Las obras de arte pueden guiar una vida, independientemente de las intenciones
de su autor. Nosotros vamos a hablar entonces del arte de un artista, es
decir, del conjunto de su obra, y nos preguntaremos cómo él
ha conseguido hacerla. Pero, puesto que el artista es un hombre que vive
o ha vivido en ciertas circunstancias, nosotros hablaremos de su arte, al
mismo tiempo que de su persona. En su discurso variado, las obras de arte
revelan el indecible misterio del arte y con él el misterio de la
humanidad.
En su autobiografía escrita en 1985, el pintor nos narra con todo
detalle su lugar de nacimiento en Melilla en el año 1932, de padre
militar y madre ama de casa, y cómo siendo el segundo de seis hermanos,
sólo a él se le despertó la afición por el arte
de la pintura, sin saber si fue por casualidad o por obra del destino: "el
hecho es que alguien me dijo que le hiciera un tablero de damas y ajedrez...
y compré un tubo de óleo negro y un pincel pequeño,
y le hice el tablero en un papel, desde ese momento no pude resistirme al
olor del óleo y ahí empezó todo". Castillo, como se
le conoce al principio, comienza realizando collages y solo de vez en cuando
utiliza óleo. Es en el año 1969, cuando participa por primera
vez en la Colectiva de Arte Joven de El Corte Inglés y tiene lugar
su primera Muestra Individual en Melilla. El artista firma sus cuadros con
el nombre completo, Ramón Castillo, firma que deberá cambiar
por la de Qastiyo al trasladarse definitivamente a Málaga, al existir
otro pintor con el mismo apellido, al que confunden con él. Finalmente,
su firma quedará reducida a una "Q" y, bajo ella, la forma
esquemática de un pincel. En el año 1970, muerto el padre,
se traslada con la familia a Málaga, donde en un principio vive sin
preocuparse de la pintura, sino de su profesión que es la de sastre,
para afirmar a continuación: "que por cierto no me ha ido nada bien,
ya que con todo lo que he trabajado, me han explotado y nunca he ganado para
comer".
Qastiyo que había comenzado a hacer figura en la Academia de Dibujo
de Melilla, empieza a tomar parte en los Concursos de Educación y
Descanso y en los Concursos de Pintura al Aire Libre. En estos primeros cuadros
nos encontramos con paisajes, bodegones y hasta interiores, ejecutados "a
la manera clásica", hasta que poco a poco decide buscar un estilo
propio y lo encuentra, como el mismo dice, al cabo de ocho años en
el "Surrealismo".
La definición del surrealismo pone el acento en el automatismo
y los sueños, como medio para dar rienda suelta a la imagen surrealista,
connatural a la imaginación humana, pero sólo posible si se
deja libre el inconsciente. Qastiyo nos habla de ello al explicarnos su forma
de trabajo: "Muchos que vieron mi nuevo estilo pensaron que estaba loco...
pero ponerse ante una cartulina o un lienzo en blanco es otra cosa, lo primero
que hay que hacer es dejar correr la imaginación y dar rienda suelta
a esa cosa que se llama creatividad, con sólo esas dos cosas y algo
que pongas de tu parte es la salida para empezar un cuadro". Su forma de
trabajar nos recuerda a aquella otra de la que nos habla Miró.- "Empiezo
a pintar, y conforme pinto el cuadro comienza a afirmarse- o a sugerirse,
bajo mi pincel. La forma se convierte, conforme trabajo en un signo que
representa a una mujer o a un pájaro... La primera fase es libre,
inconsciente". Pero, añade, "la segunda fase la calculo
cuidadosamente".
Es en esta época cuando Qastiyo realiza dibujos y lienzos de gran
formato dentro de un estilo que podríamos considerar surrealísta.
Se trata de pinturas al óleo donde figuras quebradas sobre un fondo
negro invaden el lienzo, descomponiendo y disolviendo las relaciones establecidas
entre hombre y cosa, rompiendo las rejas de la lógica y levantando
todas las restricciones de la civilización. En ellos, el artista no
se siente en armonía con el cosmos. Está lleno de una
sensación existencial de aislamiento e inseguridad. Sus visiones no
provienen de ninguna esfera pública y no están formuladas en
ningún idioma comprensible para todo el mundo. A menudo han crecido
en el crepúsculo comprendido entre el sueño y la muerte, en
el paisaje de lo absurdo y lo fantástico. El infierno ya no es un
lugar terrorífico situado fuera de la existencia terrenal del hombre,
sino que se ha abalanzado sobre él con sus demonios, sus pesadillas
y alucinaciones.
Qastiyo nos fascina tanto por su increíble riqueza de expresión
pictórica como por la diversidad de su producción. Más
de mil obras, entre pinturas, dibujos y grabados. Las técnicas utilizadas
son múltiples: óleo sobre lienzo o papel, acuarela, témpera,
tinta china, lápiz, pastel y, por último, tinta de imprenta
para los grabados. Su estilo varía según la técnica
utilizada. Comienza usando el óleo en el año 1970, posteriormente
y en su afán de experimentación se sirve de la tinta china;
sobre el año 1977 se inicia en el grabado, actividad a la que dedica
gran parte de su energía creadora, sobre todo a partir del año
1982 cuando entra en contacto con el Taller de Grabado 7110, donde yo le
conozco y recuerdo sus largas conversaciones con los miembros de este colectivo.
Las planchas utilizadas son de losetas de plástico o de aluminio,
todo el proceso está hecho a mano, es decir, sin tórculo y
mediante un rodillo. También se sirve del linoleo, como técnica
que mejor se adapta a su forma expresiva.
Pero es en los dibujos y grabados, donde la obra de Qastiyo adquiere,
a mi manera de ver, un enorme interés. El inventario de las formas
y de los tipos de imágenes de estos trabajos nos lleva a catalogarlo
dentro del estilo de los pintores naïves por la sencillez decorativa
de sus dibujos, el primitivismo descriptivo y la plasticidad cargada de
fantasía que tiene sus raíces en el origen de la existencia.
Para Oto Bihaiji-Meri, en su libro "El arte naïf", "la esencia y el
carácter del arte naïf brotan en el campo anímico de la
inocencia y la sencillez", y continúa "en los artistas naïfs
existe una unidad entre la realidad y la representación, una
relación de identidad como la que hallamos en los niños y en
los pueblos primitivos, una inconsciencia que no distingue entre el ser y
la representación".
Es en su obra sobre papel donde el artista muestra una composición
ordenada y precisa y un repertorio formal muy marcado, compuesto de cabezas,
rostros donde destacan ojos, bocas y orejas, manos; formas biológicas
y del mundo orgánico, signos, gestos y símbolos. La mayor parte
de estos dibujos están firmados y fechados de mano del artista, siendo
los más numerosos los que pertenecen a su última época
La serie de las cabezas y los rostros, realizados con pintura al óleo
sobre cartulina, nos transmite emociones y mensajes que nos perturban por
su carga emocional. Su enorme fuerza expresiva se comunica a través
de la riqueza del color y la variedad de las formas, de las apasionadas
pinceladas, de la textura, del tamaño y de la escala, que en el caso
de estas cabezas nos conmueven por su frágil pequeñez.
En otros dibujos, acuarelas o témperas, también de pequeño
formato los temas elegidos por el artista son flores, bodegones y paisajes,
dotados de una enorme sensibilidad y delicadeza en la elección de
los motivos y en la armonía de los colores, de tintas planas. Los
temas anteriormente citados constituyen series que reflejan la belleza de
lo cotidiano, paisajes anímicos cargados de inocencia pueril.
La lista continúa con pinturas de formato medio y a una tinta,
en colores sepias, azules y negros, donde la mano se suelta y a primera vista
son abstracciones y en una segunda mirada encontramos ojos, bocas y orejas,
rostros humanos o animales casi símbolos que comunican por mediación
directa. En definitiva formas creativas que no necesitan de la narración
o de la descripción, ni siquiera de las asociaciones de ideas para
poseer su fuerza evocadora y sugerente de infinitos mundos, Aquí el
artista se aleja del niño, se muestra más seguro, más
sabio, casi un dios al que cabe la difícil tarea de ordenar el caos.
En cuanto a los grabados, las técnicas utilizadas son varias: la
punta seca, el aguafuerte, el linoleo. Pero es en esta última donde
el artista se encuentra más seguro y muestra un lenguaje que le es
más propio. En ellos nos encontramos con formatos verticales o apaisados,
los que mejor se adapten al objeto a representar. Gran parte de las composiciones
se realizan buscando direcciones y fuerzas visuales, es decir, las imágenes
se distribuyen siguiendo una dirección oblicua que sugiere dinamismo.
La realidad se describe mediante imágenes, signos o gestos a los que
se atribuyen significados preestablecidos por el propio autor. Se trata de
representaciones esquemáticas de la realidad, donde las figuras se
ven reducidas a simples trazos, a líneas que limitan el contorno de
las formas y junto a ellas encontramos una enigmática mezcla de signos
y símbolos, dibujos estilizados pero reconocibles de objetos naturales
o creados por el hombre, alguno de ellos en su sentido propio, y otros con
un valor simbólico que se escapa a nuestra comprensión: Luna
sobre negro; tres rayos de Sol sobre negro; Lluvia sobre hombre pequeño,-
Lluvia sobre rostro; grifo con dos gotas de agua y cuatro signos; cuatro
gotas sobre perfil; un millón de dolares a modo de dos bombillas sobre
cabeza. La mayor parte de las representaciones humanas se limitan a un personaje,
al que se reconoce en ciertos atributos que conserva a lo largo de toda la
obra: el perfil, los ojos, la boca, las orejas. De la misma manera que los
atributos de los personajes son característicos, ciertos gestos
típicos se encuentran por todas partes y dan su sentido a la acción
o a la escena representada.
Qastiyo pinta y realiza sus grabados de forma infatigable, con la
energía propia del niño o del visionario al que cabe la
difícil tarea de cumplir una misión. Su vida sólo tiene
sentido desde y para la creación. El mismo nos lo cuenta en su
autobiografía: "la cosa de la sastrería está cada vez
peor, también tengo el título de modisto, sobre este tema es
mejor no hablar, he hecho algunas cosas pero por falta de dinero no he podido
hacer nada, toda una historia de mi vida para no recordar, una historia hecha
realidad como la vida misma, una historia que empezó con ilusión
y terminó en tragedia, la única forma de olvidar estas malas
pasadas que me ha jugado la vida es trabajar en mi arte, la pintura, el grabado
y el dibujo, es un sedante para combatir las contrariedades de que la vida
me ha dado y olvidar los malos ratos que he pasado". Como dice Elka Spoerri,
refiriéndose al pintor Wölfli, "gracias a su creación
artística, el artista ha conocido en su vida de desgracias una gracia
raramente otorgada al hombre, la gracia de un celo infatigable que le permite
dar a través de su obra un sentido profundo a su vida".
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