
que no son capaces de ver lo bueno en lo bueno. Tercera clase: la que ve lo
bueno como malo, que es la peor clase de personas y ¡ojo! ¡mucho cuidado de
caer allí! porque se estará a un paso de caer en el precipicio. Cuarta clase: la
que ve lo malo como bueno, y esa es la mejor y donde deberíamos estar todos. Lo
que veamos que sea siempre lo bueno. Jesús veía al perro muerto y decía: ¡Qué
lindos dientes! No podía ver lo malo. Como a Dios le preguntan: ¿cómo es el
dolor? y también le preguntan: ¿cómo es la oscuridad? ¿Saben ustedes que Swami
no conoce la oscuridad? No la conoce porque donde mira hay luz, parece un sol.
Este es el ejemplo. Si logramos esta alquimia, esta transformación, no hay nada
más que hacer; no tenemos que meditar, no hay nada raro; ya estamos realizados;
nos realizamos nosotros y donde vayamos vamos a realizar donde pisemos. Esta es
la fuerza Sai.
Si ven la palabra SAI, ella quiere
decir:
S: see (ver);
A: always (siempre)
I: Inside (adentro; mirar siempre hacia adentro).
Swami
también dice:
Spiritual-Association-Individuality
(asociación-espiritual-individual).
También
dice: Servicio-Adoración-Iluminación, cuando nos explica sobre el significado de Su nombre.
Swami lo que nos está mostrando es que
miremos hacia adentro, no miremos hacia fuera. Todas las asociaciones que
tengamos deben partir desde los anteojos de la espiritualidad; juzguen desde lo
espiritual; miren desde lo espiritual. El resto se va a dar por añadidura. No
juzguen desde lo mundano. ¿Qué es juzgar desde lo espiritual? Yo soy Dios, él
es Dios, todo es Dios, el resto es maya. Todo lo que no sea Dios es maya,
entonces eso no me preocupa porque es una ilusión. Es como si voy a ver una
película de guerra y veo la injusticia en la pantalla y agarro un revolver y
comienzo a dar tiros a la película. De esto se trata. Vemos el conflicto y como
todo es maya, estamos disparándole a una ilusión. La realidad es otra:
Dios como nosotros, no hay diferencia.
Hermanos, hermanas, tratemos de aplicar
esto en la Organización Sai, porque si no, todo lo que leemos es pura teoría,
todo es intelectual; leemos algo maravilloso, damos una charla maravillosa pero
después cuando nos toca el tiempo de aplicarla, matamos. El secreto de todo
esto, es poder realmente aplicar en nuestra vida estas enseñanzas de Sai Baba,
pero aplicarlas e irradiar siempre alegría, irradiar siempre amor, estar
siempre contentos; no sentir que alguien es enemigo nuestro; esto es lo
esencial que quiero transmitir en la Organización Sai.
Yo me voy de acá de Caracas muy, muy
contento porque siento que mucha gente comprendió esto y que lo que había de
diferencias se superó y están, a mi entender, todos, bajo un espíritu de
unidad, de trabajar juntos, de lo que pasó, pasó. Me reuní con diferentes
personas que tenían este sentimiento de conflicto y realmente creo que me
entendieron que lo que pasó, ya pasó; de que se terminaron todas las
diferencias.
Con mucha alegría veo al hermano Urdaneta. Les quiero anunciar que el
Centro Sai de “El Pilar” de Maracaibo se reincorporó anoche a la Organización
Sai, por lo cual, pido le demos un aplauso. Démosle una bienvenida amorosa a
nuestro hermano. De esta manera, todos estamos en un mismo lugar; todos estamos
tratando de aprovechar esta oportunidad que tenemos de ser instrumentos del
Avatar.
Swami dice que viene a construir un
edificio maravilloso en el mundo; los edificios se construyen con ladrillos y
cemento y por lo tanto, ambos permanecen juntos. En la Organización Sai, los ladrillos
somos cada uno de nosotros y el cemento que nos une, es nuestra participación
activa y amorosa. Si tenemos esta actitud participativa y amorosa vamos a ser
realmente, pilares del más maravilloso edificio que se está construyendo en la
historia de la humanidad. Lo que este Avatar está haciendo y lo que va a hacer,
es increíble y todos tenemos una oportunidad maravillosa de ser parte de este
gran milagro que va a pasar.
Una vez, en mi primer viaje a India, fui
a ver a este maestro espiritual de la otra organización y al tercer día de
estar con él, le dije: “lo siento, tengo que ir a ver a Sai Baba”. Este maestro
me miró y me dijo: “lo entiendo, vaya”. Yo me iba a quedar como 30 días con
este maestro, pero no aguanté más. Así que me fui. Estaba con blue-jeans, con
pelo largo, estilo vaquero, pero tuve mucha suerte desde la entrada, porque me
pasaron muchos, muchos, muchos milagros. Algún día tendría que escribir un
libro sobre mi primer viaje a India porque me pasaron historias como que
escuché que Sai Baba estaba en Madrás, así que me tomé un tren para allá por
dos días de viaje y cuando llegué allá no tenía la menor idea de dónde ir y en
el camarote del tren un señor me preguntó que para dónde iba, yo le dije que
iba a ver a Sai Baba, entonces, me dijo que él me iba a ayudar. Cuando bajamos
del tren, el señor bajó y había una multitud de seres humanos. Él agarró al
primero que pasó y le dijo, señor, usted, ayude a este señor y se fue. Esa fue
la ayuda que me dio. Este señor lo miró y le dijo, bueno, bueno y me agarró y
comenzó a ayudar. Resulta que era un brahamín y me llevó a un hotel, que para
llegar tuve que pasar entre vacas para llegar al laberinto al que llegamos y me
dejó en un hotel que tenía una habitación con un restaurante y la habitación no
tenía ventanas. Si el hombre no volvía al día siguiente yo no podía salir más
de ese lugar; o si salía no iba a poder volver; no iba a averiguar dónde me
encontraba. Sin embargo, me venía a buscar todos los días y me llevaba a una
montaña. Allí vi dos águilas blancas comer de las manos de un señor que
meditaba; esos milagros que lo dejan a uno pensando..... y después me dijo, ya
averigüé dónde está Sai Baba; está en camino, está en tal lugar, ya arreglé
para que vaya a verlo.
Era Sathyam, Shivam, Sundaram. Entré, no
había nadie, fui caminando; había pocas personas, a un lado estaba el sillón de
Swami; nadie me detuvo, entré, así de sencillo. Llegué y luego pensé, qué fácil
que fue. Cuando las personas se corrieron, lo que vi era una estatua de Shirdi
Sai Baba! Swami estaba en camino, luego al tercer día fui de nuevo y habían
pocos occidentales y me sentaron en un silla en un costado y esperamos que
Swami llegara. De repente me empezó a latir el corazón; yo pensé ¿qué me pasa?
Era el coche de Sai Baba. Yo no era devoto de Sai Baba todavía, estaba viendo
de qué se trataba. Pero a partir de ese día, cada vez que Swami aparecía me
empezaba a latir el corazón como si tuviera taquicardia. Swami pasó al lado mío
y justo izó una bandera, la bandera del Ashram y de ella cayó una gran cantidad
de pétalos de flores que me bañaron. Yo le dije, Swami, quiero verte. Le dije
en inglés, “I want to see you”. Swami me miró y sin abrir la boca,
telepáticamente, me habló y yo escuché en mi cabeza resonar la voz que decía: “but
you are seeing me know”, (me estás viendo ahora). Fue una experiencia de
telepatía pura; es escuchar acá en el casquete de la cabeza, la voz resonando
adentro. Me quedé con la boca abierta y le dije: “now interview”; Él se
rió y se fue. A partir de ese día, cada vez me firmaba un libro, o una foto, o
me daba Vibhuti. Tanto fue en ese viaje, que un día la gente se me acercaba y
me tocaba los pies, porque Swami pasaba a cada momento.
Un día, había un acto cultural y Swami
se sentó en el sillón y yo estaba allí, a diez metros. Entonces, en un momento,
y antes de comenzar la obra, me paré y me fui a ver a Swami. Cuando veo a
Swami, lo primero que se me ocurrió fue darle mi tarjeta y me le presenté.
Swami me miró y tomó la tarjeta y me dijo “you are very lucky” (tienes
mucha suerte). Realmente, muy simbólica, esa experiencia es para mí muy
importante porque me mostró muchas cosas. Primero, que todos tenemos mucha
suerte por estar con Él; mucha suerte y no nos damos cuenta. Realmente, tener
valor, tener coraje. ¿Por qué temer? ¿A quién le tememos? Si nosotros tenemos
intenciones puras ¿a qué le tememos?
En ese mismo viaje, me pasó la anécdota
que les conté de la primera entrevista, donde Él dijo: “Jamás desilusionaré a
mis devotos” y para contarles mi anécdota, cuando me había ido de Argentina por
tres meses, di una vuelta al mundo y luego escogí a India y después de esos
tres meses, volví a Buenos Aires. Cuando me estaba yendo del Ashram, no sé por
qué; el mes era marzo y yo sentí la necesidad de volver al Ashram en
septiembre. Yo había empezado una sociedad con una persona y después de estar
tres meses afuera, esa persona, si yo le decía que volvería en septiembre a
India, me mataba; iba a dar por terminada la sociedad. Pero yo sentía en mi
corazón que tenía que volver en septiembre, así que le dije a las personas que
había conocido en el Ashram: no me extraña que en septiembre vuelva. Me fui,
tampoco tenía los medios económicos para volver en ese mes, pero de todas
maneras le pedí a Swami desde mi corazón y me fui a la Argentina. A fines de
julio me llegó una propuesta para hacer un trabajo en Ecuador, una obra de
teatro. Firmé un contrato con una compañía teatral para hacer una obra en
Ecuador y estuve un mes recorriendo Ecuador con esta obra para chicos, todos los
pueblos y ciudades y pueblitos de Ecuador. Cuando terminaron los treinta días,
terminó toda la gira y al día siguiente vencía el pasaje de 30 días que me
habían dado. Yo el día 29 sentí que no me podía ir de Ecuador sin hablar de Sai
Baba. Nadie lo conoce, sentía que debía hablar sobre Él.
A mi regreso de India cada vez que
hablaba de Él me ponía a llorar de la emoción, quería compartir la existencia
de Swami, pero no tenía la menor idea de dónde podía hablar, porque no me podía
ir a una plaza a hablar de Sai Baba. Lo primero que hice fue irme a la
aerolínea para cambiar mi pasaje y en vez de volver al día siguiente, volverme
en el siguiente vuelo, que era tres o cuatro días después. En la agencia de
viajes no me dejaron, porque el pasaje vencía a los treinta días; sin embargo,
cada vez que me decían que no, yo me aferraba más y decía que sí, debía
quedarme. Después de unos cuarenta minutos, una empleada me dijo: mire, por qué
no abre su pasaje y se queda todo lo que quiera. Rápidamente le pregunté, qué debía
hacer y ella me dijo, pagar 100 dólares. Ya me habían pagado el pasaje de ida y
vuelta a Ecuador, me habían dado mil dólares de honorarios por la obra de
teatro, así que pensé qué podía costarme darles 100 dólares y acepté. Me fui de
la agencia de viaje y me pregunté y ahora qué hago, entienden? Estaba en un
país y decir que quiero hablar de Sai Baba, cómo lo hago? Estaba en Guayaquil y
yo tenía un amigo de la otra organización de Raja Yoga, que se había ido de
Argentina a Quito, así que le llamé por teléfono y me dijo, que me fuera para
allá. Él contactó a un cura que dirigía una organización de yoga; le habló y
este cura me invitó a que fuera a hablar de Sai Baba durante una reunión que
hacía el viernes, al grupo de yoga que él dirigía. Yo tenía mi pasaje para
volver a Buenos Aires, el martes siguiente. Entonces me fui a dar la charla y
el salón de este cura estaba totalmente lleno y hablé de Sai Baba; a la gente
le gustó mucho lo que les conté y estaban muy entusiasmados y el cura me dijo:
mire, si usted me permite escribir un artículo, yo lo publico en la revista de
yoga que tengo y que la distribuyo por todo Ecuador. Imagínense, yo quería
hablar de Sai Baba y el cura me publicaba un artículo en su revista de yoga y
me dijo, y si tiene una foto la publico en la tapa de la revista. ¡Estaba
tocando el cielo con las manos! Eso fue el viernes.
Mi amigo me invitó a ir a un concierto
en el teatro, por cierto, era un concierto de Bach y cuando salimos de allí a
media noche, mi amigo se encontró con un cliente, era un industrial a quien le
estaba haciendo una campaña publicitaria y se pusieron a hablar a la salida del
teatro. Este industrial notó que yo me estaba muriendo de frío, porque, les
aclaro, durante la noche hace mucho frío en Quito. Me miró y le dijo a mi
amigo: No sigamos hablando, tu amigo tiene mucho frío, mejor vengan mañana
domingo a mi casa a almorzar y allí conversamos. Cuando se fue este señor, yo
le dije a mi amigo que yo no iría a un almuerzo de trabajo, que me quedaría
descansando pero él me dijo que si no iba, lo haría quedar mal porque sería una
descortesía y para no perjudicarlo me fui a acompañarlo. En el almuerzo, por
supuesto, que ya saben de qué hablé, verdad? A los diez minutos de estar
hablando de Sai Baba, este hombre, este industrial, que no estaba para nada en
el camino espiritual; por decirles, tenía una cama de agua, era amante de la
ópera, era una persona con lujo asiático soñado, una persona rica disfrutando
de la vida a su máxima expresión. Sin embargo, a los diez minutos de hablar de
Sai Baba me preguntó que si me molestaría ir a India con él. Le respondí que
no, ¡por supuesto que no! Entonces me dijo, mañana lo espero en tal dirección,
sacamos dos pasajes y nos vamos. Yo creí que se trataba de una simple broma. Al
día siguiente era lunes, yo me regresaba a Buenos Aires el día martes. Me
recordé en la mañana de lo que me había dicho, así que decidí tomarme un taxi y
me fui a la dirección que me indicó; resultó que era una agencia de viajes.
Estaba parado esperando y pensé: “caí como un chorlito”, como decimos en la
Argentina, y cuando estaba ya por irme, apareció este señor en toda la puerta
de la agencia; sacó dos pasajes y el 2 de septiembre estaba de nuevo en India;
así como lo oyen. En resumen, viaje de Buenos Aires a Ecuador todo pagado, de
Ecuador a India todo pagado y volando al Ashram de Swami.
Cuando tuve el primer Darshan, Swami
estaba en Whitefield y desde lo que era el portón en esa época del Ashram, miró
para donde yo estaba. Inmediatamente yo escuché en mi cabeza el segundo mensaje
telepático que tuve de Swami. Escuché dentro de mi cabeza resonar la voz de Él
que me decía: “¡querías estar acá en septiembre, aquí estás!” Fue en el avión
donde me enteré por qué este señor, este industrial millonario se iba a India conmigo.
Fue a India porque tenía un cáncer en el paladar. Se había ido a operar a
Houston, Texas, en los Estados Unidos. Allá lo operaron; primero, le dijeron
que había salido bien de la operación, pero después en la biopsia descubrieron
que no; le mandaron una carta y la carta se perdió en el correo. Llegó seis
meses más tarde y después de seis meses fue que se enteró de que no estaba
curado. Se había pasado todo el tiempo para hacer cualquier cosa, cualquier
tratamiento, y allí aparezco yo hablando de Sai Baba y entre morirse o ir a la
India, decide ir a la India. Era más bien gordo, bastante gordo, no aguantaba
nada; en aquella época dentro del Ashram, todo era muy austero y estábamos en
Whitefield. Vivíamos en una casa a un kilómetro y medio y nos íbamos en
bicicleta al Ashram; teníamos que poner recipientes de agua al lado de las
patas de la cama para que no se subieran las hormigas; sacar el agua de un
pozo; era todo austero y este hombre no podía aguantar estar sentado por la
gordura y sentarse en el suelo menos, pero un día, después de siete u ocho días
de nuestra estadía, -se cantaban bhajans durante todo el día domingo- creo que
era un día domingo, él se quedó sentado todo el día; yo no lo podía creer,
porque después del Darshan de la mañana, la gente se va y se quedan unos pocos
cantando. Este hombre se quedó sentado, yo lo miraba y no lo creía y a eso de
las tres o cuatro de la tarde, antes de que apareciera Swami, de repente me
miró llorando y me dijo que Swami se había parado al lado de él y que le había
abierto la boca y sacado algo y le decía, “estás curado”. El gordo lloraba como
un bebé y lo curó porque el cáncer desapareció pues al regresar se hizo
estudios, tanto en Europa como en Estados Unidos, y en ambos sitios le dijeron
que se había curado. Hoy, después de veintitantos años está perfectamente bien.
Él, cuando volvió a Ecuador, publicó un artículo en una revista, contando su
experiencia de su viaje a India, con fotos de Indra Devi, todo, todo, su cura.
Hizo 10 mil ejemplares y los distribuyó gratuitamente en Ecuador. Así que miren
como es Swami.
En otra oportunidad, y por razones de
trabajo, tengo que visitar clientes muy seguido. Había una compañía que
visitaba muy seguido; era una compañía en Argentina, muy grande, fabricante de
chicles y golosinas, era muy, muy grande. Tanto los veía, que terminaron por
preguntarme que por qué iba con frecuencia a India, empecé a hablar de Sai Baba
y un día, en aquel entonces el dueño, un señor muy, muy rico, una de sus hijas
me preguntó, qué cuando iba a India y yo le respondí que en tal fecha. Ella me
preguntó que si podía acompañarme y yo le dije que sí. Después la hermana se
enteró que iba a India conmigo y también se unió al viaje. ¿Qué pasó mientras
tanto? En la casa de la hermana, el hijo de ella al despertarse, le dijo:
“mamá, anoche apareció un señor en mi habitación. Yo me iba a poner a gritar,
pero me dijo que no lo hiciera, que no me iba a hacer nada y no sé cómo me
quedé tranquilo y desapareció”. Le describió a la persona y ya saben quién era,
Sai Baba. En esa casa, jamás habían visto una foto de Sai Baba y este chico le
describió el pelo, la túnica, el color, todo era Sai Baba. La hermana, luego de
lo que le pasó, deseó mucho más ir a India. Yo les contaba a ellas que Sai
Baba, materializaba en las entrevistas, que cuando daba el Darshan daba Vibhuti
y cuando nos fuimos a India y llegamos donde Swami, no sucedía nada. Así que al
tercer día me dijeron que las había engañado, que todo era una mentira y bueno,
me comenzaron a decir de todo, así que les dije que se calmaran, que no se
preocuparan, porque ellas iban a ver, imagínense dos personas ricas que no
tienen mucho que hacer y se van a ver una novedad; tienen plata para ir a ver a
un ser que tiene poderes en la India. Al cuarto día, Swami nos llama a
entrevista. Allí pensé, bueno, ésta es la mía, pues Swami siempre materializa
Vibhuti en la entrevista. ¡¡¡Primera entrevista que Swami no materializó
nada!!! Yo le decía, Swami Vibhuti, Vibhuti, nada, nada, nada. Yo pensé,
después de esta entrevista, me van a agarrar estas dos, pero de repente Swami
mira a una de las chicas y le dijo que ella quería tener hijos y no podía, pero
que Él la iba a ayudar. Luego mira a la otra, le pone la mano en la cabeza y le
dijo, a vos también te voy a ayudar. Yo no sabía de qué se trataba. Pero
después, las chicas vinieron a mi cuarto y en vez de protestar las dos estaban
muy emocionadas, y allí me enteré que una había hecho todos los tratamientos
científicos habidos y por haber para tener hijos y no podía; imagínense
ustedes, con el nivel de vida que ellas tenían y los tratamientos que habían
costeado para eso y no lo lograban y el otro, tenía un problema neurológico y
que desde los nueve años tenía que tomar pastillas todos los días de su vida.
Desde que Swami le puso la mano en su cabeza, nunca más tomó una pastilla y la
otra ya tiene dos hijos. Después sucedió algo muy gracioso, porque al día
siguiente Swami caminó en el Darshan y cuando pasó delante de ellas, les
materializó Vibhuti y mientras lo hacía, vieron debajo de la mano de Swami
estrellitas de luz y al día siguiente Swami pasó, ellas estaban en tercera
fila, las miró, movió su mano y materializó una ciruela y se las tiró pero la
ciruela hizo algo que la gente pegó un grito, porque vieron cómo tiró algo, haciendo
un movimiento circular, contra las leyes de la física, hizo un giro luego en
línea recta de noventa grados y cayó directamente en las manos de las chicas.
Ahora tengo otra pequeña historia, es
una tontería, pero no, no existen tonterías con Swami, pero es una cosa, que no
es de estos milagros de curar.... Durante una entrevista, una señora tenía un mala
que Swami le había materializado anteriormente, pero se había roto y lo
sostenía pero una punta caía al piso. Al pasar Swami, ella le dijo, Swami arréglamelo,
se me rompió y Swami lo agarró e hizo un movimiento; lo tiró al aire y el japamala
iba en cámara lenta; un objeto físico, hizo un movimiento circular en cámara
lenta y todos nos quedamos boquiabiertas; una punta del japamala cayó en
los dedos de Swami y al caer se quedó pegado; ya se lo había arreglado. ¿No es
lindísimo?
Esta es otra historia. Una vez estábamos
con un ciego que bailaba y cantaba. El ciego estaba en el Ashram, en esa época,
al principio había una sola cantina para todo el mundo y la diferencia era que
la comida estaba servida en dos recipientes, en una picante y en el otro sin
picante para los occidentales. Había un voluntario que todos los días estaba
trabajando. No era como ahora, que en el Ashram hay por todas partes gente ayudando;
había menos gente y menos voluntarios para limpiar; todo era diferente. Este
señor hacía limpieza y era realmente extraño, porque era voluntario todos los
días. Tenía un brillo en los ojos increíble. Un día le pregunté que por qué
hacía tanto servicio y me contó una historia. Me dijo que había quedado ciego
en un accidente y estaba en un hospital y cuando le dijeron que no iba a
recuperar más la visión, durante la noche se bajó de la cama y se quiso matar.
No se sabe cómo llegó a una venta y de allí se iba a lanzar y cuando lo iba a
hacer, una mano lo agarró y le dijo que no hiciera eso, dile a tu familia que
te lleve a verme, pues yo soy Sai Baba y yo te voy a ayudar; luego lo llevó a
la cama y al día siguiente se despertó y le contó a la familia lo que había
pasado y por supuesto lo llevaron a ver a Sai Baba a más o menos mil kilómetros
de distancia de donde estaba; el hospital del Darshan. Swami cuando pasó al
lado de él sintió que le quemaban los ojos y en ese momento recuperó la vista.
Se quedó entonces a vivir en el Ashram y se dedicó a hacer servicio todos los
días limpiando la cantina.
Durante un tiempo, estaba encargado de
organizar un programa cultural dentro del Ashram de Sai Baba. A propósito, les
voy a dar una premisa, tengo que organizar un programa cultural y los que
quieran actuar me avisan, y van a actuar. Tengo que organizar un programa
cultural para julio y no tengo la menor idea de qué es, así si tienen idea, me
avisan. Bueno, resulta que estaba preparando un programa cultural y había que
organizar un coro; para este coro había que tener unas gradas para que se
pararan los cantantes. Como había que trabajar con el Ashram para que preparara
estas gradas, es toda una burocracia, pero el Dr. Goldstein me ayudaba y
hablaba con el Ashram y pedía que elaboraran estas gradas. Entonces, hablábamos
todos los días y como teníamos una buena relación nos reíamos porque decíamos,
si las gradas no sirven y se caen todos, Swami los que nos va a hacer, y así,
bromeábamos con eso. Un día le dije al Dr. Goldstein –él era mucho más gordo-
ahora ha bajado como 40 kilos y si ustedes no saben, yo soy el peor cantante de
Latinoamérica. Él me dijo entonces: “no hay problema, tu bailas y yo canto”.
Nos reíamos de pensar que si hacíamos esto, Swami se iba a reír tanto que el
universo iba a estar feliz. Llegó el día y en eso viene Swami, yo lo esperaba
junto a Goldstein. Recuerdan cuando él entra a su casa en el Purnachandra,
bueno, allí estábamos nosotros esperándole. Cuando Él entró nos miró y nos
dijo: “you dance, you sing”.
Les cuento dos historias más y paramos.
Una vez Nassim Mishan, que desencarnó hace mucho tiempo, estaba en el Ashram y
resulta que le sacó una foto a Swami. Cuando la mandó a revelar en el Ashram,
Swami apareció muy difuso atrás de la foto y se le acercó a Swami y le
preguntó: “Swami ¿qué es esto? y Swami le dijo “En mi gracia te dejé
fotografiar la creación divina”, y que la guardara y no la mostrara. Un día fui
a su casa y la vi, así que por eso, ahora les estoy contando. Swami aparece y
aparecen rayos de luz que salen en todas direcciones. Cuando Él hace el giro
con la mano, bueno, delante de Él aparecían palabras de luz flotando en el
aire, como si quedaran flotando. Y luego, cuando Él hace el giro con ambas
manos, salen espirales de luz en todas direcciones; los colores que salen de
Swami son maravillosos; los rayos de luz y colores y espirales de luz. Él está
todo el tiempo irradiando luz, irradiando energía y aunque nosotros no lo
podemos ver, es la energía creadora del universo. Es una maravilla.
La otra experiencia que tuve fue del
número 23 en Nueva York. Ya les conté que Swami nació el 23 de noviembre y que
el número 23 aparece muchas veces como una señal de la presencia de Swami; como
el olor a jazmín que es otra señal; como el Vibhuti que aparece. Bueno, cuando
se inauguró el primer centro de Costa Rica, en San José, ese día, hace muchos
años, como veinte años, ese día apareció en el periódico de San José, un
artículo enviado desde un corresponsal del diario de Prashanti Nilayam sobre
Swami. Un diario de San José de Costa Rica, teniendo un corresponsal en
Prashanti Nilayam, así que cuando inauguraron el centro, de la sala de cantos,
del techo comenzó a caer Vibhuti y la sala comenzó a llenarse.
Ahora sigamos con el número 23. El número
23 se me aparece siempre como una señal de Swami. A veces cuando voy a mirar la
hora, me doy cuenta que son y 23 segundos, o 23 minutos. Muchas veces tuve
experiencias con el número 23 y me pasó que estaba en Nueva York por trabajo y
durante una semana había un congreso de las compañías de personajes infantiles
con todos sus agentes del mundo. Pero como yo represento a varias compañías,
tenía el problema de que se superponían las reuniones. Por ejemplo, Warner Bros
hacía una reunión el lunes a las 10 de la mañana y MTM hacía una reunión a las
10:15 y a ellos qué les importaba que el otro la hiciera a las 10. Yo tenía que
hacer magia para poder estar en todos los lugares al mismo tiempo. Al tercer
día, yo tenía una reunión en una parte de la ciudad, que me llevaba toda la
mañana. A media mañana, tenía que ir a otra reunión en la otra punta de la
ciudad. Fui a la primera reunión, y a eso de las 10 decido escabullirme para ir
un rato a la otra reunión y luego volver. Era febrero, nevaba en Nueva York y no
se conseguía con facilidad un taxi. Dejé el maletín que tenía, a un costado de
la habitación, porque iba a volver nuevamente y no lo necesitaba para la otra
reunión. Me voy, me tomo el metro para irme a la otra punta de la ciudad y
cuando llego, ya había comenzado y estaban proyectando una película de dibujos
animados y hay una característica, y es que cuando se proyectan episodios
iniciales de un dibujo, empieza la cámara con la numeración de 9, 8, 7, 6, etc.
hasta el 0 y aparece la imagen. Eso es standard internacional, pero esta vez
comenzó la imagen con el número 23, que no existe, porque se pueden imaginar,
22, 21, eso no existe internacionalmente, porque es una eternidad, ya que la
gente se aburre, hipnotizada o dormida, pero cuando vi el número 23 salté y
dije, Swami, porque de verdad pensé que era una señal de Él. Después, me
dediqué a prestar atención porque había ido por muy poco tiempo; hice un par de
intervenciones y después me escapé y tomé de nuevo el metro para irme a la
primera reunión. Me voy, segundo milagro, consigo un lugar en el metro para
sentarme, porque en Nueva York es bastante difícil, casi imposible, y me siento
y apenas me senté tuve una experiencia increíble. Estaba todo el tiempo con los
ojos abiertos, pero dejé de ver la realidad. Vi por el contrario, imágenes de
mi vida; como cuando dicen que uno se va a morir y que en el último segundo
comienza a ver pasar episodios de su vida; imágenes de mi vida una tras otra;
pero había cosas que yo tenía que cambiar, desde la perspectiva espiritual, que
no estaba haciendo bien. Hasta de que de repente fue como si alguien hubiera
hecho un gesto para que volviera a la realidad y fue exactamente cuando el
metro estaba abriendo sus puertas en la estación que tenía que bajarme. Vi el
nombre de la estación, me paré corriendo y salí del subterráneo, me quedé en el
andén y estaba como en shock, porque estaba reviviendo las imágenes que había
visto, hasta que de pronto, comencé a caminar pensando todo el tiempo y comencé
a hablar con Swami. Swami, si me mostraste esto es porque quieres que cambie,
por favor, dame una prueba que eras Tú porque si no es así, ni siquiera lo voy
a intentar. Me quedé pensando y le dije que me diera la señal, pensé en el
número 23 en la película y le pedí que lo hiciera en forma especial y así me
daré cuenta que has sido Tú. En ese momento llegué al edificio donde se
realizaba la reunión, subí al piso y cuando voy a buscar mi maletín, lo tomo,
no era el maletín y alguien me había pegado un papel con el número 23.
¿Entienden? Espero que entiendan lo que significa el poder de Swami. No sé si
tienen preguntas que hacer.
Pregunta:
Hace tres años fui bendecido con
Padnamaskar en tres ocasiones, pero la primera hasta percibía Su fragancia, la
que duró como unas tres horas, unido a todo lo que viene después. La gente se
me acercaba y me decía que habían podido ver destellos de luces naranjas.
Seguidamente se apoderó de mí una cierta lucha interna entre mi corazón que
anhelaba creer esto y mi mente que no se sentía merecedora de tal gracia.
Quiero que sepa que hoy, gracias a sus palabras, esa lucha terminó. Lo
siguiente, es sobre todo este asunto de Saddam Hussain. Yo percibo y entiendo
que Hussain es un reflejo de nuestra propia ignorancia, como lo es el vecino,
como es la persona a la que agredo, como es el hermano con el que tengo un
conflicto. Y usted habló de una frase, de una actitud que es bien sabia: “de
callarse y retroceder”, sin embargo, quisiera que se extendiera un poco más
sobre lo que Swami ha dicho, -y a mi me ocurre mucho, por ello tengo que
decírselo- “que por cada error hay nueve personas más que cometen ese mismo
error” para no utilizar la palabra pecado; el que se lo calla, el que lo
permite, el que permite la situación, el que se conforma, el que se hace el
“loco” y así que por cada uno, hay nueve más y mi última inquietud. Es algo que
nos inquieta a todos los hermanos y es la actividad en concreto que ha
despertado muchísima polémica, desde creo hace año y medio o dos y que es el
círculo de estudios; creo que todos necesitamos orientación al respecto. En el
círculo de estudio me ha tocado presenciar discusiones entre hermanos, porque
me parece que se han perdido los lineamientos. Hay personas que dirigen los
círculos de estudio y terminan hablando más que los demás; hay personas que
monopolizan y entre ellos, me cuento yo también, no me hago la excepción, de
que pareciera que hablan extensamente y no le permiten a los demás hablar y los
hermanos se confunden. Esto, creo que son menudencias del Señor, creo que los obstáculos
y las peleas y los conflictos se presentan para que comience el
cuestionamiento, para que así encontremos la verdad, pero sobre todo, me
inquieta, el hecho de que como usted ve, aquí tenemos un espacio bastante
grande; suele venir gente y últimamente se han dividido en pequeños grupos los
círculos de estudio. Se nos ha dicho que vienen por lineamientos; en mi
opinión, y con la de otros hermanos con los que he consultado esto, es que se
produce una intranquilidad, porque hermanos de otros círculos comienzan a
callar a los del otro círculo. Entonces, lo que debería ser una piscina
energética en donde todos confluimos para escuchar una palabra y nadar unidos,
parecería que fueran varios charcos distribuidos alrededor del centro, donde
uno manda a callar al otro, inclusive se llega al extremo de que los devotos no
somos libres de sentarnos donde queremos, porque si hay siete en este lado,
tienen que estar siete en el otro; entonces cuando te vienes a sentar, te
conducen como si fueras un infante y se te niega la posibilidad de escoger al
grupo. Quisiera que nos arrojara luz sobre esto. Muchas gracias.
Respuesta:
Bueno, son varios temas. Uno es el tema
al que me referí. Primero, yo no me refería a callarse y dar un paso atrás ante
una situación de injusticia. En la injusticia uno tiene que actuar. Yo me
refería simplemente en una discusión de diferencias en un centro Sai,
argumentando por diferentes posiciones; en ese sentido, preservar la unidad, a
veces, callándose la boca. Ese es un tema. Swami dice que la definición que da
de “pecado”, la conocen? Swami dice que “pecado es toda acción que frena u
obstaculiza o hace retroceder el avance hacia Dios de uno o de cualquier otra
persona”. O sea, que cuando uno hace algo, que a uno mismo o a los demás los hace
retroceder en su avance hacia la conciencia de Dios, ese es un pecado. En lo
que se refiere a los círculos de estudio, la pregunta que mencionas, creo que
hay que entender bien, todo lo que sucede que contaste, es porque no
entendieron, qué es un círculo de estudio. Un círculo de estudio, es una
oportunidad de ensanchar la conciencia, poniéndose en el lugar del otro; a
través de, ponerse uno en la posición del otro y pensar por qué el otro piensa
tal cosa; cuando yo hago ese esfuerzo mental estoy saliendo de mi visión
unilateral de una situación y estoy abarcando otras posiciones y por lo tanto,
ensancho mi nivel de comprensión. Por eso, el círculo de estudios Sai -aquí hay
que aprender a diferenciar lo que es Sai- Servicio: hay muchas clases de
servicio, pero el servicio Sai es de una sola clase y si no tiene esas
características, no es servicio Sai. Círculo de estudios Sai es de una clase,
si no tiene estas características, no es. Círculo de estudios Sai no es que uno
se pare en el frente y uno da una exposición de diez horas, los otros escuchan
pasivamente. Eso no es un círculo de estudios Sai. Ellos son Satsanga,
compartir tiempos escuchando un tema espiritual, pero no círculos de estudios
Sai, porque no logra el objetivo. El objetivo se logra cuando uno dice una
frase, la lee, hay un coordinador, y todos opinan sobre esa frase, pero el
acto, el efecto del círculo de estudios se genera, cuando los que escuchan,
escuchan no para rebatir al otro. Porque cuando uno quiere rebatir al otro, no
hay ningún efecto, porque es como cuando hay que tomar la medicina pero en
lugar de ponerse la inyección, bota el líquido; no tiene efecto. Uno solamente
lo logra cuando uno escucha al otro y dice, por qué piensa él así. Hay que
tratar de ver el ejercicio mental, de pensar por qué el otro piensa esto.
Cuando hago esto, estoy ensanchando mi nivel de conciencia; después habla el
otro y me pongo a pensar en la posición del otro. Jamás rebato. Porque acá no
se trata que yo tengo que convencer al otro que tiene razón. El otro tiene que
escuchar mi punto de vista y ver si es posible, y yo también escuchar el punto
de vista de cada uno. Cuando termina la rueda, si hay diez personas, yo me puse
en el lugar de las diez personas y a lo mejor siete opinaron diferente y me
dieron siete perspectivas diferentes. Pasamos a otra frase. Aquí no se trata de
descubrir la verdad. La verdad la tiene Swami. Aquí se trata de descubrir cómo
cada uno interpreta la verdad a su manera. Entonces, la cantidad de personas
tiene que ser tales, pueden ser cincuenta, si quieren. Para una frase, cada uno
va a tener un minuto para hablar por ejemplo; no más, porque si no es así, no
logran que todos participen. Les repito, un círculo de estudios Sai no es un
lugar de exaltación del ego; el que habla y habla tres horas, lo que está
haciendo es exaltando su ego para decir: “miren cuántos me escuchan ignorantes
y después apláudanme”. Entonces qué pasa, la persona que habló se hundió; salió
del círculo de estudios dos escalones abajo espiritualmente de cómo había llegado.
Los que escucharon van un escalón abajo, porque generaron a lo mejor tanta
bronca de escuchar al otro o pensaron en el ego que tiene, bajaron un escalón.
Y algunos habrán aprovechado con humildad, y dirán, qué bueno, qué interesante,
y esos pasaron un escalón hacia arriba. Eso pasa. Pero el círculo de estudios
verdadero, en el que todos están escuchando y todos están pensando y
participando, y si hay cincuenta, tendremos cada uno cincuenta perspectivas
diferentes. En realidad se trata de que los círculos se hagan más pequeños para
que todos tengan oportunidad de participar y puedan ir a otro tema más, pero
obviamente, deben tener sentido común. Si hacen un círculo aquí y hay cinco
grupos acá, van a estar hablando los cinco a la vez y no podrán escucharse
mutuamente. Hagan uno solo, hable uno a la vez; pero a veces hay cincuenta y si
habla uno y habla por diez minutos, resultará que hablarán solamente cuatro
personas y los demás escucharon pasivamente. ¿Qué fue eso entonces? y no es que
el que escuchó, pobrecito, no tuvo tiempo de explayar su ego; el que escuchó
hizo como un servicio a los demás para decir, voy a poner mi punto de vista
como una ofrenda para que ustedes aprovechen otra perspectiva diferente. Desde
esa actitud de seva, que se hace, ese es un verdadero círculo de estudios Sai.
¿Cómo es el servicio Sai? Saben lo que
dice Swami sobre el servicio Sai. El servicio Sai no es caridad mundana de
juntar ropa y llevarla a los pobres. Yo vengo con ropa y le doy al pobre
infeliz la ropa. No, Swami dice que el servicio Sai debe tener estas
características:
S de sátvico;
le voy a dar a la persona que necesita, lo que necesita. Swami siempre dice,
una persona muerta de sed, el primer vaso tiene una ganancia marginal de 100
por ciento; el segundo de 50 y el tercero de 25, al quinto vaso.... Hay que
darle lo que necesita; acá no van a repartir frazadas hoy porque se mueren; hay
que darles lo que necesitan en el momento que lo necesitan: sátvico.
Atmico: Yo
reconozco que el Atma en mí le da al Atma del que recibe. Atma le da a Atma. El
reconocimiento del Atma del que recibe.
I: inegoísta.
No lo hago desde mi ego, no lo hago para recibir ningún beneficio personal, ese
servicio es SAI. Ese servicio que es hecho con reverencia. Uno tiene
reverencia, porque es Dios quien lo está recibiendo; con humildad, dice Swami;
con modestia. Modestia es una actitud, no ostentación.
Saben la diferencia que existe con la
humildad? La humildad es cuando uno reconoce lo pequeño que es ante lo grande
que es Dios y como Dios te da la oportunidad de tener y de ayudar y entonces me
vuelvo humilde. ¿Quién soy yo? Dios es todo y el universo es todo, y quién me
creo? Cuando tengo esa actitud soy humilde, dar con reverencia, dar con
humildad, dar con modestia, dar en cantidad, dice Swami. Hay que dar hasta que
duela, como decía la Madre Teresa. Si uno da un poquito; por ejemplo, yo tengo
veinte trajes y doy uno, no di, pero si doy diecinueve y allí el diecinueve me
está doliendo bastante; o sea, dar hasta que duela; dar con alegría; generar
alegría; con sonrisa de oreja a oreja y el otro recibe el sentimiento de
felicidad. Dar con alegría, ayudar y servir con amor, con alegría, generar el
sentimiento de alegría y la persona que recibe el servicio se va tocada y
siente también alegría en el corazón, cuando se van los devotos Sai;
despertaron amor. Cuando tiene estas características es servicio Sai, pero si
no las tiene, no es servicio Sai. Todo lo que hagan, busquen la esencia Sai. En
los círculos de estudio, en las actividades de servicio, en todo.
Pregunta:
¿Es una regla absoluta que un directivo
o que un maestro Balvikas no debe comer carne y puede la directiva del centro
destituirlo por esto, porque no cumple con el precepto de Sai?
Respuesta:
Lo que tiene que hacer la directiva es
hacerlo vomitar. Yo espero que no exista acá la inquisición Sai. Swami dice que
toda persona que quiera considerarse devoto de Dios tiene que cumplir cuatro
preceptos: ser vegetariano, no fumar, no tomar alcohol; no juegos de azar. Ser
vegetariano es no comer nada que se haya perdido la vida con dolor; no fumar,
no tomar alcohol y no juegos de azar. Pero esto es en el ámbito personal de
cada uno; nosotros no vamos a cada persona que entra acá, preguntarle, tomaste
alcohol, fumaste, jugaste, comiste carne, si es así, no puedes pasar y a los
que no, los matamos, los tiramos por la escalera. Esto no es la inquisición; no
nos metemos en la vida personal de nadie; cada uno sabe lo que debe hacer, como
dije en toda mi charla al principio, esta es una oportunidad; nosotros la
aprovechamos o no. Es como si Swami nos da una Ferrari y vayan a la meta.
Nosotros podemos apretar el acelerador a 200 kilómetros por hora y otro puede
ir a 20 kilómetros por hora; otro puede ir apretando el freno. Swami nos da el mismo
carro a cada uno; cada uno lo aprovecha como quiere. El que va a llegar a la
meta llega y el que no, se perjudica solo. Entonces, por favor, no seamos lo
que Swami no quiere que seamos. Swami dice: amor, amor, amor, incluir a todos.
Entonces, en la organización Sai incluimos a todos. Si acá se trata de que
solamente van a ser devotos los santos y los puros, nos quedamos solos; ni yo
estoy. Swami vino a salvarnos a los pecadores, no a los santos; los santos ya
están salvados. Nosotros, mutuamente, todos, pecadores, enfermos, con una
enfermedad u otra, nos tenemos que ayudar con compasión, unos a otros.
Yo me acuerdo siempre una experiencia,
en un Mahashivaratri en el Ashram, estaba tratando de quedarme toda la noche
despierto y estaba con Daniel Coiffman, nuestro hermano que dejó su cuerpo y
nos ayudamos toda la noche a mantenernos despiertos. Nos ayudamos uno al otro,
porque cuando el uno iba a caer, el otro lo empujaba para que despertara. Swami
vino a la mañana y manifestó su alegría por ese trabajo de esfuerzo conjunto.
De igual manera, siempre me quedó este ejemplo; siempre ayudémonos unos a otros
a llegar a la meta. No le preguntemos a alguien si come carne o no; por
supuesto que el maestro Balvikas no va a estar delante de los alumnos hablando
de que lindo bife (pedazo de carne) se comió anoche e invitándolos a comer
carne, ¿no es cierto?
(Continúa en otro cassette))
........ Esto es para los alcohólicos
más que nada, no para el que toma un vaso de vino, pero el que puede no tomar
nada, mejor porque Él dice que el alcohol contamina la pureza de la sangre por
siete meses. Pero por favor, dejemos la inquisición del siglo pasado.
Pregunta:
Como maestra Balvikas ¿Cómo les decimos
a los niños que no coman carne, si nosotros la comemos? Me parece que es algo
así como de moral.
Respuesta:
Totalmente de acuerdo. Pero yo lo que
les digo, es que no echen a ningún maestro y no se metan en este ámbito.
Pregunta:
Los mundos a los que se refiere el
Gayatri.
Respuesta:
Los mundos a los que se refiere el
Gayatri habla de los tres planos: tierra, espacio y cielo. En realidad esto es
porque Swami hace muchas categorías. Se habla de los catorce mundos, los siete
de arriba y los siete de abajo, pero lo que nos importa a nosotros es de los
tres. De acuerdo al Vedanta, el hombre es una combinación de Bhutakasa, Chitthakasa y Chidakasa. Bhutakasa corresponde al cuerpo y
todo lo que puede ser visto, que tiende a desaparecer, por lo tanto, es
trascendente y efímero. El sol, las estrellas, la vía láctea, los ríos, los
mares, las montañas y los bosques, todos forman parte de Bhutakasa porque son
elementos y seres vivientes. El Chitthakasa se relaciona con el cuerpo y la
mente, respectivamente, y ambos constituyen la base fundamental para el
Chidakasa, que corresponde al Atma. Por lo tanto, el ser humano, es una
combinación de estas tres categorías: Bhutakasa (cuerpo), Chitthakasa (mente) y
Chidakasa (Atma).
Swami dice que el plano físico es como
el que nosotros conocemos aparentemente como el infinito. El universo físico es
enorme, casi infinito. Pero Swami dice que este universo físico tan grande, es
el tamaño de un grano de arena, comparado con el universo mental. Chiddakasa,
imagínense qué enorme es, es del tamaño de un grano de arena comparado con el
universo causal. Swami habló una vez en un discurso de lo que tarda en recorrer
el universo físico de una punta a otra y dijo que todo el universo causal, el
sentimiento puro de amor lo recorre en un segundo, de la fuerza que tiene el sentimiento
de amor. Esto es lo importante. Swami, después habla de los cinco cuerpos: Annamayakosha
que es la envoltura del alimento; Pranamayakosha el aliento vital; Manomayakosha
el plano mental; Vijñamayakosha, el intelecto y Anandamayakosha
el plano espiritual. Lo que la Teosofía habla de 7, Swami lo agrupa en cinco
grandes planos. En el Gayatri, cuando se canta la invocación, la energía del
Gayatri purifica los tres planos fundamentales del ser humano, a nivel físico,
mental y espiritual. Por eso se dice, que es muy importante repetirlo también
cuando uno se baña, porque así como el agua física limpia el cuerpo físico, el
agua cargada con el Gayatri, limpia el cuerpo astral y mental.
Pregunta:
¿Hace cuánto tiempo sabe usted de Sai
Baba?
Respuesta:
En realidad no me recuerdo cuándo
escuché por primera vez de Sai Baba. Estaba después en esta organización de
Raja Yoga y una hermana volvió de India hablando de Sai Baba y allí comenzamos
a reunirnos para leer algo de Sai Baba para hacer algunas de las prácticas;
luego tuve un sueño con Sai Baba y este sueño fue el que me tocó el corazón.
Yo hace poco en Buenos Aires, di una
charla sobre los chakras y contaba cómo el chakra, que es una hondonada en el
plano etérico, es un centro de entrada de la energía, del tercer plano de Dios,
la energía, cómo a su vez tiene un tallo y una raíz y hay diferencias en la
mención del chakra porque se habla de que está por ejemplo el chakra de acá, se
dice que están los genitales, según la India, en el bazo, según la Teosofía,
pero las diferencias que hay en la ubicación del chakra son porque algunos
consideran la puerta de entrada y otros donde está la raíz, que es donde están
los plexos de la columna. Todo esto se los digo, porque mi primer sueño con
Swami, no había ido todavía a India, estaba en esta otra organización de Raja
Yoga, en donde se creía en otro maestro espiritual, y yo estaba en una
habitación y Swami entró por la puerta; era una habitación pequeña; yo lo miré
y espontáneamente junté las manos y me quedé sorprendido porque yo no era
devoto de Sai Baba; me quedé sorprendido y me pregunté, qué estoy haciendo;
luego me dije, ahora voy a saber si es un Avatar, porque si es un Avatar,
cuando pase al lado mío tengo que sentir algo especial y Él viene caminando y
cuando se va acercando a mí, yo voy sintiendo oleadas de energía que empezaban
por la planta de mi pie y subían por todo mi cuerpo, una tras otra y cada vez
que la oleada pasaba era como si cada átomo mío era como el agua cuando está
hirviendo y al explotar las burbujas, tenía la sensación de bienaventuranza.
Esa sensación de bienaventuranza la experimentaba en cada parte de mi cuerpo;
una más fuerte que otra; era como si fuera en el cuerpo sutil, y luego en otro,
y en una oleada me pegó me hizo perder el equilibrio, y cuando caigo al suelo
estaba totalmente despierto, pero no podía mover nada, sin embargo, estaba
consciente, feliz, tenía una sonrisa y repetía sin parar “eres Dios, eres Dios,
eres Dios”. Swami terminó el recorrido y luego pasó al lado de todos los que
estábamos allí y se fue a la puerta para salir, pero cuando se va, me mira,
sonríe, se regresa y me abraza y me da tres besos en el corazón. Los besos en
el corazón fueron tan vívidos, que pude sentir su boca, pero me besó la
espalda. El chakra del corazón está en la espalda y me besó tan fuerte, que yo
sentía que me estaba besando el corazón y allí me desperté.
Ojalá que todos ustedes sientan un beso
tan profundo de Swami en el corazón, muy pronto. Vamos a concluir ahora. Espero
volver muy pronto porque tengo una deuda para ir a Abejales, a la escuela Sai
para ir a visitarlos.
Pregunta:
¿Cómo hago en la zona donde yo vivo para
ir a informar a la gente sobre Swami?
Respuesta:
Imagínense si yo hace veinte años en vez
de ir a Ecuador a informar a la gente, hubiera buscado dónde pedir permiso.
Escuchen. Ustedes encontraron a Dios; no necesitan permiso para compartir con
todo el mundo, que encontraron a Dios o el mensaje del Señor. Lo que tienen que
hacer, es tener la voluntad de hacerlo y la Organización Sai es un recurso más
que tienen para que los ayude para tener los instrumentos para tener una mejor
difusión; o sea, tienen que recurrir a la Organización, como un instrumento de
ayuda. Primero, hay que tener la voluntad para hacerlo, y eso, ya la tienes.
Uno puede hacerlo de mil maneras, como por ejemplo, hablar con un vecino,
hablar con un amigo, hasta invitar a los vecinos a pasar una película en su
casa o hasta hacer unos folletitos y ponerlos en los negocios, ponerlos en las
tiendas naturistas, en los negocios, o en la radio, poner avisos que indiquen,
la fecha en que se piensa dictar la charla sobre Sai Baba o poner un aviso en
el periódico, propiciar una reunión pública en un teatro, en una sala, una
película, invitar a la Organización para que te apoye y te acompañe; que los sevas
vengan y te ayuden a acomodar a la gente, o sea, que la Organización Sai es un
recurso que debe estar lista para prestarte la ayuda y de la mejor forma
posible. Si tú estás capacitado para hablar de Sai Baba, adelante, y si no que
alguien de la Organización alguno de los hermanos te apoye. Lo que hay que
poner es la voluntad plena, del resto se encarga Sai Baba.
Pregunta:
Los que queremos ir a India, qué podemos
hacer para ir?
Respuesta:
En realidad, India, Prashanti Nilayam
está en el corazón de cada uno de nosotros. Hoy en la mañana recibí un mensaje
de Swami. Primero les quiero decir algo. Vamos a ver, Ukrania está acá? No
está. Bueno, les pido que le digan que le envié un fax a Swami y hoy me dijeron
que Swami entró a la habitación con el fax en la mano. Así que Swami lo tiene.
Hoy en la mañana también nos llegó un comunicado de Goldstein que regresó de
estar con Swami y Swami le dijo exactamente “Prashanti no significa Prashanti
Nilayam, Prashanti es Swami”. Entonces Prashanti Nilayam no es nuestro lugar en
India; si nosotros vivimos como Swami quiere, Swami va a estar al lado nuestro
todo el día; va a estar viviendo con nosotros y vamos a tener Su Darshan, todo
el tiempo; entonces, lo que hay que hacer en realidad, empezar a aplicar en la
vida nuestra los principios en todos los aspectos; volvernos mensajeros Sai,
volverse realmente Sai, ser seres espirituales como Swami quiere que seamos. De
eso se trata todo.
Pregunta:
Sobre política
Respuesta:
Para los que no estuvieron el día de
ayer, yo hablé muchísimo sobre este tema y les voy a repetir los mismo. Adentro
de los centros Sai no tenemos que hablar de política, de acuerdo? Nosotros
respetamos al gobierno de turno en todos los países; los hermanos de Cuba
tienen que respetar el gobierno de Fidel Castro; nosotros el de Chávez; los
norteamericanos el de Bush; tenemos que respetar el gobierno que representa un
país. Como Organización Sai, no hablamos ni a favor ni en contra de ningún
movimiento político. Está prohibido totalmente.
Cuando salen del centro Sai pueden hacer
lo que quieran con sus vidas, como seres humanos, que pueden profesar una
corriente política y que espero que la profesión de esta corriente sea la
digna, de acuerdo con los principios Sai, que no se dividan, estar en un centro
o fuera de un centro. Los mismos valores humanos que debemos tener en un centro
los debemos que tener afuera. Aquí no podemos hablar de política y salir a la
calle y comenzar a tirar piedras a los chavistas y los chavistas a los
antichavistas; tienen que comportarse de acuerdo a los valores humanos. Pero
pueden profesar y creer sinceramente, los que crean en Chávez perfecto y pueden
trabajar para él y los que no crean en Chávez, pueden trabajar por otra idea política;
tienen que hacerlo de acuerdo a los valores humanos y adentro de los centros
Sai nada, y por favor, cuando salgan de los centros, es una recomendación que
les doy, no hagan proselitismo con sus hermanos que están en un camino
espiritual. Si quieren hacer política, los que están en política, pueden
profesar sus ideas políticas, pero el que está en un camino espiritual -vuelvan
a escuchar la charla desde el principio- está tratando de realizar a Dios;
tenemos que realizar la verdad, no meternos cada vez más en maya. Cuanto
más realicemos la verdad, vamos a poder ayudar al mundo cada vez mejor. No
tratemos de salir de acá y agarrar a los hermanos y a los chavistas volverlos
antichavistas y viceversa. Cuando salgan del centro hablen del mensaje de Sai,
traten de ayudarse unos a otros, para ser más impecables en la práctica de los
principios espirituales en todos los aspectos de su vida. Hablen de esto entre
ustedes; es una recomendación que les doy. Tengan confianza, que además, Swami
dijo que muy pronto todo el planeta va a estar muy bien; va a ver mucha paz, y
esto también va a llegar a Venezuela. Ustedes deben volverse una fuerza;
lamento no tener la frase completa, pero hace poco tiempo Swami le habló a una
hermana de Brasil sobre Venezuela. Lamentablemente no sé qué dijo y ella
tampoco entendió, pero Swami está encargándose de Venezuela, es muy consciente
de todo lo que pasa en el planeta Tierra, por lo que deben volverse una fuerza
de luz, de amor, de felicidad y van a ser la mejor fuerza para que así, toda
Venezuela esté bien.
Ahora, vamos a repetir un Om y tres
Shanti. Espero volver muy pronto a Venezuela, encontrarme este salón lleno de
gente como hoy, y encontrarlos a todos ustedes con una sonrisa de oreja a
oreja.