Título: Las Consecuencias de un Tabloide...

Autor: Charlie
Género: Drama/Romance

Clasificación: PG-15

 

Capítulo I

 

-… Te adoro amor y ya no puedo vivir sin ti. Te veré pronto. ¿OK? Adiós.- Dijo con una voz muy quedita lentamente Yulia al auricular del teléfono y colgó. Yulia soltó un lento suspiró de tristeza y se dejó caer en la cama de su cuarto, el cuarto de ellas dos. Tenía una expresión de tristeza pero dejó escapar una sutil sonrisa de felicidad, felicidad por lo que vendría.

 

Lena, la pelirroja con quien había compartido la mayor parte de su vida, se encontraba en la sala adyacente a su cuarto en su mediano departamento en el centro de Moscú. Tenía una expresión de tristeza en los ojos y dejó lentamente escapar un pequeño chorro de agua salina de su pequeño ojo.

 

-No puedo creer lo que estoy escuchando- tristemente dijo la linda pelirroja mientras retiraba la agria lagrima de su mejilla con su largo y suave dedo índice, aunque se veía que más lágrimas vendrían a acompañar la pasada.

 

Yulia se levantó de la cama pensando en ir a ver a su amada, no quería ni pensar en lo que venía, si no nada más quería disfrutar estos momentos. Abrió lentamente la puerta del cuarto que estaba emparejada y vio a su amada sentada en el pequeño sillón azul apunto de soltarse llorando. Se le acercó calmadamente preguntándose porque estaría llorando su angelical novia. Se sentó al lado de Lena y la abrazo con una ternura que nada más una pareja longeva y enamorada puede tener.

 

-¿Qué te pasa amor? ¿Estás en tus días o qué?- dijo con un tono burlón para hacer a su querida Lena reír, pero al mismo tiempo preocupado y pensativo.

 

Lena se le quedó viendo con una cara medio de enojada pero al mismo tiempo sonrojada de vergüenza por la pregunta tan personal de la pelinegra. -Nada que ver amor.- y se rió - Es que estaba escuchando la canción de *Zachem Ya* y me entristeció lo que dice la canción.- cuando dijo eso Yulia notó que no estaba sonrojada tanto por la pregunta que le había hecho, si no porque encontró a su adorada Kotenok en ese estado. Yulia no entendía el porque Lena estaba al punto de soltarse en llanto con esa canción si la habían cantado miles y miles de veces y para entonces ya se tenía que haber acostumbrado a la tristeza de la canción.

 

-¿Y eso que lloras con esa canción Lenashka?- dijo mientras le quitaba un rojizo mechón de pelo de su frente con sus dedos. -Se me hace raro que llores con esa canción, nunca habías llorado escuchando esa canción. A mí se me hace que o estás en tus días o estás embarazada Katina.- rió la pequeña pelirroja, mientras veía si su pequeña broma ponía de mejor humor a la pelirroja, pero Yulia seguía sin entender porque lloraba con la letra de dicha canción y se estaba empezando a preocupar. Tal vez no era tan buena idea lo que tenía planeado.

 

Lena la volteo a ver con una cara amenazadora y burlona -Uy sí, tengo tres meses de embarazo. ¿Qué no me ves?-

 

-Pues pancita si se te ve eh.- rió mientras le frotaba su suave estómago.

 

-Ándale, cáeme bien Volkova. No es mí culpa que tú seas una anoréxica.- y le sacó la lengua como una niña chiquita burlándose de su mejor amiga. -Además al menos de que me hayas embarazado tú, no veo como tal cosa pudiera pasado. Ah no, espérate creo que esa noche cuando me puse medio borracha en Los Ángeles... - y se quedó callada esperando la reacción de la pequeña pelinegra, a quien no le cayó nada en gracia su bromita y cruzó los brazos como niña berrinchuda y poniendo cara de puchero.

 

-¿Ves? Eres una coqueta con todo mundo, y conmigo nada.-

 

-Pues, ¿para qué me haces burla de que estoy gordita mi querida Volchonok? Además tu sabes que yo no tengo ojos para nadie más.- y se acercó y le dio un tierno beso, de esos que Lena sabe que le encantan a su Yulia, porque era suya y de nadie más. Yulia descruzó sus brazos para poder abrazar a su amada mientras besaban. Cuando Lena retiró sus labios rosas de los de Yulia, está última quitó su cara de puchero y le sonrió a su amada.

 

-Bueno pues, te creo Katina. Pero nada más porque me besaste.- dijo en uno de sus tan conocidos tonos burlones. -¿Ahora ya me vas a decir por qué estabas llorando mi pequeña Kotenok? Porque dudo que hayas llorado nada más por la canción. O sea ya sé que es triste la letra pero no es para tanto.-

 

-Bueno es que no lloraba tanto por la canción, si no que la canción me puso más triste de lo que estaba.- Se le empezaba a notar que sus ojos grises empezaban a convertirse en unas presas a punto de reventar.

 

-¿Y por qué estabas triste?- Al decir esto Yulia le hizo un cariño en la mejilla.

 

-Pues porque vamos a pasarnos estas vacaciones separadas.-

 

-Nada más van a ser dos semanas.-

 

-Si ya sé, pero nunca hemos estado más de cinco días separadas.- Lena volteó su mirada hacia el suelo para no llorar.

 

Yulia se le acercó a Lena, también con lágrimas en los ojos, tomó la cara de Lena entre sus manos y la besó suavemente. Ese beso hizo que la tristeza se disminuyera en el corazón de la pelirroja, aunque todavía estaba presente en el mismo. Las dos estaban a punto de soltarse en llanto, y allí fue cuando a Lena se le ocurrió algo. Yulia separó sus labios lentamente de los de la pelirroja y la miró a los ojos. -A mí también me duele mucho.-

 

-¿Entonces por qué lo quieres hacer? Podríamos irnos las dos a alguna parte, juntas y aisladas de todo el mundo por dos semanas.- A Lena se le iluminó la cara cuando le dijo esto a Yulia imaginándose lo que sería estar las dos juntas por dos semanas sin tener que lidiar con Iván, que por más que lo querían seguía siendo su jefe y todo el tiempo las traía de arriba para abajo, con ejecutivos de las disqueras, con guardaespaldas, y más que nada, con fotógrafos de cuarta que no las dejaban vivir en paz. Yulia se le quedó viendo pensativamente, tratando de detener las lágrimas inevitables en sus ojos.

 

-Mi amor, eso suena como un sueño... pero si nos vamos juntas de vacaciones ya sabes que no vamos a salirnos de la cama en todo el día.- comentó la pelinegra con una sonrisa pícara en sus labios.

 

-¿Y eso que tendría de malo?- rió la pelirroja.

 

-Ay Katina, no entiendo como dicen que yo soy la alocada, - rió Yulia -¡si tú eres la que me pervierte a mí!- dijo soltando unas carcajadas.

 

-Ay sí como no.- volteó los ojos Lena. -¿Y para ti era un calvario no?- se burló y la vio con una mirada retadora.

 

-No, no, no. Nunca dije eso tampoco. Pero además tu sabes que tenemos que descansar un poco. En un par de semanas vamos a ir de gira a Japón y vamos a tener que hacer miles de cosas allá.

 

Lena dejó escapar un sutil y profundo suspiro. -Sí ya sé tienes razón. Además va a ser una buena oportunidad para que pueda ver a mis papás un par de días. Pero eso sí te aviso, no me voy a pasar las dos semanas con ellos, que flojera.- con un tono burlón y riéndose. -O sea una cosa es visitarlos, pero pasarme más tiempo allí no me van a dejar relajarme.-

 

-Hay que mala eres Lena. Mis suegros son buenísima onda.-

 

-Sí ya sé que lo son... un par de días, al quinto ya los alucinas.- cuando Lena dijo esto, las dos soltaron una carcajada.

 

-¿Y qué vas a hacer el resto de los días?-

 

-Pasármela aquí, relajándome. ¿Y tú que planeas hacer Volkova?-

 

-¿Yo?- contestó un poco sacada de onda por la pregunta

 

Lena se le quedó viendo con una mirada sarcástica. -No bruta, la *otra* Volkova atrás de ti.- se burló Lena de una pregunta tan obvia e innecesaria ya que solamente eran dos en la habitación.

 

-Pues, este, planeaba ver a unos amigos que no veo desde hace mucho.- Yulia se vio un poco nerviosa al responder, como si no hubiese estado preparada para la pregunta. Lena se le quedó viendo después de que respondió pensando en dicha respuesta.

 

-¿Ah sí? Te la pasas muy padre por mí, eh. ¿OK? Les das un beso de mí parte, es más te lo doy a horita y tú se los das después.- Lena se acercó lentamente a Yulia y le dio un beso tierno en la mejilla. -Y este beso es para ti mi querida Volchonok.- Y con esas palabras acercó sus labios a los de la pelinegra hasta que los dos chocaron, provocando una de las sensaciones que más amaban Lena y Yulia en el mundo.

 

Los dos pares de labios parecían como si estuviesen bailando una danza exótica, acercándose y alejándose, abriéndose y cerrándose.

 

-Te amo Lena.-

 

-Yo te adoro. ¿Sabes que esta va a ser nuestra la última noche que pasemos juntas en dos semanas?- Ni acabo de nombrar la última palabra de dicha frase, cuando Yulia ya se había quitado la camisa, exponiendo su hermoso y esbelto cuerpo, y la estaba bañando en besos y quitándole la camisa a Lena.

 

-Entonces, aprovechémosla.- por fin quitándole la camisa a Lena y llenándola más besos y caricias.

 

Lena fue la primera en despertarse, y no porque quisiese despertarse de los hermosos sueños que estaba teniendo con su hermosísima pelinegra, si no porque habían dejado las persianas abiertas y los rayos del sol ya inundaban sus párpados. Tenía su cabeza roja en el pecho de Yulia, quien estaba abrazando a Lena. Las sábanas las envolvían como si estuviesen encadenándolas para que no se levantaran, acurrucándolas para que no se despertaran. Lena abrió los ojos lentamente y vio el reloj en el buró.

 

-Yulia, ¿a qué horas sale tu vuelo a San Petersburgo?- Yulia no respondió más que con suspiros de sueño. -¡Yulia!-

 

-¿Mmm?- murmuró entre sueños.

 

-¿A qué horas sale tu vuelo?-

 

-Mhm.-

 

-Hay Dios mío. ¡Yulia!- gritó Lena mientras movía a Yulia con el propósito de despertarla.

 

-Eh, ¿qué?.- contestó la pelinegra por fin un poco molesta por que la despertó de su sueño profundo y relajante.

 

-¿A qué horas sale tu vuelo?-

 

-A las 11:30, pero tenemos que estar allí como media hora antes por las colas y  por que quieren revisar cada maleta y todo eso. ¿Por?

 

-Ah nada más preguntaba, ¡además de que ya son las 11! ¡No vas a llegar apúrate y levántate!

 

-¿¡Qué!? Pero si duramos quince minutos nada más en llegar y no he empacado todavía.- dijo sentándose bruscamente y tirando a Lena de encima de ella.

 

-Hay Volkova, - con una cara de desesperación -de veras que sin mí no sé que harías. Métete a bañar rápido mientras yo te empaco tu maleta. ¡Pero rápido, o sea a horita!- dijo Lena levantando a Yulia de la mano y empujándola al baño.

 

La pelinegra la volteo a ver y le puso una cara de puchero y dijo con tono burlón -Tú no eres mi mamá.- Lena solamente la volteo a ver con esos ojos que siempre pone para regañarla y no dijo una sola palabra. Yulia al segundo de verlos se rindió, -OK pues hay voy, hay voy.- y con esas palabras se empezó a quitar rápidamente la ropa mientras se metía al baño.

 

Los siguientes diez minutos en ese departamento fueron una locura. Yulia estaba en la regadera bañándose lo más rápido posible sin resbalarse y matarse, mientras que Lena sacó la maleta azul preferida de Yulia y rápidamente empezaba a sacar suficiente ropa para dos semanas.

 

-¡Yulia! ¿Ya te acabaste de bañar y lavar los dientes?

 

-En eso estoy.- salió un grito del baño.

 

Lena, con una rapidez que impresionó hasta a sí misma, había podido sacar, doblar y empacar toda la ropa de Yulia suficiente para que le dure dos semanas. Las únicas cosas que le faltaban para poder cerrar la maleta eran el shampoo y el cepillo y la pasta de dientes. Lena volteó a ver el reloj de reojo y vio que ya eran las 11:08.

 

-Si no nos apuramos no va a llegar, - lo cual no sabía Lena si fuese tan mal porque no sabía porque pero tenía un mal presentimiento sobre estas dos semanas. Lena abrió la puerta del baño y entró. Vio que Yulia estaba enjabonándose y que ya tenía shampoo en el pelo. -Muy bien, entonces ya me puedo llevar esto, - dijo mientras metía la mano a la regadera y tomaba el shampoo de Yulia, cada una tenía su propio shampoo por la diferencia entre sus cabelleras. Y después de eso tomo el cepillo y la pasta de dientas de Yulia, al igual que el shampoo cada una tenía su propia pasta de dientes pero no porque sus dientes fueran diferentes, si no porque Lena odiaba que Yulia no le apretara al tubo de la pasta en la parte de abajo y que lo dejara con apretones por aquí y apretones por allá.

 

-¡Hey! Me estoy bañando. ¿Por qué entras sin tocar la puerta?- con un tono bromista. -No te lleves mi cepillo y pasta, todavía no me lavo los dientes.-

 

-Pues te los lavarás allá, porque sino no llegas. Y apúrate que faltan como veinte minutos para que salga tu vuelo y todavía tenemos que llegar.-

 

Lena salió y metió los viáticos a la maleta y la cerró. Tomó el teléfono inalámbrico y, mientras llevaba la maleta a la puerta de la entrada, pedía un taxi para que las llevara al aeropuerto.

 

-¡Lena!- se escuchó un grito del cuarto.

 

-...Sí, pero lo más rápido posible por favor. OK, ¿en un minuto está aquí? OK, gracias, - y colgó el teléfono. -¿Qué?- y corrió a la habitación.

 

-¿Cómo que qué? Tenemos un pequeño problema, - dijo mientras abría el closet, el cual estaba vacío. -No tengo ropa.- dijo mientras se le quedaba viendo a Lena. En el afán de empacar todo lo más rápido posible, a Lena se le olvido por completo dejarle ropa a Yulia para que se llevara puesta.

 

-Chin, empaqué todo sin querer. Bueno mira, no pasa nada, te pones algo mío.- Y se volteo rápido con Yulia con una mirada amenazadora. -Y no empieces con que mi ropa no te va a quedar, porque si no te vas en calzones a San Petersburgo.-

 

Yulia nada más levantó las manos y volteo los ojos. -Yo no iba a decir nada, - dijo riendo. Lena se impresionó ya que esa fue la vez más rápida en que Yulia se ha *puesto* la ropa, duró no más de treinta segundos. Después de eso las dos corrieron a la puerta tomaron la maleta y se salieron. Antes de subirse al elevador, Lena se acordó de algo.

 

-¿Traes el boleto?-

 

-Chin, sabía que se me había olvidado algo, - dijo sonrojada y corriendo de regreso al departamento.

 

-Te espero abajo, - subiéndose al elevador.

 

Lena se bajó del elevador y vio al taxista esperándola con la puerta y la cajuela abiertas. Fue corriendo al taxi lo más rápido que la maleta la permitía.

 

-Buenos días señor. Al aeropuerto por favor. Lo más rápido posible.- En esto empezó a subir la maleta a la cajuela del taxi justo cuando Yulia salió del elevador corriendo y se subió al taxi como bulto. Lena volteó a ver al señor con una mirada de pena. -Es que tenemos prisa.-

 

-No se preocupe señorita. Yo las haré llegar al aeropuerto en cinco a siete minutos.-

 

-Pero si estamos a quince minutos del aeropuerto, - comentó con una cara dudosa.

 

-No se preocupe, yo puedo llegar más rápido. Por cierto mi nombre es Karlov, - al decir esto el taxista se subió al coche y lo prendió. Lena se subió rápidamente no sabiendo si era bueno que llegaran tan rápido al aeropuerto o si temer por el cómo iban a llegar. 11:12. Karlov prendió el radio y le cambio a la pista numero trece de su CD. -Es más señoritas, les prometo que llego para el final de esta canción. Creo que la reconocerán, - dijo riendo. Justo cuando el coche arrancó, empezó Ne Ver, Ne Boisia.

 

Karlov cumplió su palabra, gracias a que no había casi nada de tráfico y que les tocó puros semáforos verdes,  llegaron en tres minutos. Lena y Yulia estaban aterrorizadas en el taxi pero al mismo tiempo emocionadas por la adrenalina que les ocasionaba el viaje. Fueron a 100 KM/H en zonas de 40 KM/H, esquivaban automóviles metiéndose en los más diminutos espacios posibles con tal de rebasar a personas, y si no tenían un semáforo en verde, Karlov revisaba desde antes que no viniera nadie y se pasaba el rojo. Cuando bajaron del auto estaban temblando de la adrenalina. El taxista les bajó la maleta lo más rápido posible y se la entrego a la joven pareja.

 

-Cuanto va a ser, - preguntó la pelirroja sacando la cartera de su bolsa.

 

-Nada Srita. Katina. El haberlas traído al aeropuerto a ustedes y haber roto mi record de velocidad es suficiente. Ahora apúrense que sino el vuelo las deja, - al decir esto, se metió al taxi, se despidió y se fue. 11:15.

 

Ambas corrieron lo más rápido posible al mostrador solamente para toparse con una cola larguísima. Gracias a Dios, la cola se veía más larga de lo que en verdad duró y llegaron al mostrador en cinco minutos. La señorita del mostrador fue bastante amable y registró a Yulia en un par de minutos lo cual les dejó tiempo justo para ir corriendo a la puerta de abordar para que Yulia se subiera. 11:23. Cuando llegaron a la puerta de abordar se vieron una a la otra tratando ambas de detener las lágrimas que estaban por venir por el bien de la otra.

 

-Te voy a extrañar mucho chaparra, - dijo Lena volteando hacia arriba para poder detener las lágrimas, lo cual al final no pudo y las presas que para entonces ya eran sus ojos, se reventaron. Yulia la vio llorar y, en contra de todas sus fuerzas, se soltó en llanto también. La pelinegra rápidamente abrazó a su novia con toda la enjundia que tenía y todo el dolor que tenía en su corazón por dejarla.

 

-Chaparra tu abuela, - dijo Yulia entre sollozos al oído de Lena. -Yo también te voy a extrañar mi querida Kotenok, - y le dio un beso en la mejilla.

 

-Te amo mi querida Volchonok. No voy a parar de pensar en ti un solo día, - con esto Lena tomó la cara de Yulia en sus manos, miró esos profundos ojos azules como el mar de la playa más bella del mundo, y besó a Yulia apasionadamente no queriendo dejar de besarla nunca. Yulia apartó sus labios de los de Lena lentamente y se le quedó viendo a esos ojos grises tan bellos.

 

-Ya me tengo que ir morr, - dijo entre sollozo y sollozo. -Te veré en dos semanas, - se limpiaba las lágrimas de su cara con la mano y su antebrazo derecho como una niña chiquita que acaba de hacer un berrinche. Yulia sacó el boleto de avión de su bolsa y se volteó con el boletero a la entrada del túnel que la llevaría al avión. Al final, se volteó a ver a la pelirroja que tanto la amaba, -Adiós Lena, - y se metió al túnel llevándola al avión que las separaría por dos semanas. 11:27.

 

Lena se sentó en una de las sillas tan incómodas que hay en los aeropuertos viendo el avión, esperando su despegue. No tuvo que esperar mucho ya que el avión tenía la salida planeada en un par de minutos. Se quedó pensando en Yulia, como apenas se había subido al avión y ya la extrañaba y la quería otra vez a su lado. No sabía porque, pero sentía que Yulia estaba actuando medio raro y tenía un mal presentimiento, de esos que te hacen sentir como si te pegaron en el estómago y no te puedes olvidar, de este viaje. El avión por fin despegó, y Lena nada más esperaba que todo saliera bien, y que no le pasara nada a su querida Volchonok.