Disclaimer --- t.A.T.u es propiedad de Universal. Yulia y Lena existen realmente y yo no tengo nada que ver con ellas. No trato de lastimar su imagen tampoco.
Nota: Los eventos son ficticios.
Clasificación: PG-13 con posibilidad de subir a NC-17
PROLOGO 2: Una ventana con vista al Kremlin
En la habitación se respiraba un ambiente tranquilo, podía escucharse el tic tac de un reloj de cedro que colgaba de la pared. La habitación era un poco austera, no había nada excepto lo necesario: un cómodo diván, un sillón de piel, estantes con libros sobre psicología, diplomas en las paredes, una maceta con una planta en una esquina y un escritorio poblado de curiosidades comunes. Todo estaba ubicado para que desde cualquier punto donde uno se sentara o quedara de pie pudiera verse la enorme ventana que era el marco para una postal permanente del Kremlin. Lena pasaba horas enteras con la mirada perdida en aquel histórico edificio. Cada que tenia tiempo recordaba como había conseguido aquel hermoso lugar. No había sido fácil pero luego de mucha búsqueda había dado con aquella oficina. Nadie sabía porque se había aferrado tanto a encontrar el "lugar perfecto" excepto por ella misma. El Kremlin le traía recuerdos hermosos, también le traía recuerdos terribles, por esa mezcla preciosa había luchado contra un organismo gubernamental por la adquisición de la oficina, y había ganado.
- Debe ser un lugar muy especial. - había dicho su secretaria al enterarse de la historia.
- Muy especial. - había respondido Lena sin emoción en su voz.
Lena se levanto del diván a contemplar la magnificencia de las crestas rojas, las cúpulas gigantes y las ventanas encendidas por el crepúsculo. Conteniendo las lágrimas le dio la espalda al coloso rojo clavando sus bellos ojos grises en su escritorio. La habitación era austera por excepción de su escritorio que rebozaba con su pasado, su presente y su futuro. Se sentó a mirar la historia que había plasmado en cada recoveco del mueble. A su derecha estaba una replica de la Estatua de la Libertad que servia para sostener dos bolígrafos, aquello lo había adquirido en una visita reciente a Nueva York; a su izquierda había todo tipo de cosas, revistas, expedientes, hojas en blanco, y sobre todo eso un pisa papeles en forma de roca con tres nombres tallados en ella: t.A.T.u, Lena y Yulia. Un poco mas al frente estaba un porta retratos, y en el un recorte de periódico. Más de una persona le había dicho que eso era algo extraño para una psicóloga con prestigio pero a Lena no le importaba, aquel recorte significaba mucho para ella. Tomo el cuadro y saco el pedazo de periódico. Vio los dobleces que le había hecho para ocultar lo que decía el encabezado y el pie de foto de la mirada de los demás. Lo desdoblo cuidadosamente y leyó.
"¡t.A.T.u se separa!"
En el doblez izquierdo se ocultaba un pequeño artículo.
"Moscú. - Las chicas del dueto t.A.T.u anunciaron hhoy que el grupo se desintegra. Lena Katina explico en la rueda de prensa que su separación no se debía a problemas entre ellas y manifestó que su relación iba mejor que nunca. 'Queremos retirarnos ahora que estamos en la cumbre y que nuestro mensaje fue captado por millones de personas en el mundo' dijo la pelinegra Yulia Volkova. La sesión de preguntas fue muy corta y los motivos tras la separación de este explosivo dueto siguen siendo un misterio. Hoy es un día triste para el mundo de la música pues pierde un elemento valioso."
Todo había sido una farsa. Le habían mentido a los fanáticos por su propio bien. La realidad era que ni ella ni Yulia estaban dispuestas a seguirse soportando mutuamente, estaban hartas, hastiadas de los reporteros, de las cámaras y de la eterna pregunta: "¿Son pareja o es solo publicidad?" El proyecto musical que había iniciado con total sinceridad, se había reducido a polvo. Lena no había querido que las cosas resultaran así, tampoco Yulia. Necesitaban alimentar una esperanza que ya no era posible, entre las dos se había acabado aquella chispa, aquella frescura. Entonces Yulia le anunció que se iría de Rusia, para siempre. Todo se desmorono. No había marcha atrás, no había esperanza, ya no quedaba nada entre las dos, ni siquiera el vago recuerdo de las noches compartidas en un departamento que daba su cara al Kremlin. Lena se giro sobre su silla con el recorte en las manos. Hacia cuatro años que se habían separado. No hubo lágrimas, no hubo abrazos, tampoco un beso de despedida. Aquella ocasión todo lo que hubo fueron miradas severas y de reproche. Lo que no lloraron se vertió en sus corazones en los años que siguieron a ese adiós mudo e hipócrita. El abrazo que no le dio cuando caminaba hacia la puerta del avión, Lena los lamentó empapando su almohada. ¿Por que habían sido tan orgullosas como para no poder decir 'Lo siento'? No tenía importancia ya. Donde fuera que Yulia estuviera le deseaba que fuera feliz, ella lo era a su manera. Había alcanzado su sueño de ser una prestigiada psicóloga y no le faltaba nada.
- Excepto tu presencia... - le dijo a la Yulia del recorte ya raído mientras lo colocaba de nuevo en el porta retratos.
- Disculpe, doctora. - se trataba de su secretaria, Svetlana - Tiene dos citas mas el día de hoy. ¿Quiere que las cancele?
Lena le sonrió y sacudió su cabeza levemente. Svetlana le devolvió una mirada calida antes de cerrar la puerta para internarse en sus quehaceres. Aquella mujer era apenas mayor que ella, tendría unos 28 años, era rubia y tenía los ojos violeta. Lena no sabia si usaba lentes de contacto o si eran naturales, fuera como fuera se veía muy bien. La ex-t.A.T.u se había resistido a posar sus ojos en otra persona, hombre o mujer, pero Svetlana había llegado a su vida sin aspiraciones de nada. Ella sabia muy bien que su secretaria la amaba en secreto, sabia que cuidaba de ella con amor verdadero y Lena le agradecía en el alma que no hiciera nada por cambiar la relación que tenían. Sentía un gran aprecio por su secretaria y surgió en ella una inquietud: Quizá ya era tiempo de darse la oportunidad de amar y ser amada nuevamente, después de todo Yulia no iba a volver.
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Continuara...