CORAZONES A LA DISTANCIA
Por aLieN uRBaNo (aka Natalia @->- Rosa Roja)
Disclaimer --- t.A.T.u es propiedad de Universal. Yulia y Lena existen realmente y yo no tengo nada que ver con ellas. No trato de lastimar su imagen tampoco.
Nota: Los eventos son ficticios.
Clasificación: PG-13 con posibilidad de subir a NC-17
N/A: El capítulo pasado estuvo quizá un poco presionado pero era necesario para el bien de la historia, porque a este paso va a salir una novela y no pretendo superar los 11 capitulos, más un epílogo. Así que en teoría faltan 7 capítulos, contando este que van a leer, y el epílogo.
CAPITULO 4: Lo más difícil de decir es "Te amo"
Svetlana despertó con la mirada fija en el techo. Todo había sido un sueño, una pésima broma de su subconsciente. No había manera de que sus labios hubieran rozado los de Lena que sus brazos hubieran rodeado el cuerpo perfecto de su empleadora. El techo se veía diferente, de pronto le parecía más próximo y más blanco que la mañana anterior. Quizá era por su extraña alucinación de la noche. Al sentarse sobre la cama se dio cuenta que llevaba puesta la ropa del día anterior y en un instante comprendió a medias lo que estaba pasando. Por el rabillo del ojo observó una figura que respiraba tranquilamente y, al parecer, también dormía. Su corazón comenzó a palpitar tan fuerte que por un segundo temió despertar a quien fuera que dormía a su lado. Observó la habitación y se encontró con la sorpresa de que definitivamente no estaba en su departamento. Había una televisión justo frente a la cama, un armario entre abierto y una enorme pila de libros junto a la puerta: libros de psicología. Svetlana tragó saliva con dificultad adivinando dónde se encontraba, con angustia y miedo volteó su mirada hacia su costado.
Tuvo que ahogar un grito entre sus manos y la garganta al hallarse en la cama junto a Lena. ¿Qué había pasado? Su mente no recordaba claramente lo que había ocurrido, todo se nublaba después de ese maravilloso beso en la oficina. La mente de Svetlana se vio oscurecida nuevamente cuando la pelirroja se acurrucó junto a ella buscando su calor. Su mente le gritaba que saliera de ahí pero su cuerpo obedeció los latidos del corazón y se recostó abrazando a Lena. La joven murmuró algo ininteligible y dejó que su cabeza descansara en el pecho de Svetlana. Nadie movió un solo músculo durante lo que pareció una hora. Finalmente Lena abrió los ojos al tiempo que se abrazaba a la mujer que dormía junto a ella. Svetlana acariciaba ausente la espalda de su amada jefa y no se percató de que ya había despertado. Finalmente Lena levantó su rostro y se encontró a escasos centímetros de la boca de su secretaria.
- Gracias, svietia - susurró Lena antes de besar los labios de la rubia secretaria.
Svetlana se quedó en silencio recibiendo y respondiendo el beso con la más sencilla magia que no podía dejar de pensar que todo aquello era solo un sueño. Terminó por convencerse de que aquello era tan real como los labios de Lena pegados a los suyos y sus cuerpos manteniendo el calor sin mas estorbos que la piel y la ropa del día anterior. Svetlana no se podía explicar cómo era que sus sensaciones eran tan intensas si no estaban mas cerca que dos amigas que se abrazaban, aún con el beso sus sentidos estaban cargados de emociones y sensaciones, todo su cuerpo vibraba pero no podía ni quería hacer algo para detenerlo. Rompieron el beso y Lena se acurrucó entre los brazos de Svetlana buscando dormir un rato más.
- Lena...
- ¿Mmmh? - gimió Lena un poco molesta por la irrupción a sus intentos por dormir.
- ¿Por qué...? - Lena la silenció poniendo sus dedos sobre los labios abiertos de Svetlana.
- No digas nada, no preguntes nada, hoy no... ¿por favor?
- Está bien.
Se acercaba el medio día y las jóvenes no se habían movido ni un ápice. Al final fue Lena la que se levantó de la cama y se dirigió hacia la cocina. Svetlana la siguió sin saber si podía hablar o no. Había algo nuevo en Lena, algo que ella no había notado desde hacía mucho tiempo. De pronto supo de qué se trataba.
- ¿Tienes hambre? - Lena giró su rostro hacia Svetlana, entre sus pecas y su mentón tenía colocada la más hermosa sonrisa que la secretaria hubiera visto jamás.
Por minutos infinitos, Svetlana quedó inmersa en esa hermosa sonrisa. Algo en su interior le decía que las cosas por fin habían cambiado. Su empleadora ya no parecía la misma chica triste de antes, era como si durante la noche se hubiera desecho de una carga que había llevado durante demasiado tiempo. La rubia se contagió de la libertad de su amada Lena y acercándose hacia ella la abrazó de la cintura.
- Lena...
- Quedamos que no preguntarías nada. - dijo Lena apresurada y su sonrisa se vio desvanecida tras una nube de tristeza.
Svetlana le sonrió tomándola del mentón. La observó tan de cerca como siempre había deseado hacerlo, toda ella era perfecta: sus ojos verde-grises, sus pecas, su cabello rojo, esa expresión de melancolía permanente. La mujer rubia acercó sus labios a los de Lena y los acarició levemente con los propios.
- No voy a preguntarte nada. - susurró Svetlana obteniendo en Lena la misma sonrisa radiante de antes. - Sólo quería decirte que... te amo.
Unió sus labios con los de Lena. Era un beso tierno, cálido, lleno de comprensión, ausente totalmente de preguntas innecesarias, de dudas. Era un beso en tiempo presente, un beso que no prometía nada excepto un cariño continuo. Lena dejó escapar un par de lágrimas antes de cerrar sus ojos y entregarse a los labios de Svetlana.
-oOo-
Continuara...