Título:
Prostye Dvizheniya
Autor:
Charlie
Género:
Romance
Clasificación: NC-17
Nota: Este Fan-Fic contiene escenas de contenido sexual. Yo no conozco ni a Lena ni Yulia, ni tengo nada que ver con el grupo de música t.A.T.u. Todos los eventos son ficticios pero basados en el video de música “Prostye Dvizheniya,” aunque varias cosas puede que hayan sido cambiadas.
¿Podré hacerlo? ¿Podré decírselo? Ella es mi mejor amiga, no quisiera hacer nada para perder esa amistad. Es mi contraparte y compañera en todo, hacemos todo juntas y le cuento todos mis pensamientos y secretos... bueno casi todos mis secretos. No sé como llegué a enamorarme de ella, pero sé que lo estoy. Ella me hace sentir como nadie jamás me ha hecho sentir, me hace pensar cosas que jamás pensaría, y me hace hacer cosas que jamás haría. Pero no sé si decirle que estoy enamorada de ella, podría arruinar todo, no sé como lo vaya a tomar, pero por alguna razón pienso que ella siente lo mismo por mí; bueno eso espero. Ya no aguanto más el estar tan cerca de ella, el ver esos enormes ojos grises, esos rizos rojos, esos labios, esas piernas hermosas, esas pompas, ese busto, esa... - soltó un suspiro - y no poder hacer nada; solamente espero que el sentimiento sea mutuo y que no vaya a arruinar todo nuestra amistad. - Yulia salió de su propio mundo de pensamientos al ver a una encantadora pelirroja entrar al café.
-Lena... - dijo en un suspiro dejando caer su cara entre sus manos.
Lena llegó y se sentó en una de las mesas en la esquina del café, al lado de la venta para poder ver a Yulia cuando llegara. Lo que no sabía, era de que la pelinegra ya estaba en el pequeño establecimiento pero escogió una mesa lejos de la vista de todos para que Lena no la viera cuando llegara, pero que al mismo tiempo ella si pudiera ver a Lena. Yulia no sabía porque se escondía de ella, si era por el temor de tener que enfrentar ese posible desprecio, si quería solamente analizar la situación bien, o alguna otra razón; solamente sabía que no le podía quitar los ojos de encima. La belleza de la pelirroja la asombraba. Aquella mujer traía puesta una chamarra de mezclilla sobre una blusa blanca y unos pantalones de mezclilla. La pequeña pelinegra no podía entender como existía una mujer tan perfecta en este planeta, y más que ella se la haya topado. Yulia se le quedó viendo con una mirada embobada, admirando sus innumerables encantos, hasta que de repente su imaginación empezó a divagar.
Se imaginó que ella y Lena caminaban por el parque tomadas de la mano, felices a risa y risa. Las dos estaban completamente enamoradas una de la otra. Después su mente las puso en la entrada de la casa de Lena, en donde se iban a despedir después de un día perfecto por las calles de Moscú. Yulia se le acerco lentamente a Lena, viéndola fijamente a los ojos y admirando cada una de las facetas de su rostro, y la besó. Aquel beso, por más que fuese imaginado, Yulia lo sentía, lo saboreaba. Finalmente, aparecieron en el interior de la casa de aquella pelirroja, las dos besándose sin cesar tratando de respirar al mismo tiempo. Las dos posteriormente detuvieron sus besos por un segundo, para que Yulia le pudiese quitar la blusa a Lena...
-Contrólate Volkova. - agitó la cabeza de lado a lado tratando sacar de su mente esas fantasías. -No puedes estar divagando y pensando tales cosas a horita.-
Aquellas imágenes ficticias habían vuelto loca a la pequeña mujer de ojos azules. Se toco la mejilla y sintió que su temperatura corporal había subido extremadamente. Su respiración parecía como la de un corredor después de haber corrido un maratón, los vellos de su cuerpo estaban erizados por la emoción que corría por sus venas, fijó su mirada hacia abajo y notó como su camisa tenia dos puntos rígidos, los cuales todo mundo podía ver, y que su entrepierna se sentía como el amazonas en verano.
-No puedo ir con Lena así.- soltó un suspiro profundo -Tengo que calmarme.- Volteo por todas partes del pequeño café tratando de encontrar el baño, hasta que por fin lo encontró como a dos mesas de donde ella estaba sentada. Rápidamente volteo a ver a Lena para ver si podía ir sin ser vista por ella y se dio cuenta que el mesero le estaba dando a Lena una bebida roja. Yulia no tenía ni la menor idea de lo que era dicha bebida, y francamente no le importaba en ese momento, solo le importaba ir al baño en ese momento ya que Lena estaba siendo distraída. Yulia se levanto lentamente y se dirigió hacia el baño, haciendo todo lo posible para que Lena no la viera. Yulia miraba a Lena, viendo si es que la pelirroja la notaba, pero por estar distraída, nunca se dio cuenta que había una mesa enfrente y tiró un vaso. Se quedó pálida, y rápidamente corrió hacia el baño. Al llegar, abrió la puerta, entro, cerró rápidamente la puerta, y soltó un suspiro. Llegó.
-¿Me habrá visto?,- dijo tratando de controlar su respiración. - Hay Volkova como pudiste ser tan inútil.-
Se dirigió hacia al lavabo y abrió la llave del agua. Se mojó la cara y se vio al espejo.
¿Qué me está pasando? ¿Tan loca me trae Lena? Es que esa mujer es la perfección andando. Nunca había sentido esto con otra persona, y nunca me imaginé que lo sentiría con una mujer. - Cerró los ojos y vio la cara de aquella mujer que la tenía tan vuelta loca, aquella imagen era tan real, que era como si estuviese con ella en aquel rincón del café.
-Lena, te amo. Te amo con toda mi alma, con todo mi coraz... - no pudo ni acabar la oración cuando la imagen de Lena la beso. Aquel beso, aunque haya sido solamente parte de su imaginación, se sintió mil veces más real que cualquier beso que antes le hayan dado.
-Yo también.- Al oír esto, Yulia abrió los ojos para encontrarse con la realidad de que Lena no estaba allí, eso fue solamente su imaginación enseñándole lo que quiere ver. Se tocó el pecho y sintió como su corazón estaba a punto de reventar de sus costillas, su cuerpo estaba enloquecido completamente. - Lena... - dijo con un suspiro fantaseo mientras cerraba los ojos.
Al cerrar los ojos volvió a ver a la hermosa pelirroja en aquel baño, quien se quitó la chamarra de mezclilla que traía puesta, se le acercó, y le depositó un beso profundo y lleno de pasión. Lena despegó sus labios de los de Yulia y se le quedó viendo a los ojos. - Estoy enamorada de ti Yulia, siempre lo he estado. - Al decir esto, la fantasía de Yulia se quitó la blusa blanca que traía puesta, enseñando sus encantadores y suaves senos blancos. Los ojos de Yulia no podían dejar de ver los bellos montes de Lena, su respiración empezó a agitarse y se escuchaban los suspiros profundos causados por tal vista. Lena se puso al lado de Yulia y le empezó a besar el cuello. Sus manos empezaron a recorrer el pequeño cuerpo de la pelinegra, haciendo que su cuerpo se volviera más loco. Lena se colocó atrás de Yulia, besándole los lóbulos de sus orejas, pegando sus senos rígidos contra su espalda. La respiración de Yulia ya no podía ser controlada, y sus manos empezaban a volverse locas, empezaron a moverse por todo su cuerpo, acariciándose junto con las manos de la pelirroja.
-Lena..., - empezaba a gemir sutilmente Yulia. Ella sentía las manos de Lena subir por su espalda, por debajo de su camisa. Sentía que escalofríos la recorrían de arriba abajo, su cuerpo subía de temperatura rápidamente y el calor de la situación ya la hacía sudar, y en ese momento fue cuando Yulia se quitó la camisa. Su cuerpo esbelto estaba temblando de la emoción, su busto parecía como dos montes acabados de ser conquistados, conquistados por la bella pelirroja.
-Estás hermosa Yuli.- susurró en su oído mientras mordía sus lóbulos. Yulia se mordía los labios de la excitación que le ocasionaba la bella pelirroja. Sentía los pezones de aquella mujer en su espalda, que estaban duros como el hierro y suaves como el satín, sus besos por toda su nuca y oídos hacían que cada parte que besaba se erizara, y sus afectuosas y sedosas caricias por todo el cuerpo causaban que Yulia deseara más y más. Yulia empezó a subir sus manos por los muslos de Lena, hasta que la pelirroja la detuvo, le cogió las manos, y entrelazó sus dedos con los de la pelinegra.
-Lena yo quie... - mientras decía esto Yulia giró su cabeza para tratar de voltear su cuerpo hacia Lena pero se encontró con los labios de su fantasía pelirroja, quien no dejó que terminara el enunciado. La besó fuerte y apasionadamente, introduciendo su lengua dulce y sutilmente. Yulia gustaba del sabor de aquella pecosa, sentía su lengua dar vueltas dentro de su boca, y sentía sus labios carnosos bailar con los suyos. Lena puso su mano sobre la de Yulia y la utilizó para acariciar el cuerpo de la pelinegra. La fantasía de Yulia separó sus labios de la pelinegra, dejándola deseando más mientras que disfrutaba del placer que le causó ese beso.
-Shhhh... – susurró al oído de la pelinegra, después moviéndose al otro oído de ella, - no digas nada y solo disfruta.- Al decir esto, movió la mano derecha de la pelinegra sobre el seno de la misma.
Yulia empezó a acariciar sus senos suavemente, haciendo que su piel se electrizara y su sangre se llenara de excitación. Pasó sus dedos varias veces sobre su pezón como si estuviese cucándolo, dejándolo insatisfecho cada vez que su dedo pasaba mientras que mandaba corrientes de placer por toda su espalada. Por fin le dio gusto, lo tomó con sus dos dedos, y delicadamente le dio vueltas de placer. Su cuerpo temblaba del goce tanto que hasta sus jadeos parecían temblar. Sentía los besos de la imagen de Lena por toda su nuca y sus hombros. Se mordía los labios para suprimir sus gemidos y dejaba salir unos pequeños suspiros entrecortados. Lena tomó la mano izquierda de Yulia, moviéndola lentamente hacia abajo, acariciando todo su cuerpo, su vientre, hasta llegar a su muslo, para entonces la pelinegra no tenía ni una prenda puesta.
-Lenaaaa... - por fin gimió. Su cuerpo ya no aguantaba el contener todo esa emoción que tenía atrapada dentro de su cuerpo. Empezó a subir su mano lentamente por su muslo, dirigiéndose a su punto más débil y placentero de su cuerpo. Con cada centímetro que se acercaba, sus rodillas se debilitaban más, sus jadeos se multiplicaban, y su ser deseaba más y más placer.
Yulia respiró profundamente al entrar en si misma, soltándolo lentamente, y entrecortándolo con los escalofríos de su delicia. Acariciaba suavemente su clítoris, estremeciéndose cada vez que lo rozaba. Su otra mano seguía dándole gusto a sus pezones, frotándolos con sus dedos, dibujando círculos alrededor de ellos. Los gemidos de Yulia ya no podían ser contenidos y los ecos de su voz se escuchaban por todas las paredes de ese cuarto. Yulia ya no aguantaba la excitación, empezó a acariciar su clítoris más rápido, no dejándolo descansar ni un minuto, sus dedos parecían seres independientes que sabían que lugares tocar y cómo tocarlos, su respiración ya no podía ser controlada y no se podía distinguir entre los gemidos y los jadeos que salían de su boca, sus dedos jugaban con sus pezones sin cesar, dándoles vueltas y vueltas, acariciando sus sensibles puntas una y otra vez, sentía los besos húmedos y carnosos de Lena por toda su espalda, escalofríos subían y bajaban por su espalda constantemente mientras que sus rodillas temblaban como si ya no aguantaran su peso, hasta que por fin sintió una explosión orgásmica de placer salir de su vagina que recorrió desde la punta de los dedos de sus pies hasta la punta del último pelo de su cabellera.
Soltó un suspiro tremendo, sacando la última de sus energías. Lena le depositó un tierno beso en la mejilla a Yulia mientras la abrazaba. Yulia se sentó en suelo recargándose en la pared para descansar. La había dejado exhausta eso. La figura de Lena se hincó a su lado y la miró a los ojos.
- Te amo mi pequeña. – se le acercó lentamente y la besó tiernamente en los labios.
- Esto fue increíble Lena, gracias. - dijo cayendo fatigada contra la pared. La imagen de Lena se paró y desapareció entre las penumbras.
Yulia no entendía que había pasado en aquel baño, no entendía como unos movimientos simples, tan simples pero tan gustosos y prohibidos, podrían haber creado tal paraíso, solamente sabía que esa había sido una de las mejores experiencias de toda su vida, especialmente por que la compartió con la mujer a la que más ama.