No me quieras amor querer; como te quiero,
sería niebla negra arropándote el alma
detrás del firmamento inerte del sollozo
negro
como el mismo rocío en el rocío se desmaya,
no me quieras como en agonía cruel te quiero
sería solo después lágrima en destierro callada
rozando los secretos míos temblorosos del miedo
socavando en angustia de llanto, la alborada.
Sería desnudar las estrellas en dejadez
absoluta del cielo
Cuando amanecen sólo en la piel tus mañanas,
cuando las lágrimas se anidan en el recuerdo
sobre el mar de caricias que en mi cuerpo; dejaras.
No me quieras amor, como sabes, tanto te quiero
en laberintos de la mente que en desafíos se acobardan
no me quieras en el olvido maldito, fiel, pordiosero
que va hilvanando un collar de besos sobre la nada.
Déjame quererte como sólo quererte, quiero
en los jardines nefastos desérticos del ser a medias
donde aún durmiente el oleaje del deseo se vierte
deteniendo del otoño cuerpo a cuerpo la primavera.
Solo déjame quererte como me da, y me dio la gana
en alas rotas ensangrentadas del pensamiento
donde pasado el tiempo cuando sólo lo quiera
volveré a sentirte vivo en la cárcel de aquel rojo beso
que mi boca en delincuencia astuta encarcelara
para volver a ti sobre los confines tuyos postreros.
Cuando en desvelo infiel fingías, cuánto me amabas
te quedaste para siempre en el baúl de mis recuerdos
bajando las estrellas que aún atrapar nos faltaban
pasionales delirantes éxtasis en tus cabellos negros.
No me quieras
en nocturnal encuentro, sólo déjame quererte;
¡maldita sea! en la entrega imaginaria de la mente
traspasando en dulce agonía los umbrales del tiempo,
déjame en la divinidad de esta locura, que duele, quererte
¡maldición, como en maldición maldita sin querer,
te sigo sin quererlo, queriendo!
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Puerto Rico Yira