Ángela White: La de los planetas


Si creíais que ya se había acabado el apasionantemente apasionante asunto de las amigas de papá.... sois unos ilusos. Nos queda tema para rato, y el de hoy es uno de los más intrigantes:

La detective White. Ángela para los amigos.

Resulta que mis padres se fueron a un pueblo perdido de la mano de dios, a un motel de mala muerte (aunque la versión de papá es que se fueron a un pueblecillo con mucho encanto rústico donde durmieron en un lugar sencillo pero acogedor) a investigar algo que tenía que ver con muertos (¿a que nunca lo habriáis adivinado?).

Y allí la conocieron. 

Era otra agente de una especie de febeì pero esta vez no de inglaterra como la relamida, sino de un efebeí como el de washington, pero en pequeño... que además no lo llaman febeí sino policía.

Ganas de complicarse la vida.

Bueno, pues empezaron a investigar el caso ese de los muertos, que esta vez eran unos chicos, y un perro... bueno, era un bebé, pero al final no era un bebé... menos mal, porque todo el mundo se había preocupado mucho y querían hacerle pupa al médico que el pobre no había hecho nada.

Y aunque el muerto no era un bebé sino un perro, a las mascotas también se las quiere porque son monas (no tanto como nosotros los bebés, he de decir, pero son monas, sí), pues su dueña -que era su cumple- vino a identificar el caláver.

Mister Tippy se llamaba.

Y aquí empieza todo lo bueno, porque papá no dejaba de oler en el aire todo el rato, y mamá se estaba poniendo nerviosa. Así que mientras la niña identificaba el caláver de su perro, Ángela no se coscaba de nada y mamá trataba de no morder a alguien, a papá sólo se le ocurrió decir que alguien llevaba su perfume favorito.

Mal. Mal. MAL.

Porque entonces salieron al pasillo los dos y papá le olió el cuello a mamá... tal vez pensáis que al fin se acercaban a una distancia decente y *tal vez* al fín... ya sabéis. Pues no, aún les costó otros cuatro años porque mi padre hizo otro de sus adecuados cometarios.

"Debe de ser la detective White." (Ángela, ya sabéis...)

Mal. Mal. MAL. PEOR. A veces creo que no sabe cómo tratarla.

Mamá se fue muy muy enfadada al motel y papá se quedó apoyado en una pared de un pasillo (¿¿¿qué pasa con mis ppadres y los pasillos?? ¿¿¿Será alguna clase de fretriche extraño???).

Luego investigó otro rato con la detective y volvió también a su habitación (que era distinta a la de mi madre porque, como ya he dicho, les costó un poco llegar a *ese* punto.), pero como sólo daban una cosa en todas las cadenas (¡y además era en blanco y negro! urgh) se aburría y se puso a mezclar una pulpa naranja con algo que tenía alcohol. 

Sólo de imaginarme una pulpa naranja oliendo a alcohol se me revuelve el estómago.

Así, mientras papá bebía, mamá se contaminaba los pulmones: Fumaba mientras hablaba muy rápido e insultaba a la mujer de la policía (entre nosotros: Sólo estaba celosa ;))

Aquí es cuando todos los caminos confluyen en uno: ángela va a la habitación de papá, coge la cosa de la pulpa, se toma un trago, dice que no bebe nunca (JA!) y va y se tira sobre papá. Así sin más y sin esperar siete años como mandan las leyes americanas, ¿vosotros os creéis?

Y en ese momento entró mamá. Claro, es la ley del señor murfy que es casi más importante que la ley del señor Bush, me pregunto por qué no es el presidente entonces...

Mamá se enfadó mucho, y papá que es especialista en excusas estúpidas se inventó una que (claro) no coló: "Scully, no es lo que parece."

Y como no se lo creyó (¡Por diós, es que esa no me la creo ni yo!), él se hizo el dolido, mamá no le dejó conducir y le llamó "machito" o algo así. 

Así que, como es muy maduro mi padre, insultó la longitud de las piernas de mi madre. Que nivel de desarrollo cerebral, por favor.

Y metió a las dos agentes de la ley en un coche y él (que no es cabezota) condujo el otro coche. No sé que tendrá que decir el protocolo sobre esto, pero apuesto mi chupete a que en cierto coche la tensión podía cortarse con cuchillo.

Y nada, luego resultó que le echaron la culpa de todo a unos planetas (de esos que están aún más lejos que inglaterra) y a unas niñas que era su cumple y movían cosas porque los planetas estaban en una línea recta con sus cumpleaños.

A excusas tontas no les gana nadie.

Ya no sé mucho más, supongo que se les pasó el enfado y no se volvió a saber nada de la detective nunca más (mejor, mamá es mucho más guapa).

Sólo me queda una duda por resulver: Por qué cada vez que alguién en esta casa dice "Vale, muybien, como quieras." Papá y mamá se miran y sonríen.

Odio enterarme de las cosas a medias.